La economía real

Circula la idea que la economía real es independiente de las grandes decisiones financieras. Algunos vendedores de fábulas pretenden que creamos que una situación de crisis económica en el ámbito de las grandes cifras no tiene porque afectar a los bolsillos de los ciudadanos de un modo dramático. Las pruebas suelen ser recurrentes. La gente va de vacaciones, se cambia el coche y continúa cenando en restaurantes de lujo mientras los telediarios escupen cifras que asustarían a Drácula. ¿Es cierta pues esa ambivalencia entre la macroeconomía y la economía real? ¿Es posible que un país en fase recesiva pueda mantener un gasto privado a este nivel? La respuesta es no. Esto no va a durar mucho. La economía doméstica empezará a percibir seriamente el problema en breve. La segunda mitad de este año será clara en este sentido pero la actuación estelar está reservada para el 2009.
Como dice el economista inglés Tim Harford, “la economía está en todas partes y en todas las cosas. La economía es el motor de cambio social más importante del que dispone la humanidad“. Nada mueve con mayor virulencia los sistemas. En los años 70 el fútbol británico discriminaba claramente a los jugadores negros. Eran menos y cobraban poco. Pero los clubes que disponían de plantillas con jugadores negros gastaban menos y sus resultados eran similares en muchos casos. Esta simple regla económica, es preferible reducir costos siempre que se mantengan resultados, se convirtió en el mayor elemento de cambio social en materia de discriminación racial de cuantas se dispusieron en Inglaterra. Ninguna normativa o ley ayudó tanto a acabar con la discriminación como ese hecho deportivo y económico.

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