¿Eres uno de ellos?

eres de ellosDecía Edward Young que “es mejor estar preparado para una oportunidad y no tenerla que tener una oportunidad y no estar preparado“. El hecho que las empresas en España cierren ya no es una consecuencia en si misma, ahora ya empieza a ser también una causa más para el empobrecimiento progresivo de la economía. Es un pez que empieza a morderse su miserable cola. En estos momentos el cese de actividad empresarial en España posee el nivel más alto de su historia. Empieza a no servir ningún principio elemental para explicar el fenómeno. La gente cierra el negocio y ya está. Nada más. Ya no estamos hablando de autónomos que no lo lograron, ni de pymes que cierran asfixiadas, ni de emprendedores que no lograron emprender, hablamos de cierre masivo de grandes empresas que facturan más de seis millones de euros. Es el camino hacia la parálisis.
A pesar de esa música de fondo muchos se tiran al ruedo. Lo intentan haciendo oídos sordos. Lo hacen porque no hay más remedio pues si te paras mueres. Podría hablar de muchos modelos de negocio autodestruidos, de muchos proyectos que cayeron y de otros tantos que están soportando los envites de una mal llamada “crisis” despiadada con los grandes y siniestra para con los pequeños. Podría buscar motivos y lugares, empresas, nombres y directivos, pero no lo voy a hacer. Pondré como ejemplo lo que decidí hacer en un momento de mi vida en el que “la crisis“ llegó a mi vida.

Llevo escribiendo sobre economía una década, es decir, hablar de economía en los últimos años es hablar de crisis sin duda alguna. De eso escribía y de cómo interpretaba yo hacía donde iba todo esto. Llegué a decir en el 2004, cuando las mascotas se ataban con longanizas en este país que “se avecinaba el desastre”. Así fue, llegó. No lo decía yo solo, de hecho me basaba en lo que leía de otros y lo que yo mismo interpretaba. Éramos pocos pero uno cuantos suficientes para entender la gravedad del asunto. Se ha visto que era mucho peor de lo previsto y mucho mejor de lo que vendrá. No lo sabíamos pero estábamos ante el mayor cambio de modelo al que la humanidad tuvo que enfrentarse y eso no era cuestión sólo de quiebras, sino también de partos.

Y en ese punto me dispuse a emprender. Tras dos fracasos sonados en mi vida emprendedora, en 1993 y 1998, decidí volver a intentarlo en el 2004. Me basé en principios tecnológico e invertí todo cuanto tenía. Todo. Muchos me dijeron que estaba loco dejando mi espacio laboral garantizado. Tal vez, pero yo veía que, o me ponía en marcha o los rodillos me aplastarían tarde o temprano. Piensa que si ante ti sólo ves un muro enorme, una pared que se acerca, que no hay más opciones que la colisión, no esperes a que ocurra, o peor, no esperes pensando que se detendrá la aproximación de ese tabique. Todos no deben emprender, sería absurdo, pero muchos de los que no lo hacen por creerse seguros o confiar en que el futuro dará un giro inesperado, deberían hacerlo. ¿Eres uno de ellos?

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