Un futuro automáticamente mejor

Como dice Tim Harford, la economía está en todas partes y en todas las cosas. La economía es el motor de cambio social más importante del que dispone la humanidad. Nada mueve con mayor virulencia los sistemas. En los años 70 el fútbol británico discriminaba claramente a los jugadores negros. Eran menos y cobraban poco. Pero los clubes que disponían de plantillas con jugadores negros gastaban menos y sus resultados eran similares en muchos casos. Esta simple regla económica, es preferible reducir costos siempre que se mantengan resultados, se convirtió en el mayor elemento de cambio social en materia de discriminación racial de cuantas se dispusieron en Inglaterra. Ninguna normativa o ley ayudó tanto a acabar con la discriminación como ese hecho deportivo y económico.
Ahora estamos ante un nuevo estímulo para el cambio de todo cuanto nos rodea pero lo haremos al revés. Una ola de aire limpio y tecnológico nos recorrerá de punta a punta tarde o temprano y el conocimiento será rentable porque procurará las cosas con un menor coste. Da igual si eso daña la cuenta de resultados de alguien, a la vez mejorará la de otro. Quien fabrica coches y los vende por el encanto de conducirlos deberá buscar otros reclamos en breve pues lo impensable ya llega y muchos, en menos de una década, estaremos adquiriendo autos automáticos por los extras en cuanto a comodidad en el habitáculo y capacidad para trabajar en su interior que por la forma, velocidad o aceleración.

Crees que nos pasamos con eso de pensar que esto va muy rápido. Yo solo procuro, como he hecho desde hace diez años en este blog, anticiparme lo justo a lo que interpreto que viene, sea bueno, malo o regular para que cada uno atienda a sus objetivos y criterios. Mis datos provienen de vosotros, de mis viajes, de mis negocios, de mi conocimiento y de mi experiencia, pero sobretodo son pura realidad contrastada e interpretada.

En 2005 el MIT de Boston, la universidad tecnológica más avanzada del mundo, establecieron diversas tareas que faltaban decenios para que los humanos dejaran de hacerlas y una máquina les sustituyera. Entre ellas destacaba la idea de que conducir un coche sería tarea humana durante al menos cincuenta años y que era inviable, por peligroso, que eso cambiara en pos de una máquina, software o robot.

En 2009 Google mostró su primer prototipo de coche que se conduce sólo. Miles de pruebas y ensayos demostraron que dificilmente tendría un accidente. De hecho el único que tuvo, se produjo cuando el coche paso del modo automático al modo manual conducido por un humano por cierto.

Como dijo nuestro amigo José Crespo en este mismo blog, ‘el error está en términos cognitivos humanos para resolver problemas’. Yo creo que una máquina puede suplir la carencia de “inteligencia humana” y aplastarla, simplemente al utilizar en tiempo infinitesimal una cantidad masiva de datos en red: extraer patrones de información y en base a esto, realizar predicciones.

Esta variable digital, social, humana y distribuida, este valor de conocimiento híbrido permite que un coche se conduzca sólo pero también que encontremos la pareja ideal o analicemos las variables de causa en un juicio próximo. Así vamos.

Hoy en día hasta los experimentados taxistas pulsan su GPS para no ‘preocuparse de las rutas’ ¿Dejarías que tu coche te llevara al trabajo? ¿De algún modo lo hace ya y si no lo hace, lo hará antes de que te des cuenta. Tengo claro que el coche que compre a mi hijo ya no lo conducirá él. Vivimos tiempos de sistemas complejos, de cambios que se estimulan por la economía pero que afectan a la sociedad como explicaba Tim Haldford con el tema del fútbol inglés.

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