Burbuja crediticia

La vacunación de la que han gozado los compradores de inmuebles frente a las continuas advertencias sobre el peligro de pinchazo de la burbuja inmobiliaria y la reiterada invención por parte de las entidades crediticias de productos que facilitaban la refinanciación hipotecaria han jugado en contra del sector y de la estabilidad económica en general. Otro elemento corrosivo ha sido el factor especulativo en su máxima expresión: la permisividad y falta de control por parte de las instituciones a las innumerables cesiones de contratos sobre viviendas en fase de construcción, esa actuación libre de control fiscal ha generado un artificial e insólito aumento de precio para el que al final escrituraba la compra del valor inmobiliario. Nadie ha tenido la valentía de parar ese tren que se dirige hace años directo al precipicio.
Francisco García Paramés supervisa la inversión de 6.000 millones de Euros a través de la compañía de gestión patrimonial Bestinver Asset Management y está considerado el mejor gestor español de fondos. García Paramés ha recomendado a sus clientes que abandonen los valores nacionales y que se sienten a contemplar el desplome del mercado inmobiliario porque con él se verán arrastradas compañías que dependan de la estabilidad global de la economía ibérica. Como yo mismo desde esta bitácora llevo anunciando hace meses, Paramés garantiza que el paro aumentará por encima de cualquier previsión. Habla de burbuja crediticia más que de inmobiliaria. Según el mayor experto en inversión liquida, el volumen de la actividad crediticia ha aumentado por encima de la lógica inversora y se han superado todos los indicativos de seguridad. Las hipotecas han crecido un 25% anual durante un lustro. Esto no ha pasado nunca en ningún lugar del planeta. Ni en China.

Otros gestores de patrimonios europeos que han actuado en España en los últimos años, y con los que tengo relación, están recomendando a sus clientes que incrementen sus inversiones en acciones más globales en detrimento de los valores españoles.  Según estas centrales de estrategia patrimonial, las últimas opciones de inversión inmobiliaria que recomiendan por su escaso riesgo y, todavía, alta rentabilidad, son aquellos que no supongan deudas superiores a los 120.000 euros por vivienda, bien situada y con crecimientos demográficos inminentes. Actualmente solo en zonas como el Delta del Ebro, comarcas del interior de Galicia y la periferia castellana responden a esos criterios. El resto del territorio será pasto de las llamas y el llanto. Lágrimas que algunos ya fabrican desde marzo. En una de sus famosas Lex Column, el Financial Times advierte esta misma semana que el sector inmobiliario español se está “descalabrando”. Informa que Realia en su salida a bolsa ha tenido que descontar un 26% su valor con respecto a su valor minorista, predice que el gigante Metrovacesa será expulsada del Ibex-35, recuerda que Astroc ha perdido un 80% de su valor en tres meses, calcula que sobran 200.000 viviendas nuevas en estos momentos, reflexiona sobre el descrédito del sector por culpa de la corrupción y la falta de una regulación europea y de vanguardia y asegura que los propietarios y accionistas están empezando a correr, a huir sin mirar hacia atrás no sea que se conviertan en estatuas de sal.

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