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Entrevista en Libertad Digital, 'La cultura del subsidio decapita la economía'

Ayer se publicó la entrevista que me hizo Diego de la Cruz para Libertad Digital, concretamente en Libre Mercado. Una conversación muy marcada por temas más ligados a la política económica que a tecnología, pero en la que lo pasamos bien. Aquí os dejo la transcripción que tambíén podéis ver en su lugar original.

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Marc Vidal: “La cultura del subsidio decapita la economía”. Apunta que “nos han llevado a un pozo” y reivindica un impulso del emprendimiento y la innovación.

- Pregunta: Los jóvenes españoles son los europeos que más se plantean ser funcionarios. Hablamos de un 32% frente al 17% italiano, el 13% griego, el 11% luso… ¿No es descorazonador que haya tanta querencia por el empleo público?

Respuesta: Tiene que ver con un modelo económico, un aspecto cultural y una administración que poco o nada hace por cambiar esto. No solo es doloroso, es que es una oportunidad perdida. Los funcionarios son necesarios y no olvidemos que funcionarios hay de muchos tipos y en muchos de ellos es pura vocación. El problema viene cuando analizas los motivos de que, no habiendo tanta ‘vocación’, si haya ‘devoción’.

En términos económicos la seguridad que garantiza el empleo público vende muy bien. No requiere jugarte tu patrimonio, no tienes que lidiar con la falta de perspectivas en tu jubilación como le pasa a un autónomo por ejemplo. En lo cultural el trasvase hacia lo que supone ser emprendedor es muy complicado.

Emprender es lo contrario a la seguridad pública. Un emprendedor siempre está en crisis y el fracaso es un elemento consustancial con la propia actividad emprendedora. Culturalmente, como te decía, es un estigma, un motivo para que las cosas se pongan muy jodidas a partir de ahí y para siempre…

- Quizá no hemos sabido explicar lo que significa convertirse en empresario.

El agente de cambio más importante que tiene una sociedad es su tejido emprendedor. En el año 2008, parte de la economía estadounidense se desmoronaba pero, al mismo tiempo, nacían 250.000 empresas de base tecnológica, muchas con apenas dos o tres fundadores.

Ante la caída, decidieron ponerse en marcha con un criterio: cambio. ¿Aquí que hemos cambiado? ¿Cuál es la hoja de ruta? ¿De que va todo esto? ¿Por qué los que dirigen este barco se alegran cada vez que aumenta la cifra bruta de nuevas hipotecas? ¿En que planeta viven?

- Muchas de esas nuevas empresas que nacen en el ámbito tecnológico se enmarcan en ese sector de la nueva economía que choca con las regulaciones vigentes, pensadas para esquemas que poco a poco se van agotando. ¿Está España reaccionado de forma inteligente o se equivocan nuestros reguladores?

Por desgracia hay gobiernos que no saben medir los tiempos o los tiempos los han medido a ellos. La mayoría de estos tipos que dicen ir a sus ministerios a mejorar la sociedad y a ayudar a “sacarnos de la crisis” no tienen la más mínima idea de a lo que se enfrentan, ni falta que les hace.

Siguen considerando que para medir el emprendimiento en una basta con medir el número bruto de empresas o personas que trabajan por cuenta propia. En esa definición falta el baremo más importante, el que realmente define el verdadero valor emprendedor, que es el de la innovación. He ahí el aspecto que una sociedad debe acelerar para poder ir de cabeza hacia la tecnificación y la tecnología.

La visión distorsionada que tenemos de “por donde hay que recuperar la economía” se debe a que mayoritariamente la sociedad ve el mundo por el prisma de la prensa tradicional que a su vez transcribe los mensajes oficiales e interesados que a su vez componen con una absoluta indiferencia hacia la realidad que les rodea de lejos.

Una visión que habla de “recuperación” de no sabemos qué, de volver al crecimiento y creación de empleo de manera táctica y no estratégica y de un mundo de colores pastel que no te puedes creer si has viajado un poco. Esto no va de inventarse un titular y esperar a ver que pasa.

Esto no va de esperar y que por ciencia infusa se “arregle” todo pues no hay nada que arreglar. Esto no va de generar empleo inmediato porque no se va a crear. Esto va de diseñar, estimular y generar un mundo nuevo vinculado a la tecnología, la economía digitalizada y digital, al conocimiento y al valor añadido de aquello que ya tenemos en marcha como el turismo y otros.

Por eso hay que decirle no a quienes quiere ponerle trabas a lo que ya influye, de un modo absoluto, la vida de muchas personas. Negar que una plataforma social es un vínculo entre usuarios y empresas y que de ello ya no puedes abstraerte es girar la cara a la realidad.

España está a punto de perder una oportunidad histórica. Un tren que pasa pocas veces, una opción de enrolarse en el cambio de época que vive la humanidad y de la que hablo en casi todas mis conferencias. Los retos históricos se pierden por desinterés, por ineficiencia o por voluntad. Se puede perder el tren por no ser capaz de correr hacia el andén si ves que se está escapando, porque no encuentras el andén o por que, viendo el andén y el tren parado, decides ir al bar.

¿Cuál es el caso que nos ocupa? Tengo la impresión que es una mezcla según el momento, tengo la idea, y la he perseguido todos los días, de que o por inútiles, vagos o mal intencionados mi futuro no puede estar en manos de nadie, solo puede estar bajo mi influencia. Les llamamos líderes vete tú a saber porque, pues su lejanía de lo que sucede es de tal calibre que probablemente cuando todo esto se los lleve por delante pasarán años hasta que se den cuenta.

- En España cala poco a poco la tesis de la recuperación pero ¿qué impresión tienen los inversores extranjeros con los que Vd. toca el tema?

Va por barrios. Vivo en Irlanda y me paso la mitad del año viajando por el mundo. En algunos países se sostiene la idea de que la recuperación de nuestro país es poco más que un eslogan, manido y repetitivo, suelen ser lugares donde, a pesar de crecer menos que lo necesario, lo hacen sustentados en un cambio de modelo de crecimiento vinculado a nuevos escenarios económicos de vanguardia.

Otros, los que nos incluyen en el tren de los “recuperados” ya van pensando en comprar pisos pues se espera la inflación del precio de la vivienda. ¿Te suena? ¿Tiene valor eso? Y es que la inversión foránea va dónde es factible ganar dinero lo antes posible. De momento eso parece factible, otra cosa será en base a que…

- Entonces, ¿en qué punto estamos?

No saldremos de la crisis simplemente afirmándolo. Nosotros mismos debemos ser capaces de trabajar para cambiar nuestro futuro. La historia de la humanidad es la historia de la evolución y de la modernidad, y esta modernidad conlleva momentos críticos como el actual donde quienes deben liderar los procesos, marcar con luces largas el futuro de todos, tienen la obligación de construir en base a la competitividad, eficiencia y construcción de una sociedad más equilibrada y justa. Pero eso no parece ser lo que está pasando.

¿Cómo piensan los que están, los que quieren estar y los que, parece, pueden estar, estructurar un país como España en un entorno económico robotizado, automático y con mucho menos empleo? ¿Cómo piensan balancear la pérdida del valor humano en cuestiones laborales, el incremento de máquinas al servicio de la eficiencia y la retirada genérica de intermediarios en todo lo que una plataforma digital puede sustituirlos? ¿Cómo han pensado mejorar mi vida, la de mi hijo, la del tuyo, la de todos cuando ese mundo, inminente, se despliegue?

Probablemente ellos no deban ser quienes deban liderar esto, porque son los responsables, en gran medida, de habernos llevado a un pozo mucho más profundo de lo que probablemente nos correspondía. Lo que debería de preocuparnos es que seguimos centrados en el corto plazo, en la táctica. Este planteamiento es muy pobre y que nos dejará al margen de muchas de las revoluciones (socioeconómicas y tecnológicas) que se están produciendo en el mundo.

- ¿Qué aspectos son fundamentales para tener éxito como empresario?

No debe haber una receta segura. Haciendo lo mismo me han salido cosas bien y otras mal. Con modificaciones casi imperceptibles un fracaso inminente se trastornó en éxito y viceversa. Creo que la clave está en la preparación, en las hostias que te da la vida y en administrar bien tu capacidad de liderazgo. Creo que tener espíritu de sacrificio, pasión por tu trabajo, predilección por lo imprevisto sobre lo previsible y vivir intensamente el valor de aprender, de innovar constantemente.

Según la OCDE, el 44% de los españoles entre 25 y 30 años que tienen ocupación, están trabajando en algo que requiere menos habilidades de las que tienen. Los jóvenes españoles no van al trabajo pendientes de vivir retos, sueños y expectativas de crecer emocional y profesionalmente. Muchos van pensando que allí no va a pasar nada excitante, que lo importante es que pase el tiempo.

- El modelo educativo no ayuda…

La educación es pura instrucción, no hay debate, pensamiento o crítica. Nadie enseña a nuestros hijos el valor del fracaso, a perseguir sueños a pesar de no ser “rentables”, a emprender como valor de libertad y no como factor de enriquecimiento.

No les enseñan a entender que un negocio es mucho más que una oficina, una fábrica, un campo de cultivo, un comercio o un escenario de venta, nadie les indica que también son espacios de conclusión, de rescate espiritual y de relación humana, de cooperación, de suma intelectual, de talento y de prosperidad.

Cambiar todo eso, educacionalmente hablando, podría también influir en lo que se puede considerar, al final, un empresario de éxito, pues ‘éxito’ es mucho más que ganar dinero, es reconocerte ante tu obra, tu sueño. A veces repercute en mil millones y otras simplemente en subir la persiana de tu taller, pero siempre, con la sensación de que son tus mil millones o es tu taller.

- ¿Cuáles son las preguntas que debemos responder antes de dar ese paso?

¿Cómo vas de espíritu de sacrificio? ¿Sabes que no sabes nada? ¿Miedo a fracasar? ¿Demasiado mayor para esto? ¿Tu proyecto es tu sueño? Si no dudas en ninguna de ellas, si no hay grises, mejor.

- Los españoles tienen una imagen mucho más negativa de la economía de mercado que otros europeos. ¿Qué aspectos del capitalismo defendería Vd. ante quienes abogan por otras recetas?

Yo del capitalismo, así, sin anestesia, le reconozco el valor de la innovación necesaria. Que es incómodo. Más de lo que se piensa. Un capitalista conceptualmente desea la libertad por encima de todo. No le gustan las regulaciones.

Por ejemplo en el caso del término emprendedor es muy evidente lo que quiero decir. A la pregunta ¿qué es un emprendedor? sólo tendremos dos posibles respuestas o puntos de vista. El primero es el más popular y asegura que los empresarios son personas que dirigen sus propias empresas. La segunda opinión, la que defiende Joseph Schumpeter. asegura que los empresarios son los innovadores de la economía y de la sociedad. Asegura que las personas tienen ideas, que quienes las convierten en empresas aportan valor social que se traduce en bienestar tarde o temprano. Ha pasado antes y seguirá pasando.

Para mi el capitalismo se rige por el valor de la empresa privada y para mí, la empresa privada es el estímulo de los cambios, que desde la cultura, la investigación y la política se pueden ir concibiendo. Si un país no es capaz de generar el escenario idóneo para crear empresas no tan solo perderá masa laboral, ciudadana, cohesión y otros factores que desestabilizan a una sociedad, sino que se alejará del talento, de la innovación, del progreso tecnológico y, por derivación siniestra, del bienestar y modernidad socioeconómica requerida.

Tengo la sensación que los empresarios o emprendedores que alteramos y desorganizamos continuamente la manera de hacer las cosas jugamos nuestro papel. Somos incómodos para los que eso les supone un colapso mental.

- Ha escrito un libro contra la “cultura del subsidio”, ¿qué efectos tiene en la economía de un país?

Lo decapita. El subsidio es necesario como elemento en una sociedad de vanguardia. La subvención también, estimula y tiene un objetivo, pero la cultura del subsidio es algo tóxico. Adormece y acomoda y sobretodo crea una masa social acrítica y dependiente. Así es. Se estimula una sociedad de valores en crisis donde, por lo tanto, el miedo al fracaso tiene su sentido, puesto que el nivel de tolerancia hacia este hecho es cero por ejemplo.

Si te digo que ‘papá estado’ se encarga de todo, que tras todos tus problemas te daré lo justo para que aguantes, sobrevivas, consideres que soy tu providencia, que poco harás contra mí. Se fabrican ciudadanos narcotizados cuyo miedo al fracaso es supino.

Por ejemplo, a los jóvenes, les ayudamos a conseguirlo todo y a evitar que se enfrenten al error. Muchos de esos chicos y chicas que analizan su futuro inmediato es normal que dejen de pensar en ‘emprender’ pues es más sencillo no confrontarse con ese miedo que te comento. Vivimos en la sociedad del “no lo intentes sino vas a lograrlo”.

El subsidio lo estimula, por eso creo que la ‘cultura del subsidio’ narcotiza y es contraria lo que necesita el punto exacto de la historia que hemos tenido la suerte de vivir.

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Jefe o líder en la Nueva Economía

He sido jefe y también jefecillo. El resto de mi vida la dedico a intentar ser líder. No me gusta mandar, me gusta crear situaciones que permitan entender mis decisiones. Tras mi primer fracaso emprendedor tuve que ponerme a trabajar para otros y en dos años pasé de ser un mandado a mandar. Dirigía a dos centenares de personas con poco más de veinticinco años. Por aquel entonces yo era un jefecillo a las ‘órdenes’ de un gran líder. Yo no sabía implementar órdenes, sólo las imponía. Que poca eficiencia por aquel entonces. Aprendí de aquella persona tantas cosas que necesité una década para digerirlas. Todavía hoy las reviso.
Más tarde fui jefe de mi propio negocio ya sin líder que me guiara, llegaron los socios, los inversores, los colaboradores y los directivos. Aprendí que ser jefe es efímero, que lo que permanece es otra cosa. Por eso ahora intento ser menos jefe que nunca y, como mínimo, adaptarme al concepto que yo contemplo como válido en estos tiempos de lo que debe ser un jefe. Por ejemplo, curiosamente, cuando digo y hago algo que a la mayoría de mis equipos no les parecen adecuadas es cuando, ahora lo sé, mejor se ejerce el liderazgo. No es cuestión de decir lo que todos quieren escuchar, es decir lo que quieres y lograr que eso genere una transformación hacia donde tu esperas. Lo importante no es lo que dices sino como lo dices y, sobretodo, como logras que los demás crean (y sea cierto) que participaron en la gestación de lo que has dicho y decidido.

Ganarse la influencia no es fácil. Debes demostrar que la experiencia vivida te sirvió para algo. Es difícil liderar sin heridas, sin cicatrices y sin el lenguaje que otorgan miles de noches sin dormir. En tiempos en los que el mercado anuncia rebajas salariales por todas partes, contratos basura, sin soporte para la contratación indefinida, donde la exigencia aumenta y el premio se desvanece, es cuando liderar es más determinante. Estoy seguro que la mayoría de las personas que están ‘a mis órdenes’ lo están por mil razones más que por la económicas.

Me gusta construir barcos y subir en ellos a cuantos más marineros encuentre mejor. A veces eso ha puesto en riesgo la propia capacidad de mantenerse a flote de la nave pero siempre es mejor en grupo, muchos, juntos. Cada día aprendo de mi equipo, eso es liderar. Aprender y rodearte de gente que pueda entender lo que quieres hasta el punto que te generen conocimiento a ti mismo.

Llevo mucho tiempo trabajando en mi empresa ideal. Flexible, horizontal, sin jefecillos. Sustituir un CTO por un equipo tecnológico capaz de trabajar en consenso y multiplicando sus capacidades. No quiero dar órdenes, quiero objetivos comunes para cumplir. Estoy obsesionado por lograr que todos lleguen más lejos de lo que habían pensado originalmente cuando llegaron y así lograr que la empresa lo logre con ellos.

Contra esto sólo hay un inconveniente: el tiempo. En época de gamificación permanente, de karma y de premio inmediato, los retos y objetivos que precisan de paciencia y visión a largo plazo son difíciles de mantener. Esa es la gran presión. Lograr que un equipo joven acepte tu sueño, tu plan de negocio y tu gestión directiva tan delegada, no es sencillo y también es un tremendo desafio para mí.

Me gusta ver como los miembros de mis equipos preguntan a sus compañeros si pueden ayudarles en algo. Independientemente de la función o la tarea lógica para la que están contratados. La pregunta ¿te puedo ayudar en algo?, es excepcional. Y es que en las nuevas organizaciones que se vinculan a la Nueva Economía eso del jefe capataz no tiene espacio. Las estructuras de poder tenderán a desaparecer como las conocemos. No sólo es Management, es pura lógica.

Cada vez es más imprescindible que toda una organización asuma liderazgos determinados y tome decisiones. Cualquiera tendrá que ser líder de su propia gestión debido a la flexibilidad adoptada gracias a la tecnología, a las relaciones empresariales diferentes y a los rasgos cada vez más complejos de los proyectos asumidos.

Definir un líder es fácil si se le compara a lo que conocemos por jefe. Mientras que un jefe tiende a buscar culpables el líder tiene que crear modelos de ejecución con su propio ejemplo. El jefe delega pero otorgando listados de tareas, el líder anuncia una delegación únicamente comunicando funciones. El jefe dirige acciones mientras que el líder las promueve. El jefe sólo está dispuesto a repetir procesos pero el líder intenta ser disruptivo y reta a romperlos para mejorar. El jefe resuelve problemas ordenando lo que hay que hacer mientras que el líder busca la solución a través de un cuestionario a todo el equipo. Los jefes opinan y no escuchan, los líderes escuchan para finalmente hablar.

Me preocupa que a veces uno, por ser el jefe se dedique a enumerar lo que es bueno y lo que no, en lugar de inspirar a todo el equipo para que ellos sean capaces de definirlo. Es muy complicado pero posible. Hay muchos emprendedores y empresarios que consideran que la mayoría de las características que acabo de listar, te alejan del control de la empresa. Consideran que no te permiten hacer de manager del equipo. Yo pienso al revés. Esa pérdida de control no es tal, es simplemente que tu equipo empieza a entusiasmarse con el proyecto y por ello toma decisiones de manera colectiva y cada vez mejor engrasadas.

Ahora, ya soy menos jefe. De hecho no debo serlo. Soy parte de mis propias empresas y en ninguna ‘mando’. Es lo ideal. Las dirigen otros, las lideran otros. Sólo aspiro a crear otras y que en el proceso suceda lo mismo. Sólo aspiro a encajar bien entre tantos líderes. No es fácil, hay mucho talento a mi alrededor. Es fascinante.

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¿Seguro que aún quieres ser emprendedor?

Alguien me recordaba ayer una entrevista que me hizo Jaume Barberá en Retrats hace poco menos de un año. En ella hay un momento que se habla de lo que significa ser emprendedor y del valor que tiene hoy en día ese concepto. Mientras ayer volaba de regreso a Dublín pensaba en eso y en como hoy en día emprender era un elemento moral y existencial muy distinto a lo que, desde hace mucho tiempo, se consideraba ‘montar un negocio’.
Emprender no es más, en pleno siglo XXI, que poner tu grano de arena en el cambio de modelo, en la segmentación del trayecto que como sociedad nos toca vivir. Hay quien puede pensar que emprender no es más que poner en marcha un negocio y como tal, hay que dejarse de romanticismos y discursos típicos visibles en cualquier congreso de segunda. Pero, pudiendo estar de acuerdo en parte con eso, hay algo más. Mejor dicho, mucho más, pero tiene que ver con el cómo lo haces, el motivo y el cuando. Pero sobretodo es un camino repleto de socavones.

Si emprendes por supervivencia es una cosa, si es por vocación otra. Si decides ser ‘el jefe’ de tu proyecto a pesar de todo cuanto va a llover a partir de ese día no serás un héroe, te vas a jugar tu patrimonio y encima probablemente pocos te lo van a valorar. Si emprendes incluso cuando todo te va bien y tu cómodo puesto de trabajo anterior indica bajo toda lógica que lo que vas a hacer es absurdo, no serás un guerrero pero en tu interior se desatarán todas las batallas que ahora ni te imaginas.

Si emprendes porque no hay más remedio, indaga si realmente eso es lo que quieres hacer. ¿Estás dispuesto a pasar horas desarrollando algo que seguramente deberás rehacer mil veces? La paciencia es una buena consejera, pero la persistencia es mejor compañera. Si emprendes hazlo porque te da la gana, ni porque no hay más remedio, ni porque te dicen que es lo que hay que hacer. Pero si al final no emprendes, que no sea porque te avisaron de lo duro que es, de la ingente cantidad de problemas que tendrás, o del vacío que se oculta tras la puerta de tu despacho cuando todo el mundo se va a disfrutar por ‘ahí’ mientras tú sigues mirando como leches se soluciona eso que le llaman ‘cash-flow’ negativo.

Si emprendes, que sepas, que la mayoría de las veces todo empieza fatal. Que cuesta mucho arrancar. Que todo lo que sabes no sirve porque no sabes nada. Que en cada noche hay un mar y en cada día un océano y que tú, la mayoría de las veces, no tienes más que un bote y de los viejos.

Si tienes menos de 25, emprender es suicida. Recorre el mundo, investiga y aprende para desaprender después y quedarte con lo esencial. Son una excepción galáctica los que lo logran a esa edad. Si tienes más de 55, emprender es muy jodido, suele costar mucho entender los ritmos y los elementos que rigen este nuevo mundo. Si a pesar de todo, si tienes 20 o 60, decides emprender, bienvenido. Pero hay quien todo eso le importa un pepino. Yo lo hice con 17 y lo haré hasta el último día de mi vida porque emprender, a pesar de todos esos que ponen la palabra que encabeza este post de hoy en todos sus párrafos de juguete, es algo más que montar un puto negocio.

Además, hoy en día, este mundo nuestro se dirige hacia un lugar sin empleo tal y como ahora lo conocemos y eso hace que, seguramente, la mayoría de las ideas que se te pasan por la cabeza no sirvan en apenas unos pocos años. Súmale que los costes de emprender en según que lugares son de aurora boreal. ¿Sigues pensando que quieres emprender? ¿No es por el negocio? ¿No es por ser uno de esos héroes que claman los políticos?

Si sigues con tus trece, con que quieres emprender, yo sólo puedo aconsejar sobre lo que significa hacerlo en un país ubicado en un entorno socioeconómico occidental y de ‘vanguardia’ donde la tecnología y la economía del conocimiento deben liderar y ser motor. Y en eso, querido futuro emprendedor, requiere de algunas claves que, si estás en disposición de ejecutar, ‘tu puesto es tuyo’.

1. ¿Tienes una alta capacidad para los cambios? Deberás ser flexible y tener cintura para modular los mil golpes de timón que darás y a los cambios de viento que tambalearan tu proyecto.

2. ¿Tienes talento para la planificación? Deberás planificar constantemente incluso en esos cambios que te comentaba antes. Vivir sin plan no es compatible con emprender.

3. ¿Estás dispuesto a mantener y ampliar y cuidar permanentemente, tu cuadro de contactos? Tener un network infinito, sin detenciones, constante es fundamental. Si no te gusta relacionarte, si eres de los que prefieren ‘no ir a todo’, al principio, por lo menos, lo tendrás crudo.

4. ¿Eres proactivo? Cualquier emprendedor, tecnológico sobretodo, deben anticiparse a lo que se espera de ellos. Esto no va de que alguien te diga lo que tienes que hacer. Esto va de que tú decidas hacerlo lo antes posible. Si en una empresa se valora esa facultad en tu propio proyecto es, no sólo un valor, es la columna vertebral del tema

5. ¿Tienes un conocimiento transversal de lo que vas a hacer? Es bueno asociarse, emprender en común, hacerlo con gente que sabe de cosas que tú no sabes, pero ¿no vamos a montar una multinacional verdad? Estamos hablando de que tú quieres emprender y, tal vez, junto a otros. Por eso, para poder juzgar con ‘big picture’ lo que haces o hagáis, es imprescindible que conozcas de que va hasta el último detalle de lo que montas.

6. Y ¿Cómo vas de espíritu de sacrificio? Como no lo tengas engrasado te la vas a dar o te va a explotar en las narices. Esto va de cómo te enfrentas a la lesión postural que te va a salir por las horas y horas que pasarás delante de una pantalla o de lo que sea. Leerás que trabajar muchas horas reduce el rendimiento, que no es bueno, que hay que ‘conciliar’. Que hermosa palabra para un Ministerio y que poco valor tiene para los que persiguen sus sueños.

Hay más, seguro, pero si sigues pensando que emprender es lo que quieres hacer y no he logrado quitártelo de la cabeza, allá tú. Te voy a contar un sobre como lo he vivido y vivo yo. Estoy seguro que he pasado mil millones de días de mierda. Estoy seguro que mil veces me arrepentí de abandonar empleos seguros y bien pagados. Estoy seguro que fueron muchos domingos deseando estar con los míos en lugar de permanecer sólo encerrado en una esfera de cristal de algún coworking de barrio. Estoy seguro que perdí amigos, novias y esposas. Estoy seguro que tenía cobertura pública. Estoy seguro que cada partido lo veía con la cabeza sólo puesta en si mi equipo anotaba un tanto. Estoy seguro que los lunes eran sólo lunes. Estoy seguro que hice vacaciones. Estoy seguro que hubo un tiempo que soñar era lo que hacía cuando estaba dormido. Estoy seguro. Pero no lo recuerdo.

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'No es una burbuja, es un nuevo modelo económico'. Entrevista para Sintetia

Ayer salió publicada la entrevista que me hizo la semana pasada Javier Garcia para la publicación digital Sintentia. Durante una larga entrevista hablamos de emprender, de tecnología, de la ronda de financiación de Openshopen, del proyecto Conector, de que se considera éxito y que no, del papel de la administración en este momento histórico y de algunos detalles de tipo más personal. Lo pasamos bien. Aquí os la dejo por si es de vuestro interés o no la habéis leído ya.

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Marc Vidal, “No es una burbuja, es un nuevo modelo económico que requiere un tipo de análisis distinto”

JAVIER GARCIA. 9 de Fegrero.- Hoy entrevistamos a quién para mí es una referencia en muchos ámbitos: como emprendedor, mentor, comunicador y pensador afilado. Marc Vidal es un emprendedor de éxito y un prestigioso consultor en innovación. Ha fundado una decena de compañías. Actualmente lidera las multinacionales Openshopen e Idodi. Su vocación por las startups le ha empujado a impulsar la importante aceleradora Conector. Es un inversor de referencia para empresas de base tecnológica a través de varios fondos que él mismo gestiona. Ha sido director de postgrados para la Universidad de Barcelona y actualmente imparte clases en buen número de escuelas de negocio de Latinoamérica y Europa. Es miembro del grupo de Investigación en Nueva Economía de la Universidad Politécnica de Madrid. Desde su blog, galardonado con el 3er premio de los EuroBlogs Awards al mejor blog europeo, alertó de los peligros de la crisis varios años antes de que se produjera y de cómo afrontar el cambio de modelo económico en el que estamos transitando. Ha sido seleccionado una de las diez personas más influyentes de Internet en España por su capacidad de interpretación de los cambios tecnológicos y socioeconómicos. Reside en el conocido Silicon Valley europeo, Dublín pero es conocido por su tendencia nómada y viajera. Ha publicado diversos libros, como ‘Contra la cultura del Subsidio’, o el último de los cuales, ‘Una hormiga en Paris’, da título a una de sus conferencias más populares y que narra, en primera persona, como alcanzar nuestros sueños como emprendedores a pesar de las dificultades. Y por si fuera poco, dirige la revista Westinghouse Future Economy.

Marc, ¿Por qué los grandes éxitos comienzan con una pequeña victoria? Ésta frase destaca en la portada de tu nuevo libros, “Una hormiga en Paris”.

Hay que definir que es éxito. Hacer lo que quieres y cuando quieres y que además eso te permita vivir como tu consideras que es suficiente puede ser éxito. En mi caso necesito poco, por eso, cada pequeña victoria, cada logro por minúsculo que parezca, va construyendo tu más que probable éxito.

Vives casi en un avión :) y tienes acceso a muchos ecosistemas empresariales, a diversas formas de hacer negocios e, incluso, palpas diversas culturas sociales. ¿Qué hace que un país tenga un mayor dinamismo empresarial y tecnológico que otro?

Hay países que definen el tiempo actual como un mal paso. Me refiero a la crisis. Hablan de todo esto como de una situación temporal a la que hemos llegado por ‘agotamiento’ del consumo o porque ‘tocaba’. Ahí se encuentran la mayoría de quienes deberían de liderar los procesos de cambio o, como mínimo, estimularlos en los países donde ese dinamismo tecnológico no se produce. Los otros son los que los que disfrutan de la complejidad que supone enfrentarse al reto de escalar en los términos de una nueva economía, de abrazar a la tecnología como hicieron nuestros antepasados en otros momentos de la historia y de convertir este escenario digital que nos rodea en el motor de una sociedad mejor y más automatizada. Que la gente quiera montar negocios requiere ponerlo fácil. Casi es mejor que no se intervenga mucho y que se deje hacer cosas que sean innovadoras y que a veces chocan con lo establecido, porque el tiempo corre y lo hace siempre hacia lo eficiente y lo tecnológico. Que esos negocios se quieran montar de manera digital, tecnológica, depende de estímulos, educación digital y entender dónde estamos y hacia dónde vamos.

¿Qué está fallando en España? ¿Es un problema cultural? ¿Es un problema educativo?

Es una mezcla de muchos factores. Tampoco tengo claro que esté fallando nada. Probablemente recogemos la herencia de un modo de plantear la vida: si no tienes una casa no tienes garantizada la jubilación, todos debemos tener hipotecas y eso de la movilidad si no es obligatoria ni se plantea. En otros lugares del mundo, donde el emprendedor es el tronco sobre el que gira el futuro inmediato, muchas de las barreras culturales y educativas que nosotros hemos vivido son muy distintas, por ejemplo, el hecho de valorar el fracaso como un lastre de por vida de tipo cultural y fiscal. Es duro que te salga algo mal, pero cómo vas a aprender de ello si encima tienes que pagar el resto de tu existencia por él. El éxito, a veces, también está visto de igual manera. Si te sale mal, ya te lo decían, si te sale bien, ha sido suerte. El trabajo se valora en proporciones muy distintas en otros lugares. Por ejemplo, los que tenemos la manía de abrir muchos proyectos, de participar en mil cosas, eso que llaman ‘en serie’, nos arriesgamos a que algo salga mal y será por eso que se nos acusará muchas veces. El resto de logros se diluyen.

 ¿Qué quitarías de todo nuestro entramado institucional, legal, fiscal y financiero para que en España pueda emerger un ecosistema empresarial dinámico y con capacidad para competir a escala global?

Casi todo. En España, como en algún país más del entorno, todo lo que tiene que ver con montar un negocio es un calvario y una vez montado todo son elementos de fricción. Además es que es una detrás de otra. Leyes de emprendedores que fueron papel mojado, muros en la normalidad de la gestión de los datos, regulaciones casi inéditas en el mundo para que la búsqueda de financiación beneficie a los bancos o un modelo tributario fuera de toda lógica de los tiempos que vivimos, por ejemplo la ‘exit tax’ para startups. Sigo pensando que hay lugares donde la administración, cuando interviene, perjudica. En lugar de ser un facilitador se ha convertido en un inconveniente. Dudo ya que lo hagan con mala fe, creo sencillamente que lo hacen porque viven en un mundo distinto, lejano y donde la mayoría de las características que podrían convertir un país en crisis en una economía moderna y con expectativas, los ciega.

Con la proliferación de aceleradoras, incubadoras y tanto “bombo” que llevamos dando a los emprendedores, sobre todo desde el inicio de la crisis, ¿hay espacio para Conector una de las iniciativas que lideras junto a un equipazo de socios? ¿En qué osdiferenciaiss?

Permíteme que te confiese que Conector es lo mejor que me ha pasado en tiempo. Además de ser socio, lo cual es una inversión, poder trabajar con el lujo de socios que tengo, hay un aspecto que deriva de la posibilidad de ser mentor intensamente. Debería de pagar en lugar de recibir. A cada ‘board’, a cada entrevista, a cada momento en el que junto a un grupo de emprendedores te traslada sus sueños y proyecto, el que aprende soy yo, el que se carga de energía soy yo. Dicho esto Conector representa aire fresco al escenario de las aceleradoras. Carlos Blanco defiende, y con razón, que nuestro papel privado en todo esto ha sido clave. El modelo de seguimiento de las aceleradas que proviene de un ‘matching’ entre mentores y startups está siendo un éxito. La selección no se hace bajo tablas o modelos preestablecidos, hay mucho trabajo detrás que en algo más de un año ya ha logrado que el 90% de las startups que han pasado por nuestro programa lograran cerrar sus rondas de financiación y pusieran en valor de mercado sus productos. En Conector vemos cómo un proyecto que llega, evoluciona y se hace mayor en 6 meses.

Ves muchos proyectos ¿Qué tiene que tener un equipo o una idea para que estudiéis la “oportunidad”?

Nos llegan por diversos lugares. A mi desde Latinoaméricaa, Irlanda y España me ocupan mucho tiempo revisar, leer y preguntar sobre lo que se me envía. Son decenas de proyectos cada semana. En Conector, por ejemplo, la cifra es gigantesca. Hay muchas ganas de hacer y mucho talento esperando su oportunidad para que gente que sabe mucho les ayude. En algunos casos tenemos a quien más sabe de ello en el país. Eso es real. Pero también a gente tremendamente bien conectada, un tema clave para trabajar el network de salida. Para que nos ‘entre’ debe cuidar más el equipo que la idea. Ideas hay muchas y cuando crees tener algo único resulta que hay otros que ya lo están haciendo. Es preferible en ese caso diferenciarte por la capacidad del equipo emprendedor. Buscamos gente, buenos equipos, por encima de las ideas. Obviamente ese equipo debe defender grandes ideas, pero repito, esas a veces son de menor valor.

En el ámbito de la tecnología, ¿Dónde crees que están los retos y las oportunidades de inversión?

En el ocio de las personas. Automatizar el ocio, el gaming y el tiempo libre. Permitir que una plataforma facilite todo eso siempre será un plan de negocio interesante. El ser humano tenderá a tener más tiempo ‘libre’ por el trasvase laboral hacia los robots y los automatismos. Ahí entra, aunque hay quien lo duda, todo lo que tiene que ver con la compra, el comercio electrónico. Creo en el crecimiento imparable de todo ello, también como ámbito para invertir y para atender su evolución. El nicho, el producto fuera de los grandes ‘marketplaces’ son grandes oportunidades de negocio escalable. También, y por derivación, todo el M2M o llamado IoT (Internet de las cosas), donde la comunicación entre máquinas se llevará por delante a muchos grandes dinosaurios empresariales que no se están adaptando. El big data o el small data, me da igual, en concreto las empresas capaces de gestionar de manera inteligente y automática los datos. Las empresas que llevaban campañas electorales de comunicación hace apenas 4 años eran expertas en redes sociales, ahora son equipos de gestión matemática que analizan tendencias. También me interesan mucho las plataformas que se llevan por delante intermediarios. Es la economía socializada. Hay más pero los conozco menos. Robótica aplicada y temas de biotecnología obviamente también.

¿Crees que es más difícil emprender fuera de los entornos urbanos más densos como puede ser Barcelona, Madrid o Bilbao?

No debería porque la tecnología lo ha aproximado todo, pero sigue siendo así. Tiene más que ver con el ‘como te ven’ que con el que realmente eres. Además hay ecosistemas muy fuertes que se focalizan en zonas y olvidan otras. Eso es una lástima, pero es así. Aquí en Dublín, por ejemplo, está todo. Apenas hay nada tecnológico fuera del núcleo. Dos ciudades grandes que por motivos inmobiliarios ocupan alguna multinacional, pero esto es algo global.

¿Qué elementos son esenciales para involucrar a más inversores no profesionales en el ámbito de las startups? ¿Qué elementos dan más respeto miedo a la hora de invertir en fases tempranas?

Deben pensar que todos tenemos parte de responsabilidad en que una economía se modernice y se presente ante el futuro con garantías. Los que piensan, los que ejecutan, los emprendedores, las aceleradoras, el gobierno, la prensa, pero también los bancos y, por que no, los inversores no profesionales. Pero también pueden pensar que si se hace con cierto cuidado –invertir-, o diversificando bien, por ejemplo a través de fondos para inversores no profesionales, las opciones de que salga bien son mucho más altas. En este sentido, acabamos de montar un fondo a este efecto del que soy parte, Idodi Venture Capital, destinado a pequeños inversores que quieran ir de la mano de gente que de esto sabe mucho. La idea es invertir en una docena de empresas en cantidades importantes, no sólo simbólicas, y que permita influir en la gestión de esas participadas. El objetivo es que el riesgo se reduzca por tres puntos, i) el de que solo se invierta en empresas muy bien elegidas y con vocación de pasar una temporada en Dublín para preparar el salto a Estados Unidos; ii) que se pueda participar en el control del proyecto, de ahí que sean inversiones que busquen acompañar a los emprendedores, y finalmente que durante el tiempo de vida del fondo este busque colocarse en un número suficiente de startups para evitar el temido porcentaje de mortalidad. Para ello iii) nos apoyaremos en Conector en gran medida que está logrando una mortalidad casi insignificante.

¿De cuáles de tus proyectos empresariales te sientes más orgulloso? ¿Cuál está generando ya unas grandes y reales expectativas de crecer?

Siempre debes sentirte más orgulloso de aquello que estés haciendo en ese momento. Openshopen, el cual no lidero yo pero si lo fundé, es un proyecto muy importante. Hemos pasado por varias etapas y seguimos aprendiendo mucho. Quisimos hacer algo que ya hacen otros y enfocarlo de un modo distinto, hacerlo mas simple y fácil de usar para adentrarnos en mercados emergentes donde el ecommerce crece rápido y donde los grandes players aún no han ido por su complejidad. Ahora mismo tenemos clientes en medio centenar de países y equipos concretos en México, Nigeria, Kenia, Colombia, Brasil y otros. Estamos en plena ronda de financiación y, además, te das cuenta de la calidad humana de las personas que tienes en el equipo y de las oportunidades de crecer aun más rápido. Idodi es otro de esos proyectos de los que me siento orgulloso por cómo ha sabido reinventarse. Ahora lo dirige alguien muy especial para mí, mi hermano, y está enfocado en la transformación digital de las empresas y a lograr que aquellos que quieren vender por internet lo logren. Conector, ya explicado, o proyectos de moda como Zytto, algo que empezó casi en broma junto a mi socia Lara y que ella ha consolidado en muy poco tiempo. En su día, estuve muy orgulloso de fundar y poner en valor la empresa Cink.

Twitter se dispara en bolsa aun cuando tenía importantes pérdidas, SnatChat con la entrada de Alibaba la valoran en 10.000 millones de dólares (sin prácticamente facturación alguna), esta semana nos enteramos que un fondo ha comprado La Nevera Roja a valor 40 veces su facturación… ¿Estamos otra vez en una burbuja respecto a las empresas tecnológicas o es otra cosa?

En algunos casos será así. Por supuesto que en los ‘mercados’ hay para todo. Vengo de ahí, me pasé un tiempo trabajando en bolsa y sé que no siempre las cosas valen lo que cuestan, pero pueden valerlo. En los casos que comentas hay otros factores. El inversor busca ganar dinero y lo hace invirtiendo incluso en empresas que pierden dinero, y mucho, porque a pesar de ello, cuando decida o pueda vender, sabe que seguirá siendo una empresa invertible. Y eso puede pasar de nuevo en pérdidas, por que el valor de Twitter no es lo que ahora se logra, es lo que se espera de ellos. Amazon pierde tanto dinero que a veces sorprende que siga vivo, pero su valor es otro, su futuro está en liderar un modelo de logística y negocio que requiere invertir mucho. Las startups viven de rondas de financiación y eso no es malo, es la lógica de los tiempos. A unos les sale bien rápido, a otras se les retrasa y algunas no lo logran. En un gran número de ocasiones, éstas que cierran antes de lograr el éxito a pesar de recibir inversión, les faltó el ‘extrapoint’ que llamamos, ese extra de financiación que las hubiera puesto en su lugar soñado. No es una burbuja, es un nuevo modelo económico que requiere otro tipo de análisis a los tradicionales.

¿Nos puedes contar en qué startups estás poniendo ahora mismo energías y cómo es el modo en el que a ti personalmente te gusta participar en ellas?

A parte de mis proyectos ya descritos participo como socio y advisor en fondos como Sitka Capital o como socio activo en un buen número de startups o proyectos. Estoy en algo que me divierte mucho y que va a demostrar que en el mundo no hay monstruos, se llama ‘Rien’ , en el proyecto de economía social PopPlaces, en una aplicación que va a revolucionar el modo en el que las personas se relacionan con las marcas Adictik, en el periodismo robótico de Cilenis. Cada cierto tiempo abandono el seguimiento de las que ya van mejor (o salen mal) y elijo dos o tres más en las que ayudar. En breve habrá un par de entradas importantes en empresas, una de M2M y otra vinculada al big-data que tienen una visión internacional tremenda. Todo basado en el mercado anglosajón.

Hemos entrevistado a Guy Kawasaki y nos dijo algo muy interesante: “un prototipo vale más que mil palabras”. ¿Se necesita esa “beta” para que los inversores y tu “red” o los clientes, confíen en ti?

Si. Quien va a negar algo que diga Guy. Yo no.

Y para finalizar te pedimos que completes algunas frases:

1.- Mi mayor fracaso… es personal,
2.- Lo que aprendí tras ese fracaso… que debo viajar menos.
3.- El éxito para mí… despertar cada mañana con un poco más de ilusión que la que tenía el día anterior.
4.- Un autor de referencia que siempre me acompaña… Ray Bradbury, Asimov y Stanislav Lem.
5.- Para organizarte bien y ser productivo respondo correos entre las 7 y las 9 y no lo abro entre las 9 y las 12 AM.
6.- Mi propósito en la vida… todos están en mi hijo.
7.- Me preocupa que quienes lideran viven en una aurora boreal.
8.- Un blog… me encanta Backchannel y, si, soy un clásico, casi a diario como una costumbre, Enrique Dans, ahora en Medium no obstante.
9.- Una iniciativa que me ha sorprendido en España… me gustó mucho el proyecto de crowdfunding cientifico ‘Precipita’ en su día.
10.- Un lugar para recuperar mi paz interior… Cliffs de Moher.

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”El futuro ya ha empezado. ¡Esto es la guerra!”

La editorial del número de 2 de la Revista Económica Westinghouse está planteado como una advertencia a aquellos que consideran que hay muchas cosas que para que pasen ‘aun falta mucho’. Es habitual, cada vez menos visto lo visto, escuchar aquel ‘eso ni tú ni yo lo vamos a ver’. Desde hace un tiempo eso es casi tan arriesgado asegurarlo como todo lo contrario. De lo que hablamos en este segundo número, del que cómo haré siempre replico la editorial en mi blog, es de ser partícipe o simple espectador. Hubo un momento en el que esto era opcional, ahora es casi obligatorio. Por lo menos para los que quieren ser protagonistas de su propia existencia, ser los que, a pesar de las mil batallas que se libran a lo lejos, algunas flechas nos tocan. Muévete, álzate y, aunque seamos pocos, apenas unos trescientos, la batalla por la conquista del futuro, la historia, nos observa. Este número 2 está disponible todavía solo para iPad pero en los próximos días también lo estará para Android y smartphones según me ha asegurado la dirección de la editorial Mediazines.

”El futuro ya ha empezado. ¡Esto es la guerra!”

La digitalización ha cambiado la economía, y también nuestras vidas, a una velocidad formidable. El despegue de la economía digital acorta las cadenas de valor, de las que se excluye cualquier eslabón que no aporte beneficio. De eso va todo esto. Va de entender el momento, de saber elegir entre lo que es accesorio y lo que realmente importa; entre el espectáculo formal y la realidad de fondo. Sabemos que ahora vivimos algo único y retorcidamente especial. Estamos presenciando el tránsito entre dos océanos, uno que representa un mundo anterior analógico y otro que se llena de datos y es digital. Es el paso de un mundo industrial atado a los convenios del pasado hacia el futuro automático y automatizado.

Westinghouse, Future Economy, es el libro de instrucciones para ordenar el rompecabezas. También es uno de esos papiros ocultos o escrituras prohibidas de chamanes y magos que esconden pócimas para transformar el mundo. Expresando nuestro modo de entenderlo todo y sin pretender ser más que un canal de conexión entre lo que es inminente y sus repercusiones socioeconómicas, en este número Westinghouse te ofrecerá más datos y más conocimiento sobre todo ello. Recordemos que saber es poder, querer es otra cosa.

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Este segundo número quiere ser parte de la batalla que se libra en algún lugar sin coordenadas. Hablo de una guerra invisible pero a la que todos debemos atender y en la que nos jugamos el futuro de la humanidad. En ella participan dos bandos, como ya sucedió en otras ocasiones; por un lado, están los del flujo inservible e inércico que se dirigen hacia la nada, esos que esperan cifras de organismos oficiales que otorgan puntuales números favorables, los comparan con cifras menores o con cualquier dato que, por bueno e inmediato, les sirva. Son los del bando tóxico y peligroso. Hay otro frente, el nuestro. Este se encuentra en una posición en la que todo es oportunidad y donde los que conducimos siempre vamos con las luces largas. El futuro ya ha empezado. El liderazgo tecnológico es un requisito fundamental para mantener el liderazgo económico. Precisamente, esta búsqueda de la innovación y la voluntad de seguir evolucionando es lo que representa un verdadero desafío para toda la sociedad.

La revolución digital no es más que la antesala de un mundo automático y mejor, un lugar donde las personas dispondrán de oportunidades fuera de las obligaciones actuales. Sin embargo, nuestra revolución va más allá de la obsesión por smartphones, tablets o aplicaciones, es mucho más que hacer el ridículo esperando la llegada de un producto icónico durante horas o días frente a una Apple Store. Es mucho más intenso y profundo. De hecho, no es ni el tiempo que gastamos en todo ello, ni en como los utilizamos, tampoco tiene que ver con las redes sociales o con la distribución de la información. Si tomamos distancia, descubriremos que lo que estamos fabricando es un mundo interactivo, líquido y cada vez más pequeño.

nevera

Pero esto depende de cada uno de nosotros. Visto lo visto, y viendo lo que vamos viendo, poco o nada puedes esperar de los que ”deciden”. El desconocimiento de aquellos que siguen en la inopia aun teniendo responsabilidades de liderazgo, no los exonera de ser responsables de haber dejado pasar la oportunidad de conquistar “el futuro”. Si me apuras, hablamos de una Europa que sigue revisando su papel. O de Latinoamérica que está ante la mayor oportunidad que le ha concedido la historia. Si no hacen nada se les recordará por eso. Saldrán en los libros de texto como la generación política que permitió que el tren del futuro pasara por delante de todos y ni se enteraron. Esperemos que lean Westinghouse.

Si lo hacen, si nos leen, podrán saber, en este segundo episodio de nuestra historia, por donde va eso de la ”economia colaborativa” conociendo de cerca la startup ”letmespace”, saber cuál es valor y ”coste de una idea”, ver cómo los ”tecnorrevolucioanrios” están dibujando un mundo distinto y mejor, darse cuenta de que en Boston hay un ”Silicon Valley” repleto de conocimiento, ver cómo en una conferencia nos explican el método que elige una nevera ”para comprar por sí misma”, entender por qué Spotify es el verdadero referente de la economía freemium o incluso aprender que de los valores de un perro pastor alemán se puede inspirar un modelo empresarial.

Yo, si fuera ellos, leería WFE.

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Cuatro (hay más) aspectos de esta revolución socioeconómica

Llevamos apenas veinte años de algo que tiene que durar cincuenta. La dificultad para adaptarnos no es más que algo tremendamente normal a lo que cualquier sociedad debe enfrentarse. Lo de ahora es como un parto, doloroso, pero que el tiempo mostrará que no era más que una revolución. Como ya lo fue en su día la Revolución Industrial (a la que sus contemporáneos le llamaron ‘crisis industrial’) o la revolución en la distribución del conocimiento que supuso la imprenta y que sus contemporáneos vivieron con incertidumbre pues retiró el privilegio y control del ‘saber’ y la información que tenían unos cuantos.
Y dolió. Fueron momentos duros, de difícil adaptación y en algún aspecto hay cosas que  todavía vivimos hoy en día con desequilibrio que son herencia de haberlo hecho mal en aquel entonces, de no haber entendido que sucedía por parte de muchos y en haberle dado valor de ‘crisis’ a lo que no era otra cosa que ‘una oportunidad de mejorar el mundo’.

En este tiempo unos vivirán su crisis y otros su revolución. De hecho esa revolución, en lo íntimo, es normal que se viva como una crisis pues debe ser aceptada en cuatro factores que interpreto como destacables. Una vida de incertidumbre, una vitalidad extrema, saborear la inestabilidad y practicar la deconstrucción.

1. La incertidumbre. Hace años que desconozco que me espera en mi despacho, que riesgos nuevos asumiré o que personas conoceré. Hace años que, tal vez toda la vida, que persigo un lugar definitivo. Sueño con que ese lugar no exista y así poder seguir en su búsqueda hasta el final de mis días. El desconocimiento de cuanto nos espera nos obliga a estar en alerta, en aprendizaje, a permanecer en beta constante. ¿No es cierto que como emprendedor tu proyecto es cada vez mejor si eres capaz de gestionar ese redireccionamiento constante?

2. La jubilación. Que al final de tu vida haya como una compensación por los servicios prestados que en la mayoría de los casos es para sobrevivir, es humillante. Es como anestesia. Me preocupa que muchas personas consideren que la jubilación es un puerto seguro, el destino garantizado, el punto tranquilo hasta el último aliento. Y es que considerar que el futuro está garantizado por algún elemento es un error. Creer que los planes de jubilación, pensiones o meriendas similares financiarán nuestra etapa final es, como menos, dudoso. Debemos aceptar que los ingresos de la madurez no serán los mismos, obviamente, pero no va de eso. Va de tener fuerzas para hacer lo que te gusta y que cuando no pueda ser físicamente, lo sea mentalmente. ¿Desear la jubilación es en si misma la prejubilación? ¿Odiar que llegue un lunes más no quiere decir que no te dedicas a lo que te gusta?

3. La deconstrucción. Ya todo está en fase de implosión. ¿No lo ves? En apenas unas décadas todo el plan de gestión de una empresa era el de tener claro cada día lo que le tocaba a todo el mundo hacer. Ahora eso ha cambiado radicalmente. La clave del éxito estaba en que todos los integrantes de una estructura tuvieran claro que les tocaba hacer al despertar cada mañana. Romper esas cadenas suponía un deterioro en el proceso que repercutía en graves consecuencias. Pongo un ejemplo en la agricultura. Imaginemos el campo donde todos los integrantes de una granja tienen claras sus funciones, taras y actividades durante todos los días de la semana y horas del día. Eso nunca cambió y permaneció siglos igual. Hoy en día nada es así y los procesos ya no pertenecen a los protocolos sino a los análisis de necesidad, riesgo y acción. Un sistema inteligente modifica cada día lo que hay que hacer en función de lo que realmente es preciso y no de una agenda intocable. Esa deconstrucción de procesos está llevando a industrias poderosas a reinventarse. ¿Por qué no lo hace tu empresa menos grande y dónde sería más fácil hacerlo?

4. La inestabilidad. Hace siglos, cuando trabajé en Bolsa, mi obligación era avanzar en la escala salarial y subir en el organigrama. Todo era como tenía que ser. Cada cierto tiempo un ascenso, una mejora, un nuevo despacho. Era tremendamente tranquilizador saber hacia donde iba, cual era el destino y donde se fijaba la nueva meta. Todo estaba escrito, como un libro de vida por cumplir. La hoja de ruta me relajaba. La evidencia de la estabilidad empezó a angustiarme hasta tal punto que abandoné. Esa estabilidad era paralizante, algo cobarde. La tranquilidad impide pensar en grande. Dejé aquel trabajo y monté un negocio. Muchas personas ansían ser funcionarios, respetable, desean tener una estabilidad en un mundo donde eso cada vez es más complejo y difícil. No todos somos iguales y se debe respetar.

Pero pensemos que si es cierto que vivimos un momento excepcional de la historia ¿no será algo maravilloso ser parte de ella a partir de las características que nos impone este preciso instante? Estos son cuatro, de muchos, aspectos que comento en una de mis conferencias y que marcan el día a día inmediato de cuantos estamos viviendo estas cuatro o cinco décadas que  marcarán, como ya sucedió en el pasado, todo el futuro a medio plazo.

(Foto AP Photo/Victor R. Caivano)
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Conector, Inversion, Personal, Startups Marc Vidal Conector, Inversion, Personal, Startups Marc Vidal

Iniciamos Conector Games Madrid

Es una satisfacción tremenda ser parte de Conector. No se detiene, crece y sobretodo me permite aprender una barbaridad. En estos días en los que estamos finalizando el ‘matching’ entre mentores y proyectos de la tercera aceleración general en Barcelona se amontonan las noticias estimulantes.

Ayer anunciaba nuestro socio Carlos Blanco a través de su blog el acuerdo con R.Franco,una de las empresas más importantes del sector del juego tradicional en España, para llevar a cabo la primera aceleración ‘vertical’ temática en Madrid. Esto conlleva dos claras líneas, por un lado que iniciamos una de las líneas previstas en el proyecto, estar en Madrid como paso previo al salto internacional, y por otro el concepto de aceleraciones por sector de la mano de asistentes corporativos.

En estos momentos iniciamos la selección de las primeras 5 startups  de temática relacionada con Gambling o Games, en todas sus vertientes como Videojuegos, Casual Games, Mobile Games, Social Games, Gambling, en general todo lo que tenga que ver con juego o juegos, sean productos finales, plataformas B2B, motores, productos B2C,

Si tienes una startups que ya tiene el producto finalizado (aunque sea en fase MVP o prototipo) o bien lleváis pocos meses facturando y quieran buscar financiación, tienes hasta el 23 de febrero para aplicar e intentar ser parte de Conector Games Madrid.

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Déjame recordarte que el modelo de Conector se basa, en palabras de Carlos, en el “mentoring de verdad“, por el cual los proyectos escogen los mentores que quieren tener y los mentores eligen las startups a las que quieren apoyar. A partir de esta selección hacemos un matching para que los mentores colaboren con los proyectos que prefieren y los emprendedores puedan contar con los mejores mentores para su startup (cada Startup y cada emprendedor necesitan apoyo en unas áreas diferentes, y nosotros queremos ofrecer lo mejor para que consigan negocios de éxito).

Para esta aceleración vertical contamos con los mejores especialistas en el sector de los juegos como mentores, podemos destacar entre ellos a Fernando Piquer (Bitcoon Games), Sacha Michaud (Jdigital), Liam Patton (Appstowin), Jaime Ferré (Geenapp) o Raul Otaolea (WiMi5).

Además de ofrecer un espacio en las oficinas, el programa de aceleración vertical, que tendrá una duración de 4 meses, ofrece los siguientes beneficios a los emprendedores:

• Servicios del programa Paypal Blueprint valorados en 50.000 euros
• Productos de Amazon WebServices valorados en 35.000 euros
• Programas de Microsoft BizSpark valorados en 10.000 euros
• Entrar en uno de los mayores ecosistemas de emprendimiento de España
• Soporte y acompañamiento en servicios legales de Metricson
• Sesiones de formación por parte de mentores y profesionales especializados
• Entrar en contacto con los inversores y VCs más importantes de España

Pero ‘aún hay más’, si necesitas ‘cash’ durante la aceleración, el Grupo R Franco podrá financiar mediante préstamos participativos a los proyectos que necesiten ayuda económica los primeros meses. Recuerda, buscamos proyectos que ya tengan el producto terminado, MVP o prototipos en marcha.

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Startups a tener en cuenta en 2015

El listado que acompaño representan algunas startups irlandesas que, al igual que Silicon Republic, considero que se deberán tener en cuenta durante 2015. Serán objetivo de inversión para muchos obviamente y por eso me interesan especialmente puesto que el próximo mes presentaremos el fondo de inversión especializado en startups que, o bien están ubicadas en Irlanda o bien tienen en su road map pasar por aquí. El objetivo es invertir en empresas que ya puedan estar en el punto de mira de los principales actores del mercado británico y norteamericano. Dublín es un foco clarísimo para los emprendedores tecnológicos que no oculten su plan de expansión en el mercado más grande y estimulante del mundo o bien dando el salto o, como en muchos casos sucede, atacándolo desde la capital de la isla esmeralda. Ahí van:

WholeWorldBand
Es una aplicación para iPhone e iPad. Permite que cualquiera pueda hacer fácilmente música o vídeos y compartirlos en todo el mundo. Su uso es como entrar en un estudio de grabación virtual donde los fans de un músico pueden unirse a una sesión de grabación existente y aportan una voz, una parte instrumental, visual, o cualquier cosa factible de ser sumada. Es como una versión en colaboración, multipista y para YouTube. Fueron los ganadores a la mejor App por el uso innovador de la tecnología en Marketing Digital 2014 de los Premios EirCom. Actualmente WholeWorldBand ya está siendo utilizada por pesos pesados de la industria musical como Ronnie Wood (Rolling Stones), Stewart Copeland (The Police), Phil Manzanera (Roxy Music), Dave Stewart (Eurythmics) y New Model Army, así como miles de principiantes y músicos que colaboran juntos de forma asíncrona.

NVMdurance
Una compañía de tecnología de optimización de flash basada en Dublín que tiene la intención de desbaratar todo el mercado de almacenamiento de que actualmente soporta 28 mil millones de dólares. La tecnología de la empresa extiende la vida útil de los discos de almacenamiento flash de estado sólido en más de 20 veces al extender la resistencia de la memoria flash en chips nm 1x. La memoria flash se está convirtiendo en el medio dominante para el almacenamiento no volátil, es decir, las cosas que mantiene sus datos cuando se apaga el equipo, pero después de un cierto número de lecturas y escrituras de memoria flash simplemente se desgasta. Este llamado problema de ‘resistencia’ castiga el negocio de memoria flash y está retrasando su crecimiento. NVMdurance fabrica memorias flash que duran hasta 20 veces más. Nadie hace esto en el mundo.

Restored Hearing
La startup de la salud auditiva. La misión de Restored Hearing es aliviar el sonido tinnitus que se produce en los oídos de muchas personas. El objetivo de reducir los ruidos en los oídos por 15% en un mes utilizando su tecnología cinco minutos diarios. Recuperar el silencio para algunas personas es la clave. Están señalando a los enfermos de tinnitus en todo el mundo, unos 300 millones, especialmente a los que están ubicados en los EE.UU., donde organizaciones como la American Tinnitus Association y otras asociaciones ya han mostrado interés.

Pocket Anatomy
Es una aplicación galardonada en varias ocasiones y que sería como la solución de software visual 3D de bolsillo en temas de anatomía. Algo así como el Google Earth de la asistencia sanitaria, facilitando la comunicación médico-paciente diagnósticos y promover la comprensión personal de la salud. Ya está siendo utilizada por 250 mil estudiantes y educadores, así como 50 instituciones educativas en los EE.UU. El objetivo de la compañía es llevar la tecnología subyacente y hacerla más relevante y significativa para el mercado del paciente, facultando a los mismos a entender y manejar su propia salud y bienestar. Están en la incubadora NUI de Galway.

Artomatix
Esta me encanta y conozco bien el proyecto. Se trata de un proyecto que nace del Trinity College de Dublín cuyo equipo ha construido un sistema de inteligencia artificial con la creatividad artística similar a la humana. La tecnología funciona de tal manera que una vez que se suministran datos de artistas, Artomatix Estudio genera entonces nuevas expresiones artísticas sobre la base de estas entradas. El mercado es muy amplio y, aunque parezca chocante, muy nutritivo. La industria del cine, los videojuegos y derivados suponen más de 500 millones de euros en el este entorno y donde crear ‘artísticamente’ de manera autónoma y automática también es muy necesario.

Aylien
Ubicados también en Dublín, está aplicación se centra en soluciones de inteligencia artificial para dar solución a los problemas de creación de noticias y medios de comunicación. Se parecen mucho a una de las empresas que ya hemos invertido, Cilenis, pero digamos que su potencialidad anglosajona los hace muy interesantes. Procesamiento del lenguaje natural, máquina de aprendizaje y herramientas de recuperación de información para extraer ideas y significado a partir de documentos con facilidad. Ya ha recibido 500.000 dólares de SOSventures.

Herdwatch
En un país donde a las vacas se las llama ‘happy cows’ cualquier tecnología que se aplique a la ganadería es algo a tener en cuenta. Esta startup tecnológica apuesta por un CRM móvil para vacas basado en la nube para evitar a los agricultores y ganaderos horas de papeleo permitiendo grabar eventos agrícolas y animales directamente en un smartphone, tablet o PC, en cualquier momento y en cualquier lugar. En Irlanda los agricultores son un gremio muy alfabetizado y técnicamente son un grupo muy potente. Herdwatch es la primera solución multiplataforma totalmente aprobada por el Departamento de Agricultura. Es capaz de gestionar datos y ofrecer predicciones de información requerida, de tipo legal o técnico.

ThankFrank
ThankFrank.com es una plataforma de búsqueda de compradores sociales inteligentes basada en una economía de la gratitud. Ofrece una manera fresca de decir gracias por un consejo. ThankFrank subasta varias oportunidades de patrocinio limitado y la comunidad activa ayudas a estas empresas patrocinadoras a cambio. ThankFrank.com recoge todos los ingresos recaudados en nombre de toda la comunidad y lo deposita en la ‘Comunidad Cache’ que paga por descuentos de los usuarios cada mes. Cualquier consejo que recibe un ‘Gracias!’ consigue un pequeño descuento comercial, totalmente gratis, por lo que vale la pena dar buenos consejos. Funciona con cualquier plataforma social.

Pubble
Esta startup es el prototipo de proyecto que se instala en Irlanda y tiene todas las de la ley para dar el salto sin moverse de aquí. Un servicio web que añade una capa social a cualquier web de empresa y las ayuda a desarrollar una fuerte participación de la comunidad de la compañía. Pubble ocupó los titulares cuando se convirtió en la única compañía de la isla incluida entre las 11 que de 1500 que se presentaron lograron presentar su proyecto en el London TechStars 2014.

DisplayNote
Esta empresa de tecnología la conocimos en Belfast y está planeando irrumpir en el mundo de la productividad y la colaboración con su nueva aplicación llamada Swoodle. DisplayNote desarrolla tecnología que está diseñada para hacer más fácil a las personas presentar, compartir, conectar y colaborar en tiempo real a través de pantallas de gran formato, de escritorio y dispositivos móviles. El pasado octubre recaudó 1,25 millones de euros Bank of Ireland Kernel Capital Venture Fund, uno de los más activos en rondas A. El cliente potencial son presentadores, profesores, fabricantes que precisen visualizar de manera interactiva. La compañía se ha asociado con algunos de los mayores fabricantes del mundo de la tecnología de visualización, incluyendo NEC, BenQ y el Sáhara. Los productos de DisplayNote ahora están disponibles en 22 idiomas, distribuidos a nivel mundial.

Sediccii
La compañía ubicada en el campus Waterford Institute of Technology ha desarrollado una tecnología que autentifica a los usuarios sin la necesidad de transmitir información privada a través de Internet o que tenga que almacenar esa información sensible en los servidores. Sedicci utiliza un protocolo llamado ‘zero knowledge proof‘. Al eliminar la necesidad de transmitir y almacenar información privada, Sedici aumenta la seguridad en la identidad y reduce el riesgo derivado. Están trabajando actualmente con las organizaciones que requieren solo la autenticación de inicio de sesión para múltiples aplicaciones internas o que almacenan actualmente grandes volúmenes de datos de usuario personales sensibles. Conozco como funciona este tipo de gestores de identificación en temas aeronáuticos y por eso me interesa mucho como podrían aplicarlo a esos mercados verticales como líneas aéreas, banda ancha de telecomunicaciones, servicios públicos, agencias de gobierno y banca minorista. De las más interesantes.

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¿Por qué Westinghouse? (Editorial publicada en Westinghouse Future Economy)

El día que falleció Edison el mundo se apagó. Literalmente. A modo de homenaje las principales ciudades del mundo desconectaron todas las luces durante poco más de un minuto. A modo de monumental metáfora el planeta reconocía que su luz y su brillo derivaban en gran medida del cúmulo de inventos de aquel hombre.

Cuando buscamos momentos de la historia donde el conocimiento, el humanismo, la ciencia, el progreso y los cambios socioeconómicos disruptivos aparecen los años en los que vivieron personas tan brillantes como Tomas Alva Edison, Alexander Graham Bell, Nicolás Tesla o George Westinghouse. Tuvo que ser increíble vivir aquellas décadas en las que un invento, un descubrimiento se superponía a otro complementándolo para provocar uno nuevo aún más sorprendente.

Daria lo que fuera por recorrer unos minutos aquellas calles repletas de atónitos ciudadanos, conversar en algún café con los protagonistas de tanta innovación, de tanto talento y riesgo, detenerme ante la primera locomotora, no parpadear ante el intermitente destello de las primeras bombillas, quedarme boquiabierto con el primer interruptor de corriente alterna.

Cuando pensamos en momentos únicos, revolucionarios, inéditos, en que la tecnología lo cambió todo, debemos incorporar esta maravillosa época. Además, en esta, para los que nos apasiona la economía, sabemos que el papel de los actores económicos en todo ello fue fundamental.

Como pasa actualmente en un mundo sumido en una hipotética crisis que esta desatando todo cuanto la sociedad pensaba que era inalterable, en aquella época la mayoría de los progresos partieron de un momento dramáticamente difícil y complejo. En Estados Unidos, en plena guerra de secesión, aquellos hombres fueron capaces de convertir una crisis en una revolución. Sucede ahora, sucedió entonces. Los protagonistas de tanta miseria, del choque entre máquinas, tecnología y nuevas maneras de distribuir el trabajo con aquel progreso social que preconizaban no fue sencillo. Durante las décadas que esto se produjo le llamaron ‘crisis industrial’. Muchos años después, analizando en la distancia cuanto supuso todo aquello, la rebautizamos como ‘Revolución Industrial’.

Al igual que en nuestros días muchos se esfuerzan en catalogar todo cuanto nos sucede como una formidable crisis, deberíamos de ser capaces de interpretar la suerte de vivirla pues en realidad bajo lo que estamos no es más que una revolución gigantesca en todos los órdenes de la vida y que se trasladará en el tiempo. Los grandes avances de la humanidad no se producen en tiempos de bonanza, suelen ser mucho más nutritivos las épocas complejas y difíciles. Vivimos un cambio de época y no una época de cambios. Es así y es una suerte poder ser testigo y, mejor aun, protagonistas.

Westinghouse, Future Economy, te dará las claves cada mes de que sucede y como en ese escenario nuevo que suponen tantos avances desde el punto de vista económico. Sin dejar de lado que supone y como nos afectan los aspectos más tradicionales, bañaremos con la vanguardia tecnológica, los nuevos negocios y cada una de las aristas que el futuro inmediato nos tiene reservado. Aquí interpretaremos el rumbo que está tomando nuestro mundo en términos económicos desde la visión moderna y tecnológica que este soporte exige.

Aquellos años en los que personas como Edison, Tesla o Westinghouse encadenaban ciencia, física, negocio y futuro son tan parecidos conceptualmente a los que ahora vivimos que no podemos dejar de mirarlos con atención. ¿Cómo lo asumieron? ¿qué negocios surgieron de todo ello? ¿Cómo cambió el mundo y a que velocidad? ¿Cómo se distribuía el conocimiento de esa nueva realidad entre los contemporáneos?

Nuestra vida actual, automática y conectada, tiene un origen milimétrico en aquellos días. Edison logró encender el mundo, Tesla proporcionar electricidad controlada y Westinghouse humanizó todo ello conectando al planeta. Graham Bell lograría convertir en negocio un invento compartido que sería la antesala de nuestro modo de vida actual. Todos ellos vieron un mundo futuro, nuestro mundo.

De todos ellos, George Westinghouse representa mejor que ninguno cuanto quiere expresar esta revista y por eso hemos tomado su nombre prestado. Al igual que Edison inventaba cosas que fueran prácticas, Westinghouse lo hacía pensando en como mejorar la vida de las personas.

Tesla nació en 1856, el más joven, pero Bell, Edison y Westinghouse lo hicieron entre 1846 y 1847. Fue el momento del ferrocarril. Al igual que ahora Internet está impulsando todo cuanto supone un avance social y económico, el tren determinó el impulso absoluto de una época. El ferrocarril fue el detonante para que personas brillantes dibujaran la antesala de la modernidad.

El invento de la locomotora a vapor en Inglaterra se convertiría en el principio de todo. El tren era un símbolo optimista de la vida. Era reflejo y concepto de movimiento, de comunicación, de que las distancias se reducían y de que los países se cohesionaban. El tren, como ahora es Internet, estableció los patrones de un mundo mejor, cada vez más pequeño, próximo y, con el tiempo.

El caso de Westinghouse es tremendamente estimulante. En aquellos primeros tiempos, la seguridad en los trenes era muy escasa debido al modo en el que se detenían. En aquellos primeros tiempos las locomotoras disponían de su propio sistema de frenado que era independiente del resto del tren.

George Westinghouse consideró que si lograba inventar un ‘freno’ que no precisara de esta especie de colisión entre vagones convertiría el ferrocarril en algo mucho más seguro y por derivación más social, humano y mayoritario. Y así fue, a partir del freno de aire comprimido, logró crear un sistema que permitía al maquinista controlar el frenado de todos los coches.

Pero Westinghouse también era un emprendedor. Cualquier invento que se le ocurriera le debía dar formato de producto. Cuando inventó los motores rotativos que permitieron que el agua en las centrales hidroeléctricas se moviera recurrentemente, logró producir electricidad. Gracias a que esa innovación se derivó a catalogo, firmó un contrato en las cataratas del Niágara para producir electricidad, lo que a la postre marcaría el futuro de la humanidad definitivamente pues gracias a las hidroeléctricas, se pudo empezar a almacenar la energía hasta ahora incontrolable.

Pero como pasa en la actualidad. Cada hombre genial necesita de rodearse de otros hombres brillantes. Formar equipos o complementarse. Buscar el punto de suma para multiplicar. En 1888 conoció a una de las mentes más relevantes del siglo XIX, Nicola Tesla, quien acababa de presentar el modo de controlar la energía eléctrica almacenada de un modo llamado corriente alterna. Algo que también tiene un espectacular reflejo en nuestros días y en el modo en como gestionamos la red de redes.

Hay que tener en cuenta que, por aquel entonces, el problema de la interconexión eléctrica de Alvar Edison era fundamentalmente como transmitirla de un lado a otro. Para ello se precisaban conductores, los cuales cada vez que se sumaban para alcanzar mayor distancia se degradaba su intensidad. Westinghouse interpretó en ese descubrimiento la clave para socializar la electricidad y lo focaliza en los unos inéditos y primitivos electrodomésticos.

Planchas eléctricas contra grandes artilugios que quitaban las arrugas por peso, estufas que abandonaban el carbón en contra de resistencias eléctricas o la capacidad de interrumpir la corriente eléctrica con un ‘interruptor’.

De la penumbra a la luz eléctrica a partir de un simple gesto con un dedo. Girar un interruptor permitió al ser humano pasar de la antigüedad a la modernidad. Un puñado de hombres enlazaron sus descubrimientos casi sin saberlo. Una cadena de conocimiento derivó gracias a Westinghouse en objetos eléctricos que revolucionarían casi un siglo después la vida de todos nosotros.

George Westinghouse da nombre a la cabecera de esta revista no solo por su capacidad tecnológica, ni tampoco por haber sido un empresario brillante. Lo es por algo más integral, universal y de un alto valor humano. Este hombre personifica el acercamiento al futuro con optimismo, analizando los factores que convierten la economía inminente en algo por explorar, por aprender, pero también con el foco puesto en como, cada avance tecnológico puede representar un salto hacia el bienestar de las personas y un modo de mejorar nuestra sociedad.

Westinghouse observó que las ciudades eran nidos de miseria y degradación. Miles de personas derramaban sus sueños por las calles en los barrios industriales. Toda la tecnología que se aplicaba a la industria no se traducía en una vertiente más doméstica. Digamos que encontraba una quiebra entre lo que generaba riqueza y la dureza con la que vivían quienes la hacían posible.

Y decidió distribuir los beneficios de sus industrias a las ciudades que se crearon su entorno. Universalizó casi sin saberlo un nuevo tiempo económico que se agarraba fuerte a la tecnología y su nuevo ritmo.

Proporcionó ‘corriente alterna’ en todas las viviendas de sus trabajadores. Creó la ‘cobertura médica’ gracias a su voluntad de transferir la mayor velocidad productiva y la mejora de la seguridad en el trabajo sobrevenida por los avances tecnológicos basados en su manera de entender la electricidad moderna. Mejoró literalmente el aire que respiraban sus trabajadores inaugurando la relación entre el mundo industrial y la necesidad de hacerlo sostenible. Su capacidad para interpretar su presente y crear el futuro fue absolutamente increíble.

Fue un hombre que diseñó lugares para que los hijos de sus trabajadores pudieran jugar, creo canalizaciones de gas para que todas las viviendas de esas ciudades tuvieran calefacción, inventó rudimentarias tostadoras, lavadoras y secadoras aprovechando las características de la ‘corriente alterna’. Buscaba el bienestar de sus trabajadores, dando mejoras que se pueden comparar a las que algunas empresas tecnológicas de la actualidad ofrecen a los suyos y que son la envidia de tantas otras.

La popularización de estos inventos tardarían décadas en llegar. Tras la segunda guerra mundial las ciudades empezaron replicarse en el origen de las que diseñó George Westinghouse. Al igual que en esta revista defendemos que la tecnología desde el punto de vista económico no puede ser nuestro enemigo, sino el canal por el que mejorar nuestro entorno, los descubrimientos y las máquinas de aquella época industrial, en el caso del universo de Westinghouse lograba que nadie fuera preso de esos inventos y a cambio se les diera un uso cotidiano que mejoraba la calidad de vida.

Westinghouse inspiró el futuro, proporcionó una hoja de ruta a quienes, casi un siglo después verían en todo ello un canal de desarrollo social y universal. Murió en 1914, sin saber cuanto representarían sus avances, sin poder imaginar la sociedad de los años cincuenta y sesenta que replicarían sus modelos sociales.

Hubo muchos más que como Edison, Bell, Tesla o Westinghouse, trasladaron sus inventos y su manera de ver el mundo a la modernidad, a lo doméstico, al hecho cotidiano. Todos ellos lograron conectar el mundo, como si de una metáfora extraordinaria se tratara de nuestro mundo en red, aquellos hombres iniciaron un gran cambio de época tan similar al nuestro que no puede dejarse de lado.

El experimento de la ‘ciudad Westinghouse’ empezó con apenas tres centenares de personas. Luego fueron más de tres mil. Más tarde fue la humanidad. Ahora nos toca a nosotros descifrar nuestro propio momento y protagonizarlo. ¿Nos sigues?

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Economía, Ireland, Personal, Politica, Startups Marc Vidal Economía, Ireland, Personal, Politica, Startups Marc Vidal

Por qué Irlanda sí puede decir ‘la crisis ya es historia’.

Cuando hablamos de que la tecnología y la economía que se le vincula pueden perfectamente entenderse como algo estructural y no un adorno, el caso de Irlanda es paradigmático. En apenas unos pocos años Irlanda ha pasado de ser uno de los ‘PIGS‘ a posicionarse como el modelo a seguir. Según la última publicación de la Oficina Central de Estadísticas de Irlanda, su PIB interanual creció un 7,7%, más o menos como China. Mientras unos, Francia o Italia, debaten sobre reformas que nunca se materializan y otros, España, da la brasa acerca de una hipotética salida de la crisis, aquí en Dublín los deberes se fueron haciendo y en la dirección correcta: potenciar el sector exterior, facilitar la vida a las empresas y estimular la tecnología a lo grande.
Y es que a Irlanda casi todo le sale bien. Sus exportaciones crecen casi al 8% cada trimestre y la política monetaria europea les favorece al ver como cae la rentabilidad de sus bonos, su principal debilidad, pues tienen la deuda pública por encima del 120% del PIB.

El trabajo del gobierno de Enda Kenny va dando sus frutos. Hablaron poco e hicieron mucho. No salían cada dos por tres en televisión, de hecho aún no lo hacen, para decir que ‘la crisis ya es historia’. De hecho la dos veces que he visto al Primer Ministro en directo ha sido durante dos entrevistas realizadas durante el noticiero diario y como si fuera un invitado cualquiera, esperando el paso de la publicidad. No salen mucho porque el coste ha sido alto y el desgaste para muchos tremendo. Saben que la gente lo pasó mal y lo sigue pasando mal a pesar de las cifras. Las reducciones tremendas de los salarios en el sector público, el descenso de los sueldos en el sector privado, una ingente inversión para renovar la industria y, sobre todo, el impulso de un tejido tecnológico que fue el motor de la economía irlandesa en la pasada década, han sido las claves del milagro.

Pero hay más. En el estudio que el The Irish Times publicó el pasado año sobre las principales 1000 empresas en Irlanda se confirmó lo que ya hace más de una década sucede. La presencia de empresas extranjeras y particularmente de empresas tecnológicas en los primeros lugares es formidable. Tras la primera, el gigante de materiales de construcción Celtic Resources Holdings, aparecen las delegaciones europeas de Google y Microsoft.

Lo que empezó siendo un modelo de ahorro tributario se ha convertido en un motor de crecimiento. La inversión exterior es clave para comprender el crecimiento económico que Irlanda experimentó en la primera década de este siglo y su brutal recuperación que se vive ahora con un crecimiento programado que superará el 6%. Hay que destacar que el 65 % de las empresas irlandesas experimentaron un crecimiento de su volumen de negocios en el ejercicio más reciente y que eso se trasladó al resto de pymes pues el 70 % de ellas también aumentaron su volumen de negocio. Especialmente los emprendedores tecnológicos están dando el empujón más efectivo.

Irlanda en muchos aspectos es un lugar muy atractivo para hacer negocios. Aunque algunos trámites se han complicado, ahora se exige la residencia legalizada del administrador de cualquier empresa, la revista ‘Forbes’ coloca a Irlanda como el mejor país del mundo para los negocios. Lo es en base a parámetros como el derecho a la propiedad, impuestos, tecnología, corrupción, libertad o burocracia. Puede que tema del Impuesto de Sociedades funcione como reclamo pero la verdad es que quien quiere instalarse en un país donde pagar menos impuestos puede ir a lugares mejores. Si no quieres impuestos deberías ir a Luxemburgo, Suiza, Holanda o Singapur, en Irlanda se pagan muchas otras cosas que amortiguan el tema. Un salario mínimo que dobla el de España, costes sociales elevados y tasas de todo tipo, encarecen la factura fiscal.

Además, en ese tema, es necesario diferenciar entre tipos nominales. Francia, con un tipo nominal para el impuesto de sociedades al 34%, el nivel efectivo es del 8%. En Irlanda, el tipo efectivo es del 11,8%, muy cercano al 12,5% nominal. Igual todo no es tan bonito como lo pintan los interesados en ‘señalar’ el tema del impuesto, y depende más de hacer las cosas como toca y dedicarse a robar menos.

Aparte del Impuesto de Sociedades bajo, la posición geográfica de esta isla y el idioma principal son los factores que convierten a Irlanda en el lugar más atractivo para un gran número de compañías norteamericanas interesadas en establecer sedes en la Unión Europea y, de rebote, un lugar ideal para instalar cualquier startup que desee dar el salto al mercado británico o americano.

La competencia laboral en Irlanda es muy alta. Esta gente es global y está muy bien formada. Les gusta vivir temporadas por el mundo. Les gusta mezclarse. Son cosmopolitas. El 17% de la población ha nacido fuera de la isla y se nota. Ahora bien, lo que realmente hace que este lugar vaya a toda máquina es el peso de sus exportaciones, y especialmente de tipo tecnológico. El sector exterior representa el 106% del PIB, frente al 30% que le supone a España por ejemplo. Irlanda es el segundo mayor exportador de software del mundo. Las exportaciones irlandesas superan a las de India y Suecia juntas, y son superiores a las de países como Australia, Brasil y Dinamarca.

Lo que realmente ha funcionado en Irlanda es su capacidad para convencer a otros a fin de que inviertan en su país. La agencia de desarrollo de negocio e inversión con oficinas en el centro de Dublín no está de adorno. Su estrategia nunca fue táctica y se dedicaron a localizar empresas en crecimiento que pudieran instalarse aquí y, casi, convertirlas en celtas. Así lo hicieron con Zynga, cuando apenas tenía una docena de empleados en Silicon Valley. Hoy tienen casi dos millares en Irlanda.

Aparte de los mejores tiradores de ‘pintas’ de Guiness del mundo, este pequeño país es la sede de nueve de las diez farmacéuticas más grandes del planeta, la de tres de las cinco principales empresas de juegos del mundo, y tienen los ‘headquarters’ europeos ocho de las diez principales tecnológicas que existen. Y, obviamente, que estén estas multinacionales deriva en empleo y riqueza. No es sólo dinero electrónico buscando atajos fiscales. Estas empresas tecnológicas internacionales generan la quinta parte del empleo y suponen tres cuartas partes de las exportaciones totales.

Las inversiones desde Estados Unidos en empresas locales es cinco veces mayor que el que se recibe desde Europa. Tener una startup en Irlanda es una ventaja si buscas inversión a pesar de que la competencia es mucho mayor.

Sin embargo no todo puede ser tan bueno y tan deprisa. Hay dos irlandas. La doméstica, con impuestos y tasas que la ahogan, y la de las empresas que va a toda leche. La demanda interior de los irlandeses sigue cayendo y parece que eso no va a cambiar de momento. Los servicios públicos dejan mucho que desear. La sanidad no cubre nada, los transportes son un verdadero desastre y caros, la cobertura social deficiente y muchos de los ‘derechos’ que se viven en España, aquí no son más que ‘servicios’ que, si pueden, te condonan y sino te los pagas.

Los que vivimos en Irlanda y nos dedicamos a vender al exterior vemos como las empresas nacionales no orientadas a exportar sufren todavía muchísimo. En cada reunión, foro o encuentro con emprendedores, empresarios, políticos o periodistas económicos, detecto el mismo problema. La quiebra entre los que se están adaptando bien a los cambios que la tecnología aporta y los que no lo están haciendo cada vez es mayor. Algo que recorre al mundo de punta a punta y que unos llevan ventaja para superarlo y otros ni siquiera se lo están cuestionando.

En todo caso Irlanda es un buen lugar para emprender proyectos tecnológicos, para aprender y para afrontar el mercado exterior especialmente el norteamericano. Si tienes una empresa que está estudiando nuevas expectativas ponte en contacto con nosotros aquí.

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Superar miedos y la cuarta edición

La semana pasada me confirmaron la cuarta edición de ‘Una hormiga en París’. Un año después del lanzamiento y enfocado a las ventas navideñas, el grupo Planeta ha decidido imprimir una nueva tirada. Para celebrarlo de algún modo y a pesar de que muchos de vosotros lo habréis leído, hoy me gustaría publicar en este blog el capítulo que para mí define mejor todo cuanto en el libro se explica. Es el segundo, el que trata superar barreras, más difícil aún que perseguir sueños a pesar de todo. Ya en el prólogo del libro escrito por Bernardo Hernández, ex vicepresidente de Google y actual responsable de Flickr, se se explica que ‘La ambición está hecha de sueños, de patrones modelo, de pequeñas metas, de insatisfacción, de saber quién somos. Todos estos elementos son necesarios para modelar una ambición fecunda. Hay que combinarlos en unas proporciones que nadie te dirá y que sólo tu propia aventura determinará‘. Lo dicho, os dejo con el ‘capítulo 2’, ese que se titula ‘Superar miedos’.

«Sólo atravesando la noche se llega a la mañana.»
J. R. R. Tolkien

Con catorce años vivía junto a un artista mundialmente reconocido. Jordi Benito era uno de los artistas concep- tuales más importantes de Europa. Como se suele decir que «nadie es profeta en su tierra», la mayoría de vecinos desconocía al genio. Yo lo supe por pura casualidad y mientras estaba delinquiendo.

En el portal junto a los buzones del edificio donde vivía- mos, un paquete en forma de libro parecía implorarme: «¡cógeme Marc!, ¡cógeme!». Así lo hice y no me arrepiento. Lo tomé prestado, con la idea de devolverlo a su destinata- rio original, el tipo raro del cuarto piso. Al abrir el paquete, descubrí que se trataba de un libro escrito en alemán, un ejemplar del Kunstforum dedicado al arte conceptual. Me quedé pasmado. No entendía ni jota y jamás había visto algo similar. Sin embargo, la sensación de investigar, de adentrarme en lo extraño, resultaba irresistible. No podía detenerse. Pasaron horas o minutos de tanto disfrute que seguí recorriendo sus páginas hasta el infinito. No me apetecía devolverlo. En la biblioteca municipal solicité un diccionario alemán-catalán y me las apañé como pude.

Llegaron más paquetes como aquél y continúe tomándolos «prestados» del Sr. Benito. A lo largo de un año, me hice con un botín cada dos meses. Regresaba del Instituto una hora antes que el artista de su estudio. Llegué a reunir seis ejemplares hasta que me pillaron.

El hombre vino a casa, solicitó a mis padres hablar conmigo. «Si quieres leer más ejemplares sólo tienes que pedirlo». A partir de ese día, pasé muchas tardes en su estudio o en su piso. Mirando todo tipo de publicaciones, algunas dedicadas a él, y observando cómo trabajaba. Viendo su ex- presión artística en plena manifestación. Tuve el privilegio de estar cerca de un artista con reputación internacional.

Me habló del mundo y sus ciudades: París, Nueva York, Tokio y a cada palabra, a cada detalle, mis deseos de recorrerlas aumentaban. Durante años, confeccioné listas de cosas que quería hacer y acumulé fondos para hacerlas posibles. Me preparé para eso de vivir aventuras. Empecé por las más domésticas, aunque comportaban algún riesgo y mucho consumo de adrenalina.

Eran viajes cercanos y aventuras nocturnas. Pasé noches sólo en Barcelona inventando trabajos en grupo que jamás existieron o participando en congresos estudiantiles que «exigían» pernoctar en un albergue de la Plaza Real. Todo aquello se me quedaba pequeño. El gran reto, mi sueño, estaba en París. Ver Montparnasse, el Louvre, un lugar que inaugurarían pronto llamado Centre Georges Pompidou y todo cuanto mi propio ímpetu había magnifi- cado. Fin de la espera, no podía más.

El dinero necesario para afrontar esa aventura lo obtuve de desproteger juegos de Amstrad y Spectrum Plus y pregrabarlos para venderlos en el Instituto. Lo vendía todo. La colección de libros de Isaac Asimov me sirvió para pagar la mochila. La pelota firmada por los jugadores del Espanyol para los pantalones cool que debía llevar en la capital de la moda. Mi vida se convirtió en una subasta.

Al cumplir los diecisiete años, mi única obsesión era ir tachando la lista de deseos. El primer punto: «ir a París». En aquellos tiempos estaba muy lejos. Un billete de avión era algo inalcanzable y no teníamos teléfonos móviles ni Internet. Las cartas precisaban sellos y no había más remedio que esperar unos días cualquier respuesta. ¿Cómo podíamos vivir así?

En la actualidad, mis amigos me escuchan y callan cuando les explico que me he metido en algún nuevo proyecto por muy alocado que sea. Saben que lo pasé fatal cuando me arruiné por completo. Quedarse sin nada es algo que se explica en cuatro minutos pero se tarda en digerir cuatro años. Sin embargo, cuando les cuento un nuevo reto, un nuevo proyecto en el que voy a depositar toda mi energía y patrimonio, ni se inmutan, saben que no va a haber forma de evitarlo. Esperan y observan. Si me va bien, lo celebran; si me va mal, me apoyan.

Así me debieron ver por aquel entonces cuando dije que me iba a París de manera definitiva. Ya hacía tres años que soñaba con eso y nadie podría impedirlo. Una vez superada la Selectividad, me iría. El listado tenía que cumplirse y ya iba con retraso. Tomé mis anhelos, los metí en el mochilón, le di un beso a mi madre y me fui a la estación. No tenía ningún miedo, ninguna duda. Lo normal hubiese sido que pensara en él «¿y si no lo logro?». Se sabe que el miedo al fracaso suele acompañar a todos los retos.

Uno de los principales problemas en el momento de emprender es a nivel personal. Justamente, el miedo al error. Fracasar en todos los ámbitos de la vida siempre da respeto y nosotros mismos nos convertimos en la principal barrera. Decidirse y luchar por los propios sueños es la receta definitiva que debe aplicar cualquier emprendedor. Convertir el miedo al fracaso en una oportunidad.

Me subí en aquel tren sin saber qué iba a suceder, pensando que, quizá, todo sería relativamente sencillo. En un par de semanas regresaría a casa. No obstante, vivimos en un proceso de continuo aprendizaje. No debemos olvidar que de las cosas que salen mal a veces son de las que más aprendemos.

A lo largo del viaje —con sus expulsiones de vagones y estaciones, sus trenes de media distancia y de cercanías— ignoré los agravios o broncas de revisores y pasajeros a los
que no entendía pero que parecían señalarme lo mal que estaba viajar sin billete. A mí me daba igual, yo iba a París, con mucho por hacer y sueños que cumplir.

A los pocos días de mi llegada, dos tal vez, pude sentir que las cosas no iban a ser fáciles y que esa valentía inicial pronto se tornaría en miedo y angustia. A medida que me gastaba los ahorros en crêpes de Nutella o bocadillos mixtos, cerca de Notre-Dame, se hacía evidente que en menos de una semana mis fondos se agotarían.

La primera noche la pasé en un albergue de juventud barato situado muy cerca de Rivoli. Conservar las pertenencias ya era un logro en sí mismo. Debías dormir sobre la mochila, con los zapatos puestos o a buen resguardo, evitando algún que otro coleóptero madrugador. Había que reservar energías y valor para la ducha colectiva matinal. Estaba claro que no me iba a rendir, no podía renunciar a mi sueño por un simple bichejo o por la poca fiabilidad de los compañeros de albergue.

En aquel momento no era consciente, pero muy pronto convertiría la necesidad en una ventaja. Hace más de dos décadas, con ilusión y algo de picaresca, me hice empresario. Con apenas diecisiete años, tuve que idear algo para sobrevivir en la capital del mundo.

Fue por casualidad, como un cazaoportunidades, que descubrí una opción para ganar dinero. Un chino que tocaba música de los Beatles con su guitarra, en la plaza Georges Pompidou, me dio la clave. Con espíritu innovador, logré organizarme y al igual que las hormigas construí un pequeño ecosistema en el que incorporar mejoras, propuestas y posibilidades. Todo ello para afrontar el invierno que vendría.

Aquella experiencia conecta directamente con mi particular visión de la empresa y la manera de vivirla hoy en día. También se trata del origen de un emprendedor. Uno que pasó de vagar por las calles parisinas, sin nada que llevarse a la boca, a dirigir una empresa con una docena de trabajadores. Y todo en pocas semanas.

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Un año de 'hormiga'

Hace veintisiete años empecé a escribir un libro. Por aquel entonces ni lo sabía. Pasaron dos décadas y finalmente lo teclee sobre un impensable, por aquel entonces, artilugio digital. Trataba de los meses que pasé en París y de cómo, a cada suceso, conversación, experiencia, miedo o ilusión, le acabaría dando un sentido, un valor, un motivo y, sobretodo, un aprendizaje. Un viaje que finalmente, y sin saber muy bien porqué, acabó tatuado en miles de ejemplares de un libro en cuya portada aparece una hormiga y la Torre Eiffel. Forzando la vista, se puede identificar a quien hoy lees en su propio blog.
Y es que ya ha pasado un año desde que ‘Una hormiga en París’ fue lanzado al mercado. Se presentó en noviembre y rápidamente se situó en los primeros puestos de los libros más vendidos aquel invierno. El lanzamiento tuvo mucha prensa, una puesta de largo con muchísimos amigos y tres ediciones. Todo ello ha permitido que conocidos que sabían la historia, amigos que recordaban mi regreso de París por aquel entonces, mi familia que lo sufrió, lectores y curiosos entraran en el universo particular de aquella hormiga que un día decidió perseguir sus sueños e irse a París. Y se fue a no saber exactamente que, pero que se convertiría en el preludio de un modo de vida y de una manera de entender los retos, la innovación, los miedos y la amistad.

Ya son veintisiete años. Mucho tiempo desde que todo aquello sucediera aproximadamente de un modo muy similar a lo que el libro explica. Entre las peticiones más extrañas que he recibido destacan dos que pensaré con detenimiento. La primera solicita que escriba en detalle la ‘cara B’ del libro. Los detalles. Como un ‘cómo se hizo’ que a veces emiten sobre una película. Una recopilación de anécdotas que en si mismas compongan un relato distinto a la vez que acompaña al original. Una especie de ‘relectura’ en el que mientras sabes lo que esta pasando, pues has leído ‘la hormiga’ vas recogiendo otras informaciones. Este estaría bien, pero se debería de basar en recuerdos que seguramente no lograré encontrar en los bulevares de mi memoria. Tampoco sería fácil, yo no soy historiador, en focalizar bien las cosas que sucedían en aquel momento en el mundo y en París.

La otra propuesta divertida es la de explicar la misma historia pero ambientada en la actualidad. Un joven, de similar edad que decide iniciar una aventura, a otra ciudad con un valor parecido a París para la hormiga y un método de vida improvisado y apoyado en las nuevas tecnologías y la innovación. No sé. Tal vez. Sería distinto, pero factible. No obstante ahora soy padre. En siete años mi hijo tendrá la edad que yo tenía cuando me fui a París. Hace mil años. Estaba muy lejos, mucho más que ahora. No era posible saber que hacías porque no había redes sociales, ni teléfono móvil. Era todo muy difícil y, porque no decirlo, arriesgado. Por eso pienso en como yo respondería a un impulso similar de mi hijo. La verdad es que dudo en si sería capaz de animarlo.

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Pero lo más gratificante ha sido saber del uso que del libro se está dando en algunos lugares. Una decena de escuelas de negocios confirmaron haber incorporado el libro en su plan de trabajo de este año, desconozco el número de escuelas de secundaría que proponían su lectura como ‘estímulo’ emprendedor. Sin embargo, en este campo, algo me hizo tremendamente feliz. La directora de una escuela de primaria gallega me escribió para pedirme autorización puesto que habían ‘arreglado’ la Hormiga en una versión infantil. La adjuntaron y era una pequeña obra de arte.

Más tarde vino la propuesta de hacer una obra de teatro. Todo iba bien, pero no llegó a cerrarse por falta de presupuesto a pesar del gran trabajo realizado por su director y adaptador del texto al lenguaje teatral. Estoy seguro que, tarde o temprano, la hormiga subirá al escenario. Y es que de esto va todo al final. De retorcerse ante lo que es injusto, de revolucionarse íntimamente. A veces eso es emprender, pero otras muchas no. Todo se trata de cómo lo afrontas y como te enfrentas. Saltar por saltar no parece lógico, pero es una opción. Si lo haces, y de eso trata ‘La hormiga’ que lo hagas por que lo deseas, sabes a lo que te enfrentas y estás dispuesto a sufrir si no lo logras. Que no sea porque está de moda saltar por precipicios o porque te dice todo el mundo que es súper ‘cool’ estrellarse contra el suelo.

Estos días estoy redactando mi nuevo libro para Grupo Planeta. Un ensayo mucho menos divertido en lo formal pero mucho más intenso en lo conceptual. Un trabajo que nos lleva a un mundo que nos parece de ciencia ficción pero que no es más que algo inminente, y en muchos casos, tan real como conectarse a la red hoy en día. Un libro que intentará dar las claves para entender el presente económico desde un punto de vista tecnológico y social. El objetivo del mismo es dar las herramientas conceptuales para revolucionarse en lo personal y en lo profesional ante el reto inmenso que nos ocupa como especie. Todavía falta. Estoy en ello.

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Penalizar el cambio de modelo de crecimiento económico

Para los que todavía consideran que la economía ‘se está recuperando’ porque empiezan a venderse más pisos, las hipotecas aumentan y los bancos están ‘saneados’ este artículo no tiene mucho sentido. De hecho les sonará a un canto tecnológico que habla de un mundo que no va con ellos. Sin embargo, si eres de los que piensan, como yo, que no hay nada que recuperar, que el futuro se está definiendo en los países donde se ha comprendido el valor de un nuevo tiempo y dónde las opciones de conquistarlo pasan irremediablemente por aceptar un punto de inflexión histórico que ahora llaman crisis pero que algún día, con perspectiva, llamaremos revolución, entonces si, este es tu post.
Entre los que definen el tiempo actual como un mal paso, una situación temporal a la que hemos llegado por ‘agotamiento’ del consumo o porque ‘tocaba’, se encuentran la mayoría de quienes deberían de liderar los procesos de cambio o, como mínimo, estimularlos. Los otros, somos los que disfrutamos de la dificultad que supone enfrentarse al reto de escalar en los términos de nueva economía, de abrazar a la tecnología como hicieron nuestros antepasados en otros momentos de la historia y de convertir este escenario digital que nos rodea en el motor de una sociedad mejor y más automatizada.

En ese concepto sofisticado y complejo de Nueva Economía aparecen infinidad de modelos de negocio, procesos económicos e, incluso, dinámicas políticas y sociales. Entre ellas destaca uno que, por su dinamismo e ilusión, lidera en muchos casos la difícil carrera por la modernidad, por asumir el futuro inminente y, en muchos casos, el propio día a día presente de los países que se esfuerzan en encabezar la innovación y la sociedad del conocimiento. Las llamadas ‘startups’.

Hay quien en eso de poner palabras y siglas no ven más que un párrafo de sus discursos cansinos, previsibles y de campaña electoral. Otros, por el contrario, en cada término que significa modernizar, facilitar el progreso y encajar las piezas de un puzzle complejo y riguroso ven la gran oportunidad para posicionar sus economías.

El modelo ‘startup’, empresas tecnológicas con potencial de crecimiento enorme y con un comportamiento distinto al tradicional, basado en rondas de financiación que las hacen grandes y competitivas mucho antes de ser rentables, que basan su crecimiento en el desarrollo de tecnología y que esperan la llegada de su momento idóneo para entrar o pertenecer a proyectos de dimensiones muy superiores, está demostrado que supone un acelerador de cambios en todos los aspectos de la economía.

Pues en eso estamos. En el punto en que un gobierno puede establecer si apuesta por eso o lo deja pasar. En el límite entre facilitar a los emprendedores e inversores impulsar esa conquista del concierto económico o el de permanecer en la butaca cómoda esperando un viento favorable que ya no llegará. La última flecha clavada en el torso viene del artículo 95 de la futura ley del IRPF. Ya son varios los emprendedores y fiscalistas vinculados a la tecnología que se han mostrado estupefactos. Martin Varsavsky, Iñaki Arrola y muchos otros han analizado aspectos de dicha reforma tributaria que a todas luces entrará en vigor a principios de año.

Es cierto que aún está por ver como acaba el asunto y que en otros países hay aplicaciones parecidas. Sin embargo la esencia nos demuestra que los detalles más destacados responden a una falta total de comprensión de en que modelo de empresa nos movemos, que importancia tienen los flujos de capital aportado y el, si me apuras, el momento que conceptualmente nos ha tocado vivir. Según se desprende parecería que se está legislando para un modelo empresarial del siglo pasado cuando Internet y sus dinámicas no eran para nada el motor de ningún cambio socioeconómico.

A partir de enero si tu empresa vale más de cuatro millones o, teniendo más de una cuarta parte de la misma valorada en un millón de euros lo tienes crudo si, por cualquier motivo, quisieras cambiar de domicilio fiscal. Deberás tributar sin haber pasado a liquidez tu participación e, incluso sin haber vendido la empresa o quedarte en España diez años.

Puedes estar pensando que porque va a tener que irse un español que ha montado una empresa en España. Eso tendría sentido, que no mucho, si hablamos de economía tradicional, pero que en un modelo digital que precisa de acaparar talento, crecer en ecosistemas preparados para convertir una pequeña empresa tecnológica en un gigante internacional, es una guillotina. ¿Quién va a montar una empresa en España si cuando precise exponerla en Silicon Valley, Dublín, Berlín, Seúl o Singapore conviviendo allí durante años para localizar el vehículo de crecimiento más idóneo? ¿Quién va a invertir en una empresa con potencial de ‘player’ mundial si cuando eso suceda te van a crujir tu inversión?

Es que es una detrás de otra. Leyes de emprendedores que fueron papel mojado, muros en la normalidad de la gestión de los datos, regulaciones casi inéditas en el mundo para que la búsqueda de financiación beneficie a los bancos y, ahora, un modelo tributario fuera de toda lógica de los tiempos que vivimos y que, si nos dejaran, deberíamos poder vivir. Sigo pensando que hay lugares donde la administración, cuanto interviene, perjudica. En lugar de ser un facilitador se ha convertido en un inconveniente. Dudo ya que lo hagan con mala fe, creo sencillamente que lo hacen porque viven en un mundo distinto, lejano y donde la mayoría de las características que podrían convertir un país en crisis en una economía moderna y con expectativas, los ciega.

Hay países que hace unas pocas décadas estaban desolados. Ahora son potencias tecnológicas. Muchos otros ya se han subido al tren del futuro. Era relativamente fácil. En muchos casos era no hacer nada. Dejar hacer a quienes se juegan su patrimonio, gastan sus energías, sueñan despiertos y persiguen retos con el fin de satisfacer sus deseos y sus bolsillos. Al final, todo ese ejército de innovadores, emprendedores, desarrolladores y muchos más, construyen el futuro y lo hacen bajo el patrón de la tecnología que nos permitirá vivir en un mundo mejor y de un modo más competitivo. Pero no dejar hacer, poner trampas, regulaciones excesivas, muros, zanjas, tributaciones cerradas y anticuadas, sólo aleja a una sociedad de esa meta.

Pensarán que así las empresas no se irán. Se quedarán siempre en España. Si les pongo difícil irse cuando crecen, se quedarán. Probablemente lo que van a lograr es que ni se creen. Que poco a poco, analizando lo visto, muchos opten por crearla directamente fuera. Yo lo hice hace años.

Montar tu empresa en Irlanda, por ejemplo, ya no es un tema tributario solamente. Hablamos de libertad, de ecosistema, de facilidades, de regulación lógica y de estímulo a que, si es preciso, las empresas puedan crecer allí donde les sea más propicio. Muchos creen que las grandes empresas del mundo tecnológico vienen a Dublin por el tema tributario y derivados similares. Cierto, como también que son centenares las startups irlandesas, o de otros países que se instalan un tiempo en el Silicon Valley europeo, que en su fase de mayor exposición y crecimiento se van y se instalan legal y tributariamente en Estados Unidos. Curioso, muchas, luego, regresan con un potencial inmensamente superior a que si no lo hubieran hecho.

El ejecutivo español debe confiar mucho en el Silicon Valley ‘español’, por eso ha considerado oportuno ofrecer todo tipo de facilidades para que si tu empresa tiene opciones de crecer, recibir una gran inversión o de capturar talento, no tengas que irte. Una gran ayuda, si… Reducir el paro en España no es tarea fácil. No sólo porque hay algo estructural que depende de que volvamos a construir pisos de manera ridícula y casi pornográfica. No, también depende de que muchos de los empleos que busca la gente cada vez existen en menor medida. Ya no hace falta la gente para hacer cosas que ya no las hacen las personas, lo hacen máquinas, software o robots.

Reducir el paro no depende de que los jóvenes se vayan a patadas. Demostrado queda que no es porcentualmente significativo. Tampoco de las grandes empresas, que ocupando mucho, no son relativamente la principal bolsa de empleo. Depende de las PYMES y de los emprendedores. De ellos es el barco. Déjenles que naveguen. No les den mapas equivocados, cartas de navegación hechas por quienes jamas vieron el mar.

La cantidad ingente de factores que complican el poder montar una empresa en España en comparación con un número importante de países es, poco a poco, la clave del asunto y del problema. Lo de la reforma tributaria una más. A cada día que pasa, sumando elementos de este tipo, estamos más cerca de los modos de quienes dicen ser el ‘diablo’ que de los que ya van a velocidad crucero en eso de la economía del futuro. El proteccionismo en este caso se convertirá en desprotección de aquellos que podrían impulsar el cambio del modelo de crecimiento de un país que agotó el anterior, si es que lo hubo y si es que fue real.

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Mapa mental de 'Una hormiga en París'

La periodista Alejandra Beatriz Herranz hace más de tres años que se dedica a realizar ‘mapas mentales’ de los libros que lee. Una técnica inventada por el australiano Tony Buzan que la verdad es tremendamente efectista y eficiente. El caso es que la Alejandra decidió hacer uno sobre ‘Una hormiga en París‘ y hoy os dejo aquí el resultado tan espectacular. Si lo quieres ver ampliado sólo tienes que clicar en la imagen.

Los códigos de color del mapa están agrupados en tres aspectos según la autora. La empresa: el amarillo, por ser el color de la intuición y de la acción. Las personas: el rosa, por ser el color del afecto. Y el miedo, el azul, porque es el color del pensamiento -y más que temer, es mejor actuar.

Screen Shot 2014-10-20 at 11.05.25Las ideas que se trasladan del mapa mental del libro según la autora giran en torno a que ‘el emprendedor puede ser, en determinados momentos, una persona sola. Por ejemplo, cuando tiene que pensar consigo mismo si vender o no su emprendimiento, en el que ha puesto esfuerzo, sudor y trabajo, a unos inversores que sólo piensan en rentabilizar aún más lo que están a punto de adquirir. O, acaso, soltar (ese apego) y despedirse de aquel emprendimiento en el que el mismo emprendedor puso pasión, dedicación y suerte compartida’.

También resalta que ’enfrentarte a todo porque confías en ti mismo es cambiar uno mismo para cambiar el entorno. Adentrarte en lo extraño. Atender una necesidad y localizar una oportunidad. Estimular el deseo a partir del contacto con el mundo. Sobreponerte ante el miedo al error y al fracaso. Decidirte y luchar por tus sueños. Analizar el entorno‘.

La verdad es que agradezco a Alejandra este magnífico trabajo, pues al igual que ella establece leyendo mi libro que ‘valorar tu propio esfuerzo, sabiendo por qué te involucraste en tu proyecto, permite moldear tus proyectos con humanidad, creatividad y pasión, para afrontar los miedos y transformarlos en retos‘, su trabajo no deja de llevar tatuado el mismo espíritu.

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O te transformas (digitalmente) o te transformarán.

En el futuro inmediato sólo habrá empresas digitales. O mejor dicho, todo tendrá que ver con su gestión de lo digital. Digamos que digitalizarse o no, en el caso de las empresas, no será una opción y dependerá de cuando, como y con quien. De hecho sólo en el mecanismo que utilicen para transformarse estará la diferencia y la clave del éxito y, en muchos casos, la propia supervivencia. Transformarse digitalmente parte del proceso elegido y, en la mayoría de los casos, en manos de quien dejamos ese complejo tránsito. O te pones en eso de transformarte y hacerlo con tiempo y bien hecho o te verás obligado (o te obligarán) a hacerlo.

Hay muchos estudios que explican y esquematizan metodologías y estilos para afrontar eso de digitalizar una empresa. A mi parece muy interesante este del MIT que enumera nueve puntos que concretan el modelo de transformación digital y que van desde la comprensión del cliente, criterios de crecimiento, puntos de contacto con los compradores, la digitalización del proceso productivo, el aprendizaje de los trabajadores, emprendedores o directivos, los nuevos modos del Management, la transformación en los modelos de negocio, la globalización, etc.

El cambio que vive nuestra sociedad, la empresa y sus relaciones pertenecen al ámbito de lo que llamamos Nueva Economía, de aquello que estará protagonizando todo nuestro universo inmediato en el futuro inmediato. Lo sofisticado, por no decir dramático, es la velocidad a la que se está produciendo ya la irrupción de todo cuanto caracteriza la digitalización del ecosistema económico.

Lo principal en todo caso es la observación. Atender a esos cambios generales y transversales que vivimos desde la percepción de nuestro momento actual y no en la identificación, casi imposible, de lo que se nos viene encima. El futuro es una nebulosa llena de sorpresas. ¿Quién podía saber hace apenas un par de años que algunas plataformas sociales iban a poner en jaque modelos de negocio intocables? Otros elementos vinculados a decenas de estructuras inalterables hace una década ahora están absolutamente superadas por sus ‘colegas’ digitales.

Hace un tiempo escribí de cómo gracias a mi trabajo pude ayudar a transformar un cementerio de coches en un ‘chatarrero digital’ exitoso. Si te interesa la historia es interesante como ejemplo ‘muy básico’ de lo que estamos comentando hoy en este post.

¿Has pensado si tu empresa, tu pyme o tu proyecto está preparándose correctamente al oleaje que se ve a lo lejos? Ese mar en calma que supone una facturación y unos resultados razonablemente buenos no son garantía de estar en disposición de navegar cuando entremos en otro océano mucho más exigente.

En alguna conferencia he dicho que no vivimos una época de cambios sino un cambio de época y de que en esa metabolización es la entrada en un nuevo paradigma en todos los órdenes de la vida y la economía, pero que aún no es posible detectar nada más que las primeras fases de lo que todo esto va a suponer de revolucionario, de único, de inédito y de transformador.

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Cuando hablamos de digitalizar lo hacemos de procesos y de herramientas. El uso de la tecnología no puede ser una anécdota o un complemento que nos enlaza con una red social. Hablar de transformación digital es hablar de implementar herramientas, software y procesos de ejecución que automaticen cada nivel de trabajo en una empresa a fin de producir más y mejor, generar la superficie ideal para que la compañía se haga inteligente y aprenda en cada momento de cada uno de los pasos dados, que no deba retroceder y si lo hiciera fuese para ganar un mayor impulso futuro.

El comercio analógico pasa a comercio electrónico, incluso puede dejar de ser algo con presencia física definitivamente. La gestión de clientes, envíos, ofertas, opciones, relaciones, redes, factores de incremento de ventas o lo que se nos ocurra, se hace inmensamente más nutritivo con el uso del ‘big data’ ya sea propio o adquirido por comparación de la competencia.

Las fronteras empresariales conocidas entre cliente, empresa, proveedor y competencia se diluyen en el universo digital hasta el punto que uno y otros dejan de ser claramente cada una de esas cosas y empiezan a asumir papeles que se mezclan en muchísimas ocasiones. Digitalizarse es entender y ser practicante de esa compleja amalgama de enlaces.

Los niveles de eficiencia en la producción al que han llegado algunas empresas digitales es de tal calibre que raro es el día que no vemos como ‘una pequeña startup’ ha pasado por delante de una gran compañía que ‘hacia lo mismo pero más lento y caro’. Eso también sucede con otro tipo de proceso. Hemos pasado de empresas lentas, grandes y pesadas que han visto como una mucho más pequeña les daba la vuelta y les superaba en su mismo campo de juego por haberse digitalizado a tiempo, mejor y con mayor inteligencia.

Ahora bien, si necesitas transformar tu empresa o tu modelo de negocio deberás de saber quien eres para identificar que modelo seguir. O bien el ADN de tu compañía ya es digital y eso significa que todo gira en torno a modulaciones de este tipo o por otro lado lo que te afecta directamente es el tiempo en el que te adaptes para poder ofrecer un buen catálogo de productos innovadores o de negocios digitales.

La diferencia entre un negocio digital y uno que está pendiente de transformarse radica en que mientras el primero gestiona el tiempo y sus recursos en clave de soluciones disruptivas, el segundo se esfuerza en retrasar los cambios inevitables.

Si eres empresario, directivo o alguien que está pensando que ha llegado el momento de transformar el modelo que te afecta, debes hacerlo en base a ese patrón que supone aceptar que el camino va a ser largo, pero que en algún momento debe empezar. Todo afecta e impacta, sucede como nunca antes había pasado, más rápido y con una cadena de valor e intermediarios totalmente distorsionada.

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Invertimos en 'crowdfunding' deportivo: Sponsorto

Desde hace tiempo vengo analizando diversos proyectos sujetos al modelo ‘crowdfunding’ y finalmente decidí apostar por Sponsorto, una plataforma de micro-mecenazgo deportivo que ha logrado sumar a gente muy interesante entre periodistas, deportistas olímpicos y expertos en negocios digitales. Ocupo muchas horas de mi día en la práctica deportiva. Lo hago por placer y por necesidad. El deporte es algo que siempre me ha acompañado y que considero sustancia indispensable en una sociedad sana, creativa y emprendedora. Como dice el CEO de Sponsorto, Francisco Carballo, ‘en nuestro país llevamos unos años verdaderamente difíciles, difíciles para muchas personas y colectivos a los que se les han cambiado las reglas de juego de la noche a la mañana’.
Lo cierto es que hasta hace unos años nuestra sociedad disponía de unos recursos que hoy por hoy ya no existen o cuando menos no se distribuirán como hasta ahora. El tablero se ha movido, los jugadores han cambiado de posición y las reglas ya serán otras para siempre.

Muchos colectivos están sufriendo la adaptación. Algunos la niegan incluso. Pero ha habido un sector especialmente castigado y silencioso, un sector que ha seguido trabajando en silencio, un sector compuesto por deportistas, Federaciones, Asociaciones, y aficionados. Un conjunto de personas que aman el deporte, que saben que parte del éxito arranca en el sacrificio, un sector que representa la marca país con un valor incalculable.

El Deporte posiblemente es uno de los colectivos en los cuales los recortes desde el sector público sumados a la delicadisima situación del sector privado, grandes empresas y pymes sin liquidez prácticamente para cubrir sus necesidades operativas, han revertido en situaciones dramáticas en algunos casos. Es cierto que algunos procesos deben optimizarse y racionalizarse dentro de la estructura interna del sector, pero también es cierto que esa necesidad formará parte de una nueva manera de obtener y redistribuir los recursos para cubrir las necesidades operativas de deportistas, Instituciones, Asociaciones y Federaciones en el sector.

La tecnología abre nuevos retos y nuevas oportunidades y es aquí donde Sponsorto.com quiere ofrecer a los usuarios una plataforma para promover y ayudar al deporte base, el deporte amateur, los deportistas profesiones y todas las Instituciones, Asociaciones y Federaciones deportivas. Una plataforma de micro-mecenazgo deportivo que ayude a la consecución de los recursos necesarios para la realización de actividades deportivas, una plataforma que persigue la rentabilidad social de las aportaciones que puedan realizar particulares y empresas.

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En la 'Semana del Emprendedor' de México

Si estás leyendo este blog desde México a buen seguro ya debes tener en tu agenda la opción de pasar por la ‘Semana del Emprendedor’ que se inicia hoy lunes en la capital del país. Más de cien mil personas pasarán a lo largo de cinco días por los múltiples escenarios que se han preparado para esta gran fiesta. La verdad es que desde que llegué a la Ciudad de México Distrito Federal he sentido el entusiasmo con el que los mexicanos están viviendo todo el hecho emprendedor. También, cabe decirlo, el modo en el que las instituciones se han volcado es significativo.
https://twitter.com/marcvidal/status/498527021660508161

Tengo que reconocer que compartir escenario con Peter Diamandis, Arjan Dijk, Carlos Argüello, el ministro Emilio Ricardo Lozoya, David Konsevik, Renée Mauborgne, Andy Cohen, Christopher Gardner o el resto de ponentes, me supone una responsabilidad, un honor y un sueño hecho realidad. La mayoría de ellos son auténticos motores de inspiración para mi y, por supuesto, lo más cerca que pensé estar de algunos de ellos era a través de lo mucho que he leído y estudiado sus enseñanzas. Espero estar a la altura ante los casi dos mil asistentes previstos a cada sesión en el auditorio principal.

La conferencia que he preparado para esta ocasión gira entorno del hecho emprendedor, del reto que supone perseguir los propios instintos profesionales y de cómo aprovechar este momento histórico tan rico para lograr nuestros objetivos. Por un lado hablaré de cómo, a nível personal, me lancé a emprender casi sin saberlo en el viaje que explico en mi libro ‘Una hormiga en París’. Por otra banda remarcaré los factores y características que a mi entender debe considerarse en un emprendedor. Finalmente ambas cosas las vincularé al momento actual, a ese momento revolucionario que, por suerte, nos tocó vivir.

Aprovechando este viaje de trabajo en agosto a México hemos puesto todos los motores en marcha en Openshopen México. Un equipo de diez personas está recorriendo el país presentando nuestra plataforma. Durante el evento dispondremos de un espectacular stand para dar de alta a todos los interesados en tener una tienda online con un extraordinario descuento. Por cierto, el efecto no se ha hecho esperar y las primeras métricas que ya recogimos el viernes y el sábado quintuplican las que hasta esos días teníamos. Es increíble la potencia de este mercado.

Durante una de las entrevistas que me hicieron en los informativos del grupo Azteca me preguntaron sobre el motivo de estructurar un equipo concreto en el país si nuestra plataforma era digital, universal, sin necesidad de agentes locales. Le respondí lo que define todo el modelo de internacionalización en el que he basado todo el desarrollo actual de Openshopen: creo en la globalización totalmente, pero atendiendo cada mercado con su propio lenguaje, filosofía y foco. Lo primero que hice al llegar a México fue lo mismo que hago en el resto de países, escucho, aprendo y sumo.

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Aunque es agosto, a pesar de que vengo frecuentemente y que los viajes son duros y que uno ya empieza a tener ganas de descansar unos días, a pesar de todo, merece la pena impregnarse de tanta energía y optimismo.

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De golpes, pedales, levantarse y emprender

Cuando veo a un grupo de chavales golpeando el suelo una y otra vez con sus ‘skates’, bicicletas BMX o patinetes deportivos, suelo quedarme mirando algunos segundos, si tengo tiempo minutos. Conozco mucha gente que cuando se cruzan con estas ‘pandillas’ refunfuñan, se quejan o maldicen en voz baja. Hay gente que los percibe como molestos, intrusivos o mal educados. Cierto que el respeto por la convivencia y el uso urbano de muchos de ellos sería revisable, pero hay un grado de ‘molesto’ en lo que hacen que representa la esencia de muchas posturas sociales y de reacciones a infinidad de contratos que no piensan firmar.
Sin embargo, tras cada salto, cada caída, cada nuevo intento hay una filosofía de la excelencia, de la mejora, del levantarse tras cada error. Un giro en el aire de la tabla, un golpe lateral a una pared con las ruedas o cualquier figura con nombre anglosajón que desconozco y que ellos tan bien pueden listar en una conversación, son centenares de horas de intentos fracasados y dolorosos. Todos amontonados en un éxito aparente. Son así. Es la generación de ‘las vidas infinitas’, del ‘game over’ programado. Crecen asumiendo que tras una derrota en la ‘play’ hay otra oportunidad empezando desde el principio. Tras cada logro, una búsqueda de una figura, de un salto o de un giro aun más complejo y difícil. Viven persiguiendo retos.

Son una metáfora de cuanto debería de dictar nuestra vida cotidiana. El aprendizaje y la excelencia surge de la pasión y la dedicación a pesar de los errores, los golpes y las críticas. Me apena cuando alguien dice que ‘es lo que puede ser’ y no ‘lo que quiere ser’.

Ayer tomé un café con un buen amigo que se marcha de Dublín definitivamente. Me confesó acerca de sus anhelos y de cuanto cree no haber logrado aquí. Me temo que no sabe cuanto se lleva realmente. Todos los sinsabores son en esencia parte del asunto. Le conté que, en mi caso hace mucho que renuncié a cosas que considero complementarias y que no me ayudan a perseguir mis retos o sueños. Ya no cuenta como le contaba a nuestros padres o abuelos eso de tener donde ‘terminar tu vida’. Menuda mierda de expresión. Sabemos que la seguridad dejó de existir en términos económicos. Le ha quedado claro a quienes se embarcaron en ruinosas aventuras inmobiliarias, a los que dedicaron altos porcentajes de sus sueldos en planes de pensiones o preferentes que se han difuminado sin más. Prever el futuro es importante, pero vivir el presente es lo principal.

Ser feliz no depende del tamaño de las ruedas de tu coche sino de ese paseo tranquilo por tu barrio de la mano de quien quieres y pensando que la jornada que termina, aun habiendo sido un desastre, sólo era el día anterior a uno que mañana será genial.

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Le contaba a mi amigo que decidí hace mucho que mi trabajo sería global por que me gusta vivir sin fronteras, agotador porque disfruto con él como si fuera ocio, apasionante porque me permite conocer personas que saben mucho más que yo todos los días, enriquecedor porque a cada paso, a cada vuelo, a cada noche de hotel los minutos se convierten en un reto pendiente, vibrante porque cada nuevo proyecto que asumo es el primero, electrizante porque todo pasa a una velocidad digital e innovadora y brillante porque me ciega la luz que emite todo cuanto quiero hacer todavía. También le confesé que en un tiempo, no muy largo, levantaremos el pie del acelerador para descubrir otras cosas que a tanta velocidad te pierdes. Por eso es tan importante aprender de cuanto no sale como esperas.

Muchas veces las cosas no salen bien. Es obvio. Sólo en esas ocasiones debemos tener más claro que nunca cual es el siguiente paso. Como hacen los chicos del video y sus ‘BMX’, para llegar ahí, antes se ‘rascaron‘ brazos, piernas y cara. Por eso no hay otra que volver a intentarlo. No hay más.

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El liderazgo ya no depende (sólo) de los líderes

Tengo una manía secreta. Se trata de identificar en cualquier periódico o publicación general el lugar que le conceden a la tecnología. Me gusta saber en que punto exacto de la relación medio y lector considera la dirección del primero que debe situarse todo aquello que tenga que ver con la tecnología. En la mayoría de los casos es ‘sociedad’.
La sección ‘tecnología’ rara vez la puedes encontrar en economía por ejemplo. Tampoco en deporte, cultura o política. Debo admitir que tras años observando este hecho he llegado a la conclusión que una sección sobre tecnología no debería de existir realmente y, su aparición, debería ser transversal al propio medio.

Sin embargo y teniendo en cuenta que la visión integral de todo lo que tenga que ver con tecnología digitalizada, esperar que ésta aparezca en todas partes como elemento consustancial a la existencia de una sociedad es impensable en términos actuales y, si sucede, será en publicaciones muy concretas, innovadoras y enfocadas al futuro.

Todavía leo en papel. Cuando tomo el primer café del día a las 6:30 de la mañana, ojeo el Irish Times que suele estar en la mesa donde me siento unos minutos. A partir de ahí no regreso al ‘papel’ excepto para anotar alguna cosa a lo largo del día. Precisamente, éste, es uno de los medios que relacionan economía, tecnología y futuro de manera natural y cotidiana. En Irlanda se respira, en algunos lugares, una tremenda comunión entre lo que representan los cursos tecnológicos y la fiabilidad económica del país.

Cuando un medio titula su sección económica en papel ‘Business+ Technology’ es que ha entendido el momento actual, las implicaciones que para la economía real tiene todo ello y, sobretodo, el papel evangelizador que se le presupone a fin de que, la sociedad en general y los políticos en particular, se direcciones hacia ese punto de encuentro tan potente y nutritivo como es ‘la Nueva Economía’.

En términos generales vivimos en una Europa retrasada y lenta. Exceptuando algunos lugares, el escaparate político es pura ‘telerealidad’ y debate desnutrido. Además, España va en el grupo de cabeza de ese pelotón de la pena. Por eso cuando exigimos un liderazgo que sea capaz de incorporar esta revolución histórica a la forma de entender los nuevos negocios, los desarrollos económicos, lo hacemos bajo la desesperación de ver como el tiempo pasa y nada pasa.

No nos van a esperar. No porque no lo merecemos. Durante decenios nos hemos dedicado a acumular ladrillos inservibles en cualquier esquina, sobrevalorando a los diez minutos de colocarlos mal y con algo de mortero para revenderlos un sinfín de veces. La especulación económica no es mala en si misma, ni tampoco debe borrarse todo lo que significa una economía apoyada en la construcción. Lo grave es que cuando el dinero circulaba de manera bíblica, nadie quiso pensar en que algo de eso podía ser útil para invertir en un nuevo modelo de crecimiento, pues el de los ‘tochos’ tarde o temprano se vendría abajo.

Escuchar las ruedas de prensa de la mayoría de políticos evidencia una de dos cosas. O bien no hay nadie con criterio o los que tienen criterio no salen. No se puede decir en los medios que ‘estamos ante una de las noticias más alentadoras que ha recibido la economía española en decenios’ apuntado a los datos de paro de ayer. Datos buenos, si, pero que se pueden tomar con mucha cautela. Viven en una realidad paralela. No se puede aprobar con el apoyo de todo Dios una ley restrictiva en el mundo digital y pensar que has logrado controlar lo incontrolable. Están de médico.

Se necesita liderazgo y no lo tenemos. Se necesita con urgencia pues los dirigentes actuales ni tan siquiera se han enterado de lo que estamos viviendo y de lo que va todo esto. El nuevo escenario ellos lo contemplan como si fuera una versión del actual pero con ‘twitter’. No se lo huelen. Siguen pensando que la ‘crisis’ es un bache coyuntural y que ‘estamos saliendo’. Siempre estamos saliendo.

No saldremos de nada pues no entramos en nada. No ven que esto es el epicentro de una revolución en todos los aspectos de la vida. Este tsunami va tomando fuerza y poco a poco va engullendo a todo y a todos. Hay que adaptarse, establecer espacios donde valorar los cambios y ganar el futuro. Quienes lo hagan, quienes lo están haciendo, tomarán una ventaja definitiva.

Políticos, banqueros, periodistas y otros no ven que esta revolución se lo ‘comerá’ todo. Ya lo hace. Devora el transporte, la logística, la energía, la distribución, las decisiones, el manejo de datos, la política, la oligarquía bancaria o el propio análisis de la realidad. Por cierto, todos esos modelos de negocio ‘tan actuales’ se verán engullidos por mínimos detalles, por pequeños procesos tecnológicos que se desarrollaran en la palma de la mano de millones de ciudadanos.

Los que abusaron de su espacio y condición de poder no entienden que está pasando y ejercen el poder de la represión. Sin embargo Internet y la tecnología digital es como el agua: circula, y si la quieres atrapar cerrando la mano, se te escapa pero te moja.

Podemos incluso detallar. Los grandes bancos son empresas del Pleistoceno. También las grandes cadenas de retail físico. Es cuestión de tiempo. Hay quien asegura que los grandes del negocio pueden estar divisando el final de sus modelos de gestión. Intocables tocados. De estos gigantes también es obligación estimular los cambios, ponerse en manos de expertos y solicitar mecanismos para entroncar con el futuro inminente.

Y ante todo este cambio ¿que piensan hacer las ‘clases dirigentes’? ¿La casta seguirá malgastando el dinero público? Hace unos años se llamó Plan E, ahora se llama ‘aumentar licitaciones a todo trapo’. Falaz y peligroso. No se enteran de la misa la mitad y por eso siguen con los mecanismos de siempre. Lo que hacen es grave. Conducen a una sociedad a la pobreza y a la miseria. Le niegan las opciones de progresar y de ser protagonistas del futuro, empujan a que la gente se vaya. Son unos irresponsables con coche oficial. Están demostrando no sólo ser incapaces, sino un obstáculo contra unos cambios que finalmente barrerán lo que ellos mismos representan.

Una vez se analiza ‘qué’ y ‘cuánto’ se usa para potenciar negocios determinados te das cuenta del daño irreversible que puede estar haciendo un grupo de ‘líderes’ alrededor de ellos mismos, debatiendo entre ellos mismos, con sus mismas risas de lata y sus mismas frases pueriles sobre el bien y el mal, con sus mismos millones de euros repartidos entre los suyos y con los mismos focos que les alumbran irremediablemente. Estamos a tiempo, pero viendo lo visto, y sabiendo que los representantes son reflejo de los representados, el murmullo del futuro lo hablaremos todos. Por eso construirlo es obligación de todos, de los que mandan, de los mandados, de los que se quedaron y de los que nos fuimos.

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Invertimos en domótica con iOmando.

Hace días que sabemos del apetito de algunas grandes compañías del mundo por todo lo que tiene que ver con la domótica y, por derivación simple, por la Internet de las cosas. Google inició esta particular competición hace un tiempo con compras que insinúan por donde van los tiros del futuro inmediato.
Microsoft, ahora, se ha lanzado a ese campo de juego con agresividad y está ofreciendo todo tipo de apoyos a startups basadas en el desarrollo de la domótica. Es más que probable que el futuro de la tecnología más inmediato tengo mucho que ver con la domótica, con la capacidad de que diferentes dispositivos o artilugios interactúen de manera inteligente y de un modo eficiente atendiendo al contexto en el que se encuentren.

Microsoft, Apple o Google buscan con diferentes programas cercanos a la domótica monitorizar la evolución de pequeñas empresas y startups que en el futuro puedan ser interesantes de adquirir. Está claro que la domótica esconde mucho todavía. Ideas, emprendedores y proyectos que se acumulan en aceleradoras y eventos. Sólo algunos despuntarán y se acercarán al magma imperfecto de empresas que están definiendo el futuro.

En ese punto exacto, el de encontrar startups en condiciones de ser interesantes en el futuro cercano, se engloba la entrada societaria que hemos hecho en iOmando a través del vehículo inversor que representa Sitka Capital y la dirección de Idodi.

IOmando es un servicio para abrir puertas y gestionar accesos desde dispositivos móviles, tales como smartphones. Mediante una app móvil permité accionar cualquier tipo de mecanismo electromecánico, ya sean puertas de parkings, peatonales o vallas.

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La verdad es que hay proyectos que ya sabes van a ser un éxito cuando los ves por primera vez. En este caso, IOmando funciona perfectamente y responde a un criterio de retirada de fricción en la economía digital, tecnología y domótica, atendiendo claramente a evoluciones futuras que conecten inteligencia artificial, dispositivos físicos e Internet de las cosas. El equipo que lo lidera así lo piensa y en la medida que pueda mi ayuda irá encaminada a generar ese area de analisis y desarrollo.

Iomando sabe que el tradicional mando a distancia es un producto inseguro, incomprensiblemente caro y de fácil extravío. Todos los usuarios llevan años usando diariamente estos dispositivos que prácticamente no han evolucionado en los últimos 50 años. Cada vez que se estropea un mando, resulta una incomodidad tener que mediar con el administrador para conseguir uno nuevo y efectuar el pago de 40 € por cada dispositivo.

El sistema de apertura de parking desde el teléfono móvil es un elemento altamente atractivo para el usuario. Éste se beneficia de poder integrar todos sus mandos en un mismo dispositivo y la posibilidad de gestionar los permisos de los usuarios. Todo ello con un coste sustancialmente menor al de los mandos de parking existentes y una mayor seguridad asociada al servicio.

Trabajar con startups es gratificante, hacerlo en entornos como la IoT aún más. Iomando es una de esas empresas con formato y patrón necesario para ser atractiva en un futuro próximo para cualquiera de las grandes compañías de las que hablábamos al principio.

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