Dar una conferencia junto a 'una' robot.

Ayer ofrecí una conferencia en Pamplona durante la Innovaction Week que allí se ha celebrado estos días. El título de mi intervención era ‘Solo para personas, abstenerse robots’. Un juego semántico que buscaba trasladar la idea de que lo que íbamos a descubrir durante la hora de mi charla, no era para robots, pero que realmente podía llevarse el público consigo, eran las claves de cómo vamos a tener que convivir con ellos. No tanto robots humanoides o que simulen nuestro aspecto, sino todo tipo de automatismos, software o físico, que operen y ejecuten funciones más rápido, mejor y más eficientemente que nosotros. En menos de cinco años, en la red, la mayoría de conversaciones las protagonizarán robots.

Ayer ofrecí una conferencia en Pamplona durante la Innovaction Week que allí se ha celebrado estos días. El título de mi intervención era ‘Solo para personas, abstenerse robots’. Un juego semántico que buscaba trasladar la idea de que lo que íbamos a descubrir durante la hora de mi charla, no era para robots, pero que realmente podía llevarse el público consigo, eran las claves de cómo vamos a tener que convivir con ellos. No tanto robots humanoides o que simulen nuestro aspecto, sino todo tipo de automatismos, software o físico, que operen y ejecuten funciones más rápido, mejor y más eficientemente que nosotros. En menos de cinco años, en la red, la mayoría de conversaciones las protagonizarán robots.

Lo curioso de ayer sucedió cuando en un momento determinado apareció un robot con aspecto femenino llamado Bibi a interactuar conmigo. Bibi es un robot capaz de hablar por sí misma y entender palabras o frases pre-programadas, así como ejecutar archivos de audio o de mover el cuerpo como de hacer desplazamientos gracias a un sistema de navegación automático. Además, gracias a sus cámaras, es capaz de hacer un reconocimiento facial e intentar identificar algunas características de la persona con la que está interactuando (edad, estado de ánimo o posición), y hacer un seguimiento de una persona o tomar fotografías si se le requiere. La pantalla táctil de su pecho le brinda la oportunidad de mostrar vídeos o imágenes, y de ejecutar programas en ella. Un reto actuar en directo con ella.

Aprovechando que la empresa sevillana Maccro me ofreció subirla al escenario sugerí que podíamos demostrar simbólicamente algo que yo quería explicar en la conferencia. Se trataba de preguntarle algo a ella y esperar sus respuestas ‘racionales’ o de mayor lógica tradicional. Luego preguntaríamos al público lo mismo para ver si es factible ‘ir más allá’ que un robot. Bibi no piensa, solo ejecuta rutinas y puede llegar a aprender de las consecuencias. Por eso, si el software matriz mantuviera sin formatear lo que pasó ayer, Bibi podría responder de otro modo en una segunda sesión

Esta conferencia la suelo iniciar con la contextualización del momento económico y tecnológico que vivimos. Vivimos bajo la incertidumbre de una deflación socioeconómica absoluta derivada de una deflación del capital que pocos supieron ver. Tras eso, la sensación de miedo acerca de una ‘apocalipsis robot’ (robocalipsis) no es más que una deriva habitual cuando una revolución tecnológica amenaza laboralmente a millones de personas. Pero no es así. Tras esa contextualización, muestro como donde se aplica tecnología se genera empleo, donde la robótica impera renace el valor añadido humano y donde los automatismos son más eficientes que nosotros resurge un modo de relación entre hombre y máquina que nos hace extremadamente valiosos. En la charla intento explicar como ser relevantes en una era tecnológica y como lograr ser competitivo en esa guerra digital.

Por eso, antes de la parte de conclusiones, y a pesar de que le habíamos prohibido la entrada a robots, invitamos a Bibi a que subiera al escenario. Así lo hizo. Le pregunté si podía decirme la mitad de trece. Respondió exactamente diciendo ‘la mitad de trece’. Obvio. Le pedí que calculara la mitad de trece. Respondió ‘trece medios’. Una respuesta muy robótica. Le sugerí que había más mitades de trece. Supo darme otra respuesta, ‘seis punto cinco’. Le volví a preguntar y me dijo que ‘bajo un punto de vista lógico, no hay más’. Se equivocaba.

Existen infinitas mitades de trece. Si no las sabes aun, vente a una de las próximas conferencias. Igual vuelve a acompañarme Bibi. Todavía queda mucho para que los sistemas expertos sean una verdadera Inteligencia artificial. Pero todo se andará. 

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Economía, Idodi VC, Startups Marc Vidal Economía, Idodi VC, Startups Marc Vidal

La relación entre 34 startups por cada 100.000 habitantes y el crecimiento económico.

Cuando el ministro De Guindos dice que el país de la zona euro que más crece es España excluye a algunos países que considera ‘no importantes’. Lo ha dicho él y el presidente en reiteradas ocasiones. España crece, sí, pero no es el que más. De hecho, no considerar ‘importantes’ a otros países por aspectos demográficos desmonta el argumentario. Por ejemplo, considerar a Irlanda poco importante cuando con apenas un 9% de la población española tiene un PIB que supone el 26% en la misma comparación. Que, tras un par de años malos y habiendo devuelto el rescate bancario, ahora crezca en cifras de aurora boreal.

Cuando el ministro De Guindos dice que el país de la zona euro que más crece es España excluye a algunos países que considera ‘no importantes’. Lo ha dicho él y el presidente en reiteradas ocasiones. España crece, sí, pero no es el que más. De hecho, no considerar ‘importantes’ a otros países por aspectos demográficos desmonta el argumentario. Por ejemplo, considerar a Irlanda poco importante cuando con apenas un 9% de la población española tiene un PIB que supone el 26% en la misma comparación. Que, tras un par de años malos y habiendo devuelto el rescate bancario, ahora crezca en cifras de aurora boreal.

Irlanda ha pasado de crecer un -4.6% en 2009 a crecer consecutivamente en 2014 un 8,5%, en 2015 un 26,3% y en 2016 un 5,2%. Se dice pronto. Acumula un crecimiento en tres años de un 40%. Lo he vivido en primera persona. Vivo entre Dublín y Barcelona. El crecimiento no es cosmético. Es real. Además está vinculado a un cambio de modelo económico que sólo se repite en algunos países europeos y asiáticos. La tecnología no es un eslogan o un anuncio televisivo, es sustancial a una nueva y próspera manera de entender la economía.

Lo fácil es decir que como en Irlanda se pagan menos impuestos es normal que crezcan y eso no es exacto del todo. Si quieres pagar muy poco vete a Holanda o Luxemburgo. Como he dicho alguna vez, los impuestos en Irlanda no son tan bajos. Depende quien los paga. Si eres una empresa es cierto que en el caso de tener beneficios tu impuesto de sociedades es realmente atractivo. Está al 12% en el genérico y al 6,5% si tienes una patente tecnológica en desarrollo. Las ayudas a la puesta en marcha de una empresa ya no es un tema impositivo, es sencillamente un apoyo a la creación de negocios nuevos. Por eso puedes acogerte a no pagar ningún impuesto hasta que no alcances una facturación determinada.

Sin embargo los impuestos directos e indirectos, las tasas, los costes privados de todo y la falta de servicios públicos como nosotros los entendemos en España, supone una presión fiscal importante. Aquí se paga por todo. Incluso el IVA es dos puntos superior al español. Sin embargo se considera que esa presión debe dar margen a la inversión y al consumo. En Irlanda se maneja una máxima. La deuda y la subvención son tóxicas, el ahorro y la inversión son garantía. Y lo trasladan a todo. De ahí que, mientras otros países centran sus esfuerzos en hacer bonitos eventos en los que parezca que hay un vibrante ecosistema de emprendedores tecnológicos, otros como este, se dedican a crearlo de verdad.

En Irlanda se crean 146 startups diarias, 2 de cada 3 nuevos empleos son para empresas tecnológicas, el 10% de los trabajadores de Dublín son desarrolladores informáticos, es el país con mayor inversión en Fintech Blockchain, el segundo país del mundo en inversión tecnológica per cápita y, ahora, además, el tercer país con mayor número de empresas tecnológicas por habitante. Eso no es algo que se ha planteado en dos meses. Llevan más de dos décadas vinculando inversión internacional y local, universidad, empresa, gobiernos, atractivos fiscales y facilitando que en pocas horas puedas tener una empresa en marcha sin muchos líos. Algo tendrá que ver. En Irlanda mantenemos nuestro fondo que intenta llevar a ahí a startups españolas que se beneficien de esa exposición.

Interesante mirarse este informe donde aparecen la densidad por cápita de startups en Europa y este otro con el nivel de inversión en Fintech por país. Explica muchas cosas realmente.

No obstante en Europa destacan otros países en esta carrera por conquistar un modelo económico tecnológico. Va a ser rápido. El tren sigue en marcha y se va. O te subes o te quedas esperando otro que viene repleto de sectores cíclicos, intensivos y con un alto riesgo de que no sean capaces de absorber laboralmente a nadie. Países como Estonia, que con apenas 1,3 millones de habitantes ha sido la cuna de Skype, Transferwise, Pipedrive o Playtech. Aunque no es comparable en términos absolutos si ayuda a entender que, por mucho hablar de ecosistemas favorables y discursos acomodaticios, lo importante es generar la suficiente masa tecnológica que permita ir aumentando el cuerpo laboral que le da servicio. Se dice que no hay suficientes desarrolladores para las ofertas existentes. Pues, ¿por qué se han ido muchos de ellos?

Crear siliconvaleis por todas partes no es la solución porque además no se puede. Eso no se hace en diez días aprovechando un polígono industrial abandonado. No va de montar teatros, va de de poner las decisiones correctas sobre la mesa y ejecutarlas. Bajar los impuestos, facilitar la creación de negocios innovadores, estimular que las empresas sean tecnológicas, conectar la formación con demanda y no castigar la inversión internacional que quiere apoyar proyectos locales. Vamos bien relativamente. Demasiado crecimiento en sectores que pueden ser pan para hoy y mucha hambre de nuevo para mañana. Pero digamos que vamos bien. Bien, pero despacito. Muy despacio y ahora, más que nunca, se precisa hacerlo rápido pues nos llevan mucha ventaja.

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Cumbres sobre el clima, Economía Circular y millones de taladros.

En el mundo hay más de 600 millones de taladros. La media de uso a lo largo de su vida será de no más de 13 minutos. No es sostenible. Estoy seguro que como este hay miles de ejemplos de productos que compramos, utilizamos muy poco y permanecen eternamente en un limbo inútil. Así, de ese modo, la industria de los taladros puede seguir fabricando más y más piezas que irán engordando la cifra completa y reduciendo la media de uso. No obstante, la conciencia que examina el motivo por el que compramos cosas que luego, al no utilizarlas más, pasan a una nueva vida en lo que denominamos ‘economía circular’, va en aumento.

En el mundo hay más de 600 millones de taladros. La media de uso a lo largo de su vida será de no más de 13 minutos. No es sostenible. Estoy seguro que como este hay miles de ejemplos de productos que compramos, utilizamos muy poco y permanecen eternamente en un limbo inútil. Así, de ese modo, la industria de los taladros puede seguir fabricando más y más piezas que irán engordando la cifra completa y reduciendo la media de uso. No obstante, la conciencia que examina el motivo por el que compramos cosas que luego, al no utilizarlas más, pasan a una nueva vida en lo que denominamos ‘economía circular’, va en aumento.

El pasado lunes fue el día Mundial del Medio Ambiente y mi intervención semanal en TVE se centró en diferentes aplicaciones que nos ayudan a mejorar su conservación. Puedes conocerlas en el video que acompaña este post. Aunque no hablamos de la denominada economía circular puesto que dedicaremos de nuevo un programa a ella en concreto, si es cierto que uno de los modos más efectivos de conservar el planeta parte de este nuevo paradigma económico y social. La economía circular plantea la reducción del uso de materias primas y energía reutilizando y reciclando todo tipo de residuos. Es un intento de cambiar el sistema de producción lineal basado en la compra de productos y el consumo masivo.

A medida que las nuevas generaciones van imponiendo un modo de entender el consumo muy distinto al que se tenía en el siglo pasado, la economía circular va tomando posiciones. ¿Por qué comprar un vehículo si lo puedo compartir? ¿Por qué adquirir productos si puedo utilizar servicios? En una economía circular el valor de los productos se mantiene en un ciclo productivo superior por lo que la generación de residuos se reduce. También, es cierto, se reduce el beneficio de la explotación intensiva que conocemos. Por eso, cuando grupos de presión abogan por mantener modelos productivos caducos amparados en la contención laboral, el discurso debe referirse a las opciones económicas que también surgen de este tipo de modelo productivo.

El usar y tirar se va a ventilar el planeta. No tenemos recursos ilimitados y cada vez es más evidente. Dejando de lado las meriendas esas en las que se reúnen centenares de mandatarios para gloria y disfrute de ellos mismos como en Kyoto o París, solo nos queda la percepción individual de que desde la propia acción personal podemos hacer mucho. Yo no hago ni caso de los grandes acuerdos que no son vinculantes. Un cálculo rápido nos da el coste de lo que en la Cumbre sobre el Clima de París, esa que ha abandonado Estados Unidos, es imposible que se ponga en marcha. Les mola mucho eso de levantarse del asiento y aplaudirse a ellos mismos. Lo hacen a menudo y no recuerdan que en el tiempo transcurrido entre el anterior masaje y este no ha sucedido nada. Nada de nada que dependa de ellos.

Sin embargo en el mundo si pasan cosas. Pasan las cosas que las personas hacen. La estimulación de los cambios viene de la mano de la conciencia individual y la economía circular es uno de los motores más claros. De hecho son las acciones políticas más inmediatas, las municipales, las que desde el principio han supuesto un impulso importante. Fue la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, la que hace apenas tres años puso en marcha medidas que giraban en torno a la economía circular. Fue el primer modelo público que logró la participación ciudadana de manera importante. Además acertó en colocar en la mesa de análisis a plataformas tecnológicas cuya genética es precisamente imponer el servicio al producto.

Una ‘smart city’ no es un bosque de farolas que se encienden cuando pasa alguien o con wi-fi gratuito.

Al año siguiente se sumaron a este tipo de iniciativas municipales ciudades como Milán, Londres, Lisboa, Copenhague, Bruselas, Ámsterdam o Roma. Las ciudades españolas tardaron algo más. De Latinoamérica aun estamos pendientes. Tuvieron que pasar dos años hasta que algunas ciudades españolas, como Sevilla o Granada, se sumaran a una de esas soflamas que quedará por ver si son útiles de verdad. Ya he comentado en otras ocasiones que el futuro pasa por las ciudades. Nos guste más o menos el hecho de que en un par de décadas tres cuartas partes de la población mundial vivirá en ellas. De ahí que términos como ‘smart city’ o ‘sostenibilidad municipal’ tomen una importancia radical. El problema es que, al igual que las ciudades inteligentes, podemos estar ante mucho discurso equivocado. Una ‘smart city’ no es un bosque de farolas que se encienden cuando pasa alguien o con wi-fi gratuito. Es mucho más complejo y parece que no todos lo ven necesario para autodenominarse ‘smart’.

Los días internacionales a favor del Medio Ambiente están muy bien. Ayuda a que se hable y no cueste demasiado dinero hacerlo, pero en nuestro modo de vida actual existen miles de formas para participar de esa conciencia que debe garantizar un mundo a nuestros hijos. Se espera que en 2030 se espera reducir un 65% los residuos totales en Europa y en gran medida vendrá de incentivar el consumo colaborativo, la transformación del producto en servicio y de la iniciativa de proyectos empresariales y tecnológicos que lo rentabilicen también. ¿Tú que apps utilizas para mejorar el medio ambiente? Piénsalo.

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Economía, Innovación, Politica Marc Vidal Economía, Innovación, Politica Marc Vidal

Recuperación 'low cost'.

Europ Assistance publicaba un estudio hace unos días asegurando que los españoles vamos a viajar más este verano pero que nos vamos a gastar menos pasta. Más de la mitad, un 58%, prevé irse de vacaciones, 9 puntos porcentuales más que en 2016, aunque el presupuesto que destinarán al viaje será un 12% inferior al del año pasado, unos 1.600 euros. A estos datos unos hablan de ‘datos que ponen de manifiesto la recuperación de la economía’ y otros de ‘la expansión de un turismo cada vez más low cost’.

Europ Assistance publicaba un estudio hace unos días asegurando que los españoles vamos a viajar más este verano pero que nos vamos a gastar menos pasta. Más de la mitad, un 58%, prevé irse de vacaciones, 9 puntos porcentuales más que en 2016, aunque el presupuesto que destinarán al viaje será un 12% inferior al del año pasado, unos 1.600 euros. A estos datos unos hablan de ‘datos que ponen de manifiesto la recuperación de la economía’ y otros de ‘la expansión de un turismo cada vez más low cost’.

Hablar de recuperación no ayuda cuando se expone así. Es cierto que la cosa avanza, que las políticas desarrolladas en los últimos años algún efecto están teniendo, pero seguir anunciando el fin de una etapa muy dolorosa es, en ocasiones, una provocación. Hay demasiada gente todavía sin empleo, en situación precaria, que lo perdieron todo con uno de los centenares de miles de desahucios que se han producido en los últimos años. La desaparición de bancos y cajas a coste irreversible para todos y la precariedad de un empleo que imposibilita la emancipación de una generación desesperada lo hacen complicado de aceptar.

Hablar de recuperación es más que examinable. Venimos de muy abajo. Cualquier signo de mejora se evidencia numéricamente. Sin duda estamos mejor que hace un par de años y, con toda seguridad, estamos peor que dentro de dos. Vamos creciendo. Otra cosa es de que tipo de crecimiento hablamos, que grado de consistencia tiene, de que modelo se ha elegido o, peor aun, que no se ha podido elegir. ¿Alguna idea sobre cual va a ser el motor económico en los próximos cinco años? ¿Lo mismo? ¿Mantenemos el estímulo sobre sectores intensivos?

Como decía al principio, los españoles gastaran menos de vacaciones. Curiosamente no lo van a hacer por tener menos disponibilidad, no, sino porque para tener esa opción serán más cortas. De las 2,3 semanas del año pasado nos iremos a las 1,9 semanas este próximo verano. De ahí que el presupuesto familiar para disfrutarlas se reduzca un 12%. ¿Signo de recuperación o evidencia de un nuevo escenario que exige más trabajo por menos salario? La deflación del capital nos ha traído una deflación social que se nos presenta, entre otros modos, con la incapacidad de disponer de unas vacaciones como teníamos antes.

Por eso es complejo hablar de recuperación cuando realmente hablamos de una deflación estructural en todos los ámbitos de relación social y que, por cierto, no se arregla con las políticas de ‘Alicia en el país de las Maravillas’ basadas en más gasto social, más ayudas, más subvenciones, más impuestos, más y más. En todo caso eso será un parche parecido a aquel ‘Plan E’ que se fulminó 8.000 millones de euros alicatando baños o los 100.000 de un FROB con el que así nos ha crecido el pelo.

La excusa de hablar de turismo como ejemplo de una caída de gasto sobre el mismo no es casual. El turismo representa un modelo económico que poco o nada ha modificado su oferta. Sin embargo el mundo si ha cambiado su demanda. De Airbnb a los coches compartidos. Del carsharing a las experiencias de plataformas turísticas. De un día para otro, el sector se llevará una sorpresa mayúscula. Ese día detectaremos que el modelo de crecimiento de todo un país no podía depender así de nada. Ya lo hizo hace unos años dependiendo de lo inmobiliario. Así nos fue. Ahora dependemos de que los turistas no se vayan a otros destinos, que los españoles sigamos (aunque menos) manteniendo las vacaciones en casa y que, y esto es de aurora boreal, el turista del futuro inmediato no haga ni caso de la oferta tecnológica, socioeconómica, innovadora y ajustada a un modelo digital y circular como si hace el resto del mundo moderno.

El pasado martes impartí uno de los Workshops que ofrezco sobre Transformación Digital e innovación disruptiva al sector de la hostelería, concretamente al de la provincia de Barcelona. Fue muy interesante aunque realmente con diferencias notables con otros que he impartido en Irlanda, en Reino Unido o en Francia, y al mismo sector. Detecto que la tecnología no es un aliado en muchos casos, se ha convertido en una urgencia que genera problemas, ajustes y costes innecesarios. Percibo una especie de táctica al respecto y no una estrategia de innovación. La finalidad debe ser vender más y enfrentarse a un estado social y económico que, aun habiendo elementos para dudarlo, está en plena y brillante recuperación.

Pues eso, sigamos pensando que aquí, pase lo que pase, no pasa nada. Sigamos recuperándonos sin tomar medidas para que esa recuperación discurra en el territorio de lo que realmente garantiza un futuro. Un futuro automatizado y robótico, con debates pendientes serios y urgentes y que, by the way, sigue siendo una especie de fábula a la que no hacen ni puto caso ni los que gobiernan ni los que aspiran a gobernar. Un debate que otros, nuestros competidores, si están haciendo.

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Internet se está desacelerando a nivel mundial. Las claves del 'Internet Trends 2017'.

Si hay un informe anual sobre Internet que se puede considerar una referencia, ese es el que firma Mary Meeker bajo el nombre de 'Internet Trends Code Conference'. Más de 300 páginas de análisis que junto a su equipo de Kleiner Perkins publican por estas fechas desde hace ya algún tiempo. Un conjunto de gráficos y estadísticas que permiten hacernos una idea de la evolución de la red, sus tendencias y los datos para interpretar hacia donde vamos en el mundo de la nueva economía y de la transformación digital de todo. Resumir en un post todo lo que ahí se indica es imposible, pero en un vistazo rápido me quedo con algunos datos que me parecen significativos y que bien podrían establecer directrices en las estrategias digitales de empresas, organizaciones y gobiernos.

Si hay un informe anual sobre Internet que se puede considerar una referencia, ese es el que firma Mary Meeker bajo el nombre de 'Internet Trends Code Conference'. Más de 300 páginas de análisis que junto a su equipo de Kleiner Perkins publican por estas fechas desde hace ya algún tiempo. Un conjunto de gráficos y estadísticas que permiten hacernos una idea de la evolución de la red, sus tendencias y los datos para interpretar hacia donde vamos en el mundo de la nueva economía y de la transformación digital de todo. Resumir en un post todo lo que ahí se indica es imposible, pero en un vistazo rápido me quedo con algunos datos que me parecen significativos y que bien podrían establecer directrices en las estrategias digitales de empresas, organizaciones y gobiernos.

Algo que podíamos esperar que sucedería tarde o temprano ya se evidencia. Internet se está desacelerando a nivel mundial, excepto en la India, donde el número de usuarios de Internet creció más del 28% en 2016. Podriamos estar viviendo un efecto perverso. Hemos llegado a un punto de crecimiento complicado puesto que las barreras entre el mundo tecnológico y el que todavía vive de espaldas a la tecnología digital que, por cierto, es la mitad del planeta, son muy grandes. Según el informe, el crecimiento global de los teléfonos inteligentes se ha frenado. Las ventas de teléfonos inteligentes crecieron solamente un 3% el año pasado, frente al 10% del año anterior. De hecho, el tiempo dedicado al uso de Internet en dispositivos móviles se ha estancado en las 5 horas diarias. Que se dice pronto.

La interacción a través de la síntesis de voz está empezando a reemplazar a la que se produce a través de la escritura. El 20% de las consultas que provienen de un dispositivo móvil se hicieron a través de voz el año pasado, mientras que la previsión es de que este año, esos requerimientos alcancen el 95%. Cuesta creer pero argumentan que el modelo de relación en la red está siendo sustituido de manera exponencial.

La disrupción en los medios de comunicación continúa a un ritmo salvaje. Con los líderes digitales transformando el mercado y ofreciendo mejores experiencias a los usuarios los medios de siempre siguen perdiendo la batalla. La oferta a mejor precio, la gestión masiva de datos y la escalabilidad digital son invencibles. Netflix pasó de cero al 30% del mercado de entretenimiento en EE.UU. en una década

La publicidad tiene un análisis interesante. Los ingresos por publicidad móvil crecieron un 22% en 2016, eclipsando los ingresos publicitarios de escritorio. Los ingresos publicitarios por Internet superarán la publicidad televisiva a nivel mundial este mismo año, algo que ya sucedió en Estados Unidos el año pasado. En este campo digital, Google y Facebook representan el 85% del crecimiento de la publicidad en la red. 

El informe hace mención a algo que ya hace tiempo detectamos los que nos dedicamos a las estrategias digitales. La web visual continúa creciendo en importancia y sofisticación. Según ellos, gran parte del futuro de las búsquedas van a ser sobre imágenes en lugar de aplicando a palabras clave. Algo que certifica alguien que sabe mucho de esto, Ben Silbermann, fundador de Pinterest. De ahí que el estudio interprete que el reconocimiento de imágenes con inteligencia artificial y de activación por voz reemplazará este mismo año a la escritura especialmente en el móvil. Jugarán un papel determinante los asistentes de voz este 2017.

Meeker presta mucha atención a los juegos de azar señalando que hay 2.600 millones de jugadores en todo el mundo (frente a los solo 100 millones de 1995). Señala la importancia del comportamiento que esto puede tener en el desarrollo de la propia red. El juego interactivo global se está convirtiendo en un monstruo interactivo de difícil control y de enormes posibilidades comerciales obviamente. Los ingresos globales de juegos se estima en 100.000 millones de dólares en 2016 siendo China el mercado más grande en este espacio digital.

En los Estados Unidos en 2016, el 60 por ciento de las empresas de tecnología más valoradas fueron fundadas por estadounidenses de primera o segunda generación y son responsables de 1,5 millones de empleos. Esas compañías incluyen titanes de tecnología Apple, Alphabet, Amazon y Facebook. No se denotan similitudes en otro lugar del mundo a ese nivel.

Y, como decía, en el informe se hace detalle de que las tecnologías líderes están bien posicionadas en el mercado digital de la salud, con casi un 60% de consumidores dispuestos a compartir sus datos de salud con Google para recibir servicios más adecuados a su realidad. Ahí queda eso. Lo de no hay nada gratis o si es gratis es que tu pagas con tus datos va en aumento. La privacidad seguirá siendo la asignatura de 2017, 2018 y a este paso será ‘la asignatura’.

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El 25% de los usuarios de Siri han fantaseado sexualmente con 'ella'.

Hace casi cuatro años escribí sobre una película titulada ‘Her’ donde Scarlett Johansson pone la voz a un sistema operativo llamado Samantha que enamora literalmente a un Joaquin Phoneix sublime. Samantha es un asistente personal virtual que logra una relación profunda con el protagonista y que se trunca cuando éste descubre que ese tipo de vínculo no es tan exclusivo como parece. Samantha tiene miles de conexiones similares con otras personas.

Hace casi cuatro años escribí sobre una película titulada ‘Her’ donde Scarlett Johansson pone la voz a un sistema operativo llamado Samantha que enamora literalmente a un Joaquin Phoneix sublime. Samantha es un asistente personal virtual que logra una relación profunda con el protagonista y que se trunca cuando éste descubre que ese tipo de vínculo no es tan exclusivo como parece. Samantha tiene miles de conexiones similares con otras personas.

Está claro que cuando se lanzó la película la idea de que podamos algún día llegar a establecer lazos emocionales con un software quedaba muy lejos. Mucho más que ahora. Tres años son muchos años en la era digital. Siri, el asistente virtual de Apple que viene de serie en todos los iOS, había sido lanzado apenas un par de años antes. Lo importante ahora es averiguar no tanto hasta donde ha llegado la tecnología sino cual es el modo en el que las personas se acercan a esta misma tecnología. El tema está en que punto exacto ponemos la frontera entre lo extraordinariamente posible y la ciencia ficción.

Según eMarketer, 60,5 millones de estadounidenses hablan periódicamente con sus asistentes virtuales llamados Siri, Cortana, Alexa u otros. Un 27,5% de los usuarios de teléfonos inteligentes americanos se relaciona de un modo inconsciente con un software al cual hablan de modo natural. Curiosamente la evolución y mejoras de estos asistentes se producen de un modo continuo y sin apenas notarlo el usuario. Es como si crecieran y no nos diéramos cuenta.

En términos generales un tercio de los milenials europeos utilizará esos asistentes durante este mismo año. La agencia JWT en colaboración con Mindshare hicieron una encuesta curiosa acerca de la relación virtual de los usuarios de este tipo de aplicaciones y las derivadas emocionales que pueden tener a medio plazo. El resultado fue tremendo. El 26% de los encuestados han tenido una fantasía sexual escuchando la voz de sus asistente virtual y el 37% desearía que fueran una persona real. Hoy no opino, de verdad, sólo traslado datos.

La relación entre los seres humanos y los asistentes de voz que están impulsados or inteligencia artificial está a punto de ser aún más intensa. Los gigantes de la tecnología de Silicon Valley como Amazon, Google, Apple y Microsoft gastan cientos de millones mejorando sus asistentes de voz para que parezcan cada vez más humanos. De hecho, las empresas que lo están trabajando tienen tendencia por centrarse en las voces femeninas. Aunque la voz original de Siri aseguran que es esta.

Se espera que los asistentes de voz comiencen a asumir un papel más importante en la vida de las personas. De la gestión de sus diarios a llenar sus refrigeradores, a convertirse en 'mayordomos digitales'. En el mismo estudio de JWT, se determina que casi un tercio de los entrevistados dijeron que están emocionados por un futuro en el que sus asistentes de voz se anticipen predictivamente a lo que necesiten y tomen acciones para aportarlo sin intervención humana. Hay agencias de publicidad que ya tienen claro que su cliente futuro no será exclusivamente el dueño de un teléfono inteligente, su verdadero target será el asistente que lleva en él.

A medida que se hacen más sofisticados, mucho más inteligentes y aprenden de las miles de millones de interacciones que suman en todo el mundo, los asistentes virtuales van tomando posición que será determinante cuando el ‘link’ entre los asistentes en el hogar, los que van en el teléfono y los ‘chatbots’ que utilizan miles de empresas en el mundo para ser más eficientes en el trato comercial, unifiquen sus tareas y se relacionen según nuestro criterio. Estamos en condiciones de ver como un asistente virtual negocia con un chatbot el coste de unas vacaciones que le hemos encargado que nos compre. La charla entre ambos puede ser muy interesante.

Por cierto, si eres de los que han nacido entre 1950 y 1976 y no eres muy de utilizar este tipo de cachivaches, no eres un tipo raro. Esa generación todavía prefiere personas reales o, cómo muy virtual, el uso de texto y correo electrónico para gestionar sus cosas. Apenas un 9% usará durante este año un asistente personal virtual. Ayer en mi sección en TVE lo expliqué.

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Apps, Fintech, Inversion Marc Vidal Apps, Fintech, Inversion Marc Vidal

El Fintech como ejemplo del papel que juegan los que sufren la disrupción.

Conocí a Donald Byrne en un evento sobre Fintech. Su compañía, Corvil, ganaba el premio a la mejor plataforma de seguridad de transacciones financieras. Con base en Dublín crece al 60% en resultados cada año. Actualmente supervisa 354 billones de transacciones por un valor de un billón de dólares diarios. Corvil fue fundada por el profesor del Trinity College de Dublín John Lewis hace más de una década junto a tres estudiantes. Entre sus principales clientes figuran Morgan Stanley, Nomura, Commerzbank, Thomson Reuters, Nasdaq o Deutsche Börse.

Conocí a Donald Byrne en un evento sobre Fintech. Su compañía, Corvil, ganaba el premio a la mejor plataforma de seguridad de transacciones financieras. Con base en Dublín crece al 60% en resultados cada año. Actualmente supervisa 354 billones de transacciones por un valor de un billón de dólares diarios. Corvil fue fundada por el profesor del Trinity College de Dublín John Lewis hace más de una década junto a tres estudiantes. Entre sus principales clientes figuran Morgan Stanley, Nomura, Commerzbank, Thomson Reuters, Nasdaq o Deutsche Börse.

En una de las intervenciones, Byrne avaló un informe sobre el estado del Fintech global que uno de sus propios clientes, Morgan Stanley, había realizado. Según ese estudio el mundo Fintech podría estar tocando techo y podría estar dando las pistas de como afrontar la disrupción en otros sectores ahora tan asustados. Según Morgan Stanley, el Fintech ha alcanzado su punto máximo de crecimiento y la inversión proveniente del capital riesgo se irá desvaneciendo a medida que los bancos y operadores de siempre copien sus tecnología y se adapten al nuevo funcionamiento de un nuevo mercado.

También aseguran que la disrupción de las Fintech podría haber hecho ya su trabajo y poco o nada les queda por aportar. Morgan Stanley asegura que de las 450 firmas Fintech lanzadas en la era ‘dotcom’ sólo han sobrevivido cinco. Por lo general en los eventos Fintech no se suele ser muy crítico acerca del estado del modelo. Al contrario, lo habitual es que se lancen mensajes de crecimientos desorbitados, de que el mundo va a cambiar definitivamente y de que los bancos van a tener que adaptarse o morir. Hay quien pone en duda que todo eso vaya a pasar y que el mundo Fintech realmente sea lo que se esperaba de él.

No seré yo quien quite del centro del huracán a los bancos. Son ellos las nuevas discográficas. Por ese motivo estoy seguro que van a saber, ya lo están haciendo, como modificarlo todo y seguir siendo actores principales del asunto. Las compañías de discos lo hicieron. No todas obviamente, pero siguen jugando un papel determinante hoy en día a pesar de que todo ha cambiado. Se adaptaron interpretando un nuevo papel. La banca, además, tiene un arma a su favor muy poderosa: la regulación.

Por eso el informe de Morgan Stanley debería tomarse muy en cuenta. Aseguran que ‘la disrupción directa en los servicios financieros ha resultado ser un desafío enorme y vistoso pero con pocas historias de éxito’. Analizando los números aportados en el informe la tendencia de captura de negocio que las Fintech tenían (llegando al 30% en algunos países occidentales) podría estar retrocediendo a medida que las principales instituciones financieras han comenzado a construir sus propios productos automatizados, robóticos y adquiriendo startups blockchain.

Los bancos podrían ser un ejemplo para grandes empresas que perciban un alto riesgo en el negocio futuro cuando la disrupción llega a tu sector. Mejorar servicios y automatizar la cadena de valor con inteligencia de negocio, robótica o socialización puede ser, sin duda, un mecanismo de asimilación de la competencia en forma de startups con crecimientos exponenciales.

¿Lo está haciendo la banca? ¿Por qué el capital riesgo está reduciendo su participación en Fintech de manera importante? ¿Se está ajustando a la realidad? De hecho el capital riesgo recomienda a las startups financieras que reduzcan sus horizontes imaginativos para poder trabajar con los agentes históricos, los actores financieros de siempre que precisan de modificar aspectos sustanciales. Según el capital riesgo la mejor combinación es un banco trabajando con el mundo Fintech.

Según Morgan Stanley, algunos de los gurús Fintech e importantes gestores VC, el ritmo en el que los consumidores cambian la relación directa con el mundo financiero ha sido más lenta de lo esperado. Tal vez, dicen, pueda haberse detenido en algunos puntos. Seguramente, coinciden muchos, la historia ha entrado en una nueva fase de relación, cooperación y salvaguarda común. La banca tradicional se defiende. Una industria tremendamente regulada se lo permite pues ralentiza las transiciones y encarece la adquisición de clientes.

Cada vez tengo más claro que la disrupción precisa de los ‘disrupcionados’ casi tanto como de los ‘disruptores’. La banca es un ejemplo paradigmático. Lo comparo a la televisión que sigue siendo relevante, pero de otro modo, frente a otros canales y plataformas que lo iban a cambiar todo y no han cambiado tantas cosas. En breve tendremos un recorrido completo de una disrupción como es el Fintech. Podremos ver como adaptarse y convivir. Mejorar en definitiva. Mejor ser Fuji que Kodak.

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Economía, Industria 4.0 Marc Vidal Economía, Industria 4.0 Marc Vidal

Llamaron crisis a una deflación del capital. Ahora llaman recuperación a una deflación social.

En agosto de 2008 el mundo empezó a tambalearse. Alguien se dio cuenta de que en los paquetes financieros que se enviaban los agentes de cambio franceses y americanos había un componente que apestaba. En unas horas medio planeta sabía que la bola de estiércol que habíamos anunciado algunos años antes había empezado a rodar y se iba haciendo cada vez más grande. Se desconocía cual iba a ser su tamaño. Y así, creciendo una denominada crisis financiera, fue engordando y engordando. La esfera pasó de ser un asunto bancario a convertirse en el lodazal donde la economía ‘real’ ha estado embarrada todo este tiempo.

En agosto de 2008 el mundo empezó a tambalearse. Alguien se dio cuenta de que en los paquetes financieros que se enviaban los agentes de cambio franceses y americanos había un componente que apestaba. En unas horas medio planeta sabía que la bola de estiércol que habíamos anunciado algunos años antes había empezado a rodar y se iba haciendo cada vez más grande. Se desconocía cual iba a ser su tamaño. Y así, creciendo una denominada crisis financiera, fue engordando y engordando. La esfera pasó de ser un asunto bancario a convertirse en el lodazal donde la economía ‘real’ ha estado embarrada todo este tiempo.

Y todo el mundo la llamó ‘crisis financiera’, ‘crisis inmobiliaria’, ‘crisis subprime’ o, incluso directamente, ‘crisis de la hostia’. Y lo era. Obviamente era un agujero en el sistema de valor incalculable y que, de alguna manera, seguimos saboreando. Además, las soluciones que se impusieron tenían más que ver en falsear cuentas que en respuestas auténticas. Bancos que desaparecían al fusionarse entre ellos para finalmente aparecer un banco resultante de menor valor que la suma de los anteriores pero sin que por ello sucediera nada y todo el mundo se lo tragara como 'ingeniería financiera'. Y así nos ha ido. La deuda y el déficit no es que se estén arreglando mucho en ningún lugar. Cada vez más dinero de los presupuestos se destina a pagar intereses y no a lo que debería de ser: los servicios y estímulos precisos para que la gente viva mejor. De eso iba todo esto. De joderlo todo con dinero fabricado a expensas de la ciudadanía, de 'ponerlo en el sistema' y de que ya se pagará solo. Solo no se paga. Lo pagamos todos. De ahí que aunque estemos saliendo de la parte más profunda de la cueva, no se refleje en mejoras sustanciales. Hay más trabajo pero hay peores servicios. Pagamos más impuestos directos e indirectos y repercute en que las empresas no puedan invertir en bienes de manera tranquila. Hay que recaudar más porque se ha impreso demasiado dinero, se ha engordado el problema aunque no sea evidente a todos.

El boquete era inmenso y la imprenta de dinero ha sido un insulto a la inteligencia. Mientras tanto el mundo seguía girando. El planeta se iba automatizando. Un término sobrevolaba. Se le denomina ‘deflación del capital’ y, hasta hace menos de un año nadie utilizaba este concepto al referirse a nuestro momento económico. Fue en Davos hace poco más de un año que se inauguró oficialmente la era de la deflación del capital. Hasta entonces, ganadores del Premios Nobel, presidentes bancarios, directivos universales y demás reputados ‘expertos’ se dedicaron a definirlo todo como ‘la mayor crisis financiera desde 1929’.

Pero como decía, fue en un momento determinado que uno de ellos, tomó su Smartphone y se puso a hacer un vídeo. Etiquetó los protagonistas, lo geolocalizó, lo subió a la red, miró la televisión desde su teléfono, conversó por Skype, hizo varias fotos más, navegó, escribió una nota para un medio, contestó a su secretaria y se puso música finalmente para relajarse tras comprar un mes Premium en Spotify. Digamos que pasó así. Sin apenas pensarlo había definido con acciones lo que se denomina ‘la deflación del capital’. Todo cuanto hizo con un dedo y una pantalla requería una decena de dispositivos hacía tan solo veinte años antes. El importe para pagarlos también era diez veces más. ¿Debía tener alguna importancia sobre lo que estaban tratando allí? ¿Que lo sustituyera cada 18 meses también debía tener algo que ver? Antes su cámara de fotos duraba una década. Sonrió y siguió jugando al Candy Crush.

Pero al terminar la partida propuso, casi sin fe, que se creara una comisión de estudio que controlase a otro grupo de análisis que a su vez estableciera un equipo que investigara a los responsables del departamento del foro encargado de redactar el informe pertinente y que, en unos meses, se discutiría en ponencia marco a fin de saber si valía la pena o no redactar conclusiones para debatir en comisión. Ni idea si lo hicieron o lo están haciendo. Sin embargo, algún milenial, que para esto son más rápidos y no necesitan tantos intermediarios, ya estaba escribiendo sobre el tema.

La deflación del capital tuvo que ver con todo. Sigue teniendo que ver. Pensar que lo que vivimos sólo es derivado financiero no sujeto a un cambio productivo mundial fue el error y puede estar siendo un suicidio actualmente. Pocos gobiernos están entendiendo el problema. Se acaba la propiedad tal y como la hemos entendido. Se termina la compra para el deshecho. El producto pasa a servicio y el control del Estado es una entelequia. La economía circular, las plataformas sociales, la impresión en tres dimensiones, la inteligencia artificial y el nuevo consumo colaborativo están cambiando todo definitivamente.

La deflación del capital, o llámalo como quieras, no es más que una manera de definir un mundo nuevo que ha explotado frente a uno anterior. Prometer empleo a día de hoy tal y como se plantea es un ejercicio de irresponsabilidad o desconocimiento que asusta de nuestros gobernantes o postulantes a serlo. Un insulto a la inteligencia cuando lo que sabemos es que la tecnología, al principio, se funde el empleo que da gusto. Bien estaría que, para que esa transición, a un mundo donde trabajaremos menos horas, donde trabajaremos de otro modo, donde trabajaremos en cosas que no sean substituibles por máquinas y donde el concepto trabajo será un nuevo contrato social a definir todavía, se empezara a establecer directrices y liderazgo realista y al respecto. Esto no va de ir prometiendo hasta meter, va de mitigar un tremendo y doloroso escenario a cinco años vista. El mundo puede ser mejor, mucho mejor, pero sólo lo va a ser allí donde la previsión no sea la que tuvo el Fondo Monetario Internacional o gobiernos de café y pastas.

Esto no va de hablar de rentas mínimas a jóvenes menores de no sé que edad. Ni de ajustar la vida laboral por arriba o por abajo. No va de subir impuestos para soportar una sociedad del bienestar inasumible. Va de preparar todo ello para que sea posible. No va a haber trabajo para todos. Ni con nuevas habilidades. La tecnología se va a encargar de ello como ya jubiló nuestra cámara de fotos, nuestro GPS, nuestra televisión del cuarto, nuestro vídeo, nuestro ordenador de mesa o nuestro propio teléfono tradicional. Lo va a hacer con nuestro empleo. 

Por eso debemos exigir que el comportamiento de quienes ‘dirigen’ no sea maniqueo. Ni blanco ni negro, ni bueno ni malo, ni rentas mínimas de derechas ni de izquierdas. ¿Cómo piensan pagar ‘los de izquierdas’ una renta mínima? ¿Cómo piensan no instaurarla ‘los de derechas’ y que el mundo siga girando? A ver si la solución pasa por dinamizar la empresa privada, estimularla para que se modernice y rebajar los impuestos para facilitar su competitividad. Con empresas eficientes, rentables e internacionalmente competitivas se podrá plantear un mundo cuya deflación económica bien podría estar ya gestando una deflación estructural, de tipo social. O bajan impuestos a las empresas de una puta vez o no va a haber manera de sujetar este tinglado a medio plazo.

El tiempo disponible para preparar esa sociedad inmediata se va agotando. Seguir presionando a la empresa para que pague el dispendio y sus intereses convierte en crónica una situación que sólo tenía que ser transitoria. Le llamaron Crisis y era una deflación del capital. Ahora le llaman recuperación y puede ser una deflación social.

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Conferencias, E-commerce, Negocio Marc Vidal Conferencias, E-commerce, Negocio Marc Vidal

La tecnología genera nuevos empleos en el sector de los Centros Comerciales.

La pasada semana estuve en Colombia participando como ponente en la Convención Nacional de Centros Comerciales de ese país. Mi cometido era comentar como podía este sector en concreto transformarse digitalmente a fin de enfrentarse a una disrupción cada vez más fuerte que también les está tocando a ellos. Aunque en Latinoamérica aún no es demasiado evidente, al igual que en algunos países de nuestro entorno europeo, la tendencia no es precisamente halagüeña. No hace falta mucho más que darse una vuelta por la página ‘DeadMalls’ y ver por donde van los tiros.

La pasada semana estuve en Colombia participando como ponente en la Convención Nacional de Centros Comerciales de ese país. En mi conferencia debía comentar como podía este sector en concreto transformarse digitalmente a fin de enfrentarse a una disrupción cada vez más fuerte que también les está tocando a ellos. Aunque en Latinoamérica aún no es demasiado evidente, al igual que en algunos países de nuestro entorno europeo, la tendencia no es precisamente halagüeña. No hace falta mucho más que darse una vuelta por la página ‘DeadMalls’ y ver por donde van los tiros. 

En esta convención se trataron temas arquitectónicos, comerciales, experienciales, inmobiliarios y, como decía, tecnológicos. Este último lo traté yo desde la propia experiencia de haber trabajado en los últimos dos años con diversos centros comerciales en Irlanda, Reino Unido, España, Panamá y Argentina. En concreto, al modelo de utilización tecnológica orientada en convertir datos en ventas, le llamamos ‘mall-data’, una concepto de producto que se compone de consultoría, implementación tecnológica y seguimiento de la captura de datos para la toma de decisiones en un centro comercial.

Puede dar la impresión que los centros comerciales compiten con los parques de atracciones olvidándose muchas veces del propio valor de lo que supone vender cosas con un buen servicio y una oferta adecuada. Esos servicios pueden mejorar con la tecnología y, sobretodo, la oferta puede ser modulada con datos, infinitos datos. Las experiencias que el público de estos lugares demanda son cada vez más intensas. La gente quiere ‘pasárselo bien en un centro comercial’. Estudiar su comportamiento y monitorizar los datos que comporta puede generar un valor inmenso. Un centro comercial compite ahora con el comercio electrónico y tiene todas las de perder. El ‘Mall’ ya no es un negocio minorista, ahora es un negocio de la hospitalidad. Los centros comerciales deben atender a su público como si fueran ‘usuarios’ de un hotel de cinco estrellas. Para ello deben obtener datos que modulen ese espacio y esos servicios.

Ya he hablado de este sector y de sus desafíos, pero es evidente que pocos negocios tienen la oportunidad de capturar datos como él. El modo en el que se consiguen esos datos, la gestión de los mismos y su entrega ordenada determinan el resultado final y el éxito que se pueda esperar. De ahí que pusiera como ejemplo algunos de los proyectos donde los datos se han convertido en una de las opciones más destacadas a la hora de que los gerentes de esos ‘malls’ tomen decisiones acertadas.

En el listado de acciones que componen nuestro modelo de gestión concreto para Centros Comerciales, destacan el llamado ‘wifi automation chatbot’, el ‘transit oriented design by beacons’, la incorporación de apps que eliminan las barreras arquitectónicas para ciegos, la impresión 3d en los centros y en diferido, la incorporación de la realidad virtual y la realidad aumentada en diferentes aspectos de los centros comerciales a fin de conducir hacia una experiencia de compra generando muchos datos, el uso del ‘toeprint’ o de Periscope y, finalmente, convertir una tienda del centro comercial en un espacio donde se pueda obtener beneficios en el uso de un Smartphone.

Estas son algunas de las muchas acciones que se pueden hacer con un objetivo: capturar datos para saber más, ofrecer un mejor servicio y generar más ventas. Lo curioso del tema es que en ninguno de los casos en los que hemos desarrollado el pack ‘mall-data’ podemos decir que se perdieran puestos de trabajo. Al revés, la incorporación de tecnología hace eficiente algunas áreas que no eran rentables previamente. Esa eficiencia genera beneficios y a su vez empleo. Pero sobretodo, crea empleo en campos que hace unos meses eran impensables. El nuevo empleo se abre paso.

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Robotica, Sociedad, Tecnologia Marc Vidal Robotica, Sociedad, Tecnologia Marc Vidal

Prepárate para ser el valor añadido del empleo robótico inminente.

En días de ataques a sistemas masivos por todo el planeta y de anuncios apocalípticos, parece imprescindible que busquemos explicaciones serenas y alejadas del sensacionalismo habitual. Es obvio que estamos gestionando muy mal el asunto de los datos, la seguridad de los mismos y el importantísimo aspecto de la privacidad en la era de la información. También es más que evidente que las informaciones que se lanzan por todas partes sobre el hipotético mundo robótico que se avecina son de una falta de rigor preocupante.

En días de ataques a sistemas masivos por todo el planeta y de anuncios apocalípticos, parece imprescindible que busquemos explicaciones serenas y alejadas del sensacionalismo habitual. Es obvio que estamos gestionando muy mal el asunto de los datos, la seguridad de los mismos y el importantísimo aspecto de la privacidad en la era de la información. También es más que evidente que las informaciones que se lanzan por todas partes sobre el hipotético mundo robótico que se avecina son de una falta de rigor preocupante.

Suplementos dominicales que hablan de la deshumanización de todo, del catastrófico horizonte de un mundo sin empleo o repletos de ridículos comentarios sobre el dichoso asunto de que los robots paguen impuestos. Obviamente vamos a tener que modificar muchas cosas y adaptar nuestro modelo económico, productivo y laboral, ¡faltaría más!, pero eso no es compatible con el continuo discurso sobre el futuro de mierda que nos espera a todos los que no nos enchufamos a una toma de corriente para cargarnos las baterías.

Siempre ha pasado. Una tecnología ha modificado todo y ha generado complicaciones mientras se asimila su potencial. Ahora no es diferente, es únicamente más rápido. El futuro reflejado en una innovación exponencial está provocando que las tonterías también lo sean. Pegas una patada a una piedra y de debajo salen decenas de expertos asegurando que vamos a ser inmortales, no vamos a trabajar, la renta mínima es la solución y en tres décadas no sé qué. Sólo uno de cada mil millones de personas es capaz de decirnos como va a ser todo esto en treinta años. Arthur C. Clarke habló de una especie de Internet en los años setenta pero en la Expo de Sevilla, a tres años de la llegada masiva de la red, ningún pabellón mostraba alguna cosa que tuviera que ver con ella. Pues eso, que ni puta idea de lo que será de nosotros en cinco años, a saber que sucederá en treinta. Mirar el video inferior y la actitud del niño es ilustrativo.

Podemos intuir pero no saber. No soy experto, es imposible. Soy especialista. Que es muy distinto. Ser experto hoy en día en todo esto de lo digital o lo robótico es imposible y además no puede ser. En seis meses todo lo que consideras que conoces lo puedes desconocer totalmente. Sólo puedes ser especialista y estar al día de las cosas que pasan, llegan o aparecen. Un especialista investiga y muestra lo que aprende. Experto sólo se puede ser en materias cuya mutación sea lenta. No es el caso. De ahí que sorprenda como el discurso aceptado por los medios proveniente de expertos sea el que habla de un mundo interpretado desde el miedo, el temor, la falta de comparativa histórica y la nula confianza en el propio ser humano.

La tecnología tiene como fin no sólo hacernos el trabajo más fácil sino, incluso, cambiar el propio concepto del trabajo tal y como ahora lo entendemos. Es obvio que los avances tecnológicos obligan a sustituir personas en muchos lugares por inteligencia artificial, robots y automatismos. Pero no deja de ser cierto que muchas empresas que abordan esa transformación con energía y estrategia decidida alcanzan pronto resultados muy positivos que les lleva a contratar más personas para nuevos espacios laborales que no existían hace unos meses.

Las cadenas de montaje en múltiples sectores son territorios sin humanos hace tiempo. Esas fábricas no están destruyendo todo el empleo neto que resultaría. En realidad están generando nuevo basado en el diseño, la creatividad y el valor añadido que supone hacer cosas que ningún robot podrá hacer en mucho tiempo. Tal vez el problema está en que seguimos pensando que lo que viene es una agresión y no una oportunidad. Deberíamos pensar que mucho de lo que hacemos ahora en nuestro tiempo libre, en el futuro, será empleo. Todo va a cambiar pero con según que titulares, políticas pérdidas y meriendas diversas no lo vamos a solucionar.

El ejemplo más notable está en la educación. En toda. La formación profesional sigue ocupando horas y horas de jóvenes que quieren prepararse para empleos del futuro inminente y la oferta no se adecua a lo que van a tener que saber. Menos soldar y más diseñar. Seguramente cuando aterricen al mercado laboral esos jóvenes no podrán soldar nada. Lo hará una máquina. En la educación, en general, seguimos preparando a nuestros hijos en lo que consideramos el mejor escenario posible. Se les dice que tienen que saber programar, calcular, saber de memoria listas infinitas, leyes o lo que sea, pero, con toda seguridad, lo que deberían de desarrollar son habilidades muy alejadas de todo ello.

La creatividad, la intuición, el valor de la sociabilidad, la sostenibilidad en la economía circular o la propia ética. Expliquemos a los jóvenes como se ejecuta un algoritmo, su naturaleza, su composición, su estructura, pero dejemos que lo desarrolle un software y ellos ocupen su tiempo, comprendiendo el modelo, en crear.

El reto es enorme. Dejar de escuchar jinetes del apocalipsis y empezar a exigir una nueva formación social y educativa a todos a fin de que en el futuro incierto veamos un territorio de conquista y no un campo arrasado. A cada revolución tecnológica surgió una industrial y a cada industrial le sucedió una sociedad exigiendo derechos, amortiguando el cataclismo. Sucedió antes y sucederá ahora. En lugar de temer un futuro robótico, prepárate para él. El ser humano siempre lo ha hecho. ¿Por qué esta vez iba a ser distinto?

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Economía, Sociedad Marc Vidal Economía, Sociedad Marc Vidal

La jubilación anticipada y la Renta Mínima en un mundo automático.

Me preguntaban durante una conferencia sobre ‘el mundo que viene’, acerca de cómo veía yo mi propia jubilación y si consideraba que los que ahora tienen cerca de cuarenta tendrían ese tipo de pensión. La verdad es que en primer lugar debemos tener en cuenta que es y cómo se obtiene esa prestación y, sobretodo, a que podría responder en un futuro en el que la pirámide generacional se invierta definitivamente.

Me preguntaban durante una conferencia sobre ‘el mundo que viene’, acerca de cómo veía yo mi propia jubilación y si consideraba que los que ahora tienen cerca de cuarenta tendrían ese tipo de pensión. La verdad es que en primer lugar debemos tener en cuenta que es y cómo se obtiene esa prestación y, sobretodo, a que podría responder en un futuro en el que la pirámide generacional se invierta definitivamente.

Las pensiones por jubilación no son un cobro que se recibe en base a la cotización a lo largo de una vida. Nadie paga durante su vida laboral una cantidad que se guarda en algún lugar a fin de que en el futuro se le compense con ello. No, nuestro modelo es de tipo solidario. Lo que pagas en ese concepto no es para ti, se destina a quienes en ese momento está jubilado y cuando tu lo estés dependerás de los que trabajen en ese momento. Por otro lado la jubilación no es más que un complemento. No se crearon para compensar totalmente la falta de ingresos en una determinada edad sino que se planteó en su día como una ayuda a la disposición económica de cada uno. Además, por si fuera poco, se crearon cuando la esperanza de vida era inferior a la edad de jubilación propia.

A quienes me preguntaron les respondí que no se preocupen por su pensión. Todos tendremos pero tal vez no se estructurará como ahora lo conocemos. En apenas dos décadas el mundo que ahora conocemos será prácticamente irreconocible. La automatización del modelo productivo y la incorporación de la robótica y la inteligencia artificial barrerá la jornada laboral de millones de personas. No digo que la vaya a eliminar, digo que la modificará irremediablemente. Menos horas haciendo lo que ahora consideramos ‘empleo’ y más tiempo haciendo cosas que ahora no consideramos ‘trabajo’.

Sueldos, servicios y prestaciones se irán difuminando. Tengo claro que la jubilación que a mi me toque vivir tendrá más condicionantes ‘en especies’ que en ‘cash’. La sociedad del bienestar se irá estructurando para ofrecer eso, bienestar. Dependerá de cómo se marque la hoja de ruta y de que la política abandone su maniqueísmo sobre la definición de que una Renta Mínima Universal sea de derechas o de izquierdas. Decisiones políticas como la que hoy mismo publican algunos medios sobre una hipotética Renta Mínima no ayudan mucho. La condición indispensable para que un país como España logre sufragar los casi 200.000 millones de euros que costaría una prestación como esa no saldrán de un crecimiento vinculado a los sectores de siempre y con los modelos de siempre. Lo intensivo de nuestro sistema económico es un problema grave.

Los países que tienen modelos híbridos, sucedáneos de rentas similares en prácticas piloto, parten de un cambio absoluto del concepto de ese contrato social llamado ‘trabajo’ y de cómo a cada impuesto creado hay un servicio eficiente. No se puede plantear un incremento de impuestos como única solución a esa prestación. Es suicida. Es compatible la reducción de impuestos y el incremento de ingresos. Eso ya ha sucedido en decenas de casos alrededor del mundo. Sin embargo ni es fácil ni rápido.

El ejemplo de que no hay trabajo para todos, ni lo habrá, y que muchas personas quedarán expulsadas de un cambio histórico en materia productiva, es que las jubilaciones se van anticipando inexorablemente. En España, el 45% de los jubilados del años pasado salieron del mercado laboral antes de la edad que tocaba. Nunca antes había pasado eso. Ya se puede imponer que la edad de jubilación sea otra, 67, 70 o 110, que la lógica pesa tanto que es plomo puro.

Técnicamente, la pensión por jubilación es un ejemplo de Renta Mínima. Se cobra independientemente de lo que hagas y de aspectos personales. Se cobra y ya está. No depende de nada más que de los presupuestos generales y se afecta en base a la disposición del país en ese momento y no de lo que has cotizado en la vida anterior. Eso es, a la práctica, una especie de renta mínima. Por eso, si atendemos a la tendencia, en lugar de esperar esa ‘paga’ cada vez más tarde, lo que sucederá será lo contrario. La recibiremos antes y cada vez en mayor dimensión si se hacen las cosas bien.

Eso debería de ser la lógica de un mundo que logrará producir lo mismo o más sin la necesidad de tanto trabajador. Un mundo eficiente y, por desgracia, dependiente a la vez. Economía circular procurando compartir recursos y bienes a la vez que los servicios se van transformando en derechos fundamentales. No digo que lo prefiera, digo que el mundo se dirige inexorable a un escenario similar a eso.

Y ahí surge el gran problema. De momento, que se sepa, lo único que se tiene preparado es un recorte de la prestación de manera periódica. En ningún caso se está previendo el motivo por el que cada vez hay más jubilados derivados del paro de larga duración. Se adelanta la jubilación debido a que es mejor una mala pensión que perder definitivamente la ayuda por desempleo. Un drama.

Nadie ha diseñado una hoja de ruta para enfrentarse a esto. Un problema bíblico que se nos viene encima. Sin, de verdad, estimular un modelo productivo no dependiente de sectores intensivos y que se vincule definitivamente al valor añadido nos vamos a hostiar de manera importante. No se trata de ofrecer discursos sobre el crecimiento y enorgullecerse de que el desempleo cae. Eso está bien inicialmente pero lo trascendente sería ver que ese crecimiento es comparativo con años muy malos y que, además, no se genera a partir de un modelo de crecimiento nutritivo y de garantías de futuro.

La renta mínima llegará pero como todo en esta vida va a haber rentas y rentas. En unos países se planteará como capacidad de consumo a una población sin ingresos pero en un entorno económico eficiente, competitivo, automatizado y de valor añadido donde los que sí trabajen sean realmente trabajadores necesarios. En otros países, por desgracia, sin una estrategia política clara y sin demagogia lírica, el debate se centra en subvencionar indiscriminadamente sin, para ello, modificar un sistema económico que se aguanta con sectores que en el futuro tendrán serios problemas para generar empleo de alto valor.

La Renta Mínima Universal llegará pero dependiendo de cómo se llegue a ella y de cómo se plantee en el proceso de hacerla sostenible en la próxima década, puede convertirse en una garantía de bienestar en un mundo cada vez menos laboral y más automatizado o, por el contrario, puede devenir una especie de jaula de voluntades y libertades. Seguramente, en el como se genere y estructure su fabricación, ahí estará la diferencia entre una Renta Mínina de derechas o de izquierdas.

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Inversion, Startups Marc Vidal Inversion, Startups Marc Vidal

La startup acelerada en Conector, PopPlaces, se fusiona con el líder europeo Go-PopUp.

Hace algún tiempo invertí junto a gente como Carlos Blanco o Elena Gómez de Pozuelo en la startup disruptiva PopPlaces. Se trataba de un proyecto que quería convertirse en un marketplace de referencia en el alquiler de espacios comerciales por días al puro estilo de las conocidas ‘pop-up stores’. A lo largo de este tiempo han validado su modelo de negocio, han logrado crecer de un modo espectacular y, de la mano de un equipo liderado por Karen Prats, se han situado como líderes en el mercado español.

Hace algún tiempo invertí junto a gente como Carlos Blanco o Elena Gómez de Pozuelo en la startup disruptiva PopPlaces. Se trataba de un proyecto que quería convertirse en un marketplace de referencia en el alquiler de espacios comerciales por días al puro estilo de las conocidas ‘pop-up stores’. A lo largo de este tiempo han validado su modelo de negocio, han logrado crecer de un modo espectacular y, de la mano de un equipo liderado por Karen Prats, se han situado como líderes en el mercado español.

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Ahora PopPlaces da un salto muy importante. Su fusión internacional con la empresa líder en Europa del sector, la alemana Go-PopUp, sitúa a esta startup catalana en una inmejorable posición para lograr con éxito su primera ronda de financiación Series A y atacar el mercado asiático donde consideran hay un mercado enorme liderado por miembros de la alianza Smart Retail Hub a la que pertenece PopPlaces ahora ya rebautizada Go-PopUp.

La buena noticia es que Go—PopUp, con sede en Berlín hasta ahora, trasladará sus operaciones a Barcelona, donde estará ubicada la nueva sede de la empresa. Actualmente, la plataforma cuenta con más de 5.000 ubicaciones en toda Europa y ha conseguido una financiación de 1,7M. Go—PopUp tiene acuerdos con varios grupos de centros comerciales como Gentalia, Carmilla, Klepierre, CBRE, Unibail-Rodamco y JLL, y ha trabajado con marcas y agencias relevantes como Ikea, Adidas, Jaguar y Ogilvy.

Es un placer ver crecer una startup que vi nacer y que desde el principio destacaba por su hoja de ruta clara de crecimiento. Apenas con tres años de vida, esta fusión cocinada durante 3 meses con el líder europeo que Go-PopUp que opera en Alemania, Austria y Holanda, convierte a esta startup en otro de los casos de éxito de nuestra aceleradora Conector. De allí han salido Glovo, Kompyte, Meller, HeyGo, SantaFixie, Singularu o Ursulitas entre otros.

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Coches, Innovación, Politica Marc Vidal Coches, Innovación, Politica Marc Vidal

Algunos países se preparan para el 'Transport as a Service' y el fin del coche tradicional. Otros no.

A pesar de que tenemos la impresión de que los coches han evolucionado mucho y muy rápido, la verdad es que comparándolo con otras innovaciones descubriremos que tampoco es para tanto. Si los vehículos hubieran sufrido el mismo grado de evolución que ha tenido, por ejemplo, el mundo digital, ahora mismo no sólo irían solos por todas partes sino que también alcanzarían una velocidad similar a los 500.000 Km/h.

A pesar de que tenemos la impresión de que los coches han evolucionado mucho y muy rápido, la verdad es que comparándolo con otras innovaciones descubriremos que tampoco es para tanto. Si los vehículos hubieran sufrido el mismo grado de evolución que ha tenido, por ejemplo, el mundo digital, ahora mismo no sólo irían solos por todas partes sino que también alcanzarían una velocidad similar a los 500.000 Km/h.

No obstante, el transporte privado ha acelerado su circuito de innovación en los últimos años. Una revolución histórica en el transporte que terminará con más de 100 años de propiedad individual del vehículo y remodelará la economía energética del mundo entero. Así lo refleja un nuevo informe presentado por el grupo de investigación RethinkX titulado ‘Rethinking Transportation 2020-2030: The Disruption of Transportation and the Collapse of the ICE Vehicle and Oil Industries’.

Los coches autónomos y conectados fue el tema central de mi sección del programa Tips de TVE de ayer y, aunque no profundizamos obviamente por la naturaleza de un magazine de televisión, si tratamos aspectos como el hecho de que la inteligencia artificial pudiera ser el paso definitivo en este tipo de coches. Sin embargo, volviendo al informe de RethinkX, resulta que un análisis acerca de lo que muchos fabricantes de coches del mundo están haciendo evidencia hacia donde va todo y a que velocidad.

Las grandes marcas exploran como sería un mundo inmediato donde su producto principal ya no fueran productos y si servicios, no vendieran coches pero ofrecieran movilidad. Sabemos que el 95% de los kilómetros circulados por los conductores y pasajeros en los vehículos actuales podrían ofrecerse sin demasiados problemas bajo un sistema denominado TaaS, o lo que es lo mismo Transporte como Servicio. De hecho, sólo en Estados Unidos, si la transición a este tipo de modalidad se produce en los próximos diez o doce años, el número de vehículos se reducirá de 247 millones a sólo 44. Obviamente, las grandes marcas de automóviles ya saben por donde les va a llegar la disrupción.

Es evidente que estamos en la primera fase de una de las rupturas más rápidas, profundas y con mayores consecuencias de la historia reciente. Si comparamos con la evolución de lo que significó Internet, podríamos decir que en este campo, la universalización del servicio de movilidad en lugar del coche privado estaría en el punto exacto que estaba la Red antes del nacimiento de Google. Todos sabemos como cambió todo y a que velocidad.

Los expertos que analizan a diario los indicadores de este cambio aseguran que el colchón, el amortiguador del cambio, radica en la edad media de los coches actuales. Se considera que entre 11 y 15 años será el tiempo de sustitución a partir de las primeras ventas abiertas previstas de este tipo de vehículos autónomos en 2020. Lo curioso es que ya nadie lo pone en duda. Es evidente que el estímulo a la economía será inmenso sobretodo en cuanto a la eficiencia de costes que actualmente no se puede tener por culpa de un modo de transporte del Siglo XIX y que precisa adaptación a un mundo donde la propiedad de según que productos es algo decadente y la adopción de servicios un modo económico, justo y eficiente de hacer sostenible nuestro mundo.

Como todo, la economía y su peso caerán sobre todas las reticencias. El uso del Transporte as a Sevice será diez veces más barato por kilómetro que comprarse un coche nuevo y cuatro veces más barato que operar con uno ya pagado. No hablamos de coches autónomos únicamente, convivirán el TaaS con conductor y el coche compartido con los primeros vehículos en zonas acotadas completamente autónomos.

El costo de este TaaS será muy reducido. La vida de los vehículos eléctricos supera el medio millón de kilómetros de media con un mantenimiento, gasto energético, costes financieros y tipologías de seguros a años luz de los actuales con coches, digamos, tradicionales. Cada familia, de media, según este informe ahorrará cerca de 5.000 euros al año al renunciar a su coche propio. Si el servicio se generaliza, la llamada curva de adaptación tecnológica exponencial se producirá por lo que siempre se ha producido, el dinero.

Esa curva de innovación y de aceptación del público de la misma es factible. Está pasando con el coche eléctrico o con el uso del denominado ‘car-sharing’ en múltiples ciudades. Los vehículos TaaS, son sin duda alguna el primer escalón hacia un mundo donde conducir tu propio vehículo sea algo ‘vintage’. Se proporcionará un transporte universal equivalente a lo que ahora conocemos como ‘cobertura del móvil’. ¿Recuerdas lo difícil que era tener ‘buena cobertura’ en los noventa, como se mejoró después y como ahora es muy difícil no estar potencialmente conectado sea donde sea? Eso mismo pasará con la ‘cobertura’ de los coches autónomos eléctricos y que, en lugar de ser tuyos, serán un servicio de movilidad disponible.

Ahora bien, los políticos se van a enfrentar a decisiones criticas. Esas ayudarán a acelerar o impedir que la transición al coche autónomo tipo Transport as a Service se produzca con la naturalidad que requiere. La primera y más importante será decidir cuando eliminar las barreras a los coches autónomos. Esa es la clave. Esos coches ya pueden circular, lo hacen en muchos lugares ‘protegidos’.

La impresión que solemos tener es que los políticos no van a correr mucho en este tema podría ser errónea. Un indicador de que los políticos estadounidenses están dispuestos a avanzar rápidamente es la legislación bipartidista para aprobar los vehículos autónomos presentada por el senador republicano John Thune y el demócrata Gary Peters. A nivel estatal, California ha aprobado a 30 compañías para probar sus automóviles autoconducidos en las vías públicas este mismo año y ha propuesto reglas para permitirlo completamente en el nivel 5.

Alemania ya está redactando el código de circulación que atenderá a este tipo de vehículos. Hay países que han entendido que en el ahorro del coste que tiene hoy en día un modelo productivo y de consumo vinculado al coche tradicional podría estar el crecimiento del futuro. Además, son países fabricantes de vehículos y, curiosamente, las marcas con mayor inversión en coches autónomos y en plataformas que aseguran estar preparándose para el TaaS. Alemanía, Reino Unido, Estados Unidos y Corea del Sur concretamente. El tiempo pasa y unos innovan y otros legislan.

 

 

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Economía, Innovación Marc Vidal Economía, Innovación Marc Vidal

El 10% de los trabajadores en Dublín son desarrolladores de software. ¿Las claves?

Hace un par de días Stack Overflow presentó un estudio que detallaba el número de empleos relacionados con el desarrollo de software en el Reino Unido e Irlanda. Lo más significativo es el porcentaje que alcanzan algunas ciudades, especialmente Dublín, dónde prácticamente un 10% del empleo disponible es para desarrolladores. Algo que puede intuirse si atendemos a algo que ya publiqué hace tiempo y que hacía referencia al hecho de que 2 de cada 3 nuevos empleos que se crean en la capital irlandesa tienen que ver con la tecnología.

Hace un par de días Stack Overflow presentó un estudio que detallaba el número de empleos relacionados con el desarrollo de software en el Reino Unido e Irlanda. Lo más significativo es el porcentaje que alcanzan algunas ciudades, especialmente Dublín, dónde prácticamente un 10% del empleo disponible es para desarrolladores. Algo que puede intuirse si atendemos a algo que ya publiqué hace tiempo y que hacía referencia al hecho de que 2 de cada 3 nuevos empleos que se crean en la capital irlandesa tienen que ver con la tecnología.

Por ponerlo en el contexto al que se refiere el estudio vemos que a Dublín le siguen Londres (7,7%), Edimburgo (7,1%) y Belfast (6,8%). Y aunque en Londres la cantidad bruta de desarrolladores alcanza los 360.000 trabajadores, su fuerza laboral es de más de 4.700.000 empleos disponibles. Algo que porcentualmente mejoran los 60.000 desarrolladores de software en una ciudad con una oferta laboral de apenas 670.000 como es el caso de Dublín.

Lo importante es lo que supone esta incorporación al tejido laboral de una tipología de trabajador de alta cualificación y que, independientemente de muchos factores de automatización futura, imprescindibles en muchos aspectos de la economía del futuro. Que un 10% del empleo sea este garantiza muchas cosas. Cada país apuesta por lo que apuesta. Lo importante es disponer de hoja de ruta, de estrategia política y socioeconómica. En Irlanda existe desde hace dos décadas. No se trata de amontonar planes en programas electorales o enumerar listados sobre ‘como haremos los próximos años’. El éxito de una transformación residen en tres pilares que en algunos países está siendo improvisada y en otros no.

Esto se logra facilitando la creación de empleo de alto valor, creando ecosistemas reales para esos creadores de empleo, importando talento e inversión y no penalizando con leyes 'vintage' esa importación y, por supuesto, con una tributación específica para empresas de este tipo que no castigue su crecimiento. Además, desde el proyecto Horizon 2020 con el que colaboro, se dice que dos tercios de los empleos tecnológicos creados en lo que llevamos de año, están, además, vinculados a consultoras o agencias especializadas en Transformación Digital en el país celta. A mi mismo me pasa. Desde Irlanda recibo peticiones para trabajar en procesos de transformación digital de múltiples empresas ubicadas en España y otros países europeos. Es decir, con el tiempo, una de las capitales con mayor tracción en materia de consultoría de innovación y de desarrollo de tecnología asociada, será esta ciudad. El futuro debería de ir por ahí. 

Mientras tanto ¿qué estamos haciendo el resto? ¿Seguimos estimulando empleos que sabemos van a desaparecer en menos de una década? ¿De quien es responsabilidad? Esperar que vamos a conquistar el futuro, que vamos a proporcionar las oportunidades que nuestros hijos y nietos necesitarán en un futuro, con el modelo de crecimiento estimulado hasta la fecha, es un dramático error. El sector turístico siempre, el inmobiliario pronto, son los tractores históricos. Unos tractores que se sujetan en datos aparentemente buenos. Más empleo, más consumo, más sensación de crecimiento. Y es cierto. Pero ese empleo no garantiza nada.

Sin embargo hay luz a lo lejos. La hay en varios lugares de España pero el que mejor conozco es la que ilumina Barcelona. Una ciudad volcada en generar oportunidades para el sector tecnológico y del conocimiento. Muchas veces de un modo muy voluntarista y poco estratégico, pero ahí está. Conviviendo con un turismo brutal, exagerado muchas veces, pero necesario. Necesario ordenarlo por cierto. Vivo a caballo entre Dublín y Barcelona y me gusta comparar ambas ciudades en diversos aspectos. No es una crítica, es inspiración práctica.

Es cierto que en la región metropolitana de Barcelona hay un tejido empresarial innovador e intensivo en conocimiento que está emergiendo con fuerza. Ciencias de la vida y la salud superan con creces a otros mucho más publicitados como el ‘mobile’ o el ‘gaming’.  Por eso son necesarios estímulos a ese cambio de modelo de crecimiento imprescindible si queremos mantenernos (o probablemente subirnos) en los trenes que llevan directamente al futuro. Reducir el planteamiento de que lo mas importante es crear empleo de cualquier tipo, en lugar de focalizar en crearlo solo en el ámbito del valor añadido es la única puerta que podemos abrir para superar una transición inminente de automatización de todo lo que sea automatizable.

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Conferencias, Economía, Industria 4.0 Marc Vidal Conferencias, Economía, Industria 4.0 Marc Vidal

Guía Optimista contra la Robocalipsis (I)

En 1950, el gobierno de Estados Unidos publicó un censo de tipologías de empleo. De las 270 que lo conformaban, según James Bessen, sólo una ha desaparecido por culpa de la automatización: el operador de ascensor. Las otras profesiones que se han eliminado de ese listado, según este economista, responden a criterios de mercado, demanda u obsolescencia tecnológica.

En 1950, el gobierno de Estados Unidos publicó un censo de tipologías de empleo. De las 270 que lo conformaban, según James Bessen, sólo una ha desaparecido por culpa de la automatización: el operador de ascensor. Las otras profesiones que se han eliminado de ese listado, según este economista, responden a criterios de mercado, demanda u obsolescencia tecnológica.

En un estudio reciente de McKinsey se rectificaba el famoso informe de la Oxford University sobre el dichoso asunto de la destrucción masiva de empleo por culpa de los robots. Según la consultora en los próximos años no veremos sustituciones absolutas de empleos sino empleos automatizados parcialmente. Esto es absolutamente trascendental. Del discurso oficial que certifica una ‘robocalipsis’ a medio plazo pasamos a otra menos extendida, y en la que me incluyo, que defiende un escenario donde el ser humano deberá aprender a ser complementario, un valor añadido, a esa automatización. 

Ayer ofrecí una conferencia en la sede central de Epson. La titulé ‘Guía optimista contra la Robocalipsis’. Un intento de poner en común la teoría de que la robotización y la tecnología robótica, la inteligencia artificial u otros avances no tienen porque eliminar nuestra estructura laboral. La van a modificar, que no destruir, absolutamente, pero es factible prepararnos para ese momento. En próximos posts daré las claves. 

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El temor a los robots es un clásico como que los extraterrestres son unos tipos con cabeza de pera y ojos negros grandotes. Hace cuatro siglos, la reina Isabel I prohibió el tejedor automatizado que había inventado un tal William Lee. En su día argumentó que ‘tenía mucho respeto por las mujeres que obtienen su pan cada día tejiendo y que esa invención las privaría de empleo y las encaminaría a la miseria’. Le negó la patente y punto. Doscientos años después, la invención de Lee ocupaba casi todas las fábricas textiles de Londres y el empleo aumentó. Mucho más tarde, en la década de los sesenta del siglo pasado, un grupo de respetadísimos economistas alarmaron al presidente norteamericano Lyndon Johnson acerca de una revolución cibernética que provocaría un desempleo como nunca antes habían conocido. Los sabios en cuestión exigían un renta mínima universal como única salvación. Lo exploró.

No seré yo quien relacione directamente esos espacios históricos con el actual. Obviamente lo de ahora es absolutamente transversal y está afectado por múltiples tecnologías. Pero considero que analizar la potencial necesidad de una Renta Mínima Universal no estaría de más. Y hacerlo fuera del patrón ideológico que siempre lo ensucia todo. Pero cierto es que ese subsidio, ese mecanismo sociopolítico, sólo puede ser examinado si antes hemos aplicado un verdadero análisis al concepto ‘empleo’. Como se equivocaron antes, ahora también se equivoca la versión oficial que tanto vende. Esto no va de empleos que se van a destruir, esto va de que el valor actual del contrato social que supone ese empleo va a ser otro en el futuro.

A nuestros puestos de trabajo del futuro no iremos a trabajar. Iremos a aprender. A aprender a mejorar nuestros modelos productivos de cualquier tipo gracias a una tecnología que viene, como siempre, a ayudarnos. La tecnología es el ‘cómo’, nosotros somos el ‘porqué’. No lo olvidemos. En los próximos artículos de esta serie que hoy inicio sobre la versión optimista de la 'robocalipsis', más.

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Empleos de alto valor que se van a ventilar los robots ya mismo.

¿Te preocupa que los robots te quiten tu empleo? El Financial Times te echa una mano para ver si lo tienes crudo o no. A través de una aplicación puedes comprobarlo. Introduces tu sector, tu especialidad y las actividades que desarrollas y, en un instante, la calculadora del McKinsey Global Institute te dice el riesgo que tienes de ser sustituido en los próximos cinco o seis años por un artilugio robótico o un sistema inteligente. Habla de que como máximo será un tercio de esos empleos los que sufran la sustitución traumática. 'Solo' uno de cada tres. Hagan sus apuestas. Tengamos en cuenta que ‘robot’ en este caso serían algoritmos inteligentes que se ejecutan en plataformas informáticas diseñadas y entrenadas específicamente para sustituir a humanos en tareas que ahora realizan estos. 

 

¿Te preocupa que los robots te quiten tu empleo? El Financial Times te echa una mano para ver si lo tienes crudo o no. A través de una aplicación puedes comprobarlo. Introduces tu sector, tu especialidad y las actividades que desarrollas y, en un instante, la calculadora del McKinsey Global Institute te dice el riesgo que tienes de ser sustituido en los próximos cinco o seis años por un artilugio robótico o un sistema inteligente. Habla de que como máximo será un tercio de esos empleos los que sufran la sustitución traumática. 'Solo' uno de cada tres. Hagan sus apuestas. Tengamos en cuenta que ‘robot’ en este caso serían algoritmos inteligentes que se ejecutan en plataformas informáticas diseñadas y entrenadas específicamente para sustituir a humanos en tareas que ahora realizan estos. 

 

De los resultados hay cinco que no suelen salir en las habituales listas del Top Five de la Robocalipsis y que, si se detalla adecuadamente el formulario, se muestran como en zona de alerta. Se trata de algunos mandos intermedios, los comerciantes de productos básicos, los redactores de informes, los contables y los médicos. Es muy curioso apreciar como los llamados ‘empleos de alto valor’ pueden estar en mayor riesgo que otros que se les considera de menor escala. Es muy improbable que los asistentes y enfermeros sean sustituidos por robots por su necesaria actividad 'humana', pero los doctores podrían encontrar un serio contrincante a la hora de diagnosticar en la inteligencia artificial.

Según la Universidad de Oxford, el 47% de los empleos en el mundo occidental se van a automatizar en dos décadas. Si tienes treinta años o cuarenta, en algún momento te va a tocar sí o sí. Ya sabemos que los que tienen que ver con las tareas repetitivas, conductivas o de escasa necesidad creativa, tienen los días contados. No obstante, la versión oficial de todo esto es más que revisable. Ahora bien, hay cinco profesiones de ‘cuello blanco’ que van directas a la gran batalla contra una máquina y que, según uno de los grandes consultores de empleo en el mundo, Shelly Palmer, tienen los días contados. Al final del artículo procuraré dar la clave para no sucumbir a este ‘susto o muerte’.

Quedan esperanzas. The National Academies of Sciences, Engineering and Medicine convocaron un comité para investigar el impacto de la tecnología en los empleos. En un estudio de 184 páginas, 13 expertos en economía e informática concluyeron que no tienen suficientes datos para determinar exactamente cómo la automatización, los robots y las innovaciones están afectando el empleo. Sin embargo si que hay datos. Muchos ejemplos que demuestran como está derivando. Casos concretos como el de Fedex u otros. De hecho hay gente que ya habla de que el empleo, como concepto, va a desaparecer en 60 años. Para todos los gustos. 

Pero vamos a los cinco que comenta Palmer:

Gerentes de proyectos. Si tu vida gira en torno de la creación y control de bases de datos, hojas de cálculo y software de gestión de proyectos, los robots te están apunto de sustituir. Todo cuanto realizas y que tiene una base analítica lo puede hacer un software, aprender rápido y mejorar lo que haces. Esto va de reducir los costes de ejecución y aumentar los beneficios por eficiencia.

Los vendedores y comerciantes de productos básicos, así como los responsables de compras de esos mismos productos. En todo proceso de compra y venta de las denominadas ‘commodities’, las variables que se manejan en la negociación tienen que ver con las especificaciones técnicas, el precio y la disponibilidad. En ese campo, un algoritmo capaz de analizar inteligentemente todo ese proceso pronto logrará mejores resultados que cualquier ser humano. Al final esto va de resultados y de cifras. Mayor beneficio y menor costo.

Redactores, periodistas y algunos autores. Aunque se contempla el hecho que escribir es algo complejo, redactar informes y noticias básicas no lo es tanto. Analizar documentación, investigar imágenes, o conversaciones y convertirlo en un informe ya es algo que sucede y que sólo hará que aumentar su calidad y precisión.

Contables, gestores y analistas financieros. La contabilidad robótica todavía está en fases iniciales pero actualmente ya interviene en infinidad de asuntos que, hasta hace muy poco, requería de supervisores humanos. La analítica financiera, la gestión contable y el asesoramiento económico tiene un duro escenario desde el punto de vista laboral y de reinvención.

Algunos médicos también lo tienen complicado. Por lo menos los que tienen que ver con la identificación de enfermedades y aplicación de tratamientos. Algo que, por otro lado, parece una buena noticia si atendemos a las necesidades del planeta. La población mundial rozará los 10.000 millones en apenas tres décadas. Va a ser improbable que la medicina pueda atender de un modo humano a esa población. El coste de un médico robótico será mucho menor y su capacidad de atención muy superior. La precisión quirúrgica de un brazo armado conectado a un algoritmo inteligente será tan sorprendente como la velocidad a la que se realice cualquier operación. Ya está sucediendo. Watson de IBM ya curra de médico en una docena de clínicas americanas.

Estas son cinco, pero hay muchas más profesiones. La idea es que tengamos claro que no hay territorio intocable, empleo que se libre ni escenario previsible. Cuando hablamos de ‘como va a ser el futuro’ debemos ir con cuidado. ¿Recuerdas que país mostró en la Expo de Sevilla’92 su plan de desarrollo de algo llamado Internet? Ninguno, nadie hablaba de Internet en la feria de la Innovación por excelencia en aquellas fechas. Nadie. Un lustro después, la red era parte de nuestra vida. Dos décadas más tarde era toda la vida.

Por lo tanto, cuidado con anunciar como será el mundo en 2100, 2074 o 2030. Con hablar de los próximos cuatro o cinco años vamos listos. Mi consejo a empresas, directivos, empleados y clientes en general es tratar este asunto por partes. Primero aceptando que todos tenemos los días contados. Por lo menos en el modo en el que trabajamos. Vamos a trabajar distinto, todos. Por eso es imprescindible prepararse para ello.

El progreso tecnológico ni es bueno ni es malo, sencillamente es. No hay que enfrentarse a él, hay que entenderlo, formarse, abrazarla. La tecnología no viene a ayudar por definición a nadie en particular. En todo caso viene a mejorar las cosas que se hacen. Si te pilla por medio se te ventila. Por eso es mejor adaptarse y modificar lo necesario para que el equipo formado entre tecnología y yo mismo sea una multiplicación exponencial y no una división irremediable.

La gran noticia es que sabemos que viene. No se va a parar. Sabiendo eso no tenemos otra que prepararnos. Negarlo o pensar que ‘me queda tiempo’ es tomar un riesgo que pasará factura. La pregunta no es si ‘me tocará o no’, la cuestión es ‘cuando me tocará y con que tecnología sucederá’. Todos los empleos que van a ser sustituidos, automatizados y robotizados pueden ser, a la vez, generadores de otros espacios laborales que potencien a tu empresa. No lo veas como un riesgo únicamente, míralo como una oportunidad, como una ventaja de incalculable valor.

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Un pequeño paso para un robot, un gran salto para la robótica.

Mientras que los titulares que aparecerán en los próximos días sobre robots van a centrarse en que un chino se ha casado con un robot ‘femenino’ que él mismo ha construido, otras noticias menos populares se van sucediendo. Me refiero a una que pasará desapercibida y que tiene una importancia gigantesca. Ya disponemos de brazos armados robóticos que agarran y manipulan objetos desconocidos decidiendo que hacer con ellos en base a la naturaleza de los mismos. Esta noticia acorta el tiempo que tenemos los humanos para ir ocupando el espacio que la historia y la tecnología nos van a reservar.

Mientras que los titulares que aparecerán en los próximos días sobre robots van a centrarse en que un chino se ha casado con un robot ‘femenino’ que él mismo ha construido, otras noticias menos populares se van sucediendo. Me refiero a una que pasará desapercibida y que tiene una importancia gigantesca. Ya disponemos de brazos armados robóticos que agarran y manipulan objetos desconocidos decidiendo que hacer con ellos en base a la naturaleza de los mismos. Esta noticia acorta el tiempo que tenemos los humanos para ir ocupando el espacio que la historia y la tecnología nos van a reservar.

Resulta que escondido en una pequeña nave industrial de la ciudad de Somerville, un brazo robótico se pasa el día recolectando objetos aleatoriamente de una cinta transportadora y las clasifica. Botellas de plástico, alimentos, latas o espuma de afeitar son su menú. Aunque su configuración actual es una especie de banco de pruebas está claro que en breve todas las tareas de picking, inclusive de tipo más doméstico y menos industrial, podrán ser adoptadas por este tipo de automatismos. La clave, en este caso, es que el bicho piensa.

No se trata de un humanoide. Muchas veces he dicho que el futuro de los robots tendrá muy poco que ver con la pinta que tienen en las películas de ciencia ficción. Sus formas dependerán exactamente de la función que cumplan. En este caso, con sólo ser un brazo armado y mecánico conectado a un cerebro artificial será suficiente. No necesitaremos que parezca una persona sintética. Eso se lo dejamos al chino de antes. La frontera entre robots que repiten tareas indefinidamente y robots que son capaces de discernir es muy grande. Superarla ha sido uno de los desafíos más importantes de la robótica históricamente. Y ya la hemos cruzado.

La selección de diferentes tipos de objetos apilados en un contenedor puede sonar algo simple, pero sigue siendo un gran reto para los robots, especialmente si los objetos 'no le son familiares’. Los humanos son capaces de interpretar cómo la morfología de un objeto solo con verlo. Siglos de experiencia y evolución nos avalan. El ejemplo de que es muy complicado automatizar este tipo de tareas completamente lo tenemos en Amazon. A pesar de tener robots por todas partes solo han podido incluir robots recolectores en algunas fases de sus centros. En ningún caso tienen mecanismos que seleccionen y piensen sobre lo que recogen. Por eso el salto es tan importante.

El sistema de RightHand Robotics agarra objetos usando una mano con dedos con una copa de succión en su centro. Una cámara está incrustada en la mano para ayudar a determinar qué apéndice utilizar y cómo captar el elemento. La empresa emplea el aprendizaje automático para refinar su algoritmo de control a lo largo del tiempo, y los trucos aprendidos por un robot son devueltos a un servidor en la nube para que puedan ser compartidos con otros ‘compañeros’. El principio del final de algunos empleos se ha acelerado. De ahí que sea tan urgente repensarlo todo, interferir en lo que los humanos vamos a tener que hacer sino queremos hacernos daño.

Además del escenario de la cinta transportadora, los desarrollos en los que ahora están ocupados en RightHand Robotics incluyen una configuración diseñada para igualar la de una empresa que envía paquetes de cosméticos adaptados a clientes individuales. El sistema de la empresa puede recoger los artículos de un cliente de varios contenedores diferentes colocados junto a un carrusel circular. Tras varias acciones aprende a captar diferentes objetos. Si no lo toma bien al principio, con pocos intentos lo logra y lo identifica perfectamente.

Que los desarrollos automatizados aprendan es la clave. Que piensen es definitivo. Los coches autónomos no serán autónomos hasta que diferencien entre ‘no debes atropellar a un ser humano’ y ‘lo que significa atropellarlo’. Lo mismo con este tipo de objetos animados. De seleccionar encadenadamente objetos gracias a sensores, a distinguirlos por aprendizaje hay un salto cualitativo importante.

No nos damos cuenta de que los robots han empezado a ayudarse entre ellos. Este en concreto comparte lo que aprende con otros robots. Entre ellos mejoran, son muy listos. ¿Qué estamos haciendo nosotros? Seguimos lamentándonos. ¿Por qué no aceleramos en la formación, estimulación y desarrollo de las aptitudes que nos hacen mejores profesionales cuando nos mostramos más humanos? La intuición, la creatividad, la empatía, la emoción y el razonamiento siempre serán las herramientas. El resto no. Tú mismo. Puedes seguir atendiendo a noticias sobre robots que se casan o empezar a formarte en lo que tu mundo va a pedirte en cinco minutos.   

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Tecnologia, Industria 4.0 Marc Vidal Tecnologia, Industria 4.0 Marc Vidal

La impresión 3D y el cambio irremediable del proceso productivo.

La entrada de las impresoras 3D a los procesos industriales se va a llevar por delante conceptos residentes e inamovibles desde hace décadas. De momento sabemos que la llegada de estos dispositivos a la vida de los ciudadanos será moderada y, como pasa ahora con la impresión tradicional, cada vez más la dependencia estará en los consumibles que en el hardware, así como, ‘imprimir’ en según que materiales lo dejaremos para las comercios capaces de disponer de muchos ‘cartuchos’ de materiales distintos. Tengo la impresión que las impresoras 3D entrarán en lo cotidiano cuando dejemos de llamarlas impresoras y las denominemos ‘creadoras’.

La entrada de las impresoras 3D a los procesos industriales se va a llevar por delante conceptos residentes e inamovibles desde hace décadas. De momento sabemos que la llegada de estos dispositivos a la vida de los ciudadanos será moderada y, como pasa ahora con la impresión tradicional, cada vez más la dependencia estará en los consumibles que en el hardware, así como, ‘imprimir’ en según que materiales lo dejaremos para las comercios capaces de disponer de muchos ‘cartuchos’ de materiales distintos. Tengo la impresión que las impresoras 3D entrarán en lo cotidiano cuando dejemos de llamarlas impresoras y las denominemos ‘fábricas’, con todo lo que eso supone.

En la edición de Economía de Futuro dedicada a la impresión 3D tuve la oportunidad de entrevistar al Vicepresidente Mundial de HP Ramón Pastor. Una conversación espectacular en la que nos cuenta hasta donde llega en estos momentos esta tecnología. También conocimos a Natural Robotics, una startup dedicada a fabricar impresoras asequibles.

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La importancia de revisar la versión oficial sobre el 'robocalípsis' inminente.

El pasado jueves ofrecí una conferencia en Málaga titulada 'Sólo para humanos, robots abstenerse'. Durante casi una hora expliqué a una audiencia que llenaba el salón de actos del Hotel Vincci Posada del Patio que la versión oficial sobre el futuro laboral de todos debe ser revisada. Es evidente que algunos sectores, como la fabricación y el transporte, tienen un alto potencial técnico para la automatización. Sin embargo otros, como la educación, los profesionales creativos, la información y la atención sanitaria, tienen un potencial humano difícilmente sustituible por un sistema automático. El apocalipsis robótico es menos posible en aquellos empleos donde la formación y la creatividad es algo fundamental. La aplicación de modelos de inteligencia artificial y sistemas automatizados ha llegado y va a seguir avanzando, sin embargo el impacto futuro de toda esta tecnología podría ser más parecido al que tuvieron los cajeros automáticos y menos que el que proponen las películas basadas en novelas de Isaac Asimov. Si será tan intenso o no, ya se verá, lo que si sabemos es que sucederá rápido.

El pasado jueves ofrecí una conferencia en Málaga titulada 'Sólo para humanos, robots abstenerse'. Durante casi una hora expliqué a una audiencia que llenaba el salón de actos del Hotel Vincci Posada del Patio que la versión oficial sobre el futuro laboral de todos debe ser revisada. Es evidente que algunos sectores, como la fabricación y el transporte, tienen un alto potencial técnico para la automatización. Sin embargo otros, como la educación, los profesionales creativos, la información y la atención sanitaria, tienen un potencial humano difícilmente sustituible por un sistema automático. El apocalipsis robótico es menos posible en aquellos empleos donde la formación y la creatividad es algo fundamental. La aplicación de modelos de inteligencia artificial y sistemas automatizados ha llegado y va a seguir avanzando, sin embargo el impacto futuro de toda esta tecnología podría ser más parecido al que tuvieron los cajeros automáticos y menos que el que proponen las películas basadas en novelas de Isaac Asimov. Si será tan intenso o no, ya se verá, lo que si sabemos es que sucederá rápido.

Estamos pasando de la propiedad de un producto al uso de un servicio que permita disfrutar temporalmente de él. Seguimos inmersos en el cambio absoluto de un modo de entender el mundo y la vida, la familia y los derivados de las relaciones sociales. La política se expone en las redes, trabajamos a distancia, nos movemos en un mundo minúsculo y tomamos conciencia de que la Tierra no es un lugar en el que volcar nuestra irresponsabilidad. Pero en los últimos años ‘la urgencia’ se ha convertido en algo inevitable y consustancial con la vida del individuo moderno. Todo se entrega en menos de una hora o de manera instantánea. Las redes que triunfan son las que así lo plantean y además si caducan mejor. Nada es perpetuo y en un rato desaparecen para siempre. La urgencia y la caducidad como esencia de nuestra existencia contemporánea.

En los negocios es aún más evidente. La generación del ‘on demand’ de todo exige que tras un texto enviado en cualquier formato, tengamos respuesta inmediata. Si grabas un video se debe poder ver unos segundos después en cualquier red. Si quieres un disco, desde tu móvil lo tienes al instante en streaming por ejemplo. Se acabó el ‘delay’ naturalizado de nuestra generación y bienvenida la civilización del ‘ya mismo’. Pero no todo es así o no lo será cómo mínimo. Existe una paradoja. La opción de tener acceso a todo y a todos tiene cara B. La naturaleza siempre equilibra. Siempre busca el polo opuesto y en el caso tecnológico también. La mutación sociológica que supone el uso instantáneo de redes y dispositivos, plataformas sin intermediarios o tecnología de impresión 3d, filmación o inteligencia artificial, también está proporcionando un modo nuevo de pensar, de vivir, de valorar algunos aspectos que en épocas pasadas eran insalvable e ‘indebatibles’.

Mientras muchos aspectos vinculados a la tecnología han estimulado los negocios a límites de urgencia inéditos, la considerada urgencia sociológica se ha ralentizado hasta casi detenerse curiosamente. Parejas que no se casan durante años, retrasando un desenlace que era obligatorio lo antes posible o embarazos que se planean hacia los treinta largos o incluso los cuarenta son una muestra de que hay cosas que se han detenido o no tienen urgencia. Si tenemos en cuenta que cada década la esperanza de vida en nuestra sociedad aumenta una media de tres años, sabemos que en el ‘primer mundo’ algunos elementos de urgencia también desaparecerán como ahora los entendemos. Tendremos mucho más tiempo para hacer cosas. ¿Qué prisa hay en hacer algo si tienes mucho más tiempo que tus abuelos para hacerlo? Los nacidos esta década vivirán más de un siglo de media, tal vez mucho más. Además esos años adicionales los van a vivir mejor y sin limitaciones vinculadas a rutinas, ineficiencia y situaciones del pasado.

Nuestros hijos o nietos vivirán más de cien años y llegarán en un estado saludable a los ochenta, con ganas de hacer mil cosas que además podrán hacer. Su mundo estará rodeado de tecnología que facilitará todo. Permitirá vivir en otro estado de dependencia y de independencia. Un mundo dónde fronteras y banderas significarán algo más humano que patriótico y dónde seguramente seremos más ‘fans’ de un desarrollo robótico que de un equipo de fútbol. Nuestros hijos hoy ya no entienden que algo se retrase en llegar pero a la vez no contemplan el mundo como conectado siempre. Es curioso. ¿Recuerdas cómo cuando ‘te conectabas’ a Internet requería de unos minutos esperando que engancharas tu computadora a ‘Internet’ llamada Infovia en España por ejemplo? De hecho decimos ‘conectados’ por eso. Hoy en día técnicamente estamos conectados siempre. Pero los más jóvenes llaman a conectarse o desconectarse a un hecho distinto, a una manera de estar o no estar en contacto que es algo muy distinto.

Ellos son hijos de la cultura del ‘pause’, de la no propiedad, de la economía colaborativa, de la vigilancia activa y del streaming social. En los próximos años vamos a empezar a ver un mayor reparto casi gratuito de tecnología a nuestras vidas y veremos también como se transforman en casi ‘derechos fundamentales’ algunos ‘servicios’. La deriva de todo ello será la pérdida de propiedad y la ganancia de tiempo. La urgencia como la entendemos quedará postergada a la tecnología, al software, a lo robótico. Lo humano irá tomando un territorio donde estaremos ‘out of time’ y dónde lo importante será ser más libre de algunos aspectos que ahora relacionan ‘urgencia’ con ‘competitividad’. Nadie podrá ser más rápido que un software o un robot. Lo que proporcionará un humano será eso, humanidad y no velocidad ni urgencia.

Como el tiempo es dinero queda claro que el cumplimiento instantáneo no dependerá de nosotros. El mundo sólo hará que pedir más descargas instantáneas de música, de noticias, de información o de cualquier servicio. Lo vamos a exigir todo instantáneo en un mundo digital. Y lo vamos a exigir a quienes lo pueden hacer, las máquinas y automatismos. Pero a la vez iremos generando en paralelo una vida más tranquila. Fijaros cómo cada vez gana importancia el ‘vivir’ y disfrutar del deporte, la familia, el tiempo sin urgencia. Un mundo tecnológicamente urgente y otro humanamente tranquilo. Planificar la jubilación cada vez será algo más abstracto para los jóvenes. Esa etapa, cuando ellos lleguen, estará en una franja que ahora, cuarenta o cincuenta años antes, no podemos ni tan siquiera imaginar. Seguramente, el concepto tal y como lo entendemos habrá desaparecido para entonces y plantearse la urgencia de hacer cosas antes también. Aquella lista de ‘diez cosas que quiero hacer antes de morir’ tendrá un sentido bien distinto en cuanto a la necesidad de hacerlo lo antes posible.

Cierto que el mundo va a toda leche. Es cierto también que vivimos acelerados, que todo parece urgente, pero revisa bien como todo está cambiando a la vez. Como valoramos unas cosas y otras de manera distinta. Es urgente un escenario concreto que proporciona lentitud a otro. Es una paradoja que va a reinar nuestro futuro. Aunque curiosamente, habría que 'darse prisa' en ir preparando políticamente y sociológicamente todo ese cambio o nos pillará con el pie cambiado y un proceso que debería de ser brillante y muy beneficioso pudiera convertirse en un drama de dimensiones inéditas hasta la fecha. Depende de nosotros en gran medida, de cómo nos vamos adaptando, formando y transformando, pero depende sobretodo de quienes tienen que liderar estos procesos políticamente. La robotización no es mala por naturaleza, es parte de la propia evolución. La tecnología siempre ha incorporado novedades que asustan pero a la vez que nos benefician. Formar a una sociedad que debe digerir todo esto a una velocidad inédita es obligación de quienes legislan. Tal vez, formarse ellos mismos también sería una buena idea.

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El riesgo que corremos cuando la Transformación Digital pública es pura cosmética.

Las preguntas son sencillas. ¿Tiene España un plan para el impacto de la Inteligencia Artificial en la sociedad? ¿Tenemos un plan para que la transición entre el empleo que se genera ahora y el que va a precisarse en menos de cinco años sea lo menos traumática posible? ¿Qué leyes sobre economía circular se están preparando? ¿Se ha previsto legislar en aspectos como la economía colaborativa? ¿Hay alguna comisión trabajando ya en el estudio de la tributación robótica? ¿Quiénes y desde que ministerio se está analizando el coste que tendría una renta mínima universal?

La ventaja que va a tener un país respecto a otro en esa transición entre el mundo que conocemos y el que se nos viene encima, responderá a como se ejecuta la transformación digital de la propia administración, de su entendimiento absoluto por parte de gobiernos y la aceptación de que, ahora, los gobernados requieren un comportamiento diferente y una necesidad de legislar cosas muy 'raras' para ellos. El desafío de cualquier gobierno que esté para lo que hay que estar, es acelerar esa adopción tecnológica y vincularla a nuevas leyes que la sujeten.

La diferencia entre estados que lo hagan bien o mal repercutirá definitivamente en el tren que tomen finalmente. La historia no se va a detener ni tampoco nos va a esperar. Se trata de que todos los departamentos del entramado gubernamental tengan un objetivo común, un plan general que permita entregar los beneficios de la tecnología a la ciudadanía. La tecnología no es sólo para ser más eficientes en el cobro de impuestos, tiene que ser algo sustancialmente íntimo. Entender que el mundo ha cambiado definitivamente y que esa mutación no se ha detenido es la clave.

Igual que las empresas, los gobiernos no sólo deben digitalizarse, también están obligados a transformarse digitalmente. No es lo mismo. Tener conocimiento digital para algunas generaciones provenientes de un mundo donde no había teléfonos móviles ni redes digitales no es sencillo pero, obviamente, es obligatorio. Obligatorio porque sus señorías ya no gobiernan un mundo analógico, tienen que atender las demandas de un mundo absolutamente líquido, cambiante y bidireccional. No se trata de tener una cuenta en twitter, se trata de legislar con eficiencia los nuevos modelos sociales, económicos y culturales que ya están instalados. Instalados en una especie de limbo muy tóxico y peligroso.

El 90% de los datos del mundo se crearon en los últimos dos años. Hace falta automatizar. No hay más remedio y en todas partes. La competitividad pasa por aceptar que esos datos son mayoritariamente no estructurados por lo que es necesario gestionarlos artificialmente. La administración pública debe perder el miedo a la automatización. No va a destruir empleo, lo va a crear y de un modo distinto a como los gobiernos creen.

Cuando ayer el ministro de economía español hablaba de que la reducción del paro es espectacular y que las cifras de ocupación aumentan, la primera impresión es muy positiva porque tras cada persona sin trabajo hay un drama familiar. Sin embargo la duda está en quién o qué está generando ese empleo. Obviamente no lo está haciendo ningún sector de alto valor tecnológico de momento. Se podría estar sedimentando un modelo económico aun más difícil de gestionar que el que tuvimos hace una década. Me temo que no se está previendo el modelo económico que deberemos gestionar en breve. Las máquinas no quitan empleo únicamente, también lo crean. Sin embargo se exige legislar para ello. Si se deja que la inercia gobierne, que los viejos modelos políticos y administrativos continúen siendo la hoja de ruta, nos vamos a hacer daño.

Hay dos maneras de adoptarlo. Alemania ya está debatiendo su código de circulación previendo los coches autónomos. Otros ni se imaginan algo así. Las preguntas son sencillas. ¿Tiene España un plan para el impacto de la Inteligencia Artificial en la sociedad? ¿Tenemos un plan para que la transición entre el empleo que se genera ahora y el que va a precisarse en menos de cinco años sea lo menos traumática posible? ¿Qué leyes sobre economía circular se están preparando? ¿Se ha previsto legislar en aspectos como la economía colaborativa? ¿Hay alguna comisión trabajando ya en el estudio de la tributación robótica? ¿Quiénes y desde que ministerio se está analizando el coste que tendría una renta mínima universal?

Esto vale para cualquier administración. Incluso para cualquier país. Lo interesante es que hay quienes ya lo están trabajando y quienes no. La ventaja social, económica y cultural está precisamente en el liderazgo que asuma un gobierno. Ventaja que no sólo debe ser estimulada por quienes mandan, no, también por los que deberían estar aportando valor desde la oposición. Si ni los que esperan su turno para gobernar tienen la más mínima idea de lo que supone lo que acabo de explicar, imaginen las ganas de poner en marcha políticas complejas para un futuro tecnológico que seguramente no va a contentar a todo el mundo. Es lo que tiene la conquista del futuro, que no es cómoda para todos, especialmente para los que ahora viven muy bien.

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