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Guía Optimista contra la Robocalipsis (I)

En 1950, el gobierno de Estados Unidos publicó un censo de tipologías de empleo. De las 270 que lo conformaban, según James Bessen, sólo una ha desaparecido por culpa de la automatización: el operador de ascensor. Las otras profesiones que se han eliminado de ese listado, según este economista, responden a criterios de mercado, demanda u obsolescencia tecnológica.

En 1950, el gobierno de Estados Unidos publicó un censo de tipologías de empleo. De las 270 que lo conformaban, según James Bessen, sólo una ha desaparecido por culpa de la automatización: el operador de ascensor. Las otras profesiones que se han eliminado de ese listado, según este economista, responden a criterios de mercado, demanda u obsolescencia tecnológica.

En un estudio reciente de McKinsey se rectificaba el famoso informe de la Oxford University sobre el dichoso asunto de la destrucción masiva de empleo por culpa de los robots. Según la consultora en los próximos años no veremos sustituciones absolutas de empleos sino empleos automatizados parcialmente. Esto es absolutamente trascendental. Del discurso oficial que certifica una ‘robocalipsis’ a medio plazo pasamos a otra menos extendida, y en la que me incluyo, que defiende un escenario donde el ser humano deberá aprender a ser complementario, un valor añadido, a esa automatización. 

Ayer ofrecí una conferencia en la sede central de Epson. La titulé ‘Guía optimista contra la Robocalipsis’. Un intento de poner en común la teoría de que la robotización y la tecnología robótica, la inteligencia artificial u otros avances no tienen porque eliminar nuestra estructura laboral. La van a modificar, que no destruir, absolutamente, pero es factible prepararnos para ese momento. En próximos posts daré las claves. 

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El temor a los robots es un clásico como que los extraterrestres son unos tipos con cabeza de pera y ojos negros grandotes. Hace cuatro siglos, la reina Isabel I prohibió el tejedor automatizado que había inventado un tal William Lee. En su día argumentó que ‘tenía mucho respeto por las mujeres que obtienen su pan cada día tejiendo y que esa invención las privaría de empleo y las encaminaría a la miseria’. Le negó la patente y punto. Doscientos años después, la invención de Lee ocupaba casi todas las fábricas textiles de Londres y el empleo aumentó. Mucho más tarde, en la década de los sesenta del siglo pasado, un grupo de respetadísimos economistas alarmaron al presidente norteamericano Lyndon Johnson acerca de una revolución cibernética que provocaría un desempleo como nunca antes habían conocido. Los sabios en cuestión exigían un renta mínima universal como única salvación. Lo exploró.

No seré yo quien relacione directamente esos espacios históricos con el actual. Obviamente lo de ahora es absolutamente transversal y está afectado por múltiples tecnologías. Pero considero que analizar la potencial necesidad de una Renta Mínima Universal no estaría de más. Y hacerlo fuera del patrón ideológico que siempre lo ensucia todo. Pero cierto es que ese subsidio, ese mecanismo sociopolítico, sólo puede ser examinado si antes hemos aplicado un verdadero análisis al concepto ‘empleo’. Como se equivocaron antes, ahora también se equivoca la versión oficial que tanto vende. Esto no va de empleos que se van a destruir, esto va de que el valor actual del contrato social que supone ese empleo va a ser otro en el futuro.

A nuestros puestos de trabajo del futuro no iremos a trabajar. Iremos a aprender. A aprender a mejorar nuestros modelos productivos de cualquier tipo gracias a una tecnología que viene, como siempre, a ayudarnos. La tecnología es el ‘cómo’, nosotros somos el ‘porqué’. No lo olvidemos. En los próximos artículos de esta serie que hoy inicio sobre la versión optimista de la 'robocalipsis', más.

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Empleos de alto valor que se van a ventilar los robots ya mismo.

¿Te preocupa que los robots te quiten tu empleo? El Financial Times te echa una mano para ver si lo tienes crudo o no. A través de una aplicación puedes comprobarlo. Introduces tu sector, tu especialidad y las actividades que desarrollas y, en un instante, la calculadora del McKinsey Global Institute te dice el riesgo que tienes de ser sustituido en los próximos cinco o seis años por un artilugio robótico o un sistema inteligente. Habla de que como máximo será un tercio de esos empleos los que sufran la sustitución traumática. 'Solo' uno de cada tres. Hagan sus apuestas. Tengamos en cuenta que ‘robot’ en este caso serían algoritmos inteligentes que se ejecutan en plataformas informáticas diseñadas y entrenadas específicamente para sustituir a humanos en tareas que ahora realizan estos. 

 

¿Te preocupa que los robots te quiten tu empleo? El Financial Times te echa una mano para ver si lo tienes crudo o no. A través de una aplicación puedes comprobarlo. Introduces tu sector, tu especialidad y las actividades que desarrollas y, en un instante, la calculadora del McKinsey Global Institute te dice el riesgo que tienes de ser sustituido en los próximos cinco o seis años por un artilugio robótico o un sistema inteligente. Habla de que como máximo será un tercio de esos empleos los que sufran la sustitución traumática. 'Solo' uno de cada tres. Hagan sus apuestas. Tengamos en cuenta que ‘robot’ en este caso serían algoritmos inteligentes que se ejecutan en plataformas informáticas diseñadas y entrenadas específicamente para sustituir a humanos en tareas que ahora realizan estos. 

 

De los resultados hay cinco que no suelen salir en las habituales listas del Top Five de la Robocalipsis y que, si se detalla adecuadamente el formulario, se muestran como en zona de alerta. Se trata de algunos mandos intermedios, los comerciantes de productos básicos, los redactores de informes, los contables y los médicos. Es muy curioso apreciar como los llamados ‘empleos de alto valor’ pueden estar en mayor riesgo que otros que se les considera de menor escala. Es muy improbable que los asistentes y enfermeros sean sustituidos por robots por su necesaria actividad 'humana', pero los doctores podrían encontrar un serio contrincante a la hora de diagnosticar en la inteligencia artificial.

Según la Universidad de Oxford, el 47% de los empleos en el mundo occidental se van a automatizar en dos décadas. Si tienes treinta años o cuarenta, en algún momento te va a tocar sí o sí. Ya sabemos que los que tienen que ver con las tareas repetitivas, conductivas o de escasa necesidad creativa, tienen los días contados. No obstante, la versión oficial de todo esto es más que revisable. Ahora bien, hay cinco profesiones de ‘cuello blanco’ que van directas a la gran batalla contra una máquina y que, según uno de los grandes consultores de empleo en el mundo, Shelly Palmer, tienen los días contados. Al final del artículo procuraré dar la clave para no sucumbir a este ‘susto o muerte’.

Quedan esperanzas. The National Academies of Sciences, Engineering and Medicine convocaron un comité para investigar el impacto de la tecnología en los empleos. En un estudio de 184 páginas, 13 expertos en economía e informática concluyeron que no tienen suficientes datos para determinar exactamente cómo la automatización, los robots y las innovaciones están afectando el empleo. Sin embargo si que hay datos. Muchos ejemplos que demuestran como está derivando. Casos concretos como el de Fedex u otros. De hecho hay gente que ya habla de que el empleo, como concepto, va a desaparecer en 60 años. Para todos los gustos. 

Pero vamos a los cinco que comenta Palmer:

Gerentes de proyectos. Si tu vida gira en torno de la creación y control de bases de datos, hojas de cálculo y software de gestión de proyectos, los robots te están apunto de sustituir. Todo cuanto realizas y que tiene una base analítica lo puede hacer un software, aprender rápido y mejorar lo que haces. Esto va de reducir los costes de ejecución y aumentar los beneficios por eficiencia.

Los vendedores y comerciantes de productos básicos, así como los responsables de compras de esos mismos productos. En todo proceso de compra y venta de las denominadas ‘commodities’, las variables que se manejan en la negociación tienen que ver con las especificaciones técnicas, el precio y la disponibilidad. En ese campo, un algoritmo capaz de analizar inteligentemente todo ese proceso pronto logrará mejores resultados que cualquier ser humano. Al final esto va de resultados y de cifras. Mayor beneficio y menor costo.

Redactores, periodistas y algunos autores. Aunque se contempla el hecho que escribir es algo complejo, redactar informes y noticias básicas no lo es tanto. Analizar documentación, investigar imágenes, o conversaciones y convertirlo en un informe ya es algo que sucede y que sólo hará que aumentar su calidad y precisión.

Contables, gestores y analistas financieros. La contabilidad robótica todavía está en fases iniciales pero actualmente ya interviene en infinidad de asuntos que, hasta hace muy poco, requería de supervisores humanos. La analítica financiera, la gestión contable y el asesoramiento económico tiene un duro escenario desde el punto de vista laboral y de reinvención.

Algunos médicos también lo tienen complicado. Por lo menos los que tienen que ver con la identificación de enfermedades y aplicación de tratamientos. Algo que, por otro lado, parece una buena noticia si atendemos a las necesidades del planeta. La población mundial rozará los 10.000 millones en apenas tres décadas. Va a ser improbable que la medicina pueda atender de un modo humano a esa población. El coste de un médico robótico será mucho menor y su capacidad de atención muy superior. La precisión quirúrgica de un brazo armado conectado a un algoritmo inteligente será tan sorprendente como la velocidad a la que se realice cualquier operación. Ya está sucediendo. Watson de IBM ya curra de médico en una docena de clínicas americanas.

Estas son cinco, pero hay muchas más profesiones. La idea es que tengamos claro que no hay territorio intocable, empleo que se libre ni escenario previsible. Cuando hablamos de ‘como va a ser el futuro’ debemos ir con cuidado. ¿Recuerdas que país mostró en la Expo de Sevilla’92 su plan de desarrollo de algo llamado Internet? Ninguno, nadie hablaba de Internet en la feria de la Innovación por excelencia en aquellas fechas. Nadie. Un lustro después, la red era parte de nuestra vida. Dos décadas más tarde era toda la vida.

Por lo tanto, cuidado con anunciar como será el mundo en 2100, 2074 o 2030. Con hablar de los próximos cuatro o cinco años vamos listos. Mi consejo a empresas, directivos, empleados y clientes en general es tratar este asunto por partes. Primero aceptando que todos tenemos los días contados. Por lo menos en el modo en el que trabajamos. Vamos a trabajar distinto, todos. Por eso es imprescindible prepararse para ello.

El progreso tecnológico ni es bueno ni es malo, sencillamente es. No hay que enfrentarse a él, hay que entenderlo, formarse, abrazarla. La tecnología no viene a ayudar por definición a nadie en particular. En todo caso viene a mejorar las cosas que se hacen. Si te pilla por medio se te ventila. Por eso es mejor adaptarse y modificar lo necesario para que el equipo formado entre tecnología y yo mismo sea una multiplicación exponencial y no una división irremediable.

La gran noticia es que sabemos que viene. No se va a parar. Sabiendo eso no tenemos otra que prepararnos. Negarlo o pensar que ‘me queda tiempo’ es tomar un riesgo que pasará factura. La pregunta no es si ‘me tocará o no’, la cuestión es ‘cuando me tocará y con que tecnología sucederá’. Todos los empleos que van a ser sustituidos, automatizados y robotizados pueden ser, a la vez, generadores de otros espacios laborales que potencien a tu empresa. No lo veas como un riesgo únicamente, míralo como una oportunidad, como una ventaja de incalculable valor.

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Un pequeño paso para un robot, un gran salto para la robótica.

Mientras que los titulares que aparecerán en los próximos días sobre robots van a centrarse en que un chino se ha casado con un robot ‘femenino’ que él mismo ha construido, otras noticias menos populares se van sucediendo. Me refiero a una que pasará desapercibida y que tiene una importancia gigantesca. Ya disponemos de brazos armados robóticos que agarran y manipulan objetos desconocidos decidiendo que hacer con ellos en base a la naturaleza de los mismos. Esta noticia acorta el tiempo que tenemos los humanos para ir ocupando el espacio que la historia y la tecnología nos van a reservar.

Mientras que los titulares que aparecerán en los próximos días sobre robots van a centrarse en que un chino se ha casado con un robot ‘femenino’ que él mismo ha construido, otras noticias menos populares se van sucediendo. Me refiero a una que pasará desapercibida y que tiene una importancia gigantesca. Ya disponemos de brazos armados robóticos que agarran y manipulan objetos desconocidos decidiendo que hacer con ellos en base a la naturaleza de los mismos. Esta noticia acorta el tiempo que tenemos los humanos para ir ocupando el espacio que la historia y la tecnología nos van a reservar.

Resulta que escondido en una pequeña nave industrial de la ciudad de Somerville, un brazo robótico se pasa el día recolectando objetos aleatoriamente de una cinta transportadora y las clasifica. Botellas de plástico, alimentos, latas o espuma de afeitar son su menú. Aunque su configuración actual es una especie de banco de pruebas está claro que en breve todas las tareas de picking, inclusive de tipo más doméstico y menos industrial, podrán ser adoptadas por este tipo de automatismos. La clave, en este caso, es que el bicho piensa.

No se trata de un humanoide. Muchas veces he dicho que el futuro de los robots tendrá muy poco que ver con la pinta que tienen en las películas de ciencia ficción. Sus formas dependerán exactamente de la función que cumplan. En este caso, con sólo ser un brazo armado y mecánico conectado a un cerebro artificial será suficiente. No necesitaremos que parezca una persona sintética. Eso se lo dejamos al chino de antes. La frontera entre robots que repiten tareas indefinidamente y robots que son capaces de discernir es muy grande. Superarla ha sido uno de los desafíos más importantes de la robótica históricamente. Y ya la hemos cruzado.

La selección de diferentes tipos de objetos apilados en un contenedor puede sonar algo simple, pero sigue siendo un gran reto para los robots, especialmente si los objetos 'no le son familiares’. Los humanos son capaces de interpretar cómo la morfología de un objeto solo con verlo. Siglos de experiencia y evolución nos avalan. El ejemplo de que es muy complicado automatizar este tipo de tareas completamente lo tenemos en Amazon. A pesar de tener robots por todas partes solo han podido incluir robots recolectores en algunas fases de sus centros. En ningún caso tienen mecanismos que seleccionen y piensen sobre lo que recogen. Por eso el salto es tan importante.

El sistema de RightHand Robotics agarra objetos usando una mano con dedos con una copa de succión en su centro. Una cámara está incrustada en la mano para ayudar a determinar qué apéndice utilizar y cómo captar el elemento. La empresa emplea el aprendizaje automático para refinar su algoritmo de control a lo largo del tiempo, y los trucos aprendidos por un robot son devueltos a un servidor en la nube para que puedan ser compartidos con otros ‘compañeros’. El principio del final de algunos empleos se ha acelerado. De ahí que sea tan urgente repensarlo todo, interferir en lo que los humanos vamos a tener que hacer sino queremos hacernos daño.

Además del escenario de la cinta transportadora, los desarrollos en los que ahora están ocupados en RightHand Robotics incluyen una configuración diseñada para igualar la de una empresa que envía paquetes de cosméticos adaptados a clientes individuales. El sistema de la empresa puede recoger los artículos de un cliente de varios contenedores diferentes colocados junto a un carrusel circular. Tras varias acciones aprende a captar diferentes objetos. Si no lo toma bien al principio, con pocos intentos lo logra y lo identifica perfectamente.

Que los desarrollos automatizados aprendan es la clave. Que piensen es definitivo. Los coches autónomos no serán autónomos hasta que diferencien entre ‘no debes atropellar a un ser humano’ y ‘lo que significa atropellarlo’. Lo mismo con este tipo de objetos animados. De seleccionar encadenadamente objetos gracias a sensores, a distinguirlos por aprendizaje hay un salto cualitativo importante.

No nos damos cuenta de que los robots han empezado a ayudarse entre ellos. Este en concreto comparte lo que aprende con otros robots. Entre ellos mejoran, son muy listos. ¿Qué estamos haciendo nosotros? Seguimos lamentándonos. ¿Por qué no aceleramos en la formación, estimulación y desarrollo de las aptitudes que nos hacen mejores profesionales cuando nos mostramos más humanos? La intuición, la creatividad, la empatía, la emoción y el razonamiento siempre serán las herramientas. El resto no. Tú mismo. Puedes seguir atendiendo a noticias sobre robots que se casan o empezar a formarte en lo que tu mundo va a pedirte en cinco minutos.   

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Tecnologia, Industria 4.0 Marc Vidal Tecnologia, Industria 4.0 Marc Vidal

La impresión 3D y el cambio irremediable del proceso productivo.

La entrada de las impresoras 3D a los procesos industriales se va a llevar por delante conceptos residentes e inamovibles desde hace décadas. De momento sabemos que la llegada de estos dispositivos a la vida de los ciudadanos será moderada y, como pasa ahora con la impresión tradicional, cada vez más la dependencia estará en los consumibles que en el hardware, así como, ‘imprimir’ en según que materiales lo dejaremos para las comercios capaces de disponer de muchos ‘cartuchos’ de materiales distintos. Tengo la impresión que las impresoras 3D entrarán en lo cotidiano cuando dejemos de llamarlas impresoras y las denominemos ‘creadoras’.

La entrada de las impresoras 3D a los procesos industriales se va a llevar por delante conceptos residentes e inamovibles desde hace décadas. De momento sabemos que la llegada de estos dispositivos a la vida de los ciudadanos será moderada y, como pasa ahora con la impresión tradicional, cada vez más la dependencia estará en los consumibles que en el hardware, así como, ‘imprimir’ en según que materiales lo dejaremos para las comercios capaces de disponer de muchos ‘cartuchos’ de materiales distintos. Tengo la impresión que las impresoras 3D entrarán en lo cotidiano cuando dejemos de llamarlas impresoras y las denominemos ‘fábricas’, con todo lo que eso supone.

En la edición de Economía de Futuro dedicada a la impresión 3D tuve la oportunidad de entrevistar al Vicepresidente Mundial de HP Ramón Pastor. Una conversación espectacular en la que nos cuenta hasta donde llega en estos momentos esta tecnología. También conocimos a Natural Robotics, una startup dedicada a fabricar impresoras asequibles.

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La importancia de revisar la versión oficial sobre el 'robocalípsis' inminente.

El pasado jueves ofrecí una conferencia en Málaga titulada 'Sólo para humanos, robots abstenerse'. Durante casi una hora expliqué a una audiencia que llenaba el salón de actos del Hotel Vincci Posada del Patio que la versión oficial sobre el futuro laboral de todos debe ser revisada. Es evidente que algunos sectores, como la fabricación y el transporte, tienen un alto potencial técnico para la automatización. Sin embargo otros, como la educación, los profesionales creativos, la información y la atención sanitaria, tienen un potencial humano difícilmente sustituible por un sistema automático. El apocalipsis robótico es menos posible en aquellos empleos donde la formación y la creatividad es algo fundamental. La aplicación de modelos de inteligencia artificial y sistemas automatizados ha llegado y va a seguir avanzando, sin embargo el impacto futuro de toda esta tecnología podría ser más parecido al que tuvieron los cajeros automáticos y menos que el que proponen las películas basadas en novelas de Isaac Asimov. Si será tan intenso o no, ya se verá, lo que si sabemos es que sucederá rápido.

El pasado jueves ofrecí una conferencia en Málaga titulada 'Sólo para humanos, robots abstenerse'. Durante casi una hora expliqué a una audiencia que llenaba el salón de actos del Hotel Vincci Posada del Patio que la versión oficial sobre el futuro laboral de todos debe ser revisada. Es evidente que algunos sectores, como la fabricación y el transporte, tienen un alto potencial técnico para la automatización. Sin embargo otros, como la educación, los profesionales creativos, la información y la atención sanitaria, tienen un potencial humano difícilmente sustituible por un sistema automático. El apocalipsis robótico es menos posible en aquellos empleos donde la formación y la creatividad es algo fundamental. La aplicación de modelos de inteligencia artificial y sistemas automatizados ha llegado y va a seguir avanzando, sin embargo el impacto futuro de toda esta tecnología podría ser más parecido al que tuvieron los cajeros automáticos y menos que el que proponen las películas basadas en novelas de Isaac Asimov. Si será tan intenso o no, ya se verá, lo que si sabemos es que sucederá rápido.

Estamos pasando de la propiedad de un producto al uso de un servicio que permita disfrutar temporalmente de él. Seguimos inmersos en el cambio absoluto de un modo de entender el mundo y la vida, la familia y los derivados de las relaciones sociales. La política se expone en las redes, trabajamos a distancia, nos movemos en un mundo minúsculo y tomamos conciencia de que la Tierra no es un lugar en el que volcar nuestra irresponsabilidad. Pero en los últimos años ‘la urgencia’ se ha convertido en algo inevitable y consustancial con la vida del individuo moderno. Todo se entrega en menos de una hora o de manera instantánea. Las redes que triunfan son las que así lo plantean y además si caducan mejor. Nada es perpetuo y en un rato desaparecen para siempre. La urgencia y la caducidad como esencia de nuestra existencia contemporánea.

En los negocios es aún más evidente. La generación del ‘on demand’ de todo exige que tras un texto enviado en cualquier formato, tengamos respuesta inmediata. Si grabas un video se debe poder ver unos segundos después en cualquier red. Si quieres un disco, desde tu móvil lo tienes al instante en streaming por ejemplo. Se acabó el ‘delay’ naturalizado de nuestra generación y bienvenida la civilización del ‘ya mismo’. Pero no todo es así o no lo será cómo mínimo. Existe una paradoja. La opción de tener acceso a todo y a todos tiene cara B. La naturaleza siempre equilibra. Siempre busca el polo opuesto y en el caso tecnológico también. La mutación sociológica que supone el uso instantáneo de redes y dispositivos, plataformas sin intermediarios o tecnología de impresión 3d, filmación o inteligencia artificial, también está proporcionando un modo nuevo de pensar, de vivir, de valorar algunos aspectos que en épocas pasadas eran insalvable e ‘indebatibles’.

Mientras muchos aspectos vinculados a la tecnología han estimulado los negocios a límites de urgencia inéditos, la considerada urgencia sociológica se ha ralentizado hasta casi detenerse curiosamente. Parejas que no se casan durante años, retrasando un desenlace que era obligatorio lo antes posible o embarazos que se planean hacia los treinta largos o incluso los cuarenta son una muestra de que hay cosas que se han detenido o no tienen urgencia. Si tenemos en cuenta que cada década la esperanza de vida en nuestra sociedad aumenta una media de tres años, sabemos que en el ‘primer mundo’ algunos elementos de urgencia también desaparecerán como ahora los entendemos. Tendremos mucho más tiempo para hacer cosas. ¿Qué prisa hay en hacer algo si tienes mucho más tiempo que tus abuelos para hacerlo? Los nacidos esta década vivirán más de un siglo de media, tal vez mucho más. Además esos años adicionales los van a vivir mejor y sin limitaciones vinculadas a rutinas, ineficiencia y situaciones del pasado.

Nuestros hijos o nietos vivirán más de cien años y llegarán en un estado saludable a los ochenta, con ganas de hacer mil cosas que además podrán hacer. Su mundo estará rodeado de tecnología que facilitará todo. Permitirá vivir en otro estado de dependencia y de independencia. Un mundo dónde fronteras y banderas significarán algo más humano que patriótico y dónde seguramente seremos más ‘fans’ de un desarrollo robótico que de un equipo de fútbol. Nuestros hijos hoy ya no entienden que algo se retrase en llegar pero a la vez no contemplan el mundo como conectado siempre. Es curioso. ¿Recuerdas cómo cuando ‘te conectabas’ a Internet requería de unos minutos esperando que engancharas tu computadora a ‘Internet’ llamada Infovia en España por ejemplo? De hecho decimos ‘conectados’ por eso. Hoy en día técnicamente estamos conectados siempre. Pero los más jóvenes llaman a conectarse o desconectarse a un hecho distinto, a una manera de estar o no estar en contacto que es algo muy distinto.

Ellos son hijos de la cultura del ‘pause’, de la no propiedad, de la economía colaborativa, de la vigilancia activa y del streaming social. En los próximos años vamos a empezar a ver un mayor reparto casi gratuito de tecnología a nuestras vidas y veremos también como se transforman en casi ‘derechos fundamentales’ algunos ‘servicios’. La deriva de todo ello será la pérdida de propiedad y la ganancia de tiempo. La urgencia como la entendemos quedará postergada a la tecnología, al software, a lo robótico. Lo humano irá tomando un territorio donde estaremos ‘out of time’ y dónde lo importante será ser más libre de algunos aspectos que ahora relacionan ‘urgencia’ con ‘competitividad’. Nadie podrá ser más rápido que un software o un robot. Lo que proporcionará un humano será eso, humanidad y no velocidad ni urgencia.

Como el tiempo es dinero queda claro que el cumplimiento instantáneo no dependerá de nosotros. El mundo sólo hará que pedir más descargas instantáneas de música, de noticias, de información o de cualquier servicio. Lo vamos a exigir todo instantáneo en un mundo digital. Y lo vamos a exigir a quienes lo pueden hacer, las máquinas y automatismos. Pero a la vez iremos generando en paralelo una vida más tranquila. Fijaros cómo cada vez gana importancia el ‘vivir’ y disfrutar del deporte, la familia, el tiempo sin urgencia. Un mundo tecnológicamente urgente y otro humanamente tranquilo. Planificar la jubilación cada vez será algo más abstracto para los jóvenes. Esa etapa, cuando ellos lleguen, estará en una franja que ahora, cuarenta o cincuenta años antes, no podemos ni tan siquiera imaginar. Seguramente, el concepto tal y como lo entendemos habrá desaparecido para entonces y plantearse la urgencia de hacer cosas antes también. Aquella lista de ‘diez cosas que quiero hacer antes de morir’ tendrá un sentido bien distinto en cuanto a la necesidad de hacerlo lo antes posible.

Cierto que el mundo va a toda leche. Es cierto también que vivimos acelerados, que todo parece urgente, pero revisa bien como todo está cambiando a la vez. Como valoramos unas cosas y otras de manera distinta. Es urgente un escenario concreto que proporciona lentitud a otro. Es una paradoja que va a reinar nuestro futuro. Aunque curiosamente, habría que 'darse prisa' en ir preparando políticamente y sociológicamente todo ese cambio o nos pillará con el pie cambiado y un proceso que debería de ser brillante y muy beneficioso pudiera convertirse en un drama de dimensiones inéditas hasta la fecha. Depende de nosotros en gran medida, de cómo nos vamos adaptando, formando y transformando, pero depende sobretodo de quienes tienen que liderar estos procesos políticamente. La robotización no es mala por naturaleza, es parte de la propia evolución. La tecnología siempre ha incorporado novedades que asustan pero a la vez que nos benefician. Formar a una sociedad que debe digerir todo esto a una velocidad inédita es obligación de quienes legislan. Tal vez, formarse ellos mismos también sería una buena idea.

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El riesgo que corremos cuando la Transformación Digital pública es pura cosmética.

Las preguntas son sencillas. ¿Tiene España un plan para el impacto de la Inteligencia Artificial en la sociedad? ¿Tenemos un plan para que la transición entre el empleo que se genera ahora y el que va a precisarse en menos de cinco años sea lo menos traumática posible? ¿Qué leyes sobre economía circular se están preparando? ¿Se ha previsto legislar en aspectos como la economía colaborativa? ¿Hay alguna comisión trabajando ya en el estudio de la tributación robótica? ¿Quiénes y desde que ministerio se está analizando el coste que tendría una renta mínima universal?

La ventaja que va a tener un país respecto a otro en esa transición entre el mundo que conocemos y el que se nos viene encima, responderá a como se ejecuta la transformación digital de la propia administración, de su entendimiento absoluto por parte de gobiernos y la aceptación de que, ahora, los gobernados requieren un comportamiento diferente y una necesidad de legislar cosas muy 'raras' para ellos. El desafío de cualquier gobierno que esté para lo que hay que estar, es acelerar esa adopción tecnológica y vincularla a nuevas leyes que la sujeten.

La diferencia entre estados que lo hagan bien o mal repercutirá definitivamente en el tren que tomen finalmente. La historia no se va a detener ni tampoco nos va a esperar. Se trata de que todos los departamentos del entramado gubernamental tengan un objetivo común, un plan general que permita entregar los beneficios de la tecnología a la ciudadanía. La tecnología no es sólo para ser más eficientes en el cobro de impuestos, tiene que ser algo sustancialmente íntimo. Entender que el mundo ha cambiado definitivamente y que esa mutación no se ha detenido es la clave.

Igual que las empresas, los gobiernos no sólo deben digitalizarse, también están obligados a transformarse digitalmente. No es lo mismo. Tener conocimiento digital para algunas generaciones provenientes de un mundo donde no había teléfonos móviles ni redes digitales no es sencillo pero, obviamente, es obligatorio. Obligatorio porque sus señorías ya no gobiernan un mundo analógico, tienen que atender las demandas de un mundo absolutamente líquido, cambiante y bidireccional. No se trata de tener una cuenta en twitter, se trata de legislar con eficiencia los nuevos modelos sociales, económicos y culturales que ya están instalados. Instalados en una especie de limbo muy tóxico y peligroso.

El 90% de los datos del mundo se crearon en los últimos dos años. Hace falta automatizar. No hay más remedio y en todas partes. La competitividad pasa por aceptar que esos datos son mayoritariamente no estructurados por lo que es necesario gestionarlos artificialmente. La administración pública debe perder el miedo a la automatización. No va a destruir empleo, lo va a crear y de un modo distinto a como los gobiernos creen.

Cuando ayer el ministro de economía español hablaba de que la reducción del paro es espectacular y que las cifras de ocupación aumentan, la primera impresión es muy positiva porque tras cada persona sin trabajo hay un drama familiar. Sin embargo la duda está en quién o qué está generando ese empleo. Obviamente no lo está haciendo ningún sector de alto valor tecnológico de momento. Se podría estar sedimentando un modelo económico aun más difícil de gestionar que el que tuvimos hace una década. Me temo que no se está previendo el modelo económico que deberemos gestionar en breve. Las máquinas no quitan empleo únicamente, también lo crean. Sin embargo se exige legislar para ello. Si se deja que la inercia gobierne, que los viejos modelos políticos y administrativos continúen siendo la hoja de ruta, nos vamos a hacer daño.

Hay dos maneras de adoptarlo. Alemania ya está debatiendo su código de circulación previendo los coches autónomos. Otros ni se imaginan algo así. Las preguntas son sencillas. ¿Tiene España un plan para el impacto de la Inteligencia Artificial en la sociedad? ¿Tenemos un plan para que la transición entre el empleo que se genera ahora y el que va a precisarse en menos de cinco años sea lo menos traumática posible? ¿Qué leyes sobre economía circular se están preparando? ¿Se ha previsto legislar en aspectos como la economía colaborativa? ¿Hay alguna comisión trabajando ya en el estudio de la tributación robótica? ¿Quiénes y desde que ministerio se está analizando el coste que tendría una renta mínima universal?

Esto vale para cualquier administración. Incluso para cualquier país. Lo interesante es que hay quienes ya lo están trabajando y quienes no. La ventaja social, económica y cultural está precisamente en el liderazgo que asuma un gobierno. Ventaja que no sólo debe ser estimulada por quienes mandan, no, también por los que deberían estar aportando valor desde la oposición. Si ni los que esperan su turno para gobernar tienen la más mínima idea de lo que supone lo que acabo de explicar, imaginen las ganas de poner en marcha políticas complejas para un futuro tecnológico que seguramente no va a contentar a todo el mundo. Es lo que tiene la conquista del futuro, que no es cómoda para todos, especialmente para los que ahora viven muy bien.

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Apps, Innovación, Startups Marc Vidal Apps, Innovación, Startups Marc Vidal

Cuando la tecnología, la innovación y el talento se convierten en algo maravilloso.

Hay pocas cosas tan estimulantes, desde el punto de vista de la innovación, como el hecho de comprobar que desde las tecnologías móviles se puede mejorar la vida de personas que tengan alguna discapacidad. Concretamente ese es el objetivo del primer desafío que pusimos en marcha desde el d-LAB del Mobile World Capital hace unos meses y que, ahora, ya está en la fase de selección final. Recordemos que 1 de cada 5 personas experimentará en alguna etapa de su vida una discapacidad o impedimento. En la mayoría de los casos, esta discapacidad o deterioro influirá negativamente en el hecho de llevar a cabo las rutinas diarias o disfrutar plenamente. La accesibilidad universal implica la eliminación de las barreras existentes en la vida cotidiana de estas personas. Estas barreras pueden estar relacionadas con la comunicación, la vida social, el ambiente físico, el acceso a los servicios públicos y el empleo, y el transporte entre otros.

Hay pocas cosas tan estimulantes, desde el punto de vista de la innovación, como el hecho de comprobar que desde las tecnologías móviles se puede mejorar la vida de personas que tengan alguna discapacidad. Concretamente ese es el objetivo del primer desafío que pusimos en marcha desde el d-LAB del Mobile World Capital hace unos meses y que, ahora, ya está en la fase de selección final.

Recordemos que 1 de cada 5 personas experimentará en alguna etapa de su vida una discapacidad o impedimento. En la mayoría de los casos, esta discapacidad o deterioro influirá negativamente en el hecho de llevar a cabo las rutinas diarias o disfrutar plenamente. La accesibilidad universal implica la eliminación de las barreras existentes en la vida cotidiana de estas personas. Estas barreras pueden estar relacionadas con la comunicación, la vida social, el ambiente físico, el acceso a los servicios públicos y el empleo, y el transporte entre otros.

Las tecnologías digitales y móviles han contribuido en los últimos años a la promoción del 'Diseño para Todos y la Accesibilidad Universal', proporcionando conceptos nuevos e innovadores en forma de servicios y productos. En los próximos días nos vamos a reunir para decidir que proyectos tendrán nuestro apoyo directo. Decisión difícil porque de las decenas de propuestas recibidas, las finalistas son todas merecedoras de llegar a la mayor cantidad de usuarios posibles.

En mi interés de inversión siempre han sido prioritarias este tipo de startups. Las seleccionadas de momento son aplicaciones que buscan mejorar la vida cotidiana de invidentes, sordos y personas con problemas de movilidad. La vía por la que lo logran son una maravilla y permite que abracemos las bondades de la tecnología que apenas hace un lustro eran opciones impensables. Los finalistas que pasaran por dos rondas semifinales hasta llegar a la decisión final en mayo son:

Aira
Aira es un intérprete visual para ciegos. Utiliza la Realidad Aumentada para aumentar una amplia gama de información. Desde la exploración de nuevos barrios y restaurantes en la ciudad, a viajar por el mundo - Aira habilita a los ciegos a experimentar su mundo y sus alrededores como nunca antes.

Outbarriers
Outbarries nace de una necesidad real de ayudar a las personas con problemas de visión. La aplicación Outbarriers (disponible para Android e iOS) es la solución más universal, práctica y económica para las personas con problemas de visión graves. Funciona en la mayoría de los teléfonos inteligentes de hoy en día.

USound
USound es un sistema de audio inteligente (uSound App + uSound Smart Earphones) que convierte un Smartphone en un dispositivo de asistencia auditiva. Tiene inteligencia, conocimientos médicos y clínicos incorporados en él. Es interactivo y puede aprender a partir de la necesidad de la persona.

Lazzus
Lazzus es un asistente que acompaña a personas ciegas y con discapacidad visual mientras se mueven, creando un campo de visión auditivo. Señala cosas útiles a su alrededor, tales como cruces de peatones, intersecciones de calles, negocios, ayudándole a moverse con seguridad.

Sesame
Sesame desarrolló la primera tecnología de Touch-Free para smartphones y tabletas, diseñada por y para personas con discapacidades. Utilizando la cámara frente a frente junto con avanzados algoritmos de Visión por Computadora, el usuario puede operar todo el dispositivo con solo movimientos de su cabeza.

Talkitt
Talkitt permitirá a las personas que sufren de trastornos motores del habla y del lenguaje comunicarse fácilmente usando su propia voz, traduciendo la pronunciación ininteligible en un discurso comprensible.

BlindTouch
BlindTouch es un producto completo que permite a los usuarios con deficiencias visuales control total sobre una tecnología fundamentalmente vista, con una serie de utilidades esenciales para aumentar la independencia, la conectividad y la autoestima.

Irisbond
Irisbond es un webcam eye-tracker que permite al usuario controlar el cursor del ratón por el movimiento de sus ojos utilizando sólo una cámara web estándar en lugar de dispositivos muy complejos y costosos.

App & Town
App & Town Compagnon es un sistema para personas con impedimentos de movilidad, que permite utilizar el transporte público con una guía precisa proporcionada por una aplicación móvil y una monitorización continua del usuario desde un Centro de Control.

Visualfy
Visualfy App traduce eventos de sonido en muestras vinculadas a teléfonos inteligentes a a partir de patrones de vibración y flash, utilizando toda la pantalla del teléfono. Además, proporciona una aplicación verdaderamente inclusiva con las instrucciones de instalación y configuración que acompañan en lenguaje de signos.

Be My Eyes
Este es un proyecto del que ya hablé  hace años cuando conocí a sus creadores. Una aplicación móvil gratuita que tiene como objetivo hacer que el mundo sea más accesible ayudando a los ciegos y discapacitados visuales en situaciones donde se necesita un par de ojos. Be My Eyes conecta a personas que necesitan asistencia visual con voluntarios videntes a través de una video llamada en un Smartphone

Eyesynth
El Sistema Eyesynth permite al usuario una tecnología fácil de usar, proporcionando una amplia información espacial a través de sonidos. Algoritmo de software especial convierte la información tridimensional proporcionada por las cámaras en audio comprensible para ciegos y discapacitados visuales.

Mouse4all
Mouse4all es una solución de accesibilidad que permite usar tabletas y teléfonos Android sin tocar la pantalla. Aumenta la autonomía de las personas que lo utilizan, facilitando el acceso a Internet, redes sociales y aplicaciones de todo tipo.

Wayfindr
Wayfindr permite a las personas navegar por el mundo utilizando las instrucciones de audio de sus teléfonos inteligentes. Wayfindr proporciona a los fabricantes de navegación digital y propietarios de espacios públicos las herramientas para proporcionar a la gente servicios de navegación digital consistentes y de alta calidad.

Blind Explorer
Blind Explorer proporciona una nueva manera de observar a partir del innovador campo de visión que proporciona el 3D Sound Navigator Assistant para personas con discapacidad visual que se convierte en un guía personal. Movimientos seguros en el exterior, mejorando la movilidad y calidad de vida.

Feelif
Feelif es un dispositivo multimedia para personas ciegas y con deficiencias visuales, que consta de un dispositivo de pantalla táctil con un dispositivo especial y una rejilla de relieve especial. Con Feelif uno puede sentir formas, escuchar sonidos, música, voz y ver colores.

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Por favor, ¿sería tan amable de pasarme con un chatbot?

Internet, tal y como la conocemos ahora, no tiene nada que ver con la de hace cinco minutos. Ahora funciona desde un móvil, desde cualquier lugar y conectado a cualquier cosa. Todas estas características se suman a otro factor cada vez más determinante: la automatización de todo. Poco a poco, millones de procesos en los que había algún tipo de intervención humana a partir de herramientas digitales están siendo sustituidos por los denominados ‘chatbots’. Ya he hablado de ellos en varias ocasiones porque tengo la impresión de que van a marcar el desarrollo de la red en los próximos dos o tres años.

Internet, tal y como la conocemos ahora, no tiene nada que ver con la de hace cinco minutos. Ahora funciona desde un móvil, desde cualquier lugar y conectado a cualquier cosa. Todas estas características se suman a otro factor cada vez más determinante: la automatización de todo. Poco a poco, millones de procesos en los que había algún tipo de intervención humana a partir de herramientas digitales están siendo sustituidos por los denominados ‘chatbots’. Ya he hablado de ellos en varias ocasiones porque tengo la impresión de que van a marcar el desarrollo de la red en los próximos dos o tres años.

No hablo de automatizar sólo un elemento de respuesta comercial. Ya sabemos que los chatbots son algo mucho más sofisticado. Generan conocimiento a la marca y es ahí donde está el verdadero valor de estas rutinas sofisticadas de inteligencia artificial o de sistemas expertos. Desde inicios de año he ayudado a casi una decena de empresas a poner en marcha proyectos de transformación digital que tenían como elemento incorporado un chatbot. Los hay de diversos tipos, pero está claro que los asistentes virtuales están revolucionando el sector de los servicios. Permite incrementar el volumen de negocio a la vez que atiendes mejor las incidencias y conoces al detalle a tu cliente. La derivada son predicciones muy interesantes de que se puede hacer.

En España destaca una startup que tiene como hilo conductor la relación entre clientes potenciales y un chatbot vinculado a Whatsapp, Telegram y Facebook Messenger. Con un simple ‘hola’ que escribas a su contacto vinculado, CorreyVuela se pondrá a tu servicio inmediatamente. No estarás hablando con un humano pero ese software te va a buscar el mejor vuelo posible. El lenguaje natural y la búsqueda semántica ya pueden sustituir la mitad del empleo que tiene que ver con este tipo de relación entre usuarios y empresa. En el caso de los ‘callcenter’ esa opción es casi del 100%.

Tengo la impresión que en un par de años vamos a comprar por Whatsapp. Nos dirigimos a la reducción absoluta del hecho comercial. Ya empezó esa revolución del retail o de la venta de servicios cuando las apps comerciales hicieron aparición. Te conectas a la aplicación de tu marca y compras en su entorno. Poco o nada pasa ya fuera de ahí. Pocos compran en la web responsive o mobile. De ahí que el siguiente paso, en este punto de madurez digital, es hablar con robots que utilicen nuestras herramientas de conectividad básica como Whatsapp, Messenger o Telegram.

Pero el salto definitivo está por llegar. El punto exacto en el que una persona tenga problemas para identificar si quien habla con nosotros es ciertamente un software o una persona. Si a ese momento le añadimos un rostro, una imagen humanizada que pueda responder al modo en el que hablamos con un operador de servicios, el límite se traspasa definitivamente. La combinación entre inteligencia artificial, aplicaciones de comunicación tradicionales, asistente personal e hiperrealismo gráfico nos conducen a un entorno apasionante.

Si el software comercial que esconde un chatbot sirve para identificar patrones, gustos y necesidades de los clientes para ser más eficiente a la empresa, ¿hasta donde llegará si quien haga esa tarea tenga aspecto absolutamente humano? Aquí está el desarrollo más hiperrealista que existe en este ámbito. Se trata del chatbot que Soul Machines creó para el gobierno australiano. Su trabajo trata de ofrecer información sobre servicios de discapacidad. La empresa no obstante ya ha dicho que tiene pedidos de entidades bancarias, médicas y jurídicas. ¿Te gustaría que un chatbot con apariencia humana ‘haciendo un Skype’ contigo frunciera el ceño cuando tu respuesta no fuera la idónea? Pues de eso va.

Como decía, este chatbot que ha presentado Soul Machines está destinado para el gobierno australiano. Su nombre es Nadia y la voz que utiliza proviene de la síntesis de la que tiene la actriz Cate Blanchett. El software que alimenta su ‘cerebro’ es Watson de IBM. Su misión es ofrecer información conversando. Se supone que esa cara reconocible por sus gestos facilita la relación. Pero también, ese chatbot reconoce tus expresiones faciales. De modo que un gesto de sorpresa provocará que el chatbot Nadia reduzca la complicación de la explicación o la repita. De este modo se genera empatía. Algo realmente complicado en un entorno sintético.

Esto no es algo anecdótico. Los chatbots empresariales en texto ya son más de 50.000 sólo vía Facebook. Amazon ya explora con Alexa y una docena de empresas de alto valor tecnológico tienen prototipos a punto de lanzar al mercado. En un par de años, preferirás que tus problemas los soluciones una máquina. Pasaremos de aquel ‘quiero que me atienda un humano’ al ‘por favor señorita, ¿me puede pasar con un chatbot’?

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Apps, Big Data, Politica Marc Vidal Apps, Big Data, Politica Marc Vidal

El debate sobre los datos, los avances tecnológicos y la ética. Privacidad y autonomía.

Te despiertas y un mundo tecnológico se te viene encima. En horas de cambio climático, política inservible e incertidumbre económica, que la innovación tecnológica avance a la velocidad que lo hace se suele celebrar mayoritariamente. A excepción de algunos países como el nuestro, la mayoría de gobiernos compiten entre sí para atraer a las empresas de tecnología, con políticas fiscales y educativas cada vez más centradas en las necesidades de los desarrolladores de tecnología. Estamos en medio de una nueva Revolución Industrial y reverenciamos las nuevas tecnologías fijando nuestras esperanzas para el futuro en ellas.

Te despiertas y un mundo tecnológico se te viene encima. En horas de cambio climático, política inservible e incertidumbre económica, que la innovación tecnológica avance a la velocidad que lo hace se suele celebrar mayoritariamente. A excepción de algunos países como el nuestro, la mayoría de gobiernos compiten entre sí para atraer a las empresas de tecnología, con políticas fiscales y educativas cada vez más centradas en las necesidades de los desarrolladores de tecnología. Estamos en medio de una nueva Revolución Industrial y reverenciamos las nuevas tecnologías fijando nuestras esperanzas para el futuro en ellas.

Vivimos avances tecnológicos que aportan muchos beneficios sociales. Esta erupción tecnológica nos aporta datos masivos, coches sin conductor, ingeniería genética, ciudades inteligentes, inteligencia artificial o automatismos robóticos asombrosos. No seré yo quien diga que la tecnología no es algo a lo que hay que abrazarse con entusiasmo. No seré yo quien ponga en duda sus virtudes. Obviamente no seré yo, pero no tengo claro como la sociedad está realmente asumiendo el cambio más trascendental que ha vivido la humanidad en siglos.

A veces parecemos una especie de jinete que lleva una venda en los ojos. El poder y el ritmo del caballo es estimulante, pero tenemos poca o ninguna idea de hacia dónde nos lleva. Las nuevas tecnologías cambiarán significativamente nuestro mundo, es obvio. Queda por ver si sabremos convertirlo en algo beneficioso o tóxico. Las nuevas tecnologías y las que se encuentran en las primeras etapas del desarrollo tienen el potencial de aumentar los innumerables problemas del mundo o de mitigarlos. En gran medida dependerá de decisiones políticas el efecto que produzcan. Dependerá finalmente de que a quienes votemos tengan claro el momento histórico que vivimos y las decisiones que deberán adoptar al respecto.

La desgracia de algunos es que no se atisba a nadie en su catálogo electoral y político a líderes, o subalternos, que tengan la más remota idea de que supone realmente un mundo sin empleo, con un empleo distinto, automatizado, gestionando datos masivos, artificialmente inteligente o robotizado. No lo saben ni tienen interés por saberlo. Ese es el drama. Las decisiones que no se tomen ahora, las estrategias que no se determinen ahora o los programas de gestión de esta mutación socioeconómica que no se diseñen, serán las semillas de un desastre colectivo sin precedentes.

Además, si no hay política debatiendo estos cambios, tampoco hay debate ético que pueda hacerlo en base a esas decisiones oficiales. Básicamente por que, como ciudadanos digitales, las opciones disponibles para nosotros en relación con estas nuevas tecnologías son elecciones éticas. Tenemos que guiarnos por nuestros mejores principios si queremos asegurar que la revolución tecnológica actual no genere miseria para las generaciones futuras. Los líderes políticos no lo van a hacer en muchos lugares. 

Tomemos, por ejemplo, el campo de las tecnologías asistencial. Actualmente se está desarrollando toda una gama de tecnologías de asistencia para ayudar a las personas con discapacidades físicas o intelectuales, así como al envejecimiento de la población en todo el mundo occidental. Abordando una gama de necesidades, estas herramientas están diseñadas para facilitar la vida de los usuarios y de los cuidadores. Serán utilizadas por los miembros más vulnerables de nuestra sociedad, haciendo que las cuestiones éticas sean particularmente importantes.

Concretamente, como miembro del d-Lab Mobile World Capital, el primer desafío convocado iba en esta dirección. Es uno de los espacios más interesantes para afrontar el debate ético y político con respecto a la tecnología y su utilidad para mejorar la vida de las personas. De hecho, la población en general está utilizando cada vez más dispositivos de ayuda, desde teléfonos móviles a portátiles. Sin embargo, tras los evidentes beneficios de las tecnologías de asistencia, hay preocupaciones de tipo ético. Desde mi punto de vista la que más me preocupa es la que tiene que ver con la privacidad.

A menudo, en los planes de transformación digital de algunos clientes, especialmente los que tienen una estructura mayor, acabamos trazando modelos de gestión de la privacidad internos basados en límites éticos. La respuesta a que queremos decir cuando hablamos de privacidad no es simple. El significado de la privacidad es histórico y filosóficamente complejo. Algunos sostienen que es un derecho moral otros aseguran que su valor es instrumental. Conceptualmente, la privacidad se asocia a menudo con la dignidad humana. Es probable que las personas se comporten de manera diferente cuando saben que están siendo observadas.

Las nuevas tecnologías, incluidas las tecnologías de asistencia, que supervisan y recopilan datos sobre la persona constituyen una amenaza para la privacidad en ese sentido. Pero no es la única zona de conflicto. Pasa en el comercio digital, en la sexualidad, en el transporte, en la educación o en la vida en general. Somos aspersores de datos desperdigando sobre nosotros sin demasiado control. Tenemos la sensación que nadie usa toda esa amalgama de datos y si la usa no es nocivo. Empieza a ser algo aceptado ese pago. Entrego mi privacidad y a cambio obtengo cosas ‘gratis’. Esa percepción del mundo se ha instalado y es un riesgo enorme. Privacidad es sinónimo de autonomía, de toma de decisiones independientes, de no sufrir influencia externa antes de tomarlas.

El individuo autónomo analiza, reflexiona sobre sus opciones y toma decisiones individuales sin una influencia externa indebida. A medida que las nuevas tecnologías eliminan la privacidad, nuestra autonomía está amenazada. El aumento de los datos sobre la forma en que los individuos se comportan, sus preferencias y aversiones, y sus respuestas emocionales a diversos estímulos, los hace más fáciles de manipular y controlar. Probablemente por esto algunos ya han decidido que les está bien y mejor no hacer mucho al respecto.

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Innovación, Startups Marc Vidal Innovación, Startups Marc Vidal

La innovación disruptiva y alto riesgo que comporta son el ADN de las startups.

Tras el anterior episodio de 'Economía de Futuro' en el que definimos que era eso del temido 'Death Valley' o valle de la muerte por el que pasan muchas startups. Lo cierto es que para superar ese espacio complejo hay que tener un producto innovador y disruptivo en la mayoría de los casos. Por eso el siguiente capítulo lo dedicamos a la innovación en si misma. A esa manera de hacer que tienen las empresas tecnológicas con alto valor de crecimiento. Para ello visitamos a Viuing y me vestí de 'periquito'. 

Tras el anterior episodio de 'Economía de Futuro' en el que definimos que era eso del temido 'Death Valley' o valle de la muerte por el que pasan muchas startups. Lo cierto es que para superar ese espacio complejo hay que tener un producto innovador y disruptivo en la mayoría de los casos. Por eso el siguiente capítulo lo dedicamos a la innovación en si misma. A esa manera de hacer que tienen las empresas tecnológicas con alto valor de crecimiento. Para ello visitamos a Viuing y me vestí de 'periquito'. 

Recuerda que 'Economía de Futuro' es una sección donde analizamos los cambios disruptivos que esta viviendo nuestra sociedad desde el punto de vista empresarial y económico. Lo hacemos dentro del espacio Tips de 'la 2' de TVE

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¿Qué es la Transformación Digital? ¿Una revolución social o tecnológica?

Descrito por algunos como la cuarta revolución industrial, la transformación digital se ha infiltrando en el léxico cotidiano en los negocios. La transformación digital está cambiándolo todo. Está sucediendo en tu casa, en el trabajo y en cualquier lugar. No hablamos sólo de algo que afecta a los negocios.

Descrito por algunos como la cuarta revolución industrial, la transformación digital se ha infiltrando en el léxico cotidiano en los negocios. La transformación digital está cambiándolo todo. Está sucediendo en tu casa, en el trabajo y en cualquier lugar. No hablamos sólo de algo que afecta a los negocios.

Sin embargo, aunque esté por todas partes, no es algo que todo el mundo tenga tan claro como debería. Lo más confuso del concepto Transformación Digital es precisamente lo ‘digital’. Y lo es porque precisamente esa transformación tiene que ver muy poco con la tecnología a la que se le asocia constantemente. La tecnología, ya sea robótica, digital, inteligencia artificial, automatismos o de cualquier otro tipo, facilita que se produzca una transformación, pero en realidad tiene que ver más con un modo de pensar, procesar y de comportarse debido a la llegada de esa tecnología.

La tecnología digitaliza, pero no transforma. No siempre por lo menos. Cuando Spotify nació revolucionó el modo en el que las personas accedían a la música. La tecnología fue el detonante porque permitía acceder desde cualquier lugar a la librería de canciones más grande del planeta. Sin embargo, el éxito se debió a un cambio de pensamiento. El usuario pasaba de comprar productos a consumir servicios, de comprar discos a consumir música. Este nuevo modo de pensar generó un nuevo modelo de negocio que ahora replican muchos otros y en muchos campos.

¿Por qué es tan importante la Transformación Digital? La transformación digital es fundamental porque altera las estructuras de la sociedad de punta a punta. Un buen número de las compañías más grandes del mundo no existían hace tan sólo una década. El impacto de éstas ha sido realmente intenso y profundo. Han sido disruptivas no por la tecnología aportada sino por el modo en el que han modificado las reglas y relaciones sociales. Uber, Amazon, Facebook, Twitter, Airbnb, Netflix y tantas otras.

Cuando se obvian esos cambios y se incumple la tendencia del mercado el resultado ha sido desastroso. Le pasó a Blockbuster o a Kodak, pero también a centenares de empresas consolidadas y con altos ingresos que de la noche a la mañana vieron como un nuevo agente disruptivo, un competidor que hacía las cosas distintas, los borraba del mapa.

Es importante prestar atención a esa Transformación Digital urgente que deben afrontar todos los negocios del mundo. De un modo u otro te va a tocar. No es bueno esperar a que aparezca esa disrupción en tu sector y luego reaccionar. Netflix interrumpió su modelo de negocio inicial basado en el alquiler de DVDs. Al observar el mercado y predecir los avances tecnológicos, Netflix se arriesgó e invirtió en tecnología de transmisión de video. La apuesta dio sus frutos. En 2017 Netflix registró unas ganancias récord y es el mayor proveedor de contenido de video del mundo.

¿Se puede transformar digitalmente todo? En 1876, Alexander Graham Bell inventó el primer teléfono. En 1905 2,2 millones de personas usaban teléfonos. En 1910 esta cifra creció hasta 10 millones. Lo mismo con la TV. Puesta en marcha por primera vez en 1927. En 1939 existían 7.000 aparatos de televisión en los Estados Unidos. En 1959, esta cifra era de 67.145.000. A esto se le llama crecimiento exponencial. La adopción tecnológica en nuestra sociedad es extremadamente rápida. Facebook fue lanzado en 2004 y apenas 10 años más adelante, tenía 1.390.000.000 usuarios activos.

Es importante destacar que la Transformación Digital, que a mi me gusta llamar Revolución Digital, está significando un reordenamiento de todos los vínculos y contratos sociales que teníamos establecidos rígidamente a partir de los estímulos que concede la propia tecnología. Hablamos de un reto empresarial y personal, de una revolución tecnológica pero también íntima. No hablo de algo a temer sino a desafiar.

Algunos clientes me comentan que sienten cierta angustia cuando se dan cuenta de la velocidad de todo y la cantidad de cambios a efectuar. Cierto que hace 20 años pocos creían que llevaríamos en estas fechas una computadora capaz de navegar por internet, una cámara de vídeo de alta resolución, un geolocalizador sin margen de error, un video teléfono capaz de conectar sin coste con cualquiera en el mundo, un entrenador personal o mil cosas más, en el bolsillo y por 200 dólares.

A ellos les digo que la pregunta no es si les va a llegar o no el momento de la disrupción. La pregunta correcta es ¿cuándo y con que tecnología? Se trata de aprender cómo van a cambiar las cosas para que tu empresa pueda estar lista a tiempo. La falta de previsión y estrategia podría convertir un negocio rentable en irrelevante. Esta afirmación sirve para empresas y, sobretodo, para personas. La transformación no atañe a las empresas únicamente, también a sus miembros en todos los estadios.

En los cursos que ofrezco, la parte más importante de los mismos no es el 'cómo se crea una estrategia empresarial de transformación', que también, sino especialmente cómo los miembros de una empresa comprenden que transformarla digitalmente no es enseñar habilidades tecnológicas a sus empleados, sino ofrecerles las vías para revolucionar su modo de entender la empresa, la competencia y el sector.

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Apps, Internet of Things, Tecnologia Marc Vidal Apps, Internet of Things, Tecnologia Marc Vidal

Cuando el 'voyeur' ya no es una persona sino un dispositivo IoT.

Existen teléfonos inteligentes, televisiones inteligentes, coches inteligentes y, por supuesto, vibradores inteligentes. Así es como define la empresa canadiense Standard Innovation al cachivache que fabrica llamado We-Vibe y que tiene como propósito ofrecer soluciones a la sexualidad de sus usuarios. De momento, un éxito de ventas por cierto.

Existen teléfonos inteligentes, televisiones inteligentes, coches inteligentes y, por supuesto, vibradores inteligentes. Así es como define la empresa canadiense Standard Innovation al cachivache que fabrica llamado We-Vibe y que tiene como propósito ofrecer soluciones a la sexualidad de sus usuarios. De momento, un éxito de ventas por cierto.

Sin embargo para la empresa que fabrica los We-Vibe no todo han sido buenas noticias. Recientemente ha recibido la orden de pagar una compensación económica a varios propietarios o propietarias de este juguete sexual. ¿El motivo? Que es demasiado inteligente. Resulta que el dispositivo se dedica a rastrear el uso que hacen los clientes sin notificar nada al respecto. Es decir, sabe el tiempo, el modo, el lugar y otros datos sin el consentimiento de quien lo está utilizando.

El We-Vibe 4 Plus es el primer vibrador IoT (Internet de cosas) del mundo. Funciona con una conexión Bluetooth que se puede controlar de forma remota, es decir, permite el juego entre diferentes personas. Alguien disfruta el uso del objeto y otro lo controla a distancia. Inclusive desde otro lugar remoto. Solo es preciso conectarlo al teléfono y a una aplicación. Ahí, precisamente, surgen los problemas de seguridad y uso de datos.

Este asunto no es un problema aislado de este tipo de objetos. De hecho, la seguridad es el gran problema para la Internet de las Cosas en general. En la última conferencia de hacking DefCon 24 en Las Vegas, los hackers Goldfisk y Followr mostraron cómo el vibrador en cuestión podía ser activado remotamente por cualquiera que pudiera interceptarlo con un smartphone emparejado.

Ambos mostraron que los datos de uso ofrecían información segmentada y detallada del uso que se les daba. Aunque el ‘climax’, si se me permite decirlo así, llegó cuando esos datos empezaron a ofrecer minuto a minuto los cambios de temperatura de los usuarios, intensidad de la vibración y, lo que es más terrible, la opción de vincularlos a información de identificación personal, como direcciones de correo electrónico.

El tribunal de Illinois multó a la empresa canadiense a pagar más de siete mil dólares por cada usuario que tuviera la aplicación asociada al vibrador. Una decisión histórica pues pone sobre la mesa un problema gigantesco al que hay que enfrentarse urgentemente y no me refiero a los juguetes sexuales. Estoy hablando de la seguridad asociada a los dispositivos IoT que cada vez más se están normalizando en nuestro entorno cotidiano.

El pasado febrero, el hackeo de unos osos de peluche conectados de la empresa ‘CloudPets’, un juguete para niños IoT, tuvieron una fuga de datos masiva. Se trataba de grabaciones de la voz de niños y padres, direcciones de correo asociadas a los progenitores y las contraseñas aplicadas en la aplicación derivada. En total casi un millón de usuarios.

Sabemos que el sexo mueve mucho dinero. De hecho sigue siendo uno de los contenidos mayoritarios en la red. Fue un efecto dinamizador de Internet en su día. Gran parte de los avances que vive la red de redes provienen de las ‘necesidades’ que el sector precisó en un momento determinado y donde una audiencia millonaria garantizaba que cualquier inversión sería rentable.

También sabemos que la inseguridad es la responsable de algunos retrocesos. Hay países donde el desarrollo del comercio electrónico se detuvo por culpa de una sensación de inseguridad ante el pago virtual. Ahora, la IoT está ante un reto similar. La seguridad es la clave. No tan solo por, como he ejemplificado hoy en el ámbito de la privacidad más íntima, sino en todos los aspectos. Miles de millones de objetos conectados a nosotros y entre ellos, ofreciendo datos sobre nosotros y sobre lo que hacemos, debe urgentemente establecer un paisaje de seguridad que de momento no tiene.

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Innovación, Robotica, Tecnologia Marc Vidal Innovación, Robotica, Tecnologia Marc Vidal

Olvida la versión oficial. Los robots no te van a quitar el trabajo de momento.

El empleo del futuro está en juego. Todo el mundo parece estar de acuerdo. En cada conferencia que ofrezco o en cada curso que imparto a empresas, el temor a un futuro incierto es algo previo que está como instalado mayoritariamente. La impresión inicial siempre es la misma. Se está tatuando socialmente una especie de discurso oficial acerca de que la tecnología ha llegado para destruir la ocupación que, aparentemente, tan bien habíamos estructurado. Permitidme que ponga en duda esta última afirmación.

El empleo del futuro está en juego. Todo el mundo parece estar de acuerdo. En cada conferencia que ofrezco o en cada curso que imparto a empresas, el temor a un futuro incierto es algo previo que está como instalado mayoritariamente. La impresión inicial siempre es la misma. Se está tatuando socialmente una especie de discurso oficial acerca de que la tecnología ha llegado para destruir la ocupación que, aparentemente, tan bien habíamos estructurado. Permitidme que ponga en duda esta última afirmación.

Es evidente que la automatización se está llevando por delante a muchos espacios de trabajo. Un informe reciente del Instituto McKinsey Global estimó que el 49% de las actividades laborales van a ser ser totalmente automatizadas. Esto afectará inevitablemente a 1.100 millones de trabajadores en todo el mundo. A esta cifra demoledora, que no es preciso ser un lumbreras para identificar las razones que lo van a provocar, siempre se le incorpora otra inferior que habla de los empleos que se crearán por el mismo motivo vinculado a la innovación tecnológica. Siempre es una cifra cuantitativamente menor.

El discurso oficial dice que ‘no vamos a crear tanto empleo como el que vamos a destruir’. Esa afirmación es tan superficial como otras que no consideran el hecho de que probablemente lo que va a pasar no es que se destruyan únicamente empleos sino que el concepto que representa el contrato social llamado ‘trabajo’ va a cambiar como nunca antes lo hizo. Ahí estará la clave. Como también el modo en el que las empresas, y a eso dedico mis esfuerzos cada día, interpreten como un valor añadido esa combinación futura entre ‘transformación digital’, automatización y robotización con el aumento de plantillas humanas. Sí, es posible. Robotizar destruyendo unos puestos concretos para crear muchos otros.

Gracias en parte a más robots en sus centros de cumplimiento, Amazon ha sido capaz de reducir los costos de envío y traspasar ese diferencial a los clientes. El envío más barato estimula a los potenciales clientes a utilizar Amazon. El resultado siempre ha sido el mismo. La compañía contrata a más trabajadores para resolver esa demanda creciente y una respuesta personalizada en la postventa. Más robots, más automatismos que permiten a su vez más humanidad.

El caso de Amazon es paradigmático. ¿Qué hacen los robots, y qué hacen las personas? Las tareas que involucran habilidades motoras al detalle, análisis o imprevisibilidad son gestionadas por personas. Los robots sólo pueden operar en un ambiente controlado, realizando tareas regulares y predecibles. Acciones que requieren fuerza o, incluso, el traslado de estanterías enteras facilitando la parte final del proceso de empaquetado que terminan los seres humanos.

A veces se nos presenta un mundo en el que en pocos años los robots y la tecnología será capaz de llevar a nuestros hijos al colegio. Eso en las películas está muy bien pero la realidad va a ser algo distinta. Es cierto que van a pasar cosas tremendamente disruptivas pero hay que tener una medida objetiva para todo ello. He visto tecnología que va a cambiar el mundo en breve, pero también he oído de otras que se les otorga cualidades que no tiene ni tendrá de momento. Los coches autónomos o las criptomonedas son un ejemplo.

En Amazon o en otros grandes almacenes multiproducto que están trabajando de un modo similar, los robots mueven estantes y los llevan a donde un empleado, sin tener que hacer el trabajo duro, empaquetando y enviándolo a su destinatario. De momento en esa cadena un humano es más operativo en la selección del artículo correcto. Al terminar esa colecta el robot se lleva la estantería a su lugar de origen. El análisis del espacio que requiere la carga del camión de reparto es otro de los puntos en los que la intervención humana detallada maximiza el espacio y mejora el beneficio logístico de la empresa.

De momento, más robots significa más humanos. Desde que adquirió la empresa de robótica Kiva Systems, con sede en Boston, en marzo de 2012, por 775 millones de dólares, Amazon ha incrementado el uso de robots y continúa invirtiendo muchísimo en automatización. Tanto para robots como para drones. En 2016, la compañía aumentó su fuerza de trabajo robótico en un 50%, de 30.000 a 45.000 unidades. Sin embargo, lejos de despedir a nadie, Amazon aumentó el empleo humano en torno al 50% en el mismo período de tiempo. El informe de resultados de la empresa para el cuarto trimestre de 2016 incluyó el anuncio de que planeaba crear más de 100.000 nuevos empleos a tiempo completo sólo en los EE.UU. durante los próximos 18 meses.

¿Es cierto que habría más trabajos si la gente estuviera haciendo el trabajo que ahora hacen los propios robots? ¿Podría ser que la productividad que estimulan al final beneficia a los propios humanos? Muchos de los empleos que Amazon está creando no existían hace un tiempo. Surgen de esa combinación máquina-humano. Es urgente establecer ese espacio de relación. Las empresas deben incorporar tecnología para ganar más en el medio plazo y nada indica que eso requiera despedir personas, sólo modificar su modo de trabajo y potenciarlo gracias a la digitalización y automatización de todos los procesos. Esto no va de temer el futuro. Va de desafiarlo.

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Apps, Coches, Politica Marc Vidal Apps, Coches, Politica Marc Vidal

El modelo de negocio del taxi será el transporte de datos y no de personas.

Hailo, una aplicación fundada por un grupo de taxistas de Londres en 2009 se fusionó con Mytaxi el año pasado. Ahora la marca resultante es esta segunda. El gigante automovilístico Daimler, propietario de marcas como Mercedes, adquirió una participación de 60% de la misma. A Hailo la conozco principalmente por que la utilizo en Dublín combinada con Uber. Dependiendo del desplazamiento que tengo previsto solicito uno u otro. Allí no hay protestas ni manifestaciones por parte de nadie. El motivo puede estar en que la legislación no penaliza al taxista ni lo deja desamparado ante una competencia que juega a otro deporte.

Hailo, una aplicación fundada por un grupo de taxistas de Londres en 2009 se fusionó con Mytaxi el año pasado. Ahora la marca resultante es esta segunda. El gigante automovilístico Daimler, propietario de marcas como Mercedes, adquirió una participación de 60% de la misma. A Hailo la conozco principalmente por que la utilizo en Dublín combinada con Uber. Dependiendo del desplazamiento que tengo previsto solicito uno u otro. Allí no hay protestas ni manifestaciones por parte de nadie. El motivo puede estar en que la legislación no penaliza al taxista ni lo deja desamparado ante una competencia que juega a otro deporte.

En otros lugares donde suelo pasar tiempo de manera continua he incorporado otros servicios de movilidad. En Barcelona, Madrid o Londres utilizo el moto-sharing o el car-sharing, el transporte público y, en ocasiones, el bicing compartido. En la capital británica, no obstante, sumo la de Uber. En base al desplazamiento que tengo previsto selecciono una u otra manera de cumplirlo. Creo que ese es el modo de transporte urbano que mejor encaja con el presente actual y con el futuro inmediato.

Cuando los taxistas se manifiestan contra estas plataformas lo hacen convencidos de que este tipo de soluciones son una agresión a sus modelo de negocio. Consideran que ofrecen una competencia desleal que pone en juego la inversión que ellos han tenido que hacer para lograr una licencia profesional. Y en cierta medida es así, pero no es culpa de las plataformas. En todo caso será de los que tienen que legislar adecuando los tiempos que vivimos a las soluciones a las que podemos disponer. No es cuestión de complicar la vida a los nuevos modelos de transporte, en todo caso será obligatorio flexibilizar a los que ya estaban.

El mundo del taxi ha cambiado poco desde hace más de tres siglos. En realidad sólo ha cambiado el envoltorio pero no el fondo ni el modelo de negocio que parece que solo puede ser uno. Mover personas de un lado a otro. Pero en un momento de la historia en que todo aquello susceptible de ser digitalizado lo acabará siendo, en el que negocios intocables fueron convertidos a cenizas por la revolución tecnológica que vivimos, parece que el mundo del taxi y el transporte en general tendrá irremediablemente que aceptar que el campo de batalla comercial se les va a hacer muy grande se pongan como se pongan.

Hablamos de un tipo de comercio ambientado en el siglo XVII que espera continuar siendo rentable en pleno XXI con escasos cambios. Es lógico pensar que algo va a tener que ser diferente. No es lógico mantenerlo así eternamente y sin variables que sean disruptivas. Las plataformas como Blablacar, Uber, Lyft u otras no dejan de ser respuestas a ese estado tecnológico de la sociedad y de la economía.

El mundo del taxi que se mueve al compás de aplicaciones de ayuda a su trabajo como MyTaxi u otras, lo que realmente están haciendo, sin saberlo, es modificar el modelo de negocio vinculado a su producto. Ahora, el mayor valor que tiene un taxi en muchos lugares del mundo, son los datos que aporta. La gigantesca flota conectada a una de estas aplicaciones vinculadas al taxi tradicional entregan a tiempo real información muy valiosa y que es utilizada en múltiples campos. Las marcas de coche lo saben y por eso entran en el accionariado de las mismas.

Recordemos que los grandes fabricantes de automóviles ya saben que en breve dejarán de vender coches para pasar a ofrecer servicios de movilidad y, para ello, necesitan digerir muchos datos que les permitan entregar al usuario cliente final servicios ajustados a sus necesidades y de mejor acabado que la competencia. ¿Crees que Daimler, Ford, Nissan u otros fabricantes se consideran competencia entre ellas? Cada vez menos. Me contaba un directivo de Ford que ellos ven como competencia inmediata ‘la manera de vivir futura’. Por eso me concretó que ‘los esfuerzos en entender al usuario de movilidad de dentro de cuatro o cinco años es clave’.

¿Está el taxista asumiendo ese cambio de manera de vivir? Las plataformas de movilidad como Cabify, Uber o de otra índole como Blablacar, Car2go, BlueMove, eCooltra, etc., no son la competencia, son sencillamente respuestas a un nuevo modo de vida que considera que lo importante no es sólo ir de un lugar a otro, lo trascendental es como se vive toda esa experiencia y como se adapta a la necesidad de cada momento.

La mayor responsabilidad de todo esto es de los legisladores. Como siempre a paso de tortuga en un mundo que va a ritmo de McLaren. El enemigo de los taxistas no es Uber. Si lo fuera así no podrían convivir en otros países. Lo que cambia entre esos países y el nuestro por ejemplo es la legislación desfasada que penaliza ser taxista. El rival del taxista es el futuro, los nuevos tiempos y el peso de lo inevitable. Por eso la protesta no debe ser contra lo que va a ser si o si, sino para estimular a que se disponga de un marco legal que posibilite la convivencia de una movilidad libre y un taxi moderno.

Los tres actores son conductores, pasajeros y legisladores. Los taxistas consideran que en los primeros no caben otras fórmulas que no sean las que ellos representan. Los pasajeros mayoritariamente quieren un buen servicio. Los legisladores siguen de cenas de partido. Las protestas del taxi, en ocasiones, me recuerdan las que se llevaron a cabo a principios del siglo XVI en Italia. El sector del vino de ese país logró que se prohibiera el café en todo el país durante casi un siglo. Consideraban que si se servía en cantinas como acompañante de conversaciones acabaría con el negocio vitivinícola. Obviamente eso no fue así, pero el miedo inicial era razonable. En Pittsburgh puedes pedir un Uber que se conduce solo desde hace medio año. Ya pasa. En breve taxistas y conductores de Uber se manifestaran juntos. Al tiempo.

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Últimos días para participar en el segundo Nuclio Weekend

Hace unas semanas hablé del papel indispensable de un nuevo concepto de incubación empresarial llamado Venture Builder. Indispensable para un espacio productivo que debe poner foco en las empresas tecnológicas. Recordemos que las startups están siendo el motor que impulsa nuevos modelos de negocio, la disrupción de muchos algo más antiguos y, en definitiva, el vehículo por el que muchos países de nuestro entorno han iniciado la mutación de sus modelos de crecimiento económico.

Hace unas semanas hablé del papel indispensable de un nuevo concepto de incubación empresarial llamado Venture Builder. Indispensable para un espacio productivo que debe poner foco en las empresas tecnológicas. Recordemos que las startups están siendo el motor que impulsa nuevos modelos de negocio, la disrupción de muchos algo más antiguos y, en definitiva, el vehículo por el que muchos países de nuestro entorno han iniciado la mutación de sus modelos de crecimiento económico.

Casi un 95% de las startups que nacen, mueren a los pocos años. Lo hacen por que su apuesta es arriesgada y su guerra es, normalmente, contra grandes negocios establecidos. Una de las ventajas de los denominados Venture Builder es precisamente rebajar ese ratio. ¿Cómo lo logran? Cambiando el orden de los factores. En lugar de que un grupo de emprendedores ponga en marcha un proyecto y luego se acerque a incubadoras o aceleradoras donde darle forma, en un Venture Builder el camino es inverso. Generan la idea que puede estar validada en términos generales por sector, demografía o territorios y luego buscan a los mejores emprendedores para llevarlos a cabo dentro del propio Venture Builder. Digamos que funcionan como una especie de 'cazatalentos' a los que les ofrecen un proyecto bien pensado, validado y estructurado. 

Es el caso del evento que se produce este fin de semana. El llamado Nuclio Weekend. Una especie de Got Talent para emprendedores que organiza mi socio y amigo Carlos Blanco junto a su equipo en Barcelona los días 17, 18 y 19 de marzo. Esta será la segunda edición. En la primera edición recibieron 1800 candidaturas que se postularon para ser esos emprendedores que debían llevar a cabo los proyectos que Nuclio ya tenía estudiados y preparados. Finalmente fueron 50 los elegidos que ya han puesto tres de las cinco startups que ahora mismo están incubando.

Este tipo de encuentros buscan fundamentalmente reunir talento para crear los mejores equipos para cada idea y cofundar la startup junto con ellos.  Las ventajas que obtiene alguien que está buscando un proyecto al que incorporarse y a la vez sentir el valor de emprender un proyecto propio obtendrán entre el 30% y el 45% de esa startup incubada sin invertir dinero, retribución salarial a cambio de dedicación full-time al proyecto, inversión inicial (de entre 75k€ y 150k€), acceso preferente a Media for Equity, apoyo constante por parte de Nuclio a través de los servicios centrales (IT, Legal, Comunicación & PR, RRHH y Administración), red de networking y relaciones con los actores más importantes del ecosistema

Si te interesa aun estás a tiempo para presentar tu candidatura y ser elegido para ser parte de todo ello. Los perfiles que buscan y el como solicitarlo lo puedes hacer aquí y nos vemos allí.

 

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Inversion, Startups Marc Vidal Inversion, Startups Marc Vidal

¿Qué es el temido Death Valley por el que pasan muchas startups?

Tras el anterior episodio de 'Economía de Futuro' en el que definimos cual era el tercer escalón por el que subían muchas startups, las conocidas aceleradoras de negocios, en este quinto episodio seguimos avanzando en conocer cuales son los pasos y etapas por las que pasan este tipo de empresas tecnológicas con alto potencial de crecimiento y que están marcando el ritmo de la nueva economía. En concreto hoy hablaremos del temido Valle de la Muerte, también conocido por 'Death Valley'.

Tras el anterior episodio de 'Economía de Futuro' en el que definimos cual era el tercer escalón por el que subían muchas startups, las conocidas aceleradoras de negocios, en este quinto episodio seguimos avanzando en conocer cuales son los pasos y etapas por las que pasan este tipo de empresas tecnológicas con alto potencial de crecimiento y que están marcando el ritmo de la nueva economía. En concreto hoy hablaremos del temido Valle de la Muerte, también conocido por 'Death Valley'.

Para tratar este tema en el programa entrevistamos a Laura Urquizu, la CEO de una startup que superó esa fase, RedPoints. Por otro lado, y para explicar en que consisten las rondas de financiación en estas fases entrevisté también a uno de los mayores expertos de España, Oriol Juncosa.

Recuerda que 'Economía de Futuro' es una sección donde analizamos los cambios disruptivos que esta viviendo nuestra sociedad desde el punto de vista empresarial y económico. Lo hacemos dentro del espacio Tips de 'la 2' de TVE

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Marc Vidal Marc Vidal

Del carro de caballos al coche de motor. Innovación, cultura, leyes e intereses.

El futuro del sector automovilístico pasa por una reinvención total. Ya no se trata de incorporar ‘moderneces’ al panel de mando. Ni siquiera si van a poder conducirse solos o no. El asunto es cultural, sociológico. Que la mayoría de marcas estén en plena vorágine inversora buscando donde meterse para pivotar el negocio es síntoma de que ya se han dado cuenta.  El niño que no conducirá jamás ya ha nacido y la persona que nunca tendrá un coche propio ya va a la universidad. Muchos de los que tuvimos uno de estos artilugios y que nos los quitamos de encima hace años, nunca más compraremos ninguno. La clave no es tanto si el vehículo está conducido por alguien o va sólo. La verdadera revolución social vinculada a la tecnología es que ya no es un tema de dejar de ser ‘conductor’, el asunto es que la gente deja de ser ‘dueño’.

El futuro del sector automovilístico pasa por una reinvención total. Ya no se trata de incorporar ‘moderneces’ al panel de mando. Ni siquiera si van a poder conducirse solos o no. El asunto es cultural, sociológico. Que la mayoría de marcas estén en plena vorágine inversora buscando donde meterse para pivotar el negocio es síntoma de que ya se han dado cuenta.  El niño que no conducirá jamás ya ha nacido y la persona que nunca tendrá un coche propio ya va a la universidad. Muchos de los que tuvimos uno de estos artilugios y que nos los quitamos de encima hace años, nunca más compraremos ninguno. La clave no es tanto si el vehículo está conducido por alguien o va sólo. La verdadera revolución social vinculada a la tecnología es que ya no es un tema de dejar de ser ‘conductor’, el asunto es que la gente deja de ser ‘dueño’.

Tengas el negocio que tengas, trabajes donde trabajes, la disrupción te va a llegar sino lo ha hecho ya. Incluso puede que la tengas encima y ni te des cuenta. Tecnologías asociadas a la vida cotidiana se abren paso para derrocar reinados intocables. La banca, los seguros, la televisiónl, el retail o los coches. Adoptar soluciones tecnológicas innovadoras como maquillaje suele ser perjudicial a medio plazo. Los bancos lo hicieron. Digitalizaron su aspecto pero no se transformaron. Por eso ahora un tercio de su negocio ha sido capturado por las Fintech. En el mundo del automóvil pasa algo similar. El asunto no es poner más o menos tecnología al servicio del conductor, el tema radica en que el conductor esta a cinco minutos de dejar de comprar coches.

El 95% del tiempo un vehículo esta parado en algún lugar. No tiene sentido. Daimler, por ejemplo, interpretó hace unos años este punto de inflexión y lo tradujo en un programa de innovación basado en la conectividad, la conducción autónoma, el uso flexible y los motores eléctricos. Entre las decisiones más importantes estuvo la de crear la filial Car2Go. De vender coches a ser un intermediario. De vender productos a ser facilitador de servicios de movilidad. La tecnología digital, el desarrollo de plataformas, la nueva conciencia social y la comodidad evidente de no tener coche propio han convertido este tipo de servicios en la vía de supervivencia a la que se van a amparar las cuentas de resultados de estos gigantes. El fin de todo ello es llegar a no conducir, a tener vehículos circulando todo el tiempo y ofreciéndonos un servicio de movilidad por una cuota mensual. ¿Es factible ya? ¿Qué lo impide? Básicamente los de siempre y lo de siempre. Leyes, intereses y miedo a la innovación.

Coches autónomos recogiendo personas en base a las decisiones de eficiencia de un cerebro sintético. Suena frío, suena prisionero. Tal vez suena tan raro como cuando llegaron los primeros coches tal y como los conocemos a nuestro mundo a finales del siglo XIX. En aquel entonces la gente se mostraba muy preocupada porque la retirada de caballos (animales) de los carruajes otorgando el control de la conducción a los conductores (humanos) iba a ser un desastre. Para la percepción de aquellas personas un conductor humano que no tuviera la asistencia de una segunda inteligencia era un drama. Se consideraba que un caballo servía para controlar por instinto cualquier imprevisto en el recorrido. Se pensaba que los animales evitarían las colisiones que en manos de personas serían más difíciles de evitar. Ahora pensamos que dejar el coche en manos de un ordenador con sensores de todo tipo es una temeridad curiosamente.

De hecho, incluso, en 1895 se implementó una ley que obligaba a los coches ‘autopropulsados’ que tuvieran una persona delante del mismo agitando una bandera roja. Era una derivación de una ley vinculada a los trenes de vapor y se adaptó a este nuevo ‘invento’. El propio New York Times publicó que este tipo de aplicación legal solo servía para ‘eliminar la utilidad que tiene un avance tecnológico como un carro sin caballo’. ¿Os suena? Leyes dependientes de consideraciones antiguas que sólo sirven para eliminar lo bueno de la propia innovación. En aquel entonces esa norma paralizó el crecimiento de una industria nueva, la de los carros sin caballo. Demandas contra los que lo hacían sin ese abanderado delante acabaron por paralizar una industria que nadie era capaz de imaginar que llegaría a lo que ahora es. En 1903 se subió la velocidad máxima para estos vehículos a 20 millas por hora y eso imposibilitaba llevar un tipo con una bandera delante. Desaparecía una ley absurda y el coche pasaba a ser un bien útil, preciado y eficiente. El resto de la historia ya la conocemos. Este video es del día que se celebró su revocación.

Las leyes que prohíben algo que está demostrado somos capaces de poner en marcha sin peligro para nadie y que exigen una manera de entender el concepto conducir o poseer, caerán. Lo harán antes de lo que esperamos. En aquellos tiempos fueron fabricantes de carros y políticos miedosos o desconocedores y gente preocupada por una conducción no asistida por un caballo. Ahora es lo mismo. Fabricantes perdidos, políticos desconocedores y gente preocupada por una conducción no asistida por un humano. La diferencia con aquel entonces es que hoy los fabricantes han entendido el desafío y la gente ha iniciado la transición rápida del ‘me gusta conducir’ al ‘me gusta compartir’. Dependemos de la política para evolucionar. Que vigilen no sea que a ellos también les llegue la disrupción.

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Economía, Industria 4.0, Robotica Marc Vidal Economía, Industria 4.0, Robotica Marc Vidal

Que los robots paguen impuestos es una muy mala idea.

El fundador de Microsoft, durante una entrevista que concedió a Quartz, se mostró escéptico sobre la capacidad de este mundo para gestionar una automatización veloz. A eso añade que para prevenir un desastre monumental los gobiernos deberán aplicar un impuesto robótico. Asegura que si esa automatización continua a la velocidad actual el desastre será bíblico. Realmente, su propuesta de tasar a los robots se basa en la necesidad de reducir la velocidad de esa automatización. Algo que como contesta The Economist es inviable.

El fundador de Microsoft, durante una entrevista que concedió a Quartz, se mostró escéptico sobre la capacidad de este mundo para gestionar una automatización veloz. A eso añade que para prevenir un desastre monumental los gobiernos deberán aplicar un impuesto robótico. Asegura que si esa automatización continua a la velocidad actual el desastre será bíblico. Realmente, su propuesta de tasar a los robots se basa en la necesidad de reducir la velocidad de esa automatización. Algo que como contesta The Economist es inviable.

A esas afirmaciones del Sr. Gates se han sumado centenares de economistas, expertos, defensores de un universo paralelo y derivados. Todos consideran que su teoría responde a gravámenes exactos y justos. Culpabilizan a una maquinaria de eliminar puestos de trabajo. Algo que por cierto ha pasado toda la vida. Pero en realidad no habla de eso. Bill Gates no está hablando de que los robots paguen el impuesto sobre la renta. Él sostiene que los robots deben ser gravados, ya sea en su instalación o en las ganancias que generen a costa del trabajo humano desplazado. Ese beneficio superior, según Gates, deberá utilizarse para capacitar a los trabajadores y, tal vez, para financiar servicios públicos sanitarios, educativos o del cuidado de ancianos o enfermos.

Suena a película futurista donde millones de robots trabajan para nosotros y, bajo un ocio cultural y maravilloso, los humanos esperamos que nuestros servicios públicos se transformen en derechos fundamentales. Eso va a costar. Básicamente porque para llegar ahí deberemos de desmontar todo un modelo económico que nos ha regido en cada revolución tecnológica. Y es que un robot no es más que una inversión de capital, como una computadora, una fundición o un tractor. Es aconsejable no gravar estas cosas. Si se hace se pone en riesgo el crecimiento de la producción. Una fiscalidad que disuada la inversión contrae la economía. Es contraproducente. Los que defienden lo que dice Bill Gates sugieren, a veces sin saberlo, que invertir en robots es algo así como hacerlo en una cadena de montaje automatizada. Aumenta la producción económica pero también impone un costo social. A esto se le llama ‘externalidad negativa’.

Pero el drama es inevitable y es bueno que se esté debatiendo en algún sentido. La rápida automatización amenaza con desalojar a millones de trabajadores de viejos empleos sin tiempo para absorberlos en otros nuevos. De ahí que ese teórico impuesto sobre los robots aparezca como salvación. Unos ingresos públicos que reduzcan ese drama y ayude a paliar los efectos de tipo social. Algo así, y guardando las diferencias, como hacemos con aquellos productores industriales más contaminantes que pagan impuestos superiores para desalentarlos a utilizar ese tipo de procesos que nos dañan a todos.

Muchos trabajadores serán desplazados por robots. Cierto. Como también muchos robots iniciaran funciones sociales en ámbitos de la salud, la atención, administración del estado, la función pública y la seguridad. El coste de todo ello se reducirá también. El coste ‘humano’ de la administración pública también bajaría. Y mucho. Digamos que los servicios que ahora son costosos para la administración podrían ser relativamente más baratos, logrando así una estabilidad social vinculada al bienestar garantizado.

Pero donde la idea de Gates flojea más es en la idea de que la automatización se está produciendo muy rápido. Si eso fuera así, si el desplazamiento de trabajadores por máquinas estuviera siendo tan acelerado y general, las tasas de crecimiento y productividad también lo harían de manera importante. Muchos defienden que es cierta esa velocidad. Algo que no está sucediendo en realidad. Sin embargo hay preguntas incomodas si fuera posible imponer ese tipo de estrategia. ¿Por qué reinstalar un modelo productivo automatizado y gravado impositivamente cuando la gente hace cola para hacer el trabajo con el salario mínimo? La propuesta de Gates y los defensores de los robots paganinis busca retrasar la automatización pero lo que provocarán es el retraso de la productividad.

En una automatización rápida los robots no deben ser un objetivo fiscal. Los robots no son más que una sustitución del trabajo por el capital. Gravar a los robots es un tema y la redistribución de ingresos públicos es otra. Vincularlos es dañar la productividad que al final solo lleva a más desempleo. Pretender que una empresa reduzca la velocidad de innovación porque pudiera parecer tóxica es un gravísimo error. El costo de producir la segunda copia o la mil millones de una pieza de software es aproximadamente cero. Cada conductor del camión necesita instrucción individual, pero un sistema de conducción autónomo se puede duplicar de manera infinita. Esa competitividad es inevitable. Intentar evitar con tasas e impuestos directos a la innovación no ayudará mucho a los trabajadores desplazados.

En todo caso los impuestos deberían ser, como siempre, sobre los beneficios y no sobre la inversión. Pero visto lo visto y sabiendo lo que sabemos, cuando alguien en el gobierno se de cuenta en una tertulia televisiva, en un encuentro con científicos o en los pasillos del algún ministerio, que este asunto es real y no algo que ha leído en diagonal en algún informe lejano, entonces la medida será de corte inmediato. Lo veo venir. Los impuestos a los robots molarán mucho. Tema inmediato, efectista, garantía de que los que se vayan al paro tendrán compensaciones y las empresas que los han sustituido por los malvados robots pagaran por ello. Ya verán que maniqueo será todo. Ya verán.

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La transformación digital del 'retail' y su obligatoria estrategia 'Mobile-First'

En España, los comercios de retail con una apuesta clara por la transformación digital aumentaron el porcentaje de transacciones desde dispositivos móviles de un modo inédito. En España, hace un año, ya eran el 32% del total. Se especula que actualmente podríamos estar rondando el 40%. El teléfono móvil se ha convertido en la principal herramienta de compra para una gran mayoría de españoles. Algo que sucede de forma generalizada en todas partes.

En España, los comercios de retail con una apuesta clara por la transformación digital aumentaron el porcentaje de transacciones desde dispositivos móviles de un modo inédito. En España, hace un año, ya eran el 32% del total. Se especula que actualmente podríamos estar rondando el 40%. El teléfono móvil se ha convertido en la principal herramienta de compra para una gran mayoría de españoles. Algo que sucede de forma generalizada en todas partes.

Un 29% de los consumidores compra algo por Internet cada semana. Aun nos queda espacio por recorrer. En Reino Unido por ejemplo es un 46%. Una cuarta parte de ellos compra ropa y calzado. Es evidente se está naturalizando comprar desde un dispositivo móvil. De hecho, es evidente que la batalla comercial se va a librar, en primer término, en el ámbito de la movilidad. Cómo destaca la empresa Rehset, ‘es preciso tener una estrategia de desarrollo y transformación digital clara y general pues, a partir del móvil, se van a ir implementando maneras de acceder a nuestros productos que precisarán realidad aumentada, virtual, conectividad con objetos en IoT u otras opciones. No desarrollar con visión de futuro inmediato podría ser muy costoso en el futuro’.

Es evidente que esto no va sólo de tener una web responsive. Hablamos de implementar una experiencia de usuario a partir de múltiples opciones y localizar la que sea ideal para el comercio en cuestión. Saber que pasa cuando tus potenciales clientes entran en tu espacio digital desde un móvil, tener una lectura de datos que permita entender que sucede y tomar decisiones comerciales a tiempo real sobre ello, es la clave de lo que estoy hablando.

A mis clientes del ámbito minorista les ayudo a adoptar esa estrategia que prioriza en el móvil. Una vez tenemos este aspecto definido buscamos como demostrar una de las mayores virtudes que este tipo de negocio tienen: el alto grado de conocimiento del producto que venden. Hay que ser capaz de trasladar esa impresión analógica a un entorno flexible y digital como es el de la movilidad. La clave es estar informado a tiempo real de que pasa en la competencia, establecer contacto con los consumidores y aprender de sus movimientos. Las redes sociales siguen siendo el lugar donde los consumidores reciben un primer ‘input’ comercial. Supera al resto de plataformas o espacios publicitarios. Es la calle comercial más grande del planeta. Ahí, también, la conquista del móvil ha sido brutal.

Las startups que afrontan el mundo del retail con crecimientos que sorprenden a todos los del sector se van sucediendo. Ya no es sólo Hawkers, Meller o Brubaker, hablamos de múltiples empresas que nacieron bajo un concepto básico de reducir costes de intermediación entre productor y comprador y hacerlo desde una perspectiva móvil desde el primer momento. Son empresas que venden más desde un teléfono que vía web y, ninguna de ellas, tiene tienda física como estrategia. En todo caso como elemento de ‘branding’ más.  

La disrupción ya llegó al retail. Eso es evidente. Pero viene una segunda ola. La movilidad es inapelable. Quien no la plantee urgentemente, morirá. Quien no reinvente sus espacios de contacto con sus clientes lo va a pasar muy mal. El cliente no se va adaptar. No tiene tiempo, ni ganas. El cliente está en un lugar distinto ya. El trastorno que está sufriendo el sector no es momentáneo. Tampoco se va a detener. El incremento de este modo de relación proviene de una generación que tiene integrado este modo de consumir

Imagina que tu tienda está en un lugar por donde pasa bastante gente. Entran y salen. Cada vez compran menos pero es suficiente para hacer una buen caja. En frente, tu competencia, cierra. Al cabo de unos días descubres que abrió en una plaza cercana. Investigas y, sin haber perdido demasiados clientes todavía, descubres que en esa plaza hay mucho más público que donde tú estás. Además es gente que entra y sale de las tiendas de un modo frenético. No sabes si compran, pero miran, comparan. Tu negocio está en juego. Si permaneces donde estás, aunque pongas un neón de color rosa en la puerta, lo tienes crudo. Si decides ir a esa plaza deberás adaptarte a una manera mucho más efímera de contacto con el cliente. ¿Qué harías? ¿Qué recomendarías hacer?

Parafraseando al nuevo presidente de los Estados Unidos diríamos que los minoristas, el retail en definitiva, debería tener una estrategia ‘Mobile-First’ urgentemente.

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Inversion Marc Vidal Inversion Marc Vidal

¿Que es una aceleradora de startups?

Tras el tercer episodio de 'Economía de Futuro' en el que definimos cual era el segundo paso de financiación en la mayoría de startups, el denominado capital semilla o 'seed capital', en este cuarto capítulo seguimos avanzando en los modos de obtener financiación, y a la vez mejorar los productos o servicios, que tienen las startups tecnológicas. Hoy hablamos de aceleradoras.

Tras el tercer episodio de 'Economía de Futuro' en el que definimos cual era el segundo paso de financiación en la mayoría de startups, el denominado capital semilla o 'seed capital', en este cuarto episodio seguimos avanzando en los modos de obtener financiación, y a la vez mejorar sus productos o servicios, que tienen las startups tecnológicas. Hoy hablamos de aceleradoras.

Para tratar este tema en el programa entrevistamos a Elisabeth Martínez, la directora de la aceleradora Conector. Fue un placer para mi hacerlo pues como sabéis soy socio fundador de la misma y es evidente que se ha convertido en una de las principales en el país. Por otro lado, y para explicar lo que pasa cuando una startup recorre el espacio de desarrollo en una aceleradora de startups, tuve el gusto de entrevistar al CEO de una de las empresas más destacadas de nuestros programas de aceleración. Se trata de Oscar Pierre de Glovo, una de las empresas seleccionadas por Wired como startup a tener en cuenta este año.

Recuerda que 'Economía de Futuro' es una sección donde analizamos los cambios disruptivos que esta viviendo nuestra sociedad desde el punto de vista empresarial y económico. Lo hacemos dentro del espacio Tips de 'la 2' de TVE

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