Os invito a una conferencia

Estáis todos invitados. Es totalmente gratis. Os invito a que os registréis y a que nos veamos este próximo jueves y pasar un rato con un montón de amigos durante la conferencia que daré en el auditorio principal de la Universitat Internacional de Catalunya en Barcelona titulada ‘¿Que quieres ser de menor?’. Hace tres años que no doy una conferencia en la ciudad condal. Curiosamente uno se pasa la vida dando tumbos por el mundo dando charlas y pocas son donde a uno le hace especial ilusión. Difícilmente volveré en dar otra en breve por lo que tengo muchas ganas de reencontrarme con tantos lectores, amigos y seguidores en las redes que aseguran intentarán venir la semana próxima. Y digo difícil porque he procurado reducir el número de este tipo de actividades y he procurado . Por ejemplo, en el mes de marzo estaré en Mexico, en Colombia, en Estados Unidos y en Panamá ofreciendo la versión ‘live‘ de ‘Una hormiga en París‘.
Esto va de divertirse y nos vamos a divertir, pero también va de sacrificio y de valor, va de soñar pero va de correr, de tener ideas y de defenderlas como si te fuera la vida en ello. Por eso el mensaje que me acompañará el próximo jueves será que ‘cuando veas que no puedes más, que emprender se hace duro y difícil, que el sueño llega de madrugada y eres incapaz de teclear nada más, que el día a día se hace pesado y requiere hasta el último aliento, piensa en el motivo por el cual empezaste esta aventura y lo que ya sabías que suponía todo: ahora te toca vivir como muchos no querrán, para en el futuro hacerlo como muchos no podrán.

No pienso detenerme a pesar que muchos repiten que esto es clamar en el desierto. No lo creo, somos miles, millones de hormigas empujando para cambiar lo que otros se esfuerzan en impedir que pase. Tardaremos en girar la colcha pero la giraremos y una de las razones es que no hay otro remedio. Me niego a aceptar que esto ya no se moverá. Si se potencian redes de conocimiento, si se impulsa la proliferación del capital riesgo, si las administraciones reducen la fricción en los trámites, si el impulso a la innovación crece en lugar de menguar como en los últimos dos años, si la cultura emprendedora se transmite en las escuelas de secundaria y en las universidades, tal vez, si todo eso pasa, un asalariado que pasa a ser emprendedor lo tenga algo más fácil y con ello, un país como el nuestro, esté más cerca de la cabeza económica del mundo civilizado.

Emprender para muchos será la única salida, para otros no. Puede que muchos tengan otras opciones, pero, por higiene intelectual recomiendo ponerse en la piel del primero. Imaginemos que no tenemos más remedio que emprender. Poco a poco, conozco algún caso de emprendedores sobrevenidos, que llega el primer cliente, la primera factura, el primer empleado y el primer cobro. Esos momentos son gloriosos. Encajar la emoción que supone tocar la superficie de los sueños que hace unos meses desconocías tener es maravilloso.

Los que hemos puesto en marcha nuestros sueños, sin saber si era posible tan siquiera, sabemos que es eso depasar noches en vela, redactando, corrigiendo, trabajando en la soledad de las noches y los días que se amontonan unos encima de las otras. Vivir es ese domingo por la tarde, exhausto pero ilusionado, viendo desde la ventana del despacho como las familias pasean, las parejas hacen cola para el cine y el mundo no se detiene en su curso sinuoso de fin de semana. Obsesiones y retos, momentos duros que a veces no producen más que disgustos pero que cuando se reproducen con todo su brillo y belleza son la entrada perfecta a un club diferente, el “club de los soñadores”. Soñar y emprender van juntos, juntos en la búsqueda, tal y como están las cosas, de la única salida.

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