Apps, Innovación, Sociedad, Tecnologia Marc Vidal Apps, Innovación, Sociedad, Tecnologia Marc Vidal

Mirar sin mirar

El asunto de hacer una cosa mirando otra es la clave esencial de las Google Glass. Eso de que, mientras realizas algún trabajo, puedes tener activos elementos visuales añadidos y en exposición constante complementando lo que ves es fascinante. La superposición de datos necesarios para mejorar la experiencia en ejecución es lo revolucionario. No es tan solo compartir aspectos puntuales o sustituir una pantalla, es, estoy seguro, una simbiosis plástica entre visualizaciones que aun no somos capaces de comprender.

El asunto de hacer una cosa mirando otra es la clave esencial de las Google Glass. Eso de que, mientras realizas algún trabajo, puedes tener activos elementos visuales añadidos y en exposición constante complementando lo que ves es fascinante. La superposición de datos necesarios para mejorar la experiencia en ejecución es lo revolucionario. No es tan solo compartir aspectos puntuales o sustituir una pantalla, es, estoy seguro, una simbiosis plástica entre visualizaciones que aun no somos capaces de comprender.

Hay mil indicios. Hay uno que tiene que ver con la propia industria televisiva y otros con elementos mucho más técnicos como la sanidad, la seguridad o la geología. Existen casos apasionantes como las sorprendentes razones por las cuales las petroleras viven con ilusión la irrupción de estas gafas ‘del futuro’.

Las Google Glass han tenido una recepción compleja entre los consumidores tradicionales, pero puede ser más práctico para los trabajadores que necesitan tener acceso a los datos, esquemas, mapas o de captura de vídeo para que desde una base externa se pueda interactuar a tiempo real. Mientras que el uso de las dos manos para hacer el trabajo real sea imprescindible, poder seguir viendo cosas que ‘no están y que son necesaria’ puede ser una gran ventaja. Se están probando como parte de una herramienta de gestión de flujo de trabajo para trabajadores en campos petroleros como muestra el video.

Otro ejemplo será el del consumo televisivo. En un mundo con ocho mil millones de habitantes y treinta mil millones de dispositivos conectados a la red todo cuanto ahora vemos o sabemos cambiará irremediablemente por automatización o por distribución. La experiencia lineal hoy en día es cada vez menos rígida pero sigue siendo un proceso simple que se basa en ‘encender’ un aparato y esperar un contenido ya sea a la espera de una programación o seleccionando a la carta.

La caja tonta dejará de serlo y se adaptará a nuestra manera de entenderla. Las fuentes y los lugares de emisión dejarán de tener el valor actual, y eso de manera inminente, comportará también la quiebra de otro modelo económico y de sus procesos vinculados.

El futuro de la televisión pasa por agregar y discurre por la multi pantalla, pero la clave estará en la convivencia entre una industria que deberá reinventar su distribución urgentemente y la transmisión del conocimiento que se le repercute a este. Hoy en día se ve la televisión desde el sofá a la vez que se interactúa con redes sociales o se amplia información sobre lo que sucede en la pantalla ‘madre’ con tablets o smartphones. En breve esa interacción sumará un nuevo elemento mas intrusivo y determinante en el tipo de consumo. Las Google glass basarán esa interacción con la mezcla visual entre pantallas.

Un buen campo de desarrollo puede ser el de generar aplicaciones que vinculen ambas experiencias. Si además es capaz de generar enlaces con modos de compra podemos estar fabricando la televisión, por llamarle de algún modo, del futuro.

Un feed personalizado por cada televidente que mezcle video bajo demanda, en vivo y tradicional, que interactúe con enlaces sociales e identidad digital de observador y observado, inmersión multi pantalla y gestión automatizada de procesos de compra, consumo y asimilación.

Esto en cuanto diferentes sectores industriales, de ocio, de gestión, de servicios, pero me imagino en otros campos como el conocimiento, la enseñanza, la globalidad y el transporte. Todo va llegando. ¿Se te ocurre alguna aplicación en este campo y relacionando todos estos actores? ¿Cómo se medirá la influencia, audiencia o eficiencia? ¿Deberán cambiar las leyes? ¿A que velocidad permitirá la industria que eso suceda? ¿Podrán retrasarlo como si lo han logrado otros sectores en otros campos?

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Marc Vidal Marc Vidal

DEFLACION OFICIAL

Mañana hablaré de la subida de impuestos. Tengo un artículo en la bodega que precisa de algún retoque. Un post que hablará de lo que significa que un gobierno que ha negado la crisis durante tanto tiempo y que aun no entiende a que se debe todo este desbarajuste económico haya decidido poner en marcha una maquinaria antielectoral de este calibre. Es muy posible que la evidencia resulte escandalosa incluso para la escasamente preparada corte de inservibles que rodean al actual primer ministro español. Se han alarmado y de verdad, ahora saben que no se puede tirar del cajón del modo en el que lo hacen y sin previsión de que las cosas mejoren a tiempo. Ahora si están asustados. Y más que lo deberían de estar. El 14 de octubre a primera hora de la mañana, este país desayunará con la certeza de que el IPC sigue cayendo. En concreto un 0,2% más abajo.

Mañana hablaré de la subida de impuestos. Tengo un artículo en la bodega que precisa de algún retoque. Un post que hablará de lo que significa que un gobierno que ha negado la crisis durante tanto tiempo y que aun no entiende a que se debe todo este desbarajuste económico haya decidido poner en marcha una maquinaria antielectoral de este calibre. Es muy posible que la evidencia resulte escandalosa incluso para la escasamente preparada corte de inservibles que rodean al actual primer ministro español. Se han alarmado y de verdad, ahora saben que no se puede tirar del cajón del modo en el que lo hacen y sin previsión de que las cosas mejoren a tiempo. Ahora si están asustados. Y más que lo deberían de estar. El 14 de octubre a primera hora de la mañana, este país desayunará con la certeza de que el IPC sigue cayendo. En concreto un 0,2% más abajo.

Para los que siguen negando que estemos en deflación y lo que justifican con el “efecto crudo” ya no tendrán soporte. Es justo a partir de agosto que el efecto base del petróleo desaparece y los precios seguirán cayendo, esta vez hasta el 1% negativo. Será la séptima caída sin reposo. Aquí, no nos dejaremos de recordar dentro de un par de semanas que la definición de deflación es la que es y que dos trimestres ya cumplidos con caída de precios la hace oficial. Sin embargo se sigue atendiendo al efecto combustible para decir que esta es una deflación técnica, no real. Parece ser que no es así. El descenso de precios es fruto de una inminente parada técnica de la economía, de una anorexia empresarial y financiera que está matando el propio sistema de precios. 

Es preciso admitir el diagnóstico deflacionario para poder atender con un tratamiento adecuado. Seguir negando la evidencia ya sabemos donde conduce. Es probable que la subida de impuestos busque un efecto paliativo a este hecho pero no creo que logre ningún efecto considerable sobre los precios. Esto se ha parado y va a estar detenido durante mucho tiempo. Los salarios de la gran mayoría de europeos, excepto los que sobreviven de convenios sindicados, van a ver como ser reducen ligeramente. Eso conducirá a la rebaja de costes y de precios y así sucesivamente. Es una cadena siniestra que no es fácil de invertir.

Una de las consecuencias a corto plazo que vamos a sufrir es la probable caída de la bolsa española. Mientras España se sume en una recesión cada vez más profunda y se enquista en la deflación, el Ibex sube a la sombra de noticias USA. El día que empiece a reflejar su escenario más inmediato y traslade a la gestión bursátil los recortes de facturación y consumo español, caerá estrepitosamente.

Finalmente, decir que la deflación no durará para siempre, pero no acabará cuando diga Zapatero, Trichet o el vendedor de petróleo de turno. Finalizará cuando los bienes y servicios hayan bajado sustancialmente sus precios y estos motiven un aumento del consumo de los que aun tengan trabajo. A partir de ese momento se creará empleo de manera muy débil pero sostenida. La caída de precios a la larga aporta un atractivo para el consumo y una necesidad de trabajadores baratos para producir más a menor precio. Ese estímulo acaba creando empleo y consumo. Luego se acelera y aumentan los precios. Está por ver si esa inflación aun lejana se convierte o no en una hiperinflación por culpa de las ingentes cantidades de dinero inyectado en el sistema y que espera su momento para devorarnos.

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Marc Vidal Marc Vidal

DEFLACION vs HIPERINFLACION

Robert Prechter es uno de los pocos analistas que ha sobrevivido al crash de 2008 en Wall Street. Considera que la situación de la bolsa actual se trata de un rally de mercado bajista, por lo que, en algún momento, se retomarán las caídas. Según Prechter esa fase coincidirá con una devastadora deflación que destruirá la economía en términos globales. Seguramente exagera y lo que intenta es dar un toque de atención a tanto brote verde internacional y a tanto tango. Por ejemplo, lo que este analista dice es que todo el momento de ascenso de los mercados se enmarca en un superciclo bajista que comenzó en enero de 2000 y que terminará con el Dow Jones en 400 puntos.

Ole Robert Prechter es uno de los pocos analistas que ha sobrevivido al crash de 2008 en Wall Street. Considera que la situación de la bolsa actual se trata de un rally de mercado bajista, por lo que, en algún momento, se retomarán las caídas. Según Prechter esa fase coincidirá con una devastadora deflación que destruirá la economía en términos globales. Seguramente exagera y lo que intenta es dar un toque de atención a tanto brote verde internacional y a tanto tango. Por ejemplo, lo que este analista dice es que todo el momento de ascenso de los mercados se enmarca en un superciclo bajista que comenzó en enero de 2000 y que terminará con el Dow Jones en 400 puntos.

El DJ en 400 puntos parece una locura sacada de la mente de un sociópata de los mercados, o un catastrofista agorero que intenta obtener protagonismo en un momento de proyecciones positivas. Pues Prechter no es un cualquiera. Una de sus publicaciones periódicas de gestión patrimonial posiciona una selección inversora, basada en los sistemas de análisis técnico de la onda de Elliott, que gana un casi un 17% en el último año, mientras que el mercado Wilshire 5000 pierde un 33%. Aunque su método es puramente técnico, si es cierto que de vez en cuando utiliza el entorno económico para deducir ciclos y situaciones. Hace tiempo que su gran predicción garantiza que en meses vamos a ver una tremenda deflación en EEUU y por defecto o derivación de la geoeconomía dependiente en Europa.

Aquí hablamos de deflación hace mucho. Cuando era algo inasumible por muchos, cuando hablar de bajada de precios era impensable, cuando un IPC negativo parecía ciencia ficción o cuando la vida era color pastel. Ahora los precios están en deflación técnica pero seguimos escuchando que es coyuntural y que el petróleo es el causante. Yo no digo que no vaya a cambiar en breve, todo es posible, pero eso de que no estamos en deflación se lo cuentan a aquellos comerciantes que se ven obligados a bajar los precios por culpa de un consumo anoréxico que los ahoga o a los que están revisando sus contratos a la baja y que supone la descapitalización de muchos patrimonios.

Es cierto que yo también considero que medir un concepto como la deflación en base a patrones de mediados del siglo XX, como el valor de consumo y no atender a medidas mucho más globales que interfieren en el coste de las cosas, es un error pero ahora mismo tenemos lo que tenemos y en gran medida sirve para definir un escenario de contracción desconocido hasta hoy, en este país y en gran parte del mundo. Lo inédito de la situación y su velocidad de deterioro ha implicado que en los próximos meses las noticias no sean tan malas. Las comparativas interanuales mostraran un frenazo de la destrucción de la economía y una perversa aparente mejora, e incluso la deflación técnica no acabará por estancarse y se moderará e incluso desaparecerá, pero eso si será coyuntural. En cuanto el dólar se recupere, que lo hará, el coste del petróleo volverá a caer y en cadena el resto de precios. Una deflación cada vez menos dependiente del crudo se irá transformando en algo mucho más estructural y se retroalimentará de sus propias consecuencias. El ciclo vicioso ya ha empezado y está sedimentando una parada técnica de la economía que describía muy bien Centeno hace poco.

Cada vez son más los que hablan de hiperinflación a corto plazo. Las dudas sobre una posterior hiperinflación, sin embargo son evidentes. ¿Cómo es posible que el oro no refleje esa opción? Los inversores saben muy bien cuánto crédito se está inyectando en la economía. Con el IPC en la mayoría de países reflejando deflación y unas altas expectativas de hiperinflación a medio plazo, todo parecía dispuesto para que la la primera arrase todos los sectores de la economía o la segunda lo haga muy difícil evitarlo. Además es evidente que los gobiernos no están en condiciones de evitar ninguna de las dos. Pienso que es muy probable que esa máxima que afirma que los precios recuperarán vigor y se lanzarán a una escalada basada en el ingente volumen de dinero inyectado esperando a las puertas del sistema no se produzca, pero advierto que razonamientos como los de rssnews, los cuales recomiendo, hacen una buena aportación que puede hacer dudar y que agradezco profundamente para alimentar el debate de modo inteligente y nutritivo.  

Por ejemplo, me parece muy interesante el razonamiento sobre que “aún mostrándose signos de apariencia deflacionista sobre la economía doméstica o bancaria, es tan grande la cantidad de dinero disponible para salir del dólar cuando sea oportuno, que cualquier materia prima es candidata potencial para dispararse de precio con independencia de su demanda física. Y hay ya suficientes instrumentos financieros más o menos populares para poder hacerlo”. Me da que empieza a haber consenso sobre que es inevitable la hiperinflación, pero me parece sospechoso ese nivel de acuerdo. Por ejemplo, todo el mundo dice que el dólar está en riesgos históricos cuando lo que parece evidente es que está un suelo en su valor.

Otro aspecto es que el petróleo hace seis meses que está subiendo. En enero el precio del barril Brent era de 39,52 dólares y hoy es de 69,99, casi el doble, lo que parece que de momento no está marcando ninguna tendencia en el sentido de que el crudo es el principal responsable de la deflación técnica. Si bien es cierto que hace justo un año el barril estaba en 147 dólares y que a partir de entonces inició el descenso. Todo es posible, incluso que la bajada de precios general en todos los sectores de la economía no se produzca y que esa comparativa interanual del precio de los carburantes acabe por estabilizar la inflación resultante en términos más normales, pero también podría ser que la caída de costes, de expectativas y de consumo hubiera calado definitivamente en un proceso de destrucción del valor de las cosas y ahora ya poco o nada pudiera incidir esa normalización aparente del precio del barril de petróleo.

Ahora bien, si es deflación técnica, entonces, la hiperinflación es un riesgo evidente a corto plazo, si es una deflación estructural, la parada económica es una posibilidad factible. ¿Qué queda? Que los gobiernos, si los gobiernos pues son los que determinan por desgracia los elementos de estructura económica que ahora se precisan, actúen con precaución, activando sectores estratégicos y dejando morir los que no lo son, asumiendo el valor de su cometido y aceptando que en estos tiempos hay que actuar con perspectiva más que con sentido electoral. Toca asumir la parte más fea de política y acometer las reformas.

Se acaba el tiempo, pues, sea una parada técnica de la economía o una hiperinflación catastrófica, cada vez más gente engorda las listas del subsidio y más familias se van a dormir sin cenar. El término medio entre deflación e hiperinflación depende de políticas activas que pongan en el tejido empresarial las opciones de supervivencia e inversión para desencallar este asunto. Subiendo impuestos al tejido activo de esta sociedad no vamos a lograrlo. Me temo que a la pregunta: ¿deflación o hiperinflación?, la respuesta es intrascendente, lo esencial sería averiguar el tamaño del despropósito que puede provocar lo uno o lo otro, pues para saber como resolverlo, antes es preciso conocer el punto de partida. 

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Marc Vidal Marc Vidal

CONSUMO Y OCUPACION

Hace poco, en una conferencia que ofrecí en una universidad andaluza dije que al que me acusara de pesimista lo acribillaba a ideas. Traducir los entrelineados de la información económica y descubrir que se nos ocultan cosas no es hacer lecturas interesadas de la realidad buscando malas noticias sino todo lo contrario, es el método que utilizo para aportar ideas realistas acerca de cómo salir de todo esto. Está claro que quedarnos en el pesimismo no ayudará a una recuperación que aun tardará mucho en llegar, pero lo ilusorio y la mentira sistemática en color pastel ayuda mucho menos.

Globo Hace poco, en una conferencia que ofrecí en una universidad andaluza dije que al que me acusara de pesimista lo acribillaba a ideas. Traducir los entrelineados de la información económica y descubrir que se nos ocultan cosas no es hacer lecturas interesadas de la realidad buscando malas noticias sino todo lo contrario, es el método que utilizo para aportar ideas realistas acerca de cómo salir de todo esto. Está claro que quedarnos en el pesimismo no ayudará a una recuperación que aun tardará mucho en llegar, pero lo ilusorio y la mentira sistemática en color pastel ayuda mucho menos.

La economía de nuestro país debe reforzar su industria y sus exportaciones pero nada hace presagiar que eso pueda pasar en los próximos años. No puede ser que se pretenda seguir basando el modelo de creación de empleo en los servicios y la construcción. Por eso es determinante que todos los que emprendemos jugándonos nuestro patrimonio creando ocupación, sepamos hasta que punto las ayudas del gobierno a la industria se canalizan adecuadamente y llegan a las empresas para crear empleo e impulsar un consumo sostenible.

Ingentes cantidades de dinero para obras menores municipales o para subvencionar la fabricación de un coche no aportan valor estructural sino empleo puntual y, lo que es peor, no me garantiza como emprendedor que mi esfuerzo esté siendo valorado y protegido. La verdad es que las decisiones de nuestros gobernantes son erráticas y preocupan por la improvisación que reflejan. El hombre que negó la crisis y sus repercusiones durante dos años es quien debe sacarnos de ella. Parece difícil que eso pueda pasar y además la historia juzgará en su medida a quien, por esa irresponsabilidad, provocó que nuestro drama fuera mucho mayor del que nos tocaba en realidad. Por cierto la historia juzgará también a su oposición por ser incapaz de ofrecer nada al respecto y apuntarse a la evidencia en lugar de haberse adelantado en su día.

Por eso, y en ese sentido, lo importante no es saber cuando saldremos de la crisis sino de que modo. Debemos intentar sobrevivir en el momento que la tormenta nos arrecie con más fuerza, pero también es nuestra obligación empezar a pensar en cuando todo esto amaine. Esperar que nuestros gobernantes tengan en consideración algunas premisas básicas y estratégicas es cuanto me preocupa ahora.

Resumiendo son dos aspectos muy generales que me quitan el poco sueño que suelo tener. Es preciso evitar errores como no tomar medidas contra el paro a medio y largo plazo y sólo acudir a la gestación de empleo temporal y de poca continuidad atendiendo a un interés por acentuar el consumo rápido. Ninguna sociedad puede tener progreso y equilibrio cuando cuenta con nuestras tasas de desempleo. Y en segundo término, y en contraposición al pensamiento general que determina una ecuación simple en la que a más ocupación más consumo y a más consumo mayor liquidez como elemento crucial para salir de la crisis, nos podemos encontrar con un problema inesperado de falta de consumo aunque mejore la economía.

Los consumidores, por norma, se entregan a ciclos largos de gasto que van seguidos de otros periodos también largos de ahorro en los que reposan. Tras quince años de consumo enloquecido, los españoles están saciados, lo que explicaría la anorexia económica y su deflación derivada. El consumidor se ha vuelto oportunista y sabe que esperando, obtendrá la mercancía a un precio mucho más asequible. Si bien ahora hablamos de crisis de financiación, no podría ser que si volviera a hacerse posible el crédito con mayor flexibilidad, ¿el consumo ya no volvería a ser como antes?

En cualquiera de los casos será imprescindible que en las fases de gasto futuras, los consumidores dejen de utilizar el crecimiento de valor de su riqueza inmovilizada para conseguir endeudarse más como una alternativa al ahorro. Algo que siempre funcionó de un modo poco convencional puede ser toxico para una fase de recuperación aun lejana.

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Marc Vidal Marc Vidal

NEGAR LA DEFLACION

Hace tiempo que este blog habla de deflación y sabemos que es un escenario siniestro. El mayor problema de la deflación es que sólo se puede combatir con uno de los elementos que nos ha llevado a esta crisis, fabricando billetes y no capital. La inyección de dinero en el sistema suele incentivar el consumo y con él, según el manual, se inicia la recuperación. La impresora ha ido a toda máquina desde hace meses y parece que no surte efecto, se ha puesto el dinero a coste cero y todo indica que tampoco está generando confianza inversora. Los brotes verdes siguen muy verdes. Hoy hemos conocido la imparable caída de la inflación. El dato adelantado del Índice de Precios de Consumo Armonizado IPCA se redujo seis décimas en mayo hasta situarse en el -0,8% interanual. Según los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística, con este, son ya tres los meses en los que el indicador registra tasas negativas. Ya podemos ir hablando de Deflación.

Deflacion Hace tiempo que este blog habla de deflación y sabemos que es un escenario siniestro. El mayor problema de la deflación es que sólo se puede combatir con uno de los elementos que nos ha llevado a esta crisis, fabricando billetes y no capital. La inyección de dinero en el sistema suele incentivar el consumo y con él, según el manual, se inicia la recuperación. La impresora ha ido a toda máquina desde hace meses y parece que no surte efecto, se ha puesto el dinero a coste cero y todo indica que tampoco está generando confianza inversora. Los brotes verdes siguen muy verdes. Hoy hemos conocido la imparable caída de la inflación. El dato adelantado del Índice de Precios de Consumo Armonizado IPCA se redujo seis décimas en mayo hasta situarse en el -0,8% interanual. Según los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística, con este, son ya tres los meses en los que el indicador registra tasas negativas. Ya podemos ir hablando de deflación.

Está claro que esta caída de precios es inédita en nuestro entorno y que depende en gran medida de factores no estructurales, pero aporta valor al hecho de que nuestra económica está anoréxica. No tiene porque ser una deflación como las académicas y ser corta, de recorrido escaso, pero sin embargo eso no la convierte en algo tremendamente nocivo. Con la deflación llega el paro desmedido, la caída del PIB, la reducción de solvencia, la parada técnica de la economía, las revisiones salariales desconocidas y la reducción de toda lógica mercantil.

Esta caída ha sido mayor de lo que esperaban todo Dios. La semana pasada en el debate sobre “economía y redes sociales” en el que estuve, se habló que en el peor de los casos el dato se situaría en el -0,7%. Pues ha sido un poco más. Se trata del tercer registro negativo interanual consecutivo de la historia del IPCA y que si coíncide con el IPC el 10 de junio, supondría la tercera caída de precios desde principios de los 60, algo inédito.

Y a todo esto el gobierno descarta la deflación. A esto hay que ponerle pinzas pues en deflación ya estamos. Técnica y prácticamente. Estamos en la parte que favorece a unos y encomienda a otros. Para los que pagan lo mismo con sueldos similares la cosa pinta bien, para los que venden más barato consumiendo a precios de siempre el tema es otro. De todos modos poco a pocos eso se va a ir traduciendo en el deterioro de las fases de gestión económica. Poco a poco a todos se nos va a atragantar esta caída de precios, es cuestión de tiempo. Que a finales de año puede repuntar y situarse en tasas positivas es posible debido a la afección del crudo, pero en general la desidia industrial y su producción no se verá sustituida por una alegría inversora.

Volvemos a estar donde siempre. La realidad es una, los economistas lo traducimos, los políticos lo niegan, los ciudadanos celebran la Champions y siguen aumentando los parados y la gente que se va a dormir sin cenar. Ahora resulta que Deflación es una caída generalizada y prolongada de los precios y no el mecanismo local de cálculo para alquileres, revisiones de precios por valor IPC, etc. Pues va a ser divertido observar como se gestionan algunos cambios de cuotas en modelos mercantiles que se revisan estos días por orden contractual el valor de pago.

Además, la caída ha sido de vértigo. Desde julio de 2008, cuando alcanzó su máximo en el 5,3%, el IPCA ha descendido más de 6 puntos. Es cierto que, coincidiendo con la tendencia a la baja del precio del petróleo y con el abaratamiento de algunos alimentos. No obstante hay que entender que hace un año, en mayo de 2008, la tasa interanual del IPCA estaba ya en el 4,7%.

Para los que defienden que el IPCA no vale, que el importante es la inflación subyacente, esa que no contiene ni alimentos frescos o energéticos, cabe decir que el petróleo ya ha duplicado su precio en los últimos meses y aún así  el IPC armonizado se está dando el batacazo. A mi modo de ver, hay que empezar a hablar de deflación, de lo que supone y de cómo pretendemos luchar contra ella, negarla solo agrandará el problema como ya hicieron con la crisis doméstica hace un año.

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