Combatir el 'ciberbullying' a través de la Transformación Digital y el e-mobile.
Hoy me siento como hace un año largo. Era sábado por la tarde y se emitía uno de los primeros episodios de mi programa de televisión ‘Economía de Bolsillo’. Resulta que aquella tarde coincidía en horario con dos partidos de fútbol decisivos. Jugaban por un lado el Real Madrid contra no recuerdo quien y el Barça contra otro equipo que tampoco tengo en la memoria. Todo parecía indicar que muy poca gente estaría viendo un programa de economía. El share que se nos suponía iba a ser catastrófico. El resultado final fue superior a la media de la cadena. Hoy es parecido. Escribo y publico sin saber si realmente es día de lectura de temas como éste. Llevamos días con todo el mundo pendiente de la radio, la televisión, los medios digitales, los blogs políticos, las redes y todo lo que permita exponer el estado a tiempo real del conflicto que se vive en Catalunya y, por derivación, en toda España.
Hoy me siento como hace un año largo. Era sábado por la tarde y se emitía uno de los primeros episodios de mi programa de televisión ‘Economía de Bolsillo’. Resulta que aquella tarde coincidía en horario con dos partidos de fútbol decisivos. Jugaban por un lado el Real Madrid contra no recuerdo quien y el Barça contra otro equipo que tampoco tengo en la memoria. Todo parecía indicar que muy poca gente estaría viendo un programa de economía. El share que se nos suponía iba a ser catastrófico. El resultado final fue superior a la media de la cadena. Hoy es parecido. Escribo y publico sin saber si realmente es día de lectura de temas como éste. Llevamos días con todo el mundo pendiente de la radio, la televisión, los medios digitales, los blogs políticos, las redes y todo lo que permita exponer el estado a tiempo real del conflicto que se vive en Catalunya y, por derivación, en toda España.
Pero estoy seguro que hoy, muchas personas, seguirán pensando que hay que desintoxicarse de todo lo que la actualidad supone. Y es por esto que quiero poner en conocimiento de todos vosotros que, en una de los proyectos en los que trabajo, hemos puesto en marcha la tercera edición de los Digital Transformation Projects del Mobile World Capital. Algo que ejecutamos desde el llamado d-LAB, entidad que estudia las agendas y prioridades de las organizaciones internacionales, habla con diferentes gobiernos a nivel local y nacional y reúne a sus socios para hablar de los retos actuales de nuestra sociedad.
Cada año lanzamos 3 retos sociales a través de una convocatoria de 'Call for Proposals'. Cada reto recibe el apoyo de diferentes referentes en el ámbito del reto. Siempre son proyectos de transformación digital que responden a retos sociales y que aporten soluciones que transformen vidas. Tras los dos primeros desafíos, que versaron en el ámbito de la ‘Transformación de los modelos de uso y gobernanza de los datos personales de salud’ y del ‘Empoderamiento de las personas con discapacidad a través de las tecnologías móviles’. Ahora, en el tercer desafío, el tema central es el ‘Fighting cyberbullying through mobile technologies’.
El ciberbullying es un problema creciente a nivel global y es considerado por las Naciones Unidas como una manifestación seria de violencia por Internet. A pesar de que el número de víctimas varían dependiendo de cada país, existe un gran número de niños y adolescentes que afirman estar preocupados por ello. El ciberbullying puede tomar diferentes formas, como burlas, rumores o amenazas, y puede tener graves consecuencias en sus víctimas, debido a la gran capacidad de propagación a través del tiempo y espacio geográfico. Por esta razón, las tecnologías móviles deben ser una herramienta para su prevención, sensibilización, reducción, protección y prestación de soporte a sus víctimas.
A pesar de que no existe una definición consensuada para el ciberbullying a nivel europeo, generalmente se acepta que éste consiste en un acoso verbal y psicológico repetido, y que ocurre mediante el uso de medios electrónicos y digitales. La mayoría de las veces es llevado a cabo con la intención de causar daño, a menudo de manera repetitiva y con un desequilibrio de poder entre las víctimas y los perpetradores. Los que perpetúan los ataques están respaldados por una sensación de anonimato y ausencia de responsabilidad, ya que tienen la capacidad de llegar fácilmente a un gran público sin fronteras geográficas y temporales.
Este reto busca soluciones, enfoques y proyectos innovadores que tengan una base digital o móvil y que puedan prevenir, aumentar la concienciación, ofrecer apoyo, promover la denuncia de incidentes y ayudar a los perpetradores a comprender los efectos de su comportamiento. Serán bienvenidas las soluciones que incluyan a múltiples actores como padres, maestros, niños y adolescentes, y que den prioridad a la prevención más que a la punición. Las soluciones pueden ser o incluir, entre otros, materiales educativos y herramientas accesibles por Internet; sesiones y proyectos de promoción; adolescentes como agentes activos; filtros y herramientas de reporte.
El Centro de Investigación sobre ciberbullying en los Estados Unidos ha descubierto que alrededor del 28% de los estudiantes adolescentes han experimentado algún tipo de acoso por Internet, mientras que el 10% admite haber cometido acoso por Internet a otros. En España, hasta el 81% de los niños entre 8 y 17 años admiten estar preocupados por el ciberbullying, y el 19% admiten acosar o haber acosado a alguien por Internet. En Cataluña, uno de cada siete estudiantes afirma haber sido acosado en la escuela.
Un sondeo realizado en 2014 en Europa mostró que el 55% de los niños víctimas del ciberbullying se deprimieron como consecuencia de ello: el 38% consideró suicidarse y el 35% consideró que se lastimaba. Además, el 80% de las víctimas acosadas por Internet también son víctimas de la intimidación tradicional. En la mayoría de los países europeos, la edad más crítica es entre 13 y 14 años, para ambos sexos.
En España, el 97% de los adolescentes entre 14 y 17 años utilizan a diario las redes sociales, y los mayores de 15 años pasan todos los días más de dos horas y media conectados. Los adolescentes hiperconectados, como los que pasan más de 3 horas todos los días en Internet, son 110% más propensos a ser víctimas de acoso cibernético, en comparación con aquellos que no pasan tanto tiempo en las redes sociales.
La herramienta más utilizada para acosar es el teléfono móvil, siendo WhatsApp la aplicación más empleada para llevar a cabo el acoso cibernético, en el 81% de los casos. Las cámaras de los teléfonos móviles son otro de los focos del problema: hasta un 10% de los estudiantes se sienten amenazados, avergonzados o incómodos con las fotos que le hacen con estas cámaras, ya que no tienen control sobre la utilización futura de estas fotos.
Si tienes un proyecto que encaje con este desafío no dudes en presentarlo aplicando al Tercer Challenge d-LAB del Mobile World Capital. Tienes hasta el 23 de noviembre. El 1 de diciembre, David Altabev, Director del City Sonar, Boyd Cohen, Director de Investigación, Profesor de Emprendimiento y Sostenibilidad, Eva Fabry, Directora del Centro Europeo para las Mujeres y la Tecnología, T. Jamaa, la Directora General del GSM, Genís Roca, Cofundador deRocaSalvatella y yo mismo, daremos a conocer la primera ronda de seleccionados, el 3 de enero los finalistas y en febrero los ganadores.
El expolio de tus sueños, no lo permitas
Alguien nos ve como estatuas de sal. Fijaros: la Secretaria General de empleo, Maravillas Rojo, ha dicho que la cifra de paro actual está en línea con las previsiones del Ejecutivo, que el incremento se ha producido “a ritmos inferiores al año anterior”. Sin que se le caiga la cara de vergüenza asegura que en septiembre del año pasado el desempleo subió en 95.367 personas y que en este año, en septiembre también “sólo” han sido 80.000. De verdad que no pienso analizar ni comentar esos datos ni ese insulto a la inteligencia, prefiero entrar en lo que significa que la clase media se esté evaporando poco a poco y que quiere decir todo ello en un contexto mucho más global.
Alguien nos ve como estatuas de sal. Fijaos: la Secretaria General de empleo, Maravillas Rojo, ha dicho que la cifra de paro actual está en línea con las previsiones del Ejecutivo, que el incremento se ha producido “a ritmos inferiores al año anterior”. Sin que se le caiga la cara de vergüenza asegura que en septiembre del año pasado el desempleo subió en 95.367 personas y que en este año, en septiembre también “sólo” han sido 80.000. De verdad que no pienso analizar ni comentar esos datos ni ese insulto a la inteligencia, prefiero entrar en lo que significa que la clase media se esté evaporando poco a poco y que quiere decir todo ello en un contexto mucho más global.
De momento, el mayor exponente de nuestro drama doméstico, el paro, sigue sin afectar a la clase media en términos generales. Seguimos con un perfil de parado que pertenece en su mayoría a los sectores más débiles. De hecho hay cifras que revelan esta situación. De los 4 millones largos de desempleados, sólo un 2% eran trabajadores con contrato indefinido. Sin embargo, estamos en la sala de espera de una nueva dinámica. De momento el riesgo de perder el empleo está entre los que tienen contratos temporales. Digamos que a iguales motivos, el indefinido tiene 6 veces menos probabilidades de tener que ir a la cola del INEM. El ajuste de plantilla de la mayoría de empresas se ha llevado a cabo a partir de la no renovación. Ese acomodo del sistema laboral en un nuevo paradigma afecta a los jóvenes de un modo insultante. El 36% de los menores de 30 años están parados. Los inmigrantes tienen 8 veces más probabilidades de ir al paro que un nativo. De hecho ya hemos pasado el millón de parados inmigrantes con subsidio. Poco a poco ese veneno irá recorriendo todos los sectores a medida que se reduzcan los procesos comerciales por la falta de capacidad de compra y consumo.
De momento una clase media aparentemente robusta aguanta e incluso se da algún capricho pues su poder adquisitivo ha aumentado gracias a la deflación. Pero el futuro inmediato no tiene previsto mantener esta situación de mercado laboral de tipo dual. El estrechamiento de las diferencias será cada vez mayor, hasta el punto que en menos de dos meses el margen para ajustar las pérdidas de las empresas despidiendo los trabajadores menos caros en términos de costes por rescisión se habrá esfumado.
La clase media es el mecanismo por el cual la Hacienda pública se aguanta y es el garante del Estado tal y como lo conocemos en los términos de bienestar social. Los países ahora dejan de estar en las listas de los desfavorecidos no por el puesto que ocupan sus ricos en el ranking de los que más tienen, sino por la dimensión y superficie de su clase media. Pero parece que la clase media está en franca decadencia. Estamos asistiendo a su destrucción, algo que no será inmediato sino prolongado en el tiempo.
Probablemente no habrá modo alguno de evitarlo y la nueva clase dominante que la sustituya será un estrato social inferior económicamente pero con mayor capacidad de adaptación a tiempos difíciles. Seguramente serán esos que ganan menos de 1000 euros. Jóvenes universitarios recién licenciados aceptando salarios miserables para hacerse con una experiencia laboral que desconocen que utilidad tendrá. A esa clase se han unido obreros con menor o mayor preparación, desempleados de larga duración, inmigrantes, miembros del mercado laboral que son expulsados por ser de mediana edad e incluso aquellos que se encaraman a la pre jubilación. Unos catorce millones de personas sólo en España. El sueldo medio en España en 2006 era de casi 20.000 euros al año. Cuatro años antes, en 2002, era de algo menos de 20.000 también. Es decir, que en los tiempos que la economía española vivió su mejor época, los salarios cayeron en términos brutos si se aplica la inflación. Curiosamente las decisiones políticas que el gobierno español ha preparado para luchar contra un déficit que ellos han creado giran en torno a la destrucción de esa clase media.
Bien analizado veremos que los sueldos se han desplomado pese a la prosperidad económica e independientemente del color del gobierno en los últimos años y que la riqueza creada ha ido a incrementar principalmente las llamadas rentas del capital. Que la clase media tiene los días contados es una opinión personal que cada vez veo con mayor claridad. Creo que la oportunidad ofrecida por esta crisis va a repercutir en tedio y desgana. Toda una generación perdida y un montón de gente anestesiada frente al expolio de sus sueños. Está gestándose un nuevo sistema social polarizado, con una clase tecnócrata reducida y crecientemente más rica en un extremo, y en el otro un tumulto social sin clase donde se confunden las antiguas clases media y baja, con una capacidad de consumo cada vez más limitada y cuyo patrón girará alrededor de los servicios y artículos low cost. Una clase social satisfecha por comer en el Pans & Company, viajar con EasyJet y montarse sus propios muebles.
Lo malo de esto es que la sociedad que surge es menos robusta, aparece escasa de ética y valores, oportunista y sin planes de futuro. España será candidata a ser la campeona de esa ex clase media pero otros países la están fabricando. En el primer motor europeo, Alemania, la clase media ha pasado de representar el 65% al 52%, y se estima que para 2020 estará muy por debajo del 45%. En Francia los babylosers están parados a niveles del 35%. Lo grave es lo acomodados que se muestran, lo conformistas que resultan. Aquella generación de Mayo del 68 que gritaba “sed realistas, escoged lo imposible” que rondaban los 30 años ganaban un 15% menos que sus compañeros cincuentones; ahora, la diferencia es del 40%. Del resto de países, incluidos los EUA mejor no hablamos de momento. De esta quema sólo se libra Brasil que fabrica clase media a una velocidad inédita en el planeta y China que sigue preparando una clase superior de la que emanará su propia clase consumista.
A medida que los resultados del paro son los que son, da igual si desde la administración se falsean los datos, si la oposición no se da cuenta o si la prensa lo traduce. La verdad es que los pobres limpios, como se denomina a los que han descendido desde la clase media, comienzan a saturar los servicios sociales en España. Las solicitudes de soporte a Cáritas han aumentado un 45%, y el individuo que la pide va mutando: ahora es padre de una familia media, normalmente masculino, esta desde hace unos meses sin trabajo, ronda la cuarentena, tiene una hipoteca que posee cuatro recibos sin pagar, vive al día como puede y ya ha agotado las prestaciones que el Estado tiene diseñadas para engañarle.
La aduana entre clase media y la miseria se ha desvanecido. La desigualdad crece y el modelo de protección social que hemos conocido tiende reducirse. En España hay un dato que debería asustar a la clase media de verdad. El número de familias que tiene a todos sus miembros en paro ha sobrepasado el millón y medio. Y peor aún, la tasa de paro de la persona de referencia del hogar está ya en máximos inéditos. Además, si en la época que se ataban los perros con longanizas no disminuyó la desigualdad, es prácticamente seguro que habrá un aumento en un periodo de recesión.
Por primera vez desde la II Guerra Mundial, esta nueva hornada de jóvenes vivirá peor que sus padres. La falaz mejora en viajes, estudios y medios es una sensación de riqueza ilusoria para los jóvenes contemporáneos, ya que surge de un modelo de dependencia parásita familiar. El número de jóvenes españoles que dispone de una independencia económica plena disminuyó desde el 26% en 2004 al 19% en 2008 y eso se está extendiendo por toda Europa. Cuando esos maduros alumnos se incorporan al mercado laboral ya sólo les quedan contratos de tipo temporal para el resto de sus días. Son gente que pueden entrar en el mercado laboral a los 35 años y encontrarse con un Expediente de Regulación de Empleo a los 50. ¡Menuda carrera!
El drama laboral no sólo lo sufren los jóvenes. Puede que los miles de trabajadores que están perdiendo su empleo vuelvan al mercado laboral cuando la crisis escampe, pero no con las mismas condiciones. Todo lo que aprendieron a hacer trabajando en los últimos años les valdrá de poco o nada. Por tanto, no es de esperar que sus salarios sean muy altos cuando encuentren nuevos empleos. Ser funcionario es el objetivo laboral de toda una generación, y de hecho ese puede ser el último circuito para permanecer dentro de la clase media. Pero hay un riesgo latente. Es improbable que se pueda mantener el pago de dicha factura. Este es un país donde los ingresos por cotizaciones sociales están bajando a marchas forzadas y cediendo por los impuestos ligados a la actividad o a la renta. Los funcionarios han crecido en un año en 140.000 personas, sobrepasando por primera vez la cifra de tres millones largos, con una factura salarial de 105.000 millones de euros. ¿Es factible una nómina pública que consume el equivalente al 13% del PIB? La respuesta es no y el fin de la seguridad aparente del funcionariado también está a la vuelta de la esquina.
Sigo pensando que pronto se vivirán convulsiones sociales. Sin embargo nada hace pensar que pueda ser así. Aquí no se mueve ni Dios. En España, ni siquiera se han convocado paros o manifestaciones. Los sindicatos no hacen nada y cuando lo hacen fracasan. Las huelgas generales convocadas por los sindicatos tradicionales en países como Francia o Italia no han tenido consecuencia alguna, porque los más afectados no se sienten representados por ellos. Cinco millones de desempleados son hoy menos peligrosos de lo que lo eran en 1929, porque no hay una ideología política que aglutine ese malestar. Como recientemente en uno de los debates abiertos en burbuja.info “el mileurista ya no tiene edad. No gana ni mil euros, no ahorra, vive al día de trabajos esporádicos o de subsidios y, pese a todo, no se rebela, ni tiene pensado hacerlo”.