Economía, Sociedad Marc Vidal Economía, Sociedad Marc Vidal

Ministros y emprendedores

A principios del años 2010 un viejo amigo me dijo que había empezado a ministrear. No supe a que se refería y me comentó que era la acción de trabajar ineficientemente para que, si nada cambia, tu ombligo siempre esté a salvo. El verbo ministrear es como conservar. Me dijo que eso que hacía yo, emprender, era algo muy arriesgado y que un día me daría cuenta de que tanto esfuerzo no conduce a nada. Me preocupó que, tras la broma, se encontraba una filosofía social de vida.
Hay gente que no ve necesario ese esfuerzo. El acomodo a un modelo de vida determinado es suficiente razón como para arriesgar demasiado. El problema es que todo es percepción no realidad. Es una visualización de un espejismo que equipara servicios con derechos. Es un modelo existencial en lo económico que ha hecho creer a muchas familias que algunos de sus privilegios son derechos adquiridos, en lugar de pagos a cuenta de un Estado que no siempre podrá afrontar esos modelos. El tema está en que mientras eso funciona, todos felices y la sociedad cada vez es menos capaz de afrontar las dificultades. Cuanto menos capaz sea mejor para los que no quieren perder su estatus de autoridad competente.

Estoy convencido que la política ve a sus administrados como estatuas de sal. Por ejemplo, en un momento determinado, durante una rueda de prensa una ministra de empleo española llegó a decir que la cifra de paro estaba en línea con las previsiones del Ejecutivo, que el incremento del paro se había producido “a ritmos inferiores al año anterior“.

Seis millones de parados y aumentando y eso era aceptable. Sin que se le cayera la cara de vergüenza aseguró que en ese mes, del año anterior, el desempleo subió menos que este. Si tuviera dignidad debería asumir su brutal y absoluto fracaso y su total inutilidad. Sin embargo la mujer no tenía culpa de nada salvo de no entender el momento que vive, de pertenecer a un colectivo de humanos que ministrean y que tampoco han leído la época que les tocó vivir.

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BURBUJA LABORAL

A la espera que desde Eurostat nos den otro repaso a las cifras y confirmen que lo que se publica desde el Ministerio de Trabajo e Inmigración suele estar cocinado, de momento lo que tenemos son las “buenísimas” cifras de paro y ocupación publicadas hoy mismo. Según la octavilla en cuestión, el número de parados registrados en las oficinas del Instituto Nacional de Empleo bajó en 20.794 personas en julio respecto a junio, registrando su tercer descenso mensual consecutivo tras haber estado 14 meses al alza. Según estos datos en España tenemos 3.544.095 personas.

A la espera que desde Eurostat nos den otro repaso a las cifras y confirmen que lo que se publica desde el Ministerio de Trabajo e Inmigración suele estar cocinado, de momento lo que tenemos son las “buenísimas” cifras de paro y ocupación publicadas hoy mismo. Según la octavilla en cuestión, el número de parados registrados en las oficinas del Instituto Nacional de Empleo bajó en 20.794 personas en julio respecto a junio, registrando su tercer descenso mensual consecutivo tras haber estado 14 meses al alza. Según estos datos en España tenemos 3.544.095 personas.

Parece claro que el Plan de Inversión Local y la estacionalidad veraniega han causado efecto. Del número total de nuevos ocupados, la mayoría son  de la construcción y de servicios. Ahora bien, si analizamos al detalle, el Plan E empieza a desinflarse y con él la creación de empleo de urgencia. El descenso de casi 20.800 personas es inferior al logrado el mes pasado, en el que el paro cayó en más de 55.000 personas. El abrir zanja, cerrar zanja, abrir zanja otra vez para repasar zanja, cerrar zanja, abrir de nuevo zanja, cerrar definitivamente zanja y esperar al experto técnico en zanjas que certifique que no se debe empezar la obra de la zanja, tiene un límite. Ese límite es el ridículo. El penoso espectáculo de repartir el dinero que no tenemos por todas partes a fin de ocupar a la gente en cosas que no necesitamos y que al final vamos a pagar todos. Atajar la fábrica de parados en la que se había convertido este país era una prioridad, claro está, pero tal vez debíamos haber establecido otro sistema que pudiera generar un valor a medio plazo en términos de cambio en el modelo.

Durante el día de hoy el ministro Corbacho se apuntará el tanto de que esta bajada experimentada en julio constituye el mejor dato en este mes desde el año 2004. De momento, la que ha hablado es doña Maravillas, que destacó que los datos de julio vienen a confirmar que el crecimiento del desempleo "sigue moderándose" considerando que esta caída es una "buena noticia”. Obviamente que alguien deje de estar en la preindigencia es buena noticia, pero que pase a cavar zanjas por cavarlas y cobrando, es algo que, aunque no tranquiliza, permite a todos vivir en una burbuja laboral. Como sabemos, todas las burbujas acaban explotando. Que se lo digan al millón ochocientos mil parados reales que han ido alistándose en las oficinas del INEM desde mayo del año pasado.

Como opción es posible. Podemos dejarnos engañar. Es una elección que cada uno hace. Es algo que enlaza con la credibilidad de tus políticos favoritos, con un voto que no quieres aceptar como erróneo, con una afinidad partidaria o con una simpatía elemental, pero engañarse a uno mismo encaja con la idiotez supina. Los datos del paro tal y como los refleja la nota de prensa del ministerio son un fraude. Hablar de “fin de tendencia”, “inicio de la recuperación” o de “buenas noticias” a secas es humillante. Por ejemplo, en julio se registraron un total de 1.403.023 contratos, un 13,7% menos que en igual mes de 2008. Es decir, se contrata menos pero sin embargo baja el paro. Insólito.

Además, las cifras que maneja el ministerio siempre están en desacuerdo con las que desde Europa nos tramitan. Entre los datos de “personas apuntadas al INEM” y “parados contabilizados” hay más de un millón de personas que el gobierno intenta catalogar de diversos modos. De los 4.977.288 demandantes de empleo brutos, el ministerio empieza el recorte con 939.497 ocupados (en formación la mayoría), 201.742 con disponibilidad limitada (que no pueden trabajar en las ofertas objetivas) y otros 291.954 no ocupados, que la EPA si considera parados en toda regla. El total de las cifras, trasquilando los flecos monclovitas se nos queda en  3.544.095. A esto hay que empezar a contabilizar los autónomos que dejan de serlo. En concreto este mes casi 15.000 han dejado de pagar su cuota y han pasado a la lista de los que cobrarán los 420 euros de subsidio previsto para los que se quedan sin ningún tipo de ingreso. A tirar de tarjetas de crédito hasta que se agoten.

En otoño los datos no serán tan malos como en 2008 pero igualmente serán muy malos. Costará maquillar, y aun haciéndolo la evidencia pesará como el plomo. No serán tan duros como hasta ahora pues no se puede caer siempre en vertical, al final la caída se hará sostenida y parecerá menos caída. Sin embargo, seguiremos bajando y con la amenaza de una parada técnica de la economía provocada por la incapacidad presupuestaria para programar acciones rápidas y con dificultades para emprender otras más estructurales puesto que las inversiones públicas empezarán a tener serios recortes.

Algo que me preocupa es descubrir que uno de los motores clave de la economía española sigue sin levantarse del lodazal. En Catalunya sigue aumentando el paro, más que en ninguna comunidad española. Me duele como catalán pero me aterroriza por los españoles que se quedan sin el motor tributario del estado. Casi una cuarta parte de los impuestos recaudados en España son catalanes y si se va reduciendo esa capacidad laboral en mayor medida es porque el motor se está quedando sin gasolina y sin conductores.

Espero equivocarme. En todo lo que he escrito hay aciertos y deducciones erróneas. Espero equivocarme y que en realidad este sea el inicio de la recuperación, pero me temo que no va a ser así. Espero equivocarme y que media blogosfera me ponga a bajar de un burro por haber sido un agorero que al final acertaba y luego se despeñó en su propia literatura. Espero que sea así, pero los datos y la manera de obtenerlos no parece que así pueda ser. Cierto es que, si invirtiendo todo lo que el gobierno está inyectando en medidas muy discutibles por lo poco estratégicas que resultan no se genera empleo en los meses limítrofes con el verano, apaga y vámonos. Otra cosa será cuando esa factura se deba de pagar via impuestos o a partir de la reducción de servicios públicos o en la calidad de los mismos.

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