Bajar precios es táctica, digitalizarse es estrategia

Una de las primeras consecuencias que ha vivido la economía tradicional, la llamada economía real, ha sido la caída de precios. Es obvio que hemos vivido una devaluación encubierta y que al final ha ido empapando todos los pliegues de este retorcido momento que vivimos. Eso que unos dicen que ya vamos superando, otros la siguen padeciendo y algunos defendemos que permanece por el motivo de que nunca vino, la crisis, ha obligado a muchos a negocios a bajar precios.
Suele ser así. Si hay poca demanda o esa demanda está herida de muerte, no hay otra que bajar la barrera que conduce a tus productos. Pero eso siempre no es una buena solución. Aquí defendemos lo crónico de lo que estamos viviendo. A pesar de escuchar a los que aseguran que todo esto es una etapa y que tras ella llegará la recuperación. Consideramos que tanto cambio, tanto desarrollo tecnológico y tanta afectación en nuestro mundo occidental no es más que un cambio absoluto. Por eso, mantener la táctica en lugar de la estrategia puede perjudicar a muchos comercios y empresas pequeñas.

El mercado sigue estrecho. Pero a todo esto, la solución no es bajar precios sino aportar valor. La búsqueda de compradores en el ‘long tail’ cada vez será más necesario y hacerlo con imaginación para atender clientes de cualquier condición y lugar también. Idiomas, tiendas virtuales y localización de lo que quiere el cliente digital tendrá enlace directo con la supervivencia. Diseñar bien una web, disponer de tienda online o de estrategia no permanecerá como un privilegio comercial sino que será una commodity imprescindible.

Bajar el precio de nuestros productos es una de las estrategias empresariales de libro, pero competir en precio es una estrategia que al final beneficia a las empresas más grandes y puede devorarte si eres una pequeña o mediana empresa. A largo plazo tienen todas las de perder.

La economía de escala sopla en contra de las PYMES siempre, pero lo que proporciona ventajas a una gran empresa también la debilita. Para éstas últimas, su Talón de Aquiles es su propia virtud. Una gran empresa tiene una estructura rígida y aprovechar esa monolítica biología es la clave.

A una gran empresa le cuesta adaptarse a los cambios, les duele cuando tienen que internacionalizarse bajando a la arena y, normalmente, el contacto directo con el cliente se descarta por ser no escalable. Esa ventaja debe ser aprovechada. Plantearlo desde el comercio electrónico es una de las grandes oportunidades que nos ofrece el nuevo escenario.

Si las grandes corporaciones disponen de grandes presupuestos, para bajar precios, para hacer grandes campañas de posicionamiento, también tendrán dificultades para reconducir una estrategia, adaptarse a los nuevos vientos e, incluso, de atacar targets reducidos, concretos, nichos determinados.

No bajes precios, no les sigas la corriente. Ese partido lo vas a perder. Si eres una Pyme, si tienes mucho que aportar, hazlo salvaguardando tu morfología, no hagas nada que no te puedes permitir.

Una tienda digital por ejemplo frente a una gran cadena que puede posicionarse mejor en todos los medios y en los grandes almacenes tiene poco margen, pero lo tiene. Precisamente ahora, en este contexto tecnológico, existen más opciones que antes, más de las que puedes imaginarte. Esa tienda digital puede atacar el mercado desde otro punto de vista, con otra visión. Si la apuesta es el ‘más barato’ no estaremos entendiendo todas nuestras posibilidades. Pero si la apuesta es mejor producto, más eficiente, conectado, cercano, auténtico, entonces las opciones de sobrevivir en este complejo momento aumentan.

No bajes precios, digitalizate. No seas táctico, sé estratégico.

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Marc Vidal Marc Vidal

Sorpresas Te Da La Vida

Hoy se ha publicado que algunos elementos sobre los precios en EUA pueden estar indicando nuevos problemas no previstos. Según se puede comprobar en el grafico que adjunto al final del post de hoy, los consumidores de Estados Unidos están pagando empezando a sufrir síntomas inflacionistas en un grupo de artículos. Si esto se confirma pillará por sorpresa a la Reserva Federa y por derivación a medio sistema de control financiero y monetario del planeta. Este establishment considera improbable que se generen tensiones inflacionistas puesto que la “recuperación” económica está en un momento todavía poco sólida.

Vosotros mismos podéis ver como la diferencia entre los precios de alimentos y la de la energía cada vez es más evidente. Una de las mayores preocupaciones para los que gestionan los designios económicos del motor de este planeta es que cuando el patrón inmobiliario, vinculado a los alquileres, se acentúe a la alza también puede arrastrar todo el sistema a una inflación demenciable que no podrá atenuar ni el bajo consumo ni la falta de liquidez. Aunque eso parece improbable, la verdad es que está sucediendo y de modo totalmente fuera de manual. Esta crisis se rige por diferentes elementos no convencionales e inéditos que nos traen a todos de cabeza.

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Muchos son los que le piden a la Reserva Federal que suba los tipos lo antes posible puesto que las cosas pintan que se puede complicar en el entorno de los precios de las cosas. Creen que tanto estímulo ha elevado el peso específico de la masa monetaria y eso puede estar ya empezando a generar fisuras en el mantenimiento del precio de las cosas. 

Aquí os traigo en consideración el famoso teorema de estructura económica sintetizada en la curva de Phillips. Según esta teoría se dice que hay una relación histórica entre el desempleo y los precios: mientras más alto el índice de desempleo, lo que viene a significar debilidad económica, más baja la tasa de inflación y viceversa. 

Sin embargo, como decimos, los manuales y las ecuaciones con respuesta segura juegan en otro escenario, ahora estamos en un momento de incertidumbre brutal y loa libros de texto no dan respuestas fiables. Ninguna teoría predictiva sobre lo que nos espera puede abordarse desde el punto de vista analítico en exclusiva sino que también debe afrontarse desde el mundo de las percepciones sin llegar por ellos a leer en el cuerpo celeste las líneas económicas futuras.

La temible deflación española o la hipotética inflación afectada cuando se suban los impuestos sobre el valor de las cosas podría afectar en el sentido de lo que pasa en EUA. En una reducción del consumo y un encarecimiento del origen de algunos productos podría estar atenuado por la caída de otros valores que ahora no se registran.

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Marc Vidal Marc Vidal

¿15 AÑOS BAJANDO?

Hoy en mi columna de El Confidencial analizo las verdaderas repercusiones de la caída del precio de la vivienda. Para ello me fijo en el proceso que vivió Japón atendiendo que poco tenemos que ver con el Imperio del Sol Naciente. A partir de esa comparación denuncio las repercusiones que tiene no haber dispuesto un recambio económico. Lo peor no es que no se tuviera en cuenta, sino que aun no hay ningún elemento que nos pueda aportar algo de luz en este túnel. El término “recuperación” económica conlleva la idea de “recuperar” algo como si el modelo de crecimiento que recientemente se ha venido abajo tuviera algún factor positivo. No hemos aprendido nada.

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Marc Vidal Marc Vidal

DEFLACION OFICIAL

Mañana hablaré de la subida de impuestos. Tengo un artículo en la bodega que precisa de algún retoque. Un post que hablará de lo que significa que un gobierno que ha negado la crisis durante tanto tiempo y que aun no entiende a que se debe todo este desbarajuste económico haya decidido poner en marcha una maquinaria antielectoral de este calibre. Es muy posible que la evidencia resulte escandalosa incluso para la escasamente preparada corte de inservibles que rodean al actual primer ministro español. Se han alarmado y de verdad, ahora saben que no se puede tirar del cajón del modo en el que lo hacen y sin previsión de que las cosas mejoren a tiempo. Ahora si están asustados. Y más que lo deberían de estar. El 14 de octubre a primera hora de la mañana, este país desayunará con la certeza de que el IPC sigue cayendo. En concreto un 0,2% más abajo.

Mañana hablaré de la subida de impuestos. Tengo un artículo en la bodega que precisa de algún retoque. Un post que hablará de lo que significa que un gobierno que ha negado la crisis durante tanto tiempo y que aun no entiende a que se debe todo este desbarajuste económico haya decidido poner en marcha una maquinaria antielectoral de este calibre. Es muy posible que la evidencia resulte escandalosa incluso para la escasamente preparada corte de inservibles que rodean al actual primer ministro español. Se han alarmado y de verdad, ahora saben que no se puede tirar del cajón del modo en el que lo hacen y sin previsión de que las cosas mejoren a tiempo. Ahora si están asustados. Y más que lo deberían de estar. El 14 de octubre a primera hora de la mañana, este país desayunará con la certeza de que el IPC sigue cayendo. En concreto un 0,2% más abajo.

Para los que siguen negando que estemos en deflación y lo que justifican con el “efecto crudo” ya no tendrán soporte. Es justo a partir de agosto que el efecto base del petróleo desaparece y los precios seguirán cayendo, esta vez hasta el 1% negativo. Será la séptima caída sin reposo. Aquí, no nos dejaremos de recordar dentro de un par de semanas que la definición de deflación es la que es y que dos trimestres ya cumplidos con caída de precios la hace oficial. Sin embargo se sigue atendiendo al efecto combustible para decir que esta es una deflación técnica, no real. Parece ser que no es así. El descenso de precios es fruto de una inminente parada técnica de la economía, de una anorexia empresarial y financiera que está matando el propio sistema de precios. 

Es preciso admitir el diagnóstico deflacionario para poder atender con un tratamiento adecuado. Seguir negando la evidencia ya sabemos donde conduce. Es probable que la subida de impuestos busque un efecto paliativo a este hecho pero no creo que logre ningún efecto considerable sobre los precios. Esto se ha parado y va a estar detenido durante mucho tiempo. Los salarios de la gran mayoría de europeos, excepto los que sobreviven de convenios sindicados, van a ver como ser reducen ligeramente. Eso conducirá a la rebaja de costes y de precios y así sucesivamente. Es una cadena siniestra que no es fácil de invertir.

Una de las consecuencias a corto plazo que vamos a sufrir es la probable caída de la bolsa española. Mientras España se sume en una recesión cada vez más profunda y se enquista en la deflación, el Ibex sube a la sombra de noticias USA. El día que empiece a reflejar su escenario más inmediato y traslade a la gestión bursátil los recortes de facturación y consumo español, caerá estrepitosamente.

Finalmente, decir que la deflación no durará para siempre, pero no acabará cuando diga Zapatero, Trichet o el vendedor de petróleo de turno. Finalizará cuando los bienes y servicios hayan bajado sustancialmente sus precios y estos motiven un aumento del consumo de los que aun tengan trabajo. A partir de ese momento se creará empleo de manera muy débil pero sostenida. La caída de precios a la larga aporta un atractivo para el consumo y una necesidad de trabajadores baratos para producir más a menor precio. Ese estímulo acaba creando empleo y consumo. Luego se acelera y aumentan los precios. Está por ver si esa inflación aun lejana se convierte o no en una hiperinflación por culpa de las ingentes cantidades de dinero inyectado en el sistema y que espera su momento para devorarnos.

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Marc Vidal Marc Vidal

DEFLACION vs HIPERINFLACION

Robert Prechter es uno de los pocos analistas que ha sobrevivido al crash de 2008 en Wall Street. Considera que la situación de la bolsa actual se trata de un rally de mercado bajista, por lo que, en algún momento, se retomarán las caídas. Según Prechter esa fase coincidirá con una devastadora deflación que destruirá la economía en términos globales. Seguramente exagera y lo que intenta es dar un toque de atención a tanto brote verde internacional y a tanto tango. Por ejemplo, lo que este analista dice es que todo el momento de ascenso de los mercados se enmarca en un superciclo bajista que comenzó en enero de 2000 y que terminará con el Dow Jones en 400 puntos.

Ole Robert Prechter es uno de los pocos analistas que ha sobrevivido al crash de 2008 en Wall Street. Considera que la situación de la bolsa actual se trata de un rally de mercado bajista, por lo que, en algún momento, se retomarán las caídas. Según Prechter esa fase coincidirá con una devastadora deflación que destruirá la economía en términos globales. Seguramente exagera y lo que intenta es dar un toque de atención a tanto brote verde internacional y a tanto tango. Por ejemplo, lo que este analista dice es que todo el momento de ascenso de los mercados se enmarca en un superciclo bajista que comenzó en enero de 2000 y que terminará con el Dow Jones en 400 puntos.

El DJ en 400 puntos parece una locura sacada de la mente de un sociópata de los mercados, o un catastrofista agorero que intenta obtener protagonismo en un momento de proyecciones positivas. Pues Prechter no es un cualquiera. Una de sus publicaciones periódicas de gestión patrimonial posiciona una selección inversora, basada en los sistemas de análisis técnico de la onda de Elliott, que gana un casi un 17% en el último año, mientras que el mercado Wilshire 5000 pierde un 33%. Aunque su método es puramente técnico, si es cierto que de vez en cuando utiliza el entorno económico para deducir ciclos y situaciones. Hace tiempo que su gran predicción garantiza que en meses vamos a ver una tremenda deflación en EEUU y por defecto o derivación de la geoeconomía dependiente en Europa.

Aquí hablamos de deflación hace mucho. Cuando era algo inasumible por muchos, cuando hablar de bajada de precios era impensable, cuando un IPC negativo parecía ciencia ficción o cuando la vida era color pastel. Ahora los precios están en deflación técnica pero seguimos escuchando que es coyuntural y que el petróleo es el causante. Yo no digo que no vaya a cambiar en breve, todo es posible, pero eso de que no estamos en deflación se lo cuentan a aquellos comerciantes que se ven obligados a bajar los precios por culpa de un consumo anoréxico que los ahoga o a los que están revisando sus contratos a la baja y que supone la descapitalización de muchos patrimonios.

Es cierto que yo también considero que medir un concepto como la deflación en base a patrones de mediados del siglo XX, como el valor de consumo y no atender a medidas mucho más globales que interfieren en el coste de las cosas, es un error pero ahora mismo tenemos lo que tenemos y en gran medida sirve para definir un escenario de contracción desconocido hasta hoy, en este país y en gran parte del mundo. Lo inédito de la situación y su velocidad de deterioro ha implicado que en los próximos meses las noticias no sean tan malas. Las comparativas interanuales mostraran un frenazo de la destrucción de la economía y una perversa aparente mejora, e incluso la deflación técnica no acabará por estancarse y se moderará e incluso desaparecerá, pero eso si será coyuntural. En cuanto el dólar se recupere, que lo hará, el coste del petróleo volverá a caer y en cadena el resto de precios. Una deflación cada vez menos dependiente del crudo se irá transformando en algo mucho más estructural y se retroalimentará de sus propias consecuencias. El ciclo vicioso ya ha empezado y está sedimentando una parada técnica de la economía que describía muy bien Centeno hace poco.

Cada vez son más los que hablan de hiperinflación a corto plazo. Las dudas sobre una posterior hiperinflación, sin embargo son evidentes. ¿Cómo es posible que el oro no refleje esa opción? Los inversores saben muy bien cuánto crédito se está inyectando en la economía. Con el IPC en la mayoría de países reflejando deflación y unas altas expectativas de hiperinflación a medio plazo, todo parecía dispuesto para que la la primera arrase todos los sectores de la economía o la segunda lo haga muy difícil evitarlo. Además es evidente que los gobiernos no están en condiciones de evitar ninguna de las dos. Pienso que es muy probable que esa máxima que afirma que los precios recuperarán vigor y se lanzarán a una escalada basada en el ingente volumen de dinero inyectado esperando a las puertas del sistema no se produzca, pero advierto que razonamientos como los de rssnews, los cuales recomiendo, hacen una buena aportación que puede hacer dudar y que agradezco profundamente para alimentar el debate de modo inteligente y nutritivo.  

Por ejemplo, me parece muy interesante el razonamiento sobre que “aún mostrándose signos de apariencia deflacionista sobre la economía doméstica o bancaria, es tan grande la cantidad de dinero disponible para salir del dólar cuando sea oportuno, que cualquier materia prima es candidata potencial para dispararse de precio con independencia de su demanda física. Y hay ya suficientes instrumentos financieros más o menos populares para poder hacerlo”. Me da que empieza a haber consenso sobre que es inevitable la hiperinflación, pero me parece sospechoso ese nivel de acuerdo. Por ejemplo, todo el mundo dice que el dólar está en riesgos históricos cuando lo que parece evidente es que está un suelo en su valor.

Otro aspecto es que el petróleo hace seis meses que está subiendo. En enero el precio del barril Brent era de 39,52 dólares y hoy es de 69,99, casi el doble, lo que parece que de momento no está marcando ninguna tendencia en el sentido de que el crudo es el principal responsable de la deflación técnica. Si bien es cierto que hace justo un año el barril estaba en 147 dólares y que a partir de entonces inició el descenso. Todo es posible, incluso que la bajada de precios general en todos los sectores de la economía no se produzca y que esa comparativa interanual del precio de los carburantes acabe por estabilizar la inflación resultante en términos más normales, pero también podría ser que la caída de costes, de expectativas y de consumo hubiera calado definitivamente en un proceso de destrucción del valor de las cosas y ahora ya poco o nada pudiera incidir esa normalización aparente del precio del barril de petróleo.

Ahora bien, si es deflación técnica, entonces, la hiperinflación es un riesgo evidente a corto plazo, si es una deflación estructural, la parada económica es una posibilidad factible. ¿Qué queda? Que los gobiernos, si los gobiernos pues son los que determinan por desgracia los elementos de estructura económica que ahora se precisan, actúen con precaución, activando sectores estratégicos y dejando morir los que no lo son, asumiendo el valor de su cometido y aceptando que en estos tiempos hay que actuar con perspectiva más que con sentido electoral. Toca asumir la parte más fea de política y acometer las reformas.

Se acaba el tiempo, pues, sea una parada técnica de la economía o una hiperinflación catastrófica, cada vez más gente engorda las listas del subsidio y más familias se van a dormir sin cenar. El término medio entre deflación e hiperinflación depende de políticas activas que pongan en el tejido empresarial las opciones de supervivencia e inversión para desencallar este asunto. Subiendo impuestos al tejido activo de esta sociedad no vamos a lograrlo. Me temo que a la pregunta: ¿deflación o hiperinflación?, la respuesta es intrascendente, lo esencial sería averiguar el tamaño del despropósito que puede provocar lo uno o lo otro, pues para saber como resolverlo, antes es preciso conocer el punto de partida. 

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Marc Vidal Marc Vidal

NEGAR LA DEFLACION

Hace tiempo que este blog habla de deflación y sabemos que es un escenario siniestro. El mayor problema de la deflación es que sólo se puede combatir con uno de los elementos que nos ha llevado a esta crisis, fabricando billetes y no capital. La inyección de dinero en el sistema suele incentivar el consumo y con él, según el manual, se inicia la recuperación. La impresora ha ido a toda máquina desde hace meses y parece que no surte efecto, se ha puesto el dinero a coste cero y todo indica que tampoco está generando confianza inversora. Los brotes verdes siguen muy verdes. Hoy hemos conocido la imparable caída de la inflación. El dato adelantado del Índice de Precios de Consumo Armonizado IPCA se redujo seis décimas en mayo hasta situarse en el -0,8% interanual. Según los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística, con este, son ya tres los meses en los que el indicador registra tasas negativas. Ya podemos ir hablando de Deflación.

Deflacion Hace tiempo que este blog habla de deflación y sabemos que es un escenario siniestro. El mayor problema de la deflación es que sólo se puede combatir con uno de los elementos que nos ha llevado a esta crisis, fabricando billetes y no capital. La inyección de dinero en el sistema suele incentivar el consumo y con él, según el manual, se inicia la recuperación. La impresora ha ido a toda máquina desde hace meses y parece que no surte efecto, se ha puesto el dinero a coste cero y todo indica que tampoco está generando confianza inversora. Los brotes verdes siguen muy verdes. Hoy hemos conocido la imparable caída de la inflación. El dato adelantado del Índice de Precios de Consumo Armonizado IPCA se redujo seis décimas en mayo hasta situarse en el -0,8% interanual. Según los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística, con este, son ya tres los meses en los que el indicador registra tasas negativas. Ya podemos ir hablando de deflación.

Está claro que esta caída de precios es inédita en nuestro entorno y que depende en gran medida de factores no estructurales, pero aporta valor al hecho de que nuestra económica está anoréxica. No tiene porque ser una deflación como las académicas y ser corta, de recorrido escaso, pero sin embargo eso no la convierte en algo tremendamente nocivo. Con la deflación llega el paro desmedido, la caída del PIB, la reducción de solvencia, la parada técnica de la economía, las revisiones salariales desconocidas y la reducción de toda lógica mercantil.

Esta caída ha sido mayor de lo que esperaban todo Dios. La semana pasada en el debate sobre “economía y redes sociales” en el que estuve, se habló que en el peor de los casos el dato se situaría en el -0,7%. Pues ha sido un poco más. Se trata del tercer registro negativo interanual consecutivo de la historia del IPCA y que si coíncide con el IPC el 10 de junio, supondría la tercera caída de precios desde principios de los 60, algo inédito.

Y a todo esto el gobierno descarta la deflación. A esto hay que ponerle pinzas pues en deflación ya estamos. Técnica y prácticamente. Estamos en la parte que favorece a unos y encomienda a otros. Para los que pagan lo mismo con sueldos similares la cosa pinta bien, para los que venden más barato consumiendo a precios de siempre el tema es otro. De todos modos poco a pocos eso se va a ir traduciendo en el deterioro de las fases de gestión económica. Poco a poco a todos se nos va a atragantar esta caída de precios, es cuestión de tiempo. Que a finales de año puede repuntar y situarse en tasas positivas es posible debido a la afección del crudo, pero en general la desidia industrial y su producción no se verá sustituida por una alegría inversora.

Volvemos a estar donde siempre. La realidad es una, los economistas lo traducimos, los políticos lo niegan, los ciudadanos celebran la Champions y siguen aumentando los parados y la gente que se va a dormir sin cenar. Ahora resulta que Deflación es una caída generalizada y prolongada de los precios y no el mecanismo local de cálculo para alquileres, revisiones de precios por valor IPC, etc. Pues va a ser divertido observar como se gestionan algunos cambios de cuotas en modelos mercantiles que se revisan estos días por orden contractual el valor de pago.

Además, la caída ha sido de vértigo. Desde julio de 2008, cuando alcanzó su máximo en el 5,3%, el IPCA ha descendido más de 6 puntos. Es cierto que, coincidiendo con la tendencia a la baja del precio del petróleo y con el abaratamiento de algunos alimentos. No obstante hay que entender que hace un año, en mayo de 2008, la tasa interanual del IPCA estaba ya en el 4,7%.

Para los que defienden que el IPCA no vale, que el importante es la inflación subyacente, esa que no contiene ni alimentos frescos o energéticos, cabe decir que el petróleo ya ha duplicado su precio en los últimos meses y aún así  el IPC armonizado se está dando el batacazo. A mi modo de ver, hay que empezar a hablar de deflación, de lo que supone y de cómo pretendemos luchar contra ella, negarla solo agrandará el problema como ya hicieron con la crisis doméstica hace un año.

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