Irlanda y la Nueva Economía

Se habla mucho estos días de el asunto de la fiscalidad de algunas empresas y su ubicación societaria. Se acusa a grandes multinacionales a jugar con la legalidad para derivar beneficios a países donde las condiciones tributarias sean menores. Se acusa a empresas como Apple a utilizar su filial en Irlanda para no afrontar los costes impositivos en USA. Es naif pensar que la estrategia comercial de una empresa enmarcada en la Nueva Economía no pueda utilizar todo el abanico existente para generar más valor, más empleo, más beneficios y revertirlos en lugar donde considere. Mantener ese discurso ridículo acerca de que quienes abran oficinas en países con impuestos de sociedades más bajos son una especie de delincuentes, es nocivo o bien por desconocimiento o por mala fe. Me temo, que es lo que me preocupa, que se trata de lo primero. Con un malvado se puede hablar y negociar, con un tonto no. Es ilógico charlotear sobre los beneficios de la internacionalización de las compañías y luego no aceptar que estas formalicen filiales en algunos destinos. Es absurdo. Hay tres maneras de internacionalizarse: vía filial, sucursal o con un partner local. Se elige dependiendo de tres factores: la propia decisión estratégica de costes, de estructura o de imperativo de la legislación local.
Debe saberse que hay muchos países donde si no te organizas como una sociedad afiliada a la matriz pero con capital y fiscalidad local no puedes lograr esa internacionalizacion con la que se llenan la boca esos que dicen saber tanto de externalizar empresas. Llevo 18 años en esto. He visto de todo y he sufrido las legislaciones de muchos países totalmente confusas e incoherentes. Por esta y otras razones que explicaré en otros artículos es preciso aclarar que no siempre esa aparente “ingeniería contable y tributaria” no es más que la única viable para poder estar en uno u otro país. Si además sumamos que cuando una empresa quiere repatriar beneficios obtenidos en un estado con fiscalidad baja, entonces, procede a pagar impuestos por ello en el destino.

Antes vivía en Londres y ya lo pude notar, pero que desde que vivo en Dublín, en realidad, pago más impuestos. Sin dejar de pagar las exigentes en otros países donde tengo actividad comercial, personal o societaria, en Irlanda todo lo que tiene que ver con la tributación personal es más alta. Sin contar tasas por casi todo, impuestos indirectos y acceso a servicios siempre previo importe contributivo, lo encarecido del modelo social es claramente muy superior al español o al norteamericano por ejemplo, que son los que me afectan. Otra cosa es como un país y sus gobernantes deciden estimular la economía o el cambio de modelo de crecimiento. Irlanda así lo hizo hace algunos años y ahora ven el resultado.

Quedarse con el elemento tributario es no acercarse a la herida. En Irlanda pasan cosas extraordinarias, nuevas y que significan un salto cualitativo en la percepción que el mundo está teniendo de que Dublín, pero en su conjunto toda Irlanda, se está convirtiendo en un ‘hub’ del negocio tecnológico con un potencial brutal. Si esto empezó por un tema tributario o no, ahora mismo ya es irrelevante, la verdad es que las grandes compañías del mundo en la vanguardia tecnológica ya están aquí y no sólo con una oficina comercial menor o con un “representante” legal. Hablamos de más de un centenar de miles de personas trabajando en Google, Apple, Ebay, Amazon, Cisco, Crompton Greaves, GSK, IBM, Intel, Merck, Microsoft, Siemens e IDODI (permitidme la licencia). Además ya no hablamos de una ciudad sino de todo un ecosistema nacional adaptándose a lo digital y a sus negocios derivados. Galway, Cork, Limerick y Sligo además de Dublín, componen un formato parecido al Sillicon Valley real. Nada que ver con otros lugares que se esfuerzan en catalogarse como tal. Cada vez que un entorno geográfico desea “modernizarse” a nível económico se pone ese distintivo californiano, pero llamarte César, no te hace emperador. Además, en Dublín por ejemplo se empieza a vislumbrar lo que será la relación entre Universidad (Trinity), Esculas de Negocio (DIT) y relación privilegiada hacia los fondos de capital riesgo británicos situados en Londres.  Todo ello compone un escenario único que sitúa un pequeño país (4,4 millones de habitantes), frío y lluvioso, pero tremendamente joven (el 35% de la población es menor de 25 años) en un privilegiado punto de partida.

 

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Es cierto que el rescate europeo de la economía irlandesa repercutirá en los próximos años en aspectos poco agradables. Caerá la inversión pública, existirá una presión enorme sobre la gestión de ayudas y se planificará un ataque a su fiscalidad. No obstante, el camino se ha iniciado y sería preciso que en otros lugares se tomara en cuenta como y en cuanto se ha decido cambiar para llegar a esos estándares económicos de atracción del talento tecnológico. En Irlanda todo el mundo se está preparando. Lejos de enfrentarse a los cambios, muchas de las principales empresas han decidido adaptarse. Por ejemplo, la oficina de Dublín es la sede internacional de Facebook y actúa desde hace años como controlador para toda la comunidad de usuarios de la red social fuera de Estados Unidos. De hecho, es en el seno de la oficina irlandesa donde la red social ha creado ahora el llamado Consejo de Privacidad y Protección de Datos, encargado de asegurar precisamente la privacidad y la seguridad de las personas que utilizan Facebook en el entorno de la Unión Europea. Se sabe que en los próximos meses habrá cambios y las “excepcionales” tasas actuales se modificarán y colocarán a Irlanda en un lugar menos privilegiado pero dudo que todo lo creado y construido hasta la fecha se pueda desmontar por arte de magia.

En estos momentos es más fácil montar una empresa en España que en Irlanda. La isla tiene muchas cosas complicadas, muchos defectos en los trámites legales que requieren de comprobaciones analógicas sorprendentes (quien diga lo contrario es que no ha montado nada ahí), pero ofrece un marco fiscal, como hemos dicho que provoca la atracción de un modelo empresarial concreto.  Irlanda tiene un impuesto de sociedades del 12,5% sobre beneficios, un régimen fiscal que concede un crédito del 20% sobre el incremento del gasto en I+D en que incurra una empresas, independiente de las deducciones a las que tienen derecho por este gasto. Lo impuso hace casi tres décadas y hace unos años que ya representa un importante factor en el PIB del país.

En ese marco de innovación, los dreamers de IDODI en Irlanda nos hemos unido a la iniativa de Google, Twitter, Facebook, Microsoft, Intel, Oracle, Symantec y PayPal con la que se intenta atraer talento a la industria tecnológica. La apuesta es cierta, sincera y muy decidida. La apertura a la inteligencia tecnológica es brutal y se nota en el día a día. Pruebas de selección tremendas, con ingenieros monitorizando en una pantalla lo que sucede en la tuya mientras intentas averiguar en un cuarto de hora una contraseña de un sistema, o mientras incorporas mejoras en un código que simplifique un proceso, no son más que ejemplos de lo que ahí está pasando. Ya no es tanto la búsqueda de emprendedores como la certeza de que el talento generado por los grandes atraerá a los primeros. Conozco profesores universitarios españoles que no han logrado pasar las pruebas de grandes compañías allí. La búsqueda de talento está a niveles que sólo había visto en el Valley hace unos años. Es fascinante y muy competitivo.

Irlanda en definitiva es un país pequeño enfocado definitivamente en promover el desarrollo de su industria tecnológica y hacerlo desde muchos campos y modos. Por poner un ejemplo, actualmente hay más de seis mil puestos de trabajo disponibles en esa industria, y un enorme interés por promover la inmigración tecnológica y cualificada. Así se condiciona y se prepara un país para un futuro competitivo en el marco de la Nueva Economía. Como es normal las críticas arrecian cuando se analiza su fiscalidad, pero quedarse ahí es un error que no permite ver por donde van los tiros en eso de “modernizar la economía” o “de cambiar el modelo de crecimiento”. Tengamos en cuenta lo que hacen otros países como España y lo que se obtiene con ello. No es tan difícil, sólo hay que ponerse. Crear empleo tampoco lo es, pero no hay manera.

El primer ministro irlandés, Enda Kenny, ha negado este miércoles haber dado un “trato especial” al gigante informático Apple y ha asegurado que su país lidera los esfuerzos internacionales para lograr más transparencia sobre la planificación fiscal de las multinacionales.

Kenny ha respondido así a la polémica provocada por un informe del Senado de Estados Unidos, que acusa a Apple deaprovechar lagunas en el código fiscal norteamericano y utilizar empresas en Irlanda para esquivar el pago de impuestos.

“No hacemos tratos especiales con ninguna empresa individual sobre el tipo impositivo (del impuesto de sociedades)”, ha dicho Kenny a su llegada al Consejo Europeo, cuya agenda está dedicada a la lucha contra el fraude fiscal. El impuestos de sociedades irlandés, al 12,5 por ciento, se encuentra entre los más bajos de la UE.

El primer ministro irlandés ha sostenido además que su país ha sido uno de los primeros en firmar un acuerdo con EEUU sobre intercambio automático de información en materia fiscal y está “a la vanguardia” de los esfuerzos de la OCDE para mejorar la transparencia de los regímenes que se aplican a las multinacionales, que se traducirán en la publicación de un informe en julio.

“Irlanda ha sido y será uno de los líderes a la hora de construir un nuevo consenso internacional sobre la transparencia de los regímenes fiscales que se aplican a las multinacionales”, ha insistido Kenny.

No obstante, el primer ministro irlandés ha dejado claro que su país “continuará compitiendo por empresas multinacionales” porque han creado 100.000 puestos de trabajo. A su juicio, tener “un impuesto de sociedades estable durante muchos años” no es el único factor que atrae a estas compañías a Dublín, sino también “la tecnología o el talento”.

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