Marc Vidal Marc Vidal

Electromiografía para determinar con precisión los movimientos de los dedos

Mark Zuckerberg anunció que lanzarán unas gafas de realidad aumentada en 2021, pues creen que esa será la próxima frontera en la tecnología social. Facebook está trabajando con Luxottica para unas gafas inteligentes atractivas bajo la marca Ray-Ban.

De ahí tomarán importancia los controladores basados ​​en la muñeca que usan la electromiografía para determinar con precisión los movimientos de los dedos hasta casi el nivel de 'intención de movimiento', lo que permitirá a los usuarios escribir en un teclado virtual con una precisión de calidad real. Entre otras aplicaciones, esperan que las gafas de realidad aumentada se utilicen para superponer datos de navegación y datos personales relevantes sobre las vistas en vivo de la realidad del usuario, lo que permite a las personas ubicar objetos y destinos sin la necesidad de mirar teléfonos inteligentes u otras soluciones de mapas.

📌 Fuente → https://lnkd.in/g9pH52C

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Derecho algorítmico: abogados en un mundo robótico.

Soy un apasionado por la tecnología. Me especialicé en el estudio de como afecta a la economía en general y al mundo empresarial en particular. No soy sospechoso de amortiguar ninguna noticia que tenga que ver con su avance implacable en plena revolución industrial y en el tránsito que supone la transformación digital de todos los modelos de negocio. Ahora bien, desde hace un tiempo la tecnología, y una visión anecdótica de la misma, se está afianzando del mainstream de los medios. Y es de vergüenza ajena. Descubren apps que utilizan tus fotos sin tu permiso como hacen la mayoría de las que tienes en el teléfono hace años y cunde el pánico. Te advierten que un asistente de voz utiliza tu voz para espiarte cuando lo normal es que un asistente de voz utilice tu voz, digo yo. Sucede sencillamente por no profundizar o por consultar a mesías tecnológicos que no podrían identificar ni un comando en ‘html’. 

Soy un apasionado por la tecnología. Me especialicé en el estudio de como afecta a la economía en general y al mundo empresarial en particular. No soy sospechoso de amortiguar ninguna noticia que tenga que ver con su avance implacable en plena revolución industrial y en el tránsito que supone la transformación digital de todos los modelos de negocio. Ahora bien, desde hace un tiempo la tecnología, y una visión anecdótica de la misma, se está afianzando del mainstream de los medios. Y es de vergüenza ajena. Descubren apps que utilizan tus fotos sin tu permiso como hacen la mayoría de las que tienes en el teléfono hace años y cunde el pánico. Te advierten que un asistente de voz utiliza tu voz para espiarte cuando lo normal es que un asistente de voz utilice tu voz, digo yo. Sucede sencillamente por no profundizar o por consultar a mesías tecnológicos que no podrían identificar ni un comando en ‘html’. 

De ahí, que cada cierto tiempo, tengamos titulares de plancha galvanizada y aurora boreal. Por ejemplo. Hace un tiempo se tituló a todo color que ‘ya hay un robot abogado trabajando libremente y con total capacidad para defender a sus clientes’. Lo que es cierto, que hay una dinámica hacia algo llamado ‘derecho robótico’ debe combinarse con que nada tiene que ver con lo que se ha estado explicando en medios, conferencias, foros y bares. No enlazo ninguno pues es fácil localizarlos y no quiero evidenciar a nadie.

A lo que iba, los abogados. El pasado mes ofrecí la conferencia inaugural en el Legaltech Thomson Reuters Aranzadi precisamente para hablar de como la Transformación Digital afecta y modificará el modelo profesional del sector legal. Muchos esperaban que hablase de ‘bucles tecnológicos’, de robots legales, de abogados capaces de ver detrás de las paredes o, simplemente, de un escenario que muchos pintan y que, a pesar de que estoy seguro que la tecnología lo va a cambiar todo también en este sector, no va a ser como dicen. Curiosamente hablé más de personas que de robots. Os explico el motivo.

La conferencia se desgranaba de la original ‘reWorking’, pero con una parte específica dedicada al mundo del sector legal. La empresa organizadora es líder en recursos y tecnológica de contenidos y gestión automatizada para el derecho. Unificar la realidad factible que proporciona Thomson Reuters con una visión de futuro inmediato en el ejercicio de la abogacía era un desafío interesante y donde caer en la típica ‘slide’ con un robot revisando expedientes algo demasiado previsible. No lo hice porque no va a ser así el futuro del derecho. No en esta era. Yo he escrito sobre esto y, aun siendo alguien que me gusta ir a los límites que la tecnología nos propone, he intentado exponer siempre lo que supone esa tecnología y lo que no.

Como decía, ha habido un entusiasmo ‘techy’ sobre el ‘el primer abogado robot del mundo’. El estudiante de la Universidad de Stanford, Joshua Browder, de 22 años, creador de un chatbot llamado DoNotPay, ofrece asesoramiento legal gratuito en los EE. UU. y en el Reino Unido. Y de ahí la cosa se ha desmadrado. Un chatbot no es evidentemente un abogado. A pesar de que puedes decirle a DoNotPay cuál es tu problema legal y, en algunos casos, puede dirigirlo a formularios legales y ofrecer información que considere relevante. Sin embargo, no es un abogado.

La aplicación fue creada con la ayuda de abogados voluntarios que proporcionaron a Browder material sobre las leyes locales en esos dos países. Pero la aplicación no puede representarte en un tribunal, ni firmar documentos, ni convencer a fiscales o jueces, ni negociar una resolución ni responsabilizarse de un ejercicio ineficaz o irresponsable de su cometido. Y no puede porque no es un abogado, no es un abogado robótico. Es otra cosa. Otra cosa que funciona muy bien en el sector legal, pero no un abogado.

A DoNotPay se le puede hablar pero tiene serios problemas para entender algunos matices humanos que en este escenario donde los matices son imprescindibles lo limitan, de momento, algo. No te creas todo lo que escuchas y menos en un ‘short video’ en un informativo que queda muy bien para introducir la previa de la sección de deportes o de la meteorología, pero que no responde a la realidad. Es cierto que la realidad estropearía el titular, la atención del público y el coste de oportunidad publicitaria. Cuando los redactores o analistas escriben sobre el primer abogado robótico del mundo, no buscan la precisión. Una precisión que conlleva un elemento previo: un bot no tiene representación legal y no está admitido para ejercer la ley en ninguna jurisdicción del mundo. Solo podría tramitar a partir de firmas digitales derivadas y eso, de nuevo, limita mucho.

Entonces, ¿que es el derecho robótico? ¿en que afecta la innovación y la transformación digital? Defiendo claramente que la tecnología no va a ser algo opcional en ningún campo, en este tampoco. Combinar las ocho claves de esa transformación con el reconocimiento de un futuro muy automatizado del sector legal son inevitables. Por eso me interesa mucho más otro aspecto de la tecnología cuando hablamos de legalidad. Me interesa más descubrir como enfrentarse ‘legalmente a un mundo de robots’ que a ‘un mundo de robots legales’. Es decir, una revolución como esta nos lleva a afrontar debates éticos inéditos y se tendrán que hacer en términos legales también. 

El impacto de la tecnología tendrá repercusión en el desarrollo laboral del abogado, es evidente, así como en el servicio que prestarán a sus clientes. El equilibrio entre el derecho a la protección de datos y la necesidad de recopilar el mayor número de éstos por parte de entidades tecnológicas, será uno de los temas clave del futuro. Utilizar la automatización, los datos, los activos predictivos, la inteligencia artificial, el blockchain y la toma de decisiones con el uso de información analizada en tiempos impensables desde la perspectiva humana, serán temas esenciales. La clave estará no tanto en un ‘abogado robot’ sino en un ‘abogado computerizable’. Si eres abogado pregúntate ¿cuánto de computerizable eres?

Luego te preguntas que nivel de conocimiento tienes en estos temas que se trataron en el congreso Robotiuris por ejemplo: ¿de qué hablamos realmente cuando hablamos de robots?, responsabilidad civil y penal de los robots inteligentes, ¿pueden cometer delitos o ser sujetos de derechos u obligaciones y/o de una personalidad jurídica especial?, la seguridad en el mundo del Internet of Everything (IoE), la regulación de los drones y las tecnologías disruptivas, el impacto de los coches conectados y autónomos y el papel de las aseguradoras, ¿debe de evolucionar el concepto de privacidad como consecuencia de los nuevos desarrollos tecnológicos?, cuestiones éticas en relación con los desarrollos médicos y tecnológicos, el transhumanismo y mejoramiento del cuerpo humano, la automatización creciente en el mercado legal y los algoritmos que sí se utilizan en algunos despachos profesionales, la imparable irrupción de los robots sociales y asistentes personales y, en definitiva, el modo en el que la tecnología, dejando de lado titulares grandilocuentes o por el contrario los mensajes incrédulos (de todo hay), está ya afectando esa profesión y va a modificarla de manera definitiva en el futuro. 

Tengo claro que esencialmente un abogado será un abogado siempre, pero el modo en el que ejerza su profesión va a cambiar tanto que al final el máster ideal no será sobre negocios o mercantil sino sobre comprensión algorítmica. De ahí que me guste más hablar de ‘abogados en un mundo de algoritmos’ que de ‘abogados robóticos’.

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El uso de la Inteligencia Artificial por parte de los abogados no será opcional.

Desde julio del año pasado, un chatbot proporciona asesoría legal gratuita usando una especie de Inteligencia Artificial en Estados Unidos y en Reino Unido. Su desarrollador, Joshua Browder, lo definió en su momento como ‘el primer abogado robótico del mundo’ tras haber ayudado a ganar demandas por tráfico en centenares de miles de ocasiones y a millares de refugiados solicitando asesoría legal. Según Browder, su desarrollo tiene una utilidad mucho más compleja puesto que ahorra tiempo y dinero a cualquier trabajador del sector legal. Su herramienta, llamada DoNotPay, realmente no es un robot legal, es más bien un ‘simplificador de documentos legales’. Tal vez, el gran asunto de la sustitución de abogados por software no sea, de momento, mucho más que desintermediar y automatizar aspectos del trabajo que ahora hacen los abogados.

Desde julio del año pasado, un chatbot proporciona asesoría legal gratuita usando una especie de Inteligencia Artificial en Estados Unidos y en Reino Unido. Su desarrollador, Joshua Browder, lo definió en su momento como ‘el primer abogado robótico del mundo’ tras haber ayudado a ganar demandas por tráfico en centenares de miles de ocasiones y a millares de refugiados solicitando asesoría legal. Según Browder, su desarrollo tiene una utilidad mucho más compleja puesto que ahorra tiempo y dinero a cualquier trabajador del sector legal. Su herramienta, llamada DoNotPay, realmente no es un robot legal, es más bien un ‘simplificador de documentos legales’. Tal vez, el gran asunto de la sustitución de abogados por software no sea, de momento, mucho más que desintermediar y automatizar aspectos del trabajo que ahora hacen los abogados.

Si esto es así, y eres un abogado, no temas a ninguna tecnología que pueda quitarte el empleo sino que te lo quite otro abogado que se lleve mejor que tú con la tecnología. Y es que es difícil ignorar las formas en que la inteligencia artificial ya supera a los humanos desde un punto de vista técnico. Un estudio publicado esta semana por LawGeex, una plataforma líder de revisión de contratos a través de la Inteligencia Artificial, muestra como un sistema experto es capaz de superarnos en el ámbito de la abogacía. Específicamente, en el campo de la revisión de los Acuerdos de No Divulgación (los NDA) y en como detectar con precisión los riesgos dentro de la documentación legal que puedan haber. El video que acompaña muestra como trabaja en un aspecto muy básico.

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Un total de 20 abogados humanos se enfrentaron a la IA de LawGeex revisando cinco NDA. Las condiciones controladas del estudio fueron diseñadas para parecerse a cómo los abogados normalmente revisarían y aprobarían los contratos diarios. Después de dos meses de pruebas, los resultados demostraron que la Inteligencia Artificial terminó la prueba con una calificación promedio de precisión del 94%, mientras que los abogados lograron un promedio del 85%. La calificación más alta de precisión de la IA en una prueba individual fue del 100%, mientras que la calificación más alta que un abogado humano logró con un solo contrato fue del 97%.

En lo que respecta a la precisión, el estudio demostró que los humanos pueden mantenerse en un buen espacio competitivo con la inteligencia artificial al revisar los contratos. Sin embargo, no se podía decir lo mismo cuando se trataba de velocidad. En promedio, los abogados tardaron 92 minutos en terminar de revisar los contratos. El tiempo más largo que tomó un abogado individual fue de 156 minutos y el mínimo de 51 minutos. La Inteligencia Artificial utilizada por LawGeex solo necesitó unos arrolladores 26 segundos. 

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La brecha de eficiencia entre los dos grupos puede ser aún más amplia de lo que creemos. En el estudio, los abogados se centraron completa y singularmente a la tarea en cuestión. En el mundo real, sin embargo, tendrían otras responsabilidades que atender, distracciones e interrupciones que probablemente aumentarían el tiempo real que tardan en revisar los contratos. Los abogados que revisaron estos documentos se centraron y no fueron distraídos en otras de tipo cotidiano y multitarea como tomar un vuelo en unas horas o ir a recoger los niños a la salida del colegio.

El tema trata de naturalizar lo que se acerca. Lo hemos comentado. La IA demuestra a diario un incremento notable de precisión y eficiencia en múltiples sectores. La medicina también ha demostrado las muchas aplicaciones potenciales que tiene. En este blog hemos relatado muchas de ellas. La última destacable es la del Centro Nacional del Ojo de Singapur, donde los investigadores han creado un desarrollo inteligente que puede detectar la enfermedad ocular antes de lo que pueda hacerlo ningún médico. Abogados, médicos, sismólogos y hasta jueces olímpicos. Todos van a tener que reinventarse, entender que es eso de que la tecnología es el ‘cómo’ y que las personas somos el ‘porqué’.

En el caso del derecho robótico la evidencia demuestra que sino quieren convertirse en las discográficas de la próxima década deberán de repensar, hacer reworking, iniciar una transformación compleja y completa que debe ir mucho más allá de incorporar computadoras más inteligentes, apuntarse a una plataforma de miles de abogados o de automatizar una web con un chatbot. Trabajo con varios despachos profesionales que están llevando a cabo esta transformación y es realmente apasionante el escenario que se abre para la abogacía del futuro inmediato.

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Economía, Politica, Sociedad Marc Vidal Economía, Politica, Sociedad Marc Vidal

El rescate bancario y el cambio de modelo de crecimiento pendiente.

Cuando en un gran premio de Formula 1 deja de llover los bólidos pasan por boxes y cambian los neumáticos. Lo hacen para no gastar la goma blanda prevista para suelo mojado. De ese modo logran no desgastarla y, a pesar de que inicialmente no se agarran tanto, a medida que pasa el tiempo, esas ruedas se convierten en la mejor opción. En la gestión de la economía pasa algo parecido. Si deja de llover, si la situación abandona la tempestad, es momento de cambiar la fijación que sustenta un modelo de crecimiento que se amparaba en el desgaste y la gestión de una hipotética liquidez perdida inicialmente.

Cuando en un gran premio de Formula 1 deja de llover los bólidos pasan por boxes y cambian los neumáticos. Lo hacen para no gastar la goma blanda prevista para suelo mojado. De ese modo logran no desgastarla y, a pesar de que inicialmente no se agarran tanto, a medida que pasa el tiempo, esas ruedas se convierten en la mejor opción. En la gestión de la economía pasa algo parecido. Si deja de llover, si la situación abandona la tempestad, es momento de cambiar la fijación que sustenta un modelo de crecimiento que se amparaba en el desgaste y la gestión de una hipotética liquidez perdida inicialmente.

Sin embargo, eso no siempre se ejecuta correctamente. A veces, se pierde el ritmo de la carrera y se apuesta por un cambio de ruedas inverso. Se ponen gomas para mojado en seco y las de seco en mojado. Por esta razón en momentos de crecimiento económico no se apuesta por industrias y sectores de largo recorrido no cíclicos y de valor añadido y, en momentos de decadencia, se deja todo el peso de lo relativo a la capacidad individual de muchos en lugar de dejarlo en manos del liderazgo político. Me refiero a que, en España cuando las vacas eran gordas, gordísimas, no se hizo nada o muy poco por generar un nuevo modelo de crecimiento basado en las nuevas tecnologías, la automatización de sectores y la competitividad por valor añadido.

Cuando las vacas se pusieron a dieta, y se murieron la mitad, poco o nada se estableció desde el liderazgo político para que el peso del PIB español traspasara su caudal de sectores responsables de la hecatombe a otros que permitieran creer en un futuro moderno. De lo inmobiliario, de la construcción y de los servicios operados desde el bajo valor añadido no se hizo la reconversión hacia una economía con garantías y preparada para afrontar un futuro robótico y tecnológico. No se hizo, no se hace, no pinta que se vaya a hacer. Todo depende del desordenado ejercicio del sector privado que se muestra convencido de que su futuro pasa por su propia apuesta. El problema es que hay países que sí tienen un plan que ocupa menos folios que los nuestros, menos asesores, menos comités de expertos y menos meriendas, pero que a su vez contienen más ejecución, más presupuesto y un modelo asentado en el convencimiento de que la conquista del futuro no es algo que se pueda hacer con nuestro ‘waiting for…’ permanente. Al futuro se va, no se le espera.

Se perdió la oportunidad de invertir masivamente en conocimiento en su día, en innovación, en tecnología. Se malgastó todo en ladrillos, preferentes, desayunos de hotel, kilómetros de vías inservibles y aeropuertos innecesarios. Y ahora, a medida que los datos económicos respiraban ‘recuperación’ a costa de salarios, capacidad adquisitiva y anhelos de clase media de juguete, vamos abandonado las exigencias y la perspectiva y volvemos a pensar que lo importante es lo que suceda en los próximos cinco minutos en lugar de ir preparando el pasado mañana de nuestros hijos.

Seguimos en manos de gente con poca capacidad para interpretarlo. Ahora toca la guerra de las ideologías y el derrame verbal continuo. Lo vamos a pagar caro. Y lo vamos a pagar todos. Te plantan la noticia de que el coste de la salvación bancaria habrá supuesto 6.640.000.000.000 de aquellas pesetas, céntimo arriba, céntimo abajo. Que no pasa nada. Que es normal. Que ya lo dijimos. Que es mejor eso que otra cosa. Que la fiesta de rescatar un sistema financiero la tiene que pagar alguien. Recuerdo cuando dijimos que eso no lo pagaría nadie más que los ‘paganinis’ de siempre. Tú y yo. Era de aurora boreal, pero había quien lo defendía a capa y espada, que el hecho de que tras fusionar tres o cuatro bancos, la entidad resultante valía menos que la mayor de las fusionadas. Era algo aceptado por norma como un ‘mal controlado’. Pues no lo era. El tiempo no lo cura todo, pero ayuda a olvidarlo. Y ahora el olvido es un mecanismo insertado en la era de la información ‘fast food’.

Aquel rescate fue un fraude. Una quimera inventada para evitar una intervención a la irlandesa. La hipoteca a pagar es inmensa. Aceptada incluso. Lo grave, no es el coste que se ha reflejado en recortes, deuda, menos servicios y más impuestos. El tabique está en lo que dejaremos de invertir desde dónde se debe invertir lo recaudado por nuestros impuestos. No se hizo, no se hace y no parece que se vaya a hacer. El nuevo modelo de crecimiento vinculado al valor añadido, a la exportación de conocimiento y la tecnología, tendrá que esperar. Depende de la apuesta privada, del riesgo que tomen unos sin el amparo de otros. Un amparo que otros países, nuestra competencia, si ofrecen.

El crecimiento actual se sujeta en un andamio poco estable. Los que anuncian mes tras mes los buenísimos resultados macroeconómicos olvidan voluntariamente de donde venimos. Solo por comparación, resulta difícil ir a peor. Pero, como decía, no se ha hecho mucho. Se ha derivado, se tira de inercia. Las afiliaciones de la seguridad social ya dan muestras de desaceleración. En agosto casi 180.000 cotizantes dejaron de cotizar. Casi el doble de lo previsto. El sector servicios no da más de sí. El consumo deja de tirar y empieza a perder dinamismo. La confianza del propio comprador cae a medida que el empleo deja de fluir como antes. España crece, pero más despacio y el PIB rozará el 3%. Un registro notable, no lo niego, que además es mucho más equilibrado que en tiempos de la burbuja, pero que parece muy dependiente de sectores y modelos económicos que no garantizan un futuro de eficiencia y optimización de nuestra economía. Ahí está el problema. Un problema que, por cierto, sigue sin aparecer en ningún discurso político mucho más atento al recuento de manifestantes.

Sigo esperando un debate donde se hacen los debates sobre como vamos a afrontar como país un futuro sin empleo (o el mismo empleo), la renta mínima, la robotización, la automatización de sectores que ahora sujetan la economía y el crecimiento y un debate sereno sobre como vamos a conseguir los millones que se han quedado embarrados en el rescate bancario en lugar de haberlos invertido en la modernización de una economía, de un país. Aquí lo único que se ha modernizado es el método de hacer desaparecer un conejo de la chistera.

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Innovación, Inversion, Startups, Tecnologia Marc Vidal Innovación, Inversion, Startups, Tecnologia Marc Vidal

Prueba un 'analizador de sentimiento'

Normalmente en este blog comentamos que se está haciendo por el mundo tecnológicamente hablando. Cuando hablamos de coches autopilotados o robots nos parecen temas a los que solo acceden los implicados. La verdad es que la velocidad de implementación social de muchos de esos temas será rápida pero no inmediata. Sin embargo no es preciso ir a las complejas cavidades de la robótica para poder ‘jugar’, guardando las distancias, con el futuro.
La startup gallega Cilenis es una de nuestras empresas participadas. Tal vez, de todas, es la que con mayor intensidad trabaja cada día el espacio de la investigación y el desarrollo. Han sido finalistas en del Building Global Innovators del Massachussets Institut of Technology de Boston y han logrado finalizar un ‘road map‘ de creación de herramientas lingüísticas como establecimos hace unos meses.

Sin pretensiones inasumibles, el producto final, Linguakit ya ha logrado reconocimientos por parte de comunidades que estudian este tipo de productos y es una buena manera de acercarse a los automatismos de este tipo. Os propongo que hagáis uso de las funcionalidades de lo que poco a poco irá siendo la escritura robótica. En este caso todo cuanto se puede obtener está basado en las demandas de los profesionales de la escritura, el análisis de datos y la lingüística compleja. Parte del futuro de la comunicación pasa por ahí.

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El portal ofrece tecnología útil para el día a día: un corrector ortográfico y gramatical, un metra traductor que elige el mejor traductor automática para hacer tu traducción y la gran novedad, un resumidor automático de textos. En la parte lingüística, un analizador morfológico, sintáctico y un buscador de palabras en contexto y palabras más frecuentes.

Ahora bien, la herramienta de este ‘pool‘ que ha obtenido un reconocimiento reciente es el ‘analizador de sentimiento’ que se sitúa en el top 3 en lengua española y el top 25 a nível mundial con la lengua inglesa. El gestor de palabras claves por interés semántico, el extractor de multipalabras y el de entidades como personas, lugares, organizaciones, cantidades y fechas, es impresionante. Pruébalo, está todo en una plataforma común que reúne alta tecnología para todos. Dispone de modelo freemium y también de integración via API para empresas. En los próximos meses vamos a procurar obtener la gasolina necesaria para que se lancen a ‘las grandes ligas’ y seguir avanzando en el campo de la ‘traducción en tiempo real’, la gestión del ‘big data lingüístico’ y lo que llamamos ‘periodismo robótico’.

Y permitidme una primicia y que tiene que ver con el uso de la tecnología de este tipo y algo en lo que estoy implicado con algunos de los lectores de este blog. Como dije hace unos días, voy a dirigir una revista económica y, entre otras innovaciones, ya podemos decir que tendrá una sección escrita y tratada por el software de periodismo robótico que aportará Cilenis. Es emocionante pensar que a nivel de analíticas textuales y extracción de información podamos componer parte de un medio de comunicación.

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El periodismo instantáneo

Hace un tiempo en este blog comentamos que el papel del periodismo robótico iría en aumento en las redacciones de la mayoría de medios. Es cuestión de tiempo. De hecho hace unos días la agencia de noticias Associated Press comunicó que a partir de este mismo mes procederá a automatizar algunos artículos económicos, de manera que un software inteligente redactará lo que ahora hacían diferentes reporteros.
Al parecer, a la mayor agencia de noticias americana le preocupaba la enorme cantidad de información económica que gestionan los periodistas. Según ellos mismos relatan, en AP descubrieron la tecnología de la empresa Automated Insights que, combinada con datos de la firma Zacks Investment Research, les permiten generar historias cortas, de entre 150 y 300 palabras casi de modo automático, de manera que han pasado de emitir tres centenares de noticias a casi cinco mil cada trimestre.

Diarios de Israel y Estados Unidos ya emplean algoritmos que crean en poco tiempo noticias legibles usando bases de datos. A los eternos debates sobre si los periódicos deben seguir publicándose en papel o cobrar por el acceso a las ediciones digitales, se suma el de qué futuro le depara a la profesión de periodista ahora que las máquinas se han afianzado en un terreno que parecía inexpugnable: el de contar historias. (Via GEN-Summit)

Estamos automatizando el mundo, la vida. Esa automatización en el campo del periodismos debería de ser una buena noticia fundamentalmente si los medios son capaces de establecer el equilibrio que la tecnología nos suele exigir. Dice Ferrara, el actual director de AP, que ‘los periodistas tendrán más tiempo para analizar lo que significan los números, identificar tendencias y encontrar historias exclusivas que pueden publicarse conjuntamente con los resultados económicos y que la incorporación de robots no debe verse como una agresión laboral, sino una liberación a los reporteros para que hagan más periodismo y menos procesamiento de datos’.

Cada vez que la tecnología se nos aparece de un modo disruptivo la amenaza a los puestos de trabajo es el tema. Es ese mundo sin empleo del que hablamos a veces. Es ese planeta sin trabajo para todos y ese futuro en el que nuestro papel será el de convivir con lo automático, lo exacto, lo previsible. El equilibrio será complicado, más si cabe lo será el proceso de transformación.

Interpretar ese futuro tecnológico e innovador, automático e inmediato precisa de un esfuerzo a veces enorme. No todo cuanto hacemos, ni los que nos maravillamos de todo eso, responde a tan brillante escenario. Sin embargo es importante sentirlo esperanzado y procurar establecer vínculos con las oportunidades que nos ofrecerá en lo profesional y en lo social.

Estos días estamos impulsando proyectos en este campo de la lingüística inteligente. Ellos mismos me dicen que los blogs también los escribirán robots tarde o temprano o, por lo menos, algunos elementos de procesado serán ejecutados por algoritmos. De algun modo eso ya pasa con el acceso inteligente a ‘feeds’, redes diversas y automatización en el orden de algunos datos que proceden de diversas fuentes.

Decía la psicóloga Angela Bonet que ‘aquellos que no podían oír la música tomaban por locos a los que bailaban’.

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