FRACTURA EN EL CONSUMO

Cuando las ventas en los comercios se desploman más de un 20%, ¿podemos hablar de crisis? La virulencia con la que se está instalando la pegajosa sintonía de una economía en franco deterioro es una evidencia se mire por donde se mire. La traidora actitud de las entidades bancarias está azuzando con ímpetu las brasas. Los comerciantes comentan que nunca habían vivido nada igual. La banca ha cortado las líneas de crédito y muchas empresas no tienen liquidez para afrontar los pagos. Según me comentaba un dirigente de la patronal, los ingresos por caja hasta junio ya habían caído más de un 25%. También me aseguraba que la situación se agravará porque las tiendas, desesperadas, están preparando descuentos de hasta el 80% para dar salida a sus productos. Evidentemente esta solución se volverá en su contra a medio plazo, pues una reducción tan evidente de los precios provocará un adelgazamiento de la facturación aunque las ventas aumenten significativamente.

En las grandes superficies el tema es similar aunque lo tapen por gestión de marca y branding corporativo de juguete. Lo hace evidente que algunas comunidades han adelantado las rebajas a hoy mismo. Los resultados de compañías como H&M o C&A reflejan un primer trimestre con una evidente ralentización, pero que advierten de que lo peor está aun por llegar. A pesar de que las grandes compañías del consumo minorista empiezan a sufrir, lo grave está en el pequeño comercio. En Catalunya por ejemplo, un escenario cuyo uno de sus motores es este factor económico, se sabe que hay empresas que no tienen ni siquiera crédito para pagar las colecciones de otoño.

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