El papel del capital riesgo en el cambio de modelo de crecimiento de un país.

En los últimos meses se está viviendo un aumento significativo de las inversiones internacionales en startups en la zona de inversión cercana a las denominadas ‘Series A’, momento en el que entran en acción los Venture Capital en rondas que no suelen ser superiores a los 5 millones de euros de startups, que en la mayoría de los casos aun no tienen beneficios pero si importantes ingresos. Suele ser el momento en que por primera vez la compañía se ofrece a inversores profesionales.

Dónde estoy pudiendo vivir en primera persona el auge de este punto de inversión es en Irlanda. Las startups con base en Dublín, Cork, Galway o Limerick especialmente están viendo un aumento sin precedentes de capital por parte de inversores norteamericanos que han dejado de lado el interés en las grandes compañías y se están centrando en las de este tamaño más moderado.

A pesar de que algunas compañías locales cierran rondas muy significativas como Intercom con casi 44 millones de euros, lo normal es que el grueso de la inversión se centre en Series A y Series B de entre 2 y 10 millones. El total de capital invertido, en lo que llevamos de año en este pequeño país ya dobla al que se invirtió en el mismo período el año pasado. Digamos que sigue viniendo y cada vez en mayor cantidad capital procedente de los venture capital americanos que tienen aquí uno de sus puntos principales de inversión. De hecho sólo superado por Israel.

Por poner ejemplos, en un año, en sólo 8 rondas se han invertido 220 millones en startups locales. Como decía la mayoría de este capital proviene de fondos de Estados Unidos donde el mercado está algo sobre calentado y dónde encontrar rondas en Series A asequibles cada vez es más complicado.

Un estudio de Partners Mooreland muestra que Irlanda es el segundo mayor mercado dónde se producen ‘exits’ per cápita. También refleja un dato que podría ser interesante para otros mercados e incubadoras de negocio en otros países. Aquí en Irlanda la inversión semilla es tremendamente baja, poco eficiente y relativamente difícil de alcanzar. Digamos que, cómo los foros de inversión están plagados de fondos americanos, la exposición que se genera es la que puede ser atractivos para éstos que suelen buscan Series A.

La diferencia entre una Serie A en España a la que suele vivirse aquí radica en el importe y en el método. En España y otros países europeos las rondas Serie A suelen ser de acompañamiento. Se buscan entre 2 y 5 millones y se diluyen los primeros inversores. Pocos suelen acompañar y mucho menos vender su parte. En Irlanda esto suele ser un gesto anecdótico. Lo que suele pasar es que en plena Serie A un fondo americano ponga entre 5 y 10 millones y elimine del accionariado a los primeros inversores dejando sólo a los emprendedores. Esto permite hacer un ‘exit’ rapido si has invertido en ellas. Justo lo que planteamos en Idodi Venture Capital por cierto.

Irlanda apenas tiene 7 millones de habitantes. Un cuarto de millón de su población trabaja en algo vinculado a la tecnología. Se crean 147 startups diarias y el índice de mortalidad de estas empresas suele ser la mitad que en otros lugares. El monto el año pasado en inversión proveniente de capital riesgo fue de casi 700 millones de euros, del cual sólo un 6% fue para capital semilla.

En este país el 94% del capital público que se aporta en estas rondas es para modelos de internacionalización. El crecimiento no se entiende de otro modo puesto que el mercado local es muy pequeño. Además ese crecimiento debe enfocarse a Estados Unidos lo que encaja muy bien con lo que espera el capital privado ‘yankee’ que busca invertir en estas mismas empresas en rondas posteriores. Estos fondos americanos especialmente no suelen invertir sino perciben que el capital público local también lo hace.

Por eso, la institución Ireland Entreprise invierte en una gran cantidad de proyectos de la mano de estos fondos. Se coordinan, se establecen reglas y modelos de seguimientos conjuntos. No es a fondo perdido, no es 'ahí te dejo la pasta y ya me la devolverás si puedes', no son créditos. Es inversión estratégica y conjunta. Implicación directa en el día a día de las startups. Está todo encajado y muy bien diseñado. Tengo la suerte de colaborar en sus programas desde hace un año y me parece excepcional el modelo que bien podría exportarse a nuestro país.

En los últimos cinco años, en plena crisis crediticia, 1000 startups basadas en Irlanda han recibido 2,4 billones de euros en capital riesgo, recaudados casi exclusivamente por los gestores de fondos de capital de riesgo internacionales apoyando durante este periodo a la creación de hasta 20.000 puestos de trabajo tecnológico.

Sin embargo, sin querer establecer comparativas odiosas, sin querer desmerecer nada que suceda en España por ejemplo, es importante mirar que sucedía al mismo tiempo en nuestro país. Cómo se nos vende una cosa y sucede otra. En España se dice que la financiación en capital riesgo está en un gran momento. Que se levantaron cerca de 600 millones de euros en startups locales el año pasado. 

Una inversión algo inferior incluso a la de Irlanda que si comparamos el papel que juega la economía de uno y otro país en la escena internacional veremos que no es razonable estar satisfechos con esa cantidad. Visto per cápita es incluso insultante. El atractivo de un mercado de inversión lo es por la rentabilidad que ofrece, por el ecosistema que se potencia y por la proyección de las startups que nacen. El capital público debe ser inteligente, influyente, no sólo puede ser un crédito a fondo perdido.

Esperar que el cambio de modelo de crecimiento de una sociedad se produzca por casualidad es un error. España y otros países europeos deben apostar por este tipo de compañías que llevan en su ADN la innovación y el potencial cambio en todos los modelos económicos. Viviremos en breve una revolución sin precedente en el sector bancario con el denominado ‘Fintech’ al igual que pasará en otros sectores. Es urgente que los programas de aceleración, creación y apoyo a startups basadas en España sean potentes. Una legislación más sencilla y eficiente, una fiscalidad atrayente y un mercado laboral atractivo para atraer talento exterior es la clave. A partir de ahí viene se puede pensar en que el capital venga a invertir en esas empresas.

Sólo a título informativo. Muchas de las startups que están ubicadas en Irlanda no tienen beneficios. Invierten todo en crecimiento. De este modo no se benefician del único tributo realmente interesante que hay en la fiscalidad local, el impuesto de sociedades que sólo sirve si tienes beneficios. El resto de impuestos y mínimos laborales son mucho peores que en España por ejemplo. Sueldo mínimo de algo más de 1600 euros, seguros, despachos, controles y otros logros laborales suponen dificultades notables que se contrarrestan a lo verdaderamente interesante. Un atractivo marco para atraer trabajadores extranjeros, ayudas para financiar programas de investigación, soporte legal y administrativo muy intenso y, sobretodo, la facilidad para montar una empresa, transferencia tecnológica entre universidad y empresa y todo lo que tiene que ver con la administración de la misma. A veces, no todo es un tema fiscal. Atraer inversión depende de tener el talento y el talento se le tiene que formar y facilitar su acceso. 

Cuando hablamos de inversión en capital riesgo solemos ver sólo un modelo especulativo. Sin embargo cuando el ecosistema de inversión es eficiente se genera un modelo que se transfiere a todos los aspectos de la economía, la moderniza, aplica en el mercado laboral y permite un crecimiento sostenido. Irlanda crece cerca del 7% y lo hace fundamentalmente apoyado en la exportación, la tecnología y en los nuevos modelos económicos que van asentándose en nuestro mundo moderno.

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