Las tendencias (y alguna tontería) en tecnología doméstica que transformarán 2018.

¿Cómo será el mundo de 2028? Vete tú a saber. En diez años nos esperan tantas innovaciones encadenadas y probablemente sujetas a una tecnología que aun está en desarrollo o, incluso, no existe. En tan sólo una década algunos avances en Inteligencia Artificial, lectura de datos, robótica, nuevos avances médicos vinculados a la curación genética, los vehículos sin conductor, la impresión tridimensional y en el consumo doméstico de la tecnología cambiarán mucho y lo harán rápido. Es difícil saber cómo y a que ritmo. De hecho, por costumbre, el análisis sobre el futuro socioeconómico a partir de la tecnología de la que dispondremos no me lo tomo muy en serio cuando va más allá de dos o tres años. A toda regla le anteponemos una o dos excepciones.

Dejando de lado algunas predicciones matemáticas y demográficas que sí son realmente creíbles, lo mejor es abandonar la quimera que supone ‘deducir’ como será el mundo más allá del 2028 como explica el video superior y centrarnos en el futuro inminente. Para ver como nos afectará y con que avances tecnológicos existe una feria que muestra esa ventana tan próxima. Se trata del Consumer Electronic Show (CES 2018) que se celebra en Las Vegas cada principio de año y supone el escaparate de mayor impacto en cuanto a las tendencias tecnológicas que nos van a afectar en el futuro inmediato. Pude asistir en las dos anteriores ediciones y, si bien mucho de lo que se expone está en fase previa al lanzamiento comercial, es cierto que la muestra en general responde a una especie de viaje al futuro próximo que suele ser muy exacta.

En la edición de este año el paisaje ha sido dominado por los asistentes con inteligencia artificial, la realidad virtual y los dispositivos vinculados a la salud. CES significa la génesis de muchas tendencias tecnológicas transformadoras, y en la actual edición lo ha vuelto a ser. En concreto, las tendencias que van a transformar nuestra vida cotidiana bien podrían ser los asistentes de hogar, la estética retrofuturista, la salud digital y la siempre presente y esperada realidad virtual. Estas son algunas de ellas, si quieres más hay un muy buen resumen en Forbes.

Los asistentes domésticos.

Este año, el CES fue inundado con dispositivos Alexa de Amazon. Aunque Google también mostró su asistente doméstico, el que revolucionó el evento fue la versión actualizada de la apuesta en este campo de la empresa Samsung a través del asistente Bixby. El primero capaz de conectarse, relacionarse y ejecutar órdenes independientes que afecten a televisores, neveras, fogones, cafetera, despertador o cualquier electrodoméstico conectado a la red.

La imagen Retrofuturista.

Una tendencia sorprendente del CES de este año fue un giro estético a los robots ‘retro’ que combinan tecnología contemporánea con estética del siglo pasado. Bajo esa estética se presentaron robots capaces de doblar la ropa, perros robot e incluso un administrador robótico casero. Es evidente que las empresas buscan incorporar un elemento emocional a estos cachivaches a fin de que la relación con los humanos se naturalice o simplifique. No sé si pretenden llegar a convertirlos en humanoides, eso tiene riesgos notables, pero sí acercar su uso (y venta) durante este mismo año del modo más masivo posible. 

Tecnología conectada para la salud.

Los gadgets focalizados en mejorar la salud y el bienestar de los usuarios fueron probablemente los más interesantes este año en el CES. Philips lanzó una diadema portátil para mejorar el sueño. Prevent Biometrics presentó un protector bucal que podría detectar las conmociones cerebrales. Swim.com y Spire Health Tag colaboran para diseñar un ‘traje de baño inteligente’ que podría ayudar a los nadadores a rastrear sus entrenamientos de agua. Neutrogena presentó su SkinScanner, que se conecta a un iPhone y se sincroniza con la aplicación Skin360 para ayudar a los usuarios a evaluar la salud de su piel desde casa. Es evidente que las apuestas tecnológicas para mejorar nuestra vida a partir de los datos de salud que emitimos es un campo en desarrollo exponencial.

Screen Shot 2018-01-17 at 09.38.05-min.jpg

Realidad Virtual

Cada año la Realidad Virtual es el centro del CES. Lo es en solitario o, a veces, en sintonía con avances en Realidad Aumentada. En esta edición HTC presentó sus auriculares Vive Pro con audio integrado y una pantalla de alta resolución de 2880 x1600. El efecto de realismo es absolutamente brutal. La compañía irlandesa Design Partners reveló su 'guante inteligente', un interfaz hombre-computadora para realidad virtual (VR) y realidad aumentada (AR que integra tacto y sensación física en la experiencia virtual. Probablemente lo más destacable a mi entender pues es un hito importante en la búsqueda de hacer que la realidad virtual sea más realista incluyendo futuros ‘trajes inmersivos’.

Obviamente se presentaron centenares de innovaciones, pero estas me parecen relevantes sino queremos elucubrar con previsiones poco sólidas. No son las únicas pero sí indican la más que probable tendencia a la que se dirijan las tecnologías a lo largo de este año. La electrónica de consumo que veremos en los escaparates estos próximos meses serán estas y no otras. Ahora bien, como cada año, se presentan auténticas tonterías tecnológicas. Se les suele llamar el otro CES, el ‘Consumer Excess Show’.

Este año en ‘el otro CES’ se han presentado cosas como los espeluznantes Robots Strippers de Sapphire Gentlemen's Club, los auriculares adelgazantes de Modius Health que aseguran eliminar el hambre, el vibrador inteligente Lioness que mapea los datos cuando se usa midiendo fuerza, movimiento y temperatura para convertir ese momento en una experiencia auto-sexual única y un inodoro inteligente de más de 6.000 dólares llamado Numi y que es compatible con Alexa de Amazon. Te abre la tapa, te pone tú música acorde con tus ruidos intestinales y almacena esos datos. Vamos, ‘pa cagarse’. 

Anterior
Anterior

Las claves del empleo en el futuro inmediato: dónde, cómo, quién y qué.

Siguiente
Siguiente

Barcelona, entre un modelo de ciudad vecinal y la prosperidad económica.