Marc Vidal Marc Vidal

La trampa ya está lista. CBDC contra Bitcoin.

Una CBDC o Central Bank Digital Currency (en español, Moneda Digital de Banco Central), es una forma de dinero fiduciario digital que es emitido por el banco central de una país y por tanto tiene valor de curso legal en dicha nación. Es una versión digital de una moneda como el dólar estadounidense o el euro, respaldada por ese banco central. Las CBDCs no son criptomonedas, no son Bitcoin. Son híbridos, una respuesta de los países preocupados por la aparición de las criptomonedas libres en el mundo, especialmente, preocupados por la pérdida de su poder económico y financiero en el mundo.

Hoy he explicado para el gran público, el riesgo que podrían suponer las CBDC, las monedas digitales emitidas por los bancos centrales. Lo he hecho durante mi sección ‘la salida de emergencia’ que tengo en el programa de radio más escuchado en España, ‘Herrera en Cope’, cada mañana a las 8:20. Es un tema no habitual y del que poco se habla. La excusa para entrar en él, a expensas de lo que me iba a llover después, era el informe sobre el aumento del uso del efectivo tras la pandemia.

Es algo muy importante. Es algo que toca llevarlo a todas partes y que se sepa. El riesgo de perder el control y de generar una sociedad diviso-dependiente es enorme. Te voy a hablar del riesgo que corremos con esas monedas digitales y de si queda alguna barrera como el bitcoin para enfrentarnos a la madre de todas las batallas socioeconómicas que se nos viene.

Una CBDC o Central Bank Digital Currency (en español, Moneda Digital de Banco Central), es una forma de dinero fiduciario digital que es emitido por el banco central de una país y por tanto tiene valor de curso legal en dicha nación. Es una versión digital de una moneda como el dólar estadounidense o el euro, respaldada por ese banco central. Las CBDCs no son criptomonedas, no son Bitcoin. Son híbridos, una respuesta de los países preocupados por la aparición de las criptomonedas libres en el mundo, especialmente, preocupados por la pérdida de su poder económico y financiero en el mundo.

Son el último intento de las instituciones por mantenerse vivos en tiempos en los que la sociedad ya los rechaza de forma masiva. Los gobiernos de todo el mundo se encuentran en diferentes fases de investigación o implementación de las CBDC. A medida que avanzamos hacia versiones cada vez más electrónicas del dinero en efectivo... nuestra libertad de permiso se vuelve cada vez más finita y más limitada. El grupo de trabajo de las divisas digitales (CBDC) de los siete grandes bancos centrales, el Banco de Canadá, el Banco de Inglaterra, el Banco de Japón, el Banco Central Europeo, la Reserva Federal, Sveriges Riksbank y Banco Nacional Suizo, estudian el diseño de sus CBDC, bajo el paraguas del Banco de Pagos Internacionales (BIS). Las CBDC revolucionarán el sistema financiero, el dinero iría directamente de los bancos centrales a los wallet ciudadanos. Los depósitos de los bancos centrales se reducirían drásticamente.

Las CBDCs son una forma de dinero que puede ayudarles a alcanzar distintos objetivos políticos, económicos, geopolíticos y geoeconómicos en todo el mundo, y donde el espionaje a los ciudadanos alcanzará niveles nunca vistos antes. Son el último misil que les queda. Por desgracia es un arma que la gente no percibe y que va a estar llena de ‘anzuelos’ para que piquemos todos. 

Fíjate lo que dice Lagarde. La jefa del BCE, Lagarde, dice que ‘no me gusta ver un nuevo período de banca libre debido a las criptomonedas. Se requieren monedas digitales de bancos centrales (CBDC) para mantener el papel de los bancos centrales’. O lo que dice Bo LI, director general adjunto del FMI, asegurando que "CBDC puede permitir que las agencias gubernamentales y los actores del sector privado programen/permitan funciones de políticas específicas (es decir, cupones de consumo) Al programar CBDC el dinero puede orientarse con precisión para qué tipo de personas pueden poseer y qué tipo de uso puede tener este dinero ser utilizado".

Ahora que las divisas fiat están cayendo a plomo hacia la paridad con el dólar y la gente empieza a desconfiar de ellas, los Bancos Centrales aprovecharán para instaurar las CBDC en medio del caos y ofrecerlas como la solución a todos los males. El South China Morning Post informó que ‘el Banco Popular de China publicó un proyecto de ley que daría estatus legal al sistema de Moneda Digital para Pago Electrónico (DCEP) y por primera vez al yuan digital. Se incluyó y definió como parte de la moneda fiduciaria soberana del país’.

El proyecto de ley también prohibirá a cualquier parte producir o emitir tokens digitales respaldados en yuanes, por lo que no solo el Yuan digital será la CBDC (moneda digital del banco Centra) de la República Popular de China, sino potencialmente será la ÚNICA moneda digital. Veamos algunas características de esta futura moneda:

  • en primer lugar, es un sistema de pago que está completamente bajo el control del BPC. Sin descentralización, todo en manos del gobierno, indirectamente;

  • proporcionará un método de pago electrónico ajeno a los circuitos privados. Por tanto, permitirá combatir el peso de estos últimos y, posiblemente, su monopolización

  • permitirá controlar mucho más de cerca el movimiento de dinero en el exterior. es un sistema perfectamente, completamente programable, por lo que también puede evitar pagos a ciertas áreas, o rastrearlas;

  • ya que será programable, será una moneda que se pueda configurar para que desaparezca después de un cierto período, o posiblemente se reduzca. Una especie de sueño keynesiano: se puede proporcionar un incentivo rápido e inmediato al consumo, que DEBE consumirse durante un determinado período de tiempo.

  • podrán hacer que tu dinero no pueda comprar ciertas cosas, o que tengas una inflación personalizada ( del mismo modo que tienes anuncios personalizados a dia de hoy).

Nos tienen reservada una basura monetaria que se encamina al control. Imagina, con el conocimiento del uso de todo tu dinero, pagos, tiempos y acciones, se podría premiar o castigar ese uso. Por ejemplo en temas de contaminación (Aviones, coches, agua), y te lo aplicaran a tu IRPF. 

No me extrañaría que para fomentar el uso de las #CBDC, cuando vayas a pedir un préstamo/crédito te suelten algo como "el banco te lo concede en Euro Digital que es compatible con su tarjeta y compras por lo que 'no va a notar diferencia' “. Al principio, serán pagos con descuento para impuestos pero tarde o temprano te ‘inyectarán’ ese dinero digital casi sin dolor. Y como pasó con el euro y las monedas locales en Europa, las FIAT y las CBDC convivirán. Ahí solo habrá un aislante, bitcoin. 

Pasado un tiempo, cuando se elimine el FIAT, quedaremos a expensas del euro digital y solo nos quedará como reserva de libertad, bitcoin si no se desvanece por falta de adopción antes. Hablamos de finales de esta década, no mucho más. 

Como decía el pensador austriaco, Hayek, “Cuanto más planifica el Estado, más complicada se le hace al individuo su propia planificación”

La generación de hoy ha crecido en un mundo donde, en la escuela y en la prensa, se ha representado el espíritu de la empresa comercial como deshonroso y la consecución de un beneficio como inmoral, y donde dar ocupación a cien personas se considera una explotación, pero se tiene por honorable mandar sobre otras tantas

La conclusión no puede ser más clara. Los bancos centrales se han metido en un verdadero callejón sin salida. Los bancos centrales miden el momento del lanzamiento de las divisas digitales, y la forma de hacerlo. Saben que un error puede ser peligroso para la estabilidad financiera mundial. Según se puede leer en el informe redactado con el BIS que dice, “la existencia de CBDC sin restricciones u otro dinero digital, como un activo accesible y seguro, podría aumentar el riesgo de una huida bancaria sistémica. Y generar fondos del mercado monetario o instrumentos más susceptibles a salidas bruscas. Un efecto similar podría surgir para otros sectores vistos como relativamente seguros, especialmente en los mercados monetarios”

Ahora bien, los bancos centrales se equivocan al pensar que una CBDC podría tener éxito sencillamente por ser de bajo coste o de curso legal. Las CBDC tendrían que ofrecer también a los consumidores más ventajas que las opciones de pago tradicionales; por ejemplo, atraer a los usuarios con descuentos. Pero eso implica bien subvencionar el sistema con fondos públicos —lo que iría contra la obligación del BCE de respetar una “economía de mercado abierto y con libre competencia”—, bien imponer a los comercios comisiones más altas que las que pagan en la actualidad.

El BCE ha descartado el anonimato. Parece inevitable: los bancos centrales deben impedir que sus CBDC se utilicen libremente. La fijación de límites a los importes que los usuarios puedan tener en CBDC también será fundamental para proteger la estabilidad bancaria, pero las cuentas múltiples permitirían eludirlos. De modo que los usuarios tendrán que identificarse ante los bancos privados que distribuyan las CBDC. Pero eso significa que los consumidores tendrían que confiar sin más en que las transacciones son tan privadas como los bancos dicen que son. Es poco probable que eso convenza a los consumidores que hoy utilizan alegremente las tarjetas, y tampoco parece que satisfaga a los usuarios preocupados por la privacidad que siguen utilizando el efectivo porque sí garantiza el anonimato. Las excusas para su uso no anónimo serán muchas y ese es el riesgo. 

Bitcoin es el último soldado. Por eso debemos definirlo bien y no mezclarlo con el resto de cripto lo que sean. Existe una distancia enorme, incluso diría que no es distancia es simplemente que son dos cosas distintas entre bitcoin y el resto de las denominadas criptomonedas. Principalmente que bitcoin es ya un activo real y el resto no. Posiblemente es el único activo digital que ya existe. Por comparar, podemos decir que el oro es un activo real a la vez que no puede serlo digital. En el caso de bitcoin incluso podemos pasar la barrera y decir que es un activo real y digital. Me explico. Es un activo real pues no es pasivo de nadie. Es solo el activo de alguien.

Técnicamente el bitcoin no necesita que alguien establezca un valor futuro pues no es una obligación económica. De momento sabemos que aspira a ser una moneda y forma de pago que, de manera residual, ya lo es en algunos escenarios. Sin embargo lo relevante es su escasez programada, su irrevocabilidad en las transacciones y su incomunicabilidad. Eso lo diferencia del resto de activos financieros que no son activos reales. El resto de criptomonedas prometen obligaciones del emisor con respecto al valor de esa moneda en un momento determinado. Dependen de que el emisor actúe de un modo u otro para mejorar la plataforma donde estan esos cripto activos. Su valor no depende del mercado descentralizado sino, también, de que determinadas personas que controlan y que administran esa red cumplan con los compromisos. Todas las criptos son pues activos financieros pero Bitcoin es un activo real pues no es el pasivo financiero de nadie.

Si bitcoin logra ser un activo monetario y una reserva patrimonial dependerá de que se entienda como un concepto económico y no como una inversión. Para que esa adopción se comprenda y no sea como el ‘esperanto’ debemos explicarlo fácil. Hablar de bitcoin como un concepto socioeconómico, de filosofía política incluso, está bien, pero hay que bajar a tierra o se quedará en un entorno reducido. Sería el esperanto de las divisas. Hay que explicar muy bien que si tienes bitcoin no debes mirar su valor en ningún exchange contimuamente, no hagas trading con bitcoin, no juegues con él. No es para eso. Todos esos que se pasan el día simulando ser brokers de casino con miles de criptos no son nada más que un incordio para lo que realmente representa bitcoin. 

Bitcoin tiene tres características que no tiene ningún otro activo digital que pueda considerarse real o reserva patrimonial. Las listó muy bien Juan Ramón Rallo en la pista central de un circocoin hace unos meses. Bitcoin tiene un limitación cuantitativa 21 millones de unidades, una Irrevocabilidad de las transacciones imposible de echar atrás una operación y, además, una  escasez digital que actua  como reserva patrimonial. De ahí, que solo es posible que de criptomoneda solo haya una. Si ese concepto de divisa se replica sin limite deja de haber limitación cuantitavia y dejaria de ser una reserva de valor. De hecho, que sigan naciendo criptos lo que realmente hace es destruir lo que dicen defender. 

Niños con el bachillerato pendiente hablando de cambiar el mundo del dinero cuando son ellos los que están realmente cargándose todo lo que podría significar la descentralizacion del mismo. El resto de activos cripto deben servir para otras cosas. He hablado del papel de la cadena de bloques y de las cripto divisas en otros entornos. Contra la inflación puntual en Africa, mecanismos de transacción sin coste, etc. Pero eso son servicios, no activos. 

Además creo que bitcoin es medicina social para los jóvenes del ‘vive el momento’, ‘gastate el dinero’, del consume todo lo que puedas. Bitcoin es lo contrario, es realmente ahorro, capital de algún modo y, al final, una reserva de valor patrimonial y de inversión futura. Es un antídoto contra el socialismo y es un vector capitalista. 

Muchos jóvenes hoy viven bajo una mentalidad cortoplacista. Los traders cripto son algunos de ellos por cierto. Pero los jóvenes bitcoiners parecen ser la excepción. De hecho hay un estudio, el de la consultora estadounidense Civic Science que asegura que los jóvenes qeu invierten en bitcoin tienen una percepcion del futuro muy interesante. Podría ser un indicador, quizás, de que bitcoin promueve en sus compradores preferencias temporales bajas y una mentalidad a largo plazo con relación a las finanzas. Y eso es bueno. 

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Marc Vidal Marc Vidal

Del patrón oro al patrón dólar, ¿del patrón dólar al patrón bitcoin?

Murray Newton Rothbard fue un economista, historiador y teórico político que popularizó el anarcocapitalismo. A Rothbard le gustaba usar un experimento mental para demostrar cómo funciona eso de poner la impresora de billetes a toda máquina. Proponía que te imaginaras un genio de una lámpara maravillosa que multiplicaría por diez la cantidad de dinero que todas las personas tuvieran en ese momento. Entonces preguntaba… ¿Serían todos ellos diez veces más ricos? La repuesta según él, era que en realidad, nadie lo sería y que seguramente todo aumentaría de precio hasta equilibrar esa multiplicación por diez más pronto que tarde.

Murray Newton Rothbard fue un economista, historiador y teórico político que popularizó el anarcocapitalismo. A Rothbard le gustaba usar un experimento mental para demostrar cómo funciona eso de poner la impresora de billetes a toda máquina. Proponía que te imaginaras un genio de una lámpara maravillosa que multiplicaría por diez la cantidad de dinero que todas las personas tuvieran en ese momento. Entonces preguntaba… ¿Serían todos ellos diez veces más ricos? La repuesta según él, era que en realidad, nadie lo sería y que seguramente todo aumentaría de precio hasta equilibrar esa multiplicación por diez más pronto que tarde. 

A continuación, te pedía que imaginaras que esa oferta monetaria que surgía de haber multiplicado por diez el dinero de todo el mundo en bruto, no se distribuyera de manera uniforme sino que, en realidad, el genio de la lampara maravillosa solo aumentara la oferta monetaria para algunos, dejando la cantidad total multiplicada por diez pero distribuida de un modo más “normal”. Es decir, la mayor cantidad sería para banqueros que decidirían cómo se distribuye ese incremento. Luego te preguntaba ¿Quién se beneficiaría entonces? La respuesta, era sencilla: aquellos que lo obtienen primero.

Según Rothbard esa es la ilusión de la impresión de dinero. Y ese es el problema de haber cambiado el patrón oro en 1971. Admito que a veces la política monetaria puede ser algo confusa e, incluso, algunos la ven algo aburrida. Pero te aseguro que la política monetaria es monumentalmente importante.

Ya se ha puesto en marcha la maquinaria para desarrollar con urgencia un criptodólar, la que será la moneda digital de los Estados Unidos. El objetivo de la administración Biden es revisar los requisitos técnicos y las necesidades objetivas para dotar al país de su propia moneda digital. Una moneda digital que estaría respaldada por la Reserva Federal.

La orden busca organizar algunos aspectos relacionados con las criptomonedas aunque esta ‘criptomoneda’ en realidad es una moneda digital vinculada a su banco central. A este tipo de divisa se las conoce como CBDC por sus siglas en ingles. 

La particularidad de este tipo de moneda es que las emite directamente el banco central, con lo que los ciudadanos las pueden comprar directamente sin depender de una entidad financieras. Y ahí está el asunto. Este tipo de emisión afecta a los bancos comerciales. Básicamente porque este tipo de iniciativa merma potencialmente sus tenencias de depósitos.

Imagina que el BCE lanza una aplicación que permitiera desde el móvil a sus usuarios tener euros digitales, dejarían de tener relación con los bancos comerciales obviamente. Por eso la mayoría de los bancos tradicionales insisten en una especie de moneda digital híbrida que, después de emitirse, se distribuyen a partir de esas aplicaciones de la banca tradicional.

Pero cada vez hay más voces en el sector financiero que avisan de un impacto negativo en la estabilidad del sistema financiero porque una mayor demanda de esta moneda digital presionaría al alza sobre los costes de financiación de los bancos comerciales.

Por lo que el problema no es sistémico, sino comercial. Si la banca capta menos depósitos e interviene menos en las rutas de pagos, es posible que tenga menos información sobre sus clientes, lo que a su vez perjudicaría su capacidad para evaluar a sus potenciales clientes.

Pero, como siempre, vamos a relacionar cosas. Todo esto ocurre en un momento en el que el sistema se ve afectado por aspectos de muy alto calado. La deuda pública de Estados Unidos superó los 30 billones de dólares por primera vez. Y, aunque la economía americana crece a pesar de la pandemia y las tasas de interés están en un nivel muy bajas, el problema es que se puede estar enquistando.

Resulta que la economía es una ciencia que revisando la historia es capaz de identificar patrones, sucesos o ciclos que ayudan a comprender el presente y a deducir parte del futuro. Y en ese pasado hay momentos que marcaron el inicio de cosas que luego supusieron un cambio absoluto del sistema financiero global.

En esta ocasión es una tecnología la que ha iniciado una disrupción profunda en el sistema. Convertir el dinero en un código digital ya hace tiempo que es factible, que ese dinero tenga condicionantes que supera la cadena de valor tradicional de la banca, también. Pero que la banca comercial se quede sin negocio, eso ya es más serio. 

Una de las diferencias entre un euro digital y un Bitcoin, por ejemplo, es su forma de emisión. Mientras que las operaciones, en el caso del euro, son de carácter centralizado y el único que puede emitir es el BCE, en el caso de un Bitcoin es totalmente distinto. Otra diferencia determinante es que el minado de las criptomonedas es por parte de los usuarios. Un proceso distribuido y radicalmente distinto a la emisión de una divisa de un banco central, sea o no digital, puesto que los estados pueden emitir sin un límite; mientras que, por ejemplo, la masa monetaria del ‘bitcoin’ está predefinida y no superará los 21.000.000.

Pero la clave es la siguiente. Las criptomonedas, una vez creadas por usuarios, reciben el valor que marca el mercado. Desde un punto de vista económico, las criptomonedas nativas de redes descentralizadas y no permisionadas, como bitcoin o ethereum, no están ancladas al valor de una moneda de curso legal, sino que están sujetas al precio que marquen la oferta y la demanda. Lo interesante es que nadie puede, desde ningún organismo, determinar un tipo de interés determinado si eso tuviera sentido. No están garantizadas, tu capital no tiene ninguna garantía, pero a los usuarios eso no les importa por mucho que se les advierta desde gobiernos y bancos centrales.  

Y el conflicto que ahora se avecina demostrará como los anuncios públicos y las decisiones de tipo sistémico pueden tener repercusiones impredecibles. Busquemos en la historia para ver que significa cuando pones en un aprieto al sistema. Te voy a explicar lo que sucedió en 1971 y que explicó muy bien el analista Jonathan Miltimore en la revista TIME hace un tiempo y que se puede consultar junto a muchos gráficos en la web “what the fuck happened in 1971”. Resulta que en 1971 la desigualdad de ingresos entre los trabajadores comenzó a empeorar mucho. Los salarios, que habían logrado tener una relación muy certera con la productividad y el crecimiento del PIB durante décadas, comenzaron a quedarse muy rezagados con respecto al crecimiento económico. La inflación se disparó, creciendo a un ritmo más rápido que en cualquier período del siglo XX. 

Aquí es importante pararnos en el concepto ‘patrón oro’. El patrón oro era simplemente un sistema monetario que vinculaba el valor del papel moneda con el oro. El sistema se implementó en EE. UU. en 1834 y fijaba el precio del oro en 20,67 dólares la onza , donde se mantuvo casi un siglo. Lo interesante es que en 1870, otros países siguieron ese ejemplo, y marcaron el comienzo de la ‘Edad de Oro del oro’ generando un período de gran prosperidad. El período de 1880 a 1914 se conoce como la época del ‘patrón oro clásico’. También fue un período de crecimiento económico sin precedentes. Pero, al final de ese período llegó con el comienzo de la Primera Guerra Mundial, cuando muchas naciones recurrieron a las finanzas inflacionarias para pagar la guerra más sangrienta de la historia humana hasta ese momento. De 1925 a 1931 comenzó una nueva era del oro con el Gold Exchange Standard.

Esta versión fracasó en 1931 tras la salida de Gran Bretaña del oro por culpa de las salidas masivas de capital que se estaba produciendo. En 1933, el presidente Franklin D. Roosevelt nacionalizó el oro propiedad de ciudadanos particulares y derogó los contratos en los que se especificaba el pago en oro. Verás que la historia tiene curiosas similitudes. La orden de Roosevelt, conocida como Orden Ejecutiva 6102, prohibía el acaparamiento de monedas de oro, lingotes de oro y certificados de oro dentro de los Estados Unidos. Las monedas de oro y los lingotes se declararon ilegales. Una ley que se mantuvo hasta 1974.

Hasta aquí, si habías leído que fue Nixon el que acabo con el patrón oro, estarás pensando ¿quien fue entonces el responsable, Franklin D. Roosevelt o Nixon? Tranquilo, puedes seguir pensando en Nixon pero con matices. De 1946 a 1971, las naciones operaron bajo un nuevo sistema monetario: el Acuerdo de Bretton Woods. Un sistema diseñado por las naciones aliadas, encabezadas por Estados Unidos, cerca del final de la Segunda Guerra Mundial como un orden monetario internacional de posguerra. Así el dólar estadounidense se convertiría en la moneda de reserva mundial, que los gobiernos extranjeros podrían canjear por oro. Los gobiernos podrían hacerlo, pero los ciudadanos estadounidenses no. Es la leche la historia… ¿no?

Aunque los ciudadanos no podían cambiar papel moneda por oro, los gobiernos extranjeros sí podían hacerlo. Así que el dólar estadounidense en realidad seguía atado al oro, que EE.UU. prometió redimir a una tasa de cambio de $35 por onza. Esto significaba que Estados Unidos no podía inflar la oferta monetaria sin agotar sus reservas de oro. Ojo a esto. Estados Unidos no podía inflar la oferta monetaria sin agotar sus reservas de oro

Pero EE. UU. sí infló su moneda, en gran parte para financiar los crecientes costos de la Guerra de Vietnam y la denominada ‘gran sociedad’ (en inglés, Great Society). Esta ‘gran sociedad’ fue un conjunto de programas nacionales de reforma social del Gobierno norteamericano entre 1964 y 1965. Al parecer, esa burbuja que vinculaba el oro al dólar, es una de las razones principales por la que EE.UU. agotó aproximadamente el 55 por ciento de sus existencias de oro desde la década de 1950 hasta 1971. 

Y llegamos a 1971. En ese año, frente al agotamiento de las reservas de oro, y un dólar que enfrentaba una presión inflacionaria cada vez mayor por los gastos del gobierno, Nixon tomó una decisión crítica: detuvo "temporalmente" la amortización de oro. Pero como todo lo que dicen que va a ser temporal en política no lo es, el movimiento de Nixon se quedó para siempre.  Y así es que EE.UU. se convertía en lo que se conoce como un sistema de moneda fiduciaria, en el que el papel es moneda de curso legal respaldado no por oro, plata u otra materia prima, sino por un decreto del gobierno. Aquí sí que vamos viendo como la historia es caprichosamente curiosa. 

El economista Thorsten Polleit describió en varios ‘papers’ académicos, tres cosas que todos los fondos fiduciarios tienen en común:

  • 1, el gobierno (o su banco central) tiene el monopolio de la producción

  • 2, se crea a través de la expansión del crédito bancario (es decir, de la nada).

  • y 3, no tiene valor inherente, es simplemente papel de colores brillantes (o lineas de código ahora) que se puede producir siempre que los que están en el poder lo consideren políticamente conveniente.

Una cosa es algo que emite un banco central y otra algo que se genera en un sistema descentralizado. Y es por eso que a los que tienen el control les gusta un sistema de dinero fiduciario. Les permite financiar todos los programas y agendas que de otro modo no podrían costear, desde una guerra hasta un fondo de recuperación o un plan de vigilancia ciudadana universal. 

Cincuenta años después del fin del patrón oro, la moneda estadounidense sigue siendo la reina de los mercados de divisas. Su directo "competidor", el euro, tras ser atacado por la especulación también debido a la debilidad en la coordinación de las políticas europeas, no le ha hecho ni cosquillas a la divisa estadounidense.

Y de aquellos barros estos lodos. Ahora la deuda se nos come. Amenaza con tener un mundo absolutamente ineficiente e incapaz de corregir momentos como el que vamos a vivir en breve. Hay quien dice que es momento de volver a al patrón oro, porque sin él, los gobiernos y bancos centrales tienen el poder de imprimir billetes sin límite y llevarnos al desastre por incapacidad.

Esta indecente impresión exponencial de dinero en realidad es una especie de falsificación monetaria que nos lleva al empobrecimiento. En algunos países de Hispanoamérica y una decena de países africanos, eso se puede observar de manera diáfana. Sus mandatarios imprimen divisa local a la vez que compran oro y dólares. Por eso, en muchos de esos países, especialmente africanos, los criptoactivos son un refugio, un modo de pago y un antídoto a la inflación. Tres en uno. Tienes un vídeo en este canal que habla de ‘para que sirven las criptos’.

Pero si volvemos a ese momento de 1971 cuando se desconecto el patrón oro, veremos que ese gasto tuvo un costo. La deuda federal de EEU se disparó de $ 398 mil millones en 1971 a los 28,8 billones en la actualidad. Has oído bien. De 398.000 millones a 28,8 billones. 

Pero como sabemos hoy, ese no fue el único coste. El sistema de dinero fiduciario ha permitido que quienes están en el poder corrompan la moneda para enriquecerse a expensas de otros imponiendo un impuesto muy eficiente: la inflación. Lo  más cínico del asunto es que toda esa deuda, la desvinculación del patrón oro, el gasto desmedido y el incremento de precios, se hizo en nombre del altruismo y la ayuda humanitaria. Desde una guerra ‘justificada’ en Vietnam hasta los programas sociales de la ‘Great Society’.

Sí, ya lo sé, se está poniendo interesante y casi no hace falta que te diga mucho más. Pero te lo voy a decir porque aquí viene ahora el siguiente escalón que va a ser muy difícil subir pero que pertenece a una escalera descentralizada, exenta de poder bancario y donde la gente va a ser la clave por primera vez desde que se inventó el dinero. 

Veamos. El primer método para intercambiar objetos de valor fue el trueque (es decir, el comercio directo de un producto o servicio por otro, sin la mediación del dinero). Sin embargo, pronto se descubrió que el dinero (que vamos a llamar token y que representa un valor) era extremadamente eficiente para impulsar los intercambios comerciales. A lo largo de los años se han utilizado diferentes materiales físicos para este propósito: piedras, gemas, metales preciosos, etc. Como te he explicado hoy, ya sabes que durante el siglo XIX, el oro se convirtió en un estándar generalizado y ha coexistido con otras formas de dinero, entre las que se incluyen el papel moneda (a partir de 1661) y las tarjetas de crédito (a partir de 1946).

Pero en el momento actual, surge un nuevo desarrollo llamado dinero digital. Y sobre este, otro más complejo y peligroso para los que controlaban la fiesta: las criptomonedas (a partir de 2009).  Y por eso te dije que los bancos centrales temen la criptomoneda y se han inventado un sucedáneo que puedan controlar llamada moneda digital o CBDC. El asunto es que una vez que el dinero deja de representar un valor real, como en el caso del papel moneda, que ya no está respaldado por el oro, su valor se vuelve simbólico: depende de la confianza y del valor que las personas y los mercados otorgan ese token.

A medida que los sistemas monetarios se volvieron más complejos los bancos surgieron como agentes de confianza para apoyar y verificar transacciones. Más tarde, las propias monedas llegaron a requerir una gestión más activa y, como resultado, se fundaron los bancos centrales. Y estos empezaron a acuñar moneda, imprimir papel moneda, regular los intercambios y, en algunos casos, tomar medidas frente a las crisis financieras y económicas.

Ahora, el valor del dinero está garantizado solo por decreto del gobierno. Y así nos fue en 2007. Por eso, dicen, por esa atmósfera de desconfianza hacia las instituciones financieras, Satoshi Nakamoto creó el Bitcoin en enero de 2009. Algo concebido inicialmente como una forma de realizar transacciones sin la necesidad de un tercero de confianza. Una moneda que no estaba controlada por bancos o gobiernos. La infraestructura que propuso Nakamoto para este propósito fue el blockchain: un tipo de plataforma digital que registra transacciones de manera descentralizada. Y a partir de ahí, la historia se ha ido escribiendo y, quien sabe, algunos así lo aseguran, de modo de pago, pasará a refugio y de refugio a patrón. Igual está muy lejos, pero quien iba a decirnos que los bancos centrales emitirían monedas digitales o que tras cada icono de tu móvil hay millones de empleos y miles de millones de dinero invertido. 

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