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Los bancos son las nuevas discográficas. La revolución FinTech.

Se acerca una gran bola de nieve para el sector bancario. No es una novedad, se la ve venir a lo lejos. Pero lo que parece que no se interpreta correctamente es que la velocidad y tamaño que va tomando son cada vez mayores. Se trata del mayor cambio al que la banca se ha enfrentado jamás. No va de regulaciones, ni de adaptarse a una burbuja que les reventó en la cara. Esto va de que el sector tal y como lo conocemos está en juego.

Se acerca una gran bola de nieve para el sector bancario. No es una novedad, se la ve venir a lo lejos. Pero lo que parece que no se interpreta correctamente es que la velocidad y tamaño que va tomando son cada vez mayores. Se trata del mayor cambio al que la banca se ha enfrentado jamás. No va de regulaciones, ni de adaptarse a una burbuja que les reventó en la cara. Esto va de que el sector tal y como lo conocemos está en juego.

Su estructura comercial, formal y de gestión, tienen un problema. Un problema que no es adaptativo como parecen entender la mayoría de los bancos viendo las decisiones que van tomando. En realidad es un problema técnico. Cuando el asunto es adaptativo se suelen buscar soluciones tácticas de corto recorrido para ‘adaptarse’ bien a tiempo real. Pero en este caso el problema será (es) técnico. Es fácil saber cuál es, por lo que a diferencia de los problemas adaptativos, si conocemos el problema, la solución también la conocemos y en este caso no es táctica sino estratégica.

Las noticias hablan de táctica y no de estrategia. Por ejemplo, hoy el Banco de Santander hace público su plan de ajuste que sigue al anuncio que hizo la semana pasada sobre la voluntad de reducir su red comercial. La estrategia de transformación del banco que ha anunciado Ana Botín se basa en el cierre de algo que cada vez es menos usado por los Milenial: las sucursales u oficinas más pequeñas. El plan pretende reducir de las 3467 actuales a poco más de un millar en 2018. El propio BBVA también tiene claro que el camino es ese. De hecho su consejero delegado, Carlos Torres Vila, explicó durante el evento que se llevó a cabo en Copenhague, Money 20/20, que ellos van por el mismo camino.

Un camino que es el mismo que ya han iniciado en otros países. Mucho de lo que se hace en un banco hoy no precisa de ninguna persona, oficina o proceso tradicional y se puede sustituir sencillamente con una app desde el móvil. De hecho, y esto es el motivo principal, el denominado Fintech se va a llevar por delante el 23% del negocio en menos de dos o tres años.

Es cierto que al sector se le acumulan las dificultades. Regulaciones europeas, el peso todavía importante de los activos tóxicos que todos se tuvieron que tragar y una política monetaria con tipos de interés en algunos casos negativos. Sin embargo, el motivo principal es la entrada sin contemplaciones de la tecnología a un sector que tenía bajo control hasta hace muy poco todo lo que tenía que ver con el concepto financiero y económico.

Ya le pasó a otros sectores. Contenidos, turismo, transporte, producción y otros. Hace un par de años que las innovaciones en el sector financiero y bancario son cada vez más potentes. Algunos bancos han creado marcas que buscan ofrecer un servicio digital de lo que siempre han tenido. Básicamente ofrecen un ‘banco moderno’ enfocado a una nueva generación de clientes que ve los bancos tradicionales como algo ajeno en muchos casos. Clientes que ‘todo lo hacen por Internet y desde el móvil’. Ese lavado de cara, ese quitarse la corbata, no es lo que realmente necesita el sector si quiere estar en condiciones de aprovechar lo que se les viene encima. No se trata de cambiar el nombre de una entidad, buscar otro más ‘cool’ o inundar las redes con frases hechas sobre la libertad y el movimiento. Eso es pura epidermis.

Aunque algunos bancos están comprando startups del llamado ‘Fintech’, todavía es más cosmético que estructural. Es una buena manera de empezar la transformación total de una entidad pero no es suficiente. Es un camino largo y complejo pues hablamos de entidades que suelen ser enormes estructuras en su conjunto, pero que la entrada de aire fresco y disruptivo a partir de una adquisición de estas puede acelerar los procesos de cambio. La gestión del cambio pasa por reducción de plantillas, automatizar, incorporarse a nuevas plataformas, pero también de entender que papel jugará el sector bancario y financiero en su conjunto a corto plazo. Tal vez se trata de redefinir el propio papel de los bancos.

En todo caso se deberán dar prisa. Esto va a toda velocidad. Los bancos, siempre asentados en la garantía de que sin ellos no se podía financiar, transferir, intercambiar divisas o gestionar activos, se encuentran ahora con que no hay intermediarios en muchas de esas operativas porque el intermediario es la propia red, esa que ellos usaban y que ahora está disponible para todos de un modo tremendamente sencillo. Se parece tanto a lo que pasó con las discográficas que da que pensar. ¿No?

Y es que el termino FinTech es perturbador para los sistemas financieros existentes y establecidos. Hablamos de que para financiar un proyecto miles de personas acceden al ‘crowdfunding’ o a los préstamos ‘peer-to-peer’, para gestionar transacciones utilizan el móvil o para intercambiar divisas lo mismo. El FinTech lo hace todo, todo lo que desde un banco u otros gestores financieros ya hacían, y lo hacen más barato, más fácil y más rápido.

Lo veo cada día, cómo participante del Fintech Innovation Lab de Dublín y cómo inversor en, por ejemplo, The Pay Pro. No se trata de una moda semántica, el Fintech es la nueva rueda que rodando se va a llevar por delante muchas de las barreras que hasta ahora eran intocables. Es un ejemplo más. En breve nos presentarán regulaciones, inconvenientes, órdenes generales y lo que sea para evitar lo inevitable. Ya pasó y pasará en otros campos. Cómo dijo la comisaría europea de Transportes, Violeta Bulc, ‘servicios como Uber son inevitables’. Lo mismo con el resto de innovaciones vinculadas a la Cuarta Revolución Industrial, cuesten lo que cuesten, afecten a quien afecten y tarden lo que tarden.

Pero, ¿en que campos actúa el Fintech? ¿lo abarca todo? Fintech es algo más que un sector en transformación. Es mucho más que ‘la transformación digital del sector financiero’. Hablamos de la mutación de un concepto relacional entre todo un sector y su clientela. Es estructural y se deriva a todo. Los campos en los que actúa son muchos, desde crédito, compensación de deudas, factoring, crowdfunding, préstamos p2p, comparadores financieros, bitcoins, divisas, finanzas personales y de empresa, equity financiera, plataformas de pago, Trading, asesoría financiera automatizada, redes inversoras, algoritmos económicos, etc.

Sin embargo hay cuatro escenarios de desarrollo que engloban estas subcategorías que acabo de listar y que durante el pasado mes de febrero, en el ‘Finovate’ de Londres comprobé cómo se van definiendo. Más de setenta startups Fintech mostraron allí sus productos a casi dos mil asistentes. Los cuatro campos son:

Asesores Financieros Robóticos.

El Fintech elimina el intermediario y ofrece un autoservicio generando respuestas casi automáticas. La dependencia computerizada elimina intermediarios y proporciona recomendaciones de productos e inversiones sobre software de Inteligencia Artificial. La asesoría robótica eliminará miles de empleos que se dedican a la relación con el cliente.

Los análisis predictivos.

Existen desarrollos de pequeñas empresas que proporcionan herramientas de análisis que predicen inclumplimentos, impagos, probabilidades y riesgos sobre potenciales clientes. La gestión de datos masivo eliminará miles de empleos que se dedican al análisis.

Los pagos móviles

Las estadísticas son claras en lo que tiene que ver con la banca móvil. Crece casi de manera exponencial. Tres de cada cuatro usuarios financieros realizó una operación con un dispositivo móvil el año pasado. De momento la mayoría lo hace desde las aplicaciones de sus bancos, pero en cuando la alfabetización y conocimiento de nuevas formas vinculadas a agentes ajenos al sistema tradicional sea mayor y descubran que los costes son muy bajos en comparación, el trasvase será inevitable. Digamos que ‘el pago por móvil’ es a la banca de futuro, lo que el iPad fue a la manera de acceder a la red hace unos años. Mostró el camino y lo hizo sencillo para personas de la tercera edad por ejemplo que ahora son adictos a las redes sociales. Primero serán pequeñas transacciones pero luego serán todas las operaciones. La banca móvil eliminará miles de empleos que ya no son necesarios en el desarrollo de actividades financieras.

La mejora de los interfaces de cliente.

El Fintech está causando que la experiencia de cliente digital financiero lo tenga más fácil y agradable. Gran parte del desarrollo de este sector disruptivo tiene que ver con ‘la forma’ una vez superado ‘el fondo’. Ahora toca hacerlo sencillo y adaptable. Las primeras muestras de activar órdenes por voz, aplicar protocolos de seguridad por video bidireccional o las interacciones directas con personal ‘real’ es la última barrera que el Fintech le queda por superar. La experiencia de usuario eliminará miles de empleos en las sucursales tradicionales y los sustituirá por otros vinculados a ‘prestación de experiencia’ que no necesariamente deberán suceder entre un banco y un cliente.

En definitiva, un apasionante cambio de uno de los sectores sobre los que se sujeta nuestra estructura social, económica y política. ¿Quien viene después?

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