Marc Vidal Marc Vidal

Cinco superpotencias que gobernarán el mundo en 2050

En 30 años, la mayoría de las economías más grandes del mundo serán las que están emergiendo hoy, superando a los gigantes actuales como Estados Unidos, Japón o Alemania. La lista estará encabezada por China y seguida en este orden por India, EEUU, Indonesia, Brasil, Rusia, México en el séptimo puesto, Japón y el primer país europeo en el noveno lugar, Alemania seguida de Reino Unido. A continuación vienen Turquía, Francia, Arabia Saudita y Nigeria. Para localizar a España tenemos que irnos al puesto 26 cuando ahora somos la economía 16 del mundo.

En 30 años, la mayoría de las economías más grandes del mundo serán las que están emergiendo hoy, superando a los gigantes actuales como Estados Unidos, Japón o Alemania. La lista estará encabezada por China y seguida en este orden por India, EEUU, Indonesia, Brasil, Rusia, México en el séptimo puesto, Japón y el primer país europeo en el noveno lugar, Alemania seguida de Reino Unido. A continuación vienen Turquía, Francia, Arabia Saudita y Nigeria. Para localizar a España tenemos que irnos al puesto 26 cuando ahora somos la economía 16 del mundo.

El informe ‘The Long View How will the global economic order change by 2050’ que actualiza el equipo de prospectiva en el Reino Unido liderado por John Hawksworth, economista jefe en Price Waterhouse Coopers, explica que, para ese hipotético2050, se proyecta que el mercado global duplique su tamaño actual, incluso asumiendo que la ONU pronostica que la población mundial solo crecerá en un modesto 26%.

Cualquier análisis a 25 años vista se tiene que tomar como indicios o tendencias obviamente. Cabe decir que los informes realizados desde hace más de dos décadas por este equipo han logrado asemejarse mucho a lo que ha ido pasando en materia de nivel productivo y posicionamiento de países. Obviamente eso no quiere decir que se pueda saber el modo en el que va a repercutir esa evolución en lo social o político. Pero, como digo, las proyecciones de crecimiento son algo bastante fácil de formular. Es como un buque navegando en línea recta, aunque pares los motores, su inercia es difícil frenarla, cambiarla o detenerla. Igual llega algo más tarde, pero llegará a puerto aproximadamente a la hora prevista con un simple cálculo. Lo mismo con la inercia económica. Podemos modificar cosas que estimulen el crecimiento o cometer errores que la detengan, pero en términos generales la dirección y la inercia ya están tomadas.

Ahora se considera que el mundo va a doblar su tamaño económico en 2050. Este crecimiento traerá consigo muchos cambios. Aunque puede ser un desafío predecir exactamente cómo se desarrollará el futuro, la mayoría de los economistas están de acuerdo en una cosa: los mercados en desarrollo de hoy serán las superpotencias económicas del mañana.

En 30 años, seis de las siete economías más grandes del mundo serán las economías emergentes de hoy, superando a EE.UU. (cayendo del 2 al 3), Japón (cayendo del 4 al 8º) y Alemania (bajando del 5º al 9º). Incluso las economías relativamente más pequeñas como Vietnam, Filipinas y Nigeria verán grandes saltos en sus respectivas clasificaciones durante las próximas tres décadas, según ese informe.

Un informe que se centra en la radiografía de cinco países con potencial de hiper-crecimiento para averiguar cómo están viviendo los rápidos cambios que ya están ocurriendo, qué beneficios se obtienen al vivir en estos lugares y los desafíos que enfrentan a medida que sus países ascienden en la clasificación.  El primero es China. Poco que decir que no se sepa de este gigante. Se me ocurre un dato. Medido por el PIB por paridad de poder adquisitivo (PPA), que se ajusta a las diferencias de nivel de precios entre países, China ya tiene la economía más grande del mundo. En ese registro China ya es la primera potencia económica del planeta. El gigante asiático ha visto ganancias económicas masivas en la última década, pero los economistas prometen que es solo la punta del iceberg de lo que depara el futuro. Pero China puede tener un problema importante. Resulta que China está a punto de para pasar uno de los grandes puntos de inflexión demográficos, según leí en el Financial Times. El punto de inflexión al que se refería ese artículo, era el de que los pañales para ancianos ya se están convirtiendo en un mercado más grande que el de los pañales para bebés. 

El segundo es India. Se espera que el segundo país más poblado del mundo experimente un crecimiento masivo durante las próximas tres décadas, con un crecimiento promedio del 5% en el PIB por año, lo que lo convierte en una de las economías de más rápido crecimiento en el mundo. Para 2050, se proyecta que India sea la segunda economía más grande del mundo (superando a los Estados Unidos) representando el 15% del PIB total del mundo. De hecho, los resultados de ese crecimiento ya han comenzado a tener un impacto para los residentes. Sin embargo, el gasto en infraestructura se ha debilitado, incluso cuando más coches salen a las calles; y los niveles de contaminación, especialmente en centros urbanos como Nueva Delhi, están a tasas insoportables.

El tercer análisis se centra en otra potencia emergente: Brasil. Esta economía sudamericana se convertirá en la quinta economía más grande del mundo para 2050, superando a Japón, Alemania y Rusia en el proceso. Con una abundancia de recursos naturales, Brasil ha hecho crecer su economía rápidamente en las últimas décadas, pero enfrenta desafíos en su lucha por controlar la corrupción gubernamental y la inflación que ha mermado mucho la economía del país en los últimos años. Algunos de los desafíos han permitido que Brasil sea uno de los primeros en adoptar la tecnología vienen como resultado del alto costo de proteger el efectivo contra la inflación. Brasil se convirtió en pionero de la tecnología financiera. Los equivalentes de Paypal y Venmo han sido rutina financiera en Brasil durante más de 20 años, incluso antes de que los teléfonos inteligentes nos inundaran. Lo hacían negociando a través de colmenas repletas de cajeros automáticos. En mi primer viaje a Brasil en 1999 me sorprendieron los halls en sucursales bancarias donde no había casi personal pero sí decenas de cajeros dispuestos lateralmente donde los brasileños ‘negociaban’ sus salarios o adelantos con una máquina. Eso en aquella época era algo muy raro para un europeo.

El informe se centra también en un cuarto país que crecerá de manera importante en las próximas dos décadas: México. Para 2050, México estará a punto de convertirse en la séptima economía más grande del mundo, saltando cuatro puestos desde su actual puesto 11 en la clasificación. Un enfoque en la fabricación y las exportaciones ha impulsado gran parte de su crecimiento en los últimos años, aunque las condiciones económicas actuales han obstaculizado las ganancias potenciales. El desafío de esta economía está en su dificultad para mantener su valor frente al dólar y una tendencia muy tóxica, especialmente ahora, de buscar enemigos en la historia. Culpar a la España actual de lo que sucediera en el siglo XVI es, como mínimo, revisable.

El quinto análisis focaliza en el motor africano: Nigeria. Nigeria es una de las economías más grandes de África y está lista para crecer a pasos agigantados hasta 2050. La previsión ronda un promedio de 4,2 % año tras año, lo que llevará a este país a subir ocho lugares: del 22 al 14 en la clasificación de los países con mayor producción dentro de 25 años apenas. Según los datos de Global Entrepreneurship Monitor, más del 30% de los residentes de Nigeria son nuevos empresarios o propietarios-gerentes de un nuevo negocio, una de las tasas más altas del mundo. He estado en dos ocasiones y es un país de contrastes por lo grande que es. Los recién llegados deben establecerse en Lagos o Abuja, ambas grandes ciudades con buenas escuelas y excelente vida social. El tema de la seguridad, es complicado.

Es muy complicado tomar referencias a un futuro tan lejano aparentemente, pero como os he dicho al principio, la tendencia de crecimiento en economía es un recurso factible para el análisis. De ahí que sería bueno analizar los ‘drivers’ que conducirán a esos países a ser potencias económicas mientras que otras, que ahora los son más por herencia que por acción, lo dejarán de ser.

El primer driver sería el PIB per cápita inicial: hay una relación negativa significativa entre los niveles iniciales de ingreso promedio en una economía y el posterior crecimiento del PIB per cápita; lo que refleja el hecho de que, en igualdad de condiciones, un bajo nivel inicial de desarrollo económico brinda más oportunidades para ponerse al día con los países de mayores ingresos haciendo uso de sus tecnologías e ideas. Esto es interesante. Demuestra que la anestesia sociológica acaba siendo un freno aunque no te des cuenta. 

El segundo factor es la Inversión: totalmente determinante para el crecimiento económico, pues con un aumento de un punto porcentual en la inversión asociada logra un aumento de 0,15 puntos porcentuales en el crecimiento promedio anual del PIB real per cápita. La inversión puede impulsar el crecimiento económico apoyando el desarrollo de infraestructura en áreas clave como la energía y el transporte, impulsando el progreso tecnológico y aumentando así la productividad. Lo interesante es que si tomamos como referencia los últimos años y los informes del Banco Mundial y el algunas otras instituciones de segundo piso como el BCIE por ejemplo, bancos que otorgan crédito a otros bancos, por eso se llaman de segundo piso, si los tomamos como referencia vemos que el nivel de inversión en los países emergentes ha crecido y crecerá de manera exponencial, lo que repercutirá en ese cambio en la clasificación que te estoy comentando hoy.

Otro driver, el tercero, será la Educación: un aumento de un punto porcentual en la matriculación en la escuela secundaria está asociado con un aumento de 0,05 puntos porcentuales en el crecimiento real del PIB per cápita. Si bien este es un impacto menor que el de la inversión, es más probable que los beneficios de la educación se acumulen durante períodos de tiempo más largos a medida que los titulados ​​de la escuela mejor educados ingresan a la fuerza laboral. El desafío siempre es la formación.

Un cuarto condicionante al crecimiento es la Deuda soberana de los países. Hay una relación negativa entre la deuda del gobierno y el crecimiento, pero el impacto es de una magnitud relativamente menor en comparación con las otras variables del modelo. Los altos niveles de deuda pueden hacer que los gobiernos sean vulnerables a las crisis financieras y monetarias, especialmente si éstas implican un gran endeudamiento en el exterior, y por lo tanto tienden a estar asociadas con una mayor inestabilidad macroeconómica, una inflación más alta y un crecimiento a largo plazo más lento en promedio. Este factor determinará que países emergentes serán capaces de afrontar el futuro que explica ese informe o no. La hambruna que se prevé en los próximos meses en algunos de estos países, la inflación desbocada y la incapacidad para sofocar movilizaciones sociales, podría retrasarlo todo. Sin embargo, la deuda, inflación y déficit en otros países que ahora lideran la clasificación, también tienen ahora un problema grave de empobrecimiento social y económico por culpa de una dependencia, como hemos visto, de mantener las impresoras a toda marcha.

Y la quinta clave. Las exportaciones de materias primas. La fuerte demanda y altos precios de las materias primas durante la mayor parte de los últimos 15 años han tenido un impacto positivo en el crecimiento de los mercados emergentes, pero la magnitud de este efecto fue relativamente pequeña y la caída de los precios del petróleo en los otro momento de la historia reciente ha revertido el efecto beneficioso inicial. El impacto de las exportaciones de materias primas en el crecimiento de los mercados emergentes es absoluto. Aquí China, por cierto, lo tiene muy bien montado. Ahora mismo, la mayoría propietaria de las explotaciones en muchos de esos lugares, es China. Por lo tanto, no se incluye este factor en el modelo de análisis de ese informe por que no estimulará a los países productores sino, prácticamente, solo a China y Rusia.

Tras revisar y estudiar este y otros estudios, me queda claro que Europa tiene que reinventar el modelo social y económico lo antes posible o nos convertiremos en irrelevantes. Y más atendiendo a temas demográficos.  Estamos en medio de una tendencia global que no ha recibido suficiente atención: tasas de fertilidad que se desploman y poblaciones que se reducen. Según las previsiones de un equipo internacional de científicos publicado el año pasado en The Lancet, la población mundial alcanzará un máximo de 9200 millones alrededor de 2065 y luego descenderá a 8800 millones a finales de siglo. Esa es una diferencia sorprendente, si se tiene en cuenta que en el siglo XX la población mundial creció un 600 %, de mil millones a seis mil millones. El estudio de The Lancet decía algo asombroso: la población de veintitrés países, incluidos Japón, Italia, España y Tailandia, se reduciría al menos a la mitad para fines de siglo. Estados Unidos y el resto de Europa también se encaminan hacia esa situación preocupante.

Esta es una tendencia que tendrá implicaciones de gran alcance para la década en la que estamos curiosamente. Tendrá un impacto en la economía, la geopolítica, la cultura... podría cambiar radicalmente la naturaleza misma de cómo se organizan nuestras sociedades y estimulará que lo que dice el informe sobre las potencias globales en 2050 se acelere algo más. El gran desafío económico al que nos enfrentaremos en el futuro será: un mundo robotizado, con una longevidad media superior a los 100 años, con una reducción de la natalidad en el primer mundo y un crecimiento en otras latitudes en crecimiento exponencial. ¿Cómo se gestinará todo eso? ¿Quién lo está teniendo en cuenta? En 2050, si todo va bien, estaré cercano a los 80 años. Mis abuelos se despidieron de este mundo a los 98 y 101. Interpreto que lo que pase en ese lejano 2050, me afectará. Y a ti. Y a nuestros hijos. 

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E-commerce, Management, Negocio, Startups Marc Vidal E-commerce, Management, Negocio, Startups Marc Vidal

¿Cómo internacionalizar tu startup en países emergentes?

En estos días en los que estamos ultimando nuestra ronda de financiación y a la que muchos pequeños inversores se han acercado interesándose, una de las preguntas recurrentes que hemos tenido que responde es ¿cómo hemos planteado la estrategia para expandir internacionalmente un proyecto tecnológico en entornos de países emergentes como es nuestro caso?
A pesar de que es en España crecemos mucho, más de la mitad de nuestro negocio ya está en el exterior y, concretamente, en países emergentes. Un escenario algo diferente al de nuestra competencia. Hace unos días Openshopen abrió su delegación en Kenya. A primera vista es un destino poco habitual para un SaaS de comercio electrónico y una aventura no exenta de complicaciones obviamente. Sistemas de pago, diferencias culturales y adopción tecnológica muy distinta lo hacen todo muy complicado pero apasionante.

Esta delegación del ‘cuerno de África’ se une a otras diez en destinos tan diversos entre los que destacan Nigeria, México o Colombia. Defiendo desde hace dos años, desde el origen de nuestro proyecto, que en países dónde otros no quisieron o no pudieron ir teníamos un reto y un objetivo comercial inmenso. Un mar bravo que exigiría lo mejor de cada uno de los departamentos de la empresa. Tecnología adaptándose a usos diferentes, modos de venta absolutamente distintos y estrategias absolutamente desconocidas para un entorno europeo como el nuestro.

Ni tan siquiera en países de Latinoamérica, donde parece que por el idioma la cultura entre ambas partes debería ser un facilitador, es así. Siempre digo que en DF hablan como nosotros pero piensan como aztecas y eso, sea lo que sea, no tienen nada que ver con el modo de hacer o pensar nuestro. No es nada mejor, ni peor, es diferente. De ahí partimos. De la diferencia. Una diferencia que nos exige, a los que queremos vender, de adaptación técnica y cultural. Es algo que para nada es sencillo y, por supuesto, ni barato.

A pesar de que hoy en día es posible tener un ecosistema comercial en el ‘cloud’ y que muchas startups y empresas asumen que todo lo que es digital se puede vender desde ‘casa’, eso no es así. No hablamos de mercados maduros, aunque lo parezcan y crezcan deprisa. Que la media de uso de teléfonos móviles sea gigantesca o que la penetración de Internet cada día sea mayor, no es sinónimo de permeabilidad al uso de plataformas sociales, de venta o similares. Crecen más que nadie, más temprano que tarde alcanzarán las cifras que manejamos en otros lugares que empezamos antes a disfrutar de todo esto, pero aun requieren de estrategias en detalle. Esa paciencia es la esencia del éxito.

No todo el SaaS se puede vender vía Web sin tener en cuenta geografía, rasgos culturales, leyes locales, impuestos de salida, modos de pago y experiencia en el uso de según que plataformas. Y es que vender tecnología en la nube, como en nuestro caso, requiere de un nivel de implicación fuerte, casi de emprendedor en cada territorio. Muchos me preguntan porque viajo tanto a cada uno de esos destinos. La respuesta es siempre la misma: ‘hay que estar, hay que dedicarle tiempo y energía, un Skype no sirve siempre. Hay que hablar cara a cara con los que valoran ese aspecto’.

Como decía, ya van once delegaciones, y este año esperamos abrir seis más entre los que destacan Sudáfrica y Brasil. Lideramos dos mercados internacionales y esperamos seguir conquistando cuota en el resto. Para ello asumimos que las siguientes ‘normas’ de internacionalización:

1. Ser flexible en los modelos de facturación. Es decir que no todo dependa de una matriz, que no todo esté centralizado, eso crea fricción en el cliente.

2. Permitir el cobro en las monedas locales. Los equipos en cada destino saben y conocen muy bien todos los entresijos de las leyes del país en destino. Su fiscalidad, las retenciones, el cambio de divisas como afecta al producto y su precio es la clave.

3. Localizar a Partners que de verdad puedan serlo. No sirve que ‘el primo de un amigo mío que vivió en Lima me ha dicho que conoce al amante de la señora de un viceministro que seguro que nos ayuda con nuestro proyecto’. Eso no es un partner. Como tampoco es un socio local idóneo una empresa que se dedica a vender flores en Buenos Aires y que de repente en su escaparate pone el logo de tu ‘SaaS’ y dice ser ‘distribuidor oficial para Argentina’

4. Incorporar a los equipos de destino a parte de tu equipo local. Deberá expatriar a alguien y sacrificar la matriz tarde o temprano. La transmisión de conocimiento es un riesgo pero es imprescindible. No sólo de negocio, también técnico. Se llama agilidad.

5. Incrementar las certificaciones. Muchos proyectos, es nuestro caso, precisan de grandes acuerdos con instituciones o cuerpos de estado que sin certificaciones y garantías no te tienen en cuenta. Buscar esos Partners con ese tipo de valía es clave para escalar de modo no orgánico y si certero.

6. Socios locales si, pero con liquidez. Los pasos que debes dar debes medirlos en cualquier país donde las cosas van muy lentas. Prepárate para travesías en el desierto muy largas. Mucho insistir y pocos cambios durante meses. Finalmente dependerá de dos factores: que tu puedas soportar toda esa inversión y que tu socio local también.

7. Que esa inversión latente también sepa explicarse. Una implementación de un proyecto a veces requiere de consultorías previas, de mil reuniones, de técnicos desplazados, de formaciones, de ventas en la calle, de participar en mil eventos. Todo eso, es energía que tarda en llegar a la lámpara que ilumina: la caja.

8. Desarrollar negocio en países como Nigeria o Kenya, Brasil o México precisa de programas de ‘costumer success’ concretos y diferentes. Prepárate para ello si es tu plan desembarcar en esos países.

9. Soporte local. La clave. Teléfono. Lo que nosotros consideramos un modo en decadencia en otros lugares es esencial. Los debates sobre que poner y que no poner en el formulario de inscripción para reducir la fricción en el alta de un usuario o cliente, en este caso no caben. En España cuanto menos pongas mejor, en Kenya, por ejemplo, como no requieras el teléfono has perdido un cliente.

10. Un error habitual en los que quieren ir a esos países es el de dirigir desde la matriz. Cada vez lo escucho más y sobretodo estando allí como estoy cada mes, es el de ‘tengo un equipo’ coordinado desde aquí. Error. Si no tienen independencia en el modelo de operaciones estás acabado. Es duro y difícil pero debes adaptarte. Me encanta aprender de los usos y modelos de desarrollo de cada país.

11. Tener infraestructura de atención al cliente, términos de servicio concretos y particulares, ventajas claras para el cliente local en contratar tu ‘delegación local’ y no una global como tu competencia serán la clave al final. Quien piense que los grandes ‘players’ de muchos negocios Saas no han ido a países emergentes sólo porque ya les va bien estar sólo en USA y parte de Europa que se pregunte porque no están en China. Es un motivo similar. Es difícil, complejo y caro.

América latina, África, parte de Asia y por supuesto el sur de Europa, son oportunidades inmensas, pero hay que afrontarlas con criterio y estrategia. El valor o las ganas se presuponen, pero hace falta más. Afrontar el mundo como mercado está bien, es posible, pero es como ir a una batalla con cien frentes. Por algún lado te van a dar. Focaliza y ves conquistando mercados a tu ritmo.

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El futuro no es gratis

A veces nos preguntamos porqué unos viajan a la velocidad de la luz y otros a la de un carro de trotones. Hay naciones que pasaron de sumergidas a emergidas sin apenas darse por aludidas cuando las denominaban ‘emergentes’. Otras no se dan por señaladas cuando sencillamente se han hundido. El ser más o menos en el panorama internacional tiene ya poco que ver con lo que fuimos, con lo que decimos ser o con lo que nuestros dirigentes insisten aseguran que seremos.
Es ridículo poner el adjetivo ‘valley’ a todo recinto que desarrolla tecnología aunque esta aporte poco o nada al conjunto de la economía donde se encuentra. Digamos que, por mucho ‘valley’ que le pongas a un polígono industrial o a un campus tecnológico, no lo conviertes en un polo de atracción para las grandes innovaciones o los grandes desarrollos.

Hace falta mucho más. Para empezar que alguien se lo crea. Los pilotos de la innovación conducen startups. Muchos de ellos no lo hacen bajo el flujo de la tecnología más avanzada del planeta, ni tan siquiera necesitan grandes computadoras que procesen sofisticadas ecuaciones infinitas. Hablamos de emprendedores que utilizan lenguajes de programación simples, ideas sencillas y paradigmas disruptivos. Uber no deja de ser una idea que rompe con estereotipos, no es una máquina tecnológica que colisione con la teoría de la física cuántica.

Blablacar, Airbnb, Twitter o el mismo Facebook, cualquier App doméstica, miles de desarrollos influyendo en nuestra vida cotidiana, aplicaciones domóticas, matemática computacional basada en algoritmos tradicionales, analistas de procesos que ordenan el mundo con tecnología existente pero bajo otro prisma, impresoras 3D que marcan dinámicas de producción o ‘drones’ que nos explican donde va la futura cadena de valor comercial. Sin necesitar a científicos candidatos al Premio Nobel, estamos con empresas que nacieron bajo la influencia de un ecosistema de desarrollo y de pensamiento distinto.

Hay universidades, investigadores, diseñadores, venture capitals, consultores, ingenieros, científicos, comunidades, innovadores, creativos y líderes políticos que deberían ponerse en marcha en su conjunto y acelerar la máquina que, por comparación con otros lugares, parece parada. Líderes de innovación empresarial, emprendedores comprometidos con la innovación y políticas públicas capaces de estimular tanto talento que, estoy seguro, se desvanece a nuestros pies.

Pero solamente en algunos países logran que estos elementos se despliegan logrando un impacto determinante en la vida económica de su entorno. Hoy en día es fácil distinguir a los países que apuestan por el futuro real y los que lo simulan. También a esas instituciones financieras o semipúblicas que se ofrecen a estimular al tejido emprendedor o al desarrollo tecnológico y tras publicar una cifra récord de beneficios trimestrales que ronda los tres mil millones de euros, ofrecen un programa de apoyo a los emprendedores de diez. Y hacen publicidad y todo que les cuesta uno.

Hay países, remotos o no, donde se ha entendido que el emprendimiento (y tecnológico) son motores reales de competitividad económica y de cambio social. Los paises que simulan tanta innovación pero que nunca arriesgan son las que suelen definir todos sus ‘parques tecnológicos’ como el ‘x’ Valley de turno.

Llamar a según que lugar el ‘Sillicon Valley’ de la zona ‘X’, a parte de ser ridículo es un problema de concepto pues, quien quiera innovar y de verdad para modificar los procesos sociales y económicos e influenciar en el futuro deberá crear su propio modelo basado en la eficiencia y en el gasto real con sentido. Hay que invertir e invertir en startups, tecnología y valor añadido. Quien se detenga o dude en hacerlo deberá contemplar el futuro desde las filas del fondo.

Quiero señalar la noticia que se ha publicado estos días acerca de que el gobierno de India ha explicado que destinará algo más de 1.600 millones de dólares exclusivamente para invertir en startups. Igualito que en España y sus 35 millones. A pesar de que la India es gigantesca y que su potencia se intuye de cara al futuro, cabe establecer su economía actual con respecto, por ejemplo a Europa. El PIB en 2013 del país asiático fue de 1.408.457 millones de euros y el de España, por ejemplo, de 1.023.000 millones. Los cuadros comparativos no son tampoco tan extraordinariamente distintos por cierto.

Resulta que como parte del presupuesto del año 2014, el gobierno de India anunció que destinará esos 1.600 millones a las empresas tecnológicas que florecen en su país. Lo que parece extraordinario no lo es tanto allí. Esta inversión es la continuación varios centenares de millones que en los últimos años se llevan invirtiendo para liderar, desde las instituciones, la estimulación de ese cambio.

El gigante asiático es uno más. No es el único que ha decidido aprovechar la oportunidad que los nuevos tiempos ofrecen a los que, con liquidez, afrontan el reto de construir un futuro tecnológico, económicamente más competitivo y tremendamente estimulante. Cambios sociales, nuevas tendencias, eliminación de elementos laborables que ahora son un lastre socioeconómico en esos países se irán convirtiendo en algo mejor. Poco a poco el nuevo mundo se va vislumbrando y, exceptuando a Estados Unidos, el resto del escenario está siendo vendido a nuevos actores.

Hace unos meses que una de nuestras empresas opera en Nigeria. En el proceso mismo de creación del proyecto de internacionalización hemos visto que de las dificultades surge el conocimiento y el respeto, pero también que, en los casi dieciocho meses que llevamos gestando esta operación, la velocidad con la que, en este caso el gigante africano, asumen y digieren la tecnificación y la tecnología asociada es brutal. Cabe también hablar a parte de las enormes inversiones que se hacen desde los dirigentes públicos y privados que, en muchos casos, se han formado en las grandes universidades del planeta. Un país y un continente más a tener en cuenta si queremos ser globales.

En Latinoamérica, al contrario y asistiendo a mi propia experiencia, se puede estar perdiendo la mayor oportunidad de la que ha gozado ese continente. Existen iniciativas para acelerar los proyectos tecnológicos, pero se diluyen lamentablemente al no existir apoyo real y consideración por parte de los gobiernos. Hay mucha publicidad implícita en muchos países de estos y poca creencia real del costo que tendría. En algunos casos me recuerdan a Europa, a España especialmente. Durante los años de bonanza en los que el dinero rebosaba por las cañerías se hizo nada o muy poco por las grandes ideas, por la innovación, por la creación real de empresas de hilo tecnológico, por la nueva economía por la realidad futura y si se hizo mucho por las obras inservibles, por lo monumentos a la idiotez y por la hipoteca puente interminable. Poco por la formación y mucho por las vacaciones, el Chayenne y la tele de plasma implícitos en la hipoteca renegociada gracias al nuevo y extraordinario valor de la vivienda familiar.

Si bien la mayor parte del capital indio se proporcionará en manera de préstamo, India acaba de poner el listón bastante alto en eso de apoyar a los emprendedores tecnológicos. Ha dejado en ridículo cualquier idea que se tenga de los centros tecnológicos Latinoamérica o de Europa.

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