Marc Vidal Marc Vidal

Emprendedores 'aumentados'

Hace un tiempo, durante un evento en Boston estuve con el autor y empresario Alex Konanykhin. Es el fundador de KMGi y desarrollador de TransparentBusiness.com, una plataforma para la gestión de negocios online que apuesta a revolucionar el mundo del trabajo. La herramienta permite administrar y monitorear grupos de profesionales distribuidos alrededor de todo el planeta mediante una interfaz web, promoviendo el teletrabajo y permitiendo la gestión de proyectos coordinados y eficientes a través de Internet. Un tema tremendamente interesante pues, una vez haces uso, nada vuelve a ser igual en tu organización.
Os relato algunos puntos que se publicaron en La Vanguardia sobre este tema a raíz de la visita reciente a Barcelona de Konanykhin. Tengo en consideración que la revolución tecnológica y el talento para innovar son los dos grandes motores de la economía digital. Siempre defiendo que el valor de las ideas es superior a lo que con ellas se puede elaborar pero también es cierto que además de ideas, los emprendedores necesitamos tener las actitudes adecuadas y las habilidades que el nuevo entorno exige.

Del escenario económico mundial sólo sabemos con certeza una cosa: que se “mueve” constantemente. En una era definida por la permanente transformación tecnológica y el creciente valor que adquieren las ideas, los negocios han dejado de ser una mera cuestión de cálculo y beneficio para convertirse en un terreno donde la información –y el manejo de ella– requieren nuevas habilidades.

Las herramientas digitales han modificado de forma radical la manera de emprender. Hoy, gracias a las ventajas que brinda el mundo digital es posible crear estructuras de operación flexibles, escalables y globales, que pueden brindar mayor eficiencia y tener la capacidad para adaptarse rápidamente a un contexto marcado por la velocidad del cambio. Las habilidades y las competencias que hoy requiere un emprendedor no son las mismas que se necesitaban hace diez años. La red plantea una nueva estructura de interacción, formas inéditas de contacto entre las empresas y los consumidores y, ante todo, nuevos desafíos a los que deben responder los negocios.

La era de los emprendedores

Conjugar el verbo “emprender” en esta era dominada por la tecnología es muy tentador. Según datos de Google, cada hora se crean en todo el mundo 16 nuevas empresas relacionadas con el mercado de Internet. Esta cifra no hace más que reflejar que, a diferencia de lo que ocurría dos décadas atrás, comenzar un negocio es ahora mucho más fácil y mucho menos costoso.

Pero esto no quiere decir que triunfar en el mundo de los negocios sea algo simple. La era de los negocios online es una etapa marcada por la visibilidad y la transparencia, y esto derrumba muchos de los paradigmas de operación que las empresas aplicaban en el pasado. Aunque la tecnología ha achicado notablemente el monto de las inversiones iniciales, y pese a que hoy casi cualquier compañía tiene la posibilidad de alcanzar presencia global, lo cierto es que también cualquier error de estrategia que un emprendedor cometa es mucho más visible y perjudicial para su negocio.

En ese contexto, hay algunas ideas fundamentales que cualquier persona que quiera hacer negocios en esta nueva era debe entender:

1. No cualquiera puede ser un emprendedor en la era digital. Parece muy simple: alguien crea un sitio web promocionando un producto o servicio a través de la red y, automáticamente, se convierte en un emprendedor. Pero un líder de negocios es mucho más que eso. Es, en primer lugar, alguien que tiene un proyecto con objetivos claros, que ha estudiado detenidamente el mercado en el que ingresa, que está  dispuesto a correr riesgos (invertir tiempo y dinero para alcanzar sus metas), y que tiene el conocimiento y las habilidades necesarias para adaptarse a los cambios del mercado y reformular sus planes si es necesario.

2. Una empresa ya no es un lugar. En la nueva era de los negocios online, las empresas se parecen más a redes de contactos y relaciones que a espacios físicos. Ya no es tan importante el tamaño de las oficinas, ni la cantidad de empleados. Ni siquiera cómo están distribuidos alrededor del mundo. La clave está en generar estructuras flexibles, que puedan responder rápidamente a los cambios del mercado y que permitan adaptarse a las necesidades puntuales de cada proyecto. Un emprendedor debe estar preparado para configurar equipos de trabajo de forma rápida y eficiente. Por este motivo es fundamental que logre tejer una red de contactos amplia, que le permita establecer modalidades de operación que minimicen los costes fijos y maximicen el rendimiento de las tareas.

3. La visibilidad es un factor vital. Mantener secretos no es una política corporativa recomendable en la etapa de las redes sociales y la visibilidad online. Al contrario, cada vez son más los proyectos que triunfan apostando por la máxima transparencia, tanto hacia al público en general como hacía la competencia o los consumidores. Mostrar cómo son los procesos de trabajo, tratar de brindar la mayor visibilidad posible en las etapas de desarrollo de productos y servicios, y plantear incluso las dificultades y desafíos que debe enfrentar un negocio son excelentes pràcticas para despertar la confianza del mercado y evitar crisis que dañen la reputación de un proyecto. En una época en la que es prácticamente imposible controlar el flujo de la información, la máxima transparencia es sin lugar a dudas la mejor opción.

4. Es imprescindible la capacidad para adaptarse. Para triunfar en el mundo de los negocios actual es necesario poder responder rápido a las demandas del mercado. Resulta imprescindible contar con la escalabilidad suficiente para ampliar la capacidad productiva de nuestros proyectos de la manera más rápida y eficiente posible. En la actualidad, las oportunidades surgen y se desvanecen con una velocidad nunca antes vista, y nuestra predisposición para responder a este contexto cambiante puede ser la diferencia entre el éxito y el fracaso.  

En realidad todo esto no implica que haya caminos directos al éxito. En cualquier caso, la misión de emprender implica entender que en esta era dominada por la velocidad del conocimiento y la continua evolución tecnológica siguen siendo fundamentales las actitudes, un elemento que con frecuencia perdemos de vista. Tenemos que ubicarnos y atender a la morfología de nuestro modelo empresarial y emprendedor y, a partir de eso, buscar como mejorar habilidades, actitudes y retos.

Y es que en términos generales, podemos decir que el asunto de emprender y hacerlo eficientemente es algo incluso de tipo territorial y cultural. Hay países que la emprendeduría es un estado de ánimo. Algo que va en paralelo a la manera de afrontar la vida. El caso es que no siempre ese “Estado” es el que esperamos o creemos. Hay mucho tópico que viajando se curan. En Estados Unidos es evidente que lideran lo de ponerse manos a la obra, en Alemania su voluntad de exportar, en Francia la de salir de la crisis y en otros países el enfrentamiento al cloroformo social se interpreta de muchos modos.

En otros países distantes como Japón, el culto del trabajo es muy distinto. La competitividad se “educa” ya en la escuela, así como a ser un buen trabajador, fiel, y como no a ser un buen empresario. En Japón, enseñan a sus estudiantes a ser empresarios, proporcionándoles implícitamente las habilidades para ser buenos empleados, situación que no resulta a la inversa, ya que un buen empresario, trabajará en una empresa con mentalidad de negocio, aportando acciones creativas, emprendedoras, de cambio y buscando aprender para iniciar su propio negocio, en cambio un empleado, trabajará siempre sujeto a las órdenes de sus superiores, dedicándose a hacer lo que le manden. No tiene desarrollada una mentalidad de empresario. En las escuelas japonesas se enseñan conceptos como el “ser buena persona”, la honestidad, la puntualidad y la disciplina…todo regido por un principio fundamental: el respeto (los padres, a los mayores, a les jefes…). Como dice Alex Konanykhin, lo que nos conectará con el futuro será una mente digitalizadamente abierta, una plataforma global en internet que actúe como un cerebro externo, un disco duro complejo y adjunto a nuestras capacidades dándonos un nuevo modelo existencial más eficiente y poderoso. El cambio del que hablamos es uno que lo transformará todo sin remedio y que dará sentido definitivo a eso que algunos han ido llamando crisis en lugar de lo que realmente es: cambio.

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