La Transformación Digital ayuda a vender más a cualquier pequeño negocio.

En España hay 260.000 bares, más que en todo Estados Unidos. Somos el país del mundo con mayor número de bares por habitante, concretamente 175 habitantes por bar, y el pasado año, por primera vez en una década, se han vuelto a abrir más locales de los que cerraron. Hemos vuelto al bar, donde lo que más consumimos es cerveza y café y donde trabajan 1,6 millones de personas. La importancia del sector es evidente. Su modernización no. Normalmente cuando hablamos de Transformación Digital nos imaginamos grandes compañías, complejos procesos, tecnología sofisticada y modelos de negocio innovadores. Sin embargo, vamos a ver como esa digitalización es un camino a recorrer por todos, incluidos tu bar de la esquina.

Sabemos que se genera una cantidad estratosférica de datos y de manera continua. La mayoría de estos datos se desperdician no obstante. Normalmente por no entender la importancia que tienen o, peor aún, por no saber como utilizarlos. Menos del 1% de todos esos datos se llega a utilizar realmente. De la misma manera que los cineastas pueden grabar horas de película por cada minuto que vemos en la pantalla, se recogen una gran cantidad de datos que nunca se analizan, y mucho menos se monetizan. Estos datos son un recurso sin explotar en la mayoría de los casos pues en realidad ofrece enormes oportunidades para cualquier tipo de negocio por pequeño o tradicional que éste sea. Ayer en el resumen semanal a las noticias económicas y tecnológicas que hago en el programa Arustitys de La Sexta lo comentamos rápidamente.

Haciendo referencia a un artículo publicado en El Mundo del domingo pasado, es interesante destacar que hay software y modelos de lectura de datos que pueden ser utilizados por cualquier tipo de negocio. En este caso, el protagonista sería un bar. El titular del artículo igual no era el más sencillo para entender de lo que habla, pero la descripción de lo que supone el uso del ‘data’, sí que lo es. 

Resulta que en los bares españoles sólo se toma la comanda de manera digitalizada en uno de cada cuatro establecimientos. Pocos cuentan con tablets para anotar los pedidos y un software que registre todo lo que pasa a partir de ese momento. Lo grave es que el uso de este tipo de sistemas permitiría mejorar el negocio y aumentar las ventas de forma notable.

No estamos hablando de sofisticados modelos de gestión que precisen de una formación profunda, ni tan sólo de un gasto presupuestario alto. Poner al servicio de un bar todo este campo de análisis es relativamente sencillo y económico. De hecho, medir cada factura digitalmente ayuda a cruzar datos para saber qué se consume más, a qué horas y combinado con qué. Esta información es de extraordinario valor para el dueño o el encargado del local, pero también para los propios proveedores del bar.

Sólo con datos no hemos nada, con su transformación en información sí. Ahí es dónde entra la tecnología. Lo que llamamos transformación digital. A veces nos da la sensación que eso es algo reservado a grandes empresas con procesos complejos, plataformas web o modelos de negocio digitalizables. La verdad es que no. Transformarse digitalmente es algo que se hace en la medida y dimensión exacta para cada negocio. 

Por seguir con el ejemplo del bar ’en la hostelería se han cambiado los horarios y este tipo de sistemas de inteligencia de negocios para un establecimiento tan concreto como un bar o una granja, permite fraccionar las ventas en horarios con consumos dispares. Es la misma franja de consumo, pero los clientes son distintos y piden cosas diferentes. Medir qué te piden más los clientes en esa franja, si son copas o cafés, permite al hostelero diseñar mejor su carta, adecuarla a las necesidades de su consumidor, porque lo conoce mejor’.

De los 260.000 bares que hay en España, un 25% utilizan tabletas o dispositivos móviles para realizar los pedidos. Algo que en gran medida no sólo depende de los propietarios sino de la voluntad de modernizar una economía que tenga un gobierno. Hay países en los que la normativa de apertura pide unos mínimos tecnológicos. En Portugal, por ejemplo, ‘la ley exige a la hostelería usar la tecnología digital para la gestión del negocio. La principal barrera para la digitalización no es económica, suele ser cultural’.

Pero permíteme que resalte algo. Digitalizarse ya no es suficiente. De hecho no es lo mismo digitalizarse que transformarse digitalmente. Lo primero es factible de hacerse con inversión, incorporando tecnología y es relativamente fácil. Transformarse es otra cosa. Es el hecho de que a partir de esa tecnología aportada modifiquemos sustancialmente cosas. Mejoremos, hagamos eficiente nuestra empresa. Transformarse digitalmente debe surgir de una nueva cultura empresarial que comprenda la transparencia, la colaboración, las bondades del uso de esa tecnología, debe además ser capaz de colocar al cliente en el centro de la cadena de valor de nuestra oferta y no que el producto sea el motivo. Además los procesos deben aportarnos datos, modelos capaces de modificarse en base al estudio de esos datos masivos que emitimos y, finalmente, la transformación digital genera nuevos modelos de negocio. Si en nuestra estructura productiva hay algo digitalizable, al final será digital. Si tu empresa no da estos pasos, por pequeña que sea, y no lo hace relativamente rápido, puede estancarse e incluso desaparecer. Sí. Le ha pasado a grandes empresas que no entendieron o no vieron la que se avecinaba. Cuando nos quejamos de que grandes corporaciones están concentrando todo y estrechando el espacio a los pequeños comercios, deberíamos pensar si estamos haciendo todo lo que, tecnológicamente y culturalmente hablando, podemos hacer. Además, recuerda que lo humano tiene un valor diferencial y añadido, esa es la clave.

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