El turismo será tecnológico o no será.

El turismo, un sector de futuro, siempre que acepte la tecnología como motor de cambio. Así empecé mi participación en el Segundo Congreso Online del Agente de Viajes Digital, que se celebró recientemente. La pandemia ha producido un triple ‘shock’, de oferta, de demanda y de valor patrimonial de las compañías, que se traduce en un cuarto, un shock laboral que se irá ampliando y donde pronostico que las compañías que abracen la tecnología estarán a la cabeza de la recuperación, porque serán más eficientes, automatizadas y conocedoras del cliente.

turismo del futuro

Y es que la complejidad económica de un país, es decir, la dificultad de las empresas para sustituir a sus trabajadores, como consecuencia de sus capacidades y habilidades, un indicador en el que Alemania se sitúa muy por encima de España, sirve para pronosticar qué países serán los primeros en sobreponerse a los efectos de la pandemia. La automatización o la Inteligencia Artificial no provocan paro, sino que generan mayor eficiencia, productividad y empleo, pero en posiciones distintas y para funciones diferentes. Animo a no poner regulaciones o muros a la tecnología, porque va a ser clave para afrontar el futuro con garantías. 

La innovación será la única salida. Cuando el mundo cambia, el que decide cambiar no siempre gana, pero el que no lo hace siempre pierde y en el turismo eso va a ser clave. El turismo del futuro a medio plazo va a ser muy distinto donde las tecnologías relacionadas con el ‘contactless’ se van a quedar. El sector turístico ha trabajado muy bien para ofertar esos servicios salvaguardando la seguridad, mientras que no se está reconociendo al sector motor de la economía española que ha hecho un esfuerzo notable, y se le castiga sin tomar medidas adecuadas o poco uniformes en el tiempo.

La flexibilidad y la sostenibilidad de los procesos obligarán a que cada persona necesitará desarrollar nuevas habilidades porque el proceso de transformación va a ser más rápido que nunca. Pero que quede claro que los viajeros volverán. No en la misma cantidad pero volverán. La oportunidad que nos ofrece este tiempo muerto es la de ejecutar la necesaria transformación tecnológica del sector. 

La inversión en tecnología es fundamental y no debe considerarse un gasto sino una inversión. La industria del viaje ha tenido una gran capacidad de transformarse gracias a la tecnología, pero esa transformación se ha convertido en una necesidad en tiempos en los que el cliente cuenta con mucha información y demanda ser usuario por delante de consumidor.

El consumidor ahora tiene muchísima información y no está esperando la oferta, tiene capacidad de juicio y busca conceptos que antes no buscaba, como la sostenibilidad, por lo que no valdrá con ofrecer un paquete que valga para todo tipo de cliente, sino que se deberá optimizar la oferta a través de los datos. Para gestionar esos datos, transformarlos en información y, finalmente, darle un sentido para convertirla en conocimiento, será necesaria mucha tecnología. No demasiado compleja, pero sí intensa.

El viajero inmediato exigirá esa tecnología pues querrá que nos anticipemos como industria en los problemas que pueda tener. Los viajeros comprarán si saben que si hay un problema se podrá solucionar con un simple click. Los expertos coinciden en destacar la proximidad o las reservas de última hora como algunos de los factores que cobrarán especial relevancia para los viajeros. Ahí la tecnología toma un sentido extremo.

Los clientes exigen garantías y es por eso que las políticas de cancelación favorables y la transparencia serán la base fundamental de las condiciones de las reservas para estimular así la demanda. Se instalará un modelo nuevo. Las staycation (vacaciones en casa o a pocos kilómetros), que antes eran una tendencia alternativa, serán pauta de consumo durante un largo tiempo. Tendrán mayor protagonismo los destinos no masificados frente a las grandes urbes, así como el turismo rural y de naturaleza. Ese nuevo modelo exige también automatizar procesos, conocer al cliente y generar valor en esa proximidad.

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