Mercedes-Benz deja de luchar contra el viento y se une a él.

Desde marzo del año pasado sabemos que somos vulnerables. Como especie. Ya no necesitamos que una niña sueca nos recuerde que estamos en esta bola gigante y azul de prestado. Debemos cuidarla. Y, aunque no podemos evitar el progreso, la evolución y la búsqueda del bienestar, todo ello debe ser compatible con cuidar el medio ambiente. 

Las emisiones de efecto invernadero tienen muchos orígenes. Entre ellos, durante mucho tiempo, han destacado los vehículos. Para luchar contra ello tenemos ahora la opción de conducir sin emisiones con un coche totalmente eléctrico. Pero también, los fabricantes, han sido parte de ese problema en el propio proceso de creación de sus productos. Ahora, también, hay marcas que han decidido enfrentarse a eso por el bien de todos. 

Tengo el honor de ser ‘ambassdor’ de todos los coches eléctricos de Mercedes-Benz. Por es, no sólo es una enorme satisfacción representar este tipo de conducción ecológica sino que es también un placer poder identificar esta marca con la fabricación respetuosa. 

Resulta que en Mercedes-Benz llevan luchando contra la fuerza del viento desde la propia creación de su primer modelo por aquel 1886 cuando en el mes de enero, Karl Benz solicitó una patente para un extraño invento, una pequeña calesa de tres llantas que no necesitaba un caballo para poder moverse. Así nacía el automóvil en Alemania y con ello la batalla contra el viento.

Pero ahora, Mercedes-Benz ha decidido dejar atrás esa lucha y unirse al viento, como dicen ellos mismos. A partir de 2022 todas las fábricas de la marca alemana se abastecerán exclusivamente de energías 100% renovables. Con ello, habrán logrado un nuevo hito en la hoja de ruta hacia la sostenibilidad que hace ya algunas décadas se marcaron como meta.

Tengo el convencimiento que este fabricante ha sido siempre sinónimo de innovación y por eso, hoy, esto conlleva afrontar la protección climática en todas las etapas de creación cualquier vehículo: su producción, fase de uso 100% eléctrica y su posterior retirada y reciclaje. 

En mi caso conduzco un EQC que además de ser 0 emisiones y al igual que el resto de vehículos de la gama EQ de Mercedes-Benz, está fabricado a partir de materiales reciclables en un 85% y con elementos reutilizables en un 95%. Un ejemplo de ello es la tapicería de sus asientos, fabricada a partir de botellas de plástico PET.

Y un detalle más que debería ser relevante a la hora de consumir un producto determinado. De hecho creo que en el futuro inmediato las empresas que no puedan demostrar que son respetuosas con el medio ambiente venderán menos. En el caso de Mercedes, toda la producción en la denominada ‘Fábrica 56’, es libre de emisiones de carbono: el enorme sistema fotovoltaico en el tejado genera alrededor del 30% de la necesidad energética anual en la fábrica. De ahí salen de la línea de producción el EQS (en las fotos) la Clase S y el Mercedes-Maybach Clase S. 

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