Politica, Sociedad Marc Vidal Politica, Sociedad Marc Vidal

La segosphere

Bella ciao!, bella ciao!, bella ciao, ciao ciao!. Así comienza la canción que fue emblema de un pueblo sublevado contra la tiranía y que es símbolo de la resistencia popular. Esta canción tradicional italiana nació en la lucha contundente del pueblo que veía como el terrible “duce” los precipitaba hacia el abismo de una ciega dictadura, ligada a otra más horrible todavía, retorcidamente imperialista, xenófoba y violenta: el nazismo de Hitler.
En los actos de precampaña de Ségolène Royal, antes de que ella aparezca, siempre suena ese himno. Pero no lo hace por ningún altavoz, nadie obliga a cantar, no es parte de la mercadotecnia, es simplemente el público que la tararea de un modo espontáneo. La legión de seguidores que bien podrían compararse al fenómeno fans de cualquier artista moderno la han convertido en objeto de culto. Creen con firmeza que ella sola podrá rescatar a Francia de la depresión y de los desequilibrios sociales que la ahogan desde que hace 12 años, Jacques Chirac, reside en el Elyseo.

Francia vive el peor momento de su historia. Las cifras de desempleo son equiparables a cualquier país del este de Europa, la actividad criminal está descontrolada y el miedo a un colapso social es cada vez más evidente. El hecho que Le Pen accediera hace cinco años a la segunda vuelta electoral, sumió a la izquierda en la vergüenza colectiva. Ese hecho también le dio la pista a Sarkozy para radicalizar su mensaje, ahora emite guiños a la extrema derecha a fin de acaparar el voto xenófobo con durísimas políticas de inmigración. Pero a la vez, el susto ayudo a gestar la idea que en el centro izquierda, en las ideas que se enmarcan en los principios socio-liberales que en España representa Zapatero, en el Reino Unido Blair y en Alemania Schröder debía de aparecer un/a candidato/a capaz de ilusionar y de dar una respuesta que estuviera lejos de los viejos espectros ideológicos encartonados que hasta la fecha inundaban la política francesa.

Apareció una mujer con menor experiencia que sus rivales pero con una enorme empatía. Miles de seguidores trabajan, desde entonces, gratis organizando actos, enviando emails, inventando actos y reclutando apoyos. La grandiosidad del fenómeno Ségolène no tiene precedentes y una de las claves fue la Segosphere. Conocida como la “Mesías electrónica” apostó desde el primer momento por los blogs y ella misma desde www.desirsdavenir.org invitó a los lectores a participar de la elaboración de un libro. Más de 34.000 posts contribuyeron en el mismo. Su hijo Thomas dirige la red de blogs que la protegen. Ségolène Royal creyó desde el primer momento en la reflexión política como motor electoral. No utilizó los blogs como un mero artilugio decorativo que viste bien y te pinta de moderno. Su ventaja se debe a sus ideas, a un innovador planteamiento para la izquierda, pero también a sus herramientas, las que ayudan y permiten que la gente razone y piense por si misma.

La clase política acomodada y establecida la detestan por que entre sus pretensiones se hayan las de entregarle a la gente una voz capaz de ensordecer a aquellos que desde el poder ya no escuchan. La temen por sus propuestas encaminadas a formular jurados populares que examinaran la gestión pública más allá de los comicios electorales. Les preocupa que llegue a confiar el proceso político a una especie de democracia participativa capaz de poner en jaque estamentos intocables hasta la fecha. Para esta mujer, llamada a revolucionar la política de principios del siglo XXI, el ciudadano es el experto, y por ello propone que se le escuche. No parece tan complicado, ¿verdad?

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¿Y la Euroregión?

Hoy se reúnen Chirac y Zapatero en Girona. Supongo que los temas a tratar son muy importantes. Terrorismo, relaciones internacionales, centrales eléctricas y conexions varias. Sin embargo, ¿que hablarán de nuestra euro-región? La Euro-Región Pirineus Mediterrània es una iniciativa conjunta de los Gobiernos de Aragón, Cataluña, Islas Baleares y de los Consejos Regionales de Languedoc-Roussillon i Midi-Pyrénées. A pesar de no ser territorios contiguos nunca se han establecido politicas con perspectivas integradas. Creer en Europa comporta confiar en las euro-regiones. La nuestra es ésta, en las cosas buenas y en las malas y, de hecho, es imprescindible que los gobiernos centrales francés y español estimen como prioridad que los dos tienen que derribar las barreras culturales y sociales que impiden su desarrollo.
Las dificultades son presupuestarías fundamentalmente. Las infraestructuras que tienen que acercar los dos estados pasan por la voluntad de aceptar, por parte de Francia, la competencia industrial, turística y socioeconómica de Cataluña y, por la parte de Madrid, una más que probable fuga de valores estructurales catalanes hacia Europa con mucha más facilidad que a día de hoy. Ni al gobierno conservador francés le hace mucha gracia acercar a los catalanes, ni al progresista español alejarlos.

Pero el peso de lo fundamental comporta que los planeamientos estatales de desarrollo articulen espacios para eliminar la fractura histórica y pendiente de superación que supone la frontera franco-española. Para Cataluña es fundamental poder establecer una conexión con el núcleo más dinámico y próspero de Europa. La organización en red en el Mediterráneo occidental es primordial para el referente nacional de Cataluña que siempre ha mirado más al norte que al sur. La Euro-Región que Cataluña tiene que liderar pasa por transformar la frontera para que deje de ser una línea de separación y sea un lugar común de comunicación entre vecinos gracias a las infraestructuras que ahora no tenemos.

En el futuro próximo el éxito europeo pasará por las euro-regiones. La nuestra tiene demasiados condicionantes que la hacen poco atractiva para los estados, de escaso interés para algunas de sus integrantes e imprescindible para Cataluña y para el Midi-Pyrénées. Son estas dos las que tienen que hacer presión y fundamentar su objetivo político verdadero el exterior, en arreciar y convertir su euro-región en una realidad política estable. No es de recibo que para ir de Barcelona a Toulousse se tenga que hacer escala si vas en avión, tardes cinco horas en coche o nuevo en tren, cuando está, físicamente hablando, más cerca que Valencia.

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Es catalán pero es buen tio

Circula la idea de que el Partido Popular consiguió engullir en sus filas a la extrema derecha. En algunos ámbitos de opinión se da por cierto que gracias a esa digestión y a toneladas de bicarbonato, los grupos ultras de este país no pudieron construir un partido político serio como en otros países europeos. De hecho al PP se le ha agradecido que durante muchos años haya logrado moderar a la inmoderable ultraderecha española.
Sin embargo la realidad ha sido muy distinta. La extrema derecha es la que impide que en España haya un partido conservador moderado y europeo. Los populares han sido obligados a abandonar el centro con el insostenible discurso actual de algunos de sus representantes más destacados. La deriva ideológica y política resulta patética. Lamentablemente los catalanes sabemos que el Partido Popular ha establecido como acción política el suicidio en Cataluña. Los dirigentes populares de la calle Urgell han asumido que su resultado electoral será el fruto del votante más resentido con el sentimiento catalanista y que les mantendrá como grupo minoritario en Cataluña. Están convencidos que no les queda alternativa y aunque realicen quiebros al estilo Piqué la verdad pesa como una losa y les aplasta una y otra vez en cada nueva brillante intervención de los que más mandan.

La dirección nacional y sus estrategas han decidido edificar un discurso sobre un gran engaño: “el castellano esta perseguido en Cataluña”. Expertos como son en beber de los charcos, se olvidan interesadamente que la inmersión lingüística fue votada a favor por todos los partidos políticos de Cataluña durante el mandato de Pujol, incluida Alianza Popular. Ese odio que los fecunda les obligó entre el 11 y el 14 de marzo a hacer lo mismo, primando lo que podía ser probable sobre lo que sabían que era cierto. Ahora con el catalán priman los tópicos sobre lo que saben que es verdad. Sobrevaloran lo probable, que en Cataluña se habla catalán y además se agradece que se quiera aprender, pero esconden lo que saben que es cierto, que aunque no hables la lengua catalana puedes circular por todas las carreteras y pagar sus peajes, puedes tomarte un café en las terrazas de las Ramblas y además, sin pedir permiso a nadie, puedes abrir una cuenta en una sucursal de la Caixa. Lo que pasa es que tarde o temprano, cuando llevas tiempo viviendo en Cataluña lo normal es que acabes entendiendo e incluso hablando catalán. No es justo y además sabe mal que algunos, desde el partido que hizo ida y vuelta al centro, alimente el odio entre comunidades.

Hace pocos días, en la flamante nueva T4 de Barajas alguien me presentó a unos amigos suyos diciendo: “es catalán, pero es buen tío”.

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