Economía, Sociedad Marc Vidal Economía, Sociedad Marc Vidal

Artículo en Ecoonomia, 'No hemos aprendido nada'.

La mujer vestía un delantal descolorido de una marca de cosmética. Hablaba por teléfono con una potencial cliente. Apenas le quedaba café en la taza. Fumaba pausadamente pero sin parar. En la terraza no quedaba mucha gente, por lo que era fácil atender a la conversación. Y eso hice. La señora explicaba que estaba mirando otro piso. El tercero interpreté gracias al listado que pude construir mentalmente. Hizo cálculos rápidos y los números salían. Un negocio redondo. Comprar para alquilar. Comprar mucho para alquilar mucho decía. Incluso, aseguró, ya tenía ofertas sobre las propiedades que acababa de comprar hacía apenas unos meses. Estaba feliz. Pensé que se trataba de alguien que se dedicaba a ‘lo inmobiliario’. Pero no. La mujer terminó la llamada con un ‘te dejo que tengo que volver a la pelu’.

 

Ayer publicaba mi columna semanal en Ecoonomia del grupo Crónica Global y El Español. En esta ocasión hablo acerca de la responsabilidad que tenemos todos como individuos en una sociedad que requiere de abrazar los cambios tecnológicos, la industria del conocimiento y el abandono de modelos ineficientes y peligrosos. Hablo de que no sólo la administración debe liderar ese proceso, se exige un cambio de actitud por parte de todos. Venimos del barro y parece que muchos no han aprendido nada. Os dejo la columna aquí mismo.

NO HEMOS APRENDIDO NADA

La mujer vestía un delantal descolorido de una marca de cosmética. Hablaba por teléfono con una potencial cliente. Apenas le quedaba café en la taza. Fumaba pausadamente pero sin parar. En la terraza no quedaba mucha gente, por lo que era fácil atender a la conversación. Y eso hice. La señora explicaba que estaba mirando otro piso. El tercero interpreté gracias al listado que pude construir mentalmente. Hizo cálculos rápidos y los números salían. Un negocio redondo. Comprar para alquilar. Comprar mucho para alquilar mucho decía. Incluso, aseguró, ya tenía ofertas sobre las propiedades que acababa de comprar hacía apenas unos meses. Estaba feliz. Pensé que se trataba de alguien que se dedicaba a ‘lo inmobiliario’. Pero no. La mujer terminó la llamada con un ‘te dejo que tengo que volver a la pelu’.

El sector español de la construcción vuelve a crecer. Y todos vuelven a sumarse. El negocio inmobiliario se anima. Los precios se incrementan a ‘buen’ ritmo y el alquiler en algunas capitales se ha convertido en un producto muy rentable. La actividad constructora crece a un ritmo del 20% anual, el mayor de todos los Estados europeos. La cosa es especialmente extraordinaria si atendemos que la obra pública se ha frenado en el mismo período debido a la falta de gobierno. La evidencia de que no hemos aprendido mucho en los últimos años es notable.

Lo peor no es que no aprendamos, ni que el modelo de crecimiento se base en el sector inmobiliario hasta porcentajes que ya se demostraron en su día totalmente catastróficos. Tampoco que la creación de empleo se sujetara fundamentalmente al sector inmobiliario y al turístico. Lo realmente dramático es que cuando hubo vacas gordas no se gastó en diseñar y desarrollar un modelo de crecimiento económico vinculado al valor añadido, a la tecnología, al conocimiento. Con vacas flacas ni se propuso. Sin vacas era imposible. Algunos creen que regresan las primeras y, de nuevo, lo vamos a jugar todo al rojo y par. 

Durante dos décadas dejamos pasar que la bonanza económica fuera testigo de dispendios, corruptelas y onanismo generalizado. Al evidenciarse el desastre y con él la apertura de un telón siniestro pudimos ver el verdadero espectáculo. No había nada, sólo tochos y ladrillos mal puestos uno encima de los otros en una orgía infecta que sigue alejándonos de un futuro tecnológico que ya no es una opción. Un país que se las prometía de octava potencia mundial y que ahora se retuerce en la plaza trece o catorce, no puede continuar pretendiendo modular su crecimiento bajo el síndrome de la especulación.

Ahora, ante la irrenunciable asignatura del futuro a medio plazo, se vuelve a entrever por dónde van a ir los tiros con una diferencia notable. La eficiencia de muchos sectores asociados a los que se convertirán de nuevo en motor económico, esta vez crearán un empleo muy distinto. Cada vez habrá menos personas ejecutando servicios derivados a esos sectores y cada vez serán más los procesos robóticos y automatizados realizándolos.

Seguimos escuchando que el empleo crecerá. Posiblemente. ¿Qué empleo? La bola de estiércol ha vuelto a empezar a rodar. Un empleo frágil, sustituible a medio plazo, de escaso valor tecnológico, dependiente de ciclos y modelos que sabemos no duran para siempre. El tren de alta velocidad del progreso, del futuro tecnológico, de, sencillamente, futuro, ya ha partido. En los primeros vagones, con wifi y enchufe, van los países que hace años innovan social y económicamente. En turista plus van los que se han dado tarde pero se subieron finalmente. Detrás van los que piensan que sin hacer mucho, en breve, les sugerirán un upgrade gracias a algún fondo de cohesión de última hora. Otros, esperan un tren de cercanías repleto y que siempre va con retraso.

Pero subirse o no a uno de esos trenes depende en gran medida de lo que los ciudadanos hagan. La culpa de que un país como el nuestro se ilumine cuando al salir de una crisis se considere que lo único que puede hacernos ricos sea el tiempo que transcurre entre café y café antes de regresar de nuevo a la ‘pelu’.

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El cambio radical en la sustitución tecnológica del trabajo profesional ya está en marcha.

Nos llegan noticias del futuro que cuentan que la Inteligencia artificial y los robots están listos para reemplazar en gran medida la fuerza laboral de hoy en día. La mayoría de profesionales creativos, o que precisan un punto de vista intuitivo e interpretativo como médicos, abogados, diseñadores y otros, creen que van a resultar indemnes a esa sustitución masiva. Se suele repetir que los trabajos amenazados son los repetitivos, los rutinarios. Tareas que puedan ser asumidas por máquinas y que permitirá siempre que la creatividad siga en manos de los seres humanos.

Nos llegan noticias del futuro que cuentan que la Inteligencia artificial y los robots están listos para reemplazar en gran medida la fuerza laboral de hoy en día. La mayoría de profesionales creativos, o que precisan un punto de vista intuitivo e interpretativo como médicos, abogados, diseñadores y otros, creen que van a resultar indemnes a esa sustitución masiva. Se suele repetir que los trabajos amenazados son los repetitivos, los rutinarios. Tareas que puedan ser asumidas por máquinas y que permitirá siempre que la creatividad siga en manos de los seres humanos.

La Harvard Business Review está trabajando en publicar todos los estudios y análisis que ponen en guardia esas afirmaciones de nuevo. Consideran que en apenas un par de décadas, justo en el punto exacto en que nuestros niños entren en la subasta laboral, todas esas profesiones habrán sido desmanteladas tal y como las conocemos ahora y, peor aún, como se las estamos presentando a los profesionales del futuro. Existen ocho campos profesionales vinculados a la salud, el derecho, la educación, la auditoría, los impuestos, la consultoría, el periodismo, la arquitectura y, como novedad, la religión. El diagnóstico de la Harvard Business Review es parecido al que muchas veces comentamos aquí. La evidencia de que el cambio radical en la sustitución tecnológica del trabajo profesional ya está en marcha y avanzando de un modo exponencial.

Más de 60 millones de desacuerdos entre los comerciantes de eBay se resuelven mediante ‘resolución de conflictos en la red’ en lugar de entre abogados y jueces. Tres veces el número de demandas presentadas cada año en todo el sistema judicial americano. Las autoridades fiscales de Estados Unidos en 2014 recibieron las declaraciones de impuestos electrónicos de casi 50 millones de personas que habían confiado en el software de preparación de impuestos online en lugar de profesionales de impuestos humanos. En WikiHouse, una comunidad digital diseñó una casa que podría ser ‘impresa’ y montada por menos de 50.000 euros. En 2011 el Vaticano concedió la primera impronta digital a una aplicación llamada ‘confesión’ que ayuda a la gente a prepararse para confesar sus pecados y recibir las instrucciones para redimirlos. La Iglesia considera que Dios está online.

La Harvad Business Review considera que estos indicadores, entre casi un millar más que en su espacio web publican regularmente, son la muestra de que el desafío más determinante al que se ha enfrentado la humanidad en cuanto a su modo de vida, ya ha empezado y nada lo va a detener. Cuentan que los médicos están utilizando listas de comprobación, los abogados se basan en los precedentes, y los asesores trabajan con metodologías. Todos bajo un prisma de automatización y sustitución como nunca antes habíamos pensado y cuya adopción se ha acelerado en los últimos cinco años de manera exponencial. Cosas impensables hace 6 meses están en marcha de manera natural en muchos despachos.

La afirmación de que algunas profesiones ‘son inmunes a los desplazamientos por la tecnología’ generalmente se basa en dos supuestos. El primero se refiere a que los ordenadores deberían ser incapaces de ejercer un juicio, ser creativos o sentir empatía. Cualidades indispensables en la prestación de un servicio que, digamos, se sitúa en territorio puramente humano. Sin embargo esa afirmación ya no se aguanta. Ahora sabemos que cuando el trabajo profesional se desglosa en varios componentes, muchas de las tareas que implica llegar a una resolución no dejan de ser rutinarias y basadas en procesos. La Inteligencia Artificial y la gestión masiva de datos no estructurados logran simular la creatividad al dividir procesos en partículas. Logran algo parecido al ‘juicio’ en base a un método interpretativo que no tiene nada que ver al modo en el que los humanos razonamos.

Existe otro problema que es de tipo conceptual. La insistencia en que los resultados de asesores profesionales sólo pueden ser alcanzados por los seres humanos que son creativos y empáticos, por lo general se basa en la idea de que la única manera de conseguir máquinas para superar a los mejores profesionales humanos sería copiando la forma en que trabajan estos profesionales. El error aquí es no reconocer que los profesionales humanos ya están siendo superados por una combinación de fuerza bruta de procesamiento con inmensas cantidades de datos y resoluciones derivadas de algoritmos notables. 

Estos sistemas no replican el razonamiento humano ni nuestro pensamiento. Estos sistemas ya vencen a los mejores seres humanos en juegos difíciles, predicen la probabilidad de fallos en los tribunales con mayor precisión que los abogados, o resuelven de modo más exacto las probables epidemias permitiendo a los sistemas sanitarios actuar independientemente de órdenes humanas. La idea de que los sistemas piensan como humanos es un error conceptual. 

La conclusión que nos sugieren es que nos preparemos y dejemos de lanzar balones fuera. No es ‘inteligente’ afirmar que todo eso no va con nosotros o que sucederá en un futuro lejano. Ya está pasando y llegará toda su intensidad en apenas una década. No atender esa llamada del futuro será un trágico error. Abrazar la automatización no será cómodo si se hace de improviso y precipitadamente. Existen pruebas de que no necesariamente se debe destruir empleo. Sabemos, analizando como se están industrializando algunos países que han ingresado en la Cuarta Revolución con mayor intensidad que otros, que el empleo no desaparece, se transforma.

Si se diseña un modo para compaginarlo todo, para atender a un mundo con una ocupación distinta, menor en algunos campos, superior en otros, con una economía circular y con una reinvención del concepto empleo que distinga entre ocupación y productividad, lograremos vivir en un mundo robótico, automático y tecnológico que nos permitirá ser más humanos, sociales y solidarios con nuestro entorno.

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Análisis socioeconómico en la nueva publicación 'Ecoonomia'

Desde el pasado lunes una nueva publicación económica está en el aire. Se trata de la cabecera Ecoonomia y en la que un buen grupo de expertos en economía tecnológica y economía digital se dan cita de un modo inspirado en medios internacionales que tratan el futuro desde su perspectiva de negocio, sin olvidar como todo ello afecta y afectará en breve la vida de todos nosotros.

Desde el pasado lunes una nueva publicación económica está en el aire. Se trata de la cabecera Ecoonomia y en la que un buen grupo de expertos en economía tecnológica y economía digital se dan cita de un modo inspirado en medios internacionales que tratan el futuro desde su perspectiva de negocio, sin olvidar como todo ello afecta y afectará en breve la vida de todos nosotros.

Bajo el paraguas de Crónica Global  y de El Español cada miércoles publicaré una columna que intentará ser una especie de hoja de ruta mental sobre qué, cómo, dónde y cuándo se debe hacer para poner este país en la senda de las economías mundiales que abrazan el futuro con entusiasmo y no con recelo. El porqué es sencillo como explico en mi primer artículo publicado ayer y titulado 'Manual Español para liderar el Tercer Mundo' que pone la alarma sobre el riesgo que supone no ponerse en marcha urgente a diseñar un modelo económico capaz de ser competitivo y de atender a los cambios sociales y de empleo disponible que va a suponer todo ello. Aquí os lo replico hoy de manera excepcional.

Manual Español para liderar el Tercer Mundo'

Si me lees desde uno de los países denominados ricos, entonces, eres vecino de millones de personas que son ‘pobres con trabajo’. Personas que con un salario básico apenas se agarran a una débil cuerda al límite de la pobreza. La desaparición de la clase media se ha ido generando al ritmo de un progreso tecnológico que está desacoplando la economía. Ampliando la fractura entre ricos y pobres. La idea de que sin mover un dedo vamos a regresar a un espacio de concordia entre clases sociales es, sencillamente, un camelo.

Todas las industrias vivirán el momento en el que los robots y software se llevarán por delante el trabajo que pueda automatizarse y que no requiera de la intervención humana. Eso ya pocos lo dudan, aunque desde las administraciones nadie habla del tema. La promesa recurrente, por parte de todos los iletrados tecnológicos que nos gobiernan sobre la sostenibilidad en la creación de empleo, es un insulto a la inteligencia. 

Individuos incapaces de resolver una simple investidura en España pretenden indicarnos que la creación de nuevos puestos de trabajo depende exclusivamente de estimular sectores cíclicos, dependientes de la acumulación de ladrillos en cualquier esquina. Lo peor no es que se lo crean, lo insultante es que seguramente no saben a que vamos a enfrentarnos en apenas un par de años. 

La creación de empleo actual no es sostenible en este país. No aporta valor añadido en la mayoría de casos. Estamos pendientes de que el mundo no avance demasiado rápido no vaya a ser que la vanguardia se aleje aun más. Esto sucede mientras sigue estancado el apoyo a la innovación, se reducen partidas para investigación y a las empresas se les castiga con una presión fiscal indecente. 

La administración debe liderar y estructurar una hoja de ruta clara y urgente, o la segunda oleada de avances de esta Cuarta Revolución Industrial, se va a encargar de redirigirnos a una división sociopolítica impensable desde hace décadas.

Y es que no habrá empleo suficiente para todos los seres humanos. Una pequeña porción de la humanidad controlará la tecnología de la información que permitirá esa ‘automatización global’. Eso, atendiendo a que la economía actual no funciona a ritmo de esos avances, podría generar un escenario aterrador. Casi el 80% de la población en disposición de tener empleo no podrá tenerlo.

Imaginar un mundo donde no fuera necesario apenas trabajar, pues todo esté automatizado, parece ciencia ficción. Tristemente cada vez es menos ficción y más ciencia. Coches, transporte, operadores, mecánicos, manufactura, extracción, enseñanza, medicina y cualquier cosa que imagines ya tiene componentes automáticos o derivados que nos hacen ver como será el futuro inmediato.

Muchas de las decisiones políticas provienen de la táctica, pocas de la estrategia. Es más fácil dar solución inmediata a problemas que se interpretan cercanos que procurar acciones que atiendan a problemas de un futuro aún lejano. Un futuro que se ha desplegado a nuestros pies. En España, por ejemplo, el sector Biotech ya factura tanto como el todopoderoso sector turístico. Como gran diferencia ocupa un 95% menos de personal. Igual es un indicativo de la nueva ecuación marcada por la innovación, competitividad, futuro, empleo y cortocircuito.

A medida que esta década llegue a su final y nos adentremos en la siguiente, la fuerza laboral como la entendemos irá cambiando de manera rápida y radical. No habrá trabajo para todos, o por lo menos no lo habrá para ocupar tantas horas de tantas personas. Socialmente se irá instalando una necesidad de ocupar el tiempo y de compensar económicamente ese vacío. 

Organismos internacionales indican que, o bien por interpretación del futuro o bien por administración del problema que ya se vislumbra, se está abordando el asunto. Lo terrorífico es que los que denunciamos la indiferencia tecnológica, la desidia innovadora, discursos vacíos de contenido sobre startups o emprendedores de papel celofán, la miopía socioeconómica y la inexplicable ignorancia de la realidad histórica nos ha tocado vivir, no identificamos el más mínimo cambio en el curso de lo inevitable.

En los próximos artículos de esta columna trataré que y como se puede hacer. Cuales son los pasos que debemos dar conjuntamente administración, empresas y ciudadanos. La primera diseñando un destino y facilitándolo, las segundas apostando por los sectores de futuro real y los terceros dejando de tomar cloroformo a la hora del desayuno.

El reto está en encontrar el modo que permita obtener de esa ‘maravillosa’ opción del ‘automatismo’ la consecuencia de acceso a los derechos fundamentales a toda la población mundial. Salud, conocimiento, cultura, alimentos. Un mundo robotizado para hacer más humana la vida. Para ello se precisa una ‘transición tranquila hacia el mundo de la abundancia’.

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El crecimiento sin timonel y la urgente digitalización del modelo productivo.

Hace unos días, tras la conferencia que ofrecí en el World Trade Center de Barcelona durante el I Forum Cárnico dedicado a la innovación y la transformación digital, el presidente de una de las principales empresas del sector me aseguró que el riesgo de que la robotización destruya empleo en España es todavía escasa y que eso, si sucede, pasará dentro de varias décadas. Le respondí con datos que me sirven para empezar este post. Desde 1996 la destrucción de empleo en el sector manufacturas por efecto de la robotización en España ronda el 38%, superior al sueco, coreano o alemán por ejemplo. Más adelante recuperaré estos datos.

 

Hace unos días, tras la conferencia que ofrecí en el World Trade Center de Barcelona durante el I Forum Cárnico dedicado a la innovación y la transformación digital, el presidente de una de las principales empresas del sector me aseguró que el riesgo de que la robotización destruya empleo en España es todavía escasa y que eso, si sucede, pasará dentro de varias décadas. Le respondí con datos que me sirven para empezar este post. Desde 1996 la destrucción de empleo en el sector manufacturas por efecto de la robotización en España ronda el 38%, superior al sueco, coreano o alemán por ejemplo. Más adelante recuperaré estos datos.

A todo esto ya van 11 meses sin gobierno. El PIB sigue creciendo con fuerza aunque tenga truco. El truco es que venimos de tan abajo que sino subiera sería de aurora boreal. La velocidad de crucero se sitúa cercana al 0,8%. El hecho de tener un consejo de ministros en funciones podría parecer que es incluso algo bueno pero no debemos tomar conclusiones erróneas. El viento sopla a favor del crecimiento por la coyuntura petrolera, un euro que impulsa la exportación y un coste de financiación en mínimos históricos. Sin embargo la productividad española sigue siendo discreta. No se crecerá a largo plazo si esta tendencia no cambia y un gobierno, el que sea, no se pone a resolver problemas estructurales que tiene nuestro modelo económico. Pasan los días y los meses y el tren del futuro sigue alejándose. La sociedad del conocimiento se resiste a perderlo gracias a la iniciativa de miles de emprendedores y empresas tecnológicas que luchan contra los elementos, las reglas y leyes que no son favorables y que, por comparación con otros países, son puro fuego amigo.

El esfuerzo inversor en investigación sigue cayendo. Del 1,35% del PIB ha bajado al 1,23% y no parece que esa tendencia catastrófica vaya a cambiar en breve. El asunto se pone feo pues la brecha con nuestros competidores naturales sigue creciendo. Si a esta desidia por mejorar el modelo productivo sumamos los previsibles problemas de ocupación estacional, el porcentaje insultante de paro juvenil que pagaremos con creces a medio plazo, un sistema de pensiones insostenible y una nula estrategia política por modular un escenario socioeconómico vinculado a la robotización y la economía digital, el asunto es chusco de narices y poco tiene que ver con la idea de que vamos bien. Ni los que gobiernan en funciones, los que ya no gobernarán seguro, los que dicen que si gobiernan cambiaran su populismo por pragmatismo, los que hablan de sumar para dar estabilidad o los que pasaban por allí, ninguno de ellos hablan del asunto en cuestión y siguen con su discurso maniqueo y endogámico sobre un mundo que cada vez es menos real.

La verdad es que poco importa si hay o no terceras elecciones, que no las habrá. Tampoco si el gobierno es más o menos estable. En teoría la obligación de sus señorías es llegar a acuerdos que permitan legislar para marcar la hoja de ruta para solucionar problemas que este país no puede mantener por más tiempo en el cajón de los temas a solucionar más adelante. No hay más adelante, el futuro ya llegó y parece que los señores del pasado no lo ven porque permanecen en su espacio natural.

¿Saben que se destruye empleo como he dicho antes en base a la robotización? ¿Que independientemente de cómo y qué hagan eso va a ir en aumento? ¿Piensan diseñar un plan para que el parto no sea tan doloroso? ¿Saben estos señores que las cinco mayores empresas del Estados Unidos son tecnológicas y que apenas existían hace dos décadas? ¿Tienen idea de lo importante que es vincular el crecimiento de un país a este tipo de empresas? 

¿Saben nuestras señorías que la pujanza del modelo productivo digital es de tal calibre que sino nos situamos a su estela vamos a quedarnos como un país totalmente irrelevante en el concierto internacional? ¿Tienen idea del coste que tiene para el futuro de todos nosotros su desidia o desconocimiento? ¿Se hacen a la idea de que la economía digital no es un eslogan sino un objetivo irrenunciable? ¿Han hecho el cálculo de la posición económica mundial que nuestro país ocupará en una década sino se arremeten medidas de calado político y estratégico que impulsen el cambio de modelo de crecimiento? ¿Han imaginado como es un país desequilibrado con dos polos alejados entre las ciudades tecnológicas y el resto del territorio? ¿Saben que supone en materia de garantizar servicios y derechos a los ciudadanos de la década siguiente el pertenecer a un limbo no competitivo más próximo a Marruecos que a Dinamarca?

Si preguntáramos a esos representantes si saben, en palabras de Enrique Dans, que es ‘la economía de la verdad’ que sustituye a ‘la Nueva Economía’ pocos o ninguno sabría realmente responder. Si les preguntáramos que es 'Facebook, Google o Amazon seguramente su respuesta sería una aplicación frívola, un buscador y una tienda de libros cuando la realidad es que son el espacio donde sucede la economía real. Nada que no sea digital será economía y de eso va todo este debate'. Sino lo ven, sino lo aceleran, nos vamos a dar una hostia que la del 2008 va a ser una especie de broma escolar.

Y es que en agosto ya tuvimos un aviso. El peor verano para la seguridad social desde 2008 se nos plantó delante de las narices y pocos quisieron verlo. Casi 150.000 cotizantes desaparecían sin dejar rastro mientras los discursos continuaban con el ‘seguimos creando empleo’. La creación de empleo se va a ir ralentizando porque no hay empleo que crear. Los sectores que mejor representan el cambio de modelo irremediable y al que no podemos renunciar no generan empleo. El sector biotecnológico ya es más importante que el todopoderoso turístico pero no empleo a casi nadie en comparación.

La paradoja es que si queremos empleo solo podemos crearlo en los sectores que sabemos son pura sentencia de muerte. La solución está en equilibrar esa jugada y preparar nuestro espacio social a uno donde trabajar sea un efecto secundario, donde la gestión pública sea capaz de salvaguardar rentas mínimas y dónde el sector privado establezca criterios productivos de vanguardia bajo el soporte y estímulo urgente de la administración.

Sigue la vivienda disparada y no es más que un disparo al pie. La locura ha empezado y de locos el futuro va a estar vacio. En el segundo trimestre del año las ventas se incrementaron un 23,7%, el precio se encareció en 7,5%, las hipotecas se han vuelto a poner de moda en los almuerzos de esa falaz clase media y los vientos parecen empezar a traer ese olorcillo tibio a sequía que permaneció durante años. No aprendemos, es hasta comprensible, pero que un gobierno no establezca urgentemente las medidas que eviten la que se avecina, no se puede entender. Lloverá sobre un charco. La demanda se ha activado y vuelve a no tener ningún límite. Allá vamos, cuesta abajo y sin frenos.

Sin frenos porque mientras re-fabricamos nuestra sociedad soportada en viga de hormigón pretensado y ladrillo cerámico, el empleo se irá reduciendo, no creando. El recorte de personal es irremediable en miles de empresas. No porque vayan a tener menores ingresos, sino porque las funciones que millones de personas realizan ahora mismo en breve serán sustituidas por robots o software. ¿Has analizado cuantos puestos de atención al público en los que hasta hace unos pocos años una persona te atendía, ahora esa relación la formalizas con una máquina? No es necesario leer informes, con revisar tu entorno verás que el recorte masivo es exponencial. Sino lo ves, entonces mira lo que pasa en otros lugares.

¿Cuánto te queda en tu puesto de trabajo? ¿Lo has pensado? Me gusta ser optimista y hablar de un mundo mejor a medida que la tecnología nos ofrezca un mundo más humano, pero me preocupa que eso va a pasar en algunos lugares que han empezado a preguntarse como abordar el mayor desafío al que se ha enfrentado la humanidad, mientras que en otros nadie está analizando como hacerlo. En España la transición a una economía que automatizará todo lo automatizable no tiene timonel y cuando el mar que hay que surcar es bravo y lleno de peligros sin alguien que tome el timón la deriva es muy mala consejera, se suele naufragar. 

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La urgencia de que un software se encargue de conformar gobierno.

Al período anterior a la hipotética recuperación económica que vivimos se le llamó crisis y destacó, por encima de todo, por se la responsable de la destrucción de 3,8 millones de empleos. A partir de 2014, justo cuando se establece el punto de inflexión, según los expertos, se han creado 1,4 millones de puestos de trabajo. Del 26,9% de paro, que se dice rápido, hemos descendido a una tasa que ronda el 20% según la EPA. El ritmo no es malo, el modelo elegido sí.

Al período anterior a la hipotética recuperación económica que vivimos se le llamó crisis y destacó, por encima de todo, por se la responsable de la destrucción de 3,8 millones de empleos. A partir de 2014, justo cuando se establece el punto de inflexión, según los expertos, se han creado 1,4 millones de puestos de trabajo. Del 26,9% de paro, que se dice rápido, hemos descendido a una tasa que ronda el 20% según la EPA. El ritmo no es malo, el modelo elegido sí.

Los casi 400.000 empleos que se crean al año significan que, al mismo ritmo y desoyendo todas las informaciones acerca del momento histórico que globalmente vive el mundo, no será antes de 2023 que España logre el mismo nivel de ocupación anterior a la dichosa crisis. El problema es que esa previsión sobre la creación de empleo se olvida de un factor determinante y del que hablamos continuamente en este blog. No vamos a un mundo de creación de empleo, sino todo lo contrario. La Cuarta Revolución Industrial no es el título de un programa de televisión, no es una frase publicitaria, es la definición de un momento histórico que en tres ocasiones anteriores ya ha vivido la humanidad.

El cálculo sobre cuando ‘estaremos como antes’ o ‘la recuperación sea notable’ también debería atender a otra variable. Las más que probable recaída a nivel económico en Europa especialmente, motivadas por las consecuencias del Brexit, la falta de demanda exterior, la competencia u otros. Recomiendo por todo ello dejar de imaginar un país, un continente, un mundo, con plena ocupación. Una plena ocupación que sólo podrá lograrse cambiando absolutamente el concepto ‘puesto de trabajo’. Deberá legislarse, y pronto, acerca de un mundo con un empleo basado en una menor carga humana en tiempo especialmente y, además, tremendamente tecnificada.

Muchas de las cosas que hacemos de manera cotidiana hoy en día hace tan solo unos años se llevaban a cabo de otro modo muy distinto. En cada uno de esos nuevos hábitos aparece la tecnología de manera muy importante y, en un análisis más profundo, descubriremos que el producto final que consumimos, la acción que desarrollamos o la interacción que ejecutamos, requiere ahora mucha menos gente, menos humanos para que suceda, que hace unos pocos años, meses, minutos.

Ya no escribimos cartas, no elaboramos álbumes de fotos, nos reunimos sin estar juntos, no compramos entradas en ninguna taquilla, no se utilizan mapas callejeros, las guías turísticas son reliquias, no compramos periódicos, no visitamos tiendas de música, nos convertimos en nuestros propios cajeros en un supermercado, retiramos el coche automáticamente de algunos aparcamientos, nos subimos en trenes sin conductor, recibimos resúmenes de noticias elaboradas por un software, hablamos con ‘teleoperadores’ que son sintéticos, los agentes de seguridad ahora son cámaras sofisticadas, la concesión de un crédito ya no lo decide un comité en un banco sino un software especializado y mil ejemplos más.

El estudio de Carl Benedikt Frey y Michael Osborne titulado ‘The future of employment: how susceptible are Jobs to computerisation?’ decía que el 47% de los puestos de trabajo que existen en el mundo son susceptibles de ser automatizados en las próximas dos décadas. Un estudio de hace tres años que fue aceptado en Davos como un documento de análisis y reflexión a tener en cuenta por todos, incluidos los gobiernos ‘en funciones’.

Este el asunto más grave. El empleo no lo vamos a poder crear por ciencia infusa. El nuevo empleo, muy pronto, será de otro modo. Menos intensivo, de mayor calidad y mucho más eficiente, pero también deberá ser más tecnológico y de valor añadido. Una mayor automatización supone una mayor eficiencia para las empresas, por ende, mayores ganancias y menos necesidad también de puestos de trabajo. Millones de puestos de trabajo se prevé que desaparezcan. Si quienes tienen la obligación de preparar la sociedad y su economía productiva a los escenarios de futuro siguen en sus trifulcas absolutamente ridículas y escenificaciones alejadas de la realidad el hostión que nos vamos a dar en unos años será bíblico.

El mundo sigue su curso hacia un escenario sin empleo. Todo lo que pueda ser automatizable, ‘robotizable’ y todo lo que pueda sustituir un grupo de humanos por un ‘software’ o un brazo mecánico, será. Periódicos sin periodistasbibliotecas sin bibliotecarios, bares sin camareros, tiendas sin vendedores, empresas sin directores, taxis sin taxistas, hoteles sin intermediarios, transporte sin transportistas, clínicas sin doctores y, quien sabe, parlamentos sin políticos. ¿Para que se precisa un político?

Hoy en día las decisiones políticas se toman en base a tres criterios: presupuesto, interés partidista y capacidad de gestión. La primera la gestionaría increíblemente mejor un software inteligente que una docena de ministros de economía visto lo visto. Lo segundo, más divertido, un gestor de datos masivos capaz de trabaja en base a variables de bienestar social no dependiente de votos, podría gobernar sin esperar ‘encuestas’ o lo que fuera. La tercera es pura evidencia. ¿Quien más eficiente que un software?

El asunto es que el mantra de la urgencia pronto dejará de serlo. La idea que se puede crecer con un gobierno en funciones podría instalarse y, de hecho, es real. El problema es que esa inercia política y económica precisa, ahora más que nunca, de una estrategia clara y decidida en crear un país tecnológicamente homologable, socialmente garantista, económicamente digital e internacionalmente competitivo.

La tecnología adaptada a todos los órdenes de la vida exige que se apoyen iniciativas empresariales, institucionales y sociales que tengan la tecnología como foco de crecimiento. La sociedad debe tener garantizados los mínimos aceptables y de bienestar, incluso la concesión de derechos fundamentales a algunas elementos que ahora mismo son solo servicios públicos. El futuro sin empleo, o menor empleo, exige diseñar urgentemente un modelo social y de protección compatible con crecimiento. Una digitalización que debe ser una obligación y no una opción para todos, empresas, personas y ministros. Una competitividad internacional que no nos garantiza el sol ni la playa, ni los monumentos, ni los bosques. Un turismo que precisa reconvertirse y digitalizarse para competir con otros territorios que, algún día, dejarán de tener problemas geopolíticos.

Estuve viendo la ‘segunda’ investidura la pasada semana. He escuchado todo lo que se ha dicho y se dice. Acojona lo lejano que les resulta a todas 'sus señorías' ese futuro inminente que deberían estar analizando.

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El sector biotech alcanza en facturación al sector turístico. ¿Listos para un cambio de modelo productivo?

El paro baja en 216.700 personas a final del segundo trimestre de 2016. Y lo hace hasta una tasa del 20% según la EPA. Ahora ya ‘sólo’ quedan 4.574.700 personas sin trabajo en España, lo que pone el índice al mismo nivel que teníamos en 2009. Todo parece ir por el buen camino dicen. Incluso seríamos capaces de decir que ‘sin gobierno’ las cosas avanzan relativamente mejor.

El paro baja en 216.700 personas a final del segundo trimestre de 2016. Y lo hace hasta una tasa del 20% según la EPA. Ahora ya ‘sólo’ quedan 4.574.700 personas sin trabajo en España, lo que pone el índice al mismo nivel que teníamos en 2009. Todo parece ir por el buen camino dicen. Incluso seríamos capaces de decir que ‘sin gobierno’ las cosas avanzan relativamente mejor.

Sin embargo, si bien los hogares con todos sus miembros en paro bajó un 7,3% con respecto al trimestre anterior, son todavía casi 1,5 millones las familias sin nadie trabajando. Un tema grave que se suma a otro aún más dramático y que esconde el verdadero problema estructural de nuestra economía. El paro joven se mantiene estable cerca del 47%

Que la mitad de los jóvenes dispuestos a trabajar menores de 25 años no tengan empleo no es comparable con ningún país civilizado. Además, habría que sumar los centenares de miles que huyeron en busca de oportunidades en otros países. Jóvenes con dos carreras, ‘másters’ e idiomas, recogiendo cucharillas en un café turístico de cualquier capital europea. 

La respuesta a toda esa generación con talento y habilidades para ofrecer sus capacidades a fin de cambiar un modelo de crecimiento que se llevó por delante millones de empleos, familias, propiedades y sueños, está siendo escasa. Se está permitiendo que se vayan por no activar políticas que puedan suponer un espacio de desarrollo actual, homologable con nuestro entorno. Crear empleo es siempre algo positivo pero el que se está creando es ciertamente revisable. Sigue siendo muy escaso el que proporciona valor añadido, está vinculado con las nuevas tecnologías o el conocimiento.

Y es que seguimos con la idea de que ‘la recuperación’ es algo bueno. ¿Recuperar qué? Un modelo productivo ineficiente destinado a acumular ladrillos en cualquier esquina, a especular con solares y terrenos que nadie utilizaría en su sano juicio o a la estimulación de un modelo dependiente del turismo de bajo coste. ¿Eso es lo que queremos recuperar? Perdimos la oportunidad de subirnos a un carro de la modernidad hace años, cuando las vacas gordas pudieron pagar el coste de modernizar todo el tejido empresarial e industrial, la administración y sus procesos, pero no se hizo. Ahora con las vacas flacas, que se acentuarán, menos lo haremos.

Se avecina el mayor ajuste en tiempo, las exigencias europeas así lo estiman. La pérdida en e sector turístico aun no se han descontado por el ‘brexit’, la caída de ingresos fiscales explican que aunque haya más empleo este genera menos beneficios y el gasto público sigue fuera de la envergadura que se nos ordenó. A menos recaudación, más impuestos. A más recortes, menos crecimiento. A menos crecimiento, mayor destrucción de empleo. No es bueno vanagloriarse de una cifras que cuando se miran al detalle tienen muchos aspectos que muestran los alfileres con los que se sujetan.

Pero es así. Vivimos en plena recuperación pues los bancos vuelven a otorgar hipotecas al 100% con financiación camuflada. No hemos aprendido nada. Al cierre de 2015 las hipotecas que de manera evidente suponen la totalidad del coste de una vivienda suponían el 15,6% del total y sabemos que ahora mismo esto puede estar muy por encima. Sin duda es lo que explicaría el hecho de que el número total de hipotecas se incrementara un 20% llegando a diciembre del año pasado a un cuarto de millón concedidas. Sí, 250.000 hipotecas en el país de los desahucios.

Pero entre tanta 'buena' noticia se esconde otra mucho mejor. El problema es que es una información económica que no afecta al empleo, pues resulta que uno de los sectores de mayor crecimiento en España es uno de los que menos puestos de trabajo genera. Un sector vinculado al futuro, a la tecnología y a las opciones de generar un cambio de modelo productivo que nos aleje del que hasta la fecha nos ha llevado a múltiples desastres.

Hablo del sector Biotech. Un sector industrial que ha logrado superar por primera vez los 100.000 millones de euros anuales de facturación. Hay que tener en cuenta que el sector biotecnológico español en 2008 sólo representaba el 2,98% del PIB y ahora supera el 10% llegando a la misma tasa de importancia que el todopoderoso sector turístico. Pero sin embargo, la curiosidad aparece en la afectación al empleo que tiene. Apenas 190.000 personas trabajan en este sector cuya mayoría está en Catalunya. La explicación según el propio gremio es que no hay trabajadores cualificados y, el que había, se fue de España.

Es evidente que la apuesta por sectores de futuro que se alejan de la manoseada ‘recuperación’ es la mejor opción. Sin embargo se debe preparar el mantel. Mejores sueldos, mayor ambición desde la administración en su potenciación soportando programas de formación y de I+D+I y, por supuesto, arremeter de una vez un plan fiscal beneficioso para sectores tecnológicos o al final, muchos, se irán dónde sea más cómodo generar riqueza.

Pero me interesa vincular todo esto con la necesidad de estimular un cambio económico que sea capaz de aportar un futuro adecuado a un país como España. Modernidad, liderazgo político y empresarial capaz de generar un espacio tecnológico y competitivo con el futuro. Una revisión real de cómo va a ser el futuro inmediato dónde la automatización y los robots no van a ayudar a la creación de empleo. Un mundo inminente que habla de pensiones en riesgo, sociedad del bienestar en jaque y modelos productivos obligados a vivir una disrupción inevitable.

El empleo no se va a generar masivamente en los sectores de futuro. Ahí se va a instalar la eficiencia. Debemos ir pensando en que modelo social y económico, de salvaguarda de derechos y servicios, vamos a soportar como sociedad. La oportunidad, cómo demuestra el sector biotech está trazada. Con un poco de ayuda, hoja de ruta y visión de hacía dónde va el mundo, la oportunidad de 'no recuperar' nada y si 'construir un futuro mejor' es evidente.

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Economía, Politica, Sociedad Marc Vidal Economía, Politica, Sociedad Marc Vidal

Atrapados en 'El día de la Marmota'. La urgencia de la transformación digital de la economía.

'El día de la marmota'. Así podría titularse la película que definiría lo que vive España con respecto a poner en marcha un nuevo gobierno. Lo grave es que en este caso, y a diferencia con la obra protagonizada por Bill Murray, nadie parece haberse dado cuenta que cuando empieza un nuevo día que va a repetirse indefinidamente es factible modificar cosas para ir mejorando la situación.

'El día de la marmota'. Así podría titularse la película que definiría lo que vive España con respecto a poner en marcha un nuevo gobierno. Lo grave es que en este caso, y a diferencia con la obra protagonizada por Bill Murray, nadie parece haberse dado cuenta que cuando empieza un nuevo día que va a repetirse indefinidamente es factible modificar cosas para ir mejorando la situación.

Pues mientras todo sigue su curso a velocidad política, el planeta sigue girando y lo hace a velocidad crucero. El punto crítico en el que se encuentra el desarrollo digital en todo el continente europeo precisa de que se tengan las ideas claras y los criterios de adopción de una apuesta por la digitalización especialmente de las propuestas emergentes en inteligencia artificial, gestión de datos, robotización y economía colaborativa.

La disponibilidad tecnológica de la clase política española es preocupante. De todos. Mientras el continente se enfrenta al reto más importante que hemos vivido en décadas, España no tiene discurso propio. Tampoco tiene ninguna acción destacada que no derive de la inercia. A muchos ya les va bien obviamente, y por eso no se denuncia desde ninguno de los estamentos y empresas que deberían estimular algún cambio.

La transición digital se enfrenta a un muro enorme que la industria tradicional ha erigido conscientemente para no perder algunas de sus ventajas. Saben que una socioeconomía digitalizada se lleva por delante intermediarios, procesos ineficientes y estructuras que fueron creadas para el control de todo. El problema no es sólo español. Esto tiene que ver con un continente viejo, que camina despacio porque se ha hecho despacio y con desgana.

Lo curioso es el desequilibrio. España tiene ante si una oportunidad única que se nos puede estar escapando. Nos encontramos con una alta tasa de conectividad alta, rondando el 78% en redes rápidas de banda ancha, pero a la vez disponemos de una tasa de paro bíblica y una baja competencia digital de esos nuevos aspirantes a encontrar un empleo. Esto genera una incoherencia dramática. Digamos que hay centenares de miles de parados que no tienen ninguna opción de ser contratados en un país que quiera avanzar digitalmente y ser competitivo en el futuro inmediato.

O avanzamos en la modernización a riesgo de la exclusión que puede suponer o reducimos la velocidad de innovación para ocupar a millones de personas sin la formación que requiere la Nueva Economía. La demanda actual en la sociedad digital va estrechándose para quien no tiene una cultura digital avanzada. Si queremos reducir el paro sólo se puede contratar mayoritariamente a personal sin una formación digital compatible con la de otros competidores. Si no lo hacemos se perpetúa esa lacra.

Es un callejón sin salida aparente. Estimular la contratación tal y como se está haciendo ahora nos aleja del futuro. No hacer nada colapsa el consumo. La verdad es que no es fácil pero es importante dejarse de táctica y abrazar la estrategia o el hostión a medio plazo va a ser épico.

Los retos se amontonan. La debilidad parlamentaria dificultará la aplicación de reformas estructurales, eso lo sabemos. Será importante determinar prioridades entre lo urgente y lo importante. El impulso del I+D y el apoyo a la exportación en plena digitalización de todo no es un tema accesorio. Para competir exportando habrá que modificar toda la política industrial buscando salarios solventes y estables. Para ello sólo hay una solución que tiene que ver con una política fiscal más amable. Subiendo impuestos, atrapados como estamos, esa opción se aleja.

La administración debe liderar el proceso y las empresas deben implementarlo. Los ciudadanos deben disfrutar y dinamizar esa modernización y adaptarla a un futuro digital y competitivo. Todos debemos saber cual es nuestro papel en esta guerra. Pero el problema actual es que el primer batallón está en parada técnica, el segundo procura mantener sus monopolios para que otras no puedan a través de la disrupción cambiar alguna regla del juego. El tercero, el batallón de los ciudadanos, sigue pendiente mayoritariamente de formarse y entender el modelo social y económico que supone la digitalización de todo.

Si la economía de nuestros vecinos compradores se frena, la recaudación tributaria se reduce y el gasto público del nuevo gobierno se debe recortar, sólo va a quedar subir impuestos, reducir prestaciones y retrasar la transformación digital que tanto necesitamos. Y no la necesitamos por capricho. No es por parecer más ‘cool’. Se trata de ser sostenibles, de ser competitivos, de seguir siendo primer mundo. ¿Cómo piensan mantener el sistema de pensiones en unos años por ejemplo? Con un empleo precario e inestable o con una red laboral compleja de alto valor y eficiencia, digitalizada y robotizada, rentable y capaz de prestar servicios a la sociedad que vamos a ir necesitando cada vez más por pura aritmética demográfica.

Es evidente que sin plan no hay pan. Cuando por fin se pongan de acuerdo, se repitan las elecciones o lo que sea, la urgencia aun será mayor. El tiempo pasa y seguir jugando a la ruleta con esto es una irresponsabilidad que no nos podemos permitir. La reconversión de la educación y del mercado de trabajo no puede permanecer más tiempo pendiente de la ciencia infusa. El paro se irá reduciendo, es evidente, pero ese tipo de empleo alejado de las necesidades reales de una sociedad digital es pan para hoy y hambre para mañana. El problema es que ‘mañana’ es ya mismo. Hace años que lo sabemos.

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Economía de Bolsillo S1: E13, 'Impuestos Indirectos'

Esta semana en ‘Economía de Bolsillo’ trataremos el tema de la ‘Los Impuestos Indirectos’. Se trata del último programa de la temporada y por eso es un poco especial. Empiezo con un ‘son los más desconocidos de su especie. Un auténtico misterio sin resolver para muchos de nosotros. Están ahí y la mayoría de las veces no somos conscientes de ello. ¿Quieres descubrirlos? ¿Quieres desvelar sus misterios? Pues solo tienes que acompáñame en este viaje por la dimensión de los impuestos indirectos.

Esta semana en ‘Economía de Bolsillo’ trataremos el tema de ‘Los Impuestos Indirectos’. Se trata del último programa de la temporada y por eso es un poco especial. Empiezo con un ‘son los más desconocidos de su especie. Un auténtico misterio sin resolver para muchos de nosotros. Están ahí y la mayoría de las veces no somos conscientes de ello. ¿Quieres descubrirlos? ¿Quieres desvelar sus misterios? Pues solo tienes que acompáñame en este viaje por la dimensión de los impuestos indirectos.'

Haciendo un símil de algunas secuencias de la película ‘Matrix’ proponemos una serie de situaciones que explican detalles de un tema tan complejo de abordar. Destaca la entrevista que al final del programa le hice a Hervé Falciani. No te la pierdas.

Los impuestos directos son progresivos porque gravan de manera creciente los ingresos de las personas, es decir que, como sucede por ejemplo con el IRPF, paga más el que más gana. Por eso se puede decir que los directos son impuestos equitativos.  Sin embargo los impuestos indirectos como el IVA son regresivos porque gravan el consumo y son iguales para todos los consumidores. No se basan en la equidad sino en la igualdad y en proporción suponen un mayor esfuerzo para las personas que menos tienen.

Cómo siempre, todo te lo explicaremos de un modo didáctico y divertido. Para ello salimos a la calle a buscar metáforas, ejemplos y opinión de la gente. Os recomiendo que el próximo sábado, alrededor de las 6 de la tarde en ‘la 2’ de TVE, veáis el programa. 

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Los desafíos de un nuevo gobierno y la hoja de ruta tecnológica urgente.

Hace apenas unas décadas Singapore era una amalgama imperfecta de relaciones comerciales sin expectativas globales y con una renta per capita paupérrima. Actualmente es uno de los más ricos del planeta y el país que el Foro Económico Mundial considera en mejor posición para beneficiarse de las inversiones que se realizan en innovación tecnológica y digital especialmente. Esto parte de un índice que analiza cómo los países se están preparando para aprovechar la innovación digital emergente y la posición para disfrutar de la Cuarta Revolución Industrial. Detrás de Singapore aparecen Finlandia, Suecia, Noruega y Estados Unidos en este orden. España no aparece.

Hace apenas unas décadas Singapore era una amalgama imperfecta de relaciones comerciales sin expectativas globales y con una renta per capita paupérrima. Actualmente es uno de los más ricos del planeta y el país que el Foro Económico Mundial considera en mejor posición para beneficiarse de las inversiones que se realizan en innovación tecnológica y digital especialmente. Esto parte de un índice que analiza cómo los países se están preparando para aprovechar la innovación digital emergente y la posición para disfrutar de la Cuarta Revolución Industrial. Detrás de Singapore aparecen Finlandia, Suecia, Noruega y Estados Unidos en este orden. España no aparece.

A pesar de estar sin gobierno desde hace más de medio año, España crece a un ritmo decidido. La parálisis gubernamental y legislativa no parece afectar de momento en las grandes cifras. Probablemente en un primer término cómo mucho tendremos una caída de medio punto del PIB y poco más. Hablamos pues de un tema puramente cortoplacista y táctico. Para nada entramos en aspectos estratégicos y que realmente asuman el gran reto al que nuestra sociedad y economía deben enfrentarse. Singapore no se creó con táctica.

Si se ponen de acuerdo o no ya empieza a ser incluso ridículo, un insulto a la inteligencia. Que sigamos con esta sensación de que es tan importante lo que pensemos los ciudadanos de los líderes en base a quien le dan la mano o a quien le besan el culo es, cuanto menos, de vergüenza ajena. El problema es que no sólo es un tema de sensaciones, lo que nos jugamos es algo mucho más grave, más importante: el futuro de nuestros hijos pues el nuestro, a según que edad, ya está muy comprometido e hipotecado.

Sus señorías deben centrarse urgentemente en garantizar un buen comportamiento económico aprovechando la situación que parece evidenciarse adoptando medidas que impulsen un mejor empleo. Pero todavía estamos pendientes de si habrá o no gobierno antes de las vacaciones. Parece el típico ‘ya lo hablamos en septiembre’ tan español. Lo duro del asunto es que sin presupuestos 2017 en los que se deberán introducir las variables de obligado cumplimiento vinculadas a los ajustes para cumplir con el objetivo del déficit público que nos impone Bruselas. Ellos siguen con lo suyo. Que importante es todo en la política. Que distintos son sus tiempos con respecto al de las familias y las empresas.

Uno de los retos del nuevo gobierno pasarán por reducir una brecha social que se ha convertido en un quiste que no para de agrandarse a pesar de que la economía se reactivara hace un tiempo. Seguramente porque esa reactivación es menos intensa y transversal de lo que se muestra en los titulares. Otro reto evidente y dramático es la necesidad de reformar el sistema de pensiones o no vamos a poder garantizarlas a la generación ‘baby-boom’.

Sin embargo, si hablamos de futuro, de convertir España, o territorios concretos permeables a la innovación como Catalunya por ejemplo, en un país de futuro y de crecimiento sostenible y sostenido en la economía tecnológica y de valor añadido, hay que hacer algo. Esto no va por inercia, no tiene que ver con el ‘dejemos que vaya sólo’ porque no irá. Una política decidida en el impulso a la innovación y la investigación que genere empleo estable y mejor pagado a medio plazo exige un presupuesto contundente y una profunda reforma del sistema universitario que despliegue su potencial innovador en lugar de ser una fábrica de becarios.

Crear un país del/de futuro no es algo que se pueda aplazar meses y meses hasta que rojos, morados, naranjas y azules se pongan de acuerdo. La generación política con menor capacidad para interpretar el presente, y entender las oportunidades de futuro, son los responsables de decidir quienes tripularán esta nave. De momento lo único que están logrando es generar incertidumbre. La incertidumbre es el mayor enemigo del progreso económico ‘by the way’.

El riesgo es asumible pues pondera las opciones de éxito. La incertidumbre es un lío monumental. No hay quien pueda valorar las opciones que ofrece. Nuestra economía está ahí, en la incertidumbre. Un espacio que conocen bien los millones de parados que hay en el país o los centenares de miles de jóvenes que se fueron buscando una oportunidad fuera.

Los buenos datos sobre turismo y producción industrial viven el ‘delay’ típico de los tiempos económicos que suele presentar los efectos de la política a medio plazo. Para bien y para mal. De ahí aquel ‘desaceleración’ de Zapatero cuando todo era un hostión bíblico. Nuestro retraso nos traerá con mayor virulencia los efectos a las acciones obligadas para reducir el déficit. Lo he dicho antes y cada día que pasa sin acción política clara no hace más que aumentar el calibre del ajuste.

Un espacio sin estrategia, sin gobierno que pueda tomar decisiones urgentes y de calado, es un país que se va situando en la peor casilla de salida poco a poco. Si bien en áreas como Catalunya el riesgo de pobreza a descendido en 2015, la incertidumbre que vivimos afectará ‘en diferido’ al consumo, al empleo de nuevo y a la inversión tan necesaria. Deben saber que ya pronto no podremos confiar en el banco central europeo. Éste ya roza sus límites que la lógica es capaz de soportar. La política monetaria no puede revertir el shock en el que se ha situado al tener casi 12 billones de bonos gubernamentales en negativo. Eso también exige que nos preparemos lo antes posible.

Nuestro país no puede permitirse mucho más tiempo. Va en serio. El tiempo se agota. Un día sin acción estratégica clara es un mundo, un mes, la eternidad.

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El día después de que se agote el Fondo de Reserva. La oportunidad de cambiar un modelo ineficiente.

Hace unos días advertí a quien ganara las elecciones, o a quien pudiera conformar gobierno, que tendría que llevar a cabo el segundo mayor recorte desde la crisis. Algunos de éstos ya han empezado aunque no tengan nada que ver con el grueso de lo que quise decir. Hace pocos días el gobierno en funciones, y previsiblemente el que renovará, recortaba una de esas partidas significativas en materia de economía del futuro, Mal inicio para el necesario modelo de modernización económico. La reducción de un 90% del capital previsto para ayudar a startups en España no es para nada un indicativo que pueda tranquilizar a quienes vemos en este tipo de empresas uno de los mecanismos a medio plazo para crear empleo de valor, innovación socioeconómica y un modelo de crecimiento distinto al que hemos tenido hasta ahora.

Hace unos días advertí a quien ganara las elecciones, o a quien pudiera conformar gobierno, que tendría que llevar a cabo el segundo mayor recorte desde la crisis. Algunos de éstos ya han empezado aunque no tengan nada que ver con el grueso de lo que quise decir. Hace pocos días el gobierno en funciones, y previsiblemente el que renovará, recortaba una de esas partidas significativas en materia de economía del futuro. Mal inicio para el estímulo necesario al modelo de modernización económico que supone Enisa. La reducción de un 90% del capital previsto para ayudar a startups en España no es para nada un indicativo que pueda tranquilizar a quienes vemos en este tipo de empresas uno de los mecanismos a medio plazo para crear empleo de valor, innovación socioeconómica y un modelo de crecimiento distinto al que hemos tenido hasta ahora.

A la vez que esto sucede, las noticias sobre empleo parecen dar la razón a quienes consideran que estamos en franca fase de recuperación. De este modo la apuesta a negro y par es evidente. Creo empleo dónde es más sencillo crearlo y me olvido de algunos otros espacios que tienen una repercusión mucho más lejana. Es un modo de ver la política y la economía muy táctica, pero poco estratégica.

Sin apartar la vista de que por encima de todo, crear empleo no puede verse como algo malo, nos estamos acostumbrando a valorar como bueno algo que es bueno desde la epidermis y que probablemente, a medio plazo, nos va a llevar a la casilla de salida. El paro se está reduciendo y de forma importante. Es cierto que la prioridad es lograr que quienes no tienen trabajo puedan volver a tenerlo y, por derivación, activar el consumo interno. El problema es el tipo de empleo que se está creando y las consecuencias que esto puede tener. 

Es preocupante la repercusión que este tipo de acciones y las consecuencias que tienen con la liquidez presupuestaria. El ministro De Guindos se ha ido a negociar con Europa una moratoria ante el incumplimiento de déficit, un perdón supino a la multa pertinente. El ‘brexit’ juega a nuestro favor y probablemente nos concedan el perdón momentáneo. No sería bueno que en tiempos en los que algunos piensan en irse, apreten las tuercas a los que se quieren quedar. 'No molestemos a éstos que están tranquilos', deben pensar. 

No obstante, las consecuencias que tendrá este punto tienen mucho que ver con otro que estos días llena los debates económicos y que, por casualidad, tratamos hace unos días también en este blog y en mi programa de televisión: el Fondo de Reserva y las Pensiones en si mismas. Estamos ante la liquidación de un modelo socioeconómico que no necesariamente debe ser visto como algo catastrófico o dramático sino como una oportunidad para corregir algunos puntos y poner en marcha urgentemente políticas activas que generen un escenario acorde con el mundo que nos va a tocar vivir en los próximos cinco o seis años. 

El Fondo de Reserva se está secando y a marchas forzadas. No hace falta ser Premio Honoris Causa para entender que si vas metiendo la mano en un cajón donde guardas billetes para cuando te falte liquidez corriente y no lo recargas en un tiempo determinado te quedarás sin ‘cash’. Además, cómo suele pasar en la economía doméstica, cuando has metido la mano más de una vez, se normaliza el hacerlo.

Pero al contrario de lo que muchos analistas comentan no veo que esto sea algo que deba convertirse en un ataque a quien lo hace. En todo caso lo hace por que no tiene más remedio. El Fondo de Reserva es sencillamente un fondo de reserva. Para eso se creó. Para meterle mano cuando no hubiera liquidez en la caja ordinaria. Atendiendo que es poco factible equilibrar la caja con los mecanismos actuales, esa caja era, digamos, un amortiguador, un retardante, a algo que tenía que suceder independientemente.

Es imposible equilibrar las cuentas de un país que tiene la mitad de sus jóvenes parados, más de un millón de familias sin ningún miembro trabajando o a la mayoría de los nuevos ocupados cotizando en las franjas más bajas de la escala laboral.  Así se ha visto durante los últimos años en que la economía dejó de ser una ilusión que imprimía billetes, valoraba de manera ilusoria todo y generaba beneficios fuera de medida por culpa de un modelo económico sujeto a la expansión de una burbuja que nos explotó en las narices.

Por eso, deberíamos ir pensando en celebrar el entierro del Fondo de Reserva y darle la bienvenida a la reducción de pensiones, recorte de servicios e incremento de impuestos. Lo desconcertante es que no hace falta ser ningún lumbreras para verlo pues es matemática pura, ni tan siquiera requiere fórmulas complejas, hablo de aritmética básica. Si el empleo que va generalizándose es precario, si la demanda de pensiones aumenta por biología y las exigencias europeas sobre el cumplimiento del déficit se mantienen, no queda otra.

Los 25.176 millones que quedan en el Fondo de Reserva se agotarán. Sabemos que tras la última retirada se ha programado otra para Navidad, aun quedará menos. Estaría bien ir informando que a pesar de las buenas noticias que significa la creación de empleo, éste no va a soportar el caudal necesario para que no se meta mano a la ‘hucha’ de las pensiones. Eso, repito, lo hubiera tenido que hacer cualquiera. Es más, los partidos que defendían durante las pasadas elecciones el aumento de prestaciones, negociaciones del déficit o cuentos de hadas similares, hubieran acelerado ese vaciado de caja. No se puede gastar más, ingresando menos, negarse a cumplir con quienes te prestan el dinero y, encima, esperar que la ‘caja’ siga intacta. Pues no.

Para volver a tener la hucha llena deberíamos de tener un ‘momentum’ económico como el de los años de la burbuja en los que pasamos de 35.879 millones a 66.815. Cierto que eso se produjo en la resaca de la misma, por el efecto distorsionado de que los ejercicios van en diferido. A partir de ahí cayeron las cotizaciones, los ingresos y aumentaron los gastos y los subsidios. Los recortes que se asumieron para evitar el rescate en su momento no fueron más que estímulos a este calvario. 

Pero repito, las cosas son como son y no se pueden cambiar de color. El Fondo es un fondo y además sólo lo es de reserva. Las pensiones deberían de ser capaces de funcionar sin este botón de emergencia. Eso deberíamos de exigir a nuestros gobernantes. Una gestión acertada de las cuentas públicas, sin malgastar el dinero de todos en inservibles infraestructuras, atendiendo al fraude y persiguiendo la corrupción a fin de que con los ingresos ordinarios se pueda atender el gasto corriente sea cual sea.  

Cuando se acabe el Fondo de Reserva en 2019 no se terminarán las pensiones ni estará en riesgo el modelo de una sociedad del bienestar que es envidiable cuando la ves desde otros países que, a pesar de estar en todas las métricas económicas situadas por delante de nosotros, no la tienen. Lo único que pasará es que deberemos adaptarla. Deberemos cobrar menos y pagar más. Por poner algún ejemplo. Los primeros impuestos especiales se llamarán ‘Impuesto de Viudedad’ o ‘Impuesto de orfandad’ que servirán para pagar las ‘Pensiones de Viudedad’ y las de ‘orfandad’. Sencillo de entender.

Sin embargo, no todo está perdido. Esto podría ser distinto si en lugar de estimular un mercado laboral de cartón piedra, débil y poco consistente, se dinamizara otro mucho más robusto, tecnológico, de alto valor y enfocado a construir una sociedad más moderna y no dependiente de un modelo de crecimiento que ya nos hizo pasar una mala etapa hace cinco minutos. Todavía queda tiempo pero hay que ponerse en marcha ya. Todavía es posible revertirlo pero hay que informar de lo que va a pasar, los nuevos sacrificios que se van a exigir a los ciudadanos y a que van a renunciar todos los estamentos políticos a través de reformas estructurales de todo tipo, territoriales, fiscales, administrativas, políticas y, si me apuras, constitucionales.

De ver el tren venir y esperar a que no suceda nada este gobierno sabe mucho. De ver el tren venir y decir que no es un tren sabía mucho el gobierno anterior. De ver el tren venir y decir que no viene por nuestra vía parecen saber mucho los de la nueva política. Sin embargo la cosa va de ver el tren y subirse en él, aprender a comandarlo y modificar su dirección.

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Economía, Personal Marc Vidal Economía, Personal Marc Vidal

'Las pensiones se van a recortar irremediablemente pronto'. Economía de Bolsillo S1: E11, 'Pensiones'

Esta semana en ‘Economía de Bolsillo’ trataremos el tema de las 'Pensiones'. Sin duda uno de los aspectos vinculados a la economía doméstica que más preocupan. Hemos escuchado que el Fondo de Reserva de las pensiones ha perdido la mitad de su valor en apenas unos pocos años y que, a este ritmo, no parece que pueda sobrevivir mucho tiempo más. Según uno de los entrevistados en el programa, Santiago Niño Becerra, actualmente esa caja está siendo utilizada para atender las pagas extraordinarias de los pensionistas. Certifica también que en cuanto ese fondo se quede a cero, algo que ocurrirá en breve, el único remedio será recortar las pensiones.  

Esta semana en ‘Economía de Bolsillo’ trataremos el tema de las 'Pensiones'. Sin duda uno de los aspectos vinculados a la economía doméstica que más preocupan. Hemos escuchado que el Fondo de Reserva de las pensiones ha perdido la mitad de su valor en apenas unos pocos años y que, a este ritmo, no parece que pueda sobrevivir mucho tiempo más. Según uno de los entrevistados en el programa, Santiago Niño Becerra, actualmente esa caja está siendo utilizada para atender las pagas extraordinarias de los pensionistas. Certifica también que en cuanto ese fondo se quede a cero, algo que ocurrirá en breve, el único remedio será recortar las pensiones

En el programa de este próximo sábado nos acercamos e este tema desde nuestra habitual perspectiva didáctica, divertida y amena con la que estamos acometiendo todos los temas económicos por muy complejos y grises que puedan parecer inicialmente. Las pensiones pueden ser analizadas desde muchos puntos de vista pero hay diversos elementos que no se pueden dejar de interpretar y explicar. Por ejemplo su historia, sus diferentes versiones, el modo en el que se regulan, la pensión media de los ciudadanos, su cobertura, etc.

Para ello conoceremos a alguien muy especial. Se trata de un atleta campeón del mundo de 96 años que todavía compite en la élite mundial de su categoría. Valentí Hugh nos ayudará a conocer la historia de las pensiones o cuándo y porqué nacieron. A continuación nos desplazamos a un balnerario dónde averiguaremos datos muy interesantes sobre las pensiones. ¿Sabías que son la partida presupuestaria más importante de nuestro país? ¿Cuantas tipologías de pensiones conoces? ¿Cuál es la que consideras que te va a beneficiar más? ¿Cuánto tiempo debes cotizar para alcanzar el 100% de las mismas? 

Antes de saber si nuestras pensiones son mejores o peores que las del resto de países europeos y, para descubrir lo que piensan nuestros pensionistas y jubilados, mi iré a jugar unas partidas de Petanca. Sí, ya lo sé, muy tópico, pero era un lugar dónde pudimos atender a diferentes opiniones muy interesantes. ¿Cuánto cobra la gente? ¿Es suficiente? ¿Cuántas personas están al cargo en España de un jubilado? Datos que ponen en alerta el sistema.

Veremos que sucede con las pensiones. El programa de este sábado pone las bases para la reflexión. Precisamente ayer escribí algo acerca del futuro que pueden tener y quien las podrá sostener. El tema te interesa. Si quieres que te lo expliquemos cómo nadie te lo ha explicado tienes que ver la 2 a las 6 este sábado. Sino puedes y estás atrapado en un chiringuito de playa, lo miras a la carta en cualquier momento.

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Economía, Fintech, Inversion, Politica Marc Vidal Economía, Fintech, Inversion, Politica Marc Vidal

La gran noticia que supone el 'Brexit' y las oportunidades que nos brinda.

Si hay un lugar que está muy preocupado por el resultado de la pasada semana en el referéndum del denominado ‘Brexit’ es el espacio conocido como el ‘Silicon Roundabout’ de Londres, la City Tech de la capital británica. Desde que se supo el resultado a favor de abandonar la Unión Europea, la comunidad ‘startup’ y tecnlógica estudia como mantener el talento y acceder al nuevo en el resto del mercado de la UE o, en su derivada, ir buscando otros destinos. Tras varios días escuchando de todo, hablando con mucha gente y leyendo mil reflexiones, mi conclusión es algo distinta al tono general y mucho más optimista que la de muchos analistas

Si hay un lugar que está muy preocupado por el resultado de la pasada semana en el referéndum del denominado ‘Brexit’ es el espacio conocido como el ‘Silicon Roundabout’ de Londres, la City Tech de la capital británica. Desde que se supo el resultado a favor de abandonar la Unión Europea, la comunidad ‘startup’ y tecnlógica estudia como mantener el talento y acceder al nuevo en el resto del mercado de la UE o, en su derivada, ir buscando otros destinos. Tras varios días escuchando de todo, hablando con mucha gente y leyendo mil reflexiones, mi conclusión es algo distinta al tono general y mucho más optimista que la de muchos analistas.

La votación provocó una reacción de alarma en la mayoría de corporaciones tecnológicas que pidieron urgentemente una hoja de ruta que elimine la incertidumbre. Recordemos que la mayoría de startups y empresas disruptivas que tienen sede en Londres precisan de rondas de inversión y confianza en su modelo que muchas veces esta en pérdidas hasta lograr un objetivo que tiene que ver en la captación de usuarios o cuota de mercado por encima del beneficio inmediato. Esa falta de seguridad sobre lo que va a pasar y cuando influirá con seguridad a frenar la inversión y, por derivación, la contratación de talento. En definitiva puede frenar notablemente la competitividad territorial para este tipo de empresas por parte de los británicos.

De momento, por lo que he podido saber, algunas startups importantes que tenían previsto abrir oficina en Londres ya no lo tienen tan claro, además de empezar a mirar a otros centros económicos importantes como Dublín, Goteborg, Berlín o Barcelona. El problema es grave. No se garantizará el libre movimiento de las personas contratadas y eso es un elemento de fricción innegociable para compañías cuyo patrón es la globalidad. Ahí aparece una oportunidad 'competitiva'.

El caso de Irlanda es interesante, pero no el único. Aunque este país va a pasarlas moradas en general por culpa del ‘Brexit’ alguna noticia favorable también tendrá. Es más, la huida británica de Europa, impulsará su cambio de modelo de crecimiento. No obstante, en los próximos años la caída del PIB celta no será compensado por nada y la recesión es algo más que factible. Más de una cuarta parte de la exportación irlandesa se va al Reino Unido. Un cambio en el modelo de cambio puede poner en riesgo este lucrativo acuerdo. Así será. Sin embargo esa exportación está fundamentada en el sector cárnico y el sector primario curiosamente en un país con tanta empresa tecnológica asentada.

Pero por el lado contrario, a Irlanda le puede beneficiar el movimiento legal de muchas startups Fintech que ya empezaban a ver en la capital irlandesa un buen destino incluso antes del ‘brexit’. Digamos que si durante el año pasado 2 de cada 3 nuevos empleos en la isla esmeralda fueron tecnológicos la cosa puede aumentar incluso más aunque habrá que compensarlo con la destrucción de puestos de trabajo que ahora dependen en su totalidad del mercado británico no obstante. 

Pero, ¿y en España que puede pasar? Se ha dicho mucho de las complicaciones y de las dificultades, pero en este punto que yo quiero introducir me aparecen más virtudes que desventajas. Las repercusiones en la economía tecnológica también pueden beneficiar a Madrid y a Barcelona especialmente. Algunas biotecnológicas que tienen sede en Reino Unido ya han comunicado que están pensando repartir su fuerza laboral entre el sur de Europa y/o Estados Unidos. Además admiten que esperan que los fondos norteamericanos de inversión biotecnológica se centren en premiar a las startups y corporaciones de este tipo que tengan un plan para ubicarse en territorios europeos estables. Aquí juega un gran papel la estabilidad que se logre en España y Catalunya lo antes posible.

Seis meses sin gobierno se han ventilado medio punto del crecimiento previsto en España. Esto va rápido y el mundo actual no permite que te duermas. No hacer nada sirve para ganar elecciones pero no para mejorar las expectativas de un país. Desgraciadamente los deberes que tiene que hacer España son enormes y veremos si en paralelo podemos aprovechar una oportunidad de modular un nuevo modelo laboral, de crecimiento y más tecnológico.

Las opciones existen y el ‘brexit’ es una buena noticia para startups y empresas tecnológicas que están ubicadas fuera del Reino Unido y una tremenda oportunidad para las capitales más tech del continente. Es nuestro momento. Especialmente para Barcelona, Berlín, Goteborg, Dublín, Ámsterdam, Helsinki, Madrid y probablemente París.

He leído que la City tiene listo un plan de contingencia para evitar que se produzca una fuga Fintech. Lo dudo. Es cierto que Londres ha crecido en los últimos años para convertirse en un importante centro de nuevas empresas europeas Fintech, pero la dependencia del capital riesgo no les augura un buen espacio de desarrollo ahí. Si los inversores se enfrían ante las dificultades que va a significar todo el proceso de divorcio, éstos se animarán en invertir en aquellas que tengan un plan de salida razonable y serio.

No hay mal que por bien no venga. Estaría muy bien que sus señorías pactasen rápido o lo que quieran, la clase empresarial, los agentes más conocedores del sector startup y tecnológico y, en definitiva, todo el tejido industrial vinculado a las nuevas tecnología y quienes tienen capacidad de decisión, se pusieran manos a la obra para generar ese escenario de acogida y la hoja de ruta consiguiente. Una fiscalidad favorable, un modelo de soporte, una facilidad de contratación, beneficios a la inversión externa y eliminación de toda fricción legislativa serían clave. Hay tiempo, poco, pero hay.

En mi caso, y a pesar de que me traslado a Barcelona en los próximos meses, trabajaré con el IDA en un programa que precisamente va a trabajar en este escaparate que atraiga inversión, talento, tejido y desarrollo. ¿En España nos vamos a quedar pensando que las cosas se hacen solas? La mayoría de casos que he conocido desde el pasado jueves de empresas que están en ronda de inversión en series avanzadas A o B dicen lo mismo: ‘se nos ha complicado seriamente nuestra viabilidad a corto y medio plazo. Estamos pensando en irnos pues nos lo aconsejan nuestros inversores. ¿A dónde?

El dinero es miedoso, quedó claro el viernes en las bolsas. El dinero inversor quiere las cosas tranquilas y claras. El venture capital seguirá disponible pero lo hará en empresas que estén en escenarios estables. Es una oportunidad única para modular un espacio atractivo en otros países. Es la gran oportunidad española, y si me apuras, ‘la gran oportunitat de Barcelona’.

Quedarán elementos que se verá cómo se aplican en el Reino Unido en los próximos meses como las leyes de privacidad que se deriven de la que la UE aplicará en 2018. Si el Reino Unido no se acoge a dicha nueva regulación puede que la UE bloquee el almacenamiento de información de los europeos en los centros y empresas digitales británicas lo que complicaría mucho todo. Esa irregularidad permite seguir viendo poco claro el futuro. Aunque al final lo dispongan, lo acepten, no lo sabremos en breve por lo que si nos damos prisa nos adelantaríamos a cualquier decisión si cabe.

Ellos se han querido ir. Es dramático pensar que las generaciones de mayor edad han decidido irse de Europa, el futuro fuera de Europa de las generaciones más jóvenes. Es terrible pensar que los ciudadanos con menos futuro físicamente hablando son los que han hipotecado definitivamente el de los que sí lo tienen. Sin embargo la situación es la que es y en esto de los negocios y la socioeconomía no sirve lamentarse. Unos se van y otros seguimos. Aprovechemos la situación en lugar de quejarnos y lamentarnos del desastre que anuncian muchos.

No hubo ningún descubrimiento sin pasar por océanos violentos y está claro que cuanto más tarden los británicos en decidir si abrazan la legalidad europea o definen una propia muy distanciada de la nuestra, mayor será la oportunidad de ofrecer expectativas al sector tecnológico mundial ahora ubicado en Londres o que tenía pensado ir allí. Es nuestra oportunidad.

Obviamente esto no es fácil ni barato. Las acciones de las grandes corporaciones cayeron y seguirán cayendo aunque en menor medida durante algún tiempo hasta que empiecen a recuperarse al ver que no se acaba el mundo todavía. Tardará en equilibrarse todo pero lo hará. El 90% del sector tecnológico se opuso al ‘Brexit’ lo que evidencia que saben que no es una buena noticia. No lo es en términos de talento pues las barreras migratorias serán un problema, las barreras comerciales creará incertidumbre en el ‘hub’ logístico británico afectando a Amazon especialmente que tendrá que replantearse su estrategia europea totalmente, en la aplicación de la ley de datos o las de desarrollo de plataformas de economía colaborativa que quedan a expensas de normativas distintas.

En definitiva, tras hablar y tratar el tema en Londres el pasado viernes, en Dublín el sábado y hoy, que estoy en Belfast, ya he desayunado con ello, tengo la sensación que hay más oportunidades que accidentes. El problema es el de siempre, la hoja de ruta y las prioridades. Si nadie pone el acento en lo que puede ser bueno de todo esto para otros países nos seguiremos lamiendo las heridas analógicas y dejaremos pasar una oportunidad de acelerar el crecimiento de la economía del conocimiento en nuestros países.

El Brexit no va a ser inmediato. El primer ministro David Cameron indicó el viernes  que esto va para largo. Junkers quiere que sea rápido. Yo espero que se lento, cansino. Cuanto más tiempo dure la incertidumbre mejor para nosotros. Al revés de lo que escucho, Europa se irá adaptando a esa incertidumbre. Si cada país se pone en guardia y define una política conjunta y definida para adaptarse a una UE sin el Reino Unido los efectos serán menos duros de lo que se nos anuncia. En cambio, cuanto más tarden en irse y durante más tiempo los mercados, los inversores y los creadores no tengan claro como acaba el tema en el territorio británico, menos ganas de invertir y desarrollar. Ellos lo decidieron, es lo que hay.

Ahora nos toca, tras el susto, aprovechar que el portero se ha quedado con dos defensas y nosotros tenemos tres atacantes. No es fácil, pero es factible. Me niego a verlo medio vacío ni medio lleno, lo sigo viendo por llenar. Hemos pasado un etapa económica devastadora. No viene de otra, pero a ver si esta vez, la aprovechamos para construir algo mejor y no sólo para quejarnos.

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Economía, Personal Marc Vidal Economía, Personal Marc Vidal

'Se nos vendió una cosa, pero el Euro era otra'. Economía de Bolsillo S1: E10, 'Euro'

Una de las entrevistas más interesantes que he tenido la oportunidad de vivir durante la filmación de los diferentes capítulos de ‘Economía de Bolsillo’ fue sin duda la que le hice a Antón Costas, Presidente del Círculo de Economía, durante el programa dedicado a 'El Euro' y que podréis ver el próximo sábado a las 6 de la tarde en ‘la 2’ de TVE cómo cada semana. Su conocimiento sobre el proceso y su teoría de que se nos vendió una cosa cuando en realidad fue otra no deja indiferente y en gran medida explica muchos de los problemas que estamos viviendo en estos tiempos. También destaca algo importante. Dijo que 'todos los controles y requisitos que se pidieron a los estados para entrar en la unión monetaria sólo se plantearon a la economía pública y no a la privada'. A su parecer, ese es uno de los motivos de la grave situación que vivimos

Una de las entrevistas más interesantes que he tenido la oportunidad de vivir durante la filmación de los diferentes capítulos de ‘Economía de Bolsillo’ fue sin duda la que le hice a Antón Costas, Presidente del Círculo de Economía, durante el programa dedicado a 'El Euro' y que podréis ver el próximo sábado a las 6 de la tarde en ‘la 2’ de TVE cómo cada semana. Su conocimiento sobre el proceso y su teoría de que se nos vendió una cosa cuando en realidad fue otra no deja indiferente y en gran medida explica muchos de los problemas que estamos viviendo en estos tiempos. También destaca algo importante. Dijo que 'todos los controles y requisitos que se pidieron a los estados para entrar en la unión monetaria sólo se plantearon a la economía pública y no a la privada'. A su parecer, ese es uno de los motivos de la grave situación que vivimos.

El programa de esta semana os va a sorprender. Nos acercamos de manera divertida, amena y muy didáctica a otro concepto económico que nos afectó en su día y nos afecta ahora en gran medida. El paso de la Peseta al Euro. ¿Os acordáis de aquellos días? Para refrescar la memoria el capítulo empieza en un curioso almacén de periódicos antiguos. También repasaremos con un coleccionista las diferentes divisas que desaparecieron y quienes utilizan ahora mismo el Euro. ¿Sabías que hay dos países que lo tienen como moneda nacional de manara unilateral? 

Saldremos a la calle para preguntar como viviste aquel momento y si recuerdas la relación entre las monedas antiguas y la actual. Sabremos porque cada billete tiene un grafismo concreto y a que responde. Para saber que grado de diversificación existe de las diferentes versiones nacionales del euro iré a un pub irlandés. Os enseñaré a reconocer un billete falso o a identificar todos los elementos de seguridad que tienen. ¿Sabes cuantas veces sale en un billete de euro la princesa Europa?

Iremos al Banco de España a cambiar un billete de 10.000 ptas. Momento divertido. ¿Sabías que quedan más de 1600 millones de euros en pesetas por cambiar? ¿Sabías que si en 2020 no se han cambiado ese valor pasa directamente al Estado? Nos contará cosas como esa y las ventajas y desventajas entrar en el Euro Montserrat MIllet, experta en organización económica. 

El tema te interesa. Si quieres que alguien te lo explique de otro modo tienes que ver la 2 a las 6 este sábado. Sino puedes y estás pendiente del apasionante partido de la Eurocopa 2016 entre Gales e Irlanda del Norte, lo miras a la carta en cualquier momento.

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Economía, Politica, Sociedad Marc Vidal Economía, Politica, Sociedad Marc Vidal

El mayor reto económico de España en décadas y la subida de impuestos que nos viene gane quien gane.

Nos van a subir los impuestos y nos van a reducir los servicios. No es necesario poner frases yuxtapuestas, adjetivos ni metáforas. Nos van a crujir a impuestos y nos van a reducir el catálogo de lo que contemplamos como servicios públicos que en algunos casos ya contemplábamos como derechos fundamentales. Da igual quien gane, es irrelevante en ese sentido quien conforme gobierno a partir del 27 de junio. Cualquiera que sea la fórmula que resuelva la ecuación de esta segunda vuelta electoral deberá de hacerlo. No hay otra. Se acerca una ola de recortes que sino ponemos orden rápido a la estrategia económica del país, amenaza no con ser el ‘segunda mayor ajuste’ y convertirse en el más dramático de cuantos ya se han producido. 

Nos van a subir los impuestos y nos van a reducir los servicios. No es necesario poner frases yuxtapuestas, adjetivos ni metáforas. Nos van a crujir a impuestos y nos van a reducir el catálogo de lo que contemplamos como servicios públicos que en algunos casos ya contemplábamos como derechos fundamentales. Da igual quien gane, es irrelevante en ese sentido quien conforme gobierno a partir del 27 de junio. Cualquiera que sea la fórmula que resuelva la ecuación de esta segunda vuelta electoral deberá de hacerlo. No hay otra. Se acerca una ola de recortes que sino ponemos orden rápido a la estrategia económica del país, amenaza no con ser el ‘segunda mayor ajuste’ y convertirse en el más dramático de cuantos ya se han producido. 

Cuantos años perdidos. Cuanta energía intelectual que se ha ido por el sumidero en la última década. De todo lo que se pudo hacer en las vacas gordas no se hizo nada y de cuanto pudo hacerse para preparar el futuro durante las flacas menos aún. Una década perdida que no ha terminado y de la que van a tener que recuperarse ya nuestros hijos, pues a nosotros no nos va a dar tiempo a menos que alguien tome decisiones estratégicas urgentes. La modernización de la industria no es un ‘mantra’, la tecnología no es una moda, la educación digital no es un rollo escandinavo, el cambio de modelo de crecimiento no es un titular de un programa electoral. Todo ello es una necesidad real e imprescindible sino queremos perder definitivamente el tren del futuro. 

El futuro ya no va en cercanías. No es un tren que circule a una velocidad razonable y que podamos abordar aunque vayamos andando. No pasa cada 15 minutos. El futuro es un tren de alta velocidad (tal vez no es la mejor metáfora, lo sé) que pasa a toda leche y al cual para subirse tienes que esperar en el andén con tu asiento reservado. ¿Quién está trabajando o tiene claro como hacerlo para reservar esa butaca al futuro?

Se lo debemos a nuestros hijos. Les vamos a dejar un desastre monumental, un país con una baja productividad y una incapacidad competitiva que los expulsará cuando detecten que su talento no se puede desarrollar o atrapará a los que no puedan o quieran irse en una especie de segunda división económica. Una revolución industrial que se nos está plantando delante de las narices y que por unos o por otros nadie atiende adecuadamente.

Hay países que sí lo están haciendo. Sería maravilloso que el nuestro también lo hiciera. No pasa todos los días que la historia tiene reservado un espacio de cambio tan intenso como el que vive el mundo ahora. Aprovecharlo, estimular cambios abrazados a ese curso de la historia, debería ser la primera línea de cualquiera de los programas electorales de los señores y señoras que se presentan a las re-elecciones del 26j. Política social, económica, cultural y territorial dependen de una premisa superior les guste o no a todos ellos.

Es más sencillo meterse con una bandera o un idioma, sea del bando que sea, es más simple lanzar soflamas sobre cómo de malos son banqueros y dirigentes, es fácil meterse con las políticas imposibles de algunos y es menos complicado enzarzarse en los asuntos de corrupción por ejemplo. Desconozco si es porque no saben más, porque en sus carreras políticas al fin y al cabo la lejanía sobre algunos asuntos esenciales es el elemento natural de crecimiento en el político tipo español o es que electoralmente es obvio eso no vende.

Pero el problema es que hablan de cosas que no van a pasar y no hablan de lo que va a pasar. Luego unos prometen bajar impuestos y los suben y otros prometen aumentar gasto social cuando en realidad tendrán que reducirlo se pongan como se pongan. La matemática tiene una cosa muy jodida, resulta que si te piden 20.000 millones y nadie te los presta o los obtienes subiendo impuestos o se los recortas a tus gastos corrientes (léase servicios).

Además, da la sensación que la memoria de los españoles es de pez. Parece como si lo vivido en los años de la explosión de la burbuja ya sea sólo un eco en la distancia y se empiece a reactivar sectores que deberían de estar en cuarentena durante mucho tiempo. Es como si las causas de la Recesión que hemos vivido se hayan perdido en los periódicos y la gente no la recuerde. Pues hay más de un millón de familias que la tiene tatuada en la piel tras embargos o paro crónico.

El gobierno resultante deberá trabajar en ese sentido de manera urgente, sea de derechas o de izquierdas. Pienso que cada vez eso tiene menos importancia. Al fin y al cabo cuando bajamos a la ejecución política veremos que una calle no se puede asfaltar de derechas o de izquierdas, se asfalta o no se asfalta y, si me apuras, se asfalta bien o se asfalta mal. Aunque en mi caso añadiría, lo asfalta un equipo humano o lo hace un grupo de robots armados y software inteligente.

En España hay un problema de modernización evidente. Un agujero que aumenta en aspectos de transformación digital en todos los campos, públicos y privados. Una inexistente política al respecto. Nadie está procurando de manera estratégica, con un programa orientado al 2020 por ejemplo que tenga claro dónde y cómo llegar. ¿Cómo vamos a afrontar un mundo sin empleo? ¿Cómo queremos ser líderes en sectores de la industria del conocimiento? ¿Por qué hay países que del nuevo empleo que crean dos terceras partes es tecnológico cuando hace unos pocos años fueron rescatados por Europa? ¿Por qué el empleo que se crea en España vuelve a encaminarse a un modelo caduco y peligroso?

Y es que España podría ser líder en muchos campos. La oportunidad es histórica. Se puede. Si se puede (siento el eslogan). No digo que no deba aprovechar todo lo que sea creación de empleo. Así se empieza. Hablaba con el agregado de la embajada española en Irlanda hace unos días sobre este hecho. Yo me quejaba de que la creación de empleo es de baja calidad y no responde a una voluntad de cambio de modelo. Él respondía que de momento es lo que hay. Crear empleo es importante, no hay otra. Lo de crearlo en otros sectores de valor añadido ya vendrá, lo urgente ahora es ofrecer empleo del que sea a los millones de españoles en paro. Tiene razón a medias. Es preciso equilibrar eso o nos encontraremos en otro callejón sin salida que cuando te explota un crecimiento fantasma no tienes por donde escapar.

El riesgo de parar las reformas y el ajuste fiscal, un mercado laboral deficiente con mucho paro aún, una productividad que debe mejorar claramente y los riesgos que supone que otros países estén haciendo sus deberes hace años, son las grandes claves a resolver por sus señorías en los próximos años y empezando urgentemente. Me temo que vamos a tener ‘semanas de negociación’, titulares que sólo interesan a ellos, endogamia por la mañana y por la noche, politiqueo de segunda clase y mucho pasillo que nos aleja del verdadero problema que tiene el país. 

Cómo entiendo que no van a cambiar sus dinámicas y considero que el tiempo es oro, para adelantarle algo de trabajo, les doy alguna clave sobre los problemas que hay que resolver urgentemente para que España se reindustrialice y lo haga bajo una dinámica tecnológica y generadora de empleo de valor añadido y de futuro.

En primer lugar reduciendo los costes energéticos, elevando la inversión en I+D y creando un nuevo marco educativo son los cambios que reclama la Nueva Economía. En segundo lugar es imprescindible preparase para las vacas flacas que tarde o temprano volverán con virulencia en unos años. La economía es cíclica y así suele pasar. Par sobrevolarlo el tejido empresarial español debe lograr que el peso industrial en la economía sea absolutamente mayor, decisivo. Cuando explosionó la burbuja inmobiliaria se dijo que la industria tomaría el relevo y así nos fue. El camino en ese sentido se ha iniciado y con un poco de esfuerzo podemos mejorarlo. El peso del sector industrial en la UE es del 18,9%, en España ya alcanza el 17,5%. Aunque no está lejos es notable pues hay países mucho peores que bajan la media.

Para que la industria sea realmente el tronco económico y con ella se logre pagar todo eso que dicen deberemos de asumir a medio plazo es preciso que los costes de la energía no sean tan altos como ahora, se pueda acelerar la baja inversión en I+D actual, se exija cambiar el marco de regulación en el que se mueve la industria y la nueva economía, enfrentarse de verdad con el modelo educativo, y estimular el crecimiento del tamaño de las empresas de este país a partir de las opciones de exportación. En Alemania las pymes son las verdaderas responsables de que ese país sea una potencia exportadora, no sólo las multinacionales por cierto.

El problema no está en que se abrace o no la nueva economía, las startups, la tecnología. El asunto es de raíz. No hay transferencia tecnológica entre universidades y empresas. Hay mucho maquillaje y poco bisturí. El problema de la inversión en I+D lo vamos a pagar caro. En concreto nuestros hijos. De hecho, el peso de la I+D en España respecto al PIB cayó al 1,24% frente al 1,27% del año anterior. En Alemania e del 2,83% o en Francia del 2,24%.

En definitiva, que termine ya este calvario electoral que sólo interesa a periodistas políticos, tertulias de bar y a los que llevan la vida en el círculo del politiqueo de partido y sus derivados. Es urgente que se pongan en marcha. Hace tiempo que el mundo nos avisa, que nos ha ido dando hostias con la mano abierta en ambas partes de la cara. Seguimos en muchos casos sin despertar. Por eso sería interesante que, cómo decía, se dejen de mercadotecnia, de frases hechas, big data político y gestos estudiados. La cosa nos va a ir de minutos. La sociedad sólo precisa que le marquen algunas pautas. Otros hemos pensado en volver incluso para empujar en el mayor reto que tiene España en décadas. Incorporarse a la Cuarta Revolución Industrial y hacerlo en cabeza. Liderando. Para ello estaría bien que nos explicaran la situación real y cómo la piensan afrontar. Es matemática pura por cierto y cuanto más sepamos, mejor podremos estructurar nuestras propias estrategias y empujar todos juntos a un gran país, a un tejido innovador, emprendedor y con grandes oportunidades. Sino saben que hacer o no quieren hacerlo, mejor nos dejan a los demás que lo hagamos. No molesten por lo menos.

 

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Economía, Personal Marc Vidal Economía, Personal Marc Vidal

'Si tu banco te ofrece un fondo, lo primero que debes decir es no'. Economía de Bolsillo S1: E9, 'Ahorros'

El título de este post casi debería ser el título del próximo programa completo de ‘Economía de Bolsillo’ que emitimos el próximo sábado en ‘la 2’ de TVE cómo cada semana. Y no porque de un banco no te puedas fiar, allá cada uno, sino porque detrás de ese consejo se encuentra la filosofía de todos los programas que hemos emitido hasta la fecha y que seguiremos mostrando. La idea de que es importante estar informado, que es necesario tener un conocimiento básico de economía para poder decidir.

El título de este post casi debería ser el título del próximo programa completo de ‘Economía de Bolsillo’ que emitimos el próximo sábado en ‘la 2’ de TVE cómo cada semana. Y no porque de un banco no te puedas fiar, allá cada uno, sino porque detrás de ese consejo se encuentra la filosofía de todos los programas que hemos emitido hasta la fecha y que seguiremos mostrando. La idea de que es importante estar informado, que es necesario tener un conocimiento básico de economía para poder decidir.

La frase del experto económico y director de iAhorro, Pau A. Montserrat, ‘si tu banco te ofrece un fondo para tus ahorros, lo primero que debes decir es no’ es una de las muchas situaciones y aspectos que te contaremos. Para identificar todo el viaje que unos ahorros pueden hacer, en el programa de pasado mañana me acompaña una curiosa secretaria. Se trata de una cerdita hucha llamada Peggy con la que vamos a ir explicando todos los aspectos de los ahorros que en 25 minutos y, desde un punto de vista básico, sea necesario saber.

Empezaremos definiendo el concepto. Parece una obviedad pero ya verás cómo tiene sentido. No todo es cómo nos lo explican. Luego entrevisto al Blogger Antoine Kerfant un experto en truquillos para ahorrar de manera doméstica. Analizaremos los enemigos del ahorrador, la inflación y los tipos de interés. Para ello nos iremos a un gimnasio de Boxeo y le daremos fuerte al saco. Viajaremos en el tiempo y veremos en que se ha convertido una moneda de 100 pesetas si las queremos usar ahora.

Me veréis paseando a Peggy por la calle y conversando sobre sus ahorros con personas de la calle. Ahí hay alguna sorpresa interesante. Tras analizar los tipos de ahorradores, miramos que tipología de inversión les cuadra más y las comparamos con coches de diferentes características. En definitiva un programa que define bien el espíritu de la temporada. En la siguiente lo complicaremos un poco más, pero de momento, vamos con tramos básicos, fáciles de entender y con sentido didáctico, buscando ser muy divertidos en la medida de lo posible.

Si el tema te interesa o quieres que alguien te lo explique de otro modo tienes que ver la 2 a las 6 este sábado. Sino puedes y la siesta manda, lo miras a la carta en cualquier momento.

Bonus Track: Aquí os dejo la entrevista que me hicieron hace unos días para Teleprograma.

1- Cuando salga este número de Teleprograma, lleváis varios programas. ¿Qué tal ha sido la acogida? ¿Esta forma de explicar la economía engancha?

La verdad es que estamos muy contentos. Se ha hecho un trabajo excepcional y la gente lo está valorando. En términos de audiencia estamos en la línea de la cadena y un aumento de interés notable cada día. Es una novedad notable por la franja de emisión y en ‘La 2’ nuestra temática. De lo que estamos sorprendidos gratamente es la enorme interacción en las redes sociales que nos llegan. La verdad es que recibimos muchísimas felicitaciones. Precisamente el modo elegido para explicar la economía ha sido la clave. Utilizar el argumento cinematográfico y la sorpresa en cada episodio centrado en un tema de economía es muy innovador. Cada sábado explicamos conceptos complejos de manera muy entendedora. Utilizamos juegos, metáforas, viajamos en el tiempo, tenemos entrevistas relevantes, mucha interacción con personas de la calle y, sobre todo, hacemos un programa rápido, ameno y divertido. En 25 minutos aprendes mucho y se te hace corto.

2- ¿Por qué tenemos tanta manía, en general, a charlar sobre economía, cuando es algo que nos afecta directamente?

No creo que tengamos manía de hablar de economía en concreto. Creo que eso sucede con todo lo que desconocemos. Es normal pero es un error. La economía ocupa todos los espacios de nuestra vida. Al despertarnos ya empieza a afectarnos. Si tomamos el transporte público debemos saber que en el precio que pagamos va incluido un seguro de accidentes. Al ir al mercado la inflación viene dada por aspectos que nos afectan y que no es tan difícil entender. Si firmamos una hipoteca o si hacemos la declaración de la renta es preciso atender detalles que son asequibles aunque no tengamos amplios conocimientos de economía, pero es evidente que alguien nos lo tiene que explicar de manera fácil.  

3- ¿Qué aspecto de la economía que nos toca más de cerca es, a la vez, más difícil de comprender?

Los impuestos indirectos es uno de ellos. Si hablar de temas tributarios ya es complicado imagina lo que es hacerlo de la parte que tiene que ver con la fiscalidad que nos afecta indirectamente. De hecho para plasmarlo en el programa recreamos a modo de metáfora introductoria una de las escenas más recordadas de la película ‘Matrix’ cuando al protagonista le piden que elija entre la pastilla roja y la azul. A mi me retan igual. Una vez elijo la de saber más iniciamos un viaje divertidísimo que nos permite entender su origen, su composición y su importancia. Otros temas complejos pueden ser la ‘Bolsa’ o algunos aspectos que desconocemos del propio ‘Euro’.

4- ¿Por qué en España no tenemos cultura del alquiler, por ejemplo?

En el primer programa que está disponible en la web 'RTVE a la carta', analizamos ese hecho. Descubrimos que durante los años 60 y 70 se inició una carrera casi ilógica por la propiedad, por la hipoteca. A medida que ha ido pasando el tiempo se ha inoculado en la sociedad la necesidad de tener una vivienda de propiedad. Eso en si no es malo, es una opción como otra. El problema es que se ha pensado que es el único modo de tener una jubilación tranquila. Tanta demanda encareció los precios y permitió la especulación de manera que el concepto se ha pervertido. Ahora eso está cambiando, por necesidad y por conciencia. Sabemos que el alquiler es un servicio y la propiedad un producto. Cada uno tiene sus ventajas y sus inconvenientes, pero ahora empezamos a pensar que esa decisión no debe ser una, podemos estudiar estratégicamente la que nos conviene más.

5- ¿Qué es la economía colaborativa? ¿De verdad puede cambiar el mundo como dicen algunos gurús?

La economía colaborativa deriva de dos elementos que se han incorporado a nuestra sociedad en los últimos años. Por un lado la tecnología, en muchos casos móvil, y en otro una conciencia que diferencia el tener cosas y el disfrutarlas. No me atrevo ni a definir que generaciones son las más afectadas, cada vez es más transversal, pero el hecho es que las nuevas generaciones valoran el disfrute temporal de las cosas que el poseerlas. La economía colaborativa permite eso, intercambiar tiempo, cosas que no les damos uso, conocimiento, etc., y lo hacen a partir de plataformas digitales que han derribado las cadenas de intermediarios. El mundo va a cambiar por muchas razones y todas tienen que ver con la tecnología, esta es una de ellas. Vivimos la cuarta revolución industrial con una gran intensidad, lo explico en mi blog cada día, y tener un conocimiento de economía básica nos ayudará a entender también la economía digital.

6- ¿Quién es tu economista de cabecera, tu modelo a seguir… y por qué?

En España te diré que no hay libro de Fernando Trias de Bes que me quede por leer. Considero que es sencillamente brillante la manera de acercar la economía al gran público. Otro es Daniel Lacalle, para mí uno de los mejores analistas económicos de la actualidad. Ambos son amigos lo cual no me hace imparcial. A nivel internacional suelo leer, más que economistas, a personas que hablan de economía y tecnología. Me interesa la inteligencia artificial, la automatización y como el mundo va a adaptarse a tanto cambio. En concreto me fascina Stuart Russell. Debo añadir al premio Nobel de la Paz, Mohammed Yunnus que tras entrevistarlo en uno de los programas me dejó fascinado al hablar de temas sobre emprendeduría y microcréditos.

7- ¿Cómo se te ocurren esas historias (como montar en piragua, jugar al tenis...) para explicar conceptos tan técnicos?

La verdad es que he tenido un equipo de guión y producción que no me lo merezco. Una vez orientado el argumento del episodio y el tema quedaba claro se establecían los elementos a destacar y se buscaron metáforas y juegos que permitieran entender rápidamente y de forma amena cada uno de ellos. Para explicar los seguros jugué un partido de futbol metido en una pelota de plástico enorme, en un momento determinado me meto dentro de un cajero automático, navego por un lago con un equipo olímpico, me tiro por una montaña rusa, paso un día con un equipazo de jubilados que jugaban a petanca, asistiré completamente sólo a una representación muy especial en un teatro griego, etc. Tenéis que verlo.

9 - ¿Cuándo empezaste a interesarte por la economía?

Cuando tenía 9 años recuerdo que le presenté a mi madre mi primer ‘business plan’, una hoja donde le solicitaba una cantidad de dinero, donde le explicaba en qué lo invertiría y cómo esperaba multiplicarlo. Era un sencillo plan de venta de cromos de fútbol y de reventa de los mismos. Fue un desastre y me di cuenta que tenía que aprender más. A los 17 me fui a Paris sin un céntimo y monté mi primer negocio del que aprendí muchas cosas de lo que ahora sé son conceptos económicos. Esa historia la explico en mi libro ‘Una hormiga en Paris’ que publicó el Grupo Planeta hace un par de años. A partir de ahí la economía siempre me ha acompañado en uno u otro sentido.

10- Los consejos más prácticos para ahorrar son…

Me quedo con lo que decía Charles Richard sobre esto. Establece un presupuesto incluyendo gastos variables, compara precios y no compres impulsivamente, compra online todo lo que puedas pues suele ser más barato y reduce los gastos corrientes. No hay ninguna fórmula milagrosa, pero conociendo las claves de algunos conceptos económicos podemos ahorrar en algunos aspectos. Digamos que viendo ‘Economía de Bolsillo’ puedes aprender a ahorrar también.

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Economía, Politica Marc Vidal Economía, Politica Marc Vidal

Cuando el tema prioritario al hablar de Europa es 'la Eurocopa' y no el 'Brexit'.

Las últimas encuestas dicen que el 47% de los británicos quieren irse de la Unión Europea por el 43% que piensan lo contrario. El pánico al ‘Brexit’ está iniciando los primeros temblores de un previsible movimiento sísmico que muchos anuncian si sucede finalmente. El 78% de los alemanes quieren que se queden. Les va mucho en ello. De hecho parece que el rendimiento negativo del bono alemán es uno de esos movimientos de las placas tectónicas que avisan de que el epicentro del terremoto económico podría bien estar en el corazón de la propia Europa tal y como la concebimos ahora.

Las últimas encuestas dicen que el 47% de los británicos quieren irse de la Unión Europea por el 43% que piensan lo contrario. El pánico al ‘Brexit’ está iniciando los primeros temblores de un previsible movimiento sísmico que muchos anuncian si sucede finalmente. El 78% de los alemanes quieren que se queden. Les va mucho en ello. De hecho parece que el rendimiento negativo del bono alemán es uno de esos movimientos de las placas tectónicas que avisan de que el epicentro del terremoto económico podría bien estar en el corazón de la propia Europa tal y como la concebimos ahora.

Los inversores corren buscando refugio a la vez que Europa se desplaza poco a poco al agujero de la deflación. Dos tercios de la totalidad del saldo del gobierno alemán ya se negocia en tasas negativas. A los británicos empieza a darle igual que en la ‘City’ financiera de Londres se apoye la permanencia. Se quieren ir. El sentimiento europeo, dicen muchos, no estuvo nunca muy arraigado ni se cuidó especialmente por parte de Bruselas. Por ello, el precipicio ya se divisa a nuestros pies. Sin embargo la pregunta es si el ‘Brexit’ es el principio del final de la Unión Europea tal y como la conocemos.

El cambio de tendencia en las encuestas ha pillado desprevenidos a todos. Durante años la voluntad de permanencia era claramente mayoritaria. En los últimos dos meses esa tendencia cambió radicalmente. La preocupación baña las orillas de toda Europa. El efecto dominó en los rendimientos de deuda soberana se ha iniciado. Está sucediendo con todo aquel bono que no esté comprado por el propio BCE. Portugal, Italia, Polonia, los Balcanes y otros que van a la cola están tomando medidas que en la mayoría de los casos responden a táctica puntual, lejos de la estrategia que ahora mismo sería necesaria.

El BCE lleva comprados más de 700.000 millones de euros de deuda pública desde que comenzó el QE. No puede continuar a ese ritmo a menos que cambien las reglas. Está limitado al 33% de cada emisión de deuda. Lo que quiere decir que en tres meses, si hay ‘Brexit’ deberá aumentar su limitación al menos al 50%. Suena muy mal eso de comprarte tu mismo lo que tu vendes más o menos. Estando al límite como ahora, el BCE está acelerando la deflación. Lo peor es que parece no tienen otro remedio. El otro gran comprador, el Bundesbank, no está autorizado a comprar deuda una vez que los rendimientos caen tan bajo como ahora. La mitad de la deuda alemana está descalificada legalmente pues.

Como decía al principio a los alemanes les hace muy poca gracia que Gran Bretaña abandone la UE. Temen ser los únicos que deban afrontar los gastos que exigirán los países mediterráneos en breve. Los alemanes creen que España, por ejemplo, va camino de repetir los errores del pasado. De estimular una nueva burbuja inmobiliaria, de generar un empleo pésimo y de ser incapaz de asumir los recortes imprescindibles para equilibrarse con Europa debido al paro sistémico del país. Además, hay quien considera desde el país germano que países como España, Italia, Portugal, Grecia y algún otro, no van a abandonar el escenario actual y seguirán necesitando ayudas.

Los británicos argumentan que aunque ellos entregan más de lo que reciben, el motor europeo es Alemania. Digamos que se limpian la conciencia y solicitan centrarse en vivir su propio camino sin injerencias europeas que suelen ser siempre una factura a 30 días. Alemania ve en Gran Bretaña a un socio financiero y teme que la doble capitalidad europea ‘de facto’ que son Londres y Frankfurt pase a ser sólo la segunda.

¿Qué le puede pasar a cada país en concreto? En Irlanda el acojone es general por ejemplo. Sería un desastre económico para un país que depende en gran medida de esa relación agridulce con Gran Bretaña puede ser gigantesco. El Irish Times cifra en una caída del PIB irlandés cercano al 13% en unos años. En Francia se teme que un ‘no’ beneficie a partidos como el Frente Nacional que solicite hacer un referendum parecido y Francia tenga su ‘Frexit’ particular.

En mi opinión hay opciones favorable si al final se van. En el caso de Irlanda, tras una primera fase de desconcierto pueden ser aun más atractivos a empresas norteamericanas que busquen un espacio UE para sus transacciones pero eso tiene que verse. París puede recuperar la capitalidad financiera también al ganar atractivo. Todo puede ser, pero lo peor tiene que ver con el concepto europeo, con el modelo de reparto y equilibrio entre países ricos y pobres, la política monetaria resultante, la credibilidad de la zona euro y la gestión del desconcierto.

Para España, inmersa en sus cosas, puede que el ‘Brexit’ sea una apuñalada trapera. Lo peor es que el debate no se está produciendo. Sólo se habla vagamente y apelando a un sentimiento casi místico del porque Gran Bretaña debe quedarse en lugar de hablar de lo que podría pasar si se van o que no si se quedan. El estado de nuestro país y de su hipotética y frágil salida de la crisis es para tener en cuenta todo este catálogo de circunstancias.

Me sorprende, o no tanto, que no se explique que la hipotética recuperación y crecimiento que se nos vende viene amparado por la compra de deuda desde el BCE, la bajada del crudo, de la estabilidad del euro con respecto al dólar, mantener el déficit en un cifra récord y a un plan de recortes que sigue manteniendo a millones de españoles en la más absoluta miseria. Cualquier mecanismo que ponga en juego la posibilidad de que el BCE siga inflando el globo es una espada de Damocles. Habría que hablar de esto, pero por desgracia, cuando se habla de Europa, a la mayoría lo que les viene a la cabeza es la Eurocopa 2016. Pues eso, que no nos interesa mucho. Que no va con la mayoría. Que ‘if you want, bye brits’, ya nos apañaremos.

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Se acerca el segundo mayor recorte desde la crisis. De eso deberían de hablar los re-candidatos del 26-J

Una cosa está clara, gane quien gane las elecciones del próximo 26-J, en su primer mandato tendrá que poner en marcha un gigantesco plan de recortes. Así es. España deberá hacer la segunda mayor reducción de déficit desde que la crisis es crisis. Digan lo que digan, y lo digan los púrpuras, los naranjas, los rojos o los azules, la decisión es inapelable y está pasando sin pena ni gloria entre programas y propuestas. Ninguno lo explica claramente, al igual que no explican cómo piensan crear empleo cualificado en los próximos años por cierto. Ellos a lo suyo. La mercadotecnia política marca la semántica y elimina lo que ‘no toca’.

Una cosa está clara, gane quien gane las elecciones del próximo 26-J, en su primer mandato tendrá que poner en marcha un gigantesco plan de recortes. Así es. España deberá hacer la segunda mayor reducción de déficit desde que la crisis es crisis. Digan lo que digan, y lo digan los púrpuras, los naranjas, los rojos o los azules, la decisión es inapelable y está pasando sin pena ni gloria entre programas y propuestas. Ninguno lo explica claramente, al igual que no explican cómo piensan crear empleo cualificado en los próximos años por cierto. Ellos a lo suyo. La mercadotecnia política marca la semántica y elimina lo que ‘no toca’.

En esta campaña, tan atenta a los ‘barómetros’, ha hecho que la economía pase a un discreto segundo plano. Sin embargo el peso plomizo de la realidad caerá. Tenemos un problema grave llamado déficit y, cómo decía, el que mande va a verse obligado al mayor plan de recortes desde que la burbuja y sus consecuencias nos reventaran en las narices para poder cumplir con las exigencias que vienen de Bruselas. 

Sabemos que la mayor reducción se realizó entre 2011 y 2012 cuando, excluyendo el dinero recibido como rescate europeo a la banca, el déficit cayó en unos 26.000 millones de euros. El segundo mayor recorte fue el de 2010 de 16.000 millones. Ahora hablamos de al menos 19.000 millones de euros. Este cálculo parte de que España cerrará 2015 con un déficit cercano al 5%, según lo que prevé la Comisión Europea. Aquí hay que destacar que sin la intervención del BCE estaríamos hablando de un catastrófico 7% por cierto.

Hay como un ‘mantra’ que llevo leyendo hace días sobre que sin gobierno todo ha ido mejor y que es una gran noticia estar creciendo a pesar de que el gobierno está en funciones. Pues bueno, estar sin gobierno con capacidad para ejecutar no hace más que retrasar algunas decisiones que igualmente se tendrán que llevar a cabo y, en este caso, cuanto más tarde peor.

La idea de algunos partidos cómo Podemos de que, para reducir el déficit, no necesariamente se debe ser drástico con los recortes se basa en que según ellos se pueden aumentar los ingresos, subiendo impuestos o con un incremento de la recaudación fruto de la mejora de la economía. El problema es que aumentar los impuestos no garantiza mayor recaudación. De eso tenemos pruebas demoledoras. Tampoco habrá un crecimiento de la economía como argumentan. Al revés, esto se va a ralentizar de manera importante a todas luces.

El problema de España es estructural y de futuro. No sólo tenemos un problema de déficit, también de deuda, el más alto en un siglo. Nadie querrá recortar el gasto y los ingresos no van a aparecer por ciencia infusa a menos que empiece a llegar inmigración de todas partes y aumente la población. Algo que por cierto no lleva camino de producirse. Ya muere más gente de la que nace y se va más gente de la que viene. 

Y a esto que en España la apuesta vuelve a ser al rojo par. La compraventa de viviendas se disparó un 29% el abril pasado. La construcción vuelve a ser la gran esperanza blanca. Pero puede tener los pies de barro. Si se cumple la previsión del Banco de España que asegura que la economía española crecerá al 2,3% en 2017 y al 2,1% en 2018, querrá decir que se acabó lo que se daba. En un país con un modelo tan poco eficiente cómo el nuestro, el crecimiento por debajo del 2,4% no suele crear demasiado empleo. Si a eso le sumamos la destrucción técnica que se aproxima, no bajaremos del 18, 19% en años. Una losa para cualquier reducción de déficit o políticas de crecimiento.

Todo el mundo confía en que ‘la demanda nacional seguirá tirando de la economía, con crecimientos elevados del consumo de los hogares y de la inversión empresarial, en tanto que la aportación negativa del sector exterior tenderá a hacerse nula.’ Se espera que una adopción de medidas estructurales mejoren el funcionamiento de los mercados e incrementen la productividad pero eso está por ver. Y es que en el ámbito exterior tenemos algunos riesgos importantes. Las tensiones geopolíticas en algunas zonas y el riesgo del ‘brexit’ del Reino Unido, no ayudarán. Nos quedará el turismo. Veremos.

No obstante, recordemos que los tipos de interés ayudan. Con tipos de interés casi nulos, se incentiva el gasto, pero cuando hablamos de casi un 5% de déficit quiere decir que se ha incrementado la cantidad de dinero en circulación por encima de la producción y los impuestos no llegan para cubrir el gasto. Muy básico pero se entiende. Esto incentiva que los precios se deberán ajustar tarde o temprano al aumento de la masa monetaria. Eso sucede siempre por parte de la demanda vía inflación. En el futuro estaremos obligados a sacar de la circulación la suma de todos los déficits que tenemos. O vía impuestos o vía inflación. La repercusión en la devaluación de los salarios y el ahorro se volverá a producir presumiblemente.

Por todo esto, lo dicho, que gane quien gane, lo más seguro es que nada de lo que dicen que van a hacer lo hagan pues el peso de lo obligatorio no sabe de ideologías ni programas. Que se lo digan a los griegos. Y la realidad es que ni vamos tan bien ni estamos tan mal. Pero de nuevo es imprescindible tener claro donde estamos porque sino vamos a ir construyendo una plataforma sobre arenas movedizas que nos va a devolver a la casilla de inicio de la crisis. Una casilla de la que aun no han podido salir millones de familias que siguen sin tener a ningún miembro trabajando. Los dramas permanecen, aun no se han solucionado y ya divisamos más recortes. Poco les puedo pedir a esos candidatos que esta noche se van a dar de hostias en televisión. Sólo que cuando llueve sobre mojado se encharca. Que lo tengan en cuenta y no mareen más una perdiz que lleva años perdida.

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Re-campañas electorales. ¿Cómo crear empleo en un escenario de sustitución de hombres por máquinas?

Debate político, incluso antropológico según como se mire. Rensi no es el único que asegura que sustituir a personas por robots (que ya es posible y se está haciendo tímidamente) permite no depender de bajas laborales, reivindicaciones o aumentos de sueldo ‘inasumibles’ por la empresa. Ahí hay mucho que rascar. Digamos que visto así parece que la tecnología va a ser o por un lado el muro infranqueable para las demandas laborales o, por otro, el destructor de empleo más implacable de la historia.

Hoy empieza la re-campaña electoral.  Descafeinada y ‘austera’ dicen. En teoría es, de nuevo, un espacio para el debate ideológico, político y económico. Os propongo que busquéis, que reviséis, que escuchéis con calma y que, si podéis, preguntéis a líderes o responsables económicos de cada partido que tienen previsto ante la inminente implementación por parte del mundo empresarial de millones de máquinas, software, robots y automatismos. ¿Qué tienen previsto para enfrentarse al mayor cambio socioeconómico que habrá vivido España hasta la fecha? ¿Cómo piensan crear empleo en un escenario de sustitución de hombres por máquinas?

Me temo que la respuesta será un conjunto vacío bíblico. Su lejanía de lo que le pasa a la gente es algo tradicional, el desconocimiento sobre lo que pasa en el mundo, casi genético. Pues ahí van datos: la OCDE advirtió en un reciente estudio titulado The Risk of Automation for Jobs que la robótica sustituirá un 12% de los actuales puestos de trabajo en países como España, Alemania, Eslovaquia, Austria o Reino Unido . Y señala que España es uno de los países menos preparados para afrontar este gran reto. Además asegura el informe que la creación de empleo que se está llevando a cabo en España especialmente vuelve a ir encaminada a sectores dónde el valor añadido humano no será necesario. Seguimos pensando en empleos del pasado y alejados de una sociedad del conocimiento dónde ser sustituidos por robots es más complejo. 

Escuché al que fuera CEO de McDonalds, Ed Rensi durante una entrevista en Fox Business, que un brazo robótico de unos 35.000 dólares es más barato que formar a un ser humano. Hacía referencia al impacto que, en un mercado de trabajo inmediato, pueda tener el hecho de disponer de automatismos en cualquier industria frente a las lógicas variables salariales de un empleado. Durante la presentación de la película ‘The 4th Revolution – Energy Autonomy’ a la que pude asistir el pasado 30 de junio en Manchester, y a la que le siguió un interesante debate, se analizó este hecho . Allí se mantuvo una de las teorías sociales y laborales que pueden empezar a decantar políticamente el defender, o no, esa mecanización global de nuestra vida. En concreto se aseguró que 'un aumento del salario mínimo en cualquier país lo único que logrará será acelerar la revolución robótica y la destrucción de empleo.' 

En la entrevista que comentaba a Ed Rensi, éste aseguraba que 'hoy en día es más barato comprar un brazo robótico que embolse patatas que contratar a un humano para hacerlo. Subirle el sueldo mínimo a un joven que realiza esta tarea convierte en inevitable la ‘contratación’ de un sustituto mecánico'. De hecho aseguró que los restaurantes ‘fast-food’ ya han iniciado una carrera frenética en este sentido y que en menos de 2 o 3 años vamos a ver un cambio notable en quien y cómo nos sirven en cualquier franquicia de este tipo'Eatse, otra cadena de comida rápida americana ya ha anunciado que va a convertir toda su cadena en restaurantes robóticos. Pizza Hut ha ‘contratado’ a robots para su restaurante donde los camareros son autómatas. Adidas abrirá el año que viene una planta de producción en Europa dónde no habrá ni un ser humano.

Es posible, hoy en día, crear riqueza y no crear empleo. Según el columnista del Financial Times Edward Luce, 'la robotización explica que la economía estadounidense haya tenido un alto crecimiento en actividad industrial y una creación cero de empleo'. Esto pone en juego la versión oficial de cómo la política soluciona los momentos complejos económicos. Toca hablar de crear riqueza sin empleo, de renta mínima universal y de legislar para la Nueva Economía o el hostión que nos vamos a dar dejará en una caricatura la reciente crisis global.

Hablamos de muy pocos años. Tú lo vas a ver, tus hijos lo van a vivir de pleno. Para los que sigan pensando que esto no es urgente les propongo algunos datos. Muchos me preguntan porqué ahora los robots están entrando en todas partes cuando esos brazos armados ya estaban disponibles hace un tiempo y no estamos hablando en ningún caso de Inteligencia Artificial. La respuesta es simple y en dos direcciones. La primera es que toda esta robótica, parecida en algunos casos a la que ya existía, si posee elementos ‘más inteligentes’ gracias a modelos de conectividad y a capacidades de analizar usos en base a criterios de selección. El segundo y más importante en estos casos tan básicos, es que son más baratos. Muchísimo más baratos. Se ha iniciado la venta masiva de robots cómo cuando se inició la de teléfonos móviles. La Federación Internacional de Robótica cifra el mercado de la robótica a nivel global en 67.000 millones de euros en 2025.

Debate político, incluso antropológico según como se mire. Rensi no es el único que asegura que sustituir a personas por robots (que ya es posible y se está haciendo tímidamente) permite no depender de bajas laborales, reivindicaciones o aumentos de sueldo ‘inasumibles’ por la empresa. Ahí hay mucho que rascar. Digamos que visto así parece que la tecnología va a ser o por un lado el muro infranqueable para las demandas laborales o, por otro, el destructor de empleo más implacable de la historia.

Lo que tengo claro es que si esto lo tratamos desde el punto de vista social o ideológico tenemos un problema puesto que nadie puede estar a favor de eliminar derechos laborales o imponer una especie de ‘o aceptas o a la calle pues me he comprado un robot’. Desde el punto de vista histórico y evolutivo es inevitable que pase. En el primer caso además, la sustitución sucederá independientemente de lo que ‘trague’ el trabajador. Al final siempre será más caro, menos conflictivo y más ineficiente un humano que una máquina. Por lo menos en estos casos. 

Todavía nos queda pensar que hay robots que se equivocan. Por lo menos, de momento. Aparte del caso en el que un restaurante chino ‘despidió’ a todos sus camareros robots porque rompían muchos platos en el momento de servir, me explicaban hace unos días la confusión que vivió un hotel que funciona con camareros de habitaciones robóticos. El pobre se había perdido por los pasillos. La orden de un cliente sobre el teclado digital en la ‘cabeza’ del bicho se formuló con un error que entró en bucle y no supo darle respuesta. Durante su paseo buscando una salida, el robot con ruedas solicitaba una clave a todos los huéspedes que se encontraba y sino se la daban los seguía. Tuvo que ser divertido. De hecho hubo quien dijo ‘pobre, déjalo, sólo es un robot’. Lo que me hace pensar, 'pobres, déjalos, están en campaña...'

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Los suizos dijeron no a la Renta Mínima Universal. Pero, ¿se hicieron la pregunta correcta?

Suiza dijo no a la Renta Mínima Universal. Lo hicieron en base a la consulta que por primera vez se hacía a nivel de todo un país sobre la aplicación de una renta básica mínima y universal de 2.260 euros para cualquier residente en el país helvético.  El 76,8% se negó y el 23% dijo sí. Tienen costumbre a negarse a estas cosas. En 2014 ya rechazaron un salario mínimo de 3.270 euros o dos años antes se negaron a aumentar las vacaciones de 4 a 6 semanas.

Suiza dijo no a la Renta Mínima Universal. Lo hicieron en base a la consulta que por primera vez se hacía a nivel de todo un país sobre la aplicación de una renta básica mínima y universal de 2.260 euros para cualquier residente en el país helvético.  El 76,8% se negó y el 23% dijo sí. Tienen costumbre a negarse a estas cosas. En 2014 ya rechazaron un salario mínimo de 3.270 euros o dos años antes se negaron a aumentar las vacaciones de 4 a 6 semanas. 

A raíz de esta consulta y su resultado, estos días se pueden leer comparaciones entre lo que votaron los suizos y lo que votarían los españoles en un mismo referéndum. La verdad es que comparar la sociedad suiza con la nuestra es como comparar una castañuela y un violoncelo. No es de recibo comparar lo que votaría un electorado que tiene a un 49% de sus jóvenes en paro, que cerca de ocho millones de personas tienen el paro en su memoria cercana, que cinco lo siguen estando, que dos millones de familias no tienen ningún ingreso y otro millón se ha tenido que ir del país a, entre otros Suiza, a buscarse la vida. Es muy fácil, pero injusto, catalogar a una sociedad de complaciente (aunque en muchos temas lo sea) porque intuimos que votaría 'sí' en una consulta sobre ‘un seguro’ de supervivencia. Esto no es Suiza por muchos motivos, políticos, sociales, históricos y culturales.

Que en un país con un 3% de paro, más técnico que real, dónde la renta per capita pulveriza esa hipotética renta básica y dónde el salario medio es de más de 84.000 euros (casi doblándose en apenas 14 años habiendo tenido incluso inflación negativa en algunos de ellos) parece lógico que ni se les pase por la cabeza incidir en un colchón social pues no lo necesitan. Entonces, ¿de dónde viene ese debate? Los que defienden que debemos empezar a preguntarnos acerca de este modelo de protección social lo hacen en base a una cuestión que muchas veces hemos hablado en este blog: un mundo sin empleo.

Los suizos llevan tiempo preguntándose sobre este tema a pesar de que no les afecta de momento ninguno de los elementos que combate una renta básica. Hace treinta años en las universidades se analizaba esta opción y a principios de la pasada década empezaron a surgir debates sociales al respecto, llegando finalmente a la recogida de 130.000 firmas que obligaban a convocar un referéndum. El resultado era previsible pero abre la puerta a un debate mayor, más sereno incluso y al análisis de un tema que, solicito, no se haga en términos comparativos entre países pues no sería justo ni nutritivo. De hecho, lo único que realmente nos debería de inspirar es que se convocan referéndums cuando se recogen 100.000 firmas. ¡Que envidia sana!

La renta mínima universal lo será sólo si es universal. En gran medida muchos suizos votaron ‘no’ el pasado domingo ante el temor de convertirse en un lugar dónde creciera la inmigración de manera desmedida, dónde a pesar de no encontrar trabajo, un emigrante pudiera percibir a medio plazo una compensación por únicamente ‘respirar oxigeno suizo’. Digamos que el hipotético carácter culto, maduro y responsable de los suizos estaría también condicionado por un miedo a ser ‘los únicos’. De momento así hubiera sido en términos estatales. 

El debate sobre la Renta Mínima debe situarse en el futuro. No es un debate para el presente ni para subsanar mediante una especie de subsidio los dramas actuales en países no tan afortunados como Suiza o los escandinavos. El liberalismo radical se cura viajando y no soy yo precisamente alguien sospechoso de estar a favor de subsidios o ayudas indiscriminadas. Sin embargo, cuando descubres cómo es el ‘sistema público’ en otros países que consideramos ejemplares se te caen al suelo (los sistemas).

Hoy hablan muchos de la Renta Mínima y del ‘adulto no’ de una sociedad, la suiza, que no necesita dicha renta ni nada que se le parezca. Lo comparan con un hipotético referéndum en otros países (más mediterráneos) y concluyen que el resultado podría ser distinto porque éstos no mediríamos que una renta así, unos beneficios sociales así, se deben pagar y los impuestos subirían, etc. Que no lo vamos a pensar si nos preguntan, que nos va a dar igual, que sólo vamos a pensar en que ‘nos irían muy bien esos 2000 euritos ya que hace meses o años que no los ingreso a final de mes pues no tengo trabajo hace mucho tiempo’. Por eso digo que esa cuestión deberá hacerse en base a otros elementos técnicos y económicos.

Obviamente esa reflexión, esa pregunta y ejecución de la Renta que en otros lugares ya se ha iniciado, es difícil ubicarla en el momento actual. La renta mínima universal será imprescindible en un mundo dónde el empleo será otro, automático, robotizado y dónde la necesidad de la fuerza laboral humana responderá a criterios que ahora no podemos casi ni imaginar. En apenas 10 o 15 años nuestro mundo será tan distinto que un debate como el suizo hace unas horas se mostrará inapelable, necesario y cuyo resultado será muy distinto con toda seguridad.

En un mundo sin empleo, por lo menos sin el modo de emplearnos actual, deberemos responder a unas necesidades sociales, culturales y políticas muy distintas. El problema es que algunos ya lo están debatiendo y otros ni lo piensan y si lo piensan es en base a cosas muy antiguas y con las que nada tiene que ver el futuro del que hablo. Que en las próximas re-elecciones este tema ni se va a tratar o si se trata lo será en base al modelo pasado y no en base a las necesidades futuras es paradigmático.

Hay tres críticas principales que recibe la idea de una Renta Mínima Universal. Por un lado que es una ‘idea de izquierda radical’ pues supone subsidiar a una sociedad en base a subir impuestos y repartirlos en términos generales creando ‘drogodependientes’ cloroformizados. Por otro se considera que una sociedad dónde no es necesario trabajar para vivir puede alienar a las personas mentalmente y eliminar el valor del trabajo en la construcción de las personas. La tercera es la que considera esta Renta Mínima algo ‘neoliberal’ curiosamente, puesto que una medida así significaría eliminar todas las ayudas previas y supondría una redistribución de la riqueza hacia arriba. El dinero que antes se destinaba a personas de clase baja o con dificultades iría a parar ahora a gente de clase alta generando más desigualdad. Hay para todos.

Pero lo dicho, el debate no es de presente. Es de futuro y permite, incluso, una mirada al pasado. Cuando en el siglo XVIII una máquina de vapor entró en una fábrica eliminando tres cuartas partes de los puestos de trabajo humano sustituyéndolo por la fuerza mecánica que hacía lo mismo más rápido, más eficiente y sin quejas, se inició la primera conquista humana sobre el trabajo: la jornada laboral razonable. El ser humano empezó a dejar de trabajar de sol a sol. Tuvo la opción, porque la tecnología lo permitía, de reivindicar una jornada más ‘humana’. Eso lo permitió una máquina. Costó mucho equilibrar tiempo libre, disponibilidad, paro, tecnología, automatizaciones y cultura empresarial, pero se logró con el tiempo. A aquella Revolución Industrial sus coetáneos le llamaron Crisis Industrial y en base a eso tomaron medidas que han llegado a nuestro tiempo. Ahora vivimos algo parecido.

La Renta Mínima Universal no es la eliminación del trabajo. De hecho no es una renta mínima para los que no trabajen. Es parte de la transición que como especie debemos hacer y rápido. El trabajo va a ser distinto, incluso otro concepto. Ya no trabajamos como antes. Lo hacemos en otros lugares, de otros modos, con otras obligaciones y otras relaciones. Eso seguirá mutando y cada vez más rápido. Suiza se preguntó si querían una Renta Mínima Universal, pero no se preguntaron sobre la futura Suiza sin empleo, sin un empleo como el actual. 

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Entrevista al Premio Nobel Muhammad Yunus. Economía de Bolsillo S1: E7, 'Paro'

Si me llegan a decir hace un tiempo que algún día estaría en un sofá charlando amigablemente en una entrevista para TVE junto al Premio Nobel de la Paz Muhammad Yunus, no me lo hubiera creído en ningún caso. Haber rodado toda la primera temporada de 'Economía de Bolsillo' ha sido una experiencia extraordinaria en su conjunto. Sin embargo hay varios momentos que permanecerán en mi memoria para siempre. Este es uno de ellos y no tan sólo por el hecho en si de estar ante alguien de esta relevancia sino por lo que me contó ese día.

Si me llegan a decir hace un tiempo que algún día estaría en un sofá charlando amigablemente en una entrevista para TVE junto al Premio Nobel de la Paz Muhammad Yunus, no me lo hubiera creído en ningún caso. Haber rodado toda la primera temporada de 'Economía de Bolsillo' ha sido una experiencia extraordinaria en su conjunto. Sin embargo hay varios momentos que permanecerán en mi memoria para siempre. Este es uno de ellos y no tan sólo por el hecho en si de estar ante alguien de esta relevancia sino por lo que me contó ese día.

Este próximo sábado se emite el séptimo capítulo de 'Economía de Bolsillo', dedicado esta vez al 'Paro' y en el que, entre otras secuencias aparece la entrevista que comentaba. A pesar de que la entrevista se hizo en inglés hay un juego de doblaje simulando que las preguntas son en castellano y el entrevistado las entiende respondiendo al instante. Obviamente no es así pero así se hace más ágil. A mi me gusta más que se pueda escuchar la voz de los interlocutores y, en todo caso, se subtitule, pero es el método que se suele utilizar en este tipo de programas en España.

Estar en paro es, posiblemente, una de las situaciones más adversas en las que nos podemos encontrar. Una situación demasiado común en nuestros días sin embargo. No obstante hemos procurado afrontarlo de una manera diferente. No es posible verlo en positivo, obviamente, pero si como un paso hacia otro escenario. El programa empieza con un guiño cinematográfico a la gran película 'Los lunes al Sol' a partir de una charla en una golondrina del puerto de Barcelona con Eduardo Rojo, catedrático de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social de la UAB.

Os explicaré cuál es su origen y cuantos días debes cotizar si quieres cobrarlo. Descubriremos cuál es la ciudad con menor paro de España, y averiguaremos el por qué. Acudiré a una escuela de formación en la que se preparan jóvenes para salir al mercado laboral y les haré una entrevista labora. Descubriremos que algunas de las personas más célebres del mundo también estuvieron un tiempo en paro y se supieron reinventar. Y como os decía Muhammad Yunus, premio Nobel de la paz 2006, nos explicará su visión sobre el trabajo, cómo las personas nacen para emprender y cómo es la propia sociedad la que lo va reprimiendo haciéndonos pensar que somos demandantes en lugar de creadores, reduciéndolo a las personas en meros peones ejecutores del sistema. 

Si el tema del Paro te preocupa, te interesa o quieres que alguien te lo explique de otro modo lejos de los convencionales informes habituales,  tienes que ver la 2 a las 6 este sábado. Sino puedes o el magnetismo de la playa es superior, lo miráis a la carta en cualquier momento. 

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