Marc Vidal Marc Vidal

Emprendeduría en la sangre

A veces pienso que el emprendedor tiene una composición molecular peculiar. Se diferencia de otros individuos por ser creativo en mayor o menor medida, disponer de una gran intuición, incluso si fracasa, de un grado de optimismo patológico que puede perfectamente mezclarse con un espíritu crítico y analítico de la realidad, un emprendedor no es un iluso, es un valiente que decide tirarse por un acantilado sin saber, muchas veces, que le espera allí abajo. Lo hace porque disfruta. A pesar de que vivimos momentos de incertidumbre, de cambio de modelo y de que, en gran medida, muchos emprenden por que no hay más remedio, la verdad es que algunos de ellos, en ese tránsito cercano al acantilado descubren que su condición natural, su ADN, era el de emprendedor.
El emprendedor tiene un ADN compuesto por empuje, decisión, observación y energía para soportar los temporales que se encontrara en su camino. En España, además, el emprendedor suele tener dos caracteres más: la paciencia para tolerar la pesada administración pública y su burocracia e inconsciencia bien entendida para sobrellevar el riesgo de exclusión si te arruinas en este país. Me gustaría destacar que no sólo de emprendedores es la tarea de mejorar nuestro entorno, tiene que ver con muchos otros elementos sociales. La multitud es el todo y es quien debe poner en marcha los resortes del cambio. Los gobiernos y los poderes políticos, públicos, financieros y privados, todos son la clave, pero la sociedad en su conjunto, emprendedores y emprendidos, todos adeudan ese impulso hacía un futuro más equilibrado y activo, donde ser concursante de Gran Hermano no sea el objetivo de millones de jóvenes por que consideran que siendo famoso la vida será más fácil.

En este sentido leí este artículo en Bloomberg Business que os transcribo y traduzco sobre algunas de las consideraciones de nacer, ser o crecer como emprendedor o empresario y que nos viene a cuestionar si eso de ser emprendedor es algo que se lleva en la sangre.

“Se nace empresario. El resto es sólo una cuestión de revelar tu talento oculto”.  Eso, al menos, fue la opinión expresada por la empresaria francesa Aude de Thuin durante la aceptación del galardón de la “Mujer Empresaria del Año en el World Entrepreneurship Forum en Lyon”. Dijo que ese es un viejo debate, por supuesto, cuando se trata de tener éxito en su campo elegido, lo que realmente cuenta solo pueden ser dos aspectos: la naturaleza o la educación. Yo no creo que haya mucha discusión que Usain Bolt nació para correr, o que Miguel Ángel era un genio con un pincel. Al parecer cada vez que aportamos un argumento en uno u otro sentido aparece el contrario para equilibrarlo.

Pero ¿qué pasa en el negocio? Para mí, el empresario es un producto de sus valores de educación, sociales, momentos cruciales de vida y, por supuesto, la buena fortuna de estar en el lugar correcto en el momento adecuado. Después de todo, ¿no es así en la universidad de la vida que se desarrolla nuestra actitud frente a la toma de riesgos, nuestro deseo de emular a otros empresarios, a ruina momentos de pérdida, o aprovechar los destellos de inspiración, o simplemente la necesidad de encontrar una manera de pagar las cuentas al final de cada mes?

A pesar de la dislexia como elemento diferenciador que mostraría algún elemento biológico pues es una condición compartida por muchos empresarios exitosos-como Steve Jobs, Walt Disney, Charles Schwab y Ingvar Kamprad de Ikea, es cada vez más corriente pensar que la educación es la clave. Incluso si nacemos con ciertos talentos es imprescindible educarlos para explotarlos adecuadamente. Esto da una oportunidad sin precedentes para las escuelas de negocios para ayudar a desarrollar la próxima generación de creadores tanto de la riqueza y de la justicia social.

Dado que es difícil encontrar una escuela de negocios que no pretenda enseñar el espíritu empresarial en estos días, ¿podrían realmente ser los catalizadores para crear la próxima generación de Zuckerbergs, Bransons, o pioneros como Muhammad Yunus? Echemos un vistazo a la India, por ejemplo. En los últimos 20 años ha habido una proliferación de la educación empresarial en el país, hasta el punto que ahora tiene una de las mayores poblaciones de MBAs en el mundo. Y al mismo tiempo, el prestigio de las carreras tradicionales en el derecho, la medicina y la administración pública parece estar disminuyendo. Los empresarios indios son ahora las nuevas estrellas de Bollywood. ¿Podrían las dos tendencias, posiblemente, estar conectadas?

En definitiva, el artículo habla de talento, genética y poco de situación y coyuntura. Creo que hay que tener en cuenta que hay momentos que provocan la proliferación de emprendedores, estos tiempos pueden ser evidentemente uno de ellos. Sin embargo un consejo: ni caso a los hipotéticos planes para apoyar a emprendedores y simulacros parecidos, no existen, son más de lo mismo, discursos vacíos para fanboys de partido que no han montado una empresa en su vida, y lo peor, no tienen intención de cambiar.

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Cambio sistémico y expandido

Todo sigue su curso hacia la conformación de una sociedad dividida entre ricos, pobres y miserables. En la Europa del Sur, la que va a cámara lenta, todo se precipita. Y lo hace por la indecente manera de explicar las cosas que tienen quienes nos gobiernan. Por un lado en el aspecto político financiero y la manía del ministro De Guindos de negar la mayor. La semana pasada algunas tuvimos acceso a datos que resumían la situación de España según el Secretario General del Tesoro y Política Financiera del Ministerio de Economía y Competitividad, el señor Fernández de Mesa. Este hombre además es el Consejero del Banco de España y de la CNMV. Durante un encuentro presentó un informe que, según él, da los argumentos por los cuales el actual Gobierno considera que todavía no es necesario que España solicite el rescate pero advierte que si será preciso durante el 2013. Es un insulto a la inteligencia pues esperar un desenlace inevitable sólo permitirá que el retorno cada vez sea más duro y complicado.

Los datos del Tesoro Público advierten claramente que algo se ha deteriorado tanto que seguramente no estamos ni tan siquiera en una fase de la crisis sino en algo peor pero no aciertan a definir “qué“. Yo se lo aclaro: no estamos en crisis, eso ya terminó, ahora vivimos una larga y apática etapa de mutación, de cambio sistémico que ha llegado para terminar con todo lo anterior.

La semana pasada dije en televisión que había países en América que no aceptaban avales de empresas en concursos de adjudicación público si estaban sindicados en entidades españolas fueran éstas, las que fueran. Es normal, no paran de mentir y, lo peor, se creen sus mentiras. Ya nadie se fia de nadie y la desconfianza empieza a erosionar todos por igual. Dejando de lado algunas entidades de juguete por no decir de risa que se sienten ahora muy grandes por haber sido “absorbidas” por un pez mayor, cuando en realidad estaban heridas de muerte y se les ha escondido bajo la alfombra del sistema financiero español, aquella en la que toda la mierda se acumula y que cuando alguien quiera cambiarla y la levante le explotará en la cara. Resulta que el regulador financiero de Reino Unido (FSA) ha restringido “la provisión de liquidez y capital por parte de Santander UK al resto del grupo Santander“. Ya se sabía hacia meses la existencia de controles por parte de los reguladores británicos sobre la actividad de Santander en Reino Unido pero hasta ahora no se había evidenciado públicamente. Desde ahora, entre otras cosas, la FSA limitará la exposición del propio Santander británico al resto del grupo y controlará el pago de dividendos que establezcan.

La decisión de la FSA advierte claramente que algo se ha deteriorado tanto que seguramente no estamos ni tan siquiera en una fase de la crisis sino en algo peor pero no aciertan a definir “qué“. Yo se lo aclaro: no estamos en crisis, eso ya terminó, ahora vivimos una larga y apática etapa de mutación, de cambio sistémico que ha llegado para terminar con todo lo anterior.

Vivimos colocados, en una especie de tránsito lisérgico, una modalidad de chute contable que basa sus resultados económicos en la publicación de datos falsos de toda falsedad, en documentar el desastre con trampas semánticas que la mayoría de becarios de redacción se tragan sin masticar y en la inyección indigesta de dinero inexistente por parte de las estructuras públicas que se llevó a cabo durante la primera parte de la mal llamada crisis. El Estado estaba incapacitado derrochar dinero destinado para mantener un armatoste inservible. Lo hizo justo en el instante que medio planeta se enfrentaba a un cambio de modelo económico global.

Tengo claro que los titulares mantendrán esa realidad inducida al mismo ritmo que el ciudadano seguirá perdiendo su propio terreno y su propia capacidad de decidir en su día a día. Por poner un ejemplo, los estímulos económicos que seguirán llegando, aun a expensas de un déficit que también se pintará de color pastel si es preciso, proporcionarán la visión de un oasis temporal a fin de que todo se tranquilice. Pero, a fin de que la sociedad no se alce y no sea capaz de enfatizar su enfado, ninguno de esos estímulos económicos llegará al sector empresarial privado de manera efectiva. No lo hizo antes y no lo hará ahora. De hecho ya nos dicen que “se acercan tiempos de nuevos sacrificios para todos”. Está claro que han tirado la toalla, estos no tienen pajolera idea de cómo arreglar el desaguisado que han montado. Esperan que la inercia traiga la bonanza y siguen sin entender el momento.

Y en eso estábamos cuando la clase media empezó a ceder terreno. Sucede a cambio de que otros aporten la solución o subsidio. Somos la increíble clase media menguante y lo somos en gran medida porque nos da la gana. Es posible que no nos demos cuenta de que los primeros responsables de muchos de los males que vivimos somos nosotros mismos. La velocidad y la fortaleza con la que salgamos de ese tránsito complejo y difícil dependerá en gran medida de la voluntad y la libertad que tenga la gente para afrontar este reto.  Será doloroso, pero será. No darse cuenta es un tremendo error histórico.

Es tarea de los emprendedores de todo tipo y de quienes deben estimularlos en la nueva economía, de los innovadores y de los que lideran empresas de base tecnológica en la economía digital y de la sociedad hastiada de tanto modelo tradicional y de modelos de crecimiento viejos y caducados, ineficientes y especulativos, cambiarlo todo, reformar y no permitir que esta enorme oportunidad que la historia nos ha concedido se pierda por las cañerías de una sociedad adormecida. Despertemos a los que siguen en el sofá social y expliquemos que tanta dureza, tanto drama no puede les puede salir gratis a unos y carísimo a otros. Estamos en condiciones de cambiar el orden de esa multiplicación siniestra. Estoy convencido.

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Caramelos, relojes y corbatas

Mi columna de esta semana en ABC versaba sobre un tema recurrente en el mundo emprendedor: el equilibrio entre el seed capital y la implicación íntima del equipo fundador. La nueva economía implica una serie de cambios disruptivos a todos los niveles. Desde cambios en la cadena de valor, ya que las ideas son las que tienen importancia y no el soporte como en muchos de los modelos tradicionales, hasta cambios en los procesos y en la gestión de las organizaciones. Aceptar que este nuevo modelo implica nuevas condiciones y sólo aquellos capaces de inventarse un nuevo entorno laboral vinculado al nuevo modelo, te acerca al éxito. En ese campo entra el concepto de “emprender sin dinero”. Tiene mucho que ver con la creatividad, la imaginación y el espíritu de sacrificio. Este nuevo modelo, esta nueva etapa, implica apostar por la innovación, siendo ambiciosos y pensando en global (tanto para ofrecer el producto a cualquier pais del mundo como para ser capaces de conceptualizar un producto global para ofrecerlo a nivel local),  siendo capaces de trabajar en equipos y en organizaciones complejas, dinámicas, atemporales y aterritoriales y entender la empresa como un gran ser vivo. Todo es una cuestión de actitud, tenemos que estar en “beta” constante para afrontar los nuevos tiempos y no tener miedo al cambio y al fracaso.

“Caramelos, relojes y corbatas”

La Terminal 2 del nuevo aeropuerto de Hong Kong es una maravilla. Con la estética asiática es capaz de transportarte al futuro. Amplio, diáfano y tremendamente funcional. El sector que me fascina es uno que conjunta diversos espacios suspendidos y balcones. Los conectan una compleja pero eficiente red de pasarelas que permiten observar detenidamente todo lo que pasa ahí abajo. La última vez que estuve recuerdo que un hombre regalaba caramelos a los niños, vistosos relojes de plástico a las mujeres y elegantes corbatas a los caballeros. Lo estuvo haciendo durante horas. En un momento le cuestioné que vendía y me respondió que “aun nada, que de momento captaba futuros clientes pues como no tenía demasiado dinero había decidido buscar una masa crítica y luego investigaría que necesitan”. Pensé que, o estaba loco o era un emprendedor visionario capaz de jugarse todo su reducido patrimonio por una locura: emprender. Diferente a otros que uno tiene que lidiar todos los días. En estos tiempos sigue enquistado en el modelo emprendedor algún factor que no lo aleja demasiado de la cultura del subsidio. Hay quien sólo tiene una idea, un “powerpoint” interesante y muchas ganas de dar conferencias, pero su apuesta personal se deriva de la capacidad por encontrar en una “ronda de inversión” alguien que coloque la pasta. La apuesta personal, pocos son las excepciones, radica en que les “localices” capital suficiente para auto ocuparse. El capital debe llegar, pero cuando toca. No antes. La financiación es algo determinante pero no es imprescindible. Hay otras ramas que se deben cortar. Me está dando la impresión que emprender está como distorsionado. Ahora que las escuelas de negocio explican como hacerlo y los gobiernos se llenan la boca con el término, resulta que el modelo emprendedor no está engrasado.

Hemos pasado del glamour emprendedor a la evidencia que no todo es factible. Hoy en día es normal escuchar a un emprendedor decir: “yo no me dedico a vender, yo soy un técnico”. Eso es un error dramático, un emprendedor no puede diferenciar ese perfil como si se tratara de un directivo de una multinacional. ¿Cuando se ha visto un emprendedor que no sea un vendedor de su proyecto? No es necesario apostar al rey, esperar que un director comercial externo aparezca por arte de magia, con un sueldo astronómico por un proyecto “start-up” y que aporte negocio. Aquí toca patearse la calle, regalar caramelos, relojes y corbatas. Menos dinero y más acción, menos financiación y más perseverancia. El proceso de crecimiento condicionará esas acciones, esas incorporaciones. Responsables de marketing y financieros, desarrolladores, diseñadores, capataces o lo que haga falta irán llegando, pero de momento, al principio, el emprendedor, si hace falta, pasa el mocho. El paso de emprendedor a empresario es algo impreciso que se produce en un momento indeterminado, pero que algo tendrá que ver con eso. Seguramente pero hay empresarios que no dejan de ser nunca emprendedores pues el “capital aportado” no cambia el espíritu de construir proyectos desde abajo y disfrutar viéndolos crecer.

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De nuevo en 'Singulars'

Es casual, lo aseguro, pero mañana, por Halloween, estaré en la tele celebrando la noche de difuntos. Por cierto, en Catalunya esa noche se denomina “castanyada“. Mañana a las 22:40 participaré por tercera vez en Singulars. El programa que dirige Jaume Barberá en la televisión pública catalana y que se ha convertido en una referencia para los que piensan de forma lateral. Cada vez que paso por Catalunya suelo tener alguna intervención en prensa pero esta es especial. La primera vez que estuve, hace casi 4 años, titularon mi intervención como “No anem bé“ (“No vamos bien”). Aquella intervención marcó un antes y un después. Mi blog por aquella época hablaba de economía digital y de proyectos emprendedores pero también era ácido y crítico y más de un susto. A pesar de que llevaba años denunciando hacia donde me daba la impresión que iba nuestra sociedad  y su modelo económico, a pesar de que puse nombres a quienes nos estaban enfocando al abismo y a pesar de comentar que sin apoyo al emprendedor y con un modelo especulativo no íbamos a ningún sitio, tuvo que ser a partir de esa noche que algunos de esos análisis empezaron a evidenciarse de un modo dramático y en diversos medios. Un año después me invitaron a participar en el primer programa a cuatro manos. Junto a Santiago Niño Becerra y en un programa titulado “Dues visions de la crisi“ (“Dos visiones de la crisis”) se produjo uno de los llamados “minuto de oro” en la televisión: el instante en el que Jaume nos preguntó que hacer con nuestros ahorros. Los dos nos quedamos en silencio, nos miramos y durante unos eternos segundos no dijimos nada.
En esta tercera ocasión el título es una pregunta: “Cada día pitjor?“ (“¿Cada día peor?”). Que la emisión sea el miércoles de Halloween lo podemos asociar a que ahora vivo en Dublin, que estamos en la era del truco o trato o que la política española es una fiesta de disfraces, vete tú a saber. En esa noche se suelen gastar bromas, contar historias de miedo y se visionan películas de terror. Pues eso, que no he sido yo quien ha elegido la fecha, lo juro.

Voy a intentar ser crítico, pero analítico. Los responsables son los que son, los que se han fundido el dinero de todos son los que son, los que han jugado y juegan con la vida de las personas son los que son, los que humillan a la gente son los que son, los que viven alejados de la realidad son los que son, los que piden sacrificios pero no los practican son los que son, los responsables existen y hablaremos de ellos. Sin embargo espero que pueda compaginarlo con mi verdadera pasión, la que me lleva desde hace 20 años a montar negocios: el espíritu emprendedor, la innovación, viajar para aprender, descubrir y sobretodo para llevar las riendas de mi propia existencia por encima de todo y de todos.

Tengo claro, desde hace tiempo, que en manos de la “casta” política y de sus “mamporreros” de corbata y hall decorado con deportistas de élite asegurando la luna será inviable tirar para delante. Es de inidigencia supina decir que una entidad financiera catalana ahora es “internacional” y que es una de las más grandes del mundo porque “se ha unido” a un gran banco. Que falta de moral. Esa entidad estaba rota, quebrada e insolvente y que ahora todo eso parezca un sueño depende de que se han sociabilizado todo ese dispendio entre el resto de “no responsables”. Eso mismo pasa con otra de las entidades de vergüenza ajena. Hay un banco o lo que sea ya que se denomina “banca inteligente”. Pues eso, yo le hubiera puesto “banca lista” que no es lo mismo. Y ahora toca el “banco malo”, ese en el que van a meter toda la bazofia financiera como si de ese modo no doliera. Es como barrer la mierda y meterla debajo de la alfombra. Seguirá allí hasta que salgan bichos. De momento, el coste de todo ese banco malo de las gaitas lo pagaran todos los españoles. Recuérdenlo cada vez que oigan aquello de que “el FROB se hace cargo”.

Que los políticos sigan diciendo cosas como “estamos saliendo de la crisis“ o que “debemos asegurar las instituciones“ cuando quieren decir “durante lo que me queda de legislatura rezaré para ver si por ciencia infusa baja el paro“ y en el segundo caso “no entiendo porque la gente protesta tanto si no es culpa nuestra haber prometido no subir impuestos, no recortar nada y la luna llena en un plato y no haber podido cumplirlo“. Y es que estamos en manos de la peor generación política y financiera de la historia. La orgia que se han pegado unos y otros la vamos a pagar todos, incluidos los que no jugamos a “multipropietarios” de tres al cuarto y nos fuimos a emprender lejos, nosotros también pagamos por cierto. Ahora que los jóvenes huyen, ahora que socialmente España se quiebra, ahora que emprender es un reto más moral que económico, donde si no te organizas un modelo de negocio sofisticado e imaginativo las opciones de fracasar son altísimas, ahora pues, es momento de afrontar el reto de una nueva sociedad, de un nuevo sistema social que no deja de ser al fin y al cabo una oportunidad de dejarles a nuestros hijos un mundo mejor. Está claro que si no hacemos algo eso no sucederá y seguiremos la inercia de aquella gran bola de mierda que se avecinaba por el horizonte y que nos ha pasado por encima.

La reseña del programa explica que no es la primera vez que voy al plató de Singulars y que como siempre vendré cargado de ideas nuevas con respecto al mundo de los negocios y de visiones del futuro que nos alejan de lo tradicional.

Este economista de 42 años es un emprendedor nato que a los 17 años montó su primer negocio. En los últimos 5 años ha fundado 5 empresas con más de un centenar de trabajadores en Europa y América.

Marc Vidal es un experto en nueva economía y estrategia a través de las redes sociales. Además de la gestión de sus empresas, hace conferencias y colabora con diversas universidades europeas y americanas como tutor en postgrados y másters de nuevas fórmulas de negocio y comunicación tecnológica.

Nos viene a hablar de “responsabilidades y oportunidades“. Responsabilidades porque dice que hay que señalar quiénes son los responsables directos de la grave situación económica española y oportunidades para tomar conciencia de que la economía del futuro nos lleva a abrirnos al mundo para buscar nuevas formas de negocio aprovechando el espacio sin fronteras de las tecnologías digitales. De hecho él se define como “experto en negocios digitales”.

Es muy crítico con la clase política, con la burocracia que convierte a España en uno de los países donde es más difícil montar una empresa, y donde menos apoyo tienen los emprendedores. Ha escrito un libro que se llama “Contra la cultura del subsidio“ y es muy claro cuando dice que la política de subsidios es uno de los grandes males de nuestra sociedad.

Me han comentado algunos lectores que durante el programa van a a estar traduciendo al castellano lo que suceda en el programa por lo que será posible seguirlo en imágenes a tiempo real fuera de Catalunya también via TV3 a a la Carta y leerlo en castellano via twitter a través del hashtag #singulars31O o #singumarc (prefiero la primera). Tras la emisión del programa estaré operativo un ratito en mis perfiles de TwitterFacebook y en los comentarios de este mismo post para participar de la tertulia digital globalizada e hipersocial que se produzca a partir de entonces. El hashtag que han propuesto algunos lectores twitteros será #singulars31O y #singumarc para antes, durante y después del programa.

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Hipersociedad en Bogotá

En las últimas semanas de trabajo en Latinoamérica la actividad ha sido muy estimulante. Hemos logrado inaugurar nuevas sedes e impulsar nuevos proyectos que llevábamos meses empujando. Ahora ya estamos en el capital de tres startups tecnológicas latinoamericanas ubicadas en Miami, Chile y Colombia. Hemos estado en medios de comunicación y ofrecimos varias conferencias en foros muy interesantes. Destaca el último en el Colombia 3.0. Me quedo con tres cosas de esa sesión: compartir escenario con Burton Lee (profesor de Stanford y asesor de la NASA), disfrutar del sentido del humor de un tipo excepcional llamado Adolfo Corujo y lo dificil que es compartir espacio y tiempo con mi gran amigo Enrique Dans que tras recorrer medio mundo, unas miserables horas de diferencia entre los que vienen y los que se van no permitieron ni tomar un buen café colombiano. Os dejo con el material que ellos mismos editaron sobre mis comentarios en la conferencia y la entrevista derivada.

LA HIPERSOCIEDAD DE MARC VIDAL

“Hoy  la vida está cambiando, como todo cambiará en los próximos años”. Así arrancó Marc Vidal su presentación,  al presentar una foto de un casete y un lapicero que representa el pasado.

Marc Vidal es un barcelonés de 39 años, experto en comunicación  y creador de su primer fondo de Seed Capital vinculado a uno de sus proyectos IDODI LABS, analista económico especializado en Nueva Economía. Fue interim manager y consultor en modernización de compañías e internacionalización de empresas. Ha sido seleccionado una de las 10 personas más influyente de Internet en España. No obstante, si bien en su primera etapa su ocupación se centró en grandes compañías, ahora el denominador común de esta segunda etapa profesional es la de las start-ups, en especial en su primera fase de recorrido, el llamado ‘successful start-up’.

En su conferencia,  indicó también que los modelos de distribución del trabajo y modelos del conocimiento son los que están revolucionando el mundo. “No darse cuenta de estos es un tremendo error”. Así mismo resaltó que el  mundo quizas está agotado del consumismo y se pregunta: “¿Podemos obviar lo que está pasando o aceptar que el mundo está cambiando?”.

Con estos cuestionamientos, Vidal   profundiza en  los nuevos retos del mundo digital.  “Hay aplicaciones que son capacez de cambiar el mundo, estamos hablando de cambios simples, pues el cambio económico no es determinante, sino  pequeños cambios  van determinando la nueva economía”.

Aconsejó a quienes tienen empresas, no preocuparse por qué  dicen de ellos, sino que dirán, pues los emprendedores  cambian el mundo.  Esos cambios son los que definen la nueva sociedad.

Vidal asegura que las ideas son lo que mueven este planeta, “sin ideas no hay hipersociedad, no hay  sistemas y modelos de distribución del trabajo. Gracias a las ideas el mundo local se convierte en global”.

Además explica que la hipersociedad ataca un  elemento clave:  la propiedad emergente, si intercambiamos ideas, nos llevamos más de las que puedo construir.  Pensar en común es algo que se puede hacer de manera aterritorial y atemporal.

El talento global se reproduce en ese escenario de emergencia. Ese talento  son ideas conectadas  que permiten que la sociedad sea mejor.

“Yo soy optimista pues creo que el mundo va mejor a pesar de lo que dicen”,  indica Vidal, en medio de su explicación sobre la hipersociedad.

Para  concluir,  señaló que hoy  la sociedad cuenta con un radar sociocompartido. Además indicó que cuantas cosas sucederían si todos nuestros cerebros se interconectaran para crear una  hipersociedad.

Hizo un ejercicio preguntándole a los asistentes de su conferencia  cuál es la mitad de 13? luego de varias opciones de lo que puede ser la mitad de trece  demostró que   las cosas  son como cada quien las ve o las quiere ver.

Para terminar  dijo: “34 gigabytes de información diaria recibe nuestro cerebro. En una década esa cifra se multiplicará , la pregunta es: ¿estamos preparados para esto?”. Vidal  indica  que las micropymes, cada uno de los emprendedores deben dejar de competir en el mismo escenario que hasta ahora. Hay espacio para un nuevo juego y  cada uno de nosotros estamos para inventarlo. Para terminar, resaltamos la columna que Vidal publicó en su blog sobre esta conferencia.

Y esta es la entrevista resultante al terminar la conferencia.

LAS COMPAÑÍAS DISCOGRÁFICAS NO SE HAN DADO CUENTA DE QUE SU MODELO DE NEGOCIO MURIÓ”: MARC VIDAL

Durante su participación en Colombia 3.o, Marc Vidal se mostró carismático y además de enseñar, divirtió a la audiencia con sus relatos. Comenzó con una anécdota: hace 21 años escribió una carta para sí mismo en la que hablaba de sueños y retos, la cual abrió en mayo del año pasado. Al leerla se dio cuenta de que la persona que le hablaba era alguien que no conocía, hablaba con otro vocabulario, incluso grosero. Él no se imaginó que existirían los ‘smartphones’ y que el mundo sería tan distinto al de entonces.

Aunque la conferencia tenía que ser encaminada hacia el e-commerce, Vidal mismo escribió en su blog que el título era solo una fachada porque en realidad quería era “exponer es como todo ello ha sido afectado por un nuevo modelo de transmisión del conocimiento“.

Actualmente se vive la revolución digital, y están sucediendo dos revoluciones al mismo tiempo: la del modelo de distribución del trabajo y la de los modelos de producción del conocimiento, y si el mundo no se da cuenta de lo que está sucediendo “es un tremendo error”.

En esta Hipersociedad “todo va a cambiar, y en la comunicación también”. Porque vivimos en una sociedad gratuita y “es mejor trasmitir el conocimiento gratuito”, ya que gracias a esto se da la oportunidad, por ejemplo, de que Marc Vidal estuviera en Corferias dando una charla. Si no fuera por sus libros en línea, serían pocos quienes lo conocerían.

Después de abordar diferentes temas, tan variados que parecería que no tenían relación, como la economía relacional, el talento global, de cómo Facebook no fue inventado por Marck Zuckerberg sino en el neolítico y de por qué saltan los pingüinos al mar, Marc Vidal nos concedió una breve entrevista antes de dirigirse al Ministerio TIC.

¿Cuál es su opinión sobre el potencial de Colombia en el negocio de los contenidos digitales?

Colombia está en un punto concreto en el que puede aprovechar precisamente la ventaja adquirida en estos últimos años con respecto a su entorno, está por delante de otros países en el uso de la tecnología digital y evidentemente de la gestión de ese contenido.

La oportunidad no durará mucho, es decir, estar ahí como posible abanderado del cambio tecnológico en la zona, durará el tiempo que dure. Creo que Colombia está en la posición de salir con algo de ventaja y que para ello debe estar bien asesorada, tiene que rodearse de quienes ya han hecho ese proceso y de quien ya se ha equivocado en ese proceso.

No me estoy vendiendo a mí, sino a aquellos que sí que saben dónde están los errores, para que eso no suceda en Colombia. En estos nuevos tiempos, en la nueva Hipersociedad los períodos son muy cortos, la capacidad que tenemos de racionalizar las cosas que pasan es más escasa, tenemos que ser capaces de trasformarnos de una manera más rápida.

Ya que lo menciona, ¿cómo percibe al resto de la región en ese tema?

Bien. Latinoamérica tiene una particularidad que no se produjo ni en Europa ni en Estados Unidos, y es que ha adquirido antes prácticamente que llegase ese contenido, todas las herramientas para fabricarlo, es decir, aquí tiene todo el mundo un ‘smartphone’, la capacidad de penetración ha sido muy alta. El sentimiento, de que esa tecnología tiene un sentido es muy alto, pero lo que falta todavía es ese contenido de calidad y un contenido sobre todo que más que anecdótico sea fundamentalmente algo que genere valor.

El contenido por el contenido yo no lo defiendo, defiendo el contenido de valor, que cuando se cree un contenido digital sea para complementar mejor la sociedad, y para ello hay una serie de elementos que Colombia como cualquier otro, debe ser capaz de reconocer, como el talento global, la inteligencia colectiva, las experiencias compartidas y en sí mismo el pensar en común.

Hay expertos que pueden ayudar a Colombia y otros países a que eso suceda, pero fundamentalmente es un cambio generacional, de conducta y de actitud.

 ¿Cuáles son las tendencias del consumo del consumo inteligente?

Básicamente consumos digitales, es decir, la sociedad que se rige en entornos digitales lo que consume es eso. Que puedan mostrar conocimiento, que les ayuden a aprender diferentes cosas, a mejorar sus productos. En estos momentos vivimos un momento de la historia en el que la idea del que fabrica es más importante que la cosa que se fabrica, y eso es una de las esencias principales.

Todo está cambiando y no darse cuenta es un error. ¿Qué consecuencias trae el hecho de no darse cuenta del cambio?

No darse cuenta de que todo está cambiando tiene un mal acabar. Por un lado, evidentemente la no prosperidad, el no entender las oportunidades empresariales. El no aceptar esos cambios de forma profesional sería no ser capaces de afrontar las posibilidades de modernización de un país y no aceptar ese momento actual es empobrecer intelectualmente a la sociedad.

¿Cómo darse cuenta de los cambios? ¿Quiénes deben hacerlo primero?

Debemos darnos cuenta los que nos dedicamos a esto, los primeros somos los ciudadanos, los que nos dedicamos a usar ese entorno nuevo natural para generar valor, es decir, los que tenemos la responsabilidad, los emprendedores en gran medida, de aceptar esos cambios.

Somos los que tienen que arriesgar. Luego están las grandes compañías, han de ser capaces de apostar por los nuevos emprendedores en la medida en que ellos puedan ayudarles a producir cosas mejores y luego la política, los gobiernos, han de ser capaces y han de ser líderes en ese proceso. Tienen que ser capaces de entender esto no como un estatus electrónico o como una moda, sino como el verdadero modelo de cambio de su país, han de liderarlo y estimularlo, no es necesario que lo subsidien pero sí estimularlo, han de ayudar a que eso suceda.

Vivimos en una sociedad gratuita, pero parece que cada vez más se quiere monetizar algunos productos  digitales (libros, películas, programas). ¿Por qué no es una tendencia generalizada?

Bueno, porque tienen que esforzarse en salvaguardar su modelo de negocio. No se han dado cuenta, en su mayoría, de que vivimos en una sociedad gratuita, y por eso lo aguantan.

Las compañías discográficas, las editoriales, no se han dado cuenta de que su modelo de negocio murió y en estos momentos esforzarse en que el costo que tiene escribir un libro y llevarlo a la venta no puede ser el mismo ahora que antes, porque antes requería una distribución, una tienda, una imprenta, una serie de elementos que en la cadena de valor incrementaba el costo y el precio.

Ahora mismo yo escribo un libro y lo pongo a vender en la Red, y no necesito a nadie, y la campaña me la hace la propia Red. Tienen que entender que su valor añadido ya no es el que era, ¡es un error!

Para quienes quieren conocer más a fondo las ideas del español, en su propio blog Marc Vidal compartió los planteamientos  que plantearía en su conferencia en Bogotá.

 

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Aquella burbuja laboral

Para aquellos que estén buscando trabajo aporto algunas de las ofertas laborales que alguna de mis empresas proponen. Son para cubrir 18 puestos de trabajo en 7 países distintos, en 11 ciudades y para diversos conceptos. Si te apetece y sientes ganas de incorporarte a un proyecto global con espíritu emprendedor díselo a mi equipo. Un consejo sobre los que duden en aprovechar algunas oportunidades pensando que “o es una oferta débil” o “ya vendrá algo mejor”. No vendrá nada mejor. Tomad la oportunidad, la casualidad de estar seleccionados en un momento concreto, como la opción de mostrar, de evidenciar que sois válidos y eficientes. El mercado laboral español sólo va a estrecharse, a deteriorarse y a depender cada vez más de factores externos que no controlamos. Las ofertas también son para residentes en los países que salen en el website. Nuestra prioridad ahora mismo son los desarrolladores, pero también los consultores en innovación. Que los candidatos sean lectores y amigos de este blog es una de las cosas que más me ilusionan pues es más fácil definir mi estilo a gente que ya me conoce.
Sobre la burbuja laboral que vivió este país obviamente no queda mucho que decir de lo que ya dije en su día. En agosto de 2009 escribí sobre una burbuja laboral que me parecía un insulto seguir soplando. Poco después los modelos alemanes para soportar la sacudida provocaba la duda generalizada. Aquí os copio lo que comenté en julio de 2010 y que ahora, por desgracia, como dice la frase final, “nos ha reventado en la cara“.

No sólo tenemos burbujas laborales en España. Hay otros creativos de la ecuación maquillada del paro. La que fuera considerada una de las decisiones laborales más efectivas para evitar que la tasa de desempleo aumentara en Alemania está empezando a tomar un tono muy pálido. Ese modelo de “trabajo reducido” tiene efectos secundarios. En principio podemos aceptar como válido el hecho que el Gobierno alemán hizo una gran labor en mantener a límites bajos el desempleo durante la recesión, no hay duda de que sus políticas han sido sumamente exitosas, pero el problema es que el mercado de trabajo, y por extensión el gasto de los consumidores, no recibirá el impulso que debería durante la recuperación económica. Es problable que en el momento que la economía repunte, el modelo laboral alemanán no esté en su mejor disposición y haya perdido competitividad por culpa de aumentar el volumen artificial de su envergadura.

Mientras la peor recesión desde la Segunda Guerra Mundial hizo subir el desempleo en Estados Unidos a 10,1% por ejemplo, el nivel más alto en 27 años, en Alemania la tasa comparable cayó a 7, el nivel más bajo en 17 años. En vez de despedir trabajadores cuando la economía se contrajo un 5% durante todo el año pasado, los alemanes buscaron fórmulas para incentivar la contratación. El método era tan sencillo que asusta. Reducir jornada y aumentar personal. Eso podría estar bien si no fuera porque el sobrecoste de ese aumento de trabajo “artificial” lo pagaban todos los alemanes. Así no vale. De ese modo todos somos capaces de mantener las tasas de empleo. ¿No?

Al más puro estilo SEAT en España, algunas empresas alemanas fueron subsidiadas por el gobierno germano. Siemens o Volkswagen fueron ayudadas para mantener sus niveles de ocupación  con horarios de trabajo reducido, salvando de este modo cerca de un millón de empleos. Está claro que no es oro todo lo que reluce y los que parecían los artífices de un milagro laboral que suponía la capacidad de aumentar el empleo en plena recesión era un pufo.

El llamado Kurtzarbeit o trabajo reducido “permite a las empresas a efectuar semanas laborales más cortas para bajar los costos” durante las épocas de demanda menor. Éstas pagan solamente las horas trabajadas y el estado aporta hasta el 67 por ciento del salario restante“.

Algo así como el bulo del “abaratamiento del despido” en España, que al final lo pagamos todos. Podríamos definir todo esto como un artilugio por aumentar el gasto público a costa de medidas aparentemente de “alta ingenieria” socioeconómica. Menudo bulo. La mayor crisis económica de los últimos dos siglos resulta que se ha evitado creando dinero, repartiéndolo a diestro y siniestro y se acabó. Pues no se acabó. Incluso Alemania va a tener que buscar el mecanismo de arranque de un motor gripado. Los alemanes mantuvieron el programa inventado a 1,5 millón de empleados en más de 63.000 empresas salvando casi un millón de empleos en 2009.

“Esta idea no es nueva, data de 1910, cuando el Gobierno indemnizó a los trabajadores que fueron pasados a horarios más cortos en la industria de fertilizantes y potasa durante una caída de las ganancias. Luego, en 1924, cuando el desempleo trepó a 11 por ciento, el Gobierno introdujo en todo el país políticas de trabajo reducido similares a las utilizadas en la actualidad. Una cuarta parte de la fuerza de trabajo alemana se inscribió en ese momento en el programa. Innovar no es eso, aportar politicas activas para solucionar la crisis tampoco”.

Eso no se puede mantener sin plazo final, en el mejor de los casos te revienta en la cara.

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Colombia 3.0 y la hipersociedad

Mañana en el encuentro Colombia 3.0 daré una conferencia sobre economía digital, los cambios en los modelos de producción y acerca del ecommerce social. Os adelanto que eso será como una excusa pues lo que yo quiero exponer es como todo ello ha sido afectado por un nuevo modelo de transmisión del conocimiento. Con el tiempo y la distancia, en un futuro cercano interpretaremos correctamente el significado de estos días, meses o años. Vivimos cambios en todos los órdenes de nuestra vida y apenas somos capaces de calibrarlos. Este jueves en Bogotá hablaré de lo que esa mutación digital está provocando en el comercio y en la economía de escala.
Cuando teorizo sobre el social commerce o de las propias oportunidades del ecommerce en la nueva hipersociedad intento alejarme del conocido f-commerce (comercio electrónico insertado en facebook) o de las estrategias complementarias a la venta electrónica que utilizan algunas redes sociales como canal de venta. No, yo hablo de otra cosa, lo hago de un complejo ecosistema de interacciones que, tambien en las redes, se conectan, distribuyen y relacionan en múltiples formatos y dispositivos hasta generar tendencias de consumo inteligente.

En primer lugar defino el momento actual como un instante en el que vivimos un estallido único en el que la humanidad está viviendo dos cambios trascendentales a la vez: una revolución en el modelo productivo que ha llegado para quedarse donde las ideas poseen más valor que lo que se fabrica con ellas y una revolución en como el ser humano transmite su conocimiento, puesto que ahora lo hace de manera integral, transversal y socializándolo como nunca antes. Poco tiene que ver esencialmente con la creación de Facebook, Twitter y otras herramientas de comportamiento y relación social. Hablo de algo mucho más orgánico y estratégico, que sobrevuela todo ello, es un cambio de criterio y de concepción. Todo cambió y eso, que se estimuló con la tecnología, ahora está tatuado en la realidad y no se puede borrar. Retorcerse de rabia por emprender un proyecto empresarial y acomodarlo a los nuevos espacios y relaciones humanas es precisamente una de esas características emergentes de las que hablo.

La otra revolución es la de la transmisión del conocimiento. Un cambio que también ha llegado para quedarse. No hay alternativa ni la deseamos. El poder individual florece en la distribución de su razonamiento. Nunca antes habíamos sido capaces de transmitir a mayor velocidad y con mayor fiabilidad un dato, una idea, un modelo o concepto.

La imprenta fue eso en su momento, un salto cualitativo como lo fuera la creación de la escritura en su día. Ahora lo digital se convierte en ese elemento transformador inédito en la fase de conectar el conocimiento humano. Que eso suceda en el preciso instante que los modelos productivos también se ven afectados como nunca antes, modificando cadenas de valor, beneficios y procesos, no ha sido casual, pero si será algo que se lo va a llevar todo por delante.

No todos lo están entendiendo y parece hasta algo bueno que sea así. La política sigue a años luz y muchas empresas permanecen en un limbo denso donde tampoco logran entender el verdadero valor de lo que vivimos. Seguimos culpando a lo financiero, a lo político, a lo hipotecario y a miles de elementos tradicionalmente responsables de las desgracias y miserias humanas. Tal vez lo son, pero también son responsables de no haber detectado que esto estaba cambiando, que los modelo de gestión, producción y distribución estaban deteriorándose sin remedio y que se debía generar un espacio receptor para todo ello urgentemente.

Por eso sé que liderar este cambio es cosa nuestra, tarea de emprendedores, de creativos, de innovadores, de gente que gestiona el miedo y los retos adecuadamente, de seres activos en entornos digitales y de la inteligencia colectiva tatuada en la red.

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Marc Vidal Marc Vidal

Claves del negocio en internet

Hace unos días me entrevistaron en El Comercio de Ecuador para la revista Líderes. Hablamos de emprender, de hacerlo en la nueva economía digital y de cómo Latinoamérica estaba afrontado ese reto. Comenté que todo está cambiando y que, aunque emprender es una actitud hay elementos que identifican estos tiempos como un instante único y revolucionario. En mi opinión vivimos varias revoluciones a la vez. Por un lado la de las personas, una alteración genérica e imparable del modelo productivo que nos afecta y, por otra, la de la transmisión del conocimiento humano que nos engloba y nos define.
La nueva economía, la hipersociedad y el knowledge social son mucho más que marketing o modas, son los patrones de un cruce histórico de cambios, una quiebra del sistema en el comportamiento socioeconómico de la especie humana. Entenderlo como un anecdótico comportamiento publicitario o como una herramienta de generación de tendencias entre comunidades es un error y la pérdida de una oportunidad única para trascender a sociedad “empoderadamente” inteligente.

La cuestión es no detenerse. Imaginemos un desierto. Dos ciudadanos anónimos esperan hace horas que alguien los saque de ahí. Si el tiempo pasa y nada ocurre seguramente morirán. Uno de ellos empieza a andar. No hay dirección concreta ni plan. Sólo intuición y valor. El otro espera que llegue un helicóptero. ¿Quién tiene más opciones de salvarse? Seguramente ninguno tiene muchas, pero el que espera sólo hace eso, esperar. El que decide andar disfruta del propio sacrificio, del reto y de su voluntad de emprender un proyecto para sobrevivir. Digitalmente eso no se diferencia. En la entrevista reflejo algunos elementos que si distingue un negocio analógico de otro que se entronque en la red.

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'Con miedo', en ABC

Ayer publiqué un artículo en mi columna de ABC que hacía referencia a un hecho vivido personalmente en un avión hace unos años. La casualidad hizo que mi compañero de viaje fuera un extraordinario periodista que, por desgracia, falleció este mismo año y con el que me unía un afecto especial y muchos Directs. El artículo intenta hacer una breve reflexión sobre el valor del miedo a la hora de emprender. Aquí hemos comentado el tema en más de una ocasión pero a veces no le damos el valor adecuado. Vienen tiempos muy duros, más de lo que nos dicen. Aquí tenemos experiencia en negar la evidencia y profundizar en lo oculto del análisis económico, pero en este caso no es una afirmación más. Hablamos de un parto, doloroso, pero de un parto, de algo nuevo y novedoso que pude ser una nueva y esperanzadora era o un desastre mítico. Dependerá de nosotros y de no perder el miedo del todo. Dependerá de que lo gestionemos adecuadamente.

La noche del 4 de septiembre de 2007 tuve el peor vuelo de mi vida. Embutidos en un Embraer 190ARB de la compañía Copa Air Lines que hacía la extinta ruta de Caracas a Managua, casi un centenar de pasajeros sufrimos el mayor catálogo de turbulencias y acrobacias que un vuelo comercial es capaz de soportar. A pesar de que estaba previsto y la ruta marcada de urgencia lo evitaba, el huracán de fuerza cinco llamado Félix, nos dejó un regalo para la memoria que no se me borrará en la vida. Sus residuales secuelas alejadas de donde estaba el verdadero y destructor efecto, eran tan agresivas que motivaron el pánico colectivo de casi todos los viajeros. Las azafatas previamente nos sirvieron todo el espumoso que quedaba en el avión y nos aconsejaron estar preparados para la diversión. Mi compañero de fila era Camilo Durán, el desaparecido periodista colombiano al que siempre admiré por sus ocurrentes opiniones. Cuando la cosa empezó a moverse le pregunté si tenía miedo. Me respondió: “la falta de miedo es la verdadera cobardía”. Lo que vino después no lo describo por no tener espacio y porque no se lo creerían.

Defiendo que estamos a las puertas de una revolución como ya lo estuvieron nuestros antepasados, sólo que esta vez es digital, orgánica, distribuida y global, y afecta a dos elementos trascendentales que repercuten en todo cuanto nos rodea: los modelos de producción y la transmisión del conocimiento. La revolución industrial y tecnológica fueron grandes elementos de cambio, y convivieron con una crisis sistémica que adelantaba una mutación real y evidente en todos los estadios de la economía. La manera de traducir aquellos cambios siempre condujo a mejores escenarios pero también con una fractura notable del propio sistema.

El modelo financiero actual que se sustenta en un crecimiento del valor del dinero por encima del coste real del capital, ha provocado un desajuste insalvable a estas alturas. Sin embargo considero que tanto desastre más que una causa, no deja de ser una consecuencia de algo mucho más transversal y contundente y que la tecnología de la información ha acelerado. Se avecinan turbulencias que nada tienen que ver con lo que anuncian los “pilotos” de este vuelo, ni se va a anestesiar a nadie con subsidios, ni servirá de nada ajustarse el cinturón.

Esta tormenta tropical es la revolución del conocimiento y se lo va a llevar todo por delante tal y como lo conocemos, es cuestión de tiempo. Sus efectos surgirán del valor de las cosas y no del coste de las mismas, será el momento de las grandes factorías de ideas, de pensamientos, de dudas y de estructurar la fabricación en base a su precio esencial y no tanto al especulativo. Todo ello vendrá de la mano de gente emprendedora que arriesgará todo cuanto tenga. Asumiendo el riesgo y gestionando su propio miedo.

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Perspectiva digitalizada

A petición de algunos de los alumnos del postgrado para emprendedores en el que participo en Miami invitado por Globovisión, replico un artículo que escribí hace unos meses y que se utilizó en clase hace unas semanas. Desean detectar el feedback sobre el mismo y detectar si sus opiniones son equiparables a la de los lectores.  El post versa sobre modelos económicos inminentes y en los cambios que se avecinan y sobretodo como afectarán los procesos de modernización irrenunciables a la realidad empresarial de tipo tradicional. En ese sentido referencio un caso personal que ejemplifica un proceso de transformación de un negocio analógico en otro entroncado en la nueva economía a través de la innovación bien entendida. Os dejo con el caso.

Hace un par de años un amigo me llamó para pedirme ayuda. Su negocio estaba en quiebra. Tenía un desguace de vehículos y, contrariamente a lo previsto, la crisis no le estaba beneficiando. Sus ventas habían caído en picado. Su modelo de negocio dependía de que los automóviles que debía descuartizar no eran suficientes para ofrecer un recurso atractivo a los escasos compradores que se acercaban a su superficie en las afueras de una pequeña población al norte de Barcelona.

Me instalé en su empresa durante dos semanas. Examiné los procesos y hablé con los implicados. Al poco le ofrecí una solución que resultó ser muy beneficiosa. Lo primero que le comenté era que su sistema de desguazar los autos debía estar sintetizado. Para ello compré una base de datos que aportaba la mayoría de modelos y marcas del mercado. El sencillo software que instalamos en una PDA permitía que el desmontaje se codificara y concediera una ubicación ordenada de todas la piezas. Asi se lograba una eficaz distribución y una eficiente inventario a tiempo real. Ese listado se incorporaba a una base de datos en las oficinas de la empresa. Hasta ese punto nada nuevo, nada especial.

No disponíamos de ninguna característica que diferenciara ese negocio de otros que ya hacían algo parecido. La singularidad, el diferencial, el valor añadido se logró en el preciso instante que esa base de datos, esa eficiente máquina de ordenar las existencias, se digitalizó en la red. A partir de ese instante las ventas online empezaron a producirse. En menos de un año la facturación aumentó a niveles impensables durante la crisis. A pesar de todo esto, no nos paramos. Ramón, que así se llama el hombre que decidió no detenerse ante las dificultades, preguntó si era factible vender piezas de coches clásicos por Internet.

Fue posible. Esa es ahora una de sus principales ofertas. Se ha convertido en un hub de captación para los coleccionistas y un conector para los exclusivos clientes que se esconden tras el apasionado mundo de los coches de autor. Ahora sus ventas se miden por países y no por comarcas.

Escuchando a los que nos gobiernan y atendiendo a los que garantizan nuestro ahorros, no puedo más que pedir a todos los que nos encontramos aquí que no se detenga nadie, que no se duerman, que hay oportunidades pero todas requieren afrontar los retos con entusiasmo y valor.

El panorama no invita a la tranquilidad. Todo lo contrario pero si a la reacción. El Estado, cobardemente, esconde la tasa de pobreza real, pero esos números van suministrando el veneno necesario para que, por mucho que se estimule la economía, cada vez haya menos masa real para que las medidas sean eficientes. A medida que pasa el tiempo hay un mayor número de personas que dependen del servicio público y cada vez menos del estímulo público. Con lo primero sobrevives, con lo segundo emprendes. En mucho de estos casos de pobreza incipiente se esconde una perversa reacción en cadena. Un ciudadano que se ve expulsado de su modelo de vida por culpa de una crisis imperceptible aparentemente, un intento de lograr ser de nuevo asalariado y un rechazo persistente del sistema por diversos motivos. El camino se tuerce y cada vez está más lejos la salida. En el caso de que considere que lo mejor es emprender, es tomar las riendas de su vida y sus proyectos, se encuentra con mil obstáculos como hemos ido viendo. Desde los legales, los culturales y los intelectuales. Incluso uno mismo no se ve capaz de saltar, pues todos los resortes y herramientas de una sociedad apalancada caen sobre ti cada vez que piensas en el modo de salir del agujero.

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Marc Vidal Marc Vidal

Universo multipantalla

Ayer publicaron que mi cuenta de twitter había sido seleccionada como uno de los 20 perfiles más influyentes en materia económica según una publicación digital. Algo que no deja de ser una anécdota, pero que me hizo pensar en lo que realmente estamos viviendo y no nos damos cuenta. Hace cinco años publiqué mi primer twitt, que versaba acerca de las primarias demócratas en las que Obama no contaba demasiado al principio. Traté ese tema porque en aquel momento no había usuarios suficientes en España para crear una comunidad y la inmediatez que ofrecía era brutal para saber que pasaba a tiempo real en los caucus de Massachussets, por ejemplo. Recuerdo como en aquella ocasión los debates apenas los seguía por televisión y me enfocaba en mi computadora. Cuando pasaba a la televisión, abandonaba mi computadora. Ayer, siguiendo el segundo debate presidencial desde un hotel de Quito, noté que todo había cambiado.
Miraba la televisión, revisaba las opiniones en las redes con mi iPad, retocaba este post en mi Macbook, y enviaba mensajes desde mi iPhone sobre el evento a los que no tenían acceso a la emisión americana. Estuve inmerso en lo que se viene a llamar un mundo multipantalla o hipersocial cuando lo que hacemos es distribuir toda la información de manera estratégica.

Es curioso como han ido integrándose esas pantallas, dispositivos y modelos tecnológicos que me permiten interactuar y relacionarme con mi mundo inmediato e inmediatamente lejano. En este sentido, hace unos días el laboratorio digital de investigación de tendencias Think with Google presentó un informe titulado ‘El nuevo mundo multipantalla: comprendiendo el comportamiento entre plataformas del consumidor‘, que recomiendo leer pues se describen los modelos de consumo de información en los Estados Unidos y por derivación en breve en Europa. El informe explica que nueve de cada diez personas realizan durante su vida cotidiana diferentes actividades a través de teléfonos inteligentes, tabletas, computadoras y televisores, ya sea de manera simultánea o bien una detrás de otra, según los datos recabados en este estudio que relató Juan Manuel García en La Vanguardia.

El televisor sigue siendo la plataforma a la que el consumidor estadounidense dedica más tiempo (43 minutos por sesión) pero simultáneamente utiliza otros dispositivos: principalmente el smartphone (49%) y el PC (34%). El 77% de quienes miran la televisión lo hacen con un dispositivo en la mano, a menudo con una tableta o un teléfono inteligente, que utilizan para realizar consultas online relacionadas con lo que están viendo en la televisión.

Uno de los datos más significativos señala que la del móvil es la pantalla con la que los consumidores inician la mayoría de sus actividades online. Los smartphones son, por ejemplo, el punto de partida de la mayor parte de las búsquedas espontáneas (80%). Esta primera interacción se transforma posteriormente en búsquedas más planificadas, que se realizan principalmente a través del ordenador o, en menor medida, de las tabletas.

El tipo de cuestiones formuladas por los responsables de la división de marketing móvil de Google en esta encuesta ya hacían prever el dibujo de este “nuevo mundo multipantalla”: “¿Cuántas veces ha empezado a leer un correo electrónico en el teléfono, mientras viaja, y luego lo sigue haciendo en su computadora portátil cuando llega a casa?”; “¿O quizás vio un anuncio de un coche nuevo y luego usó su tableta para buscar las especificaciones y verlo en acción?”. En definitiva, se trata de respuestas bastante predecibles, pero en cualquier caso el informe aporta datos concretos y define fielmente los nuevos comportamientos del consumidor actual.

Google considera los hallazgos obtenidos en este informe una evidencia de que aquellos que quieran conectar con conceptos sociales deben desarrollar campañas adaptadas a la tendencia de la gente a saltar de una pantalla a otra. Hace años que los usos económicos y sociales que nos rodea, evidencian que el usuario o cliente determina y la ley de la economía básica habla que la supervivencia de un producto se somete al principio de “más rápido, más barato, menos difícil”. La novedad es que ahora somos “más hipersociales” y estamos más preparados para “transmitir conocimiento” y hacerlo en un universo multipantalla como escenario cada vez más natural. Si estás pensando un negocio, piénsalo en varias pantallas a la vez. Sería algo así como la cuarta dimensión.

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Marc Vidal Marc Vidal

Optimismo inevitable

Desde hace algunos meses algunos de los lectores de este blog critican, estoy seguro que de buena fe, mis artículos “optimistas“ y “alejados de la realidad“. Con mi propia hemeroteca podemos detectar que no fue precisamente mi característica principal esa de la que ahora dicen que hago gala. Lo que sucede es que uno no está para “anunciar el fin del mundo constantemente“. Ya pasó, ya lo hice, ya lo dijimos. Cuando participé junto a Niño Becerra al programa “Singulars”, donde ya había estado antes y donde estaré en pocas semanas de nuevo, recuerdo lo que nos diferenciaba: yo señalé culpables, dije que se podía salir de esto si se asumía que era un nuevo sistema en todos los ámbitos humanos y sociales, él aseguró que era inevitable y que era una crisis económica de tipología sistémica. Seguimos pensando distinto. De hecho es normal. Mi buen amigo Santiago es un académico que puede patinar por el escenario de las hipótesis por calibrar, pero yo soy emprendedor y no me puedo permitir esos excesos. Ahora toca seguir viviendo. Seguir viviendo. Elegí hace 16 años hacerlo constantemente viajando, recorriendo el mundo y descubriendo territorios. Lo convertí en mi modo de vida, supervivencia y, ahora, gracias a un sofisticado network de colaboradores, compañeros y socios en todo un reto constante ayudando a emprender a otros. Siento ser optimista, pero no tengo más remedio. Estamos viviendo una especie de fin del mundo, lo sé, pero quiero ser testigo y partícipe, cueste lo que cueste, del nuevo.
Mis amigos me escuchan y callan. Lo hacen desde hace lustros. Saben que cuando me arruiné por completo (prometo describirlo en breve), y eso sucedió dos veces, lo pasé fatal. Algo que se explica en 4 minutos se tarda en digerir 4 años. Sin embargo, cuando les cuento un nuevo reto, un nuevo proyecto en el que voy a depositar toda mi energía y patrimonio, ni se inmutan, saben que no va a ser posible evitarlo. Esperan y observan. Si me va bien, lo celebran, si me va mal, me apoyan.

Las dudas sobre el perfil de un tipo que se dedica a montar empresas y casi ni a disfrutarlas es algo difícil de cristalizar. Es posible que esté tatuado en alguna especie de versión molecular de su organismo. No lo sé pero suena siniestro que así fuera. Es como si el resto de la sociedad, esa que duerme la siesta en el sofá social sin inquietarse, no tuviera ninguna función más que esperar a que les despierten puesto que los “emprendedores con ADN de emprendedor” ya se encargarán de poner patas arriba esta sociedad. Pues no.

Creo que todos tenemos esa titularidad. Plantearse un objetivo y un plan para lograrlo es algo que ha hecho todo el mundo en algún momento de su vida. Calcular como se logrará, que exactamente, quien nos ayudará, cuanto costará y desde donde lo haremos son las preguntas que cualquier individuo se plantea ante un reto personal. Lo mismo que los negocios, pero al igual que en lo cotidiano, las empresas requieren que arriesguemos, que nos la juguemos. En esas preguntas hay alguna que va implícita como ¿qué me va a pasar si no lo logro? Precisamente esa última cuestión es la que frena muchos proyectos. Pero si algo frena el progreso desde siempre es la constante presión sobre quien quiere intentarlo. Los pesimistas gozan de una buena reputación, pero también se equivocan. Eso no fue lo que pasó, pero esta vez pudiera ser.

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Economía, Management, Personal, Politica, Sociedad Marc Vidal Economía, Management, Personal, Politica, Sociedad Marc Vidal

Millones de hormigas

Dicen que las crisis son tiempos para las oportunidades. Eso es demasiado genérico como para aceptarlo como norma. Una época de dificultad como la actual no deja de ser un escenario de dificultad añadida al ya difícil mundo de la emprendeduría. El coste de poner en marcha una empresa o un proyecto cualquiera es muy alto en tiempo, esfuerzo y sacrificios. Se debe asumir desde el principio el enorme reto que se te presenta en frente justo en el instante en el que decides arrancar. Si añadimos que esto no es una crisis si no algo mucho más complejo y sofisticado, más trascendental y menos anecdótico, entonces aun me lo pones más claro.

Algo está pasando en el mundo, como decíamos hay un cruce de revoluciones en marcha: la de los modelos de producción y los de la transmisión del conocimiento. Eso es inédito que ocurra a la vez y está repercutiendo en el modelo emprendedor y en la capacidad de hacerlo. Algo está pasando en el mundo y tiene que ver con el hartazgo y la evidencia mostrada millones de veces en la red. Ahora una cacerola es mucho más que un objeto, es una voz global en video, es el Global Noise. Recordemos que hace 15 años una fotografía se hacía con una cámara analógica cuyas instantáneas dependían de un comercio especializado. Luego fueron las fotos digitales y las impresoras, más tarde los teléfonos con cámara y ahora los smartphones que no sólo hacen fotos, las distribuyen de inmediato por las redes sociales, ya no fotografiamos, ahora compartimos momentos, sentimientos y sucesos. Tienen mucho que ver los que se enfrentaron a los saltamontes. El vídeo que acompaña fue enlazado por un buen amigo de este blog y le agradezco la analogía con la realidad. Me gustan estos símiles metafóricos. Me hizo pensar en el valor del trabajo en común, del talento global y de la capacidad de ser uno sólo cuando entre todos nos sumamos en un modelo propio. Pensé en aquellas sequoias.

El emprendedor tiene una morfología particular. Se diferencia de otros individuos por ser creativo en mayor o menor medida, disponer de una gran intuición, incluso si fracasa, de un grado de optimismo patológico que puede perfectamente mezclarse con un espíritu crítico y analítico de la realidad, un emprendedor no es un iluso, es un valiente que decide tirarse por un acantilado sin saber, muchas veces, que le espera allí abajo.

El emprendedor tiene un ADN compuesto por empuje, decisión, observación y energía para soportar los temporales que se encontrara en su camino. En España, además, el emprendedor suele tener dos caracteres más: la paciencia para tolerar la pesada administración pública y su burocracia e inconsciencia bien entendida para sobrellevar el riesgo de exclusión si te arruinas en este país.

Me gustaría destacar que no sólo de emprendedores es la tarea de mejorar nuestro entorno, tiene que ver con muchos otros elementos sociales. La multitud es el todo y es quien debe poner en marcha los resortes del cambio. Los gobiernos y los poderes políticos, públicos, financieros y privados, todos son la clave, pero la sociedad en su conjunto, emprendedores y emprendidos, todos adeudan ese impulso hacía un futuro más equilibrado y activo, donde ser concursante de Gran Hermano no sea el objetivo de millones de jóvenes por que consideran que siendo famoso la vida será más fácil.

No sólo de emprendedores va este post, también de todo lo que conlleva estimular cambios de conducta para tomar las riendas de tu propia vida, seas o no empresario, joven o anciano. No hablamos de estereotipos, pero si de actores. Hay personas que han nacido con una actitud en la vida que los posiciona como agentes de cambio, otros que se ven impulsados a ello.

La mal llamada crisis debería despertar en muchos ciudadanos su inquietud por emprender. Este momento, aparentemente poco propicio para poner en marcha proyectos, es uno de los más complejos por los que pasará la mayoría de las generaciones que les tocaron vivir. Con un endurecimiento del crédito, sin dinero público para invertir en reflotar la economía, con el consumo cayendo y sin expectativas de mejora, el horizonte no parece el más brillante para los que han decidido arriesgarlo todo por una empresa.

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Marc Vidal Marc Vidal

Empieza el #TueddyTrip

Más de quinientos candidatos se presentaron a la oferta de Tueddy en lo que nos gustó llamar “el mejor trabajo del mundo“. El 92% de ellos fueron chicas por cierto. Las exigencias eran la voluntad recorrer el mundo, hablar tres o más idiomas, tener un absoluto dominio de la tecnología móvil, ser capaz de moverse con una maleta ligera y ponerle mucha pasión y conocimiento sobre el mundo de la moda y de las redes. La selección se filtró por diferentes factores pero el principal fue el de diseñar el antianuncio laboral. No dimos casi pistas de lo que queríamos, ni demasiadas indicaciones, sólo insinuamos que y donde pero no como. Eso nos daría y así fue perfiles definitivos de personas capaces de ser proactivas, capaces de resolver creativamente y sobretodo de tener mucha iniciativa. La verdad es que no ha sido nada sencillo descartar tanto talento, pero ya tenemos a nuestras TueddyTrippers para Latam y Europa.
Esta primera fase comienza la semana que viene con la salida desde Barcelona y Lisboa de Ona Vinyamata y de Sara Coimbra respectivamente. La primera pasará por Italia, Inglaterra, Irlanda, Belgica, Holanda, Francia y Alemania. Nuestra tueddytripper para América Latina lo hará en Portugal, Chile, Argentina, Colombia, Mexico y Brasil. Ambas se encontrarán con el resto del equipo Tueddy en Berlin durante el Bread & Butter en enero, donde esta empresa participada por IDODI se presentará ante la sociedad de la moda global. En la siguiente fase, en enero, otra selección de tueddytripers irá a USA, Canadá y Asia Pacífico.

La plataforma o aplicación, es difícil definirla, está lista para abrirse al público en general. Eso sucederá este mismo mes pero todavía estamos ultimando la entrada de marcas muy importantes de casi todo el planeta. Tuvimos una aceptación muy superior a lo previsto cuando presentamos el proyecto y se nos fue la mano cuando “garantizamos” que a los primeros diseñadores y marcas les “haríamos el trabajo de subir su material nosotros mismos como regalo de bienvenida”. Estamos encantados, pero ha sido duro. La aplicación está siendo muy bien vista en eventos y encuentros internacionales donde estamos presentándola y la ronda de financiación para la captación del capital sin haber empezado está casi cubierta.

Desead suerte a nuestras chicas, ellas son personas que no soportan quedarse en el sofá. Podréis seguir sus andanzas por el mundo a tiempo real en el blog TueddyTrip y en sus canales sociales, donde subiran fotos, experiencias, videos, entrevistas, reflexiones y todo lo que les preguntéis os lo responderán.

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Marc Vidal Marc Vidal

Muerte al 'Business Plan'

Mi columna en el diario ABC de esta semana se titula “Muerte al Business Plan“, y explica una de las conversaciones que tuve con Jack Welch hace un tiempo acerca de como se debía gestionar el documento previo a montar un negocio. Welch está considerado el mejor CEO de la historia y sus carrera avala una capacidad para convertir en una máquina de hacer dinero compañías con dudas sobre su futuro inmediato. El artículo relata la parte en la queeste hombre asegura que no hay ideas nuevas ni que éstas puedan ser factibles de generar otras brillantes, que todo está inventado. Sigo en desacuerdo con él, pero si entiendo cual es el motor de la innovación para su generación. Ahora bien, cuando Welch asegura que el Business Plan, el plan de negocio de toda la vida, es un falaz argumento para inversores, que no sirve para dirigir una empresa y que suele ser, en los tiempos que vivimos, energía desaprovechada estoy completamente de acuerdo. Os dejo con el artículo que complemento con otro texto al respecto ya publicado con anterioridad.

Conocí a Jack Welch hace unos años. ¡Mi suerte! Compartí con el mejor CEO del siglo XX unas horas en Capri durante unas jornadas sobre Nueva Economía. Recuerdo el debate que se produjo al finalizar el evento, durante un encuentro informal. Mientras yo defendía que lo más importante en un proyecto empresarial eran las ideas y el plan de negocio que lo llevaría a destino, él me aseguraba que “las ideas geniales no existen” y que “el business plan deberían erradicarlo”. Sobre las ideas (geniales) defendía que éstas no existen y que todo está inventado. Lo soportaba sobre la curiosa “teoría estructuralista de los cuentos” de Vladimir Propp. Según ésta, hay trenta y un esquemas dentro de los cuales es posible encaber cualquier cuento, historia o novela que se haya escrito o narrado. Chico conoce chica, transgresión, alejamiento, prueba del héroe y otros tantos que se van combinando para generar toda la litaratura existente. Igual sucede con la innovación decía. Todo está inventado y lo fascinante es la combinación eficiente de esos factores.

Con el tiempo he descubierto que el esfuerzo más intenso radica en la búsqueda de un problema. Pensé que si quería grandes beneficios, debía solucionar grandes problemas. Si le pasó a Steve Jobs ¿por qué  no puede pasarte a ti?. En lugar de pensar en un gran producto que volviera a posicionar a Apple en la cabeza tecnológica, Jobs se dedicó a indagar“el gran problema”. El rompecabezas que localizó situaba a la industria de la música en el punto de mira. Como las discográficas y autonres no lograba superar la quiebra que suponía la descarga masiva y gratuita. Pensó eniTunes y creó un portal donde se cepilló la cadena de valor tradicional en el negocio. Lo hizo apostando por el problema y entregando la solución: 99 centavos de dólar por canción. Lo logró porque no tenía otro remedio. Si Steve Jobs hubiera fracasado en base a un Plan de Negocio hubiera aportado su plan B, C, D o E y así hasta alcanzar una solución. Lo hubiera logrado porque había elegido muy bien el problema.

El business Plan no es más que una opción de ruta, una línea que nos cuenta donde estamos y como pensamos lograrlo, no lo que vamos a lograr. Welch me dijo en el aeropuerto de Nápoles, dos días después, que el error no era el modelo de emprendeduría y la dependencia de su plan director, según él, el disparate que cometemos los europeos es que “siempre esperan que los gobiernos lideren la economía”. No piensan en el problema, sólo en el plan del negocio. Él tomó su jet privado y yo esperé en la sala GroundForce un tiempo más a que un A321 me sacara de allí. Revisé mi Mac y mandé a la papelera alguna idea “única” y la convertí en papel digital reciclable.

A veces hay artículos que se complementan con partes de otros anteriores. Este parece el caso. Hace tiempo hablé de que “lo importante no es el avión, lo esencial es volar“ y lo expliqué en la parte final así:

Nos hemos quedado sin ideas. Vivimos el origen de una nueva era, un nuevo modelo económico impulsado con vientos desconocidos. Los que entiendan que es tiempo de veleros y no de lanchas motoras sobrevivirán, crecerán y serán mucho más eficientes. Los que escuchen a esos dirigentes perdidos que cambian sus previsiones una y otra vez, que esperan un salvavidas o una subvención, lo pasarán francamente mal. En estos días de convulsión financiera, a minutos de la quiebra del sistema, lo que menos precisamos es ser dirigidos por quienes nos metieron en esto. A los políticos se les llenará la garganta con la palabra “emprendedor”. Sería un error esperar de quienes apenas emprendieron nada en la vida se les suponga ahora una capacidad lírica para estimular la economía. Son gente sin ideas que confunden el fondo con el papel celofán que la envuelve. La realidad paralela en la que viven es de vergüenza ajena. Todos los malabaristas que nos gobiernan son de cartón piedra y es obligación del resto asumirlo y tomar conciencia. Es nuestro tiempo, momento de crear algo nuevo. Como interpretaba Eduardo, si seguimos paralizados, esperando que otros lo resuelvan, nos iremos apagando poco a poco. Tiene más valor una idea que lo que se produce con ella. Lo esencial no es el avión, lo esencial es volar.

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Marc Vidal Marc Vidal

Invertir en la Era Cero

Vivimos tiempos de incertidumbre. Que hacer con el dinero y como abordar su protección no es sencillo cuando los que hasta la fecha debían dedicarse a eso se han convertido en una amalgama imperfecta de frases incoherentes y muchas veces paradójicas. Ni banqueros, políticos, periodistas o catedráticos han sido capaces de dar alternativa fiable al riesgo actual. Vamos a intentar abordarlo. En mi opinión, lo de sacar el dinero de España no tiene sentido si no es de un modo estratégico y global. Es más seguro en algunos casos inverir en deuda alemana desde un banco español que lo contrario, es decir, invertir en un fondo francés o alemán que en realidad esté compuesto por deuda griega, portuguesa o española. Hay un futuro financiero complementario con el futuro emprendedor, tener datos y conocimiento sobre ambos es fundamental en tiempos de redes, nueva economía y tormentas.
Los futuros historiadores quizá utilizarán la expresión “Era del Cero” para referirse al presente periodo, comenzado con el colapso de los bancos irlandeses, antes de que la crisis financiera se ramificara en las múltiples facetas que exhibe actualmente. Gracias a la errada respuesta de nuestros llamados líderes, que en esencia han socializado las enormes pérdidas de los bancos, esta generación y la próxima se enfrentan a la tarea hercúlea de pagar las gigantescas deudas bancarias asumidas por los gobiernos soberanos. La crisis económica permanente es ahora la nueva normalidad, el resultado de estas políticas económicas mal concebidas que han dado lugar a un sector público hinchado, necesitado de impuestos crecientes a extraer de un sector privado exhausto y menguante.

La Era del Cero plantea un panorama muy complicado a aquellos afortunados con ahorros disponibles para invertir. Así, la Era del Cero se caracteriza por unos muy bajos tipos de interés oficiales, mantenidos artificialmente en esto niveles en un vano intento de estimular la economía. En consecuencia, los bonos de alta calidad ofrecen rendimientos próximos o incluso inferiores a cero. Para completar el cuadro, los crecimientos económicos están estancados en niveles próximos o inferiores a cero, mientras las tasas impositivas sobre el consumo, ahorro y trabajo se acercan a niveles confiscatorios. Sólo en el caso improbable de que comenzaran a aplicarse reformas radicales en pro del crecimiento, esto es, bajada de impuestos acompañada por reducción drástica del gasto público, podríamos imaginar un escenario que nos permita volver a la senda del crecimiento y la prosperidad.

Para invertir con éxito en la Era del Cero, los inversores deben cambiar el chip y modificar su perspectiva respecto a cuestiones que daban por supuestas en la previa Era de Prosperidad. En primer lugar, los inversores deben recordar en todo momento el adagio del sabio americano Will Rodgers, “Estoy más preocupado con el retorno de mi capital que con los retornos sobre mi capital” (I am more concerned about the return of my capital than the return on my capital). Las escandalosas ventas masivas de acciones preferentes a pequeños inversores no profesionales debería demostrar de forma definitiva que los inversores no pueden depender del consejo que le ofrecen sus bancos. Invertir en la Era del Cero requiere asesoramiento independiente, libre de los conflictos de interés típicos de las entidades bancarias.

En segundo lugar, como la Era del Cero se caracteriza por tipos de interés muy bajos y crecimientos económicos próximos asimismo a cero, es necesario reducir al mínimo los costes de inversión a fin de conseguir beneficios reales a lo largo del tiempo. Por ejemplo, si los bonos de alta calidad rinden únicamente un 2 ó 3% anual, es absurdo invertir en renta fija mediante fondos de inversión, cuyos gastos anuales de gestión ascienden normalmente al 1,5% o superior. De forma similar, unos gastos de gestión superiores al 2% en fondos de renta variable son simplemente excesivos, ya que irremediablemente absorberán a lo largo del tiempo las ganancias previstas en unos mercados bursátiles lastrados por la ausencia de crecimiento económico.

Defiendo tradicionalmente el uso de ETFs de bajo coste (Exchange Traded Funds) en lugar de fondos de inversión al uso, precisamente por este motivo. Sin embargo, los ETFs no proporcionan a los bancos el caudal anual de ingresos que sí les ofrecen los fondos de inversión, por lo que los bancos rara vez los recomiendan a sus clientes. Esto es así especialmente en este momento, con lo bancos bajo presión creciente para aumentar sus ingresos por comisiones a fin de paliar siquiera en parte sus muy deficientes cuentas de resultados.

Finalmente, en la Era del Cero no podemos esperar que la marea de crecimiento económico y altos tipos de interés asegure las ganancias de aquellos inversores pacientes que simplemente mantengan una cartera de valores bursátiles o fondos de renta fija. Para los inversores en renta variable, la ausencia de crecimiento económico hace probable que el precio de muchas acciones sea aproximadamente el mismo ahora que dentro de diez años. Para los inversores en fondos de renta fija, es probable que sus ganancias después de descontar las comisiones sean nulas mientras se mantengan los bajos tipos de interés actuales. Para invertir con éxito en la Era del Cero, los inversores deberán mantener sus ahorros en activos muy diferentes a aquellos que les proporcionaron buenas ganancias en la Era de Prosperidad que hemos dejado atrás, esto es, activos inmobiliarios, acciones y bonos en general.

Con este panorama, ¿a quién puede recurrir un inversor? Como los bancos centrales continúan su política de flexibilización cuantitativa, esto, imprimir más y más dinero para estimular unas economías moribundas, es probable que finalmente se produzca un aumento de la inflación. Éste ha sido el resultado de esta política a lo largo de la historia siempre que las autoridades monetarias han bastardeado las divisas a base de crear nuevas masas de dinero a una velocidad muy superior al crecimiento de la economía real subyacente. Estoy convencido de que los clientes deben mantener al menos parte de sus ahorros en ETFs de bonos con intereses ligados a la tasa de inflación, así como en oro, a fin de proteger sus ahorros si, como sospechamos, el fin de la Era del Cero se produce a través de un repunte sostenido de la inflación. Asimismo, en un mundo de crecimiento cero, los inversores no profesionales deben invertir en acciones sólo con el objetivo de obtener dividendos. El reciente fiasco de la salida a bolsa de Facebook pone de manifiesto una vez más que las acciones que no se sustentan en un dividendo seguro son muy arriesgadas, y experimentan fuertes bajadas si el mercado bursátil se posiciona en su contra.

En próximos artículos examinaremos otras estrategias e instrumentos que los inversores pueden aplicar para invertir con éxito durante la Era del Cero y construir así una reserva de ahorros con la que complementar las pensiones estatales, para las que sólo puede augurarse un futuro menguante.

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Marc Vidal Marc Vidal

Hipersociedad inminente

El pasado viernes ofrecí una conferencia titulada “la hipersociedad inminente” donde repasé los factores por los que considero que vivimos tiempos inéditos y seguramente históricos. Estamos ante un cruce único en la historia entre la forma en que los modelos de producción y los de transmisión de conocimiento están cambiando de manera evidente nuestro entorno. Si en la antigüedad el hombre empezó diversas revoluciones como la lítica con la que la creación de lanzas con puntas de piedra talladas permitió la división del trabajo, la de la domesticación de las especies que el hombre pudiera ser sedentario y con ello apareciera la propiedad privada, hasta la revolución industrial o la tecnológica. Hoy vivimos otra la digital. La diferencia con otros momentos de la historia es que esta se produce justo cuando también sucede una quiebra en el modelo de transmisión del conocimiento y que este confluye con los mismos elementos y herramientas. La manera en que el hombre ha ido revolucionando esa transmisión ha sido a partir de los jeroglíficos, la escritura, la imprenta y lo digital. Ahora confluyen para cambiarlo todo definitivamente como nunca antes había sucedido. Pensemos.
En este punto me quedé para adentrarme en un entorno económico con nuevos modelos de negocio en tiempos duros. En un entorno económico en K.O. técnico, hay que adaptarse para sobrevolar los tiempos duros que aún quedan por soportar. En ese nuevo territorio aparecen conceptos como la economía relacional o de la atención, donde las nuevas aportaciones que las redes sociales y los escenarios digitales distribuidos ofrecen un canal claro para ajustar costes y cristalizar modelos. Tenemos múltiples ejemplos de cómo empresas minúsculas lograron destacar en esos escaparates socializados.

La cúspide del debate entorno a esos nuevos entornos está colonizada por el famoso asunto de los derechos de autor y los activos que pueden ser copiados. En este sentido y para diferenciar factores me interesa que se comprenda que cuando algo es libre, no necesariamente es gratis y que en esa libertad de copia e incluso en su gratuidad puede estar la clave del negocio. Sabemos de grupos musicales que venden más y de manera reiterada por que entregan gratis en un modelo “freemium” algunos de los temas de sus nuevos productos.

Durante un debate sobre economía del futuro (curioso compuesto) tuve una recriminación por parte del público criticando que mi discurso era una repetitiva exposición sobre que el “mundo ha cambiado mucho y que sólo nos quedaba una opción: adaptarnos”. La verdad es que, aun respetando la opinión, me reitero en mi posición. Digamos que en los entornos económicos actuales el valor que más peso específico supone es la de “no erosión” o la de reducir al máximo los elementos que intermedian entre la creación de un producto y el consumo del mismo.

Los sectores financieros, la administración, los medios, la industria y otros siguen empecinados en contrarrestar el peso de lo inevitable: que el usuario o cliente determina y que la ley de la economía básica habla que la supervivencia de un producto se somete al principio de “más rápido, más barato, menos difícil”. Eso les incluye a ellos. Las administraciones, el gobierno inclusive, deberían de atender esas nuevas fórmulas puesto que empecinarse en la protección de los modelos enquistados en los modelos inmóviles y los deberes asumidos no nos conduce más que al vagón de cola de una economía que no va a esperarnos otra vez.

Lo han hecho con un sistema bancario quebrado por su mala cabeza, lo han hecho con el modelo de fusiones que busca salvaguardar oficinas y  estructuras analógicas en una banca cada vez menos presencial y más digital, lo han hecho con el modelo de gestión pública que sigue dependiendo de antiguas fórmulas vinculadas a la democracia participativa en lugar de la democracia deliberativa, lo han hecho con sus enquistadas orgías de debates inservibles en los que una oligarquía sigue decidiendo, lo han hecho manteniendo a base de subvenciones insultantes a mastodontes industriales que fabrican cosas ineficientes como automóviles que no se venden, lo han hecho con los recortes en innovación, lo han hecho con todo. Me temo que los que debieran liderar un proceso determinado siguen presidiendo la pasividad, la incomprensión de la oportunidad que supone la nueva hipersociedad y sus retos, en un cambio de modelo que dejó de ser crisis hace mucho a pesar de que ellos siguen actuando, parcheando y gobernando como si lo que vivimos fuera algo puntual y no estructural. Así nos va, que lo gratis y lo libre se confunden como se confunden la deuda y el déficit, sin embargo, el cambio se está produciendo ante sus narices, lenta y inexorablemente, con paso firme y todo lo digital y sus derivados socioeconómicos han llegado para quedarse. Todo va a cambiar como ahora mismo cuesta imaginar.

Fotografías: Javier Sandín

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Prensa, Sociedad, Startups Marc Vidal Prensa, Sociedad, Startups Marc Vidal

¿Y si te sale mal?

Hace algún tiempo, en una de las conferencias “tipo” que solía ofrecer y que, en ocasiones, todavía adapto, que versaba sobre estímulos emprendedores, las finalizaba con un imperativo que sorprendía y que generaba diversidad de opiniones. Tras describir diferentes elementos de valor sobre la emprendeduría aportaba el que para mí es uno de los elementos más determinantes: el fracaso, el error. Sigo creyendo que equivocarse es estimulante, considero que cada vez que he descubierto el amargo sabor de la quiebra he liquidado alguna barrera, sentimiento y, sobre todo, he superado mis propios miedos. Esa ponencia modelo terminaba con un “equivócate, pero equivócate cada vez mejor”.
En ese punto de compromiso con la superación personal y profesional se enfoca el perder el temor a intentarlo, a sumergirse en modelos de negocio inciertos y en la innovación permanente. Hay ecosistemas como Silicon Valley u otros donde la clave del éxito está siendo afrontar el error como patrón de crecimiento. Allí se dice algo así como “Fail Fast, fail often”. Equivócate pronto, equivócate mucho. Obviamente no estoy haciendo apología de la locura ni de que las cosas se puedan hacer sin una estrategia adecuada, estoy diciendo que se debe buscar el placer de procurar que algo es posible y que durante el trayecto será apasionante perseguirlo. Yo defiendo el “errar hasta acertar” lo que para mí es la clave de la innovación en los proyectos digitales.

Leí en un artículo reciente publicado en La Vanguardia y que difería de otros que se suelen enumerar en los “news” de Los Ángeles que lo más energéticamente capaz de mover a un emprendedor es la pasión y que precisamente esa pasión es el antídoto ante la parálisis que produce el fracaso a fin de volverse a levantar y activar los muelles que te levantan del sofá social una vez más:

¿Y cual es el combustible que más vamos a necesitar en este largo viaje de la prueba y error? Sin duda, la pasión. Pasión para probar nuevos modelos de negocio o nuevas estrategias. Pasión como la que tiene el fundador de Wikipedia por la educación, los de Google por compartir información y hacerla accesible, y Bill Gates por los ordenadores, por poner algunos ejemplos. Siendo ellos perfectos ejemplos de que no siempre se acierta a la primera.

Porque lo que se respira más en Silicon Valley y toda esta zona del norte de California, es sobre todo pasión. Por los diferentes trabajos, proyectos o ideas. O simplemente pasión por la formación. Sin duda, la Universidad de Stanford junto la Universidad de Berkeley, Silicon Valley y la Bay Area, forman un ecosistema único que fomenta, motiva y enaltece la emprendeduría, la iniciativa empresarial, el desarrollo de nuevos negocios y el riesgo profesional. Pero toda esta formación, facilidades y coworking no serviría de nada sin el principal de los ingredientes que es el que nos hace intentarlo cada mañana.

Pasión que por ejemplo se ve y se destila en cualquiera de los “elevator speech” en los que debes ser capaz de explicar tu idea de empresa o modelo de negocio en menos de un par de minutos que es lo que se supone que dura el trayecto en el ascensor, y convencer en ese mismo tiempo tus acompañantes para que participen en tu proyecto ya sea económica o profesionalmente.

Pasión es lo que mueve a miles de personas de todo el mundo a desplazarse a este lugar de EEUU para poner en marcha sus proyectos empresariales atraídos por la facilidad de encontrar talento, inversión y apoyos públicos y privados. Pasión por creer que con voluntad y esfuerzo, todo se puede hacer realidad.

Sobre el ímpetu por montar proyectos empresariales cada vez más innovadores la gente que no me conoce mucho me suelen preguntar aquello de “¿y si te sale mal?”. La percepción de empresario en esta sociedad muchas veces está ligada a la de alguien que únicamente busca su beneficio, y que, si esto no fuera algo negativo, representa que es capaz de hacerlo a cualquier precio y a costa de lo que sea. Obviamente habrá alguno, pero estereotipar a un colectivo es simple, sea quien sea el grupo afectado. La respuesta es sencilla: “si sale mal, disfrutaré el trayecto”.

Vivimos en la sociedad de “no lo intentes sino vas a lograrlo”. Para los bancos y profesionales afines, para el cuerpo social en general, los intentos no vales, el aprendizaje que se logra en el salto no es válido, lo que cuenta es conseguir el objetivo. Y no debería de ser así, sin tentativas no se puede saber si se logrará. No puedes saber si las cosas van a ir bien o mal.

Sabemos que van mal por un mero hecho darwiniano. Como nuestra sociedad está acomplejada, mínima, incapaz de enfrentarse a ese miedo a fracasar, la cantidad de gente que emprende es menor que en otros países. Cuanto menos intentos menos éxitos, cuanto menos éxitos menos competitividad. Es una regla de tres que asusta de lo simple que es. Uno de los caracteres de los emprendedores mejor expuestos es que siempre están en crisis. Aceptan esa condición como un elemento básico. Un tipo que se pone en marcha con un proyecto que aun no está consolidado, que se enfrenta a mil obstáculos y que además está obligado a superar sus miedos y los estereotipos de una sociedad drogodependiente, es alguien que acepta la crisis como su estado de ánimo y su ecosistema natural. No recuerdo un solo proyecto de emprendeduría en el que alguien del equipo societario inicial cobrase un solo euro desde el principio.

La crisis está tatuada en cualquier proyecto emprendedor y eso lo debería hacer fuerte y dinámico. Aceptar que el fracaso es una posibilidad evidente ayuda a entender el proceso de emprender. Montar negocios en este país es tóxico, especialmente para la clase dirigente. Les produce sarpullido. Prefieren las manadas sindicales bien estructuradas y controladas. Aquí todo el sistema gira alrededor de ajusticiar al emprendedor que fracasa y con ello se afianza el miedo al fracaso. Es el modo por el que se le quitan las ganas a los que pensaban ponerse al frente de algún proyecto. Para los que les haga zozobrar ese pánico, para los que el pavor a caer heridos en el intento de emprender les paralice, dejadme que os advierta que perderlo todo, una o dos veces es algo muy nutritivo. Yo he pasado por ello.

Aunque suene a locura, os aseguro que arruinarse es algo maravilloso. Enseña una barbaridad. Un emprendedor fracasado es un cadáver económico con un reto ante si de incalculable valor por estar obligado a poner en marcha toda la maquinaria de supervivencia, ese talento latente que no nos enseña nadie a activar.

Yo he fracasado más de una vez y me he levantado. Eso puedo decirlo con la voz bien alta pues para mí es algo consustancial al éxito que debiera llegar tarde o temprano. Y si no llega, da igual, lo divertido fue intentarlo. En estos tiempos complejos, lo sofisticado y la adición de voluntades proporciona energía. Recordad que la clase dirigente no quiere que nos reconozcamos entre nosotros. Si entre los emprendedores hubiera la opción de reconocernos, si entre los autónomos se generase un modelo organizativo eficiente, otro gallo cantaría.

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Marc Vidal Marc Vidal

'Aún estás a tiempo', en ABC

Mi columna en el diario ABC de esta semana se titula “aún estás a tiempo” (pdf), y pretende servir como aviso a quienes creen que van a lograr algo con una represión inservible en tiempos de tecnologías sociales, de mezquina ocultación de la realidad que no es más que una denuncia en si misma y de trucaje de los papeles de la sociedad que suponen la rotura del modelo. Tengo claro que la economía y sus derivas motivarán el cambio, un tremendo y justo agujero se cierne bajo los pies de los que se creen intocables.
El debate no es si la policia es agresiva o los manifestantes violentos, el asunto es que todo se ha roto definitivamente, que el camino de retorno está desmantelado y que ahora, mejor que nunca, tenemos una oportunidad de retorcer la realidad, haciéndolo cada uno como mejor sepa.

A continuación, el texto completo de la columna, junto con los enlaces que no puedo poner en la versión papel:

En una puerta de embarque te da tiempo de escuchar. Esperas que te trituren la tarjeta de acceso y puedes comparar las conversaciones cercanas. Ya no son sobre “que vas a hacer este finde” pasando a un “¿ha encontrado trabajo tu hermano?”. Durante tiempo circuló la idea que la economía real era independiente de las grandes decisiones financieras. Se quiso creer que una situación de crisis macroeconómica no tenía afectaría los bolsillos de los ciudadanos dramáticamente. El personal moreno de crucero vendía su alma por un Clase C mientras se cebaba en restaurantes de lujo a la vez que los telediarios escupían las primeras cifras de espanto. ¿Era cierto pues ese desequilibrio entre la macroeconomía y la economía real? La respuesta fue plomiza: no, y eso es la buena noticia.

Confio en la crisis pasada y la depresión económica actual como el catalizador de un nuevo futuro. Tim Harford dijo que nada mueve con mayor virulencia los sistemas. “En los años 70 el fútbol británico discriminaba claramente a los jugadores negros. Eran menos y cobraban poco. Pero los clubes que disponían de plantillas con jugadores negros gastaban menos y sus resultados eran similares en muchos casos. Esta regla económica, es preferible reducir costos siempre que se mantengan resultados, se convirtió en el mayor elemento de cambio social en materia de discriminación racial de cuantas se dispusieron en Inglaterra. Ninguna normativa o ley ayudó tanto a acabar con la discriminación como ese hecho deportivo y económico”. En Europa muchos se resisten en aceptar que vivimos tiempos de redes, de comunidades inteligentes, de empoderamiento ciudadano, de capacitación compartida y de transformación transversal del propio sistema, un sistema que se vino abajo hace tres años. No hay planos del destrozo, no hay reglas para repararlo. La modernidad y la tecnología al servicio del conocimiento traerá consigo mejores tiempos, estoy seguro. Por suerte, que el planeta vaya mutando hacia un escenario más horizontal, justo y conectadadamente solidario no depende de las estructuras del pasado, depende de, entre otros, de los que cada día emprendedemos una empresa, un proyecto, una vida, y lo hacemos con las manos en nuestro propio volante, lejos de autoescuelas, subsidios, de cloroformo en vena o de la dependencia de tanta mediocridad insitucionlizada y alejada de la realidad.

Y, como muchos lo habéis pedido esta semana, os enlazo aquí el video de un curioso almuerzo que tuve en 2008 junto a insignes periodistas, blogueros y amigos. La invitada de honor era una diputada socialista de por aquel entonces: Lourdes Muñoz. Las imágenes relatan los últimos minutos de una discusión acalorada que fue subiendo de tono a medida que nadie reaccionaba, nadie se inmutaba y la comilona se mantenía. Lo peor no era eso, lo que recuerdo con claridad es aquella especie de “tranquilízate, no es para tanto” que me repitieron. Hasta hace bien poco, cuatro años después aun me lo seguían diciendo: “tranquilízate, no es para tanto”. El título del video no lo puse yo, a alguien le pareció curioso que para terminar el debate la política acabara diciendo que yo parecía un político por que no dejaba hablar. Aparece la palabra “indignado“.

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Marc Vidal Marc Vidal

Hipersociedad en la moda

Mañana daré un conferencia sobre como la inteligencia global, la experiencia compartida y otros elementos derivados del uso transversal y focalizado en las tecnologías del conocimiento en tiempos de hipersociedad han transformado modelos de negocio, de organización y de dirección empresarial. En concreto lo haré durante las Jornadas de Inmersión del Sector de la Moda que se han inaugurado hoy mismo. Tengo claro que Tueddy, una de nuestras últimas propuestas y que a mediados de octubre será una realidad en abierto, es parte sustancial de este nuevo concepto. Hablar de economía digital hoy en día es hablar de mucho más que ecommerce o de modelos verticales de venta online. Hablamos de aplicaciones inteligentes capaz de conceder factores de localización de gustos, afinidades y acciones de respuesta sofisticada. No es tanto decir que algo te gustará porque tus amigos, cuando seleccionan algo parecido suelen elegir otra cosa determinada. Hablamos de mucho más, hablamos de 81 factores diferenciados que intervienen en múltiples variables hasta otorgar un margen de fiabilidad absoluto. Tueddy ya ha seleccionado a las ganadoras (son todas chicas) que recorreran el mundo en búsca de diseñadores y marcas escondidas o muy analógicas. Como si una especie de Google View se tratara, nuestras TueddyTrippers van, si eres un diseñador o marca de moda, a localizarte estés donde estés.

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