El proyecto GoKey recauda más de un millón de dólares

Muchos son los proyectos que vemos cada día. Muchos son verdaderos ingenios y otros son sencillamente soluciones simples a problemas cotidianos. La diferencia entre lograr como financiar una producción o no radica en como lo explicas, que explicas y desde donde lo explicas. El caso de GoKey es la sublimación de los tres elementos y lo demuestra que en un tiempo limitado ha logrado a través del ‘crowdfunding’ más de un millón de dólares para su fabricación y comercialización. Os aconsejo que lo reviséis en la forma pues es una buena manera de plantear el interés sobre su startup. En concreto GoKey ha superado en 2,806% los 40.000 dólares que buscaban.
Normalmente cuando uno sale de casa lleva en el bolsillo al menos dos cosas: las llaves, y el móvil. Y como el primero de esos elementos no es especialmente tecnológico, hay unos emprendedores que han decidido aportar una solución a ese problema. La GoKey es un llavero, una batería auxiliar, una llave de memoria y un localizador en caso de pérdida. No hay más y precisamente eso lo hace perfecto.

Sus creadores han logrado multiplicar por varias decenas el objetivo de financiación colectiva que se habían propuesto logrando algo que me parece magnífico: desarrollar nuevas funcionalidades mientras estás en la fase de creación del producto todavía. Estas son la localización por GPS del llavero, el uso del estándar USB 3.0 en lugar de la idea inicial de optar por USB 2.0 y la de que el llavero actúe como un mando remoto para la cámara de fotos, la reproducción musical o las presentaciones de empresa. Una especie de sucedáneo domótico donde ni tan siquiera había un plan para ello.

GOkey ha tenido un éxito arrollador en Indiegogo, al precio de 59, 69 o 79 dólares para las versiones con 8, 16 o 32 GB respectivamente. La fecha estimada para el envío de las primeras unidades es a principios de 2015.

A veces hay ideas y proyectos que cuando te las presentan ya ves que van a romper todas las métricas o previsiones. El caso de GoKey fue uno de ellos. Un dispositivo que te permite solucionar en un solo punto varios temas cotidianos pero que, a diferencia de miles de ideas que se perdieron en plataformas de recaudación colectiva o en despachos de algún Business Angel, de esta propuesta hay mucho que aprender. Si tienes algo que crear, mostrar y desarrollar, puedes empezar por estudiar como lo lograron los de GoKey.

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Uber se prepara para el transporte instantáneo

Uber está a punto de cerrar una ronda de financiación que valoraría la compañía en más de 35.000 millones de dólares. En concreto T. Rowe Price Group Inc. estaría a punto de ser el nuevo inversor que se sumaría a la todo poderosa Fidelity Investments según informa Bloomberg. Y la verdad es que si Uber completa este volumen de financiación y su valoración llegase a doblar la actual, remitida a la ronda que cerraron en junio, sería un nuevo récord mediante una ronda de inversión directa. El club de los once dígitos lo componen ‘maquinarias’ como la de Airbnb o Dropbox.
La idea de Uber es utilizar esta ingente liquidez para conquistar el mundo. La expansión internacional de esta empresa fundada hace cinco años ya ocupa 220 ciudades del planeta y su idea es llegar a un millar en breve. A pesar de los obstáculos regulatorios, sus políticas de privacidad y de los problemas sobre el método de comisionar a los conductores, Uber parece imparable debido a la lógica de los tiempos sobre los que ya hemos comentado alguna cosa aquí.

Sin embargo la amenaza a lo establecido no gira entorno a esa capacidad financiera o, ni tan siquiera, a su disruptiva manera de entender la expansión del negocio. El punto de inflexión está en manos de otras grandes compañías que tarde o temprano verán sinergias y de un modelo de transporte que ya han empezado a explorar.

Si Uber traslada personas de punto a punto bajo demanda concreta basada en una aplicación móvil, ¿por qué no puede también transportar cosas? La amenaza se extiende también a los transportistas y ésta ya no sólo viene por parte de Amazon, sino también de Uber.

Digamos que tenemos la cara del disco puesta al revés y algunos creen que es la canción seleccionada. Mientras unos se preocupan de cómo salvar su mundo y su negocio cimentado en modelos anteriores a la existencia de Internet, los teléfonos móviles o la gestión de datos compartida, otros van tomando posiciones. Al final, como en todo, la cosa dependerá de lo rápido que reacciones.

Los taxistas no deben temer a Uber, por lo menos no sólo a él. Deben asustarse, según su manera de ver esto del progreso, una asociación entre Uber y Google, entre Uber y Amazon, entre Uber y Robotics, entre cualquier empresa que aspire a modular el futuro inmediato mediante la tecnología a nuestro alcance y la reducción de fricción económica de los procesos.

Uber ya reparte comida y mercancías. Quien considere que Uber sólo está pensando en transportar personas y hacerlo mediante chóferes humanos es que no ve mucho más allá de lo inmediato. Con UberRush ya están entregando paquetes aprovechando el echo de que es lo mismo técnicamente llevar a una persona que a un objeto mediante la cita previa y automática que facilita su App.

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¿Tienes algo que hacer enviar a alguien? En la aplicación de Uber puedes pulsar ‘rush’ y un conductor, incluso un ciclista, lo recogerá y lo entregará a su destino. Como siempre a un precio inferior al mercado tradicional que requiere de mil sedes, almacenes, papeleos, trabajadores contratados, un tiempo de entrega menor y una ‘user experience’ inmejorable para el cliente pues ordena y paga desde el propio dispositivo móvil.

En este punto, Uber ni piensa en los taxistas. De hecho creo que los utiliza y los valora positivamente, pues en ellos ve su futura flota comercial. A quien realmente le tiene ganas es a Amazon, que ya se la ve venir y por eso insiste en eso de poner el Amazon Prime como punta de lanza de su plan logístico y la apuesta por los taxis tradicionales como apoyo a su despliegue de entregas urgentes.

Y es ahí donde aparece Google. Si alguien le tiene ganas a Amazon es Google, porque el gigante de Mountain View sabe que su mayor rival es éste. Obviamente con el permiso de Alibaba.

El futuro más cercano será muy distinto al actual. Los actores del transporte, de la entrega y de los modelos de movilidad cambiarán para no volver a ser lo anterior nunca más. Es cuestión de tiempo que Uber, Google y alguna empresa robótica establezcan un protocolo de colaboración. No es más que eso, poner en común los avances que cada uno está llevando a cabo.

El futuro más o menos será así. Uber y Google llegarán a un acuerdo por el cual el primero proporcionará los datos necesarios para que Google interprete en su todopoderoso GoogleMaps donde es preciso y donde no tener más coches automáticos listos para un servicio. Es decir, Uber tendrá la capacidad para interpretar las zonas de mayor demanda de transporte humano o de objetos y a que horas del día. Así mismo, Google, proporcionará un vehículo automático sin chófer tremendamente próximo al demandante vía App. Tarifa precalculada, algoritmos decidiendo la vía más rápida y eficiente y seguimiento visual de la propia entrega desde tu sofá. El resultado será el transporte instantáneo visto a tiempo real y tremendamente económico al no precisar conductor. El servicio logístico perfecto.

Por cierto, en esto que acabo de describir nos hemos ventilado un buen número de puestos de trabajo y varias leyes restrictivas actuales. Pero bueno, ya sabemos que en eso del progreso la humanidad ha visto muros más altos y los saltó. Coches automáticos en pruebas vinculantes el año que viene circularán por Londres y algo que ahora nos recuerda a la ciencia ficción en diez años será tan normal como ver a la gente haciendo skype por la calle. Algo impensable hace doce años básicamente porque no existía.

Imagina otro escenario. Un Uber utilizando datos, mapas y criterios sofisticados para decidir incluir en un trayecto a un nuevo ocupante que puede incluirse en el anterior. ¿Resultado? Mayor eficiencia y menor coste para todos, incluido el cliente inicial. Un vehículo circulando en mundo virtuales que ya experimenta Google. Me refiero no a un coche basado en GPS e interpretación de mapas, sino un vehículo capaz de ‘dibujar’ un mundo tal y como es y rectificar el modelo tridimensional que existía en su base de datos si eso ha cambiado. Imagina cual es el papel de los miles de vehículos de Uber. Una flota de correctores tridimensionales en un mundo cada vez más representado en lo virtual y próximo a lo real.

Sobre estas sinergias y combates comerciales, la economía tradicional tiene todas las de perder se pongan como se pongan los gobiernos de turno. Pero también se ponga como se ponga cualquiera, lo mejor es identificar el color del cielo cuando nace un día y no cuando muere el anterior. Lo que se precisa es líderes capaces de preparar nuestra sociedad a un modelo tremendamente distinto y con una gran presión laboral que se va a ir reduciendo. No es sólo esto. Es mucho más, pero este ejemplo es significativo.

La inversión que recibirá Uber, no hace más que confirmarlo. ¿Alguien cree que esos fondos están pensando que Uber, Google, Amazon y otros no van a lograr liderar el futuro? Pues eso, ¿tú que estás pensando hacer? Transfórmate o te transformarán.

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Tanto lío para volver a la casilla de salida

Les va a costar, pero al final caerán la mayoría. Se darán cuenta de que la protección en tiempos digitales y distribuidos no es más que una quimera que suele confrontarse con tus propias miserias. La prensa adscrita a los regímenes de turno, ya sea en España, Alemania o Venezuela se dará cuenta tarde o temprano que limitar los accesos vía enlace a sus contenidos es suicida.
El primero en rectificar ha sido el todo poderoso grupo editorial alemán Axel Springer el cual volverá a incorporar el agregador de noticias Google News. Han tenido que aceptar el coste que les estaba suponiendo. Alrededor de un 80% menos de visitas desde que se puso en marcha tan ilógica norma.

Hace menos de un mes que dos centenares de medios alemanes abandonaron el flujo de visitas que les proporcionaba Google News en base a un retorcido principio de que Google se aprovechaba del contenido de ellos al ganar con la publicidad asociada a la búsqueda de una noticia. Pero en ese análisis siempre se dejaban de lado algo que a todas luces parecía lógico también: Google les proporcionaba innumerables visitas, las cuales, ellos, también rentabilizaban. Parece claramente un ‘win-win’ que, tras romperlo unilateralmente, el grupo editorial de, entre otros, la cabecera Bild, han asumido su error.

De hecho Bild ha reconocido la pérdida del 40% del tráfico en su web en apenas dos semanas. Guardando las diferencias con España, aunque según como se mire, Alemania aprobó en 2013 una ley por la que reconocía que los editores del país debían recibir una compensación por aparecer en el agregador de noticias de Google. Esa compensación acabo siendo una especie de exigencia cuantificada en un 11% de los beneficios del gigante de Mountain View. Obviamente éste dijo que se estaba mirando sólo una cara de la tostada y que en las dos había mermelada.

Para demostrarlo Google tomó medidas. Entre ellas modificó como salían las noticias y a quienes afectaba. Si tenían que pagar por mostrar enlaces, decidieron no mostrarlos igual. Limitaron el contenido mostrado, donde ya no aparecerían las primeras líneas de los artículos ni sus imágenes, que es lo que provoca la atención del lector y estimula el engagement. Por si fuera poco, les invitaba a abandonar el sistema que utiliza Google News a los que les pareciera mal. Los que lo hicieron deben estar contemplando corregir su decisión antes de que sea demasiado tarde.

Mientras La revista The New Yorker pone su archivo online disponible de forma gratuita otros limitan incluso los enlaces que puedes ‘regalarles’. Estamos acostumbrados, por lo que no nos asombra, a ver como desde los espacios de decisión política se intenta narcotizar a la sociedad cada vez que esta toma las riendas de su propia existencia. Además como son lentos de narices, como eso del progreso les pilla lejos, no suelen actuar hasta que las cosas ruedan y les rozan. Ahora toca, ante la incredulidad de medio planeta, atender de nuevo a los grupos de presión frente a la lógica de los tiempos que vivimos y vienen.

En España le llamaron ‘la tasa Google’. Que ‘cool’ que queda un mandato tan fuera de su tiempo. Estoy seguro que pronto deberán buscarle otro nombre porque si no se modifica, en breve, lo sucedido en Alemania sucederá también en nuestro país. Cuando hablamos de todo este asunto en algunos foros o medios a los que asisto en Dublín o en otros lugares parecidos, la sorpresa es mayúscula. Esto va de lo de siempre, de proteger intereses que ya no pertenecen a la lógica de los sistemas que vivimos o de los modelos de creación actuales. Cada uno va decidiendo en que barro desea hundirse. Sin embargo, como en todo, el peso de lo inevitable acaba cayendo sobre todo y sobre todos. Por eso, como en otras épocas, podemos estar tranquilos. Tenemos poco, pero aun tenemos tiempo.

 

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Las amenazas al negocio de Google

En principio, Amazon y Google no tienen mucho que ver. Por lo menos es lo que aparentaban hasta hace bien poco. Pero esa percepción está cambiando y lo hace de manera rápida. Si como empresas tienen estructuras de negocio bien distintas, hay elementos de las mismas que convergen. En concreto Amazon Prime y Google Express podrían solaparse en algunos aspectos. No son el mismo servicio, cierto, pero sus similitudes aumentan y sus diferencias se reducen.
Es evidente que en esto de los negocios tecnológicos, la competencia es algo líquido, para nada estático y que, a pesar de que tu teórico competidor no hace nada que te afecte, en realidad si lo hace. No es diáfano el campo de batalla, es complejo, sofisticado y tremendamente permeable. Es la nueva economía y sus duras reglas.

Cuando pensamos en los competidores de Amazon nos viene a la cabeza un tipo de empresa donde no suele aparecer el gigante de Mountain View. Al pensar en Google, aparecen gigantes tecnológicos más vinculados tecnológicamente a desarrollos que a otra cosa. Google y Amazon no son rivales en esencia. Google está en el negocio de la venta de anuncios, Amazon en el negocio de la entrega de bienes.

Pero esto está cambiando últimamente. Ambas empresas se han tocado en la curva. Resulta que Google se está metiendo en el mercado de los bienes a la carta. De hecho puso en marcha un modelo de entrega que garantiza que un cliente de su Google Shopping Express pueda recibir su compra durante el mismo día en que la hizo. Esto sucede en el área de Manhattan y en el oeste de Los Ángeles. Además, Google ya garantizó que a estas áreas se sumarían en breve Chicago, Boston, y Washington. El naming elegido para este proyecto a partir de ahora ya es oficialmente Google Express.

A la vez que Google explora el mercado de la logística, Amazon, como vimos ayer, aprieta el acelerador en los beneficios del servicio tecnológico donde sólo había productos. Amazon Premium ya incluye música ilimitada y streaming de vídeo a partir de colecciones de Amazon Kindle.

Lo más interesante a mi modo de ver es como van a definir los espacios de competencia cada uno de ellos sin repetir al contrario. Es decir, si estamos hablando de dos de las empresas más destacadas del planeta en esta revolución sin precedentes, probablemente será apasionante ver como se adaptan, generan un mercado y solucionan expectativas.

Por ejemplo, Google no va a tener sus propios almacenes masivos como si tiene Amazon, pero en cambio trabaja ya con los comerciantes locales de un modo directo para recoger y entregar mercancías a los clientes. Ha convertido los comercios vinculados a Google Express en ‘hubs’ logísticos descentralizados gracias a una gestión tecnológica masiva. Recordemos que Amazon se está esforzando en crear una red de entrega y recogida similar. El propio Eric Schmidt dijo que ‘mucha gente piensa que nuestra principal competencia es Bing o Yahoo, pero en realidad, nuestro mayor competidor de búsqueda es Amazon’.

Es habitual pensar que Amazon no es un buscador, de hecho no lo es, pero si estás buscando algo ‘para comprar’ el flujo racional y tecnológicamente cada vez más habitual es irte a Amazon directamente. Es una búsqueda sin ruido y mucho más centrada en lo que deseas. Es como buscar en Twitter el impacto a tiempo real de una noticia que Google News aun no puede entregar. No hay imperios eternos que decía el emperador.

La vertiente comercial del algoritmo de Amazon lo convierte en si mismo en un buscador, pero, realmente eso lo hacen en algo muchísimo más peligroso para Google. Es un incalculable depósito de datos sobre gustos y búsquedas comerciales. Además, para Google, el problema picha especialmente en su ‘core business’. Cada vez que alguien busca un producto en Amazon en lugar de Google, el gigante de las búsquedas pierde la oportunidad de servir anuncios junto a los resultados de búsqueda. Algo que cada vez más pasa en otros escenarios. Te vas directamente a Kayak, para reservas de líneas aéreas, a Airbnb para alquileres a corto plazo, y a Yelp para obtener información de un restaurante. Cada una de estas búsquedas es un usuario, un cliente, menos que Google puede utilizar para servirle anuncios focalizados.

Google podría convertirse a medio plazo en el intermediario de todo o de nada. Una investigación realizada por el grupo Forrester explicaba que el año pasado casi un tercio de las personas que buscan comprar algo buscaron directamente en Amazon sin pasar por Google y esa cantidad era el doble que en el año anterior. Parece evidente que estamos en la antesala de una batalla muy interesante. Tal vez, el negocio de Amazon aun no ha sido detectado en su complejidad.

Amazon es el mayor competidor de búsqueda de Google, por lo tanto es su mayor competidor como decía Schmidt, puesto que Google vive de las búsquedas y estas se están traspasando al gigante del comercio electrónico. Un enorme desafío en el firmamento de la economía digital que va a trastocarlo todo. Si ademas a esto, Google, le suma que Facebook es sin duda su mayor competidor en términos de publicidad móvil, la cosa se va a poner muy interesante en eso de ganar dinero a base de clics.

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La verdadera 'recuperación' es asunto de todos

Sabemos que se crean más empresas, pero que se hacen con menos capital. Aunque hablo de España, es algo que se repite en algunos de países de nuestro entorno. Obviamente el primer elemento a tener en cuenta es que no hay financiación, por lo menos no la que nos prometieron cuando dijeron que ‘todos los sacrificios de la banca por sanearse repercutirán en una apertura del grifo’.
De momento, lo único que sabemos es que en términos generales es que ‘el grifo’ sigue goteando y para nada ha aparecido el chorro y lo que va trascendiendo sobre los motivos de la denostada mala salud (anterior) del sistema es pura basura. La recuperada buena salud (que pagaremos todos) resulta que no acaba de trasmitirse donde es urgente que se traslade. O se estimula la financiación o será imposible tratar ‘face to face‘ contra los competidores asiáticos, americanos y, pronto, africanos.

Es muy preocupante, utilizando datos nacionales, que sean 170 millones de euros menos invertidos en la creación de empresas según el informe de Axesor. El mismo estudio asegura que en los 30 días del mes anterior, se necesitaron 263 millones para poner en marcha 6.147 empresas, mientras que el promedio anual en esta partida es de 531,4 millones. La anunciada ‘recuperación’ no llegará si las empresas no tienen capital para invertir por muchas que se funden. Hablamos de la gasolina para competir, para investigar, para crear compañías de la nueva era que nos ha tocado vivir.

¿Dónde está la explicación? En tres campos. Uno bueno y dos malos. El bueno es que a medida que pasa el tiempo, la economía digital permite fundar empresas, startups, modelos de negocio que requieren menor capital inicial y mucho de talento, dedicación y métricas que luego pueden lograr inversión. A esto, sin embargo, habría también que sacarle punta pues, mientras que en Israel, Estados Unidos, Irlanda, Eslovenia, Chile, Corea, Nigeria, Sudáfrica, Reino Unido, Polonia, Rumania, Canadá y dos docenas de países más que se están comiendo el pastel del futuro inminente, a pesar de generar empresas de esta índole, la capitalización inicial supera año con año al anterior.

Pedir que la Nueva Economía, la sociedad del conocimiento, la empresa tecnológica y el cambio de modelo en el crecimiento de un país se apoye en compañías sin dinero, sin financiación y sin capacidad para lograrlo, a expensas de que todo dios se dedique a poner horas y talento, es mucho pedir. Competir en este nuevo escenario requiere de talento, de una buena formación, de políticas dirigidas a estimularlo, de implicación, de liderazgo ejecutivo y, sobretodo, de dinero. Mucho dinero.

En eso de conquistar el futuro deben jugar todos. La lástima es que unos están preocupados en sus cosas pequeñas, en sus líos de juguete que dan lástima y otros en las grandes epopeyas que no sabemos a que responden visto lo visto. En eso de ser competitivos y tener empresas que sepan trasladar a riqueza cuanto crean y exploten, a ser líderes en impresión 3D, en conducción automatizada, en big-data, en gestión de la realidad virtual, en robotización de sistemas y procesos o en cualquier paisaje similar, hay que implicarse.

Políticos, que deben consultar a los que saben de esto, en cómo diseñar políticas a largo plazo capaces de reconducir este desastre mayúsculo y dejarse de dar porciones de un pastel infecto a grupos de presión con ‘cánones’ que son totalmente ilógicos.

Banqueros, que deben hacer un ejercicio sano de aceptar que son culpables en gran medida de haber dispuesto un crédito barato y soez durante años para que todo se aguantara en ladrillos de mentira. Que deben ser capaces de invertir y permitir la inversión para cambiarlo todo. Que no sirve que una entidad (y son varias) que obtienen beneficios netos de miles de millones de euros al trimestre, dediquen 10 de ellos a un fondo de inversión tecnológico. Que eso no es justo ni válido, de hecho no es nada en sí mismo. Y no pido que inviertan, cómo mínimo que concedan crédito. Sería suficiente.

De la sociedad ‘emprendedora’, que no puede ser que tras el desastre vivido, de la bola de estiércol que nos pasó por encima a todos, aun considere que el mejor proyecto empresarial que se puede montar es el inmobiliario. Una cuarta parte del capital invertido en la creación de nuevas empresas en España se ha destinado a la industria inmobiliaria. Has leído bien, 61 millones en un mes para nuevas sociedades vinculadas a la ‘recuperación’ del modelo, no a la ‘renovación’ del mismo.

Lo más grave no es el dinero aportado a la industria inmobiliaria, lo duro es ver que ese sector invierte como dios manda. El 23% del capital aportado a nuevas empresas representa sólo el 8% del total de éstas. De nuevo, el dinero, busca ‘lo seguro’ olvidando que la seguridad es algo más complejo. Se trata de construir algo de valor, un ecosistema en una economía cambiante, tecnológica y competitiva que en muchos lugares se está creando con valentía y decisión y en otros se está dejando al lento modelo de la inercia que el voluntarismo de algunos proporciona. Si esperamos conquistar el futuro, el de nuestros hijos, el de nosotros mismos atendiendo a la velocidad de todo, es preciso que todos lo quieran hacer.

Todavía queda algo de tiempo. La gran oportunidad de despertar de un letargo de fango y tocho depende de políticos, de la prensa, de los bancos y, por supuesto de la propia sociedad. Despertar una economía que no fabricaba nada. Que basaba la riqueza en el hecho comparativo sobre plano atendiendo a un valor especulativo del ‘los pisos no bajan jamás’, de la acumulación de apartamentos y casitas con sueldos duplicados a horas extras. A tiempo estamos de sonrojarnos de nuevo por haber considerado que una hipoteca a 75 años era una gran inversión. Quedan minutos para darle la vuelta al camino que parece que vuelve a iniciarse. Minutos para tomar otro tren pues en el que parece que vamos resulta ser que es de vuelta y ya no de ida. De vuelta al pasado en lugar de ida al futuro. Estamos a tiempo, pero depende de todos.

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Amazon, ¿verdugo reconvertido en salvador?

Desde que el mandamás de Amazon, Jeff Bezos, comprara The Washington Post las opiniones sobre lo que escondía la operación han sido muchas. Desde que era una buena noticia que uno de los emprendedores de mayor éxito del mundo digital decidiera darle una vuelco al modelo de negocio de la comunicación escrita, hasta los que consideraron esa compra como una usurpación a los aristócratas del sector.
La verdad es que mucho falta por saber y tiempo deberá pasar para que entendemos el verdadero objetivo o, como mínimo, resultado de esa entrada que se anunció con fuegos artificiales en su día. Lo que sabemos ahora, seguramente sin ninguna relación, es que Amazon intenta enlazar un modelo de entrega de la prensa analógica con la de sus productos físicos. El equilibrio entre logística e inmediatez es el gran plan de Bezos.

Amazon anunció de que los clientes de Amazon en el Reino Unido podrán obtener sus pedidos al mismo tiempo que los periódicos de la mañana. La idea es hacer más sostenible el modelo de entregas. Amazon ha gastado un dineral en su impresionante red de distribución en Estados Unidos y, de hecho, es lo que está detrás de los resultados negativos de sus balances. Tal vez por ello la estrategia en el Reino Unido pasa por conectar la logística que entrega los periódicos cada día con la de sus envíos.

Connect Group es la empresa que hace esas entregas. Un sofisticado y perfectamente engrasado sistema que ahora hará las entregas a primera hora de la mañana para Amazon. Al mismo que ofrece prensa diaria también hará otra por la tarde. Casi cuarenta millones de periódicos a la semana entregados en más de 30.000 clientes repartidos en supermercados, minoristas y gasolineras. Ese es un modelo que vincula lo que viene con lo que ya estaba.

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El sistema que Amazon en el Reino Unido está ya probando en más de 5.000 lugares dispondrá de miles de puntos de entrega. Algo que convierte cualquier tienda familiar en un potencial punto de recogida. De hecho pretenden que los clientes reciban un código enviado por correo electrónico para que puedan pasar por la tienda más cercana a recoger su paquete. Cada tienda percibirá un porcentaje de la venta por materializar esta transacción.

Me da la impresión que Amazon puede convertirse en un estímulo para miles de negocios que ahora mismo tocan la línea de meta. Un final garantizado para quioscos y tiendas de barrio que ven cómo su negocio se va adelgazando irremediablemente. Las ventas online crecen y las físicas se estancan. Los medios de comunicación ya no se compran en papel pues se consumen digitalmente. ¿Qué papel jugarán esos espacios?

Sería una gran noticia que el verdugo se convirtiera en salvador. Que aquellos que lideran el proceso de cambio entre un mundo analógico que desespera y otro digital que crece fueran también los que interpretaran un nuevo papel para éstos. Tiendas, quioscos y espacios locales que ven caer su facturación ofreciendo un servicio cuya cadena de valor es ineficiente, pasando a convertirse en puntos de recogida masiva de las ventas de mucho más que simplemente Amazon. A parte de ingresos extra tendrán también un ‘tráfico’ adicional de potenciales clientes por sus locales.

Me imagino a muchos comercios electrónicos seleccionando puntos de entrega más allá de la oficina de correos de turno o la del transportista ocasional. Imagino comunicarle a un comprador que su producto estará en dos días a veinte metros de su casa. Está por ver que nivel de mejora ofrece y cuanto reduce los costes, el verdadero punto de interés al final de todo.

Amazon lleva tiempo marcando el ritmo. A pesar de sus descomunales pérdidas, es una de esas empresas que marcarán la historia. El objetivo es revolucionar un modelo comercial. Lo intentarán con el transporte automatizado, lo establecen con el género de sus transacciones y lo lograrán con el gran reto de hacer entregas en el mismo día de haber recibido la compra. Evolucionar el modelo y hacerlo masivamente en todo el planeta no es gratis. Mucho deberán perder todavía y mucho deberán aguantar los inversores de este gigante, verdadero rival de Google en el patrón de consumo digital.

Las ventas de Amazon llegaron a 20.580 millones de dólares en el tercer trimestre, frente a los 17.090 millones de euros del mismo periodo del año anterior. Cifras espectaculares que sin embargo todavía la mantienen en pérdidas. La compañía anunció números rojos por valor de 427 millones de dólares en el tercer trimestre de 2014, frente a los 41 millones en el mismo periodo del año anterior. Es decir, están apretando en algo que tiene que ver más con la inversión en nuevos modelos y de momento no logran equilibrarlo.

El riesgo radica en saber si las empresas que se lanzan a la conquista del futuro tienen todo el margen del mundo o el mundo en el que se financian, los mercados, van a estar siempre poniendo buena cara a todo esto. Si en algún momento los inversores le dan la espalda a tanta dedicación por el futuro a medio plazo de la compañía, ésta podría estar en serios problemas. Quienes mostraron que el mundo del libro debía reinventarse al lanzar el Kindle, ahora nos dicen que, si esperamos, nos reinventarán la logística.

Es una buena noticia que Amazon puediera estar ofreciendo un modelo sostenible a miles de negocios locales que verán en esta oferta logística una escapatoria ante un futuro que cada vez deja menos espacio a lo analógico y a las cadenas de valor repletas de intermediarios. Tal vez, pero el futuro no es gratis, conquistarlo menos. Explorar está bien, es estimulante, pero es preciso ofrecer rentabilidad a quien te financia el viaje. Sobretodo si tenemos en cuenta que el tiempo de ‘los envíos’ podría estar amenazado por la impresión 3D, por poner sólo un ejemplo. Aquí nadie tiene el modelo asegurado ni en propiedad.

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Cuanto antes aceptemos esta revolución antes lograremos disfrutarla

Hay sectores que son más sensibles a los cambios o los perciben con mayor intensidad. El mundo de la comunicación, por el mero hecho de ser tecnológicamente proclive a adaptarlos y así corresponder con el universo cambiante de sus clientes, se convierte muchas veces en la antesala de los cambios más interesantes en el futuro inmediato.
Hoy sabemos que Google amenazó con desindexar en sus búsquedas a diversos medios de comunicación alemanes que, por vía legislativa, exigen al gigante americano pagar por los contenidos indexados que el primero posea de los segundos. De hecho lo que hace Google es dar un paso atrás ante una incomprensible normativa, atendiendo a los tiempos y al formato de lo que hablamos, y decidir darle la vuelta al asunto.

Ahora Google genera casi medio millón de páginas vistas en esos medios gracias a que los alemanes acceden a la información previa búsqueda. Los enlaces que se generan proporcionan beneficios con toda seguridad. De hecho, Google cifra que esos 500.000 accesos a páginas de noticias alemanas proporciona entre 12 y 16 céntimos de euro.

Lo cojas por donde lo cojas cuesta entender la lógica de la normativa atendiendo a un universo con la cadena de valor tradicional distorsionada por los bits. A partir de ahora Google solo mostrará el títulos y el enlace. Ya no sumara ni imágenes ni contenido. La deconstrucción de procesos se instaló ya en nuestro modelo productivo y de gestión. Nuevos se van creando y nuevos son los modelos que los ejecutan. Ya nada es tan claro como diferenciar entre generador de contenido, soporte donde publicarlo, consumidor, intermediario, gestor de acceso, interpretador de titulares, opinador, establecimiento de flujos de lectores, estimulador de plataformas que redirigen el tráfico, etc. Si en apenas unas décadas todo el plan de gestión de una empresa era el de tener claro cada día lo que le tocaba a todo el mundo hacer, eso ha cambiado radicalmente.

En esta guerra, que podría reproducirse en otros países como España donde tenemos normativas del siglo XIX aprobadas en el XXI, Google avisa que está dispuesta aceptar la petición individual de cada uno de estos medios para que sus contenidos sean indexados al completo de forma gratuita. La verdad es que no admitir el beneficio que le da a los medios de comunicación este tipo de accesos es surrealista.

Y en esa guerra estamos. Tiene que ver con la aceptación de nuevas reglas basadas en un innumerable volumen de nuevas herramientas, un universo que casi hace ridículo mantener ‘por que si’ las aduanas del pasado. Si queremos preservar las hectáreas de conocimiento, razonamiento, información, debate y distribución de la inteligencia que el periodismo supone, deberán poner de su parte. Menos subvenciones para soportar redacciones del siglo XIX, menos leyes que estrangulen el progreso y la lógica de nuestro tiempo y más implicación social y empresarial en la construcción de los canales por los que nos hacemos mejores ciudadanos gracias a la información.

Si la prensa quiere ser negocio no debería de agarrarse a un modelo de pago, protección y negocio que, por suerte o desgracia, tiene que ver con la vida actual. La prensa del futuro inmediato es un negocios adecuado a nuestro nuevo tiempo tecnológico, social, inmediato, robotizado y automático, pero garantizando el implacable factor humano que repercute en el análisis de nuestra realidad y ese factor también esta en el nuevo modo en el que el usuario-lector accede a la información. Eso ya no es un patrón reservado a la decisión de un poderoso que ahora se encuentra con otro poderoso que le ha cambiado las reglas. Unas reglas que mientras le fueron bien ni quiso tocarlas. Google ahora es más poderoso que todos los medios juntos y eso molesta a quienes atesoran siglos de monopolio informativo. Y apelar a que Google News es un ‘monopolio’ y por eso hay que exigirle un canon es, o no entender el momento y de que se compone o voluntariamente procurar que las cosas no evolucionen cuando te van en dirección contraria a donde te interesa.

En plena batalla por la adecuación de los medios este cambio de época, algunos se esfuerzan en delimitar no ilimitado y otros toman decisiones duras que esconden los pliegues del futuro. Los propietarios del periódico The New York Times anunció que iba despedir a un buen número de trabajadores para hacer frente a la pérdida de ingresos por publicidad e invertir en su futuro digital.

Obviamente no es el único medio escrito que hace esto, ni será el último, pero el discurso contrario e inmóvil que mantuvieron en el pasado cayó por su propio peso. Hay que pensar que vamos a hacer en un mundo donde millones de acciones desarrolladas por humanos en breve las harán sistemas inteligentes. Como hicieron nuestros antepasados en cada Revolución tecnológica, nos toca a nosotros protagonizar esta, mucho más rápida, radical seguramente e intensa. Alégrate, estás en medio de una franja de la historia irrepetible.

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¿Por qué le llaman prensa cuando quieren decir negocio?

Es sorprendente, y lo digo con pena, la escasa imprevisibilidad que los medios escritos por la llegada de dispositivos digitales y redes sociales tuvieron en su momento. Sigue siendo curioso ver como del estupor y la desidia se ha pasado a un ‘cuando la tormenta pase’. Y no pasará, sencillamente el clima ha cambiado.
Como asegura Clay Shirky, los ingresos de la impresión de anuncios han caído un 70% en una década en los países más desarrollados, 2013 vio el índice más bajo jamás registrado, y 2014 será incluso peor. La revolución que vive el mundo, mucho más que una crisis, responde al posicionamiento de las piezas de un puzzle socioeconómico y vital entre hombres, tecnología y política. Una economía en funcionamiento que se ajuste a la nueva realidad precisa de compradores y de vendedores y si queremos vender deberemos de activar todos los mecanismos para que así sea. La empresa privada, la banca, los sindicatos, la política y, por supuesto, la prensa deberán poner de su parte. Todos están en condiciones de entenderlo pero no todos están dispuestos a hacerlo.

Todavía hay quien defiende la impresión en papel como se defiende el libro físico. Apelando a un romanticismo por el aroma de la tinta, del encuadernado o del café manchando las páginas durante el desayuno, algunos aseguran que el papel nunca desaparecerá. Si revisas todas las tablas acerca del uso del mismo y el crecimiento exponencial del consumo de revistas y periódicos en formatos digitales exclusivamente, parece absurdo mantener esa afirmación.

Coincido con el artículo de Clay Shirky en que el cierre de un periódico local no debería ser más destacable que el cierre de una agencia de viajes de barrio. La diferencia, notable, es que la primera la componen los que escriben noticias. Por eso nos parece como una especie de cataclismo, una catástrofe inaceptable que va en contra de la ‘libertad’ y el conocimiento. Pero la verdad es que no responde a nada más que la voraz y rápida adecuación de nuestros tiempos.

No obstante habrá quien querrá encontrar una dimensión moral en el colapso de los periódicos, como si la dependencia de empresas, modelos de pensamiento e intereses fuera algo que fuera imposible de manejar por más tiempo. Siglos nos observan y demuestran que debe ser algo más tecnológico, menos espiritual y mucho más evolutivo. En España hay medios profesionales convertidos en modelos disruptivos que estudian y exploran métodos digitales innovadores pero también mecanismos de financiación mucho más realistas con nuestro momento.

De explicaciones sobre la escasa objetividad de la prensa, el que las personas pueden informarse por otros medios ‘no manipulables’ o derivados quedaría bien en un ‘meeting’ pero no se ajustaría a la realidad completa. Hablamos de un asunto general, global, donde las fronteras no las marca la capacidad para ser objetivo del colectivo periodístico, sino el despliegue tecnológico asociado en una u otra sociedad. La caída en Uganda es más lenta que en Canadá por poner una comparación relativa.

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Pero lo que ha pasado, sencillamente, es que los anunciantes se están yendo. Nada más. Lo que se debe averiguar es el motivo y debe estar en aquello de ‘business is business’. Siguen habiendo versiones de lo ocurrido que se alejan del problema real. Se asegura que en menos de un minuto algunas cosas volverán a su sitio. Parece que no se interpreta el momento adecuadamente y las llamadas a la ‘recuperación’ no son más que cantos de sirena. Que la economía mejorá es obvio, por comparación debe hacerlo, pero el territorio que deje no tiene porque ser el mismo que antes de la eclosión, digamos que seguramente será antitético.

La desaparición de cualquier medio es algo dramático, pero lo más grave no es eso, lo es la fuga de conocimiento y talento que se va por las cañerías cada vez que eso sucede. Si eres periodista o lo quieres ser, deberás estar preparado para serlo de otro modo. Tengo la impresión que el periodismo, la comunicación en general, será, de nuevo, quien en primera instancia sufrirá en su epidermis el frío de un nuevo paso hacia esa sociedad tecnológica y automatizada. Otra vez, me temo, habrá quien nos mostrará la crudeza de esos cambios, pero a la vez, tendrá la oportunidad de mostrarnos la puerta del futuro entreabierta. Un nuevo giro al molino de este ‘cambio de época’ está ya larvándose.

Tal vez nos toca a emprendedores y actores económicos entender que en los medios de comunicación hay un escenario donde se puede ver el futuro. Si queremos preservar las hectáreas de conocimiento, razonamiento, información, debate y distribución de la inteligencia que el periodismo supone, tal vez, deberíamos poner de nuestra parte. Menos subvenciones para soportar redacciones del siglo XIX y más implicación social y empresarial en la construcción de los canales por los que nos hacemos mejores ciudadanos gracias a la información. Si la prensa es solo periodismo seguramente no logrará encajar en un mundo que exige eficiencia y beneficio. Si quiere ser negocio no debería dejar de ser periodismo. El cruce es sencillo y sofisticado a la vez. Negocios adecuados a nuestro nuevo tiempo tecnológico, social, inmediato, robotizado y automático, pero garantizando el implacable factor humano que repercute en el análisis de nuestra realidad.

Y es que un periodista tienen la obligación moral de mostrarnos el mundo tal y como es y no como los poderosos quieren que nos digan que es, por eso el equilibrio es complejo. Además no podemos dejar en manos de las redes el formato informativo. Las redes sociales son un espacio, un territorio idóneo para que encuentren el equilibrio cierto entre la verdad oficial y la exacta. Creo que los periodistas deben convertir en un chorro asequible parecido al de un grifo, el tremendo caudal de una bomba antiincendios que supone la red. Si intentamos beber directamente en esa boca de incendios nos mojaremos completamente y seguiremos teniendo sed pues es imposible beber.

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La emergencia de una nueva publicidad

Los datos son la llave maestra. Los son para Google y también para Facebook. Lo son para cualquier empresa que maneja centenares de millones de usuarios o ‘clientes’. Empresas que ofrecen productos sin coste para lograr armar perfiles con todo detalle de cual el uso que haces en sus plataformas o herramientas. Digamos que ambas compañías ofrecen a los usuarios un contrato claro. Si me das acceso a tus productos sin tener que pagar nada, tu puedes obligarme a consumir publicidad totalmente segmentada.
Lo curioso de este hecho es que, cuanto más peso tiene nuestro ‘pool’ de datos, cuanto más nos abrimos a esas plataformas, mejor y más interesante se muestra la publicidad recibida. Digamos que la experiencia de usuario se beneficia de nuestra ‘confianza’ en el soporte. La integración y transformación sistemática de la información puede generar la aplicación inteligente de diversos procesos, entre ellos la inserción de publicidad. Si asumimos como principio fundamental que las redes sociales, independientemente del uso más o menos mercantilista que pueden tener en momentos concretos, son redes de conocimiento, veremos que el proceso dinámico del propio conocimiento desarrolla espacios compartidos que otorgan más, y nuevo, conocimiento.

Recordemos que el conocimiento en la red se basa en la creación de ideas, en la búsqueda e intercambio de información, en el apoyo de decisiones en base a la comunicación y en la administración de cuanto obtenemos debatiendo y desarrollando conceptos. No es bueno satanizar la publicidad porque esta venga del origen televisivo, radiofónico o textual. No es lo mismo.

Igual que centenares de oficios y profesiones se están viendo afectados por este nuevo tiempo, los publicistas buscan su encaje, los gestores de contenidos publicitarios también y el ‘branded content’ aparece como alternativa. No tengo ni idea de por dónde acabará desembocando pero tengo claro que hay una revolución pendiente en el sector y va mucho más allá de la gestión de banners, interpretación de ‘adwords’ o la más o menos creativa atención a ‘influencers’. Me temo que lo que se avecina en este campo tiene que ver con los datos, pero unos datos masivos, socializados y conjugados entre máquinas y humanos. La creatividad es, de momento, un territorio biológicamente reservado a las personas, pero nadie puede asegurar que sea para siempre.

De momento los datos van tomando espacio. Las compras de empresas con millones de usuarios por precios desorbitados y que desencadenaron críticas furibundas, van tomando sentido. Los usuarios de Instagram en el Reino Unido comenzarán a ver los anuncios en sus feeds desde hoy mismo. Es un claro ‘paga por el contenido’ pero tranquilo que te pondremos lo que realmente te interesa.

La prueba piloto utiliza marcas de primer nível, pero es eso, una apuesta inicial. Las seleccionadas son Starbucks, Cadbury, Channel 4, Rimmel London, Sony Music, Estee Lauder y Waitrose. Muchos usuarios (clientes ahora) de Instagram pensaran que es una ingerencia en su ‘timeline’ que ellos no pidieron. Probablemente muchos se darán de baja o reducirán el uso, pero lo que es cierto es que con los datos que Facebook posee sobre ti y tu cuenta de Instagram enlazada, lo que te van a mostrar en el futuro es lo que quieres comprar antes de que lo sepas.

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El modelo elegido es mostrar fotos y videos de alta calidad y reservando el estilo de una revista ‘cool’. Digamos que el usuario ha ganado algo: la publicidad ya no se atreve a meterse sin cuidar antes las formas. Otra cosa será cuando y que decidirá mostrar.

Esto de la publicidad targeteada aun está lejos del uso certero que tendrá en los próximos años. Recuerdo cuando Facebook era capaz de interpretar que me estaba divorciando o que me podía interesar un tratamiento para las uñas. Un desastre si atendías a los anunciantes de la columna derecha. Eso ha ido mejorando, se basan en tu ritmo de navegación, conexiones y complejas fórmulas que entregan mayor veracidad e interés a lo que podrías querer. Sin embargo eso acelera. Cada vez será más sofisticado y eficaz. El uso del big data es el origen, pero la interpretación social de todo ello, el destino.

James Quarles, jefe de Instagram, justificaba la apuesta publicitaria de la red de las fotos ‘vintage’ diciendo que ‘la gente viene a Instagram para expresar su creatividad y ser inspirados, y los negocios siempre han sido una parte significativa de esa experiencia. Nuestra comunidad en el Reino Unido creará hermosas imágenes patrocinadas’. Veremos. Poco a poco la publicidad deberá de ir tomando conciencia de su nueva condición. Los que primero lo hagan mejor publicitará.

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O te transformas (digitalmente) o te transformarán.

En el futuro inmediato sólo habrá empresas digitales. O mejor dicho, todo tendrá que ver con su gestión de lo digital. Digamos que digitalizarse o no, en el caso de las empresas, no será una opción y dependerá de cuando, como y con quien. De hecho sólo en el mecanismo que utilicen para transformarse estará la diferencia y la clave del éxito y, en muchos casos, la propia supervivencia. Transformarse digitalmente parte del proceso elegido y, en la mayoría de los casos, en manos de quien dejamos ese complejo tránsito. O te pones en eso de transformarte y hacerlo con tiempo y bien hecho o te verás obligado (o te obligarán) a hacerlo.

Hay muchos estudios que explican y esquematizan metodologías y estilos para afrontar eso de digitalizar una empresa. A mi parece muy interesante este del MIT que enumera nueve puntos que concretan el modelo de transformación digital y que van desde la comprensión del cliente, criterios de crecimiento, puntos de contacto con los compradores, la digitalización del proceso productivo, el aprendizaje de los trabajadores, emprendedores o directivos, los nuevos modos del Management, la transformación en los modelos de negocio, la globalización, etc.

El cambio que vive nuestra sociedad, la empresa y sus relaciones pertenecen al ámbito de lo que llamamos Nueva Economía, de aquello que estará protagonizando todo nuestro universo inmediato en el futuro inmediato. Lo sofisticado, por no decir dramático, es la velocidad a la que se está produciendo ya la irrupción de todo cuanto caracteriza la digitalización del ecosistema económico.

Lo principal en todo caso es la observación. Atender a esos cambios generales y transversales que vivimos desde la percepción de nuestro momento actual y no en la identificación, casi imposible, de lo que se nos viene encima. El futuro es una nebulosa llena de sorpresas. ¿Quién podía saber hace apenas un par de años que algunas plataformas sociales iban a poner en jaque modelos de negocio intocables? Otros elementos vinculados a decenas de estructuras inalterables hace una década ahora están absolutamente superadas por sus ‘colegas’ digitales.

Hace un tiempo escribí de cómo gracias a mi trabajo pude ayudar a transformar un cementerio de coches en un ‘chatarrero digital’ exitoso. Si te interesa la historia es interesante como ejemplo ‘muy básico’ de lo que estamos comentando hoy en este post.

¿Has pensado si tu empresa, tu pyme o tu proyecto está preparándose correctamente al oleaje que se ve a lo lejos? Ese mar en calma que supone una facturación y unos resultados razonablemente buenos no son garantía de estar en disposición de navegar cuando entremos en otro océano mucho más exigente.

En alguna conferencia he dicho que no vivimos una época de cambios sino un cambio de época y de que en esa metabolización es la entrada en un nuevo paradigma en todos los órdenes de la vida y la economía, pero que aún no es posible detectar nada más que las primeras fases de lo que todo esto va a suponer de revolucionario, de único, de inédito y de transformador.

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Cuando hablamos de digitalizar lo hacemos de procesos y de herramientas. El uso de la tecnología no puede ser una anécdota o un complemento que nos enlaza con una red social. Hablar de transformación digital es hablar de implementar herramientas, software y procesos de ejecución que automaticen cada nivel de trabajo en una empresa a fin de producir más y mejor, generar la superficie ideal para que la compañía se haga inteligente y aprenda en cada momento de cada uno de los pasos dados, que no deba retroceder y si lo hiciera fuese para ganar un mayor impulso futuro.

El comercio analógico pasa a comercio electrónico, incluso puede dejar de ser algo con presencia física definitivamente. La gestión de clientes, envíos, ofertas, opciones, relaciones, redes, factores de incremento de ventas o lo que se nos ocurra, se hace inmensamente más nutritivo con el uso del ‘big data’ ya sea propio o adquirido por comparación de la competencia.

Las fronteras empresariales conocidas entre cliente, empresa, proveedor y competencia se diluyen en el universo digital hasta el punto que uno y otros dejan de ser claramente cada una de esas cosas y empiezan a asumir papeles que se mezclan en muchísimas ocasiones. Digitalizarse es entender y ser practicante de esa compleja amalgama de enlaces.

Los niveles de eficiencia en la producción al que han llegado algunas empresas digitales es de tal calibre que raro es el día que no vemos como ‘una pequeña startup’ ha pasado por delante de una gran compañía que ‘hacia lo mismo pero más lento y caro’. Eso también sucede con otro tipo de proceso. Hemos pasado de empresas lentas, grandes y pesadas que han visto como una mucho más pequeña les daba la vuelta y les superaba en su mismo campo de juego por haberse digitalizado a tiempo, mejor y con mayor inteligencia.

Ahora bien, si necesitas transformar tu empresa o tu modelo de negocio deberás de saber quien eres para identificar que modelo seguir. O bien el ADN de tu compañía ya es digital y eso significa que todo gira en torno a modulaciones de este tipo o por otro lado lo que te afecta directamente es el tiempo en el que te adaptes para poder ofrecer un buen catálogo de productos innovadores o de negocios digitales.

La diferencia entre un negocio digital y uno que está pendiente de transformarse radica en que mientras el primero gestiona el tiempo y sus recursos en clave de soluciones disruptivas, el segundo se esfuerza en retrasar los cambios inevitables.

Si eres empresario, directivo o alguien que está pensando que ha llegado el momento de transformar el modelo que te afecta, debes hacerlo en base a ese patrón que supone aceptar que el camino va a ser largo, pero que en algún momento debe empezar. Todo afecta e impacta, sucede como nunca antes había pasado, más rápido y con una cadena de valor e intermediarios totalmente distorsionada.

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Inversion, Negocio, Personal, Sociedad, Startups Marc Vidal Inversion, Negocio, Personal, Sociedad, Startups Marc Vidal

Invertimos en 'crowdfunding' deportivo: Sponsorto

Desde hace tiempo vengo analizando diversos proyectos sujetos al modelo ‘crowdfunding’ y finalmente decidí apostar por Sponsorto, una plataforma de micro-mecenazgo deportivo que ha logrado sumar a gente muy interesante entre periodistas, deportistas olímpicos y expertos en negocios digitales. Ocupo muchas horas de mi día en la práctica deportiva. Lo hago por placer y por necesidad. El deporte es algo que siempre me ha acompañado y que considero sustancia indispensable en una sociedad sana, creativa y emprendedora. Como dice el CEO de Sponsorto, Francisco Carballo, ‘en nuestro país llevamos unos años verdaderamente difíciles, difíciles para muchas personas y colectivos a los que se les han cambiado las reglas de juego de la noche a la mañana’.
Lo cierto es que hasta hace unos años nuestra sociedad disponía de unos recursos que hoy por hoy ya no existen o cuando menos no se distribuirán como hasta ahora. El tablero se ha movido, los jugadores han cambiado de posición y las reglas ya serán otras para siempre.

Muchos colectivos están sufriendo la adaptación. Algunos la niegan incluso. Pero ha habido un sector especialmente castigado y silencioso, un sector que ha seguido trabajando en silencio, un sector compuesto por deportistas, Federaciones, Asociaciones, y aficionados. Un conjunto de personas que aman el deporte, que saben que parte del éxito arranca en el sacrificio, un sector que representa la marca país con un valor incalculable.

El Deporte posiblemente es uno de los colectivos en los cuales los recortes desde el sector público sumados a la delicadisima situación del sector privado, grandes empresas y pymes sin liquidez prácticamente para cubrir sus necesidades operativas, han revertido en situaciones dramáticas en algunos casos. Es cierto que algunos procesos deben optimizarse y racionalizarse dentro de la estructura interna del sector, pero también es cierto que esa necesidad formará parte de una nueva manera de obtener y redistribuir los recursos para cubrir las necesidades operativas de deportistas, Instituciones, Asociaciones y Federaciones en el sector.

La tecnología abre nuevos retos y nuevas oportunidades y es aquí donde Sponsorto.com quiere ofrecer a los usuarios una plataforma para promover y ayudar al deporte base, el deporte amateur, los deportistas profesiones y todas las Instituciones, Asociaciones y Federaciones deportivas. Una plataforma de micro-mecenazgo deportivo que ayude a la consecución de los recursos necesarios para la realización de actividades deportivas, una plataforma que persigue la rentabilidad social de las aportaciones que puedan realizar particulares y empresas.

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Cuando Twitter sea rentable

Cada vez que haces un tuit das un paso hacia la inminencia. A pesar de que se ha convertido en algo cotidiano de narices, lo de escribir algo cada cierto tiempo en la cajita de texto en cuestión sucede algo tan extraordinariamente sencillo y sofisticado a la vez que no nos damos cuenta. Hemos derribado en un santiamén todo cuanto otros usaron para callarnos. La voz de un planeta se va regulando de manera automática con plataformas como esta u otras. Algunas ya no están o son puro vintage, otras viven y no sabemos si durarán mucho y las que vendrán. El tema está en saber quiénes, de las actuales, seguirán. Quien está conquistando el futuro y quien no. Como se hace eso en la nueva economía y que claves serían las que diferencian los que sobrevivirán de las que no.
En principio, la rentabilidad no parece ser el único elemento. Te la puedes saltar durante un tiempo. Lo importante es tener claro el objetivo y para ello inviertes tiempo y dinero. Es como cuando un promotor inmobiliario ¿...? construía gastando mucho a la espera de que llegaran las ventas. Digamos que la comparación da un poco de ‘yuyu‘. Pero es cierto que los que acusan a la nueva economía de estar navegando por los números rojos se basan en esos patrones de siempre.

A mi modo de ver, la rentabilidad, es un tema de hoja de ruta. El error está en ese discurso del ‘estamos buscando el modelo de negocio. Si es así y así lo planteas no vengas a pedirme que invierta. El modelo debe estar claro el primer día y como llegar a él también. Se acepta que tardes, incluso que se varíe el tipo de acceso, pero el negocio debe ser el que se plantea inicialmente. No me creo que Twitter no tuviera modelo de negocio. No tenía concretado el camino, pero si la tipología. Eso ha ido variando levemente hasta explotar durante el mundial de Brasil.

Tener un modelo de negocio flexible si, inestable no. Sigo pensando que un Business Plan es un documento de dudosa utilidad pero una exposición clara de la voluntad de facturación y el método elegido debe existir. Digamos que lo que le plantees a los inversores debe ser una proyección diáfana. Si el período es muy largo y con un enorme coste durante ese tiempo no es malo, sólo es un modo. Lo complejo sería que durante todo ese tiempo, las pérdidas, sólo fueran la antesala de una absoluta falta de idea de como ganar más dinero del que gastas.

Y en esas que Twitter va acercándose a la manera de ser rentable. Pese a que en seis semestres lleva perdidos la friolera de 900 millones de euros, en la presentación de los resultados del segundo trimestre de este año la cosa, aunque no se suaviza mucho, si va estimulando los ingresos y sobretodo, la llegada de usuarios, que en el caso de esta plataforma es clave para entender el ‘modelo de negocio’ que van encontrando. En bolsa las acciones de Twitter se dispararon por cierto.

Hemos visto que el crecimiento de los usuarios netos en Twitter, los ingresos que se han multiplicado por dos y las estadísticas que reflejan todavía una enorme capacidad de retención de cuentas activas pueden estar empezando a ser un cocktail con vías de ir logrando establecer una sólida compañía en el futuro.

Obviamente no debemos olvidar que la Copa del Mundo de fútbol ha marcado de manera determinante el dulce momento de Twitter. De hecho, tras comentar informalmente este tema en un reciente evento celebrado en Dublin con algunos directivos europeos de la compañía, la mayoría aceptan que la plataforma de los 140 caracteres puede estar insinuando nuevos modelos de relación con los ‘clientes’. Puede que se lleven por delante aquello de que ‘los clientes de ayer son los usuarios de hoy’. A tenor de cómo pinta la cosa podríamos estar creando un nuevo axioma. ‘Los usuarios de hoy, serán los clientes cautivos de mañana’ lo que por otro lado no deja de ser la vieja filosofía del producto ‘freemium’.

A mi madre le expliqué hace unos meses que era eso del modelo ‘freemium’. Le expliqué que era algo así como ‘mostrar un producto, que la gente lo pueda probar y si le gusta, compra por la versión completa’. Me respondió: ‘¡ah! como hacen en el mercado cada viernes…’ Pues eso, que a lo mejor no hemos inventado nada, sólo lo hemos adaptado.

Twitter probablemente no ha inventado nada, ha adaptado tecnológicamente algo que ya se reproduce a diario en muchos campos. ¿Estamos entonces en medio de un proceso de reposicionamiento de una plataforma de comunicación gigantesa mutando a una empresa tecnológica o es al revés? Ahora mismo Twitter lucha por desvelar su verdadero ADN. No tenemos claro si se trata de un sistema complejo y socializado de comunicación o simplemente es una empresa tecnológica que está avanzando innovaciones que afectarán al día a día de las personas en diversos ámbitos de acción.

En cualquier caso, los datos son de mareo. Han alcanzado los 271 millones de usuarios activos, un valor de ventas de 312 millones de dólares de los cuales un 81% proviene (¡¡atentos!!) de la publicidad móvil. En Estados Unidos aumentó en tres millones de usuarios en este último período y en el resto del mundo otros diez. Por cierto, que España y Sudáfrica han sido líderes en el crecimiento de sus ingresos. De los datos que me explicaron, como decía, sobre las entrañas numéricas de Twitter, me quedo con un detalle que muestra el alto valor de crecimiento que aún puede tener en el mundo. La compañía aún genera cinco veces más ingresos por vistas agregadas de los usuarios en Estados Unidos que con los de patrón internacional.

A veces vemos estas empresas como algo distante, impresionante e inabarcable pero no son más que eso, empresas. Por eso cuando su debate se centra en la ‘conversión’ de visitas a ‘clientes’ o de coste por click, las vemos tan cercanas que nos recuerdan todos nuestros problemas cotidianos en nuestras propias compañías. Twitter sigue empeñado en lo que cualquier empresa de Internet que precisa de usuarios. Su objetivo es lograr que más personas se registren y creen un perfil. La intención de la dirección de la empresa del pajarito azul es mejorar la experiencia de usuario para conseguir que asuman un papel más activo en su servicio.

La sustitución del responsable financiero de Twitter hace unos días y el hecho de que su CEO siga hablando de que ‘nos enfocamos 100% en la experiencia de los usuarios, no en convertirlo en dinero pues eso será a largo plazo, para poder primero ser una herramienta útil, capaces de hacer que brille el contenido creado por los usuarios, para finalmente ser muy rentables’ abre el debate sobre el peso del desarrollo tecnológico antes de ser rentable o cuando la rentabilidad debe imponerse a tanta innovación.

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Las noticias que llegan del futuro

La enorme transformación socioeconómica que vivimos tiene que ver con que los puntos conexión entre sociedad y tecnología se han visto afectadas de manera irreversible. Desde la economía a la educación, pasando por la tecnología o el empleo, vamos asistiendo a un nuevo escenario de relaciones como colectivo. La pertenencia a un grupo, la identidad del mismo, la gestión colaborativa, el valor difuso de la propiedad, lo virtual, el conocimiento como producto, los servicios agregados, la digitalización de la existencia, el recuerdo colectivo o cualquier nuevo patrón que vincule lo digital y lo humano se ha sublimado como nunca antes.
¿Qué puede hacer una pyme, una startup o un emprendedor ante esta tormenta bíblica? Probablemente ir hacia ella y entenderla y, para comprender exactamente por donde va, es preciso destacar los elementos sobre los que se apoya. Cualquiera que defina su modelo de negocio en estos días, ya sea como fundador o como directivo que quiere transformar su empresa deberá vincularse a la mayoría de estos factores en los que se sujeta la composición genética de la propia red.

La eliminación de fronteras y la capacidad de llegar a cualquier lugar del mundo sin necesidad de una presencia física aprovechando los sistemas inteligentes y de los objetos que los representan, alcanzar el punto de venta global como factor determinante y la eliminación de muchos factores tradicionales de venta que hasta ahora significaban muros infranqueables. La publicidad segmentada relanza todo ese enfrentamiento de nicho contra el supermercado.

La inmediatez, la posibilidad de gestionar los negocios en tiempo real a partir de la automatización de procesos que permitan autogestionar diferentes fases de la producción, de la información y de las relaciones complejas comerciales o laborales.

El acceso a un número indeterminado e inmenso de clientes y segmentos de compra, en el mercado del ‘long tail’, con nichos minoritarios de productos y consumidores que antes no era rentable abordar comercialmente o que en cuya demanda de tipo escaso era difícil de localizarse.

El valor de mejora de la información disponible, asi como una mayor posibilidad de intercambio de dicha información en procesos productivos y comerciales.

La nueva composición estructural de la cadena de valor, con una reducción de intermediarios y con las ventajas competitivas que nos llegan de la eliminación de fases que hacian menos eficiente cualquier segmento empresarial.

Y la cooperación, esa la posibilidad de que los consumidores aporten y compartan sus conocimientos y que de algun modo se conviertan en participes de la creación empresarial. El adelgazamiento de la linea que separa empresa y consumidor, trabajador o ofertante de servicios, cuando una plataforma otorga ese punto de conexión entre lo que aun no es legal y lo que es inevitable, provoca el nacimiento de modelos de negocio incomprensibles para muchos todavía, pero claves para comprender el futuro inmediato.

Por primera vez en la historia cualquiera de nosotros puede crear un contenido y subirlo al espacio de consumo masivo sin necesidad de edición o control previo. La supervisión es opcional y la autorización una quimera. Internet ha hecho posible que todos tengamos al alcance de un dedo la tecnología suficiente para crear y publicar un contenido de cualquier tipo y enriquecido con imagen y sonido. Todo sin costes excesivos y casi sin dificultad. Sucede con el material de consumo, pero también con todos los aspectos que nos ocupan como individuos sociales. Desde crear tiendas y vender productos hasta ofrecernos para conceder cualquier servicio.

Es lógico que se esté molestando los del sillón hereditario. Tanta revolución no gusta a quienes puede remover sus cimientos. Pero es imparable. Todo está en constante transformación y cada vez es más profunda y más rápida, como cuando dejamos caer algo desde una altura considerable. Toma aceleración hasta que la caída es a velocidad constante. Nuestro mundo aun está lejos de alcanzar ese punto de crucero, de momento, sólo acelera.

vaticanIdéntico escenario y motivo, diferente seguimiento. Esperando la ‘fumata bianca’ en la Ciudad del Vaticano.

La suerte que supone vivir en un momento de la historia como este no todos lo valoran. No todos identifican lo extraordinario y único que es para el género humano asistir a tanta transformación, inventos, cambios y de manera tan gigantesca. No es una pena, es una suerte. Vivimos tiempos en los que todo cuanto conocemos está bajo una mutación rápida e inédita. Nada será igual. Pensar en términos del pasado es retrasar el desenlace. Ni pensiones, ni propiedades, ni modelos de protección social, ni el acceso al trabajo, a la información, al debate, o lo que sea, seré en apenas diez años como ahora creemos. Todo será sustituido por algo. De todos depende que esos cambios inevitables se aprovechen para mejor.

Los molestos son los de siempre. Los que ven peligrar sus privilegios. Sin embargo esta revolución está liquidando el viejo modo de generar información y de distribuirla para, a partir de la tecnología exclusivamente, cambiarlo definitivamente. Ya no hay directores de opinión. No hay quien define la línea editorial como monopolio de la opinión pública. Al igual que la Iglesia perdió el control del conocimiento, la red ha logrado que la información circule sin intermediarios que puedan retocarla a su gusto. La censura en Internet es un oximorón en la mayoría de los casos.

Y es que Internet está todavía muy en sus inicios. Solo vemos el primer capítulo de lo que significará. Conectar objetos será la segunda parte y luego vendrá una propiedad exponencial y de consecuencias imposibles de imaginar: una red que piense por si sola y que vincule cosas, datos y opiniones.

Las grandes compañías, empresas más pequeñas o lobbys económicos se debaten entre proteger sus negocios tradicionales o en acelerar la transformación. Cada noticia que nos llega del ‘futuro’ nos indica que ese debate en si mismo es viejo e innecesario. Miremos al pasado. Kodak tenía cuatro mil empleados y era el repositorio universal de imágenes cotidianas. Hoy, Instagram, con apenas cuarenta es lo mismo. Lo inmediato siempre gana. No esperes.

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La tele del mundo

Nacho le dijo a su madre que vio la entrevista que le hicieron en Irlanda. Cuando ella le preguntó en que canal exactamente, éste le respondió que en ‘mi canal, en Youtube, en la tele del mundo’. Una anécdota que se puede empezar a elevar a categoría pues es cada vez más evidente que el consumo de la televisión de nuestros hijos es la modalidad que se va imponiendo.
En Irlanda tenemos acceso completo a Netflix. Actualmente en Europa sólo se puede ver aquí y en Holanda sin aditivos técnicos. Está previsto que llegue a finales de año a seis países más entre los que no figura España por cierto. Lo cual es de un absurdo importante pues, sin delinquir, sin piratear o sin rebuscar costuras legales, te puedes saltar a la torera la ‘imposición’ de la tele ‘de siempre’ que tan amablemente nos tienen dedicada nuestros gobernantes. Solo precisas un programa como ‘hola’ en tu navegador Chrome, pagar tu cuota mensual de manera legal y ya está, puedes ver lo que te venga en gana estés donde estés. Legislar para las ovejas es lo que hacen esta gente.

El avance de las nuevas tecnologías, internet y las plataformas de vídeo en streaming están llevando a la televisión a perder su posición de principal canal de entretenimiento. El video que acompaña es del grandioso Kevin Spacey. Es el discurso que dio en el Festival Internacional de Televisión que se celebró en Edimburgo hace un tiempo. Allí aseguró que ‘el auge de internet y la posibilidad de elección entre los consumidores están llevando a que los espectadores busquen libertad y esa libertad esta en las plataformas de suscripcion con contenidos en streaming de alta calidad’. Una de ellas es Netflix y una muestra es House of Cards.


No soy objetivo con esta serie. Me parece una obra de arte. Además representa mucho más que televisión, es la muestra de la ‘televisión del mundo’. Sus episodios se estrenan, temporada tras temporada, de manera simultánea a través de Netflix en todo el planeta. Las plataformas de suscripción que ofrecen contenidos en streaming de alta calidad están precipitando los hábitos de consumo de productos televisivos. Ya han cambiado. La espera y la digestión televisiva son el pasado como tantas otras cosas.

Amazon y Google se han unido a Apple en la pasión por el contenido en streaming. El enfoque es siempre el mismo: un box conectado a Internet enlazado a un televisor habitual que ya va perdiendo su antigua figura. A partir de ahí, suscripción, big-data, gestión de datos y análisis.

¿Lo ves? Pues aunque parezca sencillo, claro y evidente, no todos lo ven. La industria y la revolución tecnológica no están yendo al mismo ritmo. Siguen los modelos políticos de control sobre algo que ya cada vez es menos controlable, las audiencias caen y se diversifican, los mecanismos publicitarios no entienden cómo deben adaptar su exposición y derivadas varias.

Mientras que el contenido se adapta a los tiempos, los mecanismos básicos de la televisión como medio y su monetización no lo hacen. La tele tradicional sigue siendo unidireccional, universal y restringida a los medios digitales. En medio siglo poco, conceptualmente, ha cambiado por el lado de los que ‘hacen televisión’, solo está mutando por el lado de los que ‘consumen televisión’. A este paso un día alguien estará emitiendo para el vacío absoluto.

Televisión social, multi pantalla, inteligente, conectada a las cosas y atemporal. También, y en eso estamos trabajando algunos hace años, será una fuente de datos inmensa para la estudios de comportamientos, tendencias y conversiones de negocio. Concretamente estamos desarrollando para un cliente un dispositivo que es capaz de implicar audiencia y marca enlazando la pantalla de un dispositivo en streaming con juegos y conversaciones reales. Youtube se lanza a la compra de Twitch por que lo ve venir.

Sigo pensando que para nada, de todo este momento de la historia, hay un final de via. Creo que, por ejemplo, la publicidad en televisión tiene mucho que ganar al mejorar su ritmo y su valor en las pantallas. Audiencias estimuladas podran comprometerse con las marcas de una manera diferente y simultánea. El interes por un producto en una familia de cuatro miembros puede emitirse de cuatro maneras distintas y enlazar con el posible cliente de cuatro maneras diferentes por edad, perfil de consumo, frecuencias de visionado o lo que sea. Esto podria ser la publicidad responsable de la ‘televisión del mundo’.

La industria de la televisión tiene el reto de adaptarse y de ser imaginativa, sino el riesgo de ser cada vez más irrelevante corre a toda velocidad y en direccion a ella.

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Transforming

Hace casi cuatro años, tras la venta de mi participación en dos compañías españolas y una norteamericana, le propuse a Lara Oliveras crear una nueva compañía. Mi voluntad era conjugar productos tecnológicos y servicios aplicados. Por primera vez iba a mezclar ambos modelos de empresa y lo pretendía hacer a través de una red internacional de sedes asociadas, de las cuales la mitad hoy son filiales constituidas legalmente y trabajando de manera autónoma en gran parte. Algunas cosas salieron mal y otras no tanto. En este tiempo hemos entrado a participar en una decena de startups y hemos creado tres productos tecnológicos propios. Toca volver al origen de lo que pretendía Idodi, estimular la transformación digital empresas, organizaciones y, en general, ser parte de este maravilloso momento de la historia que nos ha tocado vivir. Ser protagonistas del cambio de época actual.
Tras mi compromiso en Openshopen, Conector, Sitka Capital, BCIE, StartupIreland y algunas cosas más, consideré que mi papel en Idodi debe ser otro diferente al liderazgo diario y a la ejecución directiva. Sin dejar de estar, sin abandonar mi papel de ‘chairman’, en este punto creí fundamental fichar un CEO con mayor visión corporativa para Idodi que la que yo podía concederle a estas alturas. Años tras mi hermano intentando convertirlo en socio de alguno de mis proyectos por fin se alinearon los planetas y aceptó convertirse en socio y en director. Con apenas cuatro años menos que yo no conozco a nadie más capaz para liderar este proyecto.

Oshcar fue primero de su promoción como Ingeniero Informático, titulado en IESE y ha dirigido departamentos de consultoría tecnológica en Accenture, Grupo Choice, Cap Gemini y Oracle. Lleva sin armar mucho ruido algo más de un mes al frente de Idodi, preparando un nuevo equipo, y tratando adaptar su estilo. Sus primeros logros ya explican porque estoy seguro que lo vamos a disfrutar. Una nueva web, un nuevo logo, una actualización del portfolio y los primeros deals y contratos cerrados que yo mismo llevaba meses detrás sin lograrlo.

Tengo amigos que han transferido la dirección de sus empresas a sus hermanos menores. Debe ser algo más natural de lo que parece. Creo que responde a que muchos de ellos comparten valores, espíritu de sacrificio, pasión por la tecnología y una curiosa mezcla entre que ‘el mayor’ suele ser más osado y explorador, y ‘el menor’ suele estar mucho más preparado.

El reto de recorrer un mar repleto de ‘only different ideas’ es estimulante. Que esa travesía sea aprendiendo es una suerte. Queremos lograr que las empresas y organizaciones rentabilicen sus acciones en la red, que dinamicen su gestión de datos masivos usando el big-data, que se adentren en la conexión de objetos y redes con la Internet de las cosas y que en definitiva vendan más mejorando su estrategia digital. Cabe todo, pero hay que hacerse bien. El nuevo equipo es nuevo y maravilloso. Probadlo, aunque no me alejo, os dejo en buenas manos.

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Innovación, Management, Negocio, Startups Marc Vidal Innovación, Management, Negocio, Startups Marc Vidal

Táctica o estrategia, las claves del éxito.

Leo sobre las claves para que un proyecto tecnológico tenga éxito y me viene a la cabeza cada uno de los errores que he cometido en esta vida como emprendedor, como directivo de empresas o como empresario, de cómo en ocasiones se supedité el cliente o en otras el producto y que en ambos casos no lo hice ni en el momento ni de la manera adecuada. Recuerdo como de repente uno de esas ideas se viene abajo porque nadie apuesta por ella. Aprendes a tocar puertas como si fueras Beethoven.
También por mi memoria circulan los éxitos. El duro tránsito de soportar a muchos diciendo que te vas a estrellar, que no va a salir bien, que así no se puede o que no sabes. Son días, meses y años que tienes que llevar sobre tus hombros el peso de lo que consideras que es lo mejor, lo factible y el seguro de que el proyecto se logrará completar. He cometido errores, pero he intentado aprender. De esas experiencias, buenas y malas, de cuando algo se desmorona o de cuando recibes la llamada de un comprador para tu producto o para tu empresa. De todo se aprende. De cuando el teléfono deja de sonar porque nadie quiere darte ni cinco céntimos de crédito y de cuando el mismo aparato es un zumbido constante de periodistas queriendo saber los detalles de ‘tu éxito’.

Leo esas claves y pienso que son en gran medida lecciones obvias pero tan difíciles de alcanzar con criterio y con equilibrio. Os las dejo para que las razonemos, debatamos aquí o en las redes sociales, pero para ver hasta que punto hay claves para el éxito o el éxito es la clave en si mismo. ¿Cómo se puede saber en un inicio que podemos tener éxito? Un estudio realizado por la revista Inc. y la National Business Incubation encontró que la tasa de fracaso ronda a ocho de cada 10 empresas del tipo startup, por lo que es una cuestión digna de preguntar antes de invertir tiempo y recursos en su nueva empresa. Por un lado lo normal, atendiendo a esos números es que no te salga bien. Lo raro es el éxito. Veamos cuales son esos motivos para ser la ‘excepción’

1. Clientes

¿Proporcionas al mercado algo tan extraordinario que lo acogerán con entusiasmo? Lo ideal sería que el cliente se identificara al detectar necesidades y si esa necesidad se puede escalar estaríamos en la cúspide de lo que se considera perfecto. Piensa en términos de satisfacción de una necesidad, y si estás en el mercado adecuado, no vaya a ser que lo que vendes sea mejor hacerlo en otro lugar o de otro modo. Nombra tus clientes potenciales en dos palabras.

2. Producto

Lo ideal sería crear un producto que fabrica necesidades directamente o deseos a tus propios clientes aun por satisfacer. Mantente en la solución de problemas sin mensajes complejos. Define tu producto con una frase. Deja de lado tu idea si la curva de aprendizaje para fabricarlo implica tiempos exagerados.

3. Sincronización

Cada mercado tiene un ciclo de vida. El llamado ‘time to market’ es la clave para mi más importante. Si innovas antes de tiempo y el mercado no lo acepta no has innovado. Sólo es innovación aquello que el mercado considera aceptable. Ten en cuenta que cualquiera que resuelve un problema puede vender esa solución, pero lo que no queda claro es que eso lo puedas hacer de manera masiva y beneficiosa en cada momento. A veces el escenario no está decorado y la función es un desastre. Define con una frase el momento de venta. Si no lo localizas adecuadamente puedes encontrarte ante una rampa de ascenso a las ventas muy empinada, muy difícil de superar y, la gran idea y producto, no encuentren el mercado a tiempo. Adelantarse suele ser algo muy similar pero te permite esperar, que si se hace bien, es más barato que llegar tarde.

4. Competencia

A diferencia de lo que se explica, a mi la competencia no me parece nada malo. Al revés, para garantizar mi éxito prefiero saber que hay muchas empresas que hacen o desarrollan cosas parecidas. Es importante saber porque vas a ser mejor que ellos o en que nicho o por que agujero comercial te vas a colar. Describe en una frase las deficiencias del conjunto de tu competencia. Busca mercados fértiles que permitan a ideas como la tuya florecer aprovechando los puntos anteriores y plantéate tu como la competencia de otros y no al revés.

5. Finanzas

Todo negocio requiere dinero para empezar, pero el objetivo debe ser reducir al mínimo el riesgo y el costo de ser posible. El problema es que en el mercado actual esa guerra precisa de mucho armamento y las armas son caras. Hay que atender muy bien, y es la clave del éxito técnicamente, el ratio de gestión conversión entre riesgo, costo y beneficio. Define con una o dos palabras el concepto ‘saldo cero’. Si no logras derivarla a sinónimos de equilibrio será difícil cumplir lo que busca este post.

6. Equipo

¿Tienes claro que tu equipo es el mejor o que van a ganar la batalla? Si no es así ya juegas en una división distinta a la del éxito. Puedes estar en la de la supervivencia, la de la perpetuidad, pero no en la del triunfo. Si tienes recursos limitados obviamente, es bueno ir fichando a costes que rocen el riesgo a grandes responsables o directivos de alto valor que deberían asumir un punto de implicación emprendedora en el proyecto. La clave para mi es esa por encima a veces de las aptitudes están las actitudes. Con una frase nombra el grado de implicación de cinco empleados al azar. Si no es uniforme y positivo pinta mal.

Con estos puntos sobre la mesa uno puede analizar si le pinta bien o no su proyecto. Es un marco básico que obviamente deja muchos temas por analizar pero creo que como hace la revista Inc., y yo complemento, los puntos ciegos de una startup pueden estar en esos seis elementos. Enfocarse en pequeñas batallas en lugar de en la guerra te permite divertirte mucho con lo primero y ganar la segunda a pesar de las heridas sufridas. Estrategia, mucha, pero táctica también, incluso más.

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Economía, Negocio, Sociedad, Tecnologia Marc Vidal Economía, Negocio, Sociedad, Tecnologia Marc Vidal

Las 'otras' claves de la compra de Whatsapp

De la operación entre Facebook y Whatsapp parece que sólo importan los costes y se dejan de lado aspectos socioeconómicos y de identificación del futuro inmediato. Cierto que son 19.000 millones de dólares lo que le ha costado a Facebook hacerse con Whatsapp. Durante el Barcelona World Congress es bien seguro que Mark Zuckerberg cierre el acuerdo con Jan Koum lo que, por cierto, convertirá a la capital catalana no sólo en el ‘centro del universo conocido’, de la telefonía móvil y de los datos sino también de los negocios digitales y en red. (Que cada uno se lo tome con el tono que considere, todos valdrían).
Pero, ¿qué significa este acuerdo? Es importante destacar que el máximo responsable de Whatsapp, Koum, ha dicho ya que esta operación no hubiera sido posible si su compañía hubiera tenido que renunciar a sus principios básicos de libertad, visión y modelo de negocio. Eso puede marcar determinantemente lo trascendental de la cuestión.

Para entender realmente de lo que hablamos debemos abandonar los patrones de análisis económico tradicional como ‘beneficios’, ‘ebitda’ o facturación respecto a usos. En este caso y sin que sirva de precedente en este blog, lo que vamos a analizar es la grandiosidad de las cifras de uso.

Que los servicios de mensajería instantánea a través del móvil están de moda y son objeto de deseo es algo que llevamos comentando meses. El último movimiento en este sentido confirma la teoría.

La retórica habitual de la bolsa y de los noticiarios económicos no sirven hoy. Todo el mundo se olvida hoy de que el gigante de Internet Rakuten, conocido sobre todo por su tienda online de compraventa de todo tipo de productos, se hizo con el servicio de mensajería y de llamadas sobre voz IP Viber. Pagaron 900 millones de dólares a fin de plantar cara a Amazon por ejemplo. La guerra es más que económica, es social y de control de usuarios sino no se entenderían algunas cifras. ¿Influencia, datos y gestión social por encima de beneficio y facturación? Viber tiene una base de 300 millones de usuarios registrados en todo el mundo, mientras que Rakuten está presente en 40 países y espera a convertirse en el principal proveedor de servicios en Internet en el mundo, pero para ello, ahora, necesita el permiso del todopoderoso Amazon. Ya se verá.

Pero volvamos a lo que nos ocupa hoy. Hablamos de una empresa que tiene 1.200 millones de usuarios consumiendo publicidad todos los días de manera casi imperceptible para ellos y de otra que tiene más de 400 millones de clientes pagando una cuota ridícula anual por enviar mensajes. Sumados son una verdadera e inédita mole de datos y posibilidades. Jamás, la humanidad, estuvo en esas cifras bajo un paraguas del mismo tono y textura.

Lo miremos por donde lo miremos esto es lo más grande que hemos vivido a nivel corporativo en el mundo en cuanto a la influencia sobre el número de personas se refiere. Otra cosa serán las cifras económicas tradicionales que utilicen y sus expectativas. Como hemos visto últimamente, esas maneras de medir, ya no sirven siempre, hay otros factores que influyen en el atractivo de una empresa. Por ejemplo que hacen con el dinero y como determinan los ritmos vitales de otras miles de empresas que dependen de estas. ¿Quién duda en estos momentos que Facebook no influye en la toma de decisiones de centenares de multinacionales? ¿Quién puede dudar de que Whatsapp ahora determina muchísimas dinámicas comerciales de medios de comunicación? Pues eso.

Whatsapp se llevó por delante todas las operadoras de SMS del mundo en apenas dos años. Así, sin miramientos. Ahora todas ofrecen ese servicio prácticamente gratis. Era posible.

No me importa tanto el porque ‘ellos’ han llegado a ese acuerdo como lo que ‘nosotros’ vamos a lograr con ello. La Nueva Economía también se los llevará por delante si la decisión ha sido demasiado privada o pretende ser exclusivamente para el beneficio de esas compañías y olvidan que este mundo quita y pone reyes a una velocidad brutal si algo no es para el bien común.

Si lo han hecho por una u otra razón ya se verá pero lo que realmente importa es que Facebook se ha unido al enemigo, lo ha hecho para reforzar algo que buscan hace tiempo y que tiene que ver con la mensajería instantánea. Han descubierto que tener más mil millones de usuarios no garantiza dominar todo lo que se te ponga en la cabeza ‘obligando’ a tus usuarios a usarlo.

Facebook nota que pierde usuarios por las bandas, entre los que buscan comunicar rápido y privadamente y tras el fracaso por adquirir Snapchat se lanzaron a por la que domina el mercado. Esta operación, para mí responde a claros intereses de permanencia y de trascender a título puramente de negocios, pero hay cinco puntos que se derivarán y que de verdad importan a mi juicio:

1. Se están creando el nuevo escenario de relaciones sociales entre diferentes modos de conexión. Nunca antes los dispositivos dejaron de ser tan poco importantes y dejaron paso de un modo tan claro a ‘lo que hacemos’ y no ‘con que lo hacemos’. Esta ‘fusión’ de conceptos marcará el futuro inmediato.

2. Genera un espacio de libertad sin precedentes pues, a diferencia de lo que se escribirá y se nos dirá, Whatsapp supone un grado de gestión de datos inabarcable y de un valor privado mucho más evidente de lo que hacemos en Facebook. A partir de ahora deberán conjugar ese doble nivel de privacidad del que la red social carece y que necesitará mejorar.

3. Sentencia las compañías telefónicas al pasado definitivamente. Ya no hay vuelta atrás. Las compañías de telefonía deberán ir pensando en vender todo tipo de instrumentos de cocina pues en gran medida este es el pistoletazo de salida para que muchas de ellas no encuentren espacio para sus negocios. Tras esta operación vendrán otras como grandes empresas logísticas como Amazon u otras acaparen los modelos de pago, transacción, gestión y otros. PayPal ya advirtió. El fin de una era nos muestra otra más libre, estimulante y brillante. Si yo fuera transportista, cajero de un banco o dentista, empezaría a buscar a que me podría dedicar en el futuro inmediato.

4. Estimula modelos de negocio híbridos en los que unos buscan la publicidad y otros la cuota. Whatsapp no entrará en la publicidad, eso dicen, y Facebook no la abandonará. Nos enseñarán a vivir en ese doble escenario y aprenderemos a combinarlos con eficiencia.

5. Muestra el futuro inmediato. Todo pasa por la digitalización de las emociones, vivencias y relaciones. Esto no es solo una operación empresarial entre corporaciones, esto es el puto futuro viniendo a toda leche.

WhatsAppGrowth

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Negocio, Startups, Tecnologia Marc Vidal Negocio, Startups, Tecnologia Marc Vidal

Revoluciones en marcha: 'crowdfunding'

Vivimos en beta constante. Sorprendentemente asistimos a una transformación gigantesca y lo hacemos de un modo casi natural. Algunos elementos nos muestran la dimensión de la erupción y otros, sinceramente, nos la amortiguan. A esta última pertenece todo lo que tiene que ver con el modelo financiero, aquel que hizo aguas hace ya más de seis años. Pero la historia les tiene reservados una sorpresa. No se dan cuenta, o si, que el viento sopla fuerte y lo hace a ráfagas, pero tumba todo lo que se le pone delante si no le sirve. La banca actual, sirve, pero no es eficiente para lo que la sociedad, los emprendedores, las nuevas dinámicas económicas y la nueva escala de valores en las fases de creación, fabricación y venta, precisan.
Es muy curioso detectar como no es solo ya un tema de ‘nueva moneda’ como el bitcoin, o una sociedad de valores en alta frecuencia, ni tan siquiera tiene que ver con las nuevas reglas de la economía digital. Tiene que ver con una nueva conciencia social y casi genética que toda una nueva generación está desarrollando sin darse cuenta. Los cambios, tenemos experiencias recientes, son rápidos y se llevan por delante a cualquiera.

No es cuestión de adaptarse, estoy seguro, se trata de aceptar que hay cosas que ya no tienen futuro, no funcionarán y otras vendrán. Es más barato cerrar un negocio y fundar otro con la experiencia adquirida que esforzarse en modular, estilizar y retocar el que ya no se adapta bien a los tiempos que corren. Incluso veremos cosas sorprendentemente buenas. Entidades financieras apostando por proyectos que suman en el ámbito del ‘crowdfunding’. Miren sino el detalle al que hace referencia Carlos Blanco en su blog sobre las cinco primeras inversiones que el fondo BStartup del Banc de Sabadell. Una de ellas es de crowdfunding social.

Un ejemplo claro de cómo se está desarrollando esa mutación gracias a la capacidad de romper cadenas de valor inamovibles, a tumbar muros inquebrantables y al empoderamiento que la tecnologías está dando a las personas sería el denominado ‘crowdfunding’ que otros nos gusta llamar ‘la democratización del espíritu empresarial’.

Hay proyectos que difícilmente lograrían financiación en el mundo ‘real’ de los bancos y entidades de soporte al emprendedor. Por ejemplo, Bugasalt, un juguete como una escopeta que dispara ráfagas de sal para matar insectos que recaudó más de medio millón en una plataforma de ‘crowdfunding’. El mercado resulta que esperaba ansioso el ‘juguete’, pues como se puede entender, los que aportaron dinero eran potenciales clientes. Lo que estos proyectos suelen tener en común es que los consumidores los quieren y ponen el dinero incluso previamente. Son ellos mismos los que, dispuestos a pagar para que se desarrollen, ponen el capital previamente y a partir de la imaginación de un empresario se logra generar.

Lo importante es empezar a ver las cifras que se manejan. En los últimos 3 años, la economía crowdfunding ha casi cuadruplicado su peso llegando ya a más de 5.100 millones de US$ en Estados Unidos. Poco en comparación con el mercado tradicional pero en plena línea de crecimiento exponencial. El ‘crowdfunidng‘ es apenas un bebé, está en pañales, se deberá estar atento pues, como se verá, la economía de captación de fondos de modo abierto y popular está apunto de vivir su mayor punto dramático de transformación como indica este gráfico que hoy acompaño y que ha creado el portal Clarity.

En breve podré informar de otra inversión que acabo de hacer sobre un proyecto en este sentido y que me ilusiona especialmente.


Crowdfunding-Infographic

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La 'no burbuja' de los billones

Ayer se supo que Twitter perdió 645 millones de dólares el pasado ejercicio. Sin embargo su valor nominal es brutal y, a pesar de que a estas horas su valor bursátil se ha desplomado, en cuestión de días que se recuperará. Aunque no aparezca en la lista, bien podría ser miembro de una de las listas más selectas del mundo empresarial y tecnológico actual. The Wall Street Journal publicó un gráfico interactivo en el que figuraban más de 30 startups con una valoración superior a los 1.000 millones de dólares. Son valoraciones objetivas en base a las entradas de capital que han vivido recientemente.
Curiosamente, aunque no es una sorpresa, en este club casi no hay empresas europeas, pero si hay chinas. Tengamos en consideración que el futuro que ahora estamos labrando en términos como ‘la Internet de la cosas’, ‘el Big-data’ y la ‘metamorfosis de la sociedad’, se construye desde la empresa, es la apuesta tecnológica que hacen las organizaciones privadas las que marcan los comportamientos, la evolución y los ritmos sociales. Si en Europa cada vez es más difícil reconocer propuestas que puedan ser consideradas determinantes en la escena empresarial y tecnológica del futuro mal vamos. Esta lista, a parte de ofrecer una posible tendencia hacia la sobre valoración de las compañías, también nos dice que Europa envejece. Es obvio y que lo hace de la pegajosa mano de sus dirigentes también.

Me cuesta ver como algo etéreo e inconsistente un volumen tan grande de afectados. Miles de millones de personas activando y desactivando procesos que, independientemente del rango y cálculo en el que se ubiquen sus cuentas de resultados, está claro que rigen y condicionan el presente y asignarán las bases del futuro. Seguramente, en cinco años se hablará de Facebook como se hace ahora de la Yahoo de hace una década, de Twitter de cómo se hablaba de Myspace y así con muchas otras. Esa es la esencia y esa es la maravillosa realidad. Nadie está en manos del monopolio de los usuarios aunque lo parezca, sin embargo el valor de todas ellas está en la inmensa gestión que hacen y podrán seguir haciendo aunque varíen sus modelos de negocio y experiencia de uso, de toda esa montaña de conocimiento adquirido a tiempo real.

Las opciones son dos: que la ‘digitoburbuja’ explote y nos muestre que valorar las empresas y cotizarlas por expectativas de facturación es un error, que otorgar valoraciones mil millonarias cuando apenas tienen ingresos (Tumblr fue comprada por más de mil millones cuando solo facturaba trece) conduce irremediablemente a la quiebra para enriquecer a especuladores atentos.

La otra opción. ¿Y si no explota? ¿qué aprenderíamos entonces? Tal vez, que todo ha cambiado y mucho. Que el balance no se mide como si estas empresas fueran una cadena de venta de electrodomésticos o una petrolera, ni tan siquiera como un medio de comunicación o un gestor de contenidos. Tal vez nos demos cuenta que en plena nueva era, en los albores de un cambio de sistema inédito, estas no dejan de ser otra muestra del nuevo escenario. Un lugar donde lo que se piensa tiene valor y lo que se hace deriva de ello, un espacio comercial donde se maneja información combinada y no sólo emitida, un cuadrante social donde se gestiona el coste de la interpretación colectiva de las ventas que la contabilidad resultante.

Vamos irremediablemente a la programación colectiva, a la utilización compartida de productos que fabrican otros, al desarrollo en beta constante de una plataforma sin límites ni fronteras que no podrá venderse de unos a otros, que no será capaz de saber donde empieza Facebook o donde termina Twitter, vamos a un sistema operativo global que mutará de estas (hoy llamadas) compañías. Pero también vamos a las impresionantes cadenas del longtail, de la economía low cost y a la diversión monetizada.

Ahora bien, algunas de estas empresas están muy valoradas mientras sus modelos de negocio siguen sin estar validados y lo único que aportan es unas cifras de usuarios y escalabilidad brutal, aunque eso no se monetice. Su valor no deja de ser otro que su expectativa y no tanto la cuenta de resultados. Está claro que el mundo ha cambiado mucho pero no creo que podamos mantener por más tiempo ese recorrido por el desierto a menos que esto responda a la creación de una enorme y reluciente burbuja tecnológica. Creo que no, pero también creo que veremos caer alguna y que su derrumbe arrastrará algunas que si estaban en condiciones de soportar ese escenario de futuribles pero que precisaban más tiempo.

La exhuberancia de la época de las puntocom y su posterior quiebra no es comparable. En aquella época se vendían por miles de millones un ‘powerpoint’ sobre un portal donde no había ni un usuario registrado. Eran tiempos en los que un tipo con un ‘vespino’ y un ‘portátil’ preparado con una presentación basada en plantillas ‘cool’ se plantaba ante un consejo de administración de un banco europeo y en apenas diez segundos le compraban la idea, el proyecto y metían a media familia en el paquete. Ahora no es así pero la valoración desmedida de algunas compañías podría ser un hándicap, pues si alguna de éstas al final se la valora en revisión y pierde esa enorme consideración, arrastrará a muchas otras y con ello estaremos en un escenario que tampoco responderá a la realidad pero que se basará en el pánico, sobre todo de los mismos que ahora están engordando los valores de estas mismas empresas.

Mi impresión coincide con la del Harvard Business Review que ofrece una sencilla explicación a esta lista de empresas con valoraciones mil millonarias: “un dólar en el año 2000 no equivale a un dólar en 2014, sino a 1,35 dólares. Eso para empezar. Si en lugar de realizarse la comparación en términos nominales se lleva a cabo en términos reales, se descubre de que de las 25 empresas estadounidenses en la lista, solo 15 superarían una valoración de 1.000 millones de dólares en términos reales

Creo que si entramos en argumentos más técnicos, como se reflejaba recientemente en una publicación como Sintentia, “veríamos que la razón contraria a la existencia de una burbuja sería una comparativa entre los ratios Valor y Ventas en 1999 y en el momento actual. Veríamos pues que mientras que en 1999 este ratio indicaba que se estaban valorando a las empresas por importes de 26,5 veces las ventas, las valoraciones actuales son de solo 5,6 veces las ventas”, lo que parece situarnos lejos de una hipotética burbuja, al menos en lo que a la relación entre valor y ventas se refiere. ¿Tú que piensas?

Facebook maneja datos de más de mil millones de personas, sus gustos, condiciones, relaciones y ocupaciones. Twitter es capaz de ofrecer información a tiempo real y, en breve, a conceder predicciones inverosímiles que los modelos ‘big data’ están atrapando. Gestores digitalizados de posicionamiento aplicados a compañías aéreas se basan en gestores de color o impresiones como las que entregan Pinterest o Tumblr establecen valores de empresa que hasta ahora no se contemplaban. Trescientos millones de usuarios en aplicaciones móviles como Whatsapp conceden expectativas muy distintas a todo ese universo de esa llamada ‘burbuja’.

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Como se podía leer recientemente en el Wall Street Jounal, una de estas empresas que aun no están en esa lista pero que probablemente lo estarán, Foursquare, ha logrado materializar un contrato con Microsoft por algo que si será determinante: los datos. Mientras que la publicidad en esa plataforma no arranca, lo datos que maneja de los millones de usuarios si son oro de muchos kilates. Ahora mismo la entrada de estos 15 millones por un convenio de colaboración vinculante ponen a los de la red de geolocalización en los 650 millones de dólares de valoración nominal. Yo sigo pensando que lo que se está organizando y posicionando es el futuro esencialmente y el modo en el que lo vamos a vivir, comprar y vincular a las empresas que diseñarán como nos acercamos a nuestros intereses más inmediatos.

 

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Los resultados de Facebook

Hace pocos días comentábamos que algunos indicadores podían estar señalando que Facebook estaría iniciando un descenso hacia el infierno. Informes como el de Princeton aseguraban fechas concretas y números directos de pérdidas de usuarios. A fecha de hoy lo único que sabemos es que en el histórico de valor de la cotización de la red social y de su número real de usuarios activos siguen creciendo y parecen muy lejos de lo que podría ser un final a la vista. Nadie puede asegurar que ese traspaso suceda, de hecho es un secreto a voces que Facebook tiene algo menos de repercusión en las campañas elaboradas que hace unos meses, pero puede que simplemente sea un ajuste hacia nuevos modelos de gestión en el uso de la red a título publicitario, comercial o profesional. Pienso que las empresas que han puesto rumbo al futuro están consolidando su negocio y su escenario de manera cada vez más eficiente. Creo que se aprendió mucho más de lo que parece de la burbuja puntocom.

Facebook es una mina de oro, al menos de momento. La compañía dirigida por Mark Zuckerberg se ha disparado completamente en bolsa después de presentar este miércoles sus resultados. Las acciones que cotizan en el Nasdaq 100 han abierto esta tarde con un crecimiento del 15% hasta alcanzar los casi 62 dólares,  su mejor dato desde que la compañía se estrenara en bolsa el 18 de mayo de 2012. La fiebre ha sido tal que las operaciones durante el cierre del mercado llegaron a aupar los títulos a un crecimiento cercano al 20%.

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Obviamente no se puede decir que una empresa pueda estar en crisis o vislumbrarla en el futuro cuando la facturación de la compañía asciende en un año a 5.788 millones de euros, un 55% más que en todo 2012. Sin embargo no olvidemos los motivos por los que se asegura que puede estar iniciando un retroceso en los usuarios del futuro, los jóvenes, y consolidando los que exigen menos innovación.

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