Economía, Idodi VC, Ireland, Politica, Sociedad Marc Vidal Economía, Idodi VC, Ireland, Politica, Sociedad Marc Vidal

Irlanda baja una parte del impuesto de Sociedades al 6,25% para atraer más empresas tecnológicas.

El pasado viernes se celebraron elecciones generales en Irlanda. Ganó el partido en el poder de nuevo, el Fine Gael. El resultado tiene un tono a lío imposible. Las medidas de austeridad que tuvo que acometer el partido de Enda Keny, actual Taoiseach (Primer Ministro), en coalición con los laboristas parece que le ha pasado factura. El centro izquierda puede que no logre conformar gobierno sino se alía con el segundo partido en los resultados, el conservador Fianna Fail. Otra opción es buscar algún acuerdo casi imposible con el Sinn Fein de Gerry Adams o con la amalgama de candidatos anti austeridad que han logrado un resultado a lo ‘Podemos’.

El pasado viernes se celebraron elecciones generales en Irlanda. Ganó el partido en el poder de nuevo, el Fine Gael. El resultado tiene un tono a lío imposible. Las medidas de austeridad que tuvo que acometer el partido de Enda Keny, actual Taoiseach (Primer Ministro), en coalición con los laboristas parece que le ha pasado factura. El centro izquierda puede que no logre conformar gobierno sino se alía con el segundo partido en los resultados, el conservador Fianna Fail. Otra opción es buscar algún acuerdo casi imposible con el Sinn Fein de Gerry Adams o con la amalgama de candidatos anti austeridad que han logrado un resultado a lo ‘Podemos’.

Llegué a este país con unas elecciones recientes que se celebran cada cinco años. Digamos que he vivido lo que muchos aquí denominan el ‘rescate innecesario’ y su posterior ‘austeridad innecesaria’. Muchos consideran que tanto ajuste y tanta austeridad no era necesaria, que Irlanda podía sobrevivir gracias a las multinacionales que aquí tienen su sede. Es como socialmente se intenta culpar a quienes se las han hecho pasar muy duras por los pecados del pasado. No tengo claro sé si era necesario uno u otra, pero cabe destacar que la ‘política de recortes’ ha sido especialmente una subida de impuestos indirectos y un apretarse los cinturones (mucho) en el gasto corriente del sector público, bajo consumo, despedir funcionarios, reducir prestaciones por desempleo y algunas medidas más. La inversión pública cayó, obviamente, pero no podía hacerlo en los servicios públicos pues estos ya estaban bajo un patrón dónde el estado ofrece muy pocos servicios o, cuando los ofrece, son de calidad muy deficiente si los comparamos con España por ejemplo.

¿Dónde aplicaron la austeridad? En el aumento de tasas, como una inédita water tax que genera un impuesto sobre un recurso natural que en Irlanda está por todas partes, gravámenes sobre las rentas, nuevos requerimientos impositivos en la vivienda, alquileres, pagar por tener televisión (aquí se paga por cada televisión que tienes en casa), bolsas de basura (cada unidad de vivienda tiene un cupo), incrementos en alimentos, el IVA al 23%, etc. Al contrario que en otros países, lo que no tocaron fue algunas de las grandes conquistas sociales de este país: ayudas a la natalidad o la ayuda mínima social. Cabe decir que sus ajustes estructurales llegaron a representar un 18% de su PIB. Que se dice pronto.

Digamos que aumentó mucho la presión fiscal sobre las clases medias sin recortar realmente mucho, pues no había demasiado donde recortar. Una de las peticiones de los grupos anti austeridad era subir los impuestos a las empresas. Pero eso no se ha tocado. Es más, desde el pasado enero hay menor presión tributaria incluso. Es decir, han subido los impuestos a las personas y se los han bajado a las empresas. En mi opinión, una de las razones de que este pequeño país siga creciendo ahora por encima del 5%, tras hacerlo recientemente al casi 7%. Les ha salido bien.

Y es que uno de los elementos diferenciadores de Irlanda es su política fiscal. Cómo he dicho, mientras mantiene una fiscalidad empresarial muy baja y con enormes ayudas, la que afecta a las personas es muy distinta y especialmente alta si atendemos a la falta de servicios asociados. Hace dos años Irlanda ya presentó el primer aumento de su presupuesto desde el rescate. El déficit público ha pasado desde el 32% del PIB de 2010 a menos del 4% actual. La competitividad laboral ha mejorado más de un 20%. Y se encuentra en el séptimo puesto del Índice de Libertad Económica de Heritage Foundation. 

Es muy probable que tengan que repetir las elecciones en agosto. Todo es posible, pero gane quien gane, se coaliguen unos u otros, excepto en el caso de los grupos anti austeridad, el resto, incluido el propio Sinn Fein, los laboristas, el centro derecha o el ganador centro izquierda, todos, ya han declarado que hay un impuesto que no se va a tocar: el Corporate Tax, lo que vendría a ser el impuesto de sociedades que hasta hace poco estaba en un tipo único del 12,50% y que, como he dicho, desde el pasado 1 de enero tiene un tipo reducido del 6,25% que afecta a un determinado tipo de empresas. Cómo este impuesto se paga en base a una previsión por anticipado algunos ya han notado la rebaja.

Este tipo tan bajo está planteado como una propuesta de gobierno del actual equipo y que fue parte de las promesas efectuadas hace ahora cinco años. Recordemos que el sistema tributario irlandés incorpora un régimen de auto evaluación en virtud del cual las empresas determinan si deben pagar impuestos o no y, de ser así, presentan sus declaraciones de impuestos y efectúan los pagos por impuestos correspondientes de manera anticipada si lo desean. En este caso se puede incorporar ya a la previsión del 2016 por ejemplo.

¿Qué tiene de relevante esta rebaja a parte del puro hecho aritmético? Pues que es un modelo que sigue ahondando en lo que busca este país en cuanto al cambio de modelo productivo abrazando la tecnología y la innovación. La deducción fiscal denominada Knowledge Development Box se ha diseñado para atraer la inversión extranjera aplicando una deducción que se aplica a todo el beneficio generado por la inversión en I+D que ha hecho dicha compañía con residencia en Irlanda. Obviamente esto es muy interesante para empresas de software, Apps, plataformas, cloud y aquellas que registran patentes de propiedad intelectual.

Hay varias políticas sectoriales que deben tener consenso si quieren alcanzar éxitos notables. Son aquellas que precisan de largo recorrido para ser eficientes. La educativa, la económica y la fiscal. En Irlanda la primera y la última así lo tienen. No se toca el modelo educativo desde hace mucho y ningún candidato amenaza al anterior con que va a ‘derogar’ sus leyes anteriores en materia educativa porque, en realidad, las hicieron entre todos. El nivel educativo y el talento al que pueden acceder las empresas es muy alto en consecuencia.

En materia tributaria también hay consenso. Lo hay por un hecho sociocultural que no es sólo un elemento que se basa en la ‘competencia desleal’ del Impuesto de Sociedades más bajo que en el resto de Europa por ejemplo. Hay que recordar, de nuevo, que la compensación entre impuestos empresariales y presión fiscal individual se produce de manera muy equilibrada y responde a un modelo sociopolítico.

Aparte del Impuesto de Sociedades que se aplica a los ingresos obtenidos de actividades comerciales (incluidos los dividendos extranjeros que cumplen determinados requisitos pagados con cargo a los beneficios de explotación) al 12,50% y el ya nombrado Knowledge Development Box al 6,25%, existen otros tipos impositivos muy interesantes. Por ejemplo el incentivo del 25% en materia de I+D que funciona como crédito fiscal o el Impuesto sobre las plusvalías (capital gains tax) que es del 0% en régimen de exclusión del impuesto respecto de la enajenación de acciones que cumplen determinados requisitos o del 33% como tipo estándar para las ganancias pero que está con sujeto en la mayoría de los casos a diversas desgravaciones y excepciones.

También es muy atractivo el Impuesto del timbre (Stamp duty) que está entre el 1 y el 2% que es pagadero en relación con documentos jurídicos y comerciales, incluidos documentos relacionados con la transmisión de la propiedad, arrendamientos de inmuebles, formularios de transmisión de acciones y determinados contratos. Finalmente existen 73 magníficos tratados suscritos con las economías emergentes (incluida Latam) de libre circulación de bienes desde y hacia esos países. Además Irlanda tiene acuerdos de colaboración con Estados Unidos que son excepcionales en materia de nuevas tecnologías.

Para este país la política fiscal debe ser baja en términos generales. Así lo entienden culturalmente y aceptan a su vez un estado que ofrece muy pocos servicios. Por lo tanto, se deriva una intervención estatal algo reducida con respecto a otros países europeos. A esta fiscalidad que cada vez es más alta para las personas (de ahí el castigo electoral y el ascenso de los grupos anti austeridad) se contrapone una muy flexible para las empresas. Se considera que éstas pueden crear empleo si se les permite pagar menos y a la vez ganar más, invertir o exportar mejor. En definitiva ingresar en el neto mucho más que si se les presionase con muchos impuestos y las pudiera ahogar financieramente en momentos difíciles.

A la vez, esas empresas que generan empleo permiten que los ciudadanos puedan consumir y al mismo tiempo pagar más impuestos personales. Contratan servicios privados que sustituyen los públicos y la rueda va girando. Según este sistema, la clave nace en la rebaja de impuestos a las empresas.

A modo de resumen y para entender que ha significado la reducción de presión fiscal corporativa en Irlanda decir que en los peores momentos de la crisis, cuando fueron rescatados por el FMI y el BCE, la propia Troika pidió a Dublín que subiera el Impuesto de Sociedades para recaudar más. Sin embargo, cómo sabemos, no sólo se negaron, sino que aprobaron más deducciones y ayudas que suponen aún más rebajas fiscales. Como bien recuerda siempre mi socio y amigo Daniel Lacalle, la UE no exige ninguna medida, sino que pide un ajuste y cada país decide cómo materializarlo.

El resultado dejó en evidencia a los expertos de la Troika. Entre 2009 y 2012 los ingresos derivados del Corporate Tax se mantuvieron constantes, no cayeron a pesar del ajuste social que se vivió y que provocó que los irlandeses dejaran de consumir de golpe con un paro cercano al 15%. Recuerdo tardes ‘de compras’ en los que algunos vendedores del City Center nos confirmaban que era la peor temporada comercial que habían vivido. Más o menos como en el resto de los países rescatados o ‘pseudo-rescatados’.

Lo importante es lo que pasó tras esos años. Entre 2013 y 2015 la recaudación no hizo más que crecer hasta llegar a niveles de hace una década, con un consumo creciente y un paro que estará por debajo ya del 8%. En 2015 se habrá recaudado un 74% más de lo que el presupuesto había previsto. No está mal.

Obviamente seguirá habiendo quien considere que una fiscalidad baja a las empresas es una especie de competencia desleal. Sin embargo cuando se analiza esto, cómo he intentado indicar, es importante verlo con toda la perspectiva posible y destacar que en esa perspectiva, y en el caso de Irlanda, lo que es extremadamente interesante es cómo la transformación digital de un país se está produciendo a la vez que se recupera la economía tras una recesión profunda. 

Recordemos que se hizo en algunos países cuando llegaron las vacas gordas: estimular una burbuja inmobiliaria y financiera que reventó por todas partes. Aprovechar la más mínima posibilidad del crecimiento económico a fin de estimular un cambio de modelo productivo vinculado al conocimiento, la innovación, el valor añadido, los servicios complejos y la tecnología aplicada, debería de ser una obligación. Normalmente se hace lo contrario visto lo visto.

Para terminar, recordar que en Irlanda 2 de cada 3 nuevos empleos creados el año pasado tenían que ver con las nuevas tecnologías y que se crean 147 startups diarias en un país de algo más de 7 millones de habitantes. Tal vez hay otros modos de ir modelando un país con una economía moderna, pero esta parece que puede ser una opción eficiente.

Si te interesa conocer más sobre cómo funciona el mundo de la empresa en Irlanda puedes consultarnos aquí.

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Davos y la dimensión de la tragedia.

Fue en 2006 cuando Nouriel Roubini anunció ante el Foro Monetario Internacional que se avecinaba un desastre económico monumental, las risas y abucheos todavía resuenan. Los llantos posteriores también. Ha llovido mucho y al escepticismo con el que se tomaban algunos anuncios de este tipo le ha sucedido la escucha activa y la actualización de discursos. Por eso este año, en el Foro de Davos, se intenta dimensionar la magnitud de la tragedia que podría estar fraguándose. Este año se ha centrando en analizar y debatir acerca de un mundo incapaz de generar empleo al ritmo en el que se destruirá debido a la automatización de procesos y la sustitución de seres humanos allí dónde un robot o mecanismo inteligente sea capaz de ser más eficiente.

 

Fue en 2006 cuando Nouriel Roubini anunció ante el Foro Monetario Internacional que se avecinaba un desastre económico monumental, las risas y abucheos todavía resuenan. Los llantos posteriores también. Ha llovido mucho y al escepticismo con el que se tomaban algunos anuncios de este tipo le ha sucedido la escucha activa y la actualización de discursos. Por eso este año, en el Foro de Davos, se intenta dimensionar la magnitud de la tragedia que podría estar fraguándose. Este año se ha centrando en analizar y debatir acerca de un mundo incapaz de generar empleo al ritmo en el que se destruirá debido a la automatización de procesos y la sustitución de seres humanos allí dónde un robot o mecanismo inteligente sea capaz de ser más eficiente.

Oficialmente ya estamos en la Cuarta Revolución Industrial. Así la llamamos algunos hace tiempo pero por fin es un término que podemos dar como aceptado. El problema es que, cómo pasó en otros momentos de la historia, a este período no podemos ponerle el adjetivo que nos parezca mejor, sino el que defina de un modo más acertado lo que sucede realmente. Digamos que, al igual que los contemporáneos de la Revolución Industrial del siglo XIX llamaron Crisis Industrial a aquella etapa de la historia, nosotros deberíamos también tener en cuenta que, mientras no se organizan las cosas, las revoluciones económicas y productivas son, sencillamente, crisis de dimensiones bíblicas.

Las tres revoluciones que precedido la actual cambiaron el mundo completamente y se llevaron por delante modelos de vida y crearon otros. En términos generales siempre nos fue mejor tras esas etapas, pero también fueron partos dolorosos. La primera fue la mecanización de la producción gracias al vapor y al agua. La segunda tuvo que ver con la división del trabajo al aparecer la producción en masa y la electricidad.

La tercera parte de la automatización vinculada a la informática y la electrónica. La cuarta revolución que Davos anuncia es, como decíamos, la de la transformación digital causada por los sistemas inteligentes, interconectados y capaces de ser autónomos en la toma de decisiones. Esta revolución ya nada tiene que ver con planteamientos ideológicos o posiciones políticas, es sencillamente irremediable e irreversible. Afecta a la vida empresarial, institucional y, sobre todo, a los hechos cotidianos. La sociedad ya no es la misma de hace apenas unos minutos y nada tendrá que ver con la de los próximos segundos.

La diferencia con respecto a otras épocas es que ahora vivimos la revolución más compleja jamás vivida. Se suman varias. Por un lado transmitimos el conocimiento de un modo inédito. No precisamos de intermediarios y la distribución de lo que queremos comunicar es en red y masivo. Sólo es precisa la tecnología digital. Otra revolución es la que afecta a la organización del trabajo. Ésta también está radicalmente cambiando. No precisa de la cadena de valor en la mayoría de los casos que tenía apenas una década o dos. La misma tecnología digital ha transformado centenares de productos en simplemente servicios.

Hay más revoluciones. La gestión predictiva de datos, la inteligencia artificial, la robótica, la nanotecnología, la biotecnología, la conexión absoluta de objetos inteligentes, la Internet de las cosas, la Internet del Todo, la conducción exenta de humanos, la automatización de los servicios o la impresión 3D, son piezas de este rompecabezas que no es más que un cambio de época sin precedentes.

La suerte es que lo sabemos. La desgracia sigue siendo la misma de siempre. Quienes deberían establecer políticas destinadas a minimizar los daños mientras evoluciona todo, siguen perdidos. Escuchan y se lamentan, pero no toman decisiones. Mientras tanto, el mundo gira y lo hace a una velocidad que nada tiene que ver con el ritmo de Davos.

Avanzo que en menos de un lustro, si vamos bien, hablaremos de la Singularidad, ese momento en el que los automatismos no precisen de la intervención humana para nada. Para entonces igual unos ya tendremos acuerdos parlamentarios, otros estarán oficializando en Davos el hecho, algunos países ya se habrán preparado para un mundo sin empleo y otros se aproximarán a la etapa clave de todo este proceso de cambio sin precedentes.

La nueva sociedad que se está fraguando y a la que nuestros dirigentes deben proporcionar elementos para gestionar esta etapa se caracterizará por un ecosistema empresarial surgido del mundo ‘startups’ que se llevarán por delante a las grandes corporaciones incapaces de adaptarse. Una sociedad cuyo poder político perderá la seguridad tradicional y que se fragmentará como nunca antes había sucedido. La velocidad a la que irá la incorporación de nuevos actores politicos sin voz previamente a la política será inversamente proporcional a la que tendrá el ‘establishment’ en asumir los cambios. 

Una nueva sociedad está naciendo y lo hace de las entrañas de esta Revolución Socio Tecnológica sin precedentes. Una sociedad vinculada a un mercado de trabajo dual entre trabajadores de alta cualificación especialistas en algún campo tecnológico y los de baja cualificación y de bajo salario.

Esto será, cómo mínimo, curioso por no decir terriblemente injusto. Un planeta dónde construir algo, desarrollar cualquier cosa, producir lo que sea será más barato, fácil, rápido y eficiente, será un mundo en el que la diferencia entre todos cada vez será más desigual. Sino se toman medidas así será. Pero si hemos aprendido algo, está por ver, del pasado podríamos hacerle frente con una apuesta por políticas sociales transformadoras que eviten la exclusión y sean capaces de redistribuir la ingente riqueza que se genera cada día gracias a tanta tecnología. Es inaceptable que ese reparto sea tan poco equitativo.

Podemos quedarnos de brazos cruzados y esperar que nos arrolle el futuro. También es posible hacer lo contrario. Depende de la actitud. En lugar de esperar a la desaparición del empleo como lo conocemos a fecha de hoy podemos ir pensando en una nueva filosofía socioeconómica que sea capaz de redistribuirlo todo.

Para algunos será tarde. Hay países que hace mucho tiempo que lo interpretaron, otros no. Unos van ajustando políticas de base tecnológica a necesidades socioeconómicas y otros siguen prometiendo empleo masivo en sectores donde no va a crearse trabajo ni echando agua caliente. 

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Mientras ellos pactan (o no), el mundo gira.

Mientras sus futuras señorías discuten acerca de cómo conformar gobiernos o coaliciones, tratan de sus cosas y se entretienen con el lenguaje típico de la política, el mundo real sigue girando. Siempre me ha parecido grotesco escuchar en la noche electoral a los líderes de cada partido agradecer a los militantes su trabajo a lo largo de los quince días previos y, aun más, cuando dicen aquello de ‘hemos hecho una gran campaña’. Es la expresión máxima de la endogamia y cuando más claro se ve lo lejos que están todos ellos de la realidad. La vida es aquello que transcurre en paralelo a todo eso.

Mientras sus futuras señorías discuten acerca de cómo conformar gobiernos o coaliciones, tratan de sus cosas y se entretienen con el lenguaje típico de la política, el mundo real sigue girando. Siempre me ha parecido algo grotesco escuchar durante la noche electoral los líderes de cada partido agradecer a los militantes su trabajo a lo largo de los quince días previos y, aun más, cuando dicen aquello de ‘hemos hecho una gran campaña’. Es la expresión máxima de la endogamia y cuando más claro se ve lo lejos que están todos ellos de la realidad. La vida es aquello que transcurre en paralelo a todo eso.

Cada persona es un planeta y cada planeta gira en su propio sistema solar. A unos les interesa unas cosas y a otros otras. A mi me preocupa mucho como se va a ir construyendo la sociedad del futuro, como va a ser y en que motores va a basar su crecimiento. Es cierto que no todo es la economía, por supuesto, y en gran medida una sociedad que no interpreta bien los cambios en materia social y cultural no es una sociedad preparada para afrontar los retos que nos ha tocado vivir. Liderar generacionalmente incluso.

Hay diferentes maneras de afrontar este cambio de época. Nos podemos aferrar a recuperar los engendros que permitieron basar una economía en la acumulación irracional de ladrillos o intentar crear una industria basada en la innovación y el conocimiento como hacen otros países. Y sobre esa variante se sujeta el cambio en el modelo productivo de un país. En una de mis conferencias lo explico detalladamente.

Para impulsar y aprovechar todo cuanto está pasando y pasará se deben activar políticas basadas en la tecnología como epicentro, en lo digital como escenario y en el estímulo emprendedor como valor. En el centro de este triángulo aparece un concepto empresarial que hace años se desarrolla de diferente modo según el barrio. Serían las llamadas startups. Empresas que son algo más que una moda, pueden considerarse un modelo de cambio.

De hecho no se puede poner en duda el valor añadido que a la economía aportan este tipo de compañías. El perfil innovador, tecnológico y que, a pesar de ser proyectos en desarrollo constante, crean empleo. Una cantidad de empleo no equiparable a industrias más tradicionales y con un modelo de crecimiento muy distinto, pero empleo al fin y al cabo. En una sociedad donde el empleo será un bien escaso, se deben crear negocios que creen nuevos tipos de trabajos. Ahi juegan un importante valor las startups.

Y hablando de startups, por mucho que se diga, las cifras no es que sean para tirar cohetes en España. Durante este año las startups nacionales crearon cerca de 4.000 empleos y en 2016 se calcula que superarán justito los 7.000. Está bien, pero si lo comparamos con otros lugares veremos que no es tanto.

En otros países el modelo startup está expresamente vinculado al esfuerzo que desde la administración se ejerce por modernizar la economía o, desde la propia gran empresa, para tener a mano modelos de innovación factibles de ser adquiridos. Digamos que apoyar esta tipología de empresas tecnológicas con alto potencial de crecimiento es una apuesta económica y de futuro. Una alianza con el progreso y la aceptación de un nuevo tiempo socioeconómico.

Mientras en los gobiernos en standby, el catalán sigue en éxtasis y el español entrará en bucle ya mismo, el mundo, como decía, sigue girando y en algunos lugares gira más deprisa que en otros o, por lo menos, se aprovecha más cada giro. A nivel comparativo, un país pequeño como Irlanda, con una décima parte de la población de España, crea 147 startups diarias. El pasado noviembre 3.978 nuevos proyectos se dieron de alta y se pusieron en marcha en este país. Solo durante un mes. A lo largo del año y exceptuando períodos vacacionales, la dinámica ha sido similar. Las facilidades para crear una empresa si eres residente y las ayudas para lograrlo estimulan este impresionante dato.

El estudio de Vision-Net argumenta que el modelo productivo que se asocia a este tipo de empresa está ya reflejándose en la economía del país. En un entorno repleto de grandes multinacionales atraídas por temas tributarios, se han ido desarrollando ecosistemas de empresas que facilitan servicios a esas y a la vez han ido creando empleo. Si creas empleo generas riqueza, es simple, aunque no siempre. Lo importante deriva en dónde lo creas y de que calidad.

La política fiscal es importante, destacarlo es justo, pero también especificar que la mayoría de las startups que empiezan no tienen beneficios. Son proyectos a largo plazo que requieren inversión y a su vez reinvierten todo cuanto ingresan. Por lo tanto, en el caso de una startup, mayoritariamente, el asunto no es tanto su fiscalidad sino otro. El único impuesto realmente destacable que en Irlanda es mejor que en otros lugares es el de Sociedades, el Corporate Tax, pero que sólo se aplica (y te beneficias) si tienes más ingresos que gastos. Ese no es el caso de la mayoría de las startups cuando empiezan.

De este hecho deriva que la creación masiva de startups no provenga de la fiscalidad irlandesa, sino de otros elementos que se pueden copiar en otros países. Digamos que las ayudas a poner en marcha tu proyecto, el soporte en todos los campos que hemos descrito alguna vez y el universo internacional que aquí se vive es clave. Más de 200.000 personas trabajan en tecnología o servicios derivados y ya se crean 1.000 nuevos empleos cada semana sólo en esto.

¿Que ha hecho Irlanda? Primero atrajo con tipos impositivos bajos a grandes empresas tecnológicas. Lo hizo cuando eso suponía un duro golpe a los ingresos públicos. Un vez logro su propio ‘breakeven’ impuso normativas que incentivaran la creación de empresas tecnológicas, vinculó a las universidades y escuelas de negocio y se abrió al mundo anglosajón. Además, por si fuera poco, las startups que se crean en Irlanda tienen buenas perspectivas de crecimiento en muchos campos como el Fintech, el e-commerce, big-data, la IoT o la AI debido a que los fondos de inversión tecnológicos norteamericanos tienen como base de referencia Dublín.

¿Porque deberíamos inspirarnos? Una economía que utiliza como buque insignia la tecnología y las empresas que hacen de ella su ADN es una economía moderna, abierta, innovadora y preparada para adaptarse rápidamente a los cambios y necesidades futuras. No es algo rápido, pero es necesario, urgente. Por ejemplo, ahora que otro sector ya está en la antesala de la catarsis como lo estuvo la industria musical, los viajes, el cine, el transporte o el hotelero, el bancario y su versión Fintech empieza a ser claramente un espacio de desarrollo en este país.

Mientras los ‘electos’ discuten sobre mayorías, aritmética de salón y, en definitiva, a quitarle a unos para ponérselos a otros, el mundo gira y cada vez lo hace a mayor velocidad. Una velocidad que, al parecer, no es la que son capaces de percibir los que deberían de poner en marcha el motor de cambio regeneracional de una economía que peligra a pesar de que las cifras de crecimiento insinúen lo contrario. No es lo mismo crecer para hacer lo mismo que nos llevó al túnel que hacerlo con vistas a un modelo económico basado en las tecnologías que nos rodean.

Todo pasa mientras sigue habiendo cada vez más pobres que nunca en España, más empleo deficiente o inseguro, menos proyección de la Pyme y más anécdota. Sus señorías deben ponerse de acuerdo para poner fin a los dramas de muchas familias, pero también para crear un futuro competitivo y evitar que el talento se vaya, huya y monte sus proyectos en otro lugar. Cada uno sabe porque se fue, pero lo más jodido es irte porque tu país es incapaz de construir algo que no sea de 'obra vista' y 'llave en mano'. 

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“En una década internet lo será Todo”, entrevista para AECOC

Hace unos meses ofrecí una conferencia en Madrid a cuatro manos junto al inventor Pep Torres en el evento que celebra cada año AECOC, asociación que cuenta con 26.000 empresas del sector de la fabricación y la distribución. Al finalizar Gustavo Núñez, Director General de Nielsen me entrevistó para la revista C84 que se publicó a finales de verano. Os dejo abajo la transcripción completa que también podéis descargarla en [.pdf]. 

Hace unos meses ofrecí una conferencia en Madrid a cuatro manos junto al inventor Pep Torres en el evento que celebra cada año AECOC, asociación que cuenta con 26.000 empresas del sector de la fabricación y la distribución. Al finalizar Gustavo Núñez, Director General de Nielsen me entrevistó para la revista C84 que se publicó a finales de verano. Os dejo abajo la transcripción completa que también podéis descargarla en [.pdf]. 

GN: Dice Marc Vidal que la nueva sociedad digital está permitiendo algo muy estimulante: el acceso universal a la información y la conectividad global. Que la tecnología nos permitirá vivir en un mundo mejor y que el futuro cada vez es menos ficción y más ciencia. Por eso, en su opinión, “ahora toca transformarse digitalmente”. En este entorno este emprendedor tecnológico se mueve como pez en el agua. De su paso por Silicon Valley aprendió que la tecnología es la punta de lanza del futuro. Por eso hoy vive en Dublín, el Silicon Valley europeo. Vidal pertenece al “club de los soñadores”: “Imagino un futuro lleno de tecnología, pero más humano”.

Con 17 años te vas  a  París.  Tus aprendizajes los has  desgranado en un libro: ‘Una hormiga  en París’.  ¿Cómo fue tu juventud en la Ciudad de la Luz? ¿Qué aprendiste allí?

Mi primer viaje tan sólo duró  unos  meses. Digamos  que no fue un segmento de mi vida pero  sí una parte determinante para ella. Me fui por un anhelo, un sueño, un deseo de conocer, sencillamente descubrir lo que yo consideraba por aquel  entonces el centro del mundo. Había leído tanto sobre lo que allí había  sucedido y sucedía en el mundo del arte, la cultura, la sociedad, la política, etc. que tenía la sensación que perdérselo era  un pecado. Y decidí ir sin permiso de nadie.  A mis padres les dediqué mi libro por el mal rato (largo)  que les hice pasar. Al llegar  a París,  sin dinero y sin saber ni hablar francés, me di cuenta rápidamente que pintaba que lo iba a pasar mal. Tuve que buscarme la vida porque no pretendía volver pronto. Así organicé poco a poco un grupo de músicos orientales que ya actuaban por las calles y les convencí para que tocaran pero  de otro modo,  pues  detecté que podían  ganar másy más rápido. Durante unos meses algo que hice simplemente para sobrevivir se fue convirtiendo en un negocio. De eso habla  el libro y de cómo  todo aquello derivó  en modelos de gestión, negocio, comunicación. Tengo  la sensación de que algunas cosas todavía las aplico de un modo  muy similar. 

¿Cómo surge en ti el interés por la tecnología, por la Nueva  Economía? ¿Cuáles fueron  tus primeros proyectos?

La tecnología nos acompaña siempre. En cada  momento en el que el hombre ha variado sustancialmente su manera de vivir, comunicarse o trabajar una tecnología ha sido determinante y se ha asociado inmediatamente a cambios culturales, económicos y políticos. El hombre antiguo tuvo sus revoluciones tecnológicas ya en la Edad de Piedra. En la Revolución Industrial lo mismo.  Cada avance vinculado a la escritura, el sonido o la imagen ha sido otra tecnología que ha marcado un hecho disruptivo. La tecnología significa  cambios en la distribución del trabajo y en la transmisión del conocimiento. Para mí eso es lo interesante de la revolución tecnológica que vivimos. Supongo que ahora la entiendo como  tal. Hace 20 años  en mis inicios en esto de internet no sabía  hasta qué punto sería determinante, pero  estoy seguro que la pasión por lo nuevo, disruptivo y transformador me atrajo irremediablemente. Mi primer proyecto digital fue en 1994 cuando pretendía diseñar páginas web en un escenario en el que todavía no había  prácticamente webs y que se basó  en un solo y enorme cliente que creyó en el potencial de la red en ese  momento. La empresa, mi único cliente, quebró y yo con ella. Aprendí  que el B2B es duro  cuando es sólo B2oneB.

¿Qué recuerdos tienes de tu paso por Sillicon Valley,  foco  tecnológico de referencia en el mundo?

Estuve de paso  por un proyecto que, una vez planteado tecnológicamente, precisaba de entrar en el escaparate más grande que existe en el mundo.  Vender allí es muy complicado, pero  si vendes has vendido de verdad. Lo  primero que aprendí es que hay un espíritu emprendedor que se vincula a otro de tipo explorador. Allí lo ejercitan. Se desarrolla tecnología porque es la punta de lanza  del futuro, y se hace con un valor por la empresa y el reto personal tremendo. Como te digo, entre idas y venidas a Europa, técnicamente no fui un ‘habitante’ de Silicon Valley pues, incluso, yo estaba más vinculado a Santa Bárbara —cerca de Los Ángeles— que a San Francisco o San Diego. Pero estuvimos meses conociendo gente, grupos, empresas, gurús, familias. Todo muy grande. Aprendí  sobre todo que Silicon Valley es irrepetible. Nadie que hable  de hacer un ‘nosedonde de arriba’ Valley lo va a lograr. Tiene que ver con estrategia política,  dinero, riesgo, espíritu y educación. La vinculación entre el talento derivado de las mejores universidades del mundo y el capital riesgo capaz de invertir por encima de la lógica de mercado muchas veces lo hacen único.

Antes las empresas se transmitían de generación en generación. Hoy tú creas y vendes empresas de forma continuada. ¿Es este un símbolo  de los tiempos? ¿El futuro está en los “monopolios temporales” de los que habla el economista sueco Kjell Nordstrom?

Bueno, yo combino esas dos cosas. Por un lado, mantengo mi consultora en transformación digital, Idodi Only Different Ideas, que al ser una empresa de servicios no tiene porque ser vendida. Por otro, fundo o ayudo a fundar empresas tecnológicas invierto o dirijo algún fondo, como  Idodi Venture Capital, que invierte en startups. Bajo mi perspectiva estas son las que tienen una vida muy concreta para el que participa. Son empresas de producto, de algo que tiene que ver con trayectos de desarrollo y evolución. Cuando mi parte, mi fase,  lo que yo sepa hacer mejor  o el tiempo de inversión es suficiente para obtener beneficios me aparto, vendo  o fusiono. El futuro es algo más que monopolios, de hecho creo  que a pesar de que aparentemente tres o cuatro grandes compañías tienen el control de mucho,  el tiempo generará lo que yo denomino el monopolio del transhumanismo, algo así como  un espacio de control donde la singularidad tecnológica nos permitirá elegir  en un mercado muy atomizado y donde el monopolio tradicional dependerá de datos y no de empresas. ¿Quién gestionará esos datos? Esa es la preocupación de los filósofos tecnológicos  en la actualidad.

¿Se  puede  enseñar a emprender o esa es una inquietud y una actitud ante la vida que se tiene o no se tiene?

Se pueden enseñar habilidades, skills. En las escuelas de negocio difícilmente diferencian entre directivo de empresa por cuenta ajena y ‘jefe’ emprendedor. Debe haber una formación para esto, debe haber estudios que sepan aportar conocimiento a cómo  se emprende, pero también debe ser  capaz de diferenciar entre lo que es ser  emprendedor y lo que es dirigir. Emprender es muy complicado. Cuesta mucho. Las cosas no salen bien desde el principio,  eso es una excepción. Lo normal es que te pases domingos y noches frente a una pantalla que no indica lo que esperas, que no da las cifras  que necesitas para empezar a tener vida. Eso es emprender también. ¿Quién te ha enseñado para qué sirve el teórico aprendizaje de si te sale mal? Tengo  la sensación de que el discurso sobre el error o el fracaso lo hace  gente que no fracasó porque la verdad es que cuando lo vives es una auténtica porquería vital. Hundirte en el fango  no tiene nada de instructivo y menos en un país como  España donde no sólo debes vivir la estigmatización social y económica, es que encima no puedes aprender nada de ello porque no te van a dejar  ni respirar. Eso es emprender. La actitud cuando emprendes es la de que tus sueños van por delante de eso, pero  debes analizar antes si tus sueños valen tanto como  para, si sale mal, afrontar la losa que vas a llevar encima durante años.  De todo se sale, yo lo he vivido, pero  de los fracasos he aprendido menos que de los éxitos, aunque reconozco que, si me hubieran enseñado cómo  aprovechar el error, tal vez todo sería distinto. No obstante, hay cosas que a veces hago  relativamente rápido para localizar donde está ese  error. Eso lo aprendí en África. El error forzado a veces no es un fracaso, es un paso hacia  el acierto.

¿Cuáles son los rasgos comunes a todos los emprendedores del mundo?

Conozco tantos tipos distintos de emprendedores que no soy capaz de enumerar nada que los defina. Puede que todos tengan un origen distinto pero  un objetivo parecido. De un inicio que puede venir por necesidad, proacción, sueños o locura, desemboca siempre en espíritu de sacrificio, preparación y, siempre, fortaleza. Poco a poco. Emprendedores sobre venidos a los que les llega el primer cliente, la primera factura, el primer empleado y el primer cobro.  Esos momentos son gloriosos. Encajar la emoción que supone tocar la superficie de los sueños que hace unos  meses desconocías tener es maravilloso. Los que hemos puesto en marcha nuestros sueños, sin saber si era posible  tan siquiera, sabemos qué es eso de pasar noches en vela, redactando, corrigiendo, trabajando en la soledad de las noches y los días que se amontonan unos  encima de los otros. Vivir ese  domingo por la tarde, exhausto pero  ilusionado, viendo  desde la ventana del despacho como  las familias  pasean, las parejas hacen cola para el cine y el mundo no se detiene en su curso sinuoso de fin de semana. Obsesiones y retos, momentos duros que a veces no producen más que disgustos pero  que cuando se reproducen con todo su brillo y belleza son la entrada perfecta a un club diferente, el “club de los soñadores” que me gusta nombrarlo.

¿Es posible para una empresa subirse al tren de los cambios tecnológicos en un momento en que estos  empiezan a coger  una velocidad de vértigo?

Por supuesto. Lo único realmente determinante es que se suba. Aconsejo dejarse asesorar. Igual que un conductor novel necesita un tiempo para llevar el coche junto a un instructor, este nuevo modelo económico precisa de que te ayuden inicialmente, te acompañen. En mi empresa lo hacemos a diario y aprendemos todos, los que conducen y los que ayudamos a conducir. Es lo maravilloso del momento. Y, en apenas una década, lo que ahora llamamos internet, sencillamente será ‘Todo’. Cada evolución, cada  cambio  que simplifica un proceso, cada  vez que una línea de código  es eliminada de un programa para simplificar el proceso o cuando se sustituye ese comando por otro que es capaz de hacer algo por sí solo, y lo hace en coordinación con un objeto para completarlo en la globalidad del conjunto de nuestra existencia inmediata, nos acercamos a un nuevo y radical cambio.  No es sólo ya que las discográficas, las agencias de viajes o un nuevo negocio afectado por la modificación en la cadena de valor esté en riesgo cada vez que hay un nuevo ‘avance’ en la morfología de internet. No, es algo más complejo. Tiene que ver con la adaptación al medio de algo vivo, con la propia evolución de algo nuevo que interpretábamos que era un ‘sistema’ y ha resultado ser  un ‘ecosistema’ que muta, mejora y se adapta. En apenas dos décadas internet ha cambiado tanto que no lo reconocemos quienes lo vimos nacer. Somos una generación que vivía sin él, sin teléfonos móviles,  sin Google. Cuando querías saber algo debías ir a un lugar  llamado ‘Biblioteca’ y no era para estar tranquilo o en silencio, era  para consultar la sabiduría universal, algo que hoy cabe  en un USB. Mientras todo transcurre, internet crece y se convierte en “Todo”. Los que ya participan de la Nueva Economía, ¿no corren también el riesgo de ser superados por la ola de cambios que se están produciendo? Nadie está a salvo.  De hecho es parte del juego.  Pero  no por ello debemos parar ni temerlo. Como especie tenemos la obligación de progresar. Lo hicieron nuestros antepasados y tenemos el mundo que  tenemos, mucho mejor  que ninguno anterior. Todavía  falta mucho y por eso  debemos abrazar los avances y manejarlos inteligentemente. El terror a lo nuevo es humano, el alejarse de la novedad no. La Ley de Moore dice que  la potencia de los chips  de los ordenadores se dobla  cada  año,  pero ahora entendemos que  esta ley no sólo se restringe a los chips,  es algo que  pasó  con los diodos,  las válvulas,  y todo lo que  se desarrolló antes, y no sólo se restringe al campo de los ordenadores, está ocurriendo en la biología  sintética o la biotecnología. Cada  vez que convertimos la tecnología en una ciencia de la información se convierte en exponencial.

Hay quien  duda  que esa  capacidad de crecimiento sea  infinita puesto que físicamente hay un límite. En ese  momento, para seguir creciendo exponencialmente requeriremos de otra tecnología, pero  mientras ese  momento llega, ¿qué debemos hacer? ¿Cómo vamos a vivir ese  tránsito acelerado empresas, individuos e instituciones?

Hay países dónde ese  futuro se afronta de un modo  optimista y otros que lo abordan desde el miedo.  Estos últimos lo van a pasar muy mal. El mercado de trabajo no va a ampliarse. Si tienes un 25%  de paro  no vas a reducirlo ya nunca al 4%.  El pleno empleo es una quimera para los que no están enfrentándose al futuro como  toca. En menos de un decenio el mercado laboral se fragmentará eliminando intermediarios dejando en dos espacios contrarios todo el sistema. Hablamos de los empleos cualificados bien pagados por un lado y los de escasa cualificación y mal pagados por otro. El riesgo es la fractura social más que evidente. Lo mismo  pasa con empresas y sistemas políticos. Donde podamos incluir un software o un robot capaz de hacer algo que un humano sea más lento o ineficiente, el cambio sucederá. Sin embargo, cada  vez que un intermediario desaparezca, cada  vez que un automatismo se encargue de un puesto de trabajo ‘humano’ la cadena de sucesos se irá agilizando. Millones de nuevos empleos aparecerán, menos que los que se destruirán por una lógica física. Nuevos  modelos impondrán un reto para los gobiernos y, por supuesto, para las personas. La revolución tecnológica precisará de que cada  uno de nosotros tengamos nuestra propia revolución íntima.

Te he oído decir que en el 2022 todas las ventas se realizarán por internet. ¿Desaparecerán las tiendas tal como  las conocemos? ¿Qué habrá en su lugar?

Vamos  hacia  un mundo sin empleo, donde todo  lo que  no sea  necesario  o eficiente que  lo haga el hombre no lo hará. Lo realizará un robot o un software y muchas de las cosas que  ahora compramos ya no son  lo que  eran o están hechas de lo que  estaban hechas. Ya no compras ‘minutos telefónicos’, compras contenidos audiovisuales a la misma  empresa. Ya no compras  discos,  te abonas a un servicio de contenidos. Todo cambia. Tampoco podrán cobrarnos en el futuro inmediato por cosas que  no valen  nada.  Vamos  a un mundo sin empleo pero  también sin compras, por lo menos no de cosas que ahora consideramos ‘vendibles’ que  pronto serán integrables en un sistema de commodities. La tecnología  reduce el costo de todo. Si algún  día todo ello fuera ‘gratis’ el concepto trabajo estaría en riesgo. Lo mecánico, pesado, repetitivo pasaría a ser  una  obligación técnica y los humanos podremos dedicarnos a cosas más  edificantes y creativas. Veremos cuándo y cómo, pero  de momento no estaría mal irse preparando. Las cosas suceden  y luego  las entendemos, decía Borges. Pues  eso,  cuanto antes nos pongamos, antes las entenderemos y así podremos disfrutar de todos sus  beneficios.

¿Cómo cambiarán las tiendas y las ciudades debido al e-commerce?

Vivimos tiempos de automatización inclusive  en las ventas. Tiendas digitales que sustituyen las físicas, tiendas físicas  que van incorporando automatizaciones y tiendas digitales que se integran de algún  modo en las físicas.  Para mí, lo importante es cómo  se van cayendo los muros que dividen todo y se conforma un mundo cada  vez más interconectado incluso  cuando hablamos de hechos tan ‘físicos’, analógicos y tradicionales como  ‘ir de shopping’.  Si eres un comerciante debes convertirte en un vendedor ‘omnicanal’. No tienes másremedio. Las tiendas en internet o las aplicaciones móviles no son sólo vehículos que ofrecen acciones electrónicas, ahora son mucho  más, son las puertas de entrada a tu tienda. Y esa  tienda ya no es sólo un escaparate, un salón exhibidor. Ahora tu tienda digital es un espacio de inspiración, un lugar  donde tu cliente pasa a ser un usuario que experimenta, se informa, gira y revisa hasta el detalle sin tu participación. El resto, lo que pase, es posible  que suceda en tu tienda física. La tendencia dice que eso cada  vez pasará menos, pero pasa. Ser vendedor y emprendedor requiere, en todos los casos, de innovar. Nadie dijo que eso de vender, de comerciar, fuera algo que no requería de adaptación. Ha llegado el momento más complejo y difícil para todos. Ahora  toca transformarse digitalmente. No hay otra.

Inteligencia artificial, robots, impresión 3D, internet de las cosas, revolución móvil… ¿Cuáles son las tecnologías o los inventos que van a cambiar  más nuestro mundo en los próximos años?

Las has enumerado tú. La inteligencia artificial  nos ayudará a pensar y vivir mejor; ya lo hace  todos los días. Las ciudades están gestionadas por cerebros que ordenan el tráfico por ejemplo y se basan en el aprendizaje. Los robots, drones, automatismos, coches auto conducidos… ayudan a reducir los costes que tiene su uso para la humanidad y el planeta. La impresión 3D reducirá la cadena de valor y los costes de producción hasta el punto que mucho de lo que ahora es inalcanzable será universal. La duda  aparece en temas de carácter ético cuando entramos en algo llamado ‘singularidad tecnológica’ o ‘posthumanismo’. Ahí tocará pararse un momento, si nos dejan,  y reflexionar acerca del diálogo  entre humanos y máquinas. De todo ello, la primera que has dicho, la inteligencia artificial debe ganar nuestra atención. Ahora mismo  de la inteligencia artificial ya podemos esperar muchas cosas, de su conciencia o no, veremos. Mi impresión es que su uso se encaminará a la detección de errores en múltiples campos y a aportar solución, al diagnóstico médico,  a la gestión pública,  a la asistencia personal, a la navegación sofisticada y al descubrimiento de clientes y productos para el comercio electrónico como  elemento de interacción comercial o sencillamente como interpretador de necesidades en una tienda. Tal vez todavía es un buen guión cinematográfico, una buena novela de ciencia ficción, pero  está claro  que uno de los campos más interesantes del desarrollo económico que nos espera en apenas dos o tres años  es ver como  traspasamos la próxima frontera que supone  todo ello, entre la innovación y su aplicación. Recordemos que ‘innovación existe si el mercado la acepta’. ¿Tú crees que la aceptará? Yo sí.

¿El futuro definitivamente está en el auto empleo? Si es así,  ¿cómo formar a nuestros jóvenes para ese futuro?

Más que auto empleo será el empleo creativo, adaptado a un espacio cada  vez más humano. El trabajo de los seres humanos será de humanos. El resto, aquel  que puede hacer una máquina lo hará una máquina, más barato y más rápido,  incluso llegará a no costar un céntimo. El futuro de nuestros jóvenes no pasa por el auto empleo, pasa por la auto formación segmentada. Hay que empezar a formar a las generaciones del futuro con los conceptos que conformarán su vida real y no la que ahora nos ocupa a nosotros. Es como  si a los que estudiamos en los años ochenta nos hubieran formado en eso de internet. Habríamos ganado tiempo. Ahora no se puede formar de manera unitaria a decenas de jóvenes cuando sabemos que cada  uno es un elemento activo

¿Qué profesiones desaparecerán en un futuro y cuáles pueden  ser resilientes a esta digitalización de la economía?  ¿Hay algún sector que pueda quedar al margen  de la revolución digital?

Al igual que Jurvetson pienso que 'el ritmo del progreso tecnológico está desacoplado de la economía y la brecha entre los ricos y los pobres no puede ya ir cambiando de dimensión estrechándose y encogiéndose como hizo en otros momentos de la historia’. Las clases medias menguan sin descanso y en algunos puntos del planeta incluso tienden a desaparecer para dar paso  a otros modelos denominados ‘microburguesia low cost’. Suponiendo —como dice Jurvetson— que ‘todas las industrias vivirán el momento en el que los robots y software se llevarán por delante el trabajo no deseado, no habrá empleo suficiente para todos los seres humanos’, entonces una pequeña porción de la humanidad controlará la tecnología de la información que permitirá esa  ‘automatización global’.Eso, atendiendo a que la economía actual no funciona a ritmo de esos avances y podría generar un escenario aterrador donde casi el 80% de la población en disposición de tener empleo no logre tenerlo. Imaginar un mundo donde no fuera necesario apenas trabajar, pues  todo estaría automatizado, parece ciencia  ficción pero  cada  vez es menos ficción y más ciencia.  Coches, transporte, operadores, mecánicos, manufactura, extracción, enseñanza, medicina y cualquier cosa  que imagines  ya tiene componentes automáticos o derivados que nos hacen ver como será el futuro inmediato.

¿En qué medida internet —la sociedad digital— y la globalización contribuyen a la uniformidad  de la sociedad o por el contrario a su fragmentación?

En algún momento la sociedad digital podría estar ayudando a uniformizar, pero  no es cierto, está permitiendo otra cosa  mucho más estimulante: el acceso universal a la información y al acercamiento global. El riesgo de fragmentación, de brecha, existe pero como te decía antes en África están pasando cosas gracias a la telefonía móvil e internet impensables hace 10 años. Otra cosa es que cuando hablamos de un mundo determinado y tecnológicamente inmenso hay espacios a conquistar de emergencia. No es factible que mientras hablamos de todo lo que hablamos, en India todavía haya 300 millones  de personas no sin internet, sino sin electricidad. Esos son los retos como especie, llevar internet del Todo a ‘todos’.

¿Qué cambios crees que se deberían realizarse en el modelo productivo de España,  e incluso de Europa, teniendo en cuenta el

Hay países que hace  unas pocas décadas estaban desolados. Ahora son potencias tecnológicas. Muchos otros ya se han  subido  al tren del futuro. Era relativamente fácil. En muchos casos era no hacer nada. Dejar hacer a quienes se juegan su patrimonio, gastan sus energías, sueñan despiertos y persiguen retos con el fin de satisfacer sus deseos y sus bolsillos.  Al final, todo ese ejército de innovadores, emprendedores, desarrolladores y muchos más  construyen el futuro y lo hacen bajo el patrón de la tecnología  que nos permitirá vivir en un mundo mejor  y de un modo más competitivo. Pero  no dejar  hacer, poner trampas, regulaciones excesivas,  muros, zanjas, tributaciones cerradas y anticuadas sólo aleja  a una  sociedad de esa  meta. Pensarán que así las empresas no se irán, que se quedarán siempre en España. Probablemente lo que van a lograr es que ni se creen. Reducir el paro  en España no es tarea fácil. No sólo porque hay algo estructural que depende de que volvamos a construir pisos  de manera ridícula y casi pornográfica. No, también depende de que muchos de los empleos que busca la gente cada vez existen en menor medida. Ya no hace  falta la gente para hacer cosas que ya no las hacen las personas, lo hacen máquinas, software o robots. El modelo productivo español, europeo, debe  ensamblarse lo antes posible con todo eso que va a componer el futuro, no el pasado. El tiempo va mucho más  rápido ahora.

AECOC tiene 26.000 empresas asociadas. Pensando en la Nueva Economía, ¿qué consejo daría a las empresas que no quieren perderse el tren de la tecnología? ¿Por dónde empezar? ¿Cómo mantenerse al día sobre los cambios que se avecinan?

Lo decía antes. Es bueno estar en esto con alguien que vive en esto. La transformación digital, el estar al día de los cambios y vivirlos con ventaja a tiempo real, depende de que te asesoren adecuadamente. En Idodi lo hacemos, y es muy gratificante. El momento más intenso se vivirá cuando el ‘internet de las cosas’ entre en colisión o contacto con el concepto big data y lo que supone de exponencial su uso compartido. Entre 2018 y 2020 habrá más de 50.000 millones de dispositivos conectados entre sí, lo que supondrá una digestión inteligente de datos como nunca antes ha vivido la humanidad. Todo ello combinará inteligencia artificial, natural y conversaciones comerciales a partir de lo que el marketing matemático solicite y lo que el comercio de información entregue. Ahora hablamos de tomar las riendas tecnológicas sociales y económicas. No nos queda otra si queremos liderar, nosotros mismos, este tránsito a un nuevo modelo que se automatiza y que se llevará por delante todo cuanto conocemos. Si para ello seguimos esperando los dictados de gobiernos, estructuras y todo lo que supone intervención y control, el retraso nos dañará irreversiblemente.

¿Qué es lo que más te motiva del futuro que entrevés? ¿Y qué es lo que más te preocupa?

Me motiva que interpreto un mundo mejor, más humano. Me preocupa que está en manos de pocos humanos todavía. 

Para terminar, frases cortas sobre... 

GOOGLE. Nunca dice no, todo es factible. Sólo debes proponer.
APPLE. El amor por el detalle y la visualización del futuro.
TESLA. La puerta por donde entenderemos que la energía no depende de unos pocos.
FACEBOOK. El sistema operativo de internet.
TWITTER. No era una red social.
FEEDLY. La manera en que accedemos a los 39GB diarios de información que cada humano consume de media ordenadamente.
UBER. No tenía que ver con sustituir taxis, la cosa iba (irá) de sustituir coches conducidos por humanos.

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Crear empresas tecnológicas para cambiar el modelo económico

En Estados Unidos, durante la explosión de la burbuja financiera en 2008, a la vez que millones de activos se esfumaban, cerraban empresas, se despedían personas y todo el sistema quedaba en el aire, centenares de miles de empresas se fundaban sobretodo en la zona de California y Massachusetts. Es una manera de afrontar la crisis que ya fue adoptada en el pinchazo de las ‘puntocom’ hace ahora 14 años. 

En Estados Unidos, durante la explosión de la burbuja financiera en 2008, a la vez que millones de activos se esfumaban, cerraban empresas, se despedían personas y todo el sistema quedaba en el aire, centenares de miles de empresas se fundaban sobretodo en la zona de California y Massachusetts. Es una manera de afrontar la crisis que ya fue adoptada en el pinchazo de las ‘puntocom’ hace ahora 14 años. Actualmente el número de creación de empresas tecnológicas en Estados Unidos es algo menor a las tasas de esos duros días, pero sigue siendo altísima. Todo eso no es por casualidad obviamente y muchos son los aspectos que inciden en ese estilo de vida, empresarial y finalmente de creación de riqueza.

La política, la educación, la actitud y la idea de que como sociedad podemos apostar por un modelo concreto es la clave. No es lo mismo crear miles de empresas basadas en la construcción que hacerlo focalizando en la innovación y la economía digital. De todo tiene que haber, pero el mundo va automatizándose y el empleo deberá regirse por el valor añadido, por la adaptación de todos y por el impulso que una sociedad tenga para liderar esos cambios.

Veamos uno de esos ejemplo y que conozco: Irlanda. Durante este pasado mes de mayo 3.653 nuevas empresas con algún componente tecnológico se registraron en el, de nuevo llamado, ‘tigre celta’. Lo que es lo mismo, 135 nuevas startups al día. Según esto el aumento es del 24% con respecto al mismo período del año pasado.

Como era de esperar, Dublín sigue siendo la zona preferida para estas nuevas empresas. La mitad de todas ellas se concentran en esta cada vez más efervescente zona. Las grandes corporaciones precisan de un ecosistema alrededor que les ofrezca posibilidades para contratar y para derivar proyectos. A medida que las multinacionales que siguen instalándose en el conocido Silicon Docks las pequeñas startups que van surgiendo se incorporan en su entorno.

Hay dos zonas que están, no obstante, aumentando su poder de atracción. Por un lado es Limerick, cuyo aumento con respecto a otros años es del 71%, o de Cork, en el sur, donde ese crecimiento de nuevas empresas está suponiendo casi un 32%. En la primera, la noticia de que Intel va a instalar su laboratorio de Internet of Things en la vecina Galway o, en la segunda con la todopoderosa Apple desde hace años ocupando a miles de personas, suponen los vehículos de atracción más eficientes para las nuevas aventuras empresariales de muchos.

En términos brutos son cifras modestas, pero en términos porcentuales, con respecto a una economía de algo más de cinco millones de personas es espectacular. La inversión exterior es clave para comprender el crecimiento económico que Irlanda experimentó en la primera década de este siglo y su brutal recuperación que se vive ahora con un crecimiento programado que superará el 6%. Hay que destacar que el 65 % de las empresas irlandesas experimentaron un crecimiento de su volumen de negocios en el ejercicio más reciente y que eso se trasladó al resto de pymes pues el 70 % de ellas también aumentaron su volumen de negocio. Especialmente, como vemos por los datos antes descritos, los emprendedores tecnológicos están dando el empujón más efectivo.

Ahora bien, lo que realmente hace que este lugar vaya a toda máquina es el peso de sus exportaciones, y especialmente de tipo tecnológico. El sector exterior representa el 106% del PIB, frente al 30% que le supone a España por ejemplo. Irlanda es el segundo mayor exportador de software del mundo. Las exportaciones irlandesas superan a las de India y Suecia juntas, y son superiores a las de países como Australia, Brasil y Dinamarca. Al final todo ayuda, todo suma.

Que se creen empresas es casi una respuesta a todo un conjunto de acciones que se materializan en un círculo de trabajo político, social y económico, entre administración pública que marca las líneas y un sector privado que las toma como suyas. Y es que la competencia laboral en Irlanda es muy alta. Esta gente es global y está muy bien formada. Les gusta vivir temporadas por el mundo. Les gusta mezclarse. Son cosmopolitas. El 17% de la población ha nacido fuera de la isla y se nota.

Cuando montas una empresa o un foro de inversión ves en que sí tienen tomado el tranquillo los irlandeses. Lo que realmente ha funcionado aquí es su capacidad para convencer a otros a fin de que inviertan en su país. La agencia de desarrollo de negocio e inversión con oficinas en el centro de Dublín no está de adorno. Su estrategia nunca fue táctica y se dedicaron a localizar empresas en crecimiento que pudieran instalarse aquí y, casi, convertirlas en celtas. Hoy en día, un par de hermanos que crearon una pasarela de pago llamada Stripe, por ejemplo, son los más firmes rivales a la todopoderosa PayPal gracias a la inversión recibida de fondos americanos. Ahora mismo, aquella startup montada hace apenas unos pocos años vale más de 4.500 millones de dólares.

Este pequeño país es la sede de nueve de las diez farmacéuticas más grandes del planeta, la de tres de las cinco principales empresas de juegos del mundo, y tienen los ‘headquarters’ europeos ocho de las diez principales tecnológicas que existen. Y, obviamente, que estén estas multinacionales deriva en empleo y riqueza. No es sólo dinero electrónico buscando atajos fiscales. Estas empresas tecnológicas internacionales generan la quinta parte del empleo y suponen tres cuartas partes de las exportaciones totales. Las inversiones desde Estados Unidos en empresas locales es cinco veces mayor que el que se recibe desde Europa. Tener una startup en Irlanda es una ventaja si buscas inversión a pesar de que la competencia es mucho mayor.

Otro día comentaremos la cara B de Irlanda o de otros países que, apostando por un cambio de modelo, se olvidan de otras muchas cosas en el camino, y más cuando tienes una deuda del 120% y aun no has curado la explosión de tu propia burbuja inmobiliaria. Hablaremos de una economía doméstica ahogada a impuestos y tasas. La demanda interior de los irlandeses sigue cayendo. Los servicios públicos dejan mucho que desear. La sanidad no cubre nada, los transportes son un verdadero desastre y caros, la cobertura social deficiente y muchos de los ‘derechos’ que se viven en España, aquí no son más que ‘servicios’ que, si pueden, te condonan y sino te los pagas. No todo iba a ser ‘flower-power’.

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Robot de compañía entre la IoT, la domótica y el M2M.

Antes del video que acompaña este post, permitidme una reflexión previa. Mientras nos informan que el paro baja, la brujas se peinan y la vida se arregla a marchas forzadas, el lugar donde pasan las cosas cada vez está más lejos. Los datos del paro de ayer en España por buenos que son a primera vista son un desastre monumental en cuanto a lo que significa.

Antes del video que acompaña este post, permitidme una reflexión previa. Mientras nos informan que el paro baja, la brujas se peinan y la vida se arregla a marchas forzadas, el lugar donde pasan las cosas cada vez está más lejos. Los datos del paro de ayer en España por buenos que son a primera vista son un desastre monumental en cuanto a lo que significa. Cada vez menos opciones de que nuestros hijos y nietos puedan atender una conquista imprescindible de un mundo tecnológico y capaz de ser competitivo. Se crea empleo en lo que se crea. En España el nuevo empleo, precario y vinculado a servicios se lleva el 70% de esa nueva ocupación. En Irlanda, por poner un lugar que conozco, el 50% del nuevo empleo está ubicado en la sociedad del conocimiento y tecnologías asociadas. En ese mundo al revés hay un nuevo actor. El robot familiar. Y detrás de él empresas y empleos que se tienen que crear. Unos los crean y otros no. De esto va conquistar el futuro. Hoy vamos a ejemplificar con uno más de los que ya existen. No representa novedades tecnológicas, sino más bien psicológicas o de comportamiento e interactuación con él.

Las empresas que están trabajando en el campo del ‘robot de compañía’ aumentan. Digamos que el paisaje doméstico es uno de los campos de investigación y propuestas más sorprendentes de cuanto la conocida ‘IoT’ nos puede aportar en lo más cotidiano. Sabemos que no es inteligencia artificial, de hecho, en gran medida dista mucho de lo que sería el M2M o diálogo real entre máquinas, pero no deja de ser interesante observar la evolución de los proyectos que se van convirtiendo en empresas y en como objetos cada vez más sofisticados solicitan ser parte de la familia. A esto se le ha ido llamando ‘la transición’, algo así como el tiempo que transcurrirá entre la vida como ahora la conocemos y la que interactuará con todo tipo de objetos al servicio de nuestra especie. O eso parece.

Destaco hoy la empresa Blue Frog Robótica, una startup con la que tuve ocasión de compartir un fin de semana en un evento organizado por Google Entrepreneur. De momento es un prototipo que en breve estará a la venta. Su definición es la de robot acompañante para niños, personas mayores o familia en general.

De hecho Blue Frog se inspira en el robot NAO de Bruno Maisonnier que ya saliera al mercado en 2006 y que, aunque más pequeño ‘hablaba’ con humanos y te acompañaba por la casa como un perrito faldero. Desde entonces, los ‘acompañantes robot’ se han ido multiplicando. Ahora se pueden comprar unos 21 modelos distintos que van de una especie de plato con ojos a una mascota virtual. Parece un juego, pero no lo es tanto. Hay modificaciones en psicología de las relaciones que están estudiando que sucede cuando un artefacto de estos entra en la vida de una familia como ya sucede en el día a día de muchas empresas.

La novedad que aporta Buddy parte de las opciones que aporta y el método que utiliza en la relación humano-máquina. Estructura la vida si te dejas. El comportamiento del bicho y el como se altera o no la vida de una familia en base a su presencia es lo que me hace reflexionar. ¿Afectará a nuestra vida cotidiana un objeto inteligente y complementario como lo han hecho los teléfonos móviles o la propia Internet? ¿Es el embrión de un modo de vida completamente distinto? ¿Cuánto tiempo precisaremos para naturalizarlo?

Buddy pesa 5 Kg. y mide algo más de medio metro. Su aspecto es simpático y es capaz de integrarse en la vida moderna de cualquier familia. No necesita programación ni accesorios, viene ‘perfecto’ de fábrica. Colabora con las tareas de la casa, recuerda eventos, te despierta, te hace fotos, contesta llamadas y vela por la seguridad de la casa.

Se conecta via Wifi y bluetooth a cualquier cosa conectable. Altavoces, cámaras, sensores térmicos, de movimiento y una pantalla frontal que muestra su ‘estado de ánimo’ modificando los rasgos faciales con un sinfín de gestos y expresiones como respuesta a cada estímulo recibido. Dispone de 16 GB de almacenamiento interno y una autonomía de unas 10 horas gracias a la batería de Ion-litio que lo alimenta.

El software de audio y vídeo también permitirá registrar e identificar a los miembros de la familia para detectar la presencia de extraños, así como interpretar el lenguaje humano para comunicarse verbalmente con familiares y amigos. Realmente estamos ante algo más parecido a la domótica que a la IoT o, talvez, una combinación futurista y visionaria de las dos. Un dispositivo doméstico de seguridad que nos permitirá entre otras cosas, verificar si hemos apagado el horno correctamente, si tenemos una fuga de agua o simplemente controlar dispositivos básicos del hogar como termostatos, cerraduras o interruptores.

Según un estudio reciente realizado por Business Insider, el mercado robot del consumidor crecerá siete veces más rápido que el mercado para los robots de fabricación, el 17% entre 2014 y 2019. Ha llegado el momento de potenciar empresas en ese campo, parece que empieza a haber un público potencial para este tipo de ‘transición’.

La doctora Cynthia Breazeal creadora de otro robot parecido ha asegurado que este tipo de dispositivo genera una especie de ‘familia con manos libres’ un nuevo miembro de la misma que se irá integrando en menos de lo que pensamos. Coches autónomos y servicio inteligente robótico son las dos proezas, según ella, que nos está reservando la próxima década de manera disruptiva.

A mi lo que me hace pensar es donde se está centralizando todo esto. A parte de algunas startups en Francia, Irlanda y Suecia, la mayoría siguen ubicadas en Japón y, sobretodo ahora, en Boston. La capital de todo ello se sitúa ahora mismo en Boston con iRobot IRBT, Rethink Robotics, Boston Dynamics (adquirido por Google), Imperio Robótica y 4Moms que recaudó $ 41 millones por sus cochecitos robóticos de Bain Capital Ventures. La rueda ya está en marcha y los actores principales tienen mucho dinero listo para presentarnos una nueva necesidad. Ya sabemos que esto de tener cosas va de que alguien nos diga que lo necesitamos incluso antes de que sepamos si lo queremos. De eso va también un poco todo esto. De hacernos creer que sin Buddy nuestra vida será peor.

Como dicen, haberlos haylos.

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Economía, Inversion, Negocio, Sociedad, Startups Marc Vidal Economía, Inversion, Negocio, Sociedad, Startups Marc Vidal

Equilibrar inversiones tecnológicas y tradicionales

Hace un par de meses que lanzamos nuestro fondo de inversión especializado en Venture Capital donde pequeños inversores tenían cabida en la primera fase y donde ya hemos cerrado nuestras tres primeras inversiones que publicaremos antes de agosto. Han sido muchos los interesados que en su deseo de analizar las posibilidades de entrar o no, nos preguntaban por lo ideal de combinar este tipo de apuesta con otras más tradicionales.

Hace un par de meses que lanzamos nuestro fondo de inversión especializado en Venture Capital donde pequeños inversores tenían cabida en la primera fase y donde ya hemos cerrado nuestras tres primeras inversiones que publicaremos antes de agosto. Han sido muchos los interesados que en su deseo de analizar las posibilidades de entrar o no, nos preguntaban por lo ideal de combinar este tipo de apuesta con otras más tradicionales. Las inversiones de cualquier tipo son en realidad una renuncia al consumo cotidiano de capital basado en obtener un rendimiento en el futuro. Para ello hay versiones más arriesgadas y otras de menor peligro. Cuanto mayor es la posibilidad de beneficios mayor es también el riesgo que tiene. Muchas veces la inversión es algo que se ve a muy largo plazo pero también las hay en términos más cortos. La inversión en si misma es sólo un instrumento por el que una persona o estructura coloca su capital con el objetivo de rendir sin hacer ninguna actividad concreta, lo que se llama ingresos pasivos.

Algunos de los participantes en cualquiera de los dos fondos en los que tengo participación, Idodi Venture Capital o en Sitka Capital, son inversores de tipología mixta, es decir, apuestan parte de su capital en dos o tres fórmulas que combinan riesgo y tiempo. Por un lado participan de fondos arriesgados de alto potencial y riesgo y por otro en fondos tradicionales con mayor protección y menores expectativas. Es una forma de sacar partido de los ahorros. Hay una amplia y variada oferta de fondos de inversión, desde modelos unitarios hasta combinaciones que se adapten a diferentes necesidades.

Recordemos que invertir en un fondo especializado en startups se hace esperando desinversiones o ‘exits’ de esas empresas tecnológicas de alto potencial de crecimiento. Combinar este tipo de inversión más sofisticada con otras más tradicionales puede ser una muy buena idea. Durante los años que me dediqué a la inversión profesional tradicional conocí diversos productos financieros y cada uno tiene su potencial y valor en un modelo combinado.

Hoy en día, el modelo mixto basado en términos tradicionales se les denomina de muchos modos, a mi me gusta especialmente como se definen los Fondos Perfilados que lidera Banco de Sabadell por ejemplo, y que se gestionan activamente con el objetivo de maximizar la rentabilidad, manteniendo constante el perfil de riesgo de cada uno de ellos y permitiendo atacar diferentes oportunidades en mercados internacionales. Un fondo perfilado permite un amplio margen para adaptar una selección de activos con las perspectivas diversificando geográfica y sectorialmente, lo que reduce riesgos y es un buen complemento a otras inversiones más difíciles.

Otros modelos de inversión que la mayoría de nuestros socios combinan con el capital riesgo de un fondo especializado en Startups suele ser Inversiones de Propiedad para los que se propongan objetivos a largo plazo. Un modelo que volverá a imperar desgraciadamente en los próximos años en países que parecen no haber aprendido la lección.

Otra es el depósito a corto o largo plazo que suelen tener una garantía total y con una rentabilidad concreta. Es un buen camino equilibrar una inversión de riesgo con esta. Los retornos son muy escasos pero permiten estar en un punto de balance medio si hay varias apuestas más complejas también.

Otra combinación que estamos viendo en nuestros productos de capital riesgo son las acciones, fondos medios o ETFs que se sirven del modelo a cuota de derecho y participan en empresas con recorrido en el mercado de valores. Digamos que también combinan bien pues por un lado tienes una startup (o grupo de ellas mejor) con cuentas de resultados escasas y con muchas expectativas y por el otro compañías que se pueden seguir con retorno de dividendos a plazos más cortos.

En el modelo tradicional combinable también aparecen los bonos. Un dinero que el inversor pone durante un tiempo concreto a un interés concreto. Es factible de retirarse el capital y tiene un propósito comercial para negocios normalmente. Digamos que si quieres invertir a corto plazo, ese es el ideal.

En definitiva, combinar inversión arriesgada con otras que lo sean menos es una buena decisión. Recomiendo entrar en el mundo de las startups, hacerlo en fondos especializados para poder diversificar y no apostar todo en una sola. Son muy pocas las que logran ser exitosas por lo que cuantas más estén bien elegidas en un fondo de este tipo más posibilidades hay de recibir compensación por ello. A la vez recomiendo que este tipo de participación se equilibre con otras de menor riesgo. He comentado algunas y valoro especialmente, como he dicho los fondos perfilados por su punto de equilibrio entre riesgo y rentabilidad que ofrecen.

Hay muchísimas más opciones desde materias primas hasta divisas. De todo, pero hoy quería hablar de como se pueden relacionar algunos de ellos con el modelo startup. Los países más prósperos son los que más invierten. La tradición inversora de sus ciudadanos, sus empresas y su estructuras económicas transfieren directamente un modelo de participación en la economía que hace un lugar más emprendedor o menos. Para emprender hace falta capital, y el capital se fabrica invirtiendo con él. La rueda es básica.

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Automatizar la legalidad

Cada vez son más las voces y las pruebas que nos indican que, independientemente de si eres un abogado que trabaja por cuenta propia o eres miembro de una firma de gran tamaño, el futuro de la tecnología aplicada a tu trabajo va a cambiar de manera importante tu día a día. 

Cada vez son más las voces y las pruebas que nos indican que, independientemente de si eres un abogado que trabaja por cuenta propia o eres miembro de una firma de gran tamaño, el futuro de la tecnología aplicada a tu trabajo va a cambiar de manera importante tu día a día. Hoy utilizaré el ejemplo de la abogacía como punto de análisis que puede extrapolarse a cualquier profesión teóricamente exenta de la robotización o automatización. En medio de esta especie de ‘rebelión de las máquinas’ que amenaza nuestra vida y nuestras comodidades, garantías y tranquilidad, hay quien defiende que no todas las profesiones están amenazadas. Hemos hablado de periodistas, transportistas u otras ocupaciones que tienden a implementar un mayor número de automatizaciones que apartan a los humanos de ellas.

La red ya cambió la hipotética cadena de valor que circula entre el abogado y sus clientes. De hecho si quieres puedes entrar en un portal jurídico buscando el abogado que necesitas y que este te resuelva dudas de tipo legal con un solo clic. No es robótico pero si es un cambio notable. Ahora bien, yo hablo de otra evolución que no todos los abogados están teniendo en cuenta. Hablo de los ‘avatares legales’.

El uso de la Inteligencia Artificial en el ecosistema profesional ya se ha extendido y el mundo cuenta con enfermeras robot, asistentes robot, recepcionistas robot, vendedores robots y humanoides que realizan tareas, hasta ahora, exclusivas de humanos. Es, por tanto, inevitable que los robots también se introduzcan en el mundo jurídico y de manera tremendamente rápida.

La eficacia jurídica aumenta cuanto más datos es capaz de analizar, parametrizar y sintetizar un equipo legal. Nadie es capaz de igualar a un software específico diseñado para ello. La intuición es una opción, la inspiración otra, pero la deducción es infalible cuando se trata de gestionar billones de datos, fechas y conexiones que afectan a un caso concreto. El tiempo que necesita un equipo de cinco juristas para algo es 2,4 millones de veces superior a un sistema analítico que cabe en cualquier ordenador de sobremesa.

El video anterior destaca como los datos y gestión supera al hombre y su capacidad de analisis previo. La eficacia jurídica es la culminación de un modelo de aplicación informática que se basa en el ‘cloud’ y que genera valor a partir de la computación cognitiva, inteligencia artificial y automatización de procesos. Quien subestime esto estará cometiendo un error. No hay profesión ajena a la Cuarta Revolución Industrial

La tendencia a la completa integración de este modelo sólo va a hacer que aumentar. Todavía hay mucho camino que recorrer pero la Edad Robótica se ha iniciado y, principalmente, sólo tendrá un problema que ahora mismo la podría poner en juego: la sostenibilidad energética de todo ello.

¿Dónde quedará el abogado tradicional? En el lugar exacto que su talento y habilidades le permitan. El talento va ligado a algo que cada uno puede establecer en su justa medida y otorgarle diferentes consideraciones, pero las habilidades, las ‘digital skills’ si que serán de obligado cumplimiento. Si un abogado es ajeno o considera innecesario digitalizarse al extremo, su carrera estará tocando fin mucho antes de lo que él cree. No es sólo estar en la red, ni tan siquiera se trata de conocer bien los aspectos legales que una máquina puede resolver, no, se trata de transformación, de igualarse a un objeto que ‘piensa’ y que puede ser parte de tu equipo en cualquier momento.

Esto no va de aprender sólo, consiste en adaptarse a un nuevo modelo aceptando las dinámicas propuestas. De lo contrario nos pueden llevar a un punto en el que nos veamos muy superados por ‘algo’ que aparentemente no es un abogado. Pero lo será.

De la profesión de la abogacía, como cliente hoy se esperan una serie de características. Del buen abogado esperas eficacia, dedicación, capacidad para explicarse y lealtad absoluta. Del abogado robótico se espera otro tipo de talento. La eficiencia se dará por asumida, la dedicación ni decirlo, la capacidad para explicarse es obvia y la lealtad a quien aprieta el botón será ciega.

¿Qué sucederá en la abogacía en apenas una década? Los abogados deberán aumentar su creatividad acerca de que, cómo y con quien trabajan. Sucederá algo que ya ha sucedido en otros campos profesionales y que, si lo miramos con un microscopio económico veremos que las mutaciones en el ADN de todos hay un mismo elemento desencadenante: bits.

El tema no está en si desaparecerán los abogados. No, el asunto es que tipos de abogados van a tener mayor riesgo en la adaptación al asunto. Tengo claro que va a suceder algo parecido que con la música, el cine, los contenidos o el periodismo. Las grandes corporaciones deberán acostumbrarse a tratar de tú a tú a pequeñas firmas colegiadas. Si ya no necesitamos un equipo de treinta abogados y legalistas para llevar un caso porque con un software somos capaces de hacerlo dos, ¿dónde está el punto de vista y fricción ahora?

El abogado robot no es una amenaza para la profesión, es una amenaza para el sistema legal como ahora lo entendemos. La capacidad económica del cliente futuro no será determinante a la hora de contratar un ‘equipo’ de abogados. Ese equipo podrá estar formado por muchos humanos o uno y un robot. Los efectos en según que aspectos podrían ser similares pero a un precio muy distinto. Ahí está la cosa.

Recomiendo leer el libro ‘El abogado Nacked’ que he enlazado antes y que comenta, desde la perspectiva de un abogado aficionado al estudio de las afectaciones tecnológicas en su profesión, la marcha implacable de la industrialización en este sector que parecía exento a los cambios. Como decimos repetidamente aquí repitiendo las palabras de Maya Angelou, 'nos quedará la creatividad, cuanto más la usemos, más tendremos'.

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Tras lo de Grecia, seguiremos trotando.

Lo de Grecia ya pasó. Y pasó como pasan las tormentas tropicales. Todo el mundo avisado de que hay que cerrar las ventanas, no salir a la calle y esperar a que amaine. Cuando sales el destrozo es mayúsculo. De eso iba todo esto. De ver como Europa, como nos la han explicado no existe. Y no existe porque quienes están ‘dibujándola’ no saben dibujar

Lo de Grecia ya pasó. Y pasó como pasan las tormentas tropicales. Todo el mundo avisado de que hay que cerrar las ventanas, no salir a la calle y esperar a que amaine. Cuando sales el destrozo es mayúsculo. De eso iba todo esto. De ver como Europa, como nos la han explicado no existe. Y no existe porque quienes están ‘dibujándola’ no saben dibujar. De hecho están en clase de artes plásticas con una calculadora. Así no sale. La verdad es que cuanto más lo pienso más claro tengo que reacciones sociales que se creían contenidas van a ir eclosionando por todas partes. Y no porque las cosas estén mal montadas, no, sino porque los que deberían estar trabajando por el futuro mantienen todos los gestos y protocolos del pasado.

Europa se configuró en una época que no existía Internet, teléfonos móviles ni redes sociales. Europa es una entelequia que se pensó para enfrentarse a un mundo emergente que poco a poco va emergiendo. No se trata de rescatar bancos, que también, ni de reestructurar deudas, que podría ser, sino de cómo un continente viejo y lento, sobre dimensionado, repleto de normas y estructuras, se adapta a un nuevo mundo.

Miremos con objetividad ¿Quiénes son? ¿A que se dedican? ¿Cómo estructuran la sociedad del futuro? Apenas saben nada ni se dejan asesorar. Todo parece en manos de bancos salvando cuentas de resultados con ecuaciones que no se aguantan por ningún sitio, deudas soberanas que aparecieron de la noche a la mañana y de un enorme y gigantesco sofá social que nos acomoda a todos.

Europa debería ser otra cosa. La cuna de un nuevo modelo económico que diera espacio a un futuro que se acerca a toda velocidad. Metafóricamente la imagen es descriptiva. Europa corre al trote por una vía paralela por la que se acerca un tren de alta velocidad. En menos de un minuto el tren pasará de largo y nosotros seguiremos corriendo al trote pensando que el vientecillo tibio que ha quedado tras el adelantamiento no es más que una brisa veraniega. Nada grave. Sigamos trotando.

Pero no era una ráfaga, era el futuro. Mientras pensamos en como dar de comer a millones de personas que se van quedando sin trabajo, mientras los gobiernos piensan desordenadamente como enfrentarse a las encuestas, el empleo desaparece en términos generales. Podemos darle valor y relevancia a las cifras puntuales que nos dicen que se crea empleo y que parece sostenido, pero es engañarse. No llegaremos al pleno empleo nunca más. Y es normal pues no hacemos falta en la mayoría de esos puestos de trabajo.

Improvisar es un verbo que se les da muy bien a los políticos. No nos engañemos, no es estrategia, es táctica. Si les sale bien dirán que lo tenían pensado y que es gracias a una buena estrategia. Si sale mal lo borran de sus discursos y crean otra táctica. Si tuvieran estrategia y luces largas, si realmente estuvieran trabajando para el futuro de todos estarían analizando como será Europa sin empleo. Como vamos a fabricar un mundo donde el ser humano requiere trabajar en lo que lo hace humano. Su creatividad.

Estuve el jueves en Londres. En un foro muy interesante sobre la permanencia de Reino Unido en Europa que tenía como punto de inicio el informe conjunto de Deloitte y la Universidad de Oxford publicado a finales de 2014 y que aportaba alguna revisión significativa. El tema central derivó hacía que más de diez millones de empleos británicos serán asumidos por la tecnología desplazando irremediablemente a las personas que ahora los ocupan. Es decir, uno de cada tres en apenas veinte años.

Allí no se hablaba de Grecia, ni de Alemania. No se mencionó Europa, sólo se habló del futuro de occidente y del papel que la clase política, empresarial y bancaria juega en este reto de cambio y de cómo, para evitar un conflicto social inmenso, se debe trabajar a medio plazo. Se dijo que si el plazo es relativamente cómodo, empezar a construir amortiguadores es urgente.

Podemos discutir de lo que queramos. A veces parece que vivimos en planetas distintos unos y otros. Que se convoquen elecciones y se hable de ‘lo de siempre’ preocupa. Pocos, ninguno, de los que dicen que nos gobernaran bien, nombra el futuro real que nos espera. Siguen con sus discursos manidos, de distintos colores, con la misma verborrea inútil de siempre, pero ninguno habla de que el empleo se va por la alcantarilla y de que el modelo social futuro exigirá de una nueva perspectiva.

Dan miedo. Terror. Los escuchas y siguen con lo de siempre. Recuperación, cambio, críticas al de enfrente, siempre igual. Ninguno de ellos, nadie, habla de que los empleos que se están planteando ‘crear’ en sus programas serán empleos muy mal pagados, en posiciones repetitivas y propensos a desaparecer. Las personas que ganen menos de 30.000 Euros al año tienen cinco veces más posibilidades de perder su empleo que los que ganen más de 100.000. Eso es de lo que deben preocuparse ‘sus señorías’ de las narices.

Los avances tecnológicos van a provocar un cambio importante en el mercado de trabajo en las próximas décadas. A menos que se hayan comprendido y anticipen estos cambios, habrá un riesgo de desempleo general y subempleo crónico que acrecentará las diferencias sociales de manera drástica. De eso no iba la modernidad, de eso no va ‘el futuro tecnológico’. En Reino Unido, y otros, están trabajando para sentar las bases políticas de esos cambios. Coches automáticos, debates sobre como se podrá sustentar energéticamente todo esto, etc.

A menos que se trabaje en base a estos cambios inminentes, hay un riesgo de brecha cada vez mayor entre los que tendrán tecnología y los que no y una gravísima derivada sobre la ocupación laboral que se tiene que prever. Es inadmisible que de esto no se hable, debata y legisle. La generación de políticos más egoístas, mediocres y mal informados de la historia se está cargando la historia.

Los autores del informe que os comentaba hablaba de sectores que consideran de mayor riesgo. Los que trabajan en la administración, las ventas, el transporte, la construcción, la minería en una década verán como un montón de autómatas se los llevarán por delante.

Fijaos. En Londres, nos informaron, algunos empleos han empezado a desaparecer de manera masiva y silenciosa. Desde el año 2001 el 65% de los bibliotecarios han desaparecido y la mitad de secretarias o asistentes de administración también. En los supermercados apenas trabajan ya el 30% de los que lo hacían hace una década. No es un tema de robots, ni de androides, eso ya vendrá más tarde, hablamos de ‘bits’ haciendo tareas hasta ahora humanas. Es menos evidente, menos ‘glamouroso’, pero tremendamente eficiente.

Ya lo hemos dicho, el 47% de empleos actuales ya son susceptibles de ser sustituidos. Es un tema de presupuesto y amortización. A medida que las empresas puedan ‘comprar’ ese mecanismo que le evita tener un número de empleados para obtener más beneficios, lo hará. No lo podemos evitar, es pura lógica empresarial. También pasará en la administración pública. Pasará y hay que prepararse legislativamente y socialmente. Esperar a que llegue sólo hará que nos explote en la cara otra burbuja más.

Durante la revolución industrial, se fue labrando la clase media a través de la disponibilidad de puestos de trabajo en el sector manufacturero como medio de distribución de la riqueza en nuestra sociedad. ¿Cómo vamos a manejar esto ahora con la última revolución tecnológica? Los robots no sólo están haciendo el trabajo que son arriesgados o difíciles, ahora hacen cualquier trabajo que suponga una reducción de costes. No es futuro, es presente.

Lo de Grecia es Disney comparado con lo que se le viene encima a una Europa embarrada, lenta y lejos de la realidad. Las declaraciones de quienes nos ‘gobiernan’ sobre como afrontar el futuro son de aurora boreal. No se enteran o no quieren enterarse. Mucha gente va a sufrir, ya lo están haciendo y la explicación de que estamos saliendo de una crisis no se aguanta. No se trata de las cosas de antes, no se trata de un modelo económico tradicional. Hablamos de la Cuarta Revolución y muchos, los que deberían trabajar en ello, lo ignoran.

Entre hoy, mañana y pasado, escucharemos mil troikas y mil discursos. Todos acojonados con lo que vendrá tras el ‘no’ de Grecia. Pero seguirán ocupados en su partida de damas particular. No abordarán la verdadera reestructuración que nos importa. La de cómo modelamos un nuevo modelo económico y social que está sembrando ya la semillas que se traducirá en trastornos sociales a gran escala. ¿Piensan proporcionar alguna solución antes de que el problema se nos derrame por todas partes?

Como decía antes, 'Europa corre al trote por una vía paralela por la que se acerca un tren de alta velocidad. En menos de un minuto el tren pasará de largo y nosotros seguiremos corriendo al trote pensando que el vientecillo tibio que ha quedado tras el adelantamiento no es más que una brisa veraniega. Nada grave. Sigamos trotando'.

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A Europa ya sólo le queda Eurovisión

Se comentaba hoy en Bloomberg que ‘the greek drama won’t end with vote as polls show a tight race’, algo así como que por mucho que se vote el calvario griego no terminará para nadie viendo lo que las encuestas muestran sobre el referéndum del próximo domingo.

Se comentaba hoy en Bloomberg que ‘the greek drama won’t end with vote as polls show a tight race’, algo así como que por mucho que se vote el calvario griego no terminará para nadie viendo lo que las encuestas muestran sobre el referéndum del próximo domingo. Básicamente por que cualquier programa de rescate que pudiera renovarse se enfrentará a obstáculos insalvables en el parlamento germano, el mayor acreedor de los griegos. Es incluso posible que cualquier gobierno griego, aun votando ‘sí’ el pueblo griego, lo tiene crudo pues las negociaciones con Alemania no está claro que puedan llevarse a cabo. No se fían y menos cuando ponen la calculadora en marcha y les salen otros 36.000 millones de euros a soltar en tres años.

Esto ya no va de si Alemania quiere o puede, de si Europa está o no se le espera. Esto va de que los paquetes de rescate que se deben ofrecer y que el parlamento alemán tiene que autorizar puedan ser aportados. El sistema utilizado hasta ahora, el European Stability Mechanism, está plagado de inconvenientes llegados a estas alturas. En Alemania se considera que un voto afirmativo de los helenos a seguir con el plan de austeridad que los lleve a la pobreza extrema a cambio de no presentar un ‘default’ integral llevará a Grecia a un punto muerto de varios meses. Tras la renuncia de Tsipras y Varoufakis vendrían elecciones que hasta septiembre no se podrían ejercer. En esos términos todo lo que la ley exige que se debe hacer para acceder a los fondos no se podría desarrollar. Punto y final.

Ni el sí ni el no tienen la solución. De hecho se ha llegado a tal punto que lo que tenemos ante nosotros no es más que el final con consecuencias que los mercado aun no han querido medir ni los que lo intuyen se atreven a comentar. Mientras tanto vamos escuchando en tertulias de bar televisadas y en artículos de opinión interesados doscientas teorías sobre todo ello la mayoría de los casos con escasos fundamentos.

Los ciudadanos alemanes, que no nos olvidemos también votan y lo hacen a sus políticos alemanes que dependen de ello para seguir mandando en su propio país, ya no quieren mayoritariamente que Grecia siga en el euro. Del 51% que lo querían en febrero ya sólo son un 44%. Incluso ya hay opiniones muy destacadas que aseguran que lo mejor es sacar a patadas de Europa a los griegos. Lo dice un tal Hans-Peter Friedrich, ex ministro de Interior y diputado en representación de la CSU de Merkel. Disfrazando de ‘lo mejor para Grecia’ venia a decir que en el euro ya no hay sitio para los griegos cueste lo que cueste y que los votos del próximo domingo deberían de importar poco. Deben irse.

Grecia está en ‘default’ técnico como decíamos ayer. El tiempo irá disipando algunas responsabilidades como la que no se puede abstraer el FMI. Como no logren pactar un acuerdo de financiación con los que quieren su pasta, a la institución que se saltó todas sus propias normas prestando 35.000 millones sin tener evidencia de que se lo iban a reembolsar se la van a llevar por delante. Y no sólo por gestionar con el culo, sino también por hacerlo en base a intereses que cada vez son de mayor incoherencia con el peso de las economías del mundo.

El FMI está al servicio de Europa. De una parte de Europa. Las economías más grandes y emergentes del planeta se oponen a esa dinámica interesada hacia salvaguardar una economía, la europea, que cada vez pinta menos en el concierto global. Si quitas Alemania, que eso es otra Europa, y descartas al Reino Unido, que eso ya no se sabe que es, nos queda cero coma cero. Los grandes, Francia, Italia y España son lo que son y están como están. El resto, son postales de Navidad, bonitas estampas que quedan bien pero ocupan espacios sin trascendencia y sólo por temporadas.

Si el FMI piensa que puede obviar el desastre europeo va muy equivocado. Estados Unidos ya amenaza con dejar de participar en el fondo para ajustar cuotas que son imprescindibles para apoyar nuevas economías que emergen. De facto eso sería una estocada mortal a la institución de la Sra. Lagarde. De hecho la administración de Obama exige que se anule la deuda griega.

¿Que hizo mal el FMI? Un montón de cosas. Pero la más evidente fue tratar el problema griego en 2011 como si fuera una partida del monopoly. El diseño del plan de recuperación del rescate contemplaba una caida del PIB del 5% y una recuperación a toda leche devaluando internamente. Pero eso no fue así. Grecia ya lleva acumulada una caída del 25% de su PIB y de momento no se ha detenido.

La pobreza apareció por todas partes. Si pasas por Atenas lo notas, pero como te vayas a Salonika lo flipas. Ahí está la ‘otra’ Europa, la que nadie quiere ver, una que se parece al desaparecido Chipre. Resulta que la austeridad se lleva por delante la economía de un país y se considera que más austeridad lo va a arreglar todo. Se van a ventilar lo poco que queda.

El camino se termina. El FMI no puede ayudar a Grecia. Europa no puede ayudar a Grecia. Hay otra parte de Europa que podría estar tan jodida como Grecia si empezamos a ponernos detallistas con lo que somos unos y otros y analizamos que es eso de ‘la recuperación’ o que significa realmente ‘estamos creando empleo veraniego’. A Grecia no le van a dejar un duro a menos que ‘reestructure’ su deuda. Pongo entre comillas lo de la reestructuración porque en realidad quiere decir que les van a hacer ‘un griego’ mucho más intenso.

Seamos justos. A Grecia no la quiere rescatar nadie. En realidad de lo que se trata toda esta función es de rescatar acreedores. El plan de ‘2020 salvemos Grecia’, el programa que se presentó como un rescate a Grecia no era más que un plan de recuperación de la pasta de los prestamistas privados. De hecho fue el método por el cual los bancos franceses y alemanes que estaban más pillados pudieran escapar de la refriega. Todo eso lo saben brasileños, americanos, rusos, chinos y esquimales. Por eso, los planes del FMI y de cualquiera que toque un duro de los paises emergentes lo tiene complicado de ahora en adelante.

De Grecia nos quedará la ‘Tragedia’, de Europa el ‘drama’. Que mal lo han hecho todos. Todo cuanto pasa estos días no es más que el reflejo de una Europa que pudo ser pero no será. No nos sentimos europeos aunque suene más ‘cool’ que decir otra cosa. Reino Unido se va, Grecia no está, Chipre ya no hay quien lo encuentre en el mapa, Italia parece una caricatura, Francia es una bomba de relojería, Alemania ya no tiene claro si quiere o no quiere. Bruselas es un barrizal, Estrasburgo un gasto.

Mientras tanto, el planeta sigue su curso. El mundo, ese otro, sigue modernizando sus sistemas, automatizándolo todo, gestionando datos y cambiando la cadena de valor de todo lo que se produce. Y todo sucede cada vez más lejos. En Europa hay gente brillante, proyectos increíbles. Pero no hay agilidad. El tiempo pasa como pasa todo. La generación de políticos más inútiles de la historia se está ventilando la oportunidad de todos, se están repartiendo un pastel que era de nuestros hijos. Lo hacen porque no tienen claro si podrán comerse otro. Solo nos queda Eurovisión. Cabrones.

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Grecia es la anécdota de una Europa estancada

Podemos darle mil vueltas al asunto griego. Vueltas y vueltas. Podemos poner encima de la mesa consideraciones políticas, de orgullo patrio o de imposición germánica. Podemos darle al ventilador. Podemos, incluso, creernos todo lo que nos cuentan. Podemos.

Podemos darle mil vueltas al asunto griego. Vueltas y vueltas. Podemos poner encima de la mesa consideraciones políticas, de orgullo patrio o de imposición germánica. Podemos darle al ventilador. Podemos, incluso, creernos todo lo que nos cuentan. Podemos. El asunto no obstante tiene una arista más técnica. Grecia debe mucho dinero. Debe pagar plazos y ya se ha saltado alguno de ellos. El BCE ya le ha dicho que eso está mal. Y lo está no tanto por lo que significa dejar de pagar una cuota sino por lo que se esperaba obtener de todo ello. Es más feo hablar de intereses que de cuotas.

Grecia necesita aportar unos mil millones de euros sólo en términos de intereses sobre el dinero prestado. Son la amortización e intereses que se hacen pagaderos el 18, 19 y 20 de este mismo mes. Son los bonos en tenencia del propio banco europeo. Ese es el punto de inflexión y del que poco se habla.

Una vez que Grecia no pague, que no pagará, como ya hizo con los 1600 que vencieron de cuota, todos van a mirar al resto de acreedores para saber si se mantienen las vías de urgencia. No está claro que tras el Referendum el grifo se cierre, pero puede ser. Si los griegos votan ajustarse un agujero más el cinturón el conflicto entre la política y la realidad se encarecerá para los ciudadanos de ese país y el riesgo de tener parte del tercer mundo a una hora y media de avión y en plena Europa será muy probable.

Un tercer mundo revestido de ‘rescate’ pero tercer mundo al fin y al cabo. Una economía basada en nada, un plan de crecimiento imposible de ejercer y una sociedad que considera que ya ha pagado suficiente sus pecados y no piensa redimirse de ninguno de ellos. La corrupción socializada es parte del problema pero se acusa a quienes la ampararon como responsables de su distribución. Ahora nadie quiere asumir sus culpas.

Si el pueblo heleno dice no al plan europeo el asunto entra en pura niebla. No es fácil divisar donde está el acantilado. No se ve. Probablemente en ese 18 de julio. Con un no, el gobierno griego debe sentarse de nuevo a negociar ‘imponiendo’ sus condiciones, las condiciones del pueblo. Con eso sobre la mesa el tiempo correrá en contra de Grecia pues los requerimientos de pago llegarán y las soluciones o acuerdos seguirán lejos, más lejos aún.

El famoso ‘Grexit’ es más que probable bajo un prisma ‘técnico’. Veamos. Si votan no, teniendo en cuenta que Bruselas ya ha calificado ese referéndum como una especie de ‘si o no’ a Europa, un ‘no’ será como admitir que se repetirán los impagos. De esa manera Grecia se verá sumida en una espiral complicada pues al no pagar no recibirá liquidez de urgencia para pagar pensiones, funcionarios o proveedores por lo que la única manera de no parar la maquinaria del Estado será hacerlo con unos pagarés ‘oficiales’ que de algún modo serán, técnicamente, una nueva moneda: el ‘dracmapagaré’.

De todo esto, que no ha hecho más que empezar, podemos aprender varias cosas. De hecho está bien, como antes ya hemos hecho, mirarlo con mayor cercanía de la que dirigentes iluminados nos advierten. Vivimos en una especie de inopia por desconocimiento forzado. Unas veces por incapacidad de los que lo explican y otras por mala fe de quienes saben lo que pasa realmente. La cuestión es que no se cuentan las cosas como son.

Ahora sabemos que, por mucho que Bruselas se esfuerce en pintar de esfuerzo todo lo que hacen, de llegar a acuerdos de madrugada para que parezca que se lo curran mucho y que la sangre nunca llega al río, resulta que estas cosas pueden pasar. La suspensión de pagos, las quitas desproporcionadas, los corralitos, la vuelta a monedas anteriores al euro y vete tú a saber.

El gobierno español, italiano y portugués se esfuerzan en decirnos que Grecia está muy lejos. Y no lo está. En 2011 quedó claro, estaba a tiro de piedra. La incertidumbre va a ir dando alas al precio de la deuda. Estos días la prima de riesgo se está portando bien, pero eso es simplemente porque la prima, a veces, descuenta las cosas en diferido. La deuda se va a encarecer, su pago y amortización también. ¿Saben cual es el país más endeudado con el exterior de todo el planeta? Si, has acertado. Estados Unidos el primero y España va segunda por cierto. La deuda externa española es la medalla de plata.

Seguir leyendo sólo prensa tradicional y sus análisis es suicida. Lo fue hace años cuando absolutamente nadie decía la que se nos venía encima. Que tiempos aquellos en los que era evidente que todo se derrumbaría y que si lo escribías o te demandaban o te llamaban catastrofista. Ahora sabemos que todo aquello aun no ha terminado por mucho que se esfuercen en envolverlo en papel celofán. Los datos comparativos son muy jodidos. Cuando estás muy abajo, comparar con lo inmediato siempre te da positivo, pero sigues estando en el culo del vaso.

Sabemos que lo de Grecia es financiero pero tiene una deriva genérica mayor. Modelos productivos, tecnología y desarrollo de una nueva sociedad que debe adaptarse al futuro sin empleo que se avecina. Si no nos preparamos poco a poco Europa se irá convirtiendo en una postal del pasado. Se lo están currando quienes ahora mandan. Encima, mientras todo pasa, se pasa por encima de la gente que, aun teniendo alguna culpa, la mayor de ellas es haber votado (o no) a quienes desordenan el puzzle de todo esto.

Lo preocupante es que, al igual que en 2011, todo este asunto afectará de manera importante a las empresas, motor de todo. Hace años que el problema es crear empleo. Por desgracia se está creando en los mismos sectores donde no se produce ningún cambio de modelo productivo que pueda hacernos pensar que vamos en el tren del futuro. Ahora se acumula un nuevo problema de dimensiones difíciles de analizar. Lo único que sabemos, es que nadie ha actuado estratégicamente.

El futuro llega. Su tono es absolutamente distinto al que tiene este presente. Para muchos llegará y ni lo notarán. Otros, los que ya trabajan en él, van a definir la sociedad del futuro. La diferencia entre países que conquistarán su propio destino y otros que vivirán el que les quede, radicará en lo que se haga en estos momentos. Europa, cada vez que intenta solucionar algo se enreda en un barrizal legalista, inservible y viejuno. Europa se está quedando mientras el mundo sigue girando. Lo de Grecia es una anécdota más.

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Tecnoconsciencia y la adaptación al cambio de modelo económico y social.

Ayer participé en un debate organizado por la Direcció General de Telecomunicacions i Societat de la Informació de la Generalitat de Catalunya donde se analizaba, en mi mesa, el concepto de la ‘tecnoconsciencia’ social. Es algo de lo que discutimos aquí y del que mucho se está empezando a decir. Llevamos algún tiempo viviendo una aceleración tecnológica como nunca antes había vivido la especie humana y eso, con el incremento de la velocidad que va a adquirir, aun va a ser más radical, de un modo exponencial. 

Ayer participé en un debate organizado por la Direcció General de Telecomunicacions i Societat de la Informació de la Generalitat de Catalunya donde se analizaba, en mi mesa, el concepto de la ‘tecnoconsciencia’ social. Es algo de lo que discutimos aquí y del que mucho se está empezando a decir. Llevamos algún tiempo viviendo una aceleración tecnológica como nunca antes había vivido la especie humana y eso, con el incremento de la velocidad que va a adquirir, aun va a ser más radical, de un modo exponencial.

Desde la consultora en transformación digital para empresas e instituciones tratamos cada día el complejo tránsito en el que estas organizaciones derivan de una simple presencia digital a un espacio de conversión en ventas para las primeras o de implementación de modelos que utilicen toda la potencia de la digitalización en las segundas. No es fácil, pero hay método. Todo gira en torno a la manera de entender el momento, las claves que se persiguen y los objetivos convertidos en finalidad práctica. No todo es hablar de conceptos, que también, pero hay que darles forma real, aspecto de beneficio en todos los sentidos.

La Ley de Moore dice que la potencia de los chips de los ordenadores se dobla cada año, pero ahora entendemos que esta ley no sólo se restringe a los chips, es algo que pasó con los diodos, las válvulas, y todo lo que se desarrolló antes, y no sólo se restringe al campo de los ordenadores, está ocurriendo en la biología sintética o la biotecnología. Cada vez que convertimos la tecnología en una ciencia de la información se convierte en exponencial. Hay quien duda que esa capacidad de crecimiento sea infinita puesto que físicamente hay un límite. En ese momento, para seguir creciendo exponencialmente requeriremos de otra tecnología, pero mientras ese momento llega, ¿qué debemos hacer? ¿cómo vamos a vivir ese tránsito acelerado empresas, individuos e instituciones?

Hoy en día cualquiera de nosotros en su bolsillo lleva más capacidad tecnológica de la que llevaba cualquiera de las sondas espaciales que nos llevaron a la luna. Hace apenas una década muchos de los términos que ahora utilizamos, modos de transmitir el conocimiento y métodos de trabajo eran absolutamente desconocidos. Ahora mismo confluyen muchos cambios, de hecho casi es imposible listarlos todos por la emergencia en la que se van sucediendo. Por poner un ejemplo que no solemos hablar aquí. En breve las posibilidades que aportará la codificación de nuestro ADN y los avances biotecnológicos nos llevarán una nueva medicina de tipo preventivo y que dejará en un segundo plano la que ahora tenemos de tipo curativo.

Otro que hay que tratar. El asunto energético será clave también. A pesar del anunciado punto de no retorno de las energías fósiles, cada vez, el coste energético con fuentes alternativas son menores. La electricidad que se genera a partir de paneles solares provocará que todos los individuos puedan fabricarse su propia energía dicen. De hecho cada año y unos meses, se duplica la producción de energía de este tipo. Según algunos expertos en apenas quince años, la capacidad instalada podrá generar el completo de la electricidad que se consume en el mundo.

Mientras la medicina y las fuentes energéticas van evolucionando, nosotros, los individuos nos iremos hiperconectando. La consciencia de todo ello se hace cada vez más compleja pero al mismo tiempo más absoluta. La geografía como ahora la conocemos se va a ir desdibujando. Ya sucede. Tres mil millones de humanos están conectados los unos a los otros y en cinco años seremos el doble.

El comercio electrónico, la organización digital, la operativa de los datos y la interconexión con objetos lo transforma todo. Vivimos en una plataforma aterritorial, donde las cosas y los pensamientos se transmiten de un modo integral y donde el conocimiento no requiere ser adquirido con respecto a donde vives. Un estudiante de Lagos es capaz de acceder a los mismos datos sofisticados que uno de California. El MIT ha puesto online todas sus enseñanzas para que puedan verlas todo el mundo. La educación va a convertirse en un servicio libre y gratuito para todo el mundo. ¿Por qué no permitir a nuestra empresa o nuestra institución pueda adquirir ese espacio también?

Aquí aparece siempre el concepto del ‘posthumanismo’, el de la singularidad, el de que las máquinas nos quitarán el empleo. El hecho de que todo esté conectado y que esa conexión en muchas ocasiones represente un espacio en el lenguaje de los robots y de la inteligencia artificial asusta. Y es para asustarse. Siempre ha sido así. Cuando no entendemos como será el futuro nos acojonamos pues sólo vemos lo que no será y difícilmente podemos divisar lo que sí podría ser. De todo hay y ya explicamos las voces criticas que hay y que cada vez son más intensas.

Hay países dónde ese futuro se afronta de un modo optimista y otros que lo abordan desde el miedo. Estos últimos lo van a pasar muy mal. El mercado de trabajo no va a ampliarse, si tienes un 25% de paro no vas a reducirlo ya, nunca, al 4%. El pleno empleo es una quimera para los que no están enfrentándose al futuro como toca. En menos de un decenio el mercado laboral se fragmentará eliminando intermediarios dejando en dos espacios contrarios todo el sistema.

Hablamos de los empleos cualificados bien pagados por un lado y los de escasa cualificación y mal pagados por otro. El riesgo es la fractura social más que evidente. Lo mismo pasa con empresas y sistemas políticos. Donde podamos incluir un software o un robot capaz de hacer algo que un humano sea más lento o ineficiente, el cambio sucederá. Sin embargo, cada vez que un intermediario desaparezca, cada vez que un automatismo se encargue de un puesto de trabajo ‘humano’ la cadena de sucesos se irá agilizando. Millones de nuevos empleos aparecerán, menos que los que se destruirán por una lógica física. Nuevos modelos impondrán un reto para los gobiernos y por supuesto para las personas. La revolución tecnológica precisará de que cada uno de nosotros tengamos nuestra propia revolución íntima.

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El poder económico pivotará y lo hará rápido. En cinco años los países más poblados del planeta que ahora están considerados ‘emergentes’ pasarán a ser las mayores economías del planeta. Así lo estima la ONU. Casi la mitad del planeta se incorporarán en nada a la competición global. Serán productores, competidores, pero también compradores, consumidores. Es clave ver esa doble vía.

El problema que tenemos en algunos lugares es que todo este tremendo cambio de época que estamos viviendo precisa no solo de acción directa de los que definen las políticas. Es imprescindible que lo hagamos todos como sociedad. Que si vemos que la educación no está adecuada a lo que viene, pues debemos exigir esos cambios. Si la economía se embarca de nuevo en una locura inmobiliaria, de nosotros depende no alimentarla. Si el progreso y la tecnología se enreda con leyes que lo ralentizan todo, debemos exigir que los avances en todos los campos lleguen a directamente.

Hace un siglo la humanidad era campesina. El mundo entraba en colisión con una nueva amenaza llamada tecnología. La ciudad era su escenario. Sin embargo el tiempo pasó y fuimos capaces de entenderlo no sin problemas. Ahora menos del 3% de la población occidental trabaja o vive del campo. Aparecieron nuevos empleos y ahora pasará lo mismo. Al igual que entonces, aquellos empleos que iban naciendo y que nadie podía ni imaginarse décadas antes, ahora viviremos, más rápido el mismo punto disruptivo. Somos innovadores, nos adaptamos y aprendemos de nuestros propios retos. La única cosa que debe preocuparnos es si nuestro modelo actual, de negocio, de relaciones o intermediación, es válido como está o precisa de que alguien nos ayude a tramar una estrategia para no sufrir a muy corto plazo.

La tecnología reduce el costo de todo. Si algún día todo ello fuera ‘gratis’ el concepto trabajo estaría en riesgo. Lo mecánico, pesado, repetitivo pasaría a ser una obligación técnica y los humanos podremos dedicarnos a cosas más edificantes y creativas. Veremos cuando y como, pero de momento no estaría mal irse preparando. Las cosas suceden y luego las entendemos decía Borges. Pues eso, cuanto antes nos pongamos, antes las entenderemos y así podremos disfrutar de todos sus beneficios.

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En 2019 Internet creará más datos que en toda su historia sumada.

Las estimaciones son parte del Visual Networking Forecast de Cisco, que analiza cómo la tasa de creación de datos y el uso de Internet se expande año tras año. Resulta que según sus análisis privilegiados por tener acceso a datos por cuanto son autopistas de las mismas y a partir de las estimaciones de este año, el volumen y su crecimiento exponencial entre este año y 2019 no tendrá precedentes.

Cisco ha publicado su informe anual. En él predicen que dos zettabytes de datos que se generan durante todo el año 2019 marcarán un record absoluto en todos los sentidos. Advierten que la red debe estar lista para ese punto de inflexión. Hay riesgo de colapso. Las estimaciones son parte del Visual Networking Forecast de Cisco, que analiza cómo la tasa de creación de datos y el uso de Internet se expande año tras año. Resulta que según sus análisis privilegiados por tener acceso a datos por cuanto son autopistas de las mismas y a partir de las estimaciones de este año, el volumen y su crecimiento exponencial entre este año y 2019 no tendrá precedentes.

En 2019, el tráfico IP mundial alcanzará las vertiginosas posición de 168 exabytes al mes, marcando el triple de los 59,9 exabytes al que se llegó el año pasado por ejemplo. Si esto se cumple, la cantidad de datos a finales de esta misma década será más grande que toda la información generada en Internet a lo largo de su historia desde su concepción a mediados de los años ochenta. Si no te entra en la cabeza que es un exabyte o un zetabyte, te aconsejo mirar esta infografía desarrollada por Cisco.

La razón es obvia. Hay más dispositivos y cada vez más inteligentes y capaces de hacer más cosas y de mayor envergadura y, también, hay más creadores de contenidos cada vez con mejores herramientas para superar en peso y sofisticación cuanto se crea. Además, medios vinculados al uso audiovisual finalmente se han lanzado al escenario digitalizado. Sin embargo, la razón fundamental será la irrupción de la IoT, cuando las máquinas empiecen a hablar entre ellas. Ahí el descontrol de datos tomará dimensiones bíblicas.

Van a aumentar dispositivos, pero también usuarios. La estimación es pasar de 2.800 millones actuales a los 3.900 en tres años lo que ya nos encaminaría a a mitad de la población mundial. ¿Si te extraña resulta pensar que medio mundo todavía no está conectado? Pues revisa los que aun no tienen ni luz. Los vas a flipar.

Recientemente, uno de los fundadores de la Internet, Vint Cerf, advirtió que la lenta adopción del IPv6, la versión más actualizada de direcciones IP, provocará un colapso irremediable si no se toman medidas. habla de una larga era oscura digitalmente hablando. Cisco, en su informe asegura que en 2019 el 41% del planeta lo tendrá listo no obstante.

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Entrevista para el Diario del Golfo Pérsico de Emirates.

La semana pasada Carles Enric López me entrevistó para el medio escrito en español editado desde Emiratos Arabes 'El Diario del Golfo Pérsico'. Aquí os dejo la transcripción del mismo y el enlace de este interesante medio que trata aspectos económicos que afectan a este lugar del planeta tremendamente activo.

La semana pasada Carles Enric López me entrevistó para el medio escrito en español editado desde Emiratos Arabes 'El Diario del Golfo Pérsico'. Aquí os dejo la transcripción del mismo y el enlace de este interesante medio que trata aspectos económicos que afectan a este lugar del planeta tremendamente activo.

PREGUNTA.- Por ir directo al grano: vive en Irlanda y quería plantearle si hablando desde una perspectiva europea, y teniendo en cuenta la competencia principalmente del mercado asiático, ¿la relación entre el Estado y el trabajador del futuro será muy diferente a la actual? ¿Sistemas relativamente poco sostenibles como el europeo son sostenibles?

RESPUESTA.- La Administración en Europa en general es un inconveniente para el progreso y en algunos países incluso es un muro infranqueable. Da igual el color. Ahora mismo las entidades públicas podrían impulsar algo la actividad emprendedora y como dices irse adaptando a algo que tiene poco que ver con lo actual. La relación entre empresa, Estado y trabajadores no es factible como lo tenemos a medio plazo. Si a eso sumamos la escasa apuesta por la innovación, la de verdad, no la de escaparate, la gestión pública no es más que un barco a la deriva. Seguir subsidiando sectores que no llevan a ningún lugar es la evidencia más clara. El problema es que cuando hablas de eliminar estado automáticamente, a los que manejan todo, sean de un color u otro, les entra el pánico.

P.- Algunos han hablado de éxodo por la “expulsión” de jóvenes a otros mercados. Otros hemos pensado que ya era hora de que los jóvenes españoles salieran a ver el mundo. Es muy usual en EEUU o Alemania que los jóvenes ya estudien o vivan fuera de casa, cuando en España sucede a partir de los 30 o más. ¿Qué mensaje daría a aquellos que aún ven el trabajar fuera como un fracaso por no estar trabajando en la puerta de al lado de su casa?

R.- La verdad es que cuando hablan de expulsión o éxodo lo hacen porque siguen con el patrón mental que señalas. Irse es una especie de acción desesperada. Sin embargo en mi opinión, en mi experiencia, que no he vivido en el mismo lugar más de tres años seguidos, eso de explorar, conquistar, conocer y conocerse, aprender idiomas, darse cuenta de lo poco que sabemos cuando creemos saber tanto, eso de afrontar un reto personal como es irse ‘de casa’ es lo mejor que se puede hacer. En la expresión ‘irse de casa’ ya lo dicen todo. Es como si al salir al exterior no pudieras nunca sentirte como en casa y abordar ese nuevo espacio como un lugar de crecimiento personal y profesional. Si miles de jóvenes se van no es grave, incluso si no regresan, el problema es por qué se van y por qué no regresan.

P.- Aunque formemos parte de la Unión Europea no existe realmente una unión fiscal y menos laboral. ¿Cree que es el principal escollo para que Europa sea realmente una potencia unificada? ¿Es lógica la diferencia de modelos impositivos tan grande entre países como por ejemplo Irlanda o España?

R.- Lo primero es que esa hipotética diferencia fiscal, que existe, hay que mirarla en términos de carga fiscal y a veces lo que supone algo muy evidente no lo es. Por ejemplo en el caso de Irlanda el impuesto de sociedades es del 12,5% pero la tributación asociada a las personas y las tasas son importantes cuando se suman todas. Por no hablar del coste de la vida asociado a un salario mínimo de 1.600 euros aproximadamente que ha encarecido todo bastante y con unos servicios públicos casi inexistentes y que debes pagarte tú mismo. Hay que revisar cómo y de qué manera se estructura todo. Sin embargo, cuando Irlanda inició una política impositiva a la baja avisó, sugirió hacerlo en el resto de Europa y ésta se negó. Irlanda las pasó putas durante unos años ingresando muy poco. Ahora incluso cambiando como pide Europa, ya han logrado mucho, convertir un país dependiente de la agricultura y ganadería en un centro mundial de talento e industria tecnológica. Eso no es un milagro, es una política dirigida a la libertad empresarial y al impulso concreto de un modelo.

P.- Muchos partidos políticos apuestan por un aumento del empleo público. Un empleo, en principio fijo y estable de por vida, que entronca con la realidad del empleo privado, podríamos decir la antítesis. Vemos curiosamente por ejemplo que en España genera más ofertas una empresa privada como Infojobs que todos los servicios públicos de empleo. Además, el portal es el primer lugar donde van muchos parados a informarse. Es un caso paradigmático que suceda en algo como la búsqueda de empleo. Está claro que el empleo público debe adaptarse a los nuevos escenarios. Pero, ¿debería desaparecer por completo en los próximos años?

R.- Hay empleo público necesario, imprescindible y que tiene que tratarse de un modo concreto. Fuerzas de seguridad, médicos y otros. Lo que no es lógico ni sostenible es que haya comunidades que tienen el 30% de su fuerza laboral, no parada, en el empleo público. Es algo estructural. Si hay algo que está mal visto en España no es ser funcionario, ni tan siquiera el ejercicio empresarial aunque a veces lo parezca, lo que no se soporta es el fracaso en sí mismo. En una sociedad de valores en crisis como la nuestra, el miedo al fracaso tiene su sentido, puesto que el nivel de tolerancia hacia este hecho es cero. No hay transigencia ninguna. Se fabrican ciudadanos narcotizados cuyo miedo al fracaso es supino. Por ejemplo, a los jóvenes les ayudamos a conseguirlo todo y a evitar que se enfrenten al error. Muchos de esos chicos y chicas que analizan su futuro inmediato lo hacen pensando que ser funcionario es lo más seguro y tranquilo. Y tal y como están las cosas es así. Luego no nos extrañemos.

P.- La tecnología ha hecho reducir las relaciones “personales” en la empresa privada. Las reuniones se reducen, las llamadas. Incluso las gestiones en los bancos que han pasado de casi diarias a prácticamente puntuales. Curiosamente esa supuesta simplificación en la empresa privada es duplicada en la administración pública. Más formularios, más controles, más papeles. ¿Tiene sentido en estos tiempos una administración poco simplificada como la española?

R.- Es lo que te comentaba antes. Parece como si fuera deliberado. Cuantos más procesos, más control, más cloroformo. Los países donde los trámites para abrir una empresa son menos, por ejemplo, suelen innovar más, ser más capaces de superar momentos de crisis. En Estados Unidos en 2009, cuando les explotó la crisis financiera en las narices, se crearon 200.000 empresas de tipo tecnológico. Fue como un ‘ante el acantilado yo salto’. No digo que eso sea lo que se deba hacer siempre, pero refleja dos cosas, una manera de ser y un modelo administrativo que pide muy poco para empezar un negocio. En Europa, con contadas excepciones, montar un negocio en crisis es condenarte al impago en breve debido a que tus obligaciones fiscales son altas incluso antes de poder tener ni tan siquiera tus primeras facturas listas.

P.- Para un emprendedor cualquier país con una mínima garantía jurídica puede ser la sede de su actividad. Los impuestos son las armas con la que compiten los Estados en estas guerras del siglo XXI. Algunos como Emiratos con una riqueza basada en el petróleo y en las ‘real states’ pueden forzar esa competencia hasta límites cercanos al cero en impuestos. ¿Cómo se puede competir en esas condiciones en el mercado global de países?

R.- Se puede. Mira, antes hablábamos de Irlanda. La revista ‘Forbes’ lo coloca como el mejor país del mundo para los negocios. Lo es en base a parámetros como el derecho a la propiedad, impuestos, tecnología, corrupción, libertad o burocracia. Puede que el tema del Impuesto de Sociedades funcione como reclamo, pero la verdad es que quien quiera instalarse en un país donde pagar menos impuestos puede ir a lugares mejores. Si no quieres impuestos deberías ir a Luxemburgo, Suiza, Holanda o Singapur. Digamos que los países pueden competir con otros temas. Se me ocurren decenas y tienen que ver con muchos aspectos aplicables hasta en las Islas Baleares por decir algo, pero depende de que haya una política clara de libertad de acción empresarial, de reducción del peso que ejerce la administración y de, si tiene que hacer algo, impulsar modelos asequibles a medio plazo. La tecnología, la automatización y otros temas irán dando las claves.

P.- Es usted un incansable viajero. No preguntaré cuántos países ha visitado o cualquier cuestión típica. En estos años de internacionalización global de la economía en los que se ve por ejemplo un Zara en cualquier ciudad China, de Emiratos o Irlanda, ¿dónde cree que está el valor añadido de la producción?

R.- Las grandes corporaciones se encargan de que ese valor añadido sea casi imperceptible. Buscan producir bien, rápido y adelantarse a los gustos de sus compradores. El futuro precisará de un modelo predictivo para el comerciante y de un modelo de cercanía que la mediana empresa puede ofrecer. Sin embargo, tengo la sensación y lo llevo comentando hace años con expertos y pensadores económicos con los que coincido a veces en foros internacionales, que esto no va tanto del ‘valor añadido’ sino de cómo afrontamos como sociedad un mundo en el que la mayoría de lo que consumimos vendrá fabricado, transportado y vendido por un sistema no humano. Nos dirigimos hacia un mundo sin empleo, no como ahora lo conocemos, y será rápido, a eso debemos ir enfocando el asunto, las empresas, esas que comentas tan globales, lo están haciendo y sin hacer ruido.

P.- Siguiendo esa misma línea, a cualquier emprendedor que desee tener una base teórica, qué cree que le sería más práctico ¿pensar en escalar un producto o en crear un producto rompedor? ¿Acaso ambos términos son necesarios?

R.- Es una pregunta complicada, Carles Enric. Tú de eso sabes tanto como yo. Sabes que es difícil generalizar y más en un sistema económico que premia a veces muy poco la innovación y, sin embargo en otras, la premia incluso sin que haya sido validada. Tengo la impresión, no obstante, que ambos términos pueden combinarse. Crear algo disruptivo y que en su naturaleza tenga un valor escalable me parece lo ideal. La cadena de valor, tú lo has escrito en alguna ocasión, ya nada tiene que ver con la de hace apenas cinco años. ¿Quién soy yo para definir cómo puede ser esa cadena en apenas tres? Mi sexto sentido me dice que hay que innovar al ritmo adecuado. Incluso a veces, copiar es innovar, si lo que haces es recomponer el puzzle que ese otro no supo montar.

P.- Emiratos es muchas veces presentado como un lugar excéntrico. Las obras más grandes, los proyectos más extravagantes, los ‘malls’ más extensos, pero al final han conseguido colocar un pequeño país en el mapa cuando hace apenas 20 años la mayoría no sabían ni dónde estaba. ¿Deberíamos pensar que en el siglo XXI cualquier lugar puede convertirse en centro del mundo?

R.- Esto me recuerda lo de “ponga Silicon Valley en su programa electoral que queda muy bien” y luego le llamaremos ‘Nosédónde del Camino Valley’ a una especie de ‘coworking’ o parque industrial semivacío. El plan de Emiratos no nació ni hace unos meses ni para ejecutarse en unos pocos años, hablamos de algo de mayor calado. Hubo políticas activas y dinero focalizado en algo concreto. Para los que estén estos días pensando en esas políticas activas deberían de saber que hoy en día un país ya no puede sobresalir en todas las etapas de desarrollo de la producción, que hay que repensar lo que significa el crecimiento basado en la innovación y cuáles son las mejores estrategias para la inversión pública y cuáles los estímulos privados que se deberían de tener en cuenta. En mi opinión esto va de no ser esclavos de un modelo económico que en el extranjero funcione. Esto va de trabajar en adaptar lo que tienes poco a poco para convertirse en un modelo innovador basado en la realidad.

P.- El área del Golfo dispone de tres grandes ‘hubs’ aéreos en la zona, Doha (Qatar Airways), Etihad (Abu Dhabi) y Emirates (Dubai). Todos con vuelos directos a España. La inversión publicitaria de estas empresas es cada vez mayor. Copan principalmente el sector deportivo con patrocinios. En algún caso como el FC Barcelona se provocan confusiones por temas culturales. ¿La internacionalización de la economía puede provocar la anulación de las culturas más débiles?

R.- No debería ser así pero se corre el riesgo. ¿Qué impresión tienes Carles Enric de países como Eslovenia, el norte de Italia, Nigeria, Costa Rica, Chile u otros, incluso comunidades como Catalunya, Escocia o California? Quiero decir que en una economía global, internacionalizada y donde todo es factible de estar comunicada en apenas en milésimas de segundo, lo que hay que trabajar es el modelo de exposición y hacerlo a partir del valor que aporta el conocimiento. Ese conocimiento, mientras no me demuestren lo contrario, lo generan (puede que por intereses) las empresas. Démosle a ellas el papel en esta obra, lo representan bien, y generemos un espacio para que la sociedad pueda definir sus beneficios a partir de ese núcleo creativo. Creo en la empresa como motor y eso, de momento, no tiene por qué ir en dirección contraria al tamaño, capacidad o sociedad que las posea. Lo único que las detiene muchas veces es una legislación de esas ‘culturas débiles’ que lo son por la poca capacidad de entender el futuro que viene que por el tamaño real de las mismas.

P.- Y no me gustaría acabar sin una pregunta básica en esta entrevista. Nuestros nietos, ¿cómo será su mundo? ¿El modelo español de los años 80-90 existirá en el futuro? ¿Estudiar, tener una carrera, casarse, hipotecarse, divorciarse, trabajar 8 horas cada día?

R.- No. Nada de lo que ahora conocemos existirá. No estudiarán como ahora. La enseñanza será otra cosa, menos técnica y más adaptativa, focalizada en el individuo y menos en lo colectivo, eso lo permitirá la tecnología predictiva. Casarse o no, ni idea, pero supongo que en nuestra familia tradicional deberemos ser capaces de adaptar un nuevo componente basado en la inteligencia artificial que dejará de ser artificial para convertirse en natural. La única hipoteca que les quedará por pagar a nuestros nietos será la de sus abuelos. El futuro no es de la propiedad privada como la conocemos. Los coches dejarán de ser un objeto para ser un servicio prestado según necesidades y la vivienda un bien común aplicado a una racionalización del espacio y los mal llamados derechos que yo quiero considerar que tomarán el nombre de ‘servicios’. ¿Trabajar 8 horas? Supongo que estás de broma (risas). Nadie trabajará en 30 o 40 años. El trabajo se estudiará en las facultades de Historia. El modelo de trabajo que ahora conocemos se extinguirá y ese es el gran reto, el gran problema que podemos convertir en oportunidad única de construir un mundo inteligente y bello. Cuando no haya nada que hacer, cuando todo lo hagan software y robots, ¿qué podremos hacer los humanos? Aprender, disfrutar del arte, de la cultura, vivir. Siempre habrá algo que hacer, pero el concepto es muy distinto. ¿Divorciarse? Vaya, eso no sé si desaparecerá, pero seguro que a los padres divorciados algún abogado robot nos joderá vivos.

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Voces críticas ante el futuro digital y automático

A pesar de que en este espacio suelo aportar una visión positiva y de defensa del uso tecnológico que como especie tendremos que asumir en el futuro inminente, es cierto que es bueno reflejar otros puntos de vista. Aquí mostramos a menudo una visión crítica hacia los que deben liderar o estimular los cambios sociales y laborales que

A pesar de que en este espacio suelo aportar una visión positiva y de defensa del uso tecnológico que como especie tendremos que asumir en el futuro inminente, es cierto que es bueno reflejar otros puntos de vista. Aquí mostramos a menudo una visión crítica hacia los que deben liderar o estimular los cambios sociales y laborales que irremediablemente todos tendremos que abrazar debido a que estamos ante una revolución en todos los sentidos de la vida y, potencialmente, la revolverá definitivamente. Espero siempre, así lo demuestra la historia, que los avances tecnológicos nos llevan a un mundo mejor. Vamos a escuchar voces contrarias a ello y vamos a ver como relacionan directamente a las grandes empresas que ahora mismo son los protagonistas de esa mutación con una especie de esclavitud digital forjada en los datos masivos y que, según nos contarán, relaciona tecnología con tiranía. Publicaba el pasado domingo Finanzas.com un interesante artículo que replico en algunos fragmentos más abajo. El tema del mismo era el punto en el que se encuentra la dependencia de nuestra sociedad y sistemas relacionados con respecto a las grandes compañías que tras un aparente servicio gratuito nos conceden diferentes modelos de conexión digital a cambio de saber cosas sobre nosotros. La dependencia de un algoritmo analizada por tres expertos muy críticos con el momento actual. Ya hemos escrito de 'los algoritmos que dirigen nuestra vida' y casi ni nos damos cuenta, hemos opinado sobre como debemos ir asumiendo una especie de posthumanidad que se plantea a medida que la inteligencia artificial toma cada vez mayor complejidad y hemos analizado como Internet se convierte en todo y hemos escuchado de que hablan las máquinasDe todo eso hemos debatido pero siempre desde un punto de vista concreto. Hoy me apetece escuchar la voz de quienes dudan de la bondad de todo ello.

En el artículo que comentaba hay diversas apreciaciones al respecto de que eso de la Internet del Todo, la Internet total, la interconexión absoluta, vayan a conducir a más riqueza y oportunidades. A través de la óptica de Margrethe Vestager, una política que desde el parlamento europeo se ha enfrentado a Google, Jaron Lanier, uno de los pioneros expatriados de Silicon Valley y Dave Eggers autor de 'El Círculo', la polémica novela sobre el circuito cerrado que suponen empresas como Google, Twitter o Facebook y el control que ejercen sobre nosotros.

Aquí hemos comentado como estas empresas son como una especie de 'todo es posible'. Lo vimos en muchas ocasiones. Recuerden todo lo que suponía tan solo imaginar muchas de las cosas que ya han logrado. Fotografiar al mundo, conectar millones de personas aun evento, darle el poder del contenido a la sociedad y otros. Ahora 'Google proyecta una red de globos de helio para crear una burbuja de Wi-Fi mundial. Facebook, que está a punto de alcanzar los 1500 millones de usuarios aspirando a que su aplicación esté operativa en los 7000 millones de teléfonos inteligentes que hay en el mundo. Amazon va camino de dominar el almacenamiento de datos en la nube y cambiar el concepto de lectura (y del propio libro) pasando de producto a servicio, o incluso con los supermercados a través de los drones. Soy de los que opinan que todo eso es inevitable, pero lo interesante será saber hasta que punto, todos esos avances suponen un coste en la libertad de los individuos. El debate está servido. En mi opinión si superamos esa intermediación que suponen todo esta amalgama de intereses creados y modelos de escucha social, lo abremos logrado, sino, habremos cambiado de manos la llave que nos controla y dirige actualmente. El nuevo establishment no será más que el viejo pero digitalizado y mucho más poderoso.

Mañana hablaremos de una realidad al respecto de los datos personales y su almacenamiento. 'Más de 200.000 personas han pedido a Google la retirada de sus datos desde que se dictó la sentencia acerca de la petición de un usuario de borrar su memoria digital. Google controla el 90 por ciento de las búsquedas de Internet en Europa. Pero el buscador con su algoritmo solo es la punta de lanza de un negocio de más de 300.000 millones de euros. Es la agencia de publicidad más grande del planeta'. Es la punta del iceberg según estos tres analistas.

Margrethe Vestager, considerada la política más poderosa de la Unión Europea. En su país, Dinamarca, fue ministra de Educación y de Asuntos Eclesiásticos. Es liberal y feminista y comenta con respecto a Google que 'hemos tenido que trabajar meticulosamente. Ahora nos hemos centrado en su comparador de precios [Google Shopping, que el gigante estadounidense estaría favoreciendo frente a sus rivales], pero hay otras investigaciones en curso relacionadas con el buscador de viajes, con los mapas, con la publicidad y las restricciones a los anunciantes [el algoritmo privilegia a los que pagan (enlaces patrocinados), manipulando así el resultado de las búsquedas], con el uso indebido de contenidos de terceros...'

Jaron Lanier, el científico computacional pionero de Silicon Valley se dedica a denunciar que el sistema de grandes servidores 'gratis' lleva al hiperdesempleo y al fin de la clase media. Al respecto de todo esto destaco lo que dice sobre que 'la información es poder y creíamos que hacer esa información libre y gratuita daría poder a la gente. Nos equivocamos. Las cosas cambiaron hace unos diez años. Se produjo lo contrario, una concentración de ese poder en unas pocas manos, en los propietarios de los grandes servidores o lo que yo llamo 'servidores-sirena'. Se creó así un nuevo tipo de plutocracia, en detrimento de la clase media. La gente debe entender que no existe lo 'gratis'. Cuando los usuarios aceptan un sistema en el que suben vídeos a YouTube y contribuyen con información a las redes sociales sin esperar nada a cambio, lo que están haciendo es trabajar para que otro, con unos servidores muy grandes, haga fortuna. Nos ofrecen cosas gratis a cambio de que permitamos que se nos espíe. Hemos sido hipnotizados con la idea de que no debemos esperar dinero a cambio de lo que hacemos on-line. Lo único que sacamos a cambio son abstractos beneficios de reputación o subidones ego. Sin embargo, si pagas por esos datos, logras un equilibrio. Si algo de lo que una persona dice o hace contribuye, aunque sea en una mínima medida, a una base de datos necesaria para que un algoritmo de traducción o de predicción del comportamiento, por ejemplo, realice su función, la persona debería recibir un 'nanopago' proporcional al valor resultante.'

Lanier llega a decir que Internet es una tecnología fallida porque al contrario de lo que en los años sesenta, Ted Nelson propuso 'para que fuese un mercado universal en el que la gente pudiera comprar y vender bits de uno a otro, donde se pagaría por la información y los ordenadores personales daban poder a la gente, pero al cambiar de siglo, algo se torció. Ahora la gente puede esperar cosas gratis de Internet, pero no puede esperar riqueza de Internet, lo que lo convierte en una tecnología fallida'. Lanier dice no tener cuentas en redes sociales. 'Eso es una decisión personal porque yo encuentro muy inquietante que conserven copia de todo lo que hago o digo. Pero no creo que el boicot sea una solución. No tendría sentido porque demasiada gente ha nacido ya con estas cosas.' y habla de los nativos digitales diciendo que 'por primera vez vemos una generación que tiene menos ingresos que sus padres; chicos que no pueden irse de casa de sus padres y que están todo el día consumiendo cosas 'gratis' en Internet. Pero es muy difícil hacerles entender que hay una relación entre esas dos cosas. Que la razón por la que no se pueden ir de casa es porque tienen todas esas cosas 'gratis'. Que eso es lo que ha destrozado sus opciones de tener trabajo.'

Finalmente Dave Eggers considerado un intelectual contra 'la secta', así es como llaman a los grandes de Silicon Valley, se despacha sobre lo que considera el 'mix' de las grandes redes que se irá conformando en el futuro inminente. Dice que 'buena parte de las cosas que narra el libro ya están sucediendo. Muchas de las tecnologías que pensé que estaban a cinco o diez años vista ya se están comercializando. Aplicaciones reales como Meerkat o Periscope se parecen mucho a la cámara que lleva Mae, la protagonista de la novela, que lleva 24 horas encendida una webcam. Cuando empecé a escribir, algunas tecnologías me parecían demasiado descabelladas. Recuerdo que escribí una escena en la que la televisión de uno de los personajes está espiándolo, grabando su voz sin su conocimiento. Pero pensé que era demasiado inverosímil. Y ahora resulta que los nuevos televisores de Samsung hacen exactamente eso. Es una locura. Creo que una gran amenaza es la recolección indiscriminada de datos de ciudadanos privados. Francia, por ejemplo, acaba de abrir la vía para que su Gobierno recopile metadatos de todos sus ciudadanos, supuestamente para mantenerlos a salvo del terrorismo. Pero esa es una clara violación de la privacidad. Un ciudadano debe ser capaz de hacer llamadas telefónicas y enviar mensajes de correo electrónico sin que el Ejecutivo tenga acceso a esa información. Si aceptamos esto, ¿qué más vamos a aceptar? El verdadero peligro es con qué pasividad aceptamos la intromisión en nuestra privacidad, como si esta no fuese importante. Sin privacidad no se puede ser disidente. Y sin disidencia no es que la tiranía sea posible, es que está garantizada.'

Esto es un poco de lo que se dice en el punto contrario a lo que en general aquí comentamos. Es bueno saber que se opina desde todos los puntos. Genera un espacio de reflexión más interesante y completo. Ni unos tienen toda la razón ni otros podemos pensar que la tecnología es todo bondad. Me gusta pensar que Internet ha dado calidad a la democracia que ha obligado a muchos espacios opacos a ser más transparentes, a empoderar a la sociedad. No tengo claro que sea mejor hablar con un hombre que con una máquina, de hecho me entusiasma cuando logro hacer eso, pero también es cierto que si somos 'humanistas' no debemos olvidarnos que tras un mundo automatizado descansa una sociedad menos crítica y eso, sí, me preocupa.

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¿Peligra tu empleo en esta Revolución Industrial definitiva?

La semana pasada el World Economic Forum se hacía eco de diversos estudios que ponían en duda la inminente llegada de todo tipo de robots a la vida cotidiana de todos nosotros. Aseguraba que los cambios ya no eran elementos del futuro sino que en muchos casos eso ya estaba sucediendo. Para ello enumeró un listado de trabajos que ya realizan robots y que, en muchos casos, la mayoría de personas desconoce que es así. No hablamos de grandes brazos armados montando automóviles o carretillas automáticas entre estanterías. Faltan muchos, pero el listado es interesante, hasta futbolistas.

La semana pasada el World Economic Forum se hacía eco de diversos estudios que ponían en duda la inminente llegada de todo tipo de robots a la vida cotidiana de todos nosotros. Aseguraba que los cambios ya no eran elementos del futuro sino que en muchos casos eso ya estaba sucediendo. Para ello enumeró un listado de trabajos que ya realizan robots y que, en muchos casos, la mayoría de personas desconoce que es así. No hablamos de grandes brazos armados montando automóviles o carretillas automáticas entre estanterías. Faltan muchos, pero el listado es interesante, hasta futbolistas.

En algún lugar del planeta y de la mano del desarrollo de alguna empresa privada, un robot, un software, un algoritmo aplicado a la inteligencia artificial y la capacidad de gestión unidas, está llevando a cabo tareas que hasta hace una década sólo podías ver en películas de ciencia ficción. Como hemos dicho muchas veces, el empleo como lo conocemos se desvanece y los cambios que con ello vamos a vivir debemos afrontarlos cada vez con mayor urgencia. Si seguimos pensando que ‘falta mucho’ o ‘en mi trabajo eso no puede pasar’, el batacazo, que podría haber sido amortiguado y agradable incluso, se convertirá en un martirio social.

¿Qué haces? ¿Cuál es tu empleo? Hace tiempo, cuando los robots llegaron a las fábricas, muchos perdieron sus empleos. Los uniformes azul metálico dejaron paso al metal directamente. Pocos de los responsables de aquellas factorías, los directivos, los del cuello blanco, pensaron que sus días, también podrían estar contados. Ahora, en algunos lugares, un software de ‘cuello blanco’ gestiona sus empresas y las hace más eficientes.

Recuerdo un debate que tuve en una televisión hace años y en la que introduje una noticia que me pareció significativa sobre los primeros periodistas robóticos. Me dieron hasta en el cielo de la boca asegurando la imposibilidad de lo que estaba diciendo en decenios. Actualmente The Associated Press está en manos de articulistas no humanos. Lo mismo dije sobre los futuros cocineros. Ya hay restaurantes con chefs ‘robot’ capaces de cocinar como si tuvieran tres estrellas Michelin.

Actualmente hay dos teorías acerca de la Second Age Machine, algo así como la Revolución Industrial definitiva, el final del tramo. En una se asegura que dicha etapa socioeconómica generará mucho empleo nuevo, distinto, de otro tipo, como sucedió en otros momentos de la historia. Otra, la más realista, asegura que el empleo como lo conocemos desaparecerá de manera masiva y que, como no hagamos algo, el problema será de dimensiones bíblicas. La primera teoría asegura que es factible generar espacios laborales a partir de la intervención de robots y software, la segunda espera que quienes lideran nuestro tiempo se pongan a trabajar en el diseño de un mundo distinto, donde la medición de riqueza, tiempo, productividad y relaciones sociales sea muy diferente.

Pero, sigues pensando que tu trabajo no está en juego. ¿Es factible que un robot haga tu trabajo? ¿Qué hacen ahora? Déjame que te sorprenda con esta lista según el Business Insider hablando de cosas que ‘ahora mismo’ están pasando.

Actores.

Existe un modelo de robot capaz de actuar. Es el robot Robothespian que explica chistes y canta. Una compañía británica, ha creado un robot totalmente interactivo y multilingüe que, controlado por una tableta, puede mantener el contacto visual, suponer el estado de ánimo de su interlocutor, su edad, empezar a cantar, explicar chistes e incluso actuar en un escenario. Actualmente es como una ‘atracción de circo’ como lo fueron tantos casos de personas que se adelantaron a su tiempo y fueron incomprendidos. Los hay interpretando a Kafka.

Anestesistas

La participación de un anestesiólogo normalmente suma entre 600 a 2.000 dólares en cualquier intervención quirúrgica. Con un robot llamado Sedasys esto pasa a costar apenas 150. ¿Recuerdas aquello de ‘si es más barato, eficiente y rápido, será’? Los anestesiólogos son los profesionales mejor pagados en Estados Unidos, pueden tener los días contados. Johnson & Johnson ha desarrollado un sistema llamado Sedasys, que suministra la anestesia a un precio mucho más barato. La FDA aprobó Sedasys para los pacientes mayores de 18 años.

Personal de Hotel.

El Aloft Hotel en Cupertino, California, ha mejorado el servicio al cliente gracias a su nuevo botones robótico llamado Botlr. Diseñado por la empresa de Silicon Valley Savioke, Botlr, que tiene una cámara y sensores, se abre paso hacia el ascensor, envía una orden para que la puerta de cualquier habitación se abra, viaja a su destino y hace una entrega solicitada cuando el huésped no está. Además se enchufa él mismo cuando termina la jornada.

Cocineros

Los grandes chefs pueden estar el punto de mira de algunos desarrolladores. Un robot llamado Foxbot ya es jefe de cocina en una cadena de restaurantes chinos en la provincia de Shanxi. No sólo Foxbot con 20 motores, 24 articulaciones y 129 sensores cocina fideos perfectos, es la especialidad de Shanxi, sino que lo hace más rápido que cualquier mano humana. Ademas el tema sanitario lo cumple a rajatabla. Hay más cocineros robot. Otro desarrollo parecido, de Moley Robotics, puede completar cualquier plato, por complicado que sea, en apenas 30 minutos.

Analistas Financieros

Ya lo hemos comentado antes. La economía de mercado está en manos del software. Los analistas robóticos predicen y analizan con mayor precisión que cualquier humano y lo hacen gracias a la capacidad de gestión de datos inasumible si respiras y duermes.

Son los servicios automatizados llamados “Robo-asesores“. Cada vez hay más. Están empezando a sustituir a los asesores financieros y planificadores tradicionales. Un ejemplo de ello es SigFig, que utiliza algoritmos para adaptar las carteras de sus clientes. Se extiende a abogados, médicos, psicólogos o cualquier profesión que deba alcanzar conclusiones con la gestión de datos.

Músicos

Toyota ha estado experimentando con algo más que coches. De hecho ha creado un robot que toca el violín gracias a las 17 articulaciones que tiene en sus manos y brazos. Esto le permite alcanzar la técnica para interpretar como si fuera humano. No es reproducción, es interpretación. Toyota tiene como objetivo introducir al robot a hogares de ancianos y hospitales en menos de dos años. Para otros estilos musicales también hay otros mucho más rockeros.

Recepcionistas

El fabricante de robots japones Kokoro ha creado una recepcionista robot para todo tipo de oficinas. Se considera que este será uno de los campos de sustitución más disruptivos y rápidos. Además muy probablemente será el espacio donde los humanos naturalizaremos el trato con robots de aspecto humanoide. Ahora mismo Kokoro ha creado a Saya, una recepcionista capaz de mantener una conversación básica de 300 palabras y 700 frases combinadas. Algo así como un político.

Periodistas

Es fascinante pensar que hay robots escribiendo noticias sobre humanos. Associated Press ha estado generando automáticamente más de 3.000 artículos trimestrales de tipo económico desde junio de 2014. Esta automatización de está liberando un valioso tiempo permitiendo que sus periodistas dedicarse a buscar historias nuevas. Otra ventaja: los análisis económicos automatizados tienen menos errores que los informes escritos manualmente. Pues eso.

Vendedores

Desarrollado por Toshiba Corp, el humanoide femenino ChihiraAico puede sonreír, pronto podrá conversar, y nunca se cansa de dar la bienvenida a los clientes de la tienda dónde ‘trabaja’. A ella le toca estar en el departamento de lujo de unos almacenes de Tokio.

Guardias de Seguridad

La Universidad de Birmingham ha puesto a patrullar sus instalaciones a un guardia de seguridad robot llamado Bob. El bueno de Bob utiliza sensores 3D y cámaras de alta definición de manera que añade soporte y elimina parte del equipo previsto para esta tarea ‘tan humana’.

Cirujanos

Los cirujanos ya utilizan sistemas automatizados hace tiempo, pero pronto, los robots podrían estar equipados para completar ciertas cirugías por su cuenta sin intervención humana. La cirugía robótica supondría menos complicaciones, menos dolor, menor pérdida de sangre, una recuperación más rápida y cicatrices menos visibles.

Los camareros

Un restaurante en Chunxi Road en Chengdu tiene 10 camareros robot. Camareros robot que están empezando a ser cada vez más normales en China. Los robots toman pedidos, llevar los platos a los clientes, e incluso ofrecen saludos simples en chino mandarín. Cada uno cuesta unos 9.400 dólares.

Hay mucho más, de hecho os invito a que busquéis información al respecto y conformemos un listado de empleos que ya están siendo sustituidos por esos futuros protagonistas de la ‘última revolución industrial’. Pensad que no hablamos de robots con aspecto humano, de hecho eso es algo a lo que tardaremos algo más de tiempo en estar preparados, ni tan siquiera hablamos sólo de aparatos físicos moviendo cosas o interactuando, recordemos que hablamos incluso de software, inteligencia sintética participando de nuestro día a día y modificando todo tal y como lo entendemos ahora. Cuando empieces a imaginar, verás que mucho ya existe, y lo que no está operativo, es sólo cuestión de ponerlo en marcha. No hay límites.

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Tu papel en este reto histórico

Hace tiempo leí en The Economist que si nos hacemos la pregunta ‘¿qué es un emprendedor? sólo tendremos dos posibles respuestas o puntos de vista. El primero es el más popular y asegura que los empresarios son personas que dirigen sus propias empresas. La segunda opinión es la que defiende Joseph Schumpeter quien asegura que los empresarios son los innovadores de la economía y de la sociedad. Asegura que las personas tienen ideas, que quienes las convierten en empresas aportan valor social que se traduce en bienestar tarde o temprano. Ha pasado antes y seguirá pasando.

Hace tiempo leí en The Economist que si nos hacemos la pregunta ‘¿qué es un emprendedor? sólo tendremos dos posibles respuestas o puntos de vista. El primero es el más popular y asegura que los empresarios son personas que dirigen sus propias empresas. La segunda opinión es la que defiende Joseph Schumpeter quien asegura que los empresarios son los innovadores de la economía y de la sociedad. Asegura que las personas tienen ideas, que quienes las convierten en empresas aportan valor social que se traduce en bienestar tarde o temprano. Ha pasado antes y seguirá pasando.

Pero la diferencia es que, aunque ahora menos, los emprendedores son los nuevos héroes. Se acercan elecciones en España y volverá la recurrencia al efecto. Volverán a llenarse la boca del término muchos de los que no tienen ni la más mínima impresión de que significa serlo, lo que necesitan o lo que se espera que no hagan por ellos. Los políticos desearían tener un molde para fabricar emprendedores a su gusto. Volverán los programas de televisión, los artículos por todas partes defendiendo sus ayudas y se nos mostrará un nuevo ejército de personas encabezadas siempre por nombres destacados y de éxito, al calor de los cuales, otros se lanzarán a la glamourosa aventura de emprender. Pues de glamour tiene poco o mucho, depende, pero no de lo que crees o te parece. Hay de todo. Lo importante es de que tipo se crean. En mi opinión deben crearse emprendedores tecnológicos pero con capacidad de salir fuera, de conquistar el mundo, de explorar mercados que parecen inaccesibles. Hay que trabajar en construir un mundo mejor cuando precisamente todo va peor. No vale hacerlo cuando es fácil, no suele ser duradero ni real. ¿No saben que cuando la cometa vuela es porque el viento sopla en su contra?

Si un país no es capaz de generar el escenario idóneo para crear empresas no tan solo perderá masa laboral, ciudadana, cohesión y otros factores que desestabilizan a una sociedad, sino que se alejará del talento, de la innovación, del progreso tecnológico y, por derivación siniestra, del bienestar y modernidad socioeconómica requerida. Así ha estado pasando estos años y mucho hay que trabajar para que esa masa gris que se escapa regrese por algún motivo que no sea visitar a sus familiares por vacaciones.

Tengo la sensación que los empresarios o emprendedores que alteramos y desorganizamos continuamente la manera de hacer las cosas jugamos nuestro papel. Somos incómodos para los que eso les supone un colapso mental. Es obvio, pues sino no se entendería que, tras llenarse la boca y farfullar frases hechas sobre el apoyo al emprendedor y a la creación de empresas, te pegan el palo que te pegan con dificultades y meriendas similares a fin de que montar un negocio sea como subir el Everest sin oxígeno.

Un emprendedor es un agente incómodo para lo organizado porque requiere un fuerte compromiso con la innovación. De ella depende para competir con empresas que estaban antes que él, ser emprendedor obliga a ser optimista, pues sin ese valor casi irreflexivo a veces no se conquistan nuevos territorios. Pero ser emprendedor exige ser crítico con tu entorno para facilitar la creación de riqueza y de supervivencia de un negocio a fin de crear empleo. No es lo mismo acudir al trabajo a las 9 y salir a las 5 que no tener hora de entrada ni salida pues el proyecto que llevas entre manos requiere de concentración constante. Esa exigencia superior aborta cualquier imposición irreflexiva y te pone en alerta de la ineficiencia pública por ejemplo muchas veces.

Por todo el mundo hay gobiernos que no saben medir los tiempos o los tiempos ya los han medido a ellos. La mayoría de estos tipos que dicen ir a sus ministerios a mejorar la sociedad y a ayudar a ‘sacarnos de la crisis’ no tienen la más mínima idea de a lo que se enfrentan. Siguen considerando que para saber que tan emprendedora es una sociedad se trata de medir el número bruto de empresas o personas que trabajan por cuenta propia por ejemplo. No introducen el baremo más importante, el que realmente define el verdadero valor emprendedor (por innovador) de una sociedad que debería acelerar e ir de cabeza hacia la automatización y la tecnología.

La visión distorsionada que tenemos de ‘por donde hay que recuperar la economía’ se debe a que mayoritariamente la sociedad ve el mundo por el prisma de la prensa tradicional que a su vez transcribe los mensajes oficiales e interesados que a su vez componen con una absoluta indiferencia hacia la realidad que les rodea de lejos. Una visión que habla de ‘recuperación’ de no sabemos qué, de volver al crecimiento y creación de empleo de manera táctica y no estratégica y de un mundo de colores pastel que no te puedes creer si has viajado un poco. Esto no va de inventarse un titular y esperar a ver que pasa. Esto no va de esperar y que por ciencia infusa se ‘arregle’ todo pues no hay nada que arreglar. Esto no va de generar empleo inmediato porque no se va a crear. Esto va de diseñar, estimular y generar un mundo nuevo vinculado a la tecnología, la economía digitalizada y digital, al conocimiento y al valor añadido de aquello que ya tenemos en marcha como el turismo y otros.

Los retos históricos se pierden por desinterés, por ineficiencia o por voluntad. No se cual es el caso, pero o se toma un giro determinante o, no sólo España, Europa en general los va a perder. Se puede perder el tren por no ser capaz de correr hacia el andén si ves que se está escapando, porque no encuentras el andén o por que, viendo el andén y el tren parado, decides ir al bar. ¿Cuál es el caso que nos ocupa?

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Big Data, E-commerce, Sociedad, Startups Marc Vidal Big Data, E-commerce, Sociedad, Startups Marc Vidal

El error estratégico de no tener una tienda virtual.

Publicó Hamilton Global un informe encargado por Comertia que aseguraba que el 32% de los usuarios de la red que buscan artículos los acaban comprando en una tienda física. El 18% hace lo contrario, observa en espacios a pie de calle pero ejecuta la compra digitalmente. El 64% utiliza Internet como comparador de precios. El estudio resaltaba también que los compradores online premian el precio y la usabilidad de la web para decidirse a comprar, que un 23% de los compradores lo hace a través de la página oficial de la marca del producto y que un porcentaje mayor los compra en ‘marketplaces’ o plataformas que agregan multiproductos.

Publicó Hamilton Global un informe encargado por Comertia que aseguraba que el 32% de los usuarios de la red que buscan artículos los acaban comprando en una tienda física. El 18% hace lo contrario, observa en espacios a pie de calle pero ejecuta la compra digitalmente. El 64% utiliza Internet como comparador de precios. El estudio resaltaba también que los compradores online premian el precio y la usabilidad de la web para decidirse a comprar, que un 23% de los compradores lo hace a través de la página oficial de la marca del producto y que un porcentaje mayor los compra en ‘marketplaces’ o plataformas que agregan multiproductos.

Aunque todavía prevalece el ‘desktop’ como escenario natural de compra por parte de la mayoría de los encuestados, una quinta parte ya admite haber comprado a través de un dispositivo móvil. Sorprende que todavía una tercera parte todavía no ha comprado nada digitalmente y sigan apostando por las tiendas físicas tradicionales. Obviamente hay un aspecto generacional que se irá imponiendo y que, como el mismo estudio refleja, los tres perfiles demográficos que se destacan irán tendiendo hacia un solo espacio digitalizado.

El comportamiento de éstos tres segmentos europeos son por un lado los Millenials, (nacidos entre 80 y 90) que buscan mucha información previa antes de realizar la compra, y suelen comprar más online a la vez que visitan fundamentalmente centros comerciales en lugar de tiendas de calle. Luego venimos los de la Generación X (nacidos entre el 65 y 80). Según el informe compramos de modo menos impulsivo y combinamos la compra física y online. Finalmente los menos digitales del lugar los Baby Boomers (nacidos entre los años 50 y 64), que realizan compras por necesidad entre semana, a pie de calle y sin mucha búsqueda previa de información. La compra digital es anecdótica y va por barrios o aspectos sociales vinculados al nivel de alfabetización digital de cada individuo.

Es cuestión de tiempo pues que se vayan imponiendo los modelos de venta digital. Hubo un tiempo en el que, como dijo Bill Gates cuando eclosionó la red, ‘si no estás en Internet, no existes’, ahora podemos asegurar que ‘si no tienes tienda en Internet, no venderás’. Casos que conozco bien, como el del Corte Inglés que ha aumentado sus ventas en la red un 40% este último año cada vez son más habituales. Eso le pasará a los grandes y a los menos grandes. Es cuestión de ponerse y mirar de asesorarse o que te ayuden. Si precisas de ambas cosas puedes preguntarme.

Y la verdad, no es tanto estar por estar como estar donde están tus potenciales clientes. Los consumidores analizan, deciden y compran cada vez más en ese entorno. No es algo que puedas dejar para otro momento, el crecimiento de un negocio pasa por la capacidad de ventas, o enlace a una venta final incluso física, entre los visitantes de su tienda virtual. Ya no son solo clientes al uso, hemos pasado del cliente al consumidor, y del consumidor a la audiencia.

Hace 15 años todavía se buscaba en ‘páginas amarillas’. La diferencia radica en cómo hemos conceptualizado muchas veces el mecanismo de venta. Antes el cliente buscaba y localizaba el interés, ahora debes encontrarlo tú si quieres venderle. Era una exposición unidireccional mientras que ahora es una conversación sofisticada entre datos, ritmos de uso y capacidad de respuesta logística incluso. Desde el comercio apoyado en el big data hasta el que lo hará en el small data, todo se apoya en un mismo propósito, situarse en el centro del escenario donde todo va a pasar.

No obstante si algo ha cambiado para no regresar al punto de partida es el cómo se vinculan los clientes y las marcas, como se ha hecho más cercana y donde la prioridad ya no es sólo vender sino también generar un entorno de confianza entre ambos. Eso, desde la red, es inmensamente poderoso y uno de los puntos diferenciales entre pymes o pequeños comercios y grandes multinacionales. Ser capaz de afrontar ese valor diferencial y engrandecerlo es ventajoso para tiendas virtuales o comercios en definitiva que saltan a la jungla comercial que supone Internet ahora mismo.

Redes sociales, contenidos por todas partes, relación directa entre vendedor y consumidor a tiempo real, influencers y herramientas de análisis de todo tipo han cambiado el modelo de venta online. Es cierto que una cosa es tener una tienda online y otra ser capaz de vender, pero para ello, como en todo, hay quien te puede ayudar. No obstante, como está claro, Internet y su modelo de comercio electrónico vinculado solo hará que crecer y lo hará aumentando la velocidad. Lo hará en dispositivos móviles y automatizando todo aquello que sea automatizable. No verlo es suicida.

¿Te imaginas querer ir al cine de tu barrio y no poder buscar de camino y parado en un semáforo la cartelera de esa misma noche? ¿Te imaginas no poder hacer la compra de tus entradas? ¿Y con tu restaurante de siempre? ¿Cuánto hace que no vas a una oficina bancaria? Todo es ecommerce en definitiva, todo es lo que va a ser. Además, sin darte cuenta, sin saber porqué has empezado a exigir cosas que hace un par de años no te planteaban ningún problema. La velocidad de carga, las condiciones legales, las devoluciones, si es visible desde tu teléfono, si responden rápido un email o un tuit de queja, etc. Piensa, fue hace un rato que con todo eso eras benévolo y ahora pareces un experto en usabilidad y ‘customer service’.

Como te decía, el problema no es tanto si te va bien tener o no tener una tienda virtual y como la piensas gestionar. El tema es que tus clientes esperan que estés. No lo dudan igual que tú, si eres un comerciante o vendedor de cualquier cosa, cuando eres consumidor o cliente esperas que el otro si esté y esté bien.

Además, por si necesitabas algún estímulo más, decirte que según otro estudio publicado por AT Kearney, España es uno de los países donde más crece el comercio electrónico a pesar de todo y que durante los próximos cinco años, las compras online crecerán a un ritmo del 16% cada uno de ellos.

Imagina un mercado en una ciudad donde te aseguran que cada año va a entrar un 16% más de compradores. ¿No montarías un tenderete? Si necesitas ayuda o consejos, no dudes en contactarme.

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La transformación de las ciudades con la llegada de los 'taxibots'

Las ciudades, tal y como las conocemos y en cuanto a lo que las ordena o gestiona, ya poco tiene que ver con el modo en el que sucedía apenas hace una década. La automatización de miles de procesos se suceden y sustituyen a los que se regían por decisiones humanas. Uber ya dedica más recuros a desarrollar su futuro taxi automático que a crecer en el humano.

En los próximos meses, una de esas transformaciones de tipo disruptiva se va a ir imponiendo y nos mostrará la cara aproximada de cómo serán las propias ciudades en el futuro inmediato. Hablamos de los ‘taxibots’, los coches automáticos que a modo de flota auto conducida circule ordenadamente por ellas.

Hace unos días se presentó una simulación que mostraba la transformación de las ciudades mediante la eliminación de casi un 90% de los coches que ahora circulan, buscando nuevas trayectorias automatizadas y recortando tiempos de viaje. El estudio, la simulación, fue presentada por un equipo de científicos de transporte en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico que analizó los datos de los viajes en coche reales en Lisboa para ver cómo una flota de auto-conducción, llamados ‘taxibots’ cambiaría el paisaje metropolitano de la capital portuguesa.

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Los ‘taxibots’ del estudio se basan en un ‘mix’ de empresas de transporte. La matemática juega un papel destacado en cómo se organizan este tipo de trayectos y, tras la simulación, el dato es espantoso. Nueve de cada diez conches son completamente innecesarios si se utilizara un ‘cerebro global’ que dirigiera por donde y cuando tienen que ir todos ellos. Pasa lo mismo con el transporte público en todas sus vertientes. Incluso analizaron el coste y modelo de trayecto que cualquiera de estos autos deberían pasar revisiones o arreglos. 

El estudio, que repito es de los más exhaustivos que se han realizado en cuanto a la realidad del movimiento automatizado y organizado, habla también de la innecesaria disponibilidad de ‘aparcar’ esos vehículos, con lo que los espacios para humanizar las ciudades sería enorme. Es curioso como poco a poco la tecnología nos da pistas de como podría ser el futuro. Cuantos más robots, cuanta más tecnología y automatismos, más vida, más tiempo para ser más humano. Es similar a otras revoluciones vividas por el hombre. Aquellos momentos de la historia en los que parecía que una máquina nos hacía menos humanos y resultaba ser todo lo contrario. El humanismo se basa en eso. Incorporar la tecnología en el punto exacto que permita una vida mejor.

La reducción de coches pone en juego muchos negocios actuales que se debaten en cómo sobrevivir en apenas una década (y ellos lo saben) a fin de soportar lo que por mucho que se quiera evitar, sucederá. La propiedad individual de automóviles liberará, según el estudio centrado en Lisboa, un espacio similar a 210 campos de fútbol, un 20% del espacio disponible en la ciudad.

El trabajo concluye algo que me parece aun mejor si cabe. El coste final de la construcción podría verse afectado de manera importante. El coste de edificación se aplica también a los aparcamientos incluidos en cada vivienda. Eliminarlos haría más sostenible el acceso a un derecho fundamental. Todos esos que defienden el derecho a una vivienda digna deben, desde ya, incorporar en sus programas electorales o lo que sea, la urgente aplicación de programas de ‘taxibots’ y coches automatizados que recorran las ciudades como ha decidido aplicar, por ejemplo, Londres el año que viene.

No es ciencia ficción. Es simplemente, querer. Leer los avances, acercarse a empresas que están desarrollando todo ello y ser valiente en las propuestas. El estudio/simulación destaca que los espacios de estacionamiento pasarían a valer el 1%de lo que ahora repercute. El canje es impresionante. La recaudación por zonas azules y otros métodos como impuestos fijados a la circulación privada debería procesarse ahora en otro modelo, que al ser más eficiente, precisaría de menos personas trabajando en los ayuntamientos y en menos demanda de costes en los mantenimientos. Si, menos empleo o un empleo diferente aun ni siquiera inventado. El futuro pasa por ahí.

Se supo hace unos días que gran parte de la última ronda de financiación obtenida por Uber está ya canalizada a la fabricación de este tipo de autoconducción para que la ciudad del futuro que describe el estudio no sea fantasía. De hecho ya tiene una planta desarrollando una flota al efecto. Cuando explico esto en algún foro siempre escucho lo mismo. Eso no pasará tan pronto. Y me pregunto, ¿que es pronto? ¿Como medimos ahora ese ‘pronto’? ¿Como lo medían nuestros ancestros, en la edad media, en los años veinte o como lo medimos ahora?. En apenas una década han pasado cosas que precisaron siglos en el pasado.

Hace unos días clausuré unas jornadas que celebraban el 20 aniversario de un Centro de Negocios. Al empezar, simplemente pregunté ¿recuerdan su cuenta de email el día que se inauguró este centro? Nadie tenía. Podría haber terminado la conferencia ahí, pero decidí seguir y mostrar lo que intuyo puede pasar cuando celebren el 40 aniversario.

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Economía, Politica, Prensa, Sociedad Marc Vidal Economía, Politica, Prensa, Sociedad Marc Vidal

Cuando salir de la crisis es un 'deja-vu'

Hoy participo en un programa donde se cuestionará si el final de la crisis es real. Esto es algo que desde hace años se cuestiona. Es como si por repetirlo vaya a suceder. De hecho hace tres años ya lo respondí en la propia Contra de La Vanguardia. Sigo pensando igual que entonces y, algunas de las cosas que temía se están dando lo que no hace más que ratificar que por aquel entonces se entró en una dinámica de parálisis definitiva a pesar del estribillo ridículo y pueril que los ministros sucesivos se esforzaron en pintar de colores diversos.
De hecho, ahora mismo se cuestiona si hemos salido de la crisis, o estamos saliendo, porque los datos de empleo y algún otro, así ‘lo demuestran’. La llamada recuperación está llegando dicen. Tal vez, pero maldita recuperación si de lo que hablamos es de recuperar lo que ya teníamos, de retomar la senda del absurdo acumular ladrillos por todas partes y darle valor por el mero hecho de intercambiarlos de mano mientras miles de personas pierden sus viviendas al mismo tiempo. Eso es lo que viene.

No se ha hecho nada, la oportunidad histórica que teníamos ante nosotros está pasando como pasan los trenes de mercancías que no paran nunca. La realidad que persiste tras esas cifras de papel cartón es siniestra. Huida de jóvenes y no tan jóvenes, de una sociedad esclerotizada, de una clase media hundida y de una política plomiza e intratable, descubres que no ha pasado casi nada. La reacción es mínima y ahora, incluso, inexistente. Es tanto el pavor a perder lo poco que nos queda que hemos enmudecido. Es tanta la inspiración que supone recuperar el modelo productivo improductivo que lo vamos a repetir.

El silencio de los corderos. Tenemos tan poco que pensamos indispensable vivir conservando la nada más absoluta. Nos estamos quedando sin libertad pero con más ladrillos en la sala de espera. Se nos pasa la cuenta de nuestro cambio de modelo como en otros países si están asumiendo y tomando en cuenta.

Cuando nos dicen que ‘estamos saliendo de la crisis’ porque el empleo mejora es de aurora boreal. Probablemente mejore todo, inclusive el consumo, pero quemar la tierra ya quemada hace apenas unos años la convierte en desierto tarde o temprano.

Desde que se inició la crisis en 2008, el único movimiento que se detectaba en el ladrillo era recesivo. La construcción perdió cerca de 2 millones de empleos en seis años, 6 de cada 10 puestos de trabajo destruidos durante la crisis eran de la construcción. Pero ahora resurge.

El sector que se llevó la economía y la sociedad por delante, por aquello de que culturalmente en España es bueno tener propiedades, jugar con ellas y especular con su acumulación, porque todos podían ser promotores y todos vendedores, traders de viviendas o lo que fuera, ahora es el motor del nuevo empleo. Ya lo es. No lo es la tecnología, ni lo dependiente de una economía moderna y actualizada. Se nos llena la boca a todos de ‘futuro’ pero construimos pasado.

Según la última Encuesta de la Población Activa, que elabora el Instituto Nacional de Estadística, los parados de la construcción han pasado de 1,857 a principio de 2013 (en su nivel más alto) hasta 1,43 millones a finales de 2014. La cifra se ha reducido en 427.000 personas. El sector ha pasado de destruir empleo a crearlo a un ritmo equivalente en términos anualizados de cerca del 9%. No digo que sea malo crear empleo, en cualquier sector es bueno, pero cuando es desequilibrado otra vez, dependiente de unos factores concretos y a la vez expulsa de ese crecimiento a los que deben llevarnos a ser competitivos en el mundo que se está creando, la cosa es grave. Muy grave.

Es un empleo volátil y temporal. Con gran rotación y de baja cualificación. Por no decir lo absurdo de iniciar la conquista inmobiliaria en un país donde hay más de medio millón de viviendas vacías. No se aguanta por ningún sitio que sigamos pensando que eso es una recuperación o salida de la crisis.

Vamos a convertir lo que es un cambio de época, un nuevo modelo socioeconómico al que podíamos subirnos, no sin sufrimiento, no sin esfuerzo, en nada. Vamos a dejar pasar la oportunidad de dejar a nuestros hijos un mundo mejor a cambio de dejarles un nuevo ‘pack’ de hipotecas.

De hecho la EPA del primer trimestre de 2015 dice que el paro bajó en 13.100 personas en los tres primeros meses del año pero que se destruyeron 114. 300 empleos. Aunque se trataba del mayor descenso del desempleo en un primer trimestre desde 2005, el paro subió ligeramente, desde el 23,7% hasta la el 23,78%. Hay menos personas buscando empleo porque no confían en lograrlo o sencillamente ya no están.

Por sectores es de traca. El empleo cae en los servicios en 136.000 personas y en la agricultura (-9.000); mientras que aumenta en la construcción (en 30.000 personas) y en la industria (3.000). Porcentualmente asusta. La gente preparada y joven se va, los que necesitan un empleo aunque sea precario se apunta a la lista de la próxima obra.

La crisis dicen que se va. Que se lo cuenten a los nuevos 27.300 hogares que no tienen a nadie currando y que viven ya en el umbral de la pobreza. Se suman a los casi dos millones que existen. Eso si es salir de la crisis.

¿Y que deberíamos haber hecho? Que se debía haber tenido en cuenta en este tiempo, en el futuro inmediato tal vez, mucho más. Asumir el momento y haber aprovechado que la dureza de un parto social, revolucionario, de entrada a un mundo distinto requería de poner cimientos para ello. Además veníamos de las vacas gordas, había pasta para cambiarlo todo, pero daba miedo parar la máquina que finalmente se paró y ahora quieren arrancar de nuevo.

Recientemente se hizo referencia a un informe que decía que el 47% de los puestos de trabajo que existen en el mundo son susceptibles de ser automatizados en las próximas dos décadas. Una mayor automatización supone una mayor eficiencia para las empresas, por ende, mayores ganancias y menos necesidad también de puestos de trabajo. Maquinistas, traductores, electricistas, gestores, e incluso vendedores, se prevé que desaparezcan.

Esto que puede ser muy malo podría convertirse en una tremenda ventaja en cuanto a la construcción de un mundo mucho más ‘mental’ y menos ‘físico’. Me imagino personas disfrutando de cosas que no son accesibles ahora porque precisan de costosas cadenas de valor. No obstante, de momento, solo detectaremos lo malo, lo que convierte este momento en un auténtico desastre socioeconómico, veremos que esa dinámica solo enriquecerá a los que puedan desarrollar máquinas inteligentes o logren establecer aplicaciones sustitutivas de la mano de obra. Eso sería terrible. Sería la continuación a las últimas tres décadas en las que la participación de la mano de obra en la producción se ha reducido a nivel mundial del 64% al 59%.

Me niego a pensar en clave negativa y me gusta pensar que poco a poco, cambiando los tractores que conducen este cambio, personas por delante de líderes que no tienen perspectiva, podremos lograr un nuevo modelo de crecimiento basado en cosas que ahora nos parecen ciencia ficción.

Crear empresas, con nuevos planteamientos era la clave. Si no se estimula las políticas que apoyen a la creación de empresas con base tecnológica o vinculadas a la nueva economía, todo este ‘resurgir’ serán fuegos artificiales que nos van a quemar a todos. Algunos ya no están, se fueron, y nos fuimos donde hay oportunidades para retomar proyectos que se ajustan socialmente a lo que es un momento extraordinario de la historia. Hay paises que lo dejarán pasar y cambio dirán que están ‘recuperando’ no sabemos que, otros, a cambio, las pasarán putas para subirse al tren del futuro.

Esto no es una crisis, sencillamente es una revolución. Recordemos que cuando en el siglo XIX entró una máquina de vapor a una fábrica de 400 trabajadores para que la llevaran sólo dos, hubo 398 personas que creyeron estar en una crisis absoluta y no sabían qué hacer. La sociedad nombró “crisis Industrial” a lo que siglos más tarde hemos llamado “Revolución Industrial”. Aquella sociedad aprendió a colocar a todas esas personas en diferentes sectores y a mejorar la vida de todos. Nosotros estamos aprendiendo a modificar nuestros ritmos vitales, económicos, sociales, políticos para que la gente se incorpore en esta revolución tan absoluta. Hoy la respuesta al momento actual no está en recuperar nada, ni en hablar de crisis, sino en intervenir teniendo en cuenta que estamos viviendo una revolución en todos los sentido

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