Big Data, Cloud Marc Vidal Big Data, Cloud Marc Vidal

¿Te estás preparando para el mundo que viene? ¿Que vas a ser?

Mientras lees esto. Durante la emisión del último documental sobre animales de ‘la 2’. Cada vez que sales a tomar un gintonic o te refugias en la lectura de un libro. Al revisar el trabajo escolar de tu hijo. Esperando un taxi. En el instante que amanece o se pone el sol. Cada vez que cierras la puerta de casa o consultas tu correo. En cualquier momento. En todos esos minutos en los que el planeta gira en un sentido concreto, alguien está acabando el arquetipo del mundo que lo hará girar en otro. 

Mientras lees esto. Durante la emisión del último documental sobre animales de ‘la 2’. Cada vez que sales a tomar un gintonic o te refugias en la lectura de un libro. Al revisar el trabajo escolar de tu hijo. Esperando un taxi. En el instante que amanece o se pone el sol. Cada vez que cierras la puerta de casa o consultas tu correo. En cualquier momento. En todos esos minutos en los que el planeta gira en un sentido concreto, alguien está acabando el arquetipo del mundo que lo hará girar en otro. 

Se trata de gente que ahora mismo está preguntando a un algoritmo cuestiones que precisan un razonamiento, generando dudas en una máquina, procurando que los procesos binarios se asemejen lo máximo a los neuronales o, sencillamente, creando empresas que lo van a cambiar todo definitivamente. Gente que nació cuando Internet ya existía. Personas que no tuvieron que adaptarse como sí tuvimos que hacerlo los nacidos cuando, al pensar en el futuro, imaginábamos coches voladores pero éramos incapaces de visualizar lo que ha significado Internet.

Internet es el "culpable" de todo. Es el hilo conductor de la mayor revolución que ha vivido nuestra especie. Un cataclismo de punta a punta de este pequeño planeta. Un escenario de cambios que se suceden a una velocidad que no alcanzamos a comprender. Cambios que provienen de la propia mutación de la red. Un mecanismo poderoso que lo ha modificado todo. 

En cada nuevo avance que le afecta, el giro es absoluto. Recordemos ya todos los ‘internets’ que hemos vivido. Todo empezó con un Internet Técnico. Los primeros años de un modo de comunicar que permitía trasladar información cifrada de un lugar a otro aprovechando la posibilidad de eliminar todas las barreras. Luego llegó un Internet Empresarial. Antes del año 2000 las empresas se lanzaron a la conquista de su ‘espacio web’. Avanzábamos hacia un mundo digital en el que las compañías con mayor potencial determinaron el rumbo de para qué podía ser útil económicamente la red de redes.

Más tarde, un Internet Social donde el sistema que supuso modificar el lugar en el que pasaban las cosas generaba una libertad total al usuario. De las cadenas que suponía la instalación de software en tu computadora a sencillamente ese nuevo escenario en el que tu ordenador es la ‘pantalla’ de algo que pasa en el servidor remoto de alguien. Ya no teníamos que descargar nada, todo sucedía en otro lugar. Así nacieron las redes sociales.

Ahora, otra nueva tecnología modifica el escenario. Todo es automático. Internet automático. Va sólo. El 90% de cuanto sucede ya no tiene que ver con nuestra acción o deseo. El Big-data y la inteligencia artificial se ejecutan sin atender a consultas previas. Lo está cambiando todo hasta el punto de que esa red ya no es esencialmente como ninguna anterior y está suponiendo la creación de lenguajes y protocolos que permiten a las máquinas hablar entre sí creando la "Internet de las Cosas".

Pero eso no termina ahí. Mucho más allá que automatizar. En breve, en cinco minutos, la Internet posthumana, la que llamaremos Internet del Todo, conformará un escenario donde el concepto cobertura o conexión tendrán el mismo efecto para nosotros como lo tienen ahora una cinta cassette al lado de un bolígrafo Bic transparente. A cada evolución, a cada cambio que simplifica un proceso, cada vez que una línea de código es eliminada de un programa para simplificar el mismo proceso, nos acercamos a un nuevo y radical cambio. A una nueva disrupción tecnológica.

Si tienes una empresa no te preguntes si te va a afectar la disrupción tecnológica. No. Pregúntate cuándo va a pasar o, mejor, que tecnología va a ser la responsable. Nadie está a salvo. Y si no tienes una empresa, piensa qué modelo tecnológico va a explotar frente a tus narices sin previo aviso. No te cuestiones si te va afectar o no. Lo hará. Prepárate para ese momento. Hazlo ilusionado y no con temor. Esa es la clave. 

Podemos ser mejores. La tecnología lo estimula. Una adaptación a algo vivo que interpretábamos era un ‘sistema’ y ha resultado ser un ‘ecosistema’ que muta, mejora y se adapta. En apenas dos décadas, Internet ha cambiado tanto que no la reconocemos quienes la vimos nacer. Somos una generación que vivía sin ella, sin teléfonos móviles, sin Google. Cuando querías saber algo debías ir a un lugar llamado ‘Biblioteca’ y no era para estar tranquilo o en silencio, era para consultar la sabiduría universal, algo que hoy cabe en un USB. Mientras, todo transcurre y los que deberían estar preguntándose cómo prepararlo todo, Internet crece y se convierte en Todo. ¿Te estás preparando para ese instante?

Post publicado originalmente en Ecoonomia bajo el título ¿Te estás preparando para el mayor avance de la historia?

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Voces críticas ante el futuro digital y automático

A pesar de que en este espacio suelo aportar una visión positiva y de defensa del uso tecnológico que como especie tendremos que asumir en el futuro inminente, es cierto que es bueno reflejar otros puntos de vista. Aquí mostramos a menudo una visión crítica hacia los que deben liderar o estimular los cambios sociales y laborales que

A pesar de que en este espacio suelo aportar una visión positiva y de defensa del uso tecnológico que como especie tendremos que asumir en el futuro inminente, es cierto que es bueno reflejar otros puntos de vista. Aquí mostramos a menudo una visión crítica hacia los que deben liderar o estimular los cambios sociales y laborales que irremediablemente todos tendremos que abrazar debido a que estamos ante una revolución en todos los sentidos de la vida y, potencialmente, la revolverá definitivamente. Espero siempre, así lo demuestra la historia, que los avances tecnológicos nos llevan a un mundo mejor. Vamos a escuchar voces contrarias a ello y vamos a ver como relacionan directamente a las grandes empresas que ahora mismo son los protagonistas de esa mutación con una especie de esclavitud digital forjada en los datos masivos y que, según nos contarán, relaciona tecnología con tiranía. Publicaba el pasado domingo Finanzas.com un interesante artículo que replico en algunos fragmentos más abajo. El tema del mismo era el punto en el que se encuentra la dependencia de nuestra sociedad y sistemas relacionados con respecto a las grandes compañías que tras un aparente servicio gratuito nos conceden diferentes modelos de conexión digital a cambio de saber cosas sobre nosotros. La dependencia de un algoritmo analizada por tres expertos muy críticos con el momento actual. Ya hemos escrito de 'los algoritmos que dirigen nuestra vida' y casi ni nos damos cuenta, hemos opinado sobre como debemos ir asumiendo una especie de posthumanidad que se plantea a medida que la inteligencia artificial toma cada vez mayor complejidad y hemos analizado como Internet se convierte en todo y hemos escuchado de que hablan las máquinasDe todo eso hemos debatido pero siempre desde un punto de vista concreto. Hoy me apetece escuchar la voz de quienes dudan de la bondad de todo ello.

En el artículo que comentaba hay diversas apreciaciones al respecto de que eso de la Internet del Todo, la Internet total, la interconexión absoluta, vayan a conducir a más riqueza y oportunidades. A través de la óptica de Margrethe Vestager, una política que desde el parlamento europeo se ha enfrentado a Google, Jaron Lanier, uno de los pioneros expatriados de Silicon Valley y Dave Eggers autor de 'El Círculo', la polémica novela sobre el circuito cerrado que suponen empresas como Google, Twitter o Facebook y el control que ejercen sobre nosotros.

Aquí hemos comentado como estas empresas son como una especie de 'todo es posible'. Lo vimos en muchas ocasiones. Recuerden todo lo que suponía tan solo imaginar muchas de las cosas que ya han logrado. Fotografiar al mundo, conectar millones de personas aun evento, darle el poder del contenido a la sociedad y otros. Ahora 'Google proyecta una red de globos de helio para crear una burbuja de Wi-Fi mundial. Facebook, que está a punto de alcanzar los 1500 millones de usuarios aspirando a que su aplicación esté operativa en los 7000 millones de teléfonos inteligentes que hay en el mundo. Amazon va camino de dominar el almacenamiento de datos en la nube y cambiar el concepto de lectura (y del propio libro) pasando de producto a servicio, o incluso con los supermercados a través de los drones. Soy de los que opinan que todo eso es inevitable, pero lo interesante será saber hasta que punto, todos esos avances suponen un coste en la libertad de los individuos. El debate está servido. En mi opinión si superamos esa intermediación que suponen todo esta amalgama de intereses creados y modelos de escucha social, lo abremos logrado, sino, habremos cambiado de manos la llave que nos controla y dirige actualmente. El nuevo establishment no será más que el viejo pero digitalizado y mucho más poderoso.

Mañana hablaremos de una realidad al respecto de los datos personales y su almacenamiento. 'Más de 200.000 personas han pedido a Google la retirada de sus datos desde que se dictó la sentencia acerca de la petición de un usuario de borrar su memoria digital. Google controla el 90 por ciento de las búsquedas de Internet en Europa. Pero el buscador con su algoritmo solo es la punta de lanza de un negocio de más de 300.000 millones de euros. Es la agencia de publicidad más grande del planeta'. Es la punta del iceberg según estos tres analistas.

Margrethe Vestager, considerada la política más poderosa de la Unión Europea. En su país, Dinamarca, fue ministra de Educación y de Asuntos Eclesiásticos. Es liberal y feminista y comenta con respecto a Google que 'hemos tenido que trabajar meticulosamente. Ahora nos hemos centrado en su comparador de precios [Google Shopping, que el gigante estadounidense estaría favoreciendo frente a sus rivales], pero hay otras investigaciones en curso relacionadas con el buscador de viajes, con los mapas, con la publicidad y las restricciones a los anunciantes [el algoritmo privilegia a los que pagan (enlaces patrocinados), manipulando así el resultado de las búsquedas], con el uso indebido de contenidos de terceros...'

Jaron Lanier, el científico computacional pionero de Silicon Valley se dedica a denunciar que el sistema de grandes servidores 'gratis' lleva al hiperdesempleo y al fin de la clase media. Al respecto de todo esto destaco lo que dice sobre que 'la información es poder y creíamos que hacer esa información libre y gratuita daría poder a la gente. Nos equivocamos. Las cosas cambiaron hace unos diez años. Se produjo lo contrario, una concentración de ese poder en unas pocas manos, en los propietarios de los grandes servidores o lo que yo llamo 'servidores-sirena'. Se creó así un nuevo tipo de plutocracia, en detrimento de la clase media. La gente debe entender que no existe lo 'gratis'. Cuando los usuarios aceptan un sistema en el que suben vídeos a YouTube y contribuyen con información a las redes sociales sin esperar nada a cambio, lo que están haciendo es trabajar para que otro, con unos servidores muy grandes, haga fortuna. Nos ofrecen cosas gratis a cambio de que permitamos que se nos espíe. Hemos sido hipnotizados con la idea de que no debemos esperar dinero a cambio de lo que hacemos on-line. Lo único que sacamos a cambio son abstractos beneficios de reputación o subidones ego. Sin embargo, si pagas por esos datos, logras un equilibrio. Si algo de lo que una persona dice o hace contribuye, aunque sea en una mínima medida, a una base de datos necesaria para que un algoritmo de traducción o de predicción del comportamiento, por ejemplo, realice su función, la persona debería recibir un 'nanopago' proporcional al valor resultante.'

Lanier llega a decir que Internet es una tecnología fallida porque al contrario de lo que en los años sesenta, Ted Nelson propuso 'para que fuese un mercado universal en el que la gente pudiera comprar y vender bits de uno a otro, donde se pagaría por la información y los ordenadores personales daban poder a la gente, pero al cambiar de siglo, algo se torció. Ahora la gente puede esperar cosas gratis de Internet, pero no puede esperar riqueza de Internet, lo que lo convierte en una tecnología fallida'. Lanier dice no tener cuentas en redes sociales. 'Eso es una decisión personal porque yo encuentro muy inquietante que conserven copia de todo lo que hago o digo. Pero no creo que el boicot sea una solución. No tendría sentido porque demasiada gente ha nacido ya con estas cosas.' y habla de los nativos digitales diciendo que 'por primera vez vemos una generación que tiene menos ingresos que sus padres; chicos que no pueden irse de casa de sus padres y que están todo el día consumiendo cosas 'gratis' en Internet. Pero es muy difícil hacerles entender que hay una relación entre esas dos cosas. Que la razón por la que no se pueden ir de casa es porque tienen todas esas cosas 'gratis'. Que eso es lo que ha destrozado sus opciones de tener trabajo.'

Finalmente Dave Eggers considerado un intelectual contra 'la secta', así es como llaman a los grandes de Silicon Valley, se despacha sobre lo que considera el 'mix' de las grandes redes que se irá conformando en el futuro inminente. Dice que 'buena parte de las cosas que narra el libro ya están sucediendo. Muchas de las tecnologías que pensé que estaban a cinco o diez años vista ya se están comercializando. Aplicaciones reales como Meerkat o Periscope se parecen mucho a la cámara que lleva Mae, la protagonista de la novela, que lleva 24 horas encendida una webcam. Cuando empecé a escribir, algunas tecnologías me parecían demasiado descabelladas. Recuerdo que escribí una escena en la que la televisión de uno de los personajes está espiándolo, grabando su voz sin su conocimiento. Pero pensé que era demasiado inverosímil. Y ahora resulta que los nuevos televisores de Samsung hacen exactamente eso. Es una locura. Creo que una gran amenaza es la recolección indiscriminada de datos de ciudadanos privados. Francia, por ejemplo, acaba de abrir la vía para que su Gobierno recopile metadatos de todos sus ciudadanos, supuestamente para mantenerlos a salvo del terrorismo. Pero esa es una clara violación de la privacidad. Un ciudadano debe ser capaz de hacer llamadas telefónicas y enviar mensajes de correo electrónico sin que el Ejecutivo tenga acceso a esa información. Si aceptamos esto, ¿qué más vamos a aceptar? El verdadero peligro es con qué pasividad aceptamos la intromisión en nuestra privacidad, como si esta no fuese importante. Sin privacidad no se puede ser disidente. Y sin disidencia no es que la tiranía sea posible, es que está garantizada.'

Esto es un poco de lo que se dice en el punto contrario a lo que en general aquí comentamos. Es bueno saber que se opina desde todos los puntos. Genera un espacio de reflexión más interesante y completo. Ni unos tienen toda la razón ni otros podemos pensar que la tecnología es todo bondad. Me gusta pensar que Internet ha dado calidad a la democracia que ha obligado a muchos espacios opacos a ser más transparentes, a empoderar a la sociedad. No tengo claro que sea mejor hablar con un hombre que con una máquina, de hecho me entusiasma cuando logro hacer eso, pero también es cierto que si somos 'humanistas' no debemos olvidarnos que tras un mundo automatizado descansa una sociedad menos crítica y eso, sí, me preocupa.

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La ciudad 'de las cosas'

En algún momento todo estará conectado. Personas y objetos. Todo. Los electrodomésticos conversarán entre ellos. La culpa la tendrá, la tiene ya, la llamada ‘Internet of Everything’, que se caracteriza por la conexión a la Red de personas, procesos, datos y objetos. La ropa que nos ponemos tendrá sensores que nos facilitará acciones cotidianas, nos dará a conocer el universo que nos rodea en cada momento e interactuará con las prendas inteligentes de otras personas. A través de la voz y los datos, relojes, zapatillas y gafas estableciendo rutas y advirtiendo de precios atractivos con solo dirigir nuestra mirada hacia la fachada de un restaurante.
Un restaurante que, si decidimos entrar, tendrá infinidad de sistemas conectados y que, con nuestra llegada, activarán una experiencia de usuario mucho más rica permitiendo acceder a menús, informaciones detalladas, contactos y sugerencias gastronómicas en base a criterios preseleccionados en base a la gestión de datos masiva. Todo eso, probablemente, sucederá sin apenas ofrecer demasiados aspectos sobre nosotros mismos. La Internet de las Cosas se encargará de encontrarte o, como mínimo, adecuarse a un perfil extremadamente exacto en base a criterios de ubicación, tiempo, usos y experiencia acumulada.

Es la unión entre dos grandes aspectos de la vida futura, la conexión total y la gestión exponencial de datos. La Internet de las Cosas eclosionando con el crecimiento del consumo de datos inteligente derivando en un espacio físico y real. La capacidad para gestionar datos en base a la geolocalización de un comprador, usuario o interesado es un elemento destacable si estás pensando un proyecto emprendedor o quieres poner tu empresa ‘consolidada’ en la vía que conduce directamente al futuro inmediato.

Lo destacable es que todo ello pasará en un lugar llamado ‘ciudad’. Cuando hablamos de ciudades inteligentes deberíamos hablar de ‘ciudades conectadas’, de algo así como ‘la ciudad de las cosas’, donde los intercambios económicos y sociales se fundirán en un solo elemento que difícilmente se podrán separar. Y es este, precisamente, el elemento que les proporciona cierta ‘inteligencia comercial’.

La comercialización de servicios basada en la ubicación crecerá en cuatro años un 100%. Como dice Jim Freeze, ‘una empresa ya puede predecir que un cliente necesita un medicamento contra la alergia basándose en la cantidad de polen en suspensión que los informe municipales a tiempo real ofrecen, y, por ejemplo, el número de días que han pasado desde la última aplicación de ese medicamento a una persona en concreto con ese problema’. A partir de ahí, la ‘ciudad inteligente’ conectando objetos, datos y ciudadanos, se convierte en ‘la ciudad de las cosas’ y dispensa a ese afectado el medicamento cerca de dónde esté. Eso ya está pasando.

Si estas pensando como ‘modernizar’ tu empresa, o en que puede basarse tu nuevo proyecto, piensa en que tus clientes habitan en ‘la ciudad de las cosas’, un lugar donde los datos comprometerán las necesidades con la oferta pero basándose exclusivamente en una respuesta inmediata y certera.

El futuro del comercio, electrónico o no, está en el modelo de anticipación, en adelantarse a las necesidades creando experiencias cada vez más inteligentes. Un futuro donde la economía social pasará a ser la economía de la experiencia mediante una realidad predictiva. El santo grial para un vendedor es saber que quiere exactamente un potencial cliente. Si lo sabes, se lo puedes ofrecer. Si sabes donde está y cuando lo va a querer, lo venderás. De eso va la ‘ciudad de las cosas’.

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Cuando la alta tecnología deriva en algo doméstico

Hay quien está edificando el futuro. Son empresas que a partir de la colaboración de muchas personas a través de un modelo ‘crowdfunding’ o a partir de una inyección económica de un ‘venture capital’, están en este preciso instante desarrollando cosas que serán normales en el futuro inminente. Ayer supimos de dos de estas.
Por un lado ‘Ekocycle’, una bonita impresora 3D que pretende acercar el concepto de la fabricación de objetos a partir de desechos domésticos como botellas vacías de refresco y por otro ‘Spark’, una startup que pretende aplicar inteligencia a cualquier objeto doméstico al fin de que pueda conectarse a la Internet de las Cosas. Dos pistas donde se van a correr las grandes carreras en poco tiempo.

La transformación tecnológica de nuestra sociedad atravesará conceptos como la impresión en tres dimensiones y la conexión de datos y objetos. Todo ello ya está pasando y estos ejemplos de hoy no son más que los arquetipos que muestran los modelos iniciales de cuanto está por venir. ¿Recuerdas el aspecto que tenía una PDA? ¿Y lo que hacía? Tal vez ahora ves el reflejo de aquellas máquinas lentas y desconectadas en tu ‘smartphone’, de hecho algo hay, pero es increíble cuánto iba a evolucionar todo antes de que pudiéramos ni siquiera intuir el cambio.

Sobre la primera de las empresas que hoy estamos mirando, la Ekocycle, poco que añadir a lo que ya describen en Phys.org. Por algo más de mil dólares se podrá tener un aparato en casa que convierta botellas de CocaCola en cualquier objeto que te apetezca tener y que pueda ser susceptible de fabricarse en un material plástico. Sin embargo, lo que me interesa es el detalle de que ha trascendido que en 3DSystems están trabajando junto a Hershey’s para que cualquiera pueda ‘imprimirse’ los chocolates de la marca en la forma que uno quiera.

Poco a poco se van vislumbrando como otros intermediarios (tiendas) darán paso a un nuevo activo: los programadores de archivos 3D que podrán ser, perfectamente, ‘cocineros 3D’. Parece bastante evidente por donde van los tiros.

La otra empresa a la que nos referimos, Spark, es de esas de las que ya sabes que vas a poner en tu radar. Pretenden transformar tu universo inmediato en un complejo sistema de enlaces y conexiones que genere inteligencia y eficiencia a lo más cotidiano.

La tecnología de Spark quiere conectar el Spark Core, un dispositivo parecido a un microordenador instalado en cualquier producto eléctrico, con el Spark Cloud, que es el componente en el ‘cloud’ y que dispone de su propio sistema operativo de código abierto para que los desarrolladores puedan crear aplicaciones ‘conectoras’ sin problemas.

El fundador de Spark asegura que le vino el interés de conectar cualquier cosa con la Internet de las cosas al querer ayudar a su padre, con problemas de oído, con un sistema que hacía parpadear la luz cuando se tocaba el timbre. Algo básico que conducirá a algo complejo.

La teoría nos dice que ‘la Internet de las Cosas’ convierte en inteligente un objeto en el momento justo que se lo conecta a otro dispositivo o canal de datos. Si eso se puede hacer con una cafetera, una aplicación la convertirá en ‘inteligente’ y a partir de ahí dispara tu imaginación. ¿Cuantos desarrolladores de ‘apps’ para iOS o Android vieron desde el principio las posibilidades de crear aplicaciones hace ya unos años? ¿Quiénes están creando aplicaciones para iWatch o para las Google Glass? ¿Sabes quienes están pariendo software concreto para el Google Car? No se si se me entiende.

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Apps, Inversion, Personal, Startups, Tecnologia Marc Vidal Apps, Inversion, Personal, Startups, Tecnologia Marc Vidal

Invertimos en domótica con iOmando.

Hace días que sabemos del apetito de algunas grandes compañías del mundo por todo lo que tiene que ver con la domótica y, por derivación simple, por la Internet de las cosas. Google inició esta particular competición hace un tiempo con compras que insinúan por donde van los tiros del futuro inmediato.
Microsoft, ahora, se ha lanzado a ese campo de juego con agresividad y está ofreciendo todo tipo de apoyos a startups basadas en el desarrollo de la domótica. Es más que probable que el futuro de la tecnología más inmediato tengo mucho que ver con la domótica, con la capacidad de que diferentes dispositivos o artilugios interactúen de manera inteligente y de un modo eficiente atendiendo al contexto en el que se encuentren.

Microsoft, Apple o Google buscan con diferentes programas cercanos a la domótica monitorizar la evolución de pequeñas empresas y startups que en el futuro puedan ser interesantes de adquirir. Está claro que la domótica esconde mucho todavía. Ideas, emprendedores y proyectos que se acumulan en aceleradoras y eventos. Sólo algunos despuntarán y se acercarán al magma imperfecto de empresas que están definiendo el futuro.

En ese punto exacto, el de encontrar startups en condiciones de ser interesantes en el futuro cercano, se engloba la entrada societaria que hemos hecho en iOmando a través del vehículo inversor que representa Sitka Capital y la dirección de Idodi.

IOmando es un servicio para abrir puertas y gestionar accesos desde dispositivos móviles, tales como smartphones. Mediante una app móvil permité accionar cualquier tipo de mecanismo electromecánico, ya sean puertas de parkings, peatonales o vallas.

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La verdad es que hay proyectos que ya sabes van a ser un éxito cuando los ves por primera vez. En este caso, IOmando funciona perfectamente y responde a un criterio de retirada de fricción en la economía digital, tecnología y domótica, atendiendo claramente a evoluciones futuras que conecten inteligencia artificial, dispositivos físicos e Internet de las cosas. El equipo que lo lidera así lo piensa y en la medida que pueda mi ayuda irá encaminada a generar ese area de analisis y desarrollo.

Iomando sabe que el tradicional mando a distancia es un producto inseguro, incomprensiblemente caro y de fácil extravío. Todos los usuarios llevan años usando diariamente estos dispositivos que prácticamente no han evolucionado en los últimos 50 años. Cada vez que se estropea un mando, resulta una incomodidad tener que mediar con el administrador para conseguir uno nuevo y efectuar el pago de 40 € por cada dispositivo.

El sistema de apertura de parking desde el teléfono móvil es un elemento altamente atractivo para el usuario. Éste se beneficia de poder integrar todos sus mandos en un mismo dispositivo y la posibilidad de gestionar los permisos de los usuarios. Todo ello con un coste sustancialmente menor al de los mandos de parking existentes y una mayor seguridad asociada al servicio.

Trabajar con startups es gratificante, hacerlo en entornos como la IoT aún más. Iomando es una de esas empresas con formato y patrón necesario para ser atractiva en un futuro próximo para cualquiera de las grandes compañías de las que hablábamos al principio.

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¿Por qué lo llaman domótica cuando quieren decir 'Internet de las cosas'?

Que la industria de la domótica esté incorporando a grandes players como Google, Apple, Microsoft o Samsung nos indica la tonalidad de la batalla tecnológica de los próximos años. Vimos a Google mostrando su Google House, para ver como la tecnología actual ofrece elementos a la vida cotidiana. Es fascinante atender a un día cualquiera de una vivienda inteligente, ‘domotizada’ y con usuarios hiperconectados.
Algo así como a una nevera comprando de manera independiente, alguien cocinando en base a documentos que flotan en la nube de datos de la casa, niños jugando a tiempo real en cualquier superficie y en una videoconferencia colectiva. A eso le sumas una tele que deja de ser tele en un universo multipantalla accesible desde unas Google Glass y te aseguro que la vida inminente se parece más a una película de ciencia ficción que a la que tenemos al llegar a nuestro apartamento actual.

Sin embargo si comparas tu casa con la que podías haberte imaginado hace apenas una década y verás lo factible que se torna todo.

Todo esto no sería en sí nada más que elementos formales del futuro sino estuvieran tocados por el tono de la Internet de las cosas. Hablamos de eficiencia energética, automatización al extremo y datos inteligentes al servicio de una mejor relación entre las personas y sus extensiones tecnológicas.

Google lo muestra en ‘pisos piloto’. Otros como Microsoft lo explican a partir de las gestiones con empresas. Insteon es la apuesta por integrar más de dos centenares de sensores y cámaras para monitorizar y automatizar todos los procesos generados en artilugios y objetos de una casa. A esto se le llama ‘ecosistema digital’.

Si Google y Microsoft van a toda leche en este campo, Apple no se queda atrás. Hace pocos días los de Cupertino presentaron una especie de plataforma para controlar ese ecosistema digitalizado llamado ‘homekit’ y del que no mucho se sabe todavía.

Pero no nos quedemos en la superficie de esta mutación irreversible. La Internet de la cosas va mucho más allá de la domótica. Como nos contaba José Crespo, ‘la tecnología que ya se está probando permite colocar una red de sensores wireless acoplados a minicontroladores y alimentados por energía solar, de manera que los se cubre una superficie como la de un bosque a fin de monitorizar contra incendios con un coste de hardware bajísimo. Lo mejor es que se basa en el uso de software y hardware existente pues el minicontrolador es programable y el protocolo te permite enviar la información a tiempo real al twitter de un guardia forestal, por ejemplo, previo paso por tu server para elaboración de estadisticas y salvar el historial en tu Base de datos’. No es más que Internet de las Cosas, Big-data y hardware a bajo coste aplicado.

Creo que si los grandes actores de la tecnología de usuario o hardware aplicado se lanzaron ya a este universo es porque identificaron la siguiente estación. Hablamos del siguiente paso de todo esto. En unos años todo cuanto nos rodee estará conectado a algo. Incluso nosotros. Habrá tanto dispositivo y datos circulando que la automatización de cuanto conocemos se hará natural y racional. Ese es el campo de desarrollo futuro.

Si eres emprendedor digital debes afrontar ese nuevo continente, ese sexto continente. Piensa en como ahora los sistemas inteligentes que se conectan en wireless ya no conectan solo cosas sino que también conectan territorios completos a la red para que se automaticen los procesos que le afecten. Hay quien defiende que la integración de sistemas es la verdadera Internet de las cosas, la inteligencia de esos conectores.

Los gigantes tecnológicos a todo esto le llaman todavía ‘domótica’ por que no está claro que podamos racionalizar lo que significa la verdadera ‘Internet de las cosas’. Es algo así como pasa con la Impresión 3D, que si le llamáramos del modo que realmente se debería, entraríamos en ‘shock’.

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Los algoritmos que dirigen nuestra vida

Durante la campaña electoral de las pasadas elecciones presidenciales en Estados Unidos, una nueva manera de gestionar la ciencia electoral apareció para no irse. A codazos se abrió paso el ‘big-data’ y el análisis matemático de tendencias, opiniones, circunstancias, textos, noticias, localizaciones y lo que se nos ocurra que sea factible de ser diseccionado con una ecuación. Por primera vez la comunicación política daba paso a la ingeniería política y, aunque todavía un bebé, la gestión sofisticada de redes sociales para captar intención de voto, envejecía de repente ante la implementación de algoritmos que daban un mejor patrón para lograr esos objetivos. Fue entonces cuando el mundo en general supo que nos gobiernan un montón de fórmulas matemáticas, de algoritmos inteligentes.
Hace unos días George Dvorsky, uno de mis fuentes habituales, trataba en un brillante artículo la importancia de esas ecuaciones matemáticas con las que convivimos todos los días e hizo una relación de los diez más destacados.

El primero sería el propio buscador de Google. El algoritmo del PageRank domina el mercado de la búsqueda en Internet. Hubo un tiempo que al preguntar a la gente ¿qué era Internet? se solía responder describiendo Google. La ‘fórmula’ mágica que posiciona los contenidos en Google se basa en un buen número de elementos que han generado incluso oficios y empleos que buscan hacer eficientes esos patrones. Palabras clave, tiempos de conversión, actualizaciones, enlaces y decenas de factores se cruzan en ese laberinto de datos.

El segundo algoritmo destacado es el lector de noticias en el muro de Facebook. En este caso más de mil millones de personas acceden a ese espacio para determinar sus próximas lecturas. El comportamiento y entrega de esos datos también se establecen por una fórmula matemática ‘mágica’. Quien decide lo que ves y en que orden es un algoritmo que se basa en ‘tu’ comportamiento y factores de popularidad.

Existe un software genérico denominado de manera no oficial ‘cupido’ que funciona como enlazador de caracteres en términos de posibles parejas o relaciones. A partir de plataformas como Match.com y otras, ese algoritmo de ‘matching date’ está entregando preferencias de éxito entre posibles parejas en base a una ecuación matemática que resuelve cada vez con mayor éxito. La analítica de citas está siendo una de las de mayor crecimiento en USA actualmente.

El cuarto algoritmo que nos ‘controla’ es la colección de datos que maneja la NSA norteamericana. Que esta agencia de seguridad lleva analizando a millones de individuos era algo que se suponía. Ahora se sabe que es cierto gracias al caso Snowden. El algoritmo que monitorea llamadas de teléfono, correos, imágenes en Webcams, geolocalizaciones, reconocimiento facial, datos personales, etc, es tan sofisticado y eficiente que se ha dudado de su existencia hasta ahora.

El quinto tiene que ver con el ocio. Espacios como Amazon, Netflix u otros pueden saber que vemos, durante cuánto tiempo, que hábitos tenemos y cómo relacionarlos con sus catálogos para que compremos más. No son programas muy complejos aun pero seguramente, en breve, una pantalla nos dirá lo que queremos antes ni tan siquiera de saberlo nosotros. Actualmente la obtención de datos se basa en la multiplataforma una vez damos nuestros usuarios de alguna red o ‘cookies’ adquiridas. En la síntesis de varios espacios por donde nos movemos pueden determinarse gustos de consumo.

La sexta ecuación que determina lo cotidiano es Google Adwords. Curiosamente esta pata del gigante informático es la que más importancia tiene. El buscador que no busca. El algoritmo del Adwords le proporciona la principal fuente de ingresos. Por eso que lo cuiden tanto. El funcionamiento y disposición es clave. Muchos otros han intentado crear un modelo similar pero se suelen estrellar.

Mi favorito es el séptimo. El algoritmo que maneja el mundo de las transacciones económicas. El High Frequency Market. Se ha pasado de utilizar algoritmos para predecir fluctuaciones del mercado a usarlos para la compra y venta de acciones en alta frecuencia. Es un modelo de disparo rápido, de decisiones en milisegundos, de aprovechar el vacío que deja una misma transacción leída en diferentes puntos del planeta. Hablé de ello hace tiempo. Un algoritmo cada vez más inteligente, rápido y autónomo. Casi tres cuartas partes de las operaciones en bolsa del mundo ya no las determina ningún humano. Por eso, los errores te meten en un buen lío, es algo así como volar con piloto automático. Si hay algún imprevisto pinta mal.

El octavo algoritmo clave es el de compresión musical mp3. Todo cuanto escuchamos hoy en día deriva de esa obra sublime de la comprensión de datos musicales. Es evidente que el día que se pudo transformar en bits el sonido, la industria y su cadena de valor y la vida cambiaron.

El noveno es ya de los que asustan. El ‘crush’ de IBM le llaman. Aunque aun no nos ‘domina’ lo puede hacer pronto. Como me dijeron hace dos meses en NYC, ‘crush is coming soon’. Se trata de una tecnología predictiva que nos recuerda a la película ‘minority report’. Obviamente no usa a seres extraños que entran en trance para escoger un hecho negativo. Es algo más frío. Hace cuatro años utilizando una ecuación estadística llamada Crush el departamento de policía de Memphis redujo un tercio los crímenes violentos. Actualmente hay programas piloto similares en tres estados norteamericanos. La idea es combinar y agregar datos, estadísticas y algoritmos de vanguardia que autorizan a la policía a evaluar patrones y adelantarse a ‘puntos calientes criminales’ probablemente conflictivos.

Y por último, según el listado de Dvorsky, también nos afecta y de un modo menos serio, el ‘auto-tune’ se basa en, a partir de un software creado para el estudio sísmico, generar sonidos acordes y componer en base a semitonos cercanos. Guardando la diferencia con todo lo anterior, no hay que dejar de lado el exitoso ‘shazam’ que a partir de cualquier escucha con tu smartphone te identifica que canción es.

Hay mucho más. Estoy seguro que estás pensando en otros. Desde analisis de comportamiento hasta gestores de imagen inteligente que harán los procesos de compra más simples o eficientes. Espejos que analizan formas, colores, superficies que ordenan pedidos, neveras interconectadas y todo ello siempre rodeando el ‘bid-data’, la Internet de las cosas y el comercio socializado.

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De revoluciones y milagros

Conocí a David Jones en Maryland hace unos años y ya me llenó la cabeza de una cosa que él definía como la ‘teletransportadora de cosas’. Ahora le llamamos impresoras 3D y son parte de la revolución inminente. David y su equipo presentaron a un grupo de inversores hace unos meses un prototipo que nos encantó y la mayoría nos comprometimos con ellos. Sin embargo, visto lo visto en la campaña que lideran en Kickstarter el dinero no va a ser un problema. Superando los tres millones de dólares la cosa queda en manos de la ejecución y del desarrollo final para el negocio. En 11 minutos lograron los 50.000 US$ que precisaban por cierto.


Todo parece indicar que lo que llamamos técnicas de impresión 3D avanzan de manera exponencial pasando de lo experimental a lo operativo. En Sant Cugat la empresa HP ya ha puesto su central de desarrollo de este tipo de producto por ejemplo y están trabajando a pleno rendimiento para atrapar al futuro.

Las impresoras 3D que bien podrán llamarse de muchos modos menos impresoras suponen un cambio en todas las cadenas de valor que ahora no somos capaces ni de imaginar. Todo se podrá reproducir, incluso aquello que ahora consideras imposible. La limitación sólo residirá en el material a clonar y la capacidad de moldearlo o trabajarlo. Ahora parece difícil cocinar algo con una impresora 3D, pero obviamente eso es sólo un problema técnico que se podrá solucionar con brazos articulados, transferencia de tiempos, procesos y ‘descarga de tintas’ comestibles. Es por poner uno de los ejemplos que Jones me comentó sobre lo distinto que será el mundo en breve.

La entrada de las impresoras 3D a los procesos industriales se va a llevar por delante conceptos residentes e inamovibles desde hace décadas. Va a haber una batalla y como en todas las guerras, unos ganan y otros pierden. De momento sabemos que la llegada de estos dispositivos a la vida de los ciudadanos será moderada y, como pasa ahora con la impresión tradicional, cada vez más la dependencia estará en los consumibles que en el hardware, así como, ‘imprimir’ en según que materiales lo dejaremos para las comercios capaces de disponer de muchos ‘cartuchos’ de materiales distintos. Tengo la impresión que las impresoras 3D entrarán en lo cotidiano cuando dejemos de llamarlas impresoras y las denominemos ‘creadoras’.

El traslado semántico de ‘printer’ a ‘maker’ es el enlace mental pendiente para una sociedad que puede aceptar la copia de objetos pero todavía no les puede dar el valor que tendrán esas reproducciones.

Estamos ante un momento brutal. El tiempo pasa y muchos se van quedando. Directivas políticas procurando el ralentí tóxico de toda una sociedad. Legislar contra todo avance y retrasarlo, generar espacios legales con excusas sobre la protección de las personas cuando en realidad sólo es la coartada para seguir controlando el asunto que perciben se les va de las manos. Un momento único que, este tipo de dispositivos nos muestran como puede llegar a ser.

La impresión 3D y todos los cambios en los procesos industriales que se van a producir, la Internet de las Cosas y la mutación disruptiva que supondrá ‘dar vida’ a máquinas y objetos conectados entre si, y, por supuesto, la eclosión de la red absoluta donde las personas no deberán atender a intermediarios donde no son necesarios.

La primera revolución, la de la impresión diferida, modificará el valor de la producción. La segunda, la de los objetos conectados, cambiará la percepción de la vida. La tercera, la de la eliminación de intermediarios, revisará el papel de los políticos, periodistas, abogados, médicos, etc.

¿Por qué durante cuatro años la política circula lejos de la ciudadanía cuando de manera electrónica se podría consultar, casi sin coste, en múltiples ocasiones y por múltiples temas? La respuesta es tan escandalosa que duele. Es como comentó José Crespo en este mismo blog hace unos días ‘Atrévete, desarrolla red, desarrolla software y desarrolla hardware, integremos a España en ese mundo global y tecnológico al margen de esta gentuza que nos dirige. Entonces empezaremos a ver cosas que hoy nos parecen auténticos milagros‘.

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Innovación, Sociedad, Tecnologia Marc Vidal Innovación, Sociedad, Tecnologia Marc Vidal

¿te da cosa la Internet de las cosas?

Aquí ya hemos hablado de la ‘Internet de las cosas’ y de cómo la llegada de la conexión de objetos y dispositivos revolucionará la vida de las personas, ciudades y organizaciones. Es algo tan imparable como lo fue en su día la llegada y despliegue de la propia Internet. Mucho tendrá que ver el concepto smart city y la extraordinaria manera de conectarnos con los modelos sociales que nos rodean. No es algo que se pueda elegir, viene y ya está, y como tal es bueno ir tomando conciencia de cómo logramos que eso sea un hecho beneficioso y no un tormento.
Parece evidente que en la empresa privada ‘la Internet de las cosas’ sufrirá una explosión inminente durante este año, pero muy especialmente en el que viene a través del retail y la manufactura. En el caso de éste último, las empresas podrán obtener mayor productividad, controlar su eficiencia y la logística gracias a nuevas aplicaciones y dispositivos de contacto, mientras que en el retail las empresas pueden prestar más atención a la experiencia del consumidor, al movimiento en sus tiendas, entre otras cosas.

El momento más intenso se vivirá cuando la ‘Internet de las cosas’ entre en colisión o contacto con el concepto ‘big data’ y lo que supone de exponencial su uso compartido. En 2020 habrá más de 50.000 millones de dispositivos conectados entre si, lo que supondrá una digestión inteligente de datos como nunca antes ha vivido la humanidad. Todo ello combinará inteligencia artificial, natural y conversaciones comerciales a partir de lo que el marketing matemático solicite y lo que el comercio de información entregue.

La penetración de smartphones, tablets, y otros dispositivos conectados a la red aumenta año tras año y actualmente ya hay 12.500 millones de cosas conectadas a Internet, que supone 4% de las máquinas que existen actualmente y llegaremos a esos más de 50.000 en apenas cinco años. Esta tendencia convertirá a las ciudades en ciudades inteligentes en las que el tráfico se controla a tiempo real, sensores miden de forma constante la contaminación del aire, aplicaciones de móvil nos indican dónde se encuentra el autobús que queremos tomar y cuánto tardará en llegar y dónde podemos saber donde hay sitios libres para estacionar el carro. Se trata de innovaciones que ya pueden verse en por ejemplo.

¿Dónde está la oportunidad de negocio? ¿Cómo diseñar programas y aplicaciones para sacar el máximo provecho a la información recabada por esos sensores y dispositivos de la ‘Internet de las cosas’? ¿cómo asegurar que se hace un buen uso de esta información? Esa es la clave del negocio que aportan. Además, se sabe que en 2030 se necesitará un 40% más de energía a nivel mundial para atender la demanda y alguna vendrá vinculada a esta ‘Internet de las cosas’ y las ‘smart cities’. Estoy convencido que el lenguaje e idioma de la máquinas, su vínculo social y su eficiencia productiva.

The Internet of Things’ como le llaman aquí ha llegado para quedarse y abrirá las puertas a una nueva era. Estoy seguro que en menos de cinco años llevaremos ropa, relojes y gafas conectadas a la red, que podrán medir nuestro pulso y temperatura, y enviarlos a tiempo real a nuestro médico. Esa misma ropa nos informará de que hay cerca alguien con intereses comunes, que estamos pasando por delante de un centro donde venden algo que detecta que nos falta según nuestro historial de navegación y si tenemos o no previsto diferentes situaciones sociales a la vista. Todo eso sucederá mientras nuestra nevera hace la compra y atiende a los informes del estado climatológico para así activar la calefacción de la casa antes de nuestra llegada programada según el tráfico que ya sabemos previamente. La cama iniciará un programa de ambientación y relajación seleccionando la película ideal y la música idónea para nuestra llegada según nuestro ritmo medio del día que nuestra ropa habrá ido informando puntualmente. ¿Te estresas?

A mi me encanta, no puedo dejar de ver en la tecnología un aliado, una herramienta para superar barreras y muros que otros, en el pasado, no pudieron superar por culpa de los elementos de clase, espíritu o condición.  

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Prensa Marc Vidal Prensa Marc Vidal

Convencer a una máquina

Hoy publican una entrevista que me hicieron para Marketing Directo. En ella le damos vueltas al tema de los dispositivos móviles, emprender en la era digital y todo lo que tiene que ver con el comercio electrónico. Es precisamente en esta parte en la que me pareció interesante resaltar como, a pesar de que las estrategias de venta siguen otorgando un valor inamovible a las consideraciones humanas, es necesario entender que poco a poco nos dejamos influenciar por decisiones basadas en el big-data o en el conjunto de información que determina la compra final. Por eso digo que en el futuro, será muy importante “convencer a una máquina” para vender. Os dejo con la entrevista aquí.

Marc Vidal (IDODI.EU): “Quien quiera vender algo en la red, deberá ‘convencer’ a una máquina”

Para conocer mejor el mundo digital en el que nos estamos adentrando, desde MarketingDirecto.com hemos charlado con Marc Vidal, quien nos ha hablado de las nuevas tendencias que veremos no sólo en la industria digital, sino también del mundo empresarial, la forma de hacer negocios y la relevancia de las start-ups.

El dispositivo móvil ha llegado pisando fuerte y ocupando un gran espacio en cada vez más usuarios y hogares. ¿Cree que esto ha sido un boom de un momento o aún no lo hemos visto en pleno auge? El aumento del uso de los dispositivos móviles en los últimos años determina que no se trata de un boom puntual sino de un nuevo uso de la sociedad. Como humanos provocamos y nos adaptamos a estos cambios intentando facilitarnos el día a día y los procesos cotidianos. Cada día desarrollamos nuevas aplicaciones, nuevos dispositivos para mejorar, o al menos intentarlo, lo que se desarrolló ayer, avances que indican que la tecnología móvil cumple el objetivo por la cuál fue creada, facilitar nuestra comunicación y relación.

En los últimos 3 años, en continentes como Asia, África y Oceanía el % de usuarios que navegan por Internet a través de dispositivos móviles se ha cuadriplicado, una cifra que nos indica que a mayor o menor ritmo, la sociedad mundial adopta esta tecnología y que las necesidades que se crean a través de los nuevos desarrollos permite que éstos evolucionen hasta hacernos cambiar los hábitos cotidianos.

Tengo claro que la internet de las cosas, la que necesita de dispositivos para establecerse, nos dará la clave en breve. Quien quiera vender algo en la red, deberá “convencer” a una máquina. Digamos que si nuestra nevera se queda sin queso y ella se encarga de pedirlo por la red, la selección algún día se basará en criterios técnicos o sustanciales a lo que un software pueda decidir. Big-data, algoritmos, experiencias o lo que sea marcará que quien te compré el queso no será un humano, lo acabará haciendo una máquina atrapada en el modelo móvil de su dueño.

Los empresarios comienzan a darse cuenta de la importancia de incluir el e-commerce en sus estrategias. ¿Cuál es la clave para la compra-venta digital funcione correctamente? ¿Qué papel está jugando el móvil en el e-commerce?

Una de las claves principales, aplicable en todos los ámbitos, es la coherencia y el facilitar los procesos al máximo al usuario. El e-commerce está actualmente en auge gracias a la comodidad que oferta al cliente, que sin tener que moverse del sofá de casa puede mandar miles de newsletter a sus clientes u organizar unevento para promocionar la tienda online que acaba de inaugurar. No incluir el e-commerce en las estrategias comerciales actuales puede ser motivo de pérdida de numerosos clientes potenciales, o clientes que ya tenemos en nuestra cartera que ya han descubierto el mundo digital pero que no nos encuentran a nosotros y sí a nuestros competidores. La mente del consumidor cada vez está más abierta y acomodada al mundo digital, no lo dejemos escapar.

El papel de los dispositivos móviles es esencial en este proceso de adopción ya que es el principal dispositivo que nos introduce en el e-commerce. Los consumidores empiezan a descubrir el mundo digital una vez poseen un Smartphone en sus manos y descubren que en cualquier hora y en cualquier sitio pueden cerrar sus gestiones, responder y analizar los procesos de compra de sus clientes, control instantáneo del stock de sus tiendas o aprovechar para lanzar una promoción especial al ver un comportamiento repetitivo entre sus clientes el cuál se puede aprovechar para sacar su máximo rendimiento al instante.

Por ejemplo, nuestro producto más claramente enfocado al comercio electrónico en IDODI es OPENSHOPEN, el cual nace con la voluntad de responder en todo momento al reto móvil. Permite gestionar tu tienda desde tu smartphone y te ofrecemos la adecuación de tu site a esa experiencia de usuario. Por supuesto sin salir del modelo low cost.

La internacionalización de un producto o servicio suele dar vértigo por varios factores como la traducción de una web a varios idiomas, la atención al cliente personalizado, diferencia horaria, etc. ¿Apuesta usted por este tipo de estrategias? ¿Qué consejos daría a los empresarios que empiezan a plantearse la internacionalización?

La internacionalización y el proceso digital van unidos de la mano ya que éste último ha permitido borrar fronteras y abrirnos las puertas a nivel mundial. Se ha conseguido que podamos difundir la información y comunicarnos a nivel instantáneo hasta incluso con distintos países de forma simultánea.

Personalmente apuesto por este tipo de estrategia desde hace varios años atrás ya que me ha permitido comprobar que la variedad de personas, de formas de trabajar, de costumbres culturales y de distintos puntos de vista enriquecen el equipo de trabajo y la inteligencia colectiva permite sacar el máximo rendimiento a los proyectos. En IDODI ya estamos presentes en nueve países distintos, a las puertas de poder ir aumentando este número, y confirma el enriquecimiento de los proyectos, gestionarlos desde diferentes puntos del mundo permite tener una visión global y conocer lo mejor que puede funcionar en cada región, convirtiéndose en un “win-win” para todas las partes implicadas.

Una vez nos planteamos la internacionalización es necesario tener claro el porqué de nuestra decisión (¿Por qué quiero ampliar mi mercado?), definiendo y dejando claros los objetivos cuantitativos y cualitativos que pretendemos alcanzar (¿Cuánto dinero me va aportar la operación?), realizar un estudio de mercado para detectar los principales países que nos ayudaran a conseguirlos (¿Dónde se encuentra mi público potencial?), definir nuestras estrategias de actuación (¿Cómo voy a conseguirlo?), los equipos de trabajo (¿Quién sumará al equipo con su conocimiento?) y encontrar la manera de gestionar todo los equipos (¿Videoconferencias? ¿Reuniones presenciales en cada país? …).

No contemplo otra manera de vivir la experiencia emprendedora que no sea internacional, multiplataforma y multiidioma.

La tecnología que se lleva encima es la última moda por la que las grandes compañías están apostando, desde las gafas de Google al anillo de Apple. ¿Qué valor añadido tienen estas nuevas tecnologías para el consumidor? ¿Llegarán a formar parte de la sociedad al igual que un smartphone lo hace hoy en día?

Que se adopten estas nuevas formas de tecnología es señal que la sociedad está dispuesta a aceptarlas. El primer teléfono móvil (1983) pesaba 800 gramos y al cabo de 30 años comprobamos que nuestros dispositivos pesan alrededor de 100 gramos, son táctiles, capaces de hacer fotos 360º, videoconferencias… y hasta podremos controlarnos con nuestra vista sin necesidad de tocarlos con el dedo. La tecnología cada vez avanza más rápido y la mente de la sociedad cada vez acepta más rápido estos cambios. Poder realizar las mismas operaciones de los actuales Smartphone a la altura de nuestros ojos o de dispositivos integrados en nuestro cuerpo aporta un valor de comodidad y facilidad al usuario con un alto grado de aprobación y aceptación.

Con la tecnología que se llegó a la luna no se le hace cosquillas a ningún smartphone actual. Tenemos tanto entre las manos, tanta capacidad para hacer cosas extraordinarias, impensables por nuestros padres, que no podemos dejar pasar esta oportunidad como generación y como especie.

Aunque la creación de nuevas empresas no es algo nuevo, sí que en los últimos años España ha visto cómo el número de startups ha crecido. ¿Cuál cree usted que ha sido el motivo? ¿Animaría a los españoles a seguir invirtiendo y creando startups? ¿Por qué?

Hace tiempo que la palabra “crisis” forma parte de nuestro vocabulario diario, un concepto que por fuerza nos retumba en la cabeza ya que aparece por todas partes, un concepto que nos induce a una idea de cambio crítico, aunque previsible, con un grado de incertidumbre en cuanto a su reversibilidad ya que si no estaríamos hablando de una pura reacción física-química. Un concepto que aparentemente tiene aceptación negativa pero que a la vez, para los más inquietos supone oportunidad, adaptación al cambio, mentalización y adopción de la nueva forma de hacer, de pensar y de actuar. La escasa oferta de trabajo y esta adopción de pensamiento han abierto la mente emprendedora de mucha gente, que ni siquiera sabía que la tenía y ha convertido el “Si no tienes trabajo te lo inventas” como principal máxima en su vida diaria.

No estamos en crisis, que se lo quiten de la cabeza los que lo piensan. Tengo claro que los sistemas de producción y de transmisión del conocimiento están variando de manera radical y son los que están haciendo cambiar al mundo. Al igual que a lo largo de la historia se han vivido revoluciones en los modelos productivos como la lítica, la domesticación de las especies animales o la industrial, ahora vivimos una digital. La diferencia es que ésta se produce justo cuando también sucede una variación en el modelo de transmisión del conocimiento y que confluye con los mismos elementos y herramientas. Del mismo modo que el saber humano se empezó a transmitir a través de los jeroglíficos y ha vivido diferentes etapas como la imprenta, el audio o el vídeo, ahora aparece lo digital. Por primera vez en la historia se produce a la vez un cambio tanto en los sistemas de producción como los de transmisión del conocimiento, y eso es algo histórico.

Todas las revoluciones fueron vistas como crisis por los contemporáneos de las mismas. No es fácil identificar un cambio de época, suele verse como una época de cambios. Ahora es claramente lo primero. Todo está en erupción. Las empresas tienen que identificarlo urgentemente pues deben adoptar un espacio natural.

Animaría a ser emprendedor a cualquier persona que desea serlo, que sueña y que tiene la inquietud para tirar adelante esos sueños. No todo el mundo quiere y desea ser emprendedor, pero sí que hay muchas personas que se les ha pasado por la cabeza serlo y que realmente lo desean pero que por miedo al fracaso no se tiran de cabeza. Siempre es un buen momento para tirarse a la piscina, llenarla de la ilusión que supone tirar para adelante tu proyecto digital, poder bañarse en ella y disfrutar de los propios éxitos.

Supongo que con el paso del tiempo hemos ido aprendiendo y mejorando en la creación de nuevas empresas. ¿Cómo ha sido esa evolución?

Los fracasos ayudan a evolucionar y sobre todo a aprender. Es uno de los principales motivos por el que mucha gente se tira para atrás pero en realidad es con el que adquirimos conocimiento, el que nos enseña lo que sí y lo que no debemos hacer la próxima vez y, aunque a veces no lo parezca, el que puede abrirnos las puertas a nuevas oportunidades.

Los éxitos y fracasos del ecosistema de los emprendedores son los que a medida que pasa el tiempo van definiendo los procesos de creación de empresas y nuevos proyectos, qué hacemos bien, qué hacemos mal, qué sistemas nos imponen desde arriba que no funcionan y que se podrían redefinir… un conjunto de características que gracias a los soñadores esperamos que cada vez mejore más este proceso de creación de empresas aunque a día de hoy, España está a años luz comparado con otros países. Sin embargo no podemos despreciar que hay responsables del desastre. Para mí lo principal es mantener los retos, las ilusiones y eso está por encima del valor técnico de las cosas. Creo en crecer en lo personal dirigiendo mi vida, y la mejor manera que conozco de hacerlo es emprendiendo. Sólo sé hacerlo en el escenario digital. Pero al final es cuestión de soñar o morir.

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