Marc Vidal Marc Vidal

El futuro de la conducción será autónoma, pero antes será 100% eléctrica.

En 1895, si querías conducir un vehículo a motor en Londres, debías contratar a un 'red flager’. Su cometido era marcar la velocidad máxima a la que podía circular un vehículo a motor poniéndose delante del mismo. Algo que, por cierto, anuló la innovación en el mundo del automóvil durante media década. Por aquel entonces la gente se mostraba muy preocupada porque la retirada de los caballos de los carruajes otorgaba el control de la conducción a los conductores humanos, algo que podía ser un desastre según ellos.

En 1895, si querías conducir un vehículo a motor en Londres, debías contratar a un 'red flager’. Su cometido era marcar la velocidad máxima a la que podía circular un vehículo a motor poniéndose delante del mismo. Algo que, por cierto, anuló la innovación en el mundo del automóvil durante media década. Por aquel entonces la gente se mostraba muy preocupada porque la retirada de los caballos de los carruajes otorgaba el control de la conducción a los conductores humanos, algo que podía ser un desastre según ellos.

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Ahora la innovación en el sector automovilístico tiene mucho que ver con la conducción autónoma, pero también con el desarrollo de coches 100% eléctricos. Si por aquel entonces se temía dejar el control de un carro con motor a un ser humano, ahora la conducción autónoma también recibe una precaución similar. Se considera que dejar en manos de un cerebro sintético el control de la conducción es algo, que de momento, se tiene que regular y controlar. No obstante, el caso de la conducción de coches eléctricos vive en un escenario distinto pero con condicionantes que ha ido complicando su despliegue. 

Ahora bien, algunos muros se van derribando. En un informe, el banco de inversiones UBS asegura que la fabricación de coches eléctricos costará lo mismo que los modelos dotados con motor de combustión interna en el cercano 2024. Algo que el estudio indica podría acelerar la transición de muchas marcas a la vista de que el futuro está mucho más cerca de lo estimado hasta ahora.

Según ese informe, el coste adicional de fabricar coches eléctricos a batería frente a sus equivalentes con motor diésel o gasolina se reducirá a solo 1.600 euros en menos de dos años. A partir de ahí, los costes de producción bajarán de tal forma que en 2024 esta diferencia habrá desaparecido por completo. Un hito clave que permitirá acelerar todavía más la transición hacia los sistemas eléctricos. Sin embargo, esa diferencia empieza a ser algo residual en muchos modelos desde ya mismo.

Esto es imparable y además se está acelerando. La denominada ‘sociedad contactless’, derivada de la actual situación sanitaria que vivimos, no ha hecho más que acelerar la transición hacia el coche eléctrico, puesto que el sector de la automoción está inmerso en tres grandes disrupciones impulsadas por la sostenibilidad: el cambio al motor eléctrico, el vehículo compartido y la digitalización. Es cierto que queda mucho por hacer en el terreno de las infraestructuras para nuestros desplazamientos más largos pero eso es algo que también está mejorando rápidamente.

Termino hablando de mi propia experiencia. Conduzco un coche 100% eléctrico, en concreto un Mercedes Benz EQC400. Una maravilla de vehículo que se comporta como un deportivo aun siendo un SUV. Es puro confort y mantiene un rango de autonomía ligeramente superior a los 400Km con una carga completa. Se trata de un ‘cero emisiones’ que precisa de apenas 40 minutos en un cargador ultra rápido o un par de horas en los cargadores rápidos para ponerte en marcha. Otro día hablaremos de la diferencia entre la red de cargadores alemana o francesa y la española. Otro día…

Permíteme una reflexión final. La definición de ‘coger el coche’ y lanzarse a hacer kilómetros, es una experiencia distinta. Con un coche eléctrico eso se hace con algo de previsión que tiene sus ventajas. Por ejemplo, si vas de Madrid a Barcelona, tienes la extraordinaria opción de parar en Zaragoza y disfrutar de la ciudad durante un par de horas, estirar las piernas, comerte unas migas en y retomar la ruta dos horas después con tu coche repleto de ‘combustible cero emisiones’, descansado y sin posibilidad de contaminar el medio ambiente.

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Economía, Inversion, Politica Marc Vidal Economía, Inversion, Politica Marc Vidal

Barcelona, entre un modelo de ciudad vecinal y la prosperidad económica.

Si nadie lo remedia, se toma conciencia de la gravedad de la situación y no afronta con algo de realismo, a medida que avance 2018 los datos sobre el crecimiento, vitalidad económica e inversión internacional en Barcelona podrían no ser muy buenos. No entro en el juicio de quien es el responsable pues, como todo en la vida, no tiene un origen unilateral. En la distribución de culpas habría un desequilibrio insultante. Lo que es más que evidente es que el motor económico que se le supone a la capital catalana está sufriendo, y de forma notable, los excesos de un griterío político que ha emborronado el escaparate de innovación, prosperidad y cultura que siempre tuvo. Un motor que necesita de estímulos y no de más palos en las ruedas que se ponen desde la misma ciudad sin necesidad que nadie los importe de fuera. Palos locales diría yo.

Si nadie lo remedia, se toma conciencia de la gravedad de la situación y no afronta con algo de realismo, a medida que avance 2018 los datos sobre el crecimiento, vitalidad económica e inversión internacional en Barcelona podrían no ser muy buenos. No entro en el juicio de quien es el responsable pues, como todo en la vida, no tiene un origen unilateral. En la distribución de culpas habría un desequilibrio insultante. Lo que es más que evidente es que el motor económico que se le supone a la capital catalana está sufriendo, y de forma notable, los excesos de un griterío político que ha emborronado el escaparate de innovación, prosperidad y cultura que siempre tuvo. Un motor que necesita de estímulos y no de más palos en las ruedas que se ponen desde la misma ciudad sin necesidad que nadie los importe de fuera. Palos locales diría yo.

Vivo entre Dublín y la ciudad condal y eso me permite, a veces, interpretar comparativamente el modo en el que unos y otros toman conciencia de la importancia del crecimiento económico frente, a veces, otros supuestos muy revisables. Un ejemplo lo tenemos en la posibilidad de que en plena Barceloneta se instale una sucursal de uno de los grandes museos del mundo, el Hermitage. Resulta que el museo de San Petersburgo decidió, estudió, proyectó y solicitó al anterior gobierno municipal de Barcelona, la creación de una ‘sucursal’ junto al conocido hotel Vela, el ‘W’ que marca desde hace un tiempo el ‘skyline’ de la ciudad en su vertiente marítima. Resulta que esa inversión económica, esa aportación cultural de primer orden y esa dinamización del llamado ‘turismo de calidad’ está muy mal visto por entidades vecinales, concejalías varias y asociaciones que consideran al turismo no como un motor económico, sino como 'una agresión a un modelo de vida vecinal, de barrio e integrador'.

Y es que aunque lo busquemos, en Barcelona no hay petróleo. Vivimos de lo que vivimos. Ya en 2015 el 90% de la ocupación en Barcelona estaba vinculada al sector servicios. El peso del turismo en el PIB municipal estaría entre el 12 y el 18% según quien lo mida. Es posible que sea excesivo, es razonable pensar que hay que buscar otro equilibrio, pero no parece muy inteligente hacerlo ahora que, como ya sabemos, la rampa hacia abajo está más empinada que nunca. El batacazo podría ser formidable. Es más, no sólo por la falta de acción política al respecto, sino porque en ‘ciudades competencia’ en el sur de Europa, España y norte de África esa acción está siendo oportunista y estratégica. Por este motivo, ponerse de culo con una iniciativa que busca revitalizar, invertir y estimular el peso cultural de Barcelona no parece una buena idea. 

La estrategia de crecimiento de los grandes museos del mundo pasa actualmente por crear ‘sucursales’ donde ofrecer vida pública a parte de su colección que descansa en los sótanos. Una especie de franquicias en otras partes del mundo donde interpretan vale la pena estar. El Museo del Louvre o el Guggenheim son algunos de los que lo están haciendo. Ahora la oferta es del Hermitage y en Barcelona. Y en eso que ya tenemos organizada la merienda. Las quejas vecinales lideradas por la Asociación de Vecinos del barrio de la Ostia (bonito nombre para la ocasión) y otras, han logrado paralizar técnicamente que esto pueda llegar a pasar. Los promotores del asunto están cansados de la espera, los cambios de opinión, de los retrasos, requerimientos y se les hace difícil entender porque un proyecto así (con una inversión inicial de más de 50 millones de euros) no tiene una visión más pragmática y realista por parte de todos. Lamentablemente el gobierno municipal dejó caer la idea de que si quieren venir deberán buscar otro espacio que no moleste a los vecinos. El contenedor de la historia se llena de folios y comisiones de estudio. La ruta del futuro lo hace de inversión estratégica. Encima en este caso, hablamos de un museo, no de un edificio especulativo.

La dificultad y coste que supone repensarlo todo y buscar un espacio que seguramente no existe ahora mismo en la ciudad pone en riesgo el proyecto. Una mala noticia, pues el cerca de un millón de visitantes de consumo cultural (no playero y paellero) que proyecta tener ese museo, van a hacer mucha falta en los próximos años. Las noticias ‘positivas’ sobre inversión, internacionalización de estímulos para visitar Barcelona y dinamización de la ciudad, van a ser escasas sino cambia mucho el asunto.

Y es que este es uno de tantos ejemplos. El gobierno municipal vive en la miopía económica trabajando con el microscopio de barrio en lugar del telescopio de ciudad estado. Sin prosperidad no habrá vecindarios felices y la prosperidad parte de la inversión. Mientras hablamos de masificación turística, en París, Roma, Londres o Nueva York se parten de risa y en Lisboa, Málaga o Marrakech se frotan las manos. Puedo entender que hay un condicionante social, no socioeconómico, en la oposición frontal a que el Hermitage se ubique en una zona u otra de la ciudad. El problema es que es una de tantas acciones que han colocado a Barcelona como una de las ciudades más agresivas contra el turista del mundo y que no hacen más que atormentar a un sector que guste o no, si la cosa no cambia y poco se está haciendo para que cambie, es la clave de que la ciudad de Barcelona no deje de tener un peso relevante a nivel económico.

El Hermitage es una anécdota que no quiero elevar a categoría porque la categoría ya la tienen bien estructurada. La excusa de que en Barcelona el turismo está focalizado en pocos lugares es de aurora boreal. Eso pasa en todas partes. Lo normal es eso y con eso se convive. Regular es bueno, paralizar no. Estructurar un modo sostenible de turismo está bien, generar más desconfianza en quienes deciden apostar por Barcelona a pesar de todo el lío monumental en el que estamos, no parece una buena idea. La inversión prevista es importante, el motivo culturalmente hablando también. Hay mucho que hacer, proyectar, modificar el modelo de crecimiento a medio plazo con más apuesta tecnológica para tener una ciudad más parecida a Dublín económicamente hablando, mayor incremento en investigación o lo que sea. Pero de momento esto es lo que hay y lo mejor sería no jugar mucho con la gallina de los huevos (¿de oro?). Espero que la noticia, en este 2018, no sea de nuevo, ‘Barcelona se queda sin algo’.

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Big Data, Internet of Things, Smart City Marc Vidal Big Data, Internet of Things, Smart City Marc Vidal

Smart Cities: cambiar el verbo ‘crecer’ por ‘optimizar’.

Barcelona necesita reactivar su importancia global en materia económica y de vanguardia tecnológica, sustituir los titulares internacionales que hablan exclusivamente de política y conflictos, por otros que vuelvan a hablar de la capital catalana como epicentro de progreso y modernidad. De ahí la importancia de un evento como el Smart City Expo World Congress que se celebra desde ayer en el Gran Via Venue. Un evento de referencia mundial que, por otro lado, se enmarca en una de las áreas más relevantes de la Industria 4.0 y sus implicaciones sociales.

Barcelona necesita reactivar su importancia global en materia económica y de vanguardia tecnológica, sustituir los titulares internacionales que hablan exclusivamente de política y conflictos, por otros que vuelvan a hablar de la capital catalana como epicentro de progreso y modernidad. De ahí la importancia de un evento como el Smart City Expo World Congress que se celebra desde ayer en el Gran Via Venue. Un evento de referencia mundial que, por otro lado, se enmarca en una de las áreas más relevantes de la Industria 4.0 y sus implicaciones sociales.

En este ámbito del debate sobre el papel de las ciudades en el futuro y de las implicaciones tecnológicas que se derivarán, hace dos semanas ofrecí una conferencia en Bogotá para la principal energética colombiana, Grupo Energía Bogotá, en la que se me pidió que expusiera acerca de las implicaciones tecnológicas y socioeconómicas en una ciudad inteligente. Desde mi punto de vista se suele llamar ciudad inteligente de un modo demasiado ligero a aquellas urbes que han incorporado tecnología digital en mayor o menor medida, básicamente IoT y sensores de todo tipo. Algo que no es suficiente y que, en muchos casos, deja en evidencia que la definición de lo que es una 'smart city' no está claro del todo.

El futuro son las ciudades. Casi serán ciudades estado. Algo que va intuyéndose. La importancia de cuanto ofrecerán muy pronto debe sujetarse en la sostenibilidad y en la humanización pendiente. No podemos hablar de ciudades inteligentes cuando paseando por el centro apenas puedes mantener una conversación sino es gritando. No podemos hablar de ciudad inteligente cuando respirar se convierte en un elemento de riesgo para tu salud. No podemos hablar de ciudad inteligente cuando desconoces que hace tu municipio por ti ni que datos gestiona de ti. No podemos hablar de ciudad inteligente cuando se estimula el vehículo privado o cuando el uso compartido no se premia. Queda mucho por hacer, pero sobretodo, en el ámbito de las ciudades inteligentes, lo que queda es dejarse de titulares, trípticos, autoproclamaciones y falta mucho trabajo, convencimiento y políticas creíbles.

No hablamos de dar acceso libre a internet en toda la ciudad, ni que sepamos en cualquier momento donde está el autobús que esperamos. Eso es digitalizar una ciudad, no necesariamente hacerla inteligente. Las ‘smart cities’ son  mucho más. No hay límite. Adquiere datos de todo cuanto sucede, se convierte en un espacio eficiente energéticamente, permite a sus ciudadanos acceder a la información y a poder operar con ella, se les ofrecen servicios en lugar de productos vinculados a la salud, la movilidad, la educación, etc.

Es un conglomerado de tecnologías sin límites para adquirir un fondo de convivencia inteligente y no convertirse en una especie de escaparate digital. Las ciudades inteligentes tienen que ver con la eficiencia. El futuro será eficiente o no será. El crecimiento sostenible es imprescindible. Las generaciones que poco a poco ocupan espacios relevantes en consumo, dirección o gestión son cada vez más exigentes en este sentido. El verbo ‘crecer’ dará paso al ‘optimizar’. Esa es la clave. Los modelos de negocio que obvien esa máxima no serán rentables porque la sociedad los rechazará.

Y en eso que todos se nominan como Smart City. Las hay por todas partes pero no lo son. Ni se acercan. En España menos incluso. Un nuevo informe del Bank of America Merrill Lynch sitúa a Singapur, Londres, Nueva York, París y Tokio como las ciudades más inteligentes del mundo y no sitúa a ninguna ciudad española entre las 20 primeras. Es curioso descubrirlo ya que, si por los titulares con los que nos bombardean habitualmente decenas de ciudades de nuestro país, parecería que deberíamos de estar liderando ese ranking. Y es que en esto de las ciudades inteligentes hay más literatura política que acción estratégicamente técnica.

Dicen que el 86% de las ciudades españolas con más de 200.000 habitantes tienen una estrategia de ciudad 4.0 pero sólo han invertido entre 20 y 40 millones de euros en este fin en los últimos cuatro años, básicamente 20 veces menos que Francia, 50 veces menos que Reino Unido o 100 veces menos que Singapur. Puedes tener un plan pero si no lo sustentas con presupuesto es como tener una tía en Granada, que ni tienes tía ni tienes nada.

El grado de avance de las ciudades 4.0 en España es realmente bajo, por lo que es prioritario incrementar las inversiones para afrontar con éxito los retos que impone el actual desarrollo social. Las cinco ciudades españolas que más han trabajado para convertirse en ciudades 4.0 son Barcelona, Santander, Madrid, Valencia y Málaga pero con un volumen de inversión muy inferior a la de nuestros vecinos o competidores internacionales. Y es importante por los recursos que puede generar. Recordemos que una ciudad inteligente lo es para mejorar la vida de sus ciudadanos, pero también para facilitar la vida de quienes la visitan.

El término smart city se ha convertido en una especie de mantra electoral, publicitario, una etiqueta y un mercado. Demasiado producto empaquetado sobre lo que necesita una ciudad. Se asume que todas las ciudades necesitan un tipo de iluminación inteligente o un servicio en la nube estandarizado. Y en realidad, precisamente, una ciudad inteligente no precisa nada precocinado, el plan es global pero desde un punto de vista absolutamente local. El problema de las ‘smart cities’ es que están de moda como concepto pero no está claro en muchos ámbitos políticos y de decision el significado exacto y transversal que se le supone.

Y si algo define a una ciudad inteligente es la masiva gestión de datos. El potencial de los datos es formidable. Sin embargo solemos equivocarnos en lo que suponen. Los datos, por si mismos no son mucho. Adquieren importancia en el modo en el que son utilizados. De hecho caducan rápido y sólo son interesantes si se comparten de un modo eficiente y sin contemplaciones. De ahí el problema. Requiere un modo nuevo de pensar y de gestionar, colaborando, generando ecosistemas y nuevos negocios. Muchos datos en manos de pocos no permiten extraer todas sus virtudes y nos deja en la intemperie de sus defectos. No todas las ciudades autodenominadas inteligentes son ciudades abiertas. Y la apertura es indispensable para ser inteligente. El open data es un requisito ‘sine qua non’ y, repito, no es una práctica generalizada entre esas hipotéticas Smart cities. De ahí que no sean todas las que están aunque sí estén todas las que son. 

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Inversion, Startups Marc Vidal Inversion, Startups Marc Vidal

La startup acelerada en Conector, PopPlaces, se fusiona con el líder europeo Go-PopUp.

Hace algún tiempo invertí junto a gente como Carlos Blanco o Elena Gómez de Pozuelo en la startup disruptiva PopPlaces. Se trataba de un proyecto que quería convertirse en un marketplace de referencia en el alquiler de espacios comerciales por días al puro estilo de las conocidas ‘pop-up stores’. A lo largo de este tiempo han validado su modelo de negocio, han logrado crecer de un modo espectacular y, de la mano de un equipo liderado por Karen Prats, se han situado como líderes en el mercado español.

Hace algún tiempo invertí junto a gente como Carlos Blanco o Elena Gómez de Pozuelo en la startup disruptiva PopPlaces. Se trataba de un proyecto que quería convertirse en un marketplace de referencia en el alquiler de espacios comerciales por días al puro estilo de las conocidas ‘pop-up stores’. A lo largo de este tiempo han validado su modelo de negocio, han logrado crecer de un modo espectacular y, de la mano de un equipo liderado por Karen Prats, se han situado como líderes en el mercado español.

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Ahora PopPlaces da un salto muy importante. Su fusión internacional con la empresa líder en Europa del sector, la alemana Go-PopUp, sitúa a esta startup catalana en una inmejorable posición para lograr con éxito su primera ronda de financiación Series A y atacar el mercado asiático donde consideran hay un mercado enorme liderado por miembros de la alianza Smart Retail Hub a la que pertenece PopPlaces ahora ya rebautizada Go-PopUp.

La buena noticia es que Go—PopUp, con sede en Berlín hasta ahora, trasladará sus operaciones a Barcelona, donde estará ubicada la nueva sede de la empresa. Actualmente, la plataforma cuenta con más de 5.000 ubicaciones en toda Europa y ha conseguido una financiación de 1,7M. Go—PopUp tiene acuerdos con varios grupos de centros comerciales como Gentalia, Carmilla, Klepierre, CBRE, Unibail-Rodamco y JLL, y ha trabajado con marcas y agencias relevantes como Ikea, Adidas, Jaguar y Ogilvy.

Es un placer ver crecer una startup que vi nacer y que desde el principio destacaba por su hoja de ruta clara de crecimiento. Apenas con tres años de vida, esta fusión cocinada durante 3 meses con el líder europeo que Go-PopUp que opera en Alemania, Austria y Holanda, convierte a esta startup en otro de los casos de éxito de nuestra aceleradora Conector. De allí han salido Glovo, Kompyte, Meller, HeyGo, SantaFixie, Singularu o Ursulitas entre otros.

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Economía, Innovación Marc Vidal Economía, Innovación Marc Vidal

El 10% de los trabajadores en Dublín son desarrolladores de software. ¿Las claves?

Hace un par de días Stack Overflow presentó un estudio que detallaba el número de empleos relacionados con el desarrollo de software en el Reino Unido e Irlanda. Lo más significativo es el porcentaje que alcanzan algunas ciudades, especialmente Dublín, dónde prácticamente un 10% del empleo disponible es para desarrolladores. Algo que puede intuirse si atendemos a algo que ya publiqué hace tiempo y que hacía referencia al hecho de que 2 de cada 3 nuevos empleos que se crean en la capital irlandesa tienen que ver con la tecnología.

Hace un par de días Stack Overflow presentó un estudio que detallaba el número de empleos relacionados con el desarrollo de software en el Reino Unido e Irlanda. Lo más significativo es el porcentaje que alcanzan algunas ciudades, especialmente Dublín, dónde prácticamente un 10% del empleo disponible es para desarrolladores. Algo que puede intuirse si atendemos a algo que ya publiqué hace tiempo y que hacía referencia al hecho de que 2 de cada 3 nuevos empleos que se crean en la capital irlandesa tienen que ver con la tecnología.

Por ponerlo en el contexto al que se refiere el estudio vemos que a Dublín le siguen Londres (7,7%), Edimburgo (7,1%) y Belfast (6,8%). Y aunque en Londres la cantidad bruta de desarrolladores alcanza los 360.000 trabajadores, su fuerza laboral es de más de 4.700.000 empleos disponibles. Algo que porcentualmente mejoran los 60.000 desarrolladores de software en una ciudad con una oferta laboral de apenas 670.000 como es el caso de Dublín.

Lo importante es lo que supone esta incorporación al tejido laboral de una tipología de trabajador de alta cualificación y que, independientemente de muchos factores de automatización futura, imprescindibles en muchos aspectos de la economía del futuro. Que un 10% del empleo sea este garantiza muchas cosas. Cada país apuesta por lo que apuesta. Lo importante es disponer de hoja de ruta, de estrategia política y socioeconómica. En Irlanda existe desde hace dos décadas. No se trata de amontonar planes en programas electorales o enumerar listados sobre ‘como haremos los próximos años’. El éxito de una transformación residen en tres pilares que en algunos países está siendo improvisada y en otros no.

Esto se logra facilitando la creación de empleo de alto valor, creando ecosistemas reales para esos creadores de empleo, importando talento e inversión y no penalizando con leyes 'vintage' esa importación y, por supuesto, con una tributación específica para empresas de este tipo que no castigue su crecimiento. Además, desde el proyecto Horizon 2020 con el que colaboro, se dice que dos tercios de los empleos tecnológicos creados en lo que llevamos de año, están, además, vinculados a consultoras o agencias especializadas en Transformación Digital en el país celta. A mi mismo me pasa. Desde Irlanda recibo peticiones para trabajar en procesos de transformación digital de múltiples empresas ubicadas en España y otros países europeos. Es decir, con el tiempo, una de las capitales con mayor tracción en materia de consultoría de innovación y de desarrollo de tecnología asociada, será esta ciudad. El futuro debería de ir por ahí. 

Mientras tanto ¿qué estamos haciendo el resto? ¿Seguimos estimulando empleos que sabemos van a desaparecer en menos de una década? ¿De quien es responsabilidad? Esperar que vamos a conquistar el futuro, que vamos a proporcionar las oportunidades que nuestros hijos y nietos necesitarán en un futuro, con el modelo de crecimiento estimulado hasta la fecha, es un dramático error. El sector turístico siempre, el inmobiliario pronto, son los tractores históricos. Unos tractores que se sujetan en datos aparentemente buenos. Más empleo, más consumo, más sensación de crecimiento. Y es cierto. Pero ese empleo no garantiza nada.

Sin embargo hay luz a lo lejos. La hay en varios lugares de España pero el que mejor conozco es la que ilumina Barcelona. Una ciudad volcada en generar oportunidades para el sector tecnológico y del conocimiento. Muchas veces de un modo muy voluntarista y poco estratégico, pero ahí está. Conviviendo con un turismo brutal, exagerado muchas veces, pero necesario. Necesario ordenarlo por cierto. Vivo a caballo entre Dublín y Barcelona y me gusta comparar ambas ciudades en diversos aspectos. No es una crítica, es inspiración práctica.

Es cierto que en la región metropolitana de Barcelona hay un tejido empresarial innovador e intensivo en conocimiento que está emergiendo con fuerza. Ciencias de la vida y la salud superan con creces a otros mucho más publicitados como el ‘mobile’ o el ‘gaming’.  Por eso son necesarios estímulos a ese cambio de modelo de crecimiento imprescindible si queremos mantenernos (o probablemente subirnos) en los trenes que llevan directamente al futuro. Reducir el planteamiento de que lo mas importante es crear empleo de cualquier tipo, en lugar de focalizar en crearlo solo en el ámbito del valor añadido es la única puerta que podemos abrir para superar una transición inminente de automatización de todo lo que sea automatizable.

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Apps, Coches, Politica Marc Vidal Apps, Coches, Politica Marc Vidal

El modelo de negocio del taxi será el transporte de datos y no de personas.

Hailo, una aplicación fundada por un grupo de taxistas de Londres en 2009 se fusionó con Mytaxi el año pasado. Ahora la marca resultante es esta segunda. El gigante automovilístico Daimler, propietario de marcas como Mercedes, adquirió una participación de 60% de la misma. A Hailo la conozco principalmente por que la utilizo en Dublín combinada con Uber. Dependiendo del desplazamiento que tengo previsto solicito uno u otro. Allí no hay protestas ni manifestaciones por parte de nadie. El motivo puede estar en que la legislación no penaliza al taxista ni lo deja desamparado ante una competencia que juega a otro deporte.

Hailo, una aplicación fundada por un grupo de taxistas de Londres en 2009 se fusionó con Mytaxi el año pasado. Ahora la marca resultante es esta segunda. El gigante automovilístico Daimler, propietario de marcas como Mercedes, adquirió una participación de 60% de la misma. A Hailo la conozco principalmente por que la utilizo en Dublín combinada con Uber. Dependiendo del desplazamiento que tengo previsto solicito uno u otro. Allí no hay protestas ni manifestaciones por parte de nadie. El motivo puede estar en que la legislación no penaliza al taxista ni lo deja desamparado ante una competencia que juega a otro deporte.

En otros lugares donde suelo pasar tiempo de manera continua he incorporado otros servicios de movilidad. En Barcelona, Madrid o Londres utilizo el moto-sharing o el car-sharing, el transporte público y, en ocasiones, el bicing compartido. En la capital británica, no obstante, sumo la de Uber. En base al desplazamiento que tengo previsto selecciono una u otra manera de cumplirlo. Creo que ese es el modo de transporte urbano que mejor encaja con el presente actual y con el futuro inmediato.

Cuando los taxistas se manifiestan contra estas plataformas lo hacen convencidos de que este tipo de soluciones son una agresión a sus modelo de negocio. Consideran que ofrecen una competencia desleal que pone en juego la inversión que ellos han tenido que hacer para lograr una licencia profesional. Y en cierta medida es así, pero no es culpa de las plataformas. En todo caso será de los que tienen que legislar adecuando los tiempos que vivimos a las soluciones a las que podemos disponer. No es cuestión de complicar la vida a los nuevos modelos de transporte, en todo caso será obligatorio flexibilizar a los que ya estaban.

El mundo del taxi ha cambiado poco desde hace más de tres siglos. En realidad sólo ha cambiado el envoltorio pero no el fondo ni el modelo de negocio que parece que solo puede ser uno. Mover personas de un lado a otro. Pero en un momento de la historia en que todo aquello susceptible de ser digitalizado lo acabará siendo, en el que negocios intocables fueron convertidos a cenizas por la revolución tecnológica que vivimos, parece que el mundo del taxi y el transporte en general tendrá irremediablemente que aceptar que el campo de batalla comercial se les va a hacer muy grande se pongan como se pongan.

Hablamos de un tipo de comercio ambientado en el siglo XVII que espera continuar siendo rentable en pleno XXI con escasos cambios. Es lógico pensar que algo va a tener que ser diferente. No es lógico mantenerlo así eternamente y sin variables que sean disruptivas. Las plataformas como Blablacar, Uber, Lyft u otras no dejan de ser respuestas a ese estado tecnológico de la sociedad y de la economía.

El mundo del taxi que se mueve al compás de aplicaciones de ayuda a su trabajo como MyTaxi u otras, lo que realmente están haciendo, sin saberlo, es modificar el modelo de negocio vinculado a su producto. Ahora, el mayor valor que tiene un taxi en muchos lugares del mundo, son los datos que aporta. La gigantesca flota conectada a una de estas aplicaciones vinculadas al taxi tradicional entregan a tiempo real información muy valiosa y que es utilizada en múltiples campos. Las marcas de coche lo saben y por eso entran en el accionariado de las mismas.

Recordemos que los grandes fabricantes de automóviles ya saben que en breve dejarán de vender coches para pasar a ofrecer servicios de movilidad y, para ello, necesitan digerir muchos datos que les permitan entregar al usuario cliente final servicios ajustados a sus necesidades y de mejor acabado que la competencia. ¿Crees que Daimler, Ford, Nissan u otros fabricantes se consideran competencia entre ellas? Cada vez menos. Me contaba un directivo de Ford que ellos ven como competencia inmediata ‘la manera de vivir futura’. Por eso me concretó que ‘los esfuerzos en entender al usuario de movilidad de dentro de cuatro o cinco años es clave’.

¿Está el taxista asumiendo ese cambio de manera de vivir? Las plataformas de movilidad como Cabify, Uber o de otra índole como Blablacar, Car2go, BlueMove, eCooltra, etc., no son la competencia, son sencillamente respuestas a un nuevo modo de vida que considera que lo importante no es sólo ir de un lugar a otro, lo trascendental es como se vive toda esa experiencia y como se adapta a la necesidad de cada momento.

La mayor responsabilidad de todo esto es de los legisladores. Como siempre a paso de tortuga en un mundo que va a ritmo de McLaren. El enemigo de los taxistas no es Uber. Si lo fuera así no podrían convivir en otros países. Lo que cambia entre esos países y el nuestro por ejemplo es la legislación desfasada que penaliza ser taxista. El rival del taxista es el futuro, los nuevos tiempos y el peso de lo inevitable. Por eso la protesta no debe ser contra lo que va a ser si o si, sino para estimular a que se disponga de un marco legal que posibilite la convivencia de una movilidad libre y un taxi moderno.

Los tres actores son conductores, pasajeros y legisladores. Los taxistas consideran que en los primeros no caben otras fórmulas que no sean las que ellos representan. Los pasajeros mayoritariamente quieren un buen servicio. Los legisladores siguen de cenas de partido. Las protestas del taxi, en ocasiones, me recuerdan las que se llevaron a cabo a principios del siglo XVI en Italia. El sector del vino de ese país logró que se prohibiera el café en todo el país durante casi un siglo. Consideraban que si se servía en cantinas como acompañante de conversaciones acabaría con el negocio vitivinícola. Obviamente eso no fue así, pero el miedo inicial era razonable. En Pittsburgh puedes pedir un Uber que se conduce solo desde hace medio año. Ya pasa. En breve taxistas y conductores de Uber se manifestaran juntos. Al tiempo.

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Eventos, Startups Marc Vidal Eventos, Startups Marc Vidal

Últimos días para participar en el segundo Nuclio Weekend

Hace unas semanas hablé del papel indispensable de un nuevo concepto de incubación empresarial llamado Venture Builder. Indispensable para un espacio productivo que debe poner foco en las empresas tecnológicas. Recordemos que las startups están siendo el motor que impulsa nuevos modelos de negocio, la disrupción de muchos algo más antiguos y, en definitiva, el vehículo por el que muchos países de nuestro entorno han iniciado la mutación de sus modelos de crecimiento económico.

Hace unas semanas hablé del papel indispensable de un nuevo concepto de incubación empresarial llamado Venture Builder. Indispensable para un espacio productivo que debe poner foco en las empresas tecnológicas. Recordemos que las startups están siendo el motor que impulsa nuevos modelos de negocio, la disrupción de muchos algo más antiguos y, en definitiva, el vehículo por el que muchos países de nuestro entorno han iniciado la mutación de sus modelos de crecimiento económico.

Casi un 95% de las startups que nacen, mueren a los pocos años. Lo hacen por que su apuesta es arriesgada y su guerra es, normalmente, contra grandes negocios establecidos. Una de las ventajas de los denominados Venture Builder es precisamente rebajar ese ratio. ¿Cómo lo logran? Cambiando el orden de los factores. En lugar de que un grupo de emprendedores ponga en marcha un proyecto y luego se acerque a incubadoras o aceleradoras donde darle forma, en un Venture Builder el camino es inverso. Generan la idea que puede estar validada en términos generales por sector, demografía o territorios y luego buscan a los mejores emprendedores para llevarlos a cabo dentro del propio Venture Builder. Digamos que funcionan como una especie de 'cazatalentos' a los que les ofrecen un proyecto bien pensado, validado y estructurado. 

Es el caso del evento que se produce este fin de semana. El llamado Nuclio Weekend. Una especie de Got Talent para emprendedores que organiza mi socio y amigo Carlos Blanco junto a su equipo en Barcelona los días 17, 18 y 19 de marzo. Esta será la segunda edición. En la primera edición recibieron 1800 candidaturas que se postularon para ser esos emprendedores que debían llevar a cabo los proyectos que Nuclio ya tenía estudiados y preparados. Finalmente fueron 50 los elegidos que ya han puesto tres de las cinco startups que ahora mismo están incubando.

Este tipo de encuentros buscan fundamentalmente reunir talento para crear los mejores equipos para cada idea y cofundar la startup junto con ellos.  Las ventajas que obtiene alguien que está buscando un proyecto al que incorporarse y a la vez sentir el valor de emprender un proyecto propio obtendrán entre el 30% y el 45% de esa startup incubada sin invertir dinero, retribución salarial a cambio de dedicación full-time al proyecto, inversión inicial (de entre 75k€ y 150k€), acceso preferente a Media for Equity, apoyo constante por parte de Nuclio a través de los servicios centrales (IT, Legal, Comunicación & PR, RRHH y Administración), red de networking y relaciones con los actores más importantes del ecosistema

Si te interesa aun estás a tiempo para presentar tu candidatura y ser elegido para ser parte de todo ello. Los perfiles que buscan y el como solicitarlo lo puedes hacer aquí y nos vemos allí.

 

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Los retos socioeconómicos a los que nos enfrentaremos en cinco años. Mesa Redonda MWC.

El pasado lunes participé en el primero de los eventos de la Mobile Week Barcelona, una especie de zona de calentamiento del Mobile World Congress impulsado por la Mobile World Capital Barcelona a la que pertenezco como miembro del d-Lab, donde por cierto siguen sucediéndose la recepción de proyectos tecnológicos que quieren dar solución a los desafíos que nuestra sociedad tiene actualmente. Se trataba de una mesa redonda donde se profundizó en el valor humano que toda revolución tecnológica tiene y de las consecuencias que podríamos sufrir sino se toman medidas.

El pasado lunes participé en el primero de los eventos de la Mobile Week Barcelona, una especie de zona de calentamiento del Mobile World Congress impulsado por la Mobile World Capital Barcelona a la que pertenezco como miembro del d-Lab, donde por cierto siguen sucediéndose la recepción de proyectos tecnológicos que quieren dar solución a los desafíos que nuestra sociedad tiene actualmente. Se trataba de una mesa redonda donde se profundizó en el valor humano que toda revolución tecnológica tiene y de las consecuencias que podríamos sufrir sino se toman medidas.

Moderados por Gemma Navés, redactora del programa Valor Afegit, TV3, junto a Luis Ivan Cuende, el jovencísimo asesor de la Vicepresidenta de la Comisión Europea en asuntos de tecnología y miembro de la lista de los 30 menores de 30 de la revista Forbes, Esteve Almirall profesor asociado del Departamento de Operaciones, Innovación y Data Sciences en ESADE, Aleix Valls, CEO de la Fundación Mobile World Capital Barcelona y Artur Serra, Director Adjunto de la Fundación i2Cat, debatimos sobre como afrontar un previsible mundo sin empleo o, como yo mismo defiendo, un mundo con un empleo absolutamente distinto.

El debate sobre las implicaciones que esta revolución conlleva y la redefinición de los trabajo que deban cambiarse, destruirse o modificarse, me interesa mucho, pero no tanto como el método en el que se va a distribuir la riqueza y el papel relevante o no del ser humano en ese nuevo escenario. Bajo mi punto de vista, y así lo expliqué, el debate acerca de la creación de puestos de trabajo que ahora no existen y que puedan ser capaces de cubrir la destrucción de otros que la robotización y la inteligencia artificial provoquen, es maniqueo. Esto no va de cálculos acerca de si eso se va a producir y cuando. No va a pasar, por lo menos no al nivel en el que sería exigible para evitar un conflicto social irreparable.

Hay países que avanzan en esa línea. Son países que ya lo han hecho antes y tienen muy claro el método. Nunca apuestan por la economía estacional o cíclica. Producen bajo conceptos de eficiencia, de conexión entre universidades y empresas y el estímulo público se basa en potenciar sectores capaces de exportar cualquier nuevo producto. El modelo es Alemania que en los últimos años ha destruido más de 600.000 puestos de trabajo que fueron sustituidos por máquinas mientras creaba 900.000 en espacios de valor añadido que antes no podían ni plantearse.

Esa clave responde a la importancia de que un liderazgo creíble y capaz de asumir el reto histórico que nos ha tocado vivir debe nacer desde la política en mayúsculas, algo que, por cierto, aquí cuesta detectar. Mi discurso así lo demostró. Nadie en este país habla seriamente de este asunto que va a desplomarse encima de nuestras cabezas antes de lo esperado. La diferencia entre los que lo están trabajando y los que no determinará los países ricos y los pobres en un futuro inmediato. Francia destina 23 veces más que España a impulsar la Industria 4.0

Cuando el discurso se centra ideológicamente perdemos todos. Si a la Renta Mínima se le concede una óptica política y no socioeconómica la cosa se complica y retrasa el análisis correcto y urgente. No hablo de rentar a todos, pero si de prever que eso pudiera ser obligatorio en un futuro. Te guste o no las opciones de digerir un mundo donde el empleo cualificado no lo pueda ocupar todo el mundo es un problema inevitable.

El análisis sobre todo esto es tremendamente interesante. De hecho está claro, bajo mi perspectiva, que vamos a tener que cambiar algunos conceptos que no hemos modificado nunca y eso, evidentemente, va a ser muy complejo. Son tres conceptos claros: el significado del contrato social llamado ‘trabajo’, el módulo impositivo actual que hace más ricos a los ricos y más pobres a los pobres, que reduce peligrosamente la composición de la llamada ‘clase media’ y, también, el valor educativo de nuestro sistema actual.

1. El concepto trabajo es actualmente un contrato aceptado por todos. Tú trabajas y produces. La empresa te paga por ese rendimiento. En un futuro donde tu trabajo siempre podrá ser mejorado por una máquina el espacio laboral que te queda deberá ser en otro sentido. El hecho de que el valor añadido sea humano dependerá de que se relaje el concepto que ahora tenemos tatuado cerebralmente. La productividad será artificial, la creatividad humana. El valor de lo intangible tomará un sentido desconocido hasta ahora. Tenemos pistas pero están a años luz de lo que digo.

2. Si la riqueza generada no se equilibra en todos los espacios sociales el conflicto es inevitable. La sociedad verá en los avances un enemigo y no un aliado. Históricamente cada revolución tecnológica significaba un parto doloroso que al final siempre acabó en mejoras para la sociedad. La clase media desaparece y una nueva clase compuesta por pobres con trabajo se afianza. Así no vamos a ningún lugar. Se debe definir una línea política que prevea esto y no lo haga con discursos pueriles y viejos sobre que a los ricos hay que esquilmarlos irremediablemente. Lo que se debe hacer es diseñar ordenadamente una transición hacia un equilibrio que, por supuesto, a muchos ricos no va a gustar, pero que es irremediable. Una cosa es ideología y otra aplicar pragmatismo.

3. Y la tercera tiene que ver con el valor educativo. Los niños de 3 o 4 años de hoy en día no se sacarán el carnet de conducir, vivirán en un entorno de economía circular y el 90% de ellos lo harán en ciudades inteligentes. El empleo al que podrán acceder es desconocido. No podemos saberlo. De hecho intuirlo es irrelevante por la cantidad de errores que podemos cometer. Para no fabricar manadas de descontentos es imprescindible fundamentar la educación de todos ellos en un ambiente flexible al límite y que establezca la imprevisión como norma. Sino las cifras de paro juvenil actual serán una caricatura en comparación.

En definitiva un evento muy recomendable que ha seguido toda la semana repitiendo mesas redondas, actividades culturales y de reflexión acerca de la transformación digital en su conjunto. Miles de inscritos en la Mobile Week han permitido acercar y abrir uno de los eventos tecnológicos más importantes del mundo a la ciudadanía y al debate sereno y profundo.

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Innovación, Sociedad, Tecnologia Marc Vidal Innovación, Sociedad, Tecnologia Marc Vidal

La clave futura será la ciudad digital. Barcelona entre las 'Smart cities' más avanzadas.

La revolución industrial en la que estamos sumergidos es vista por unos como una amenaza en todos los sentidos económicos y sociales, por otros como una gran oportunidad de crear un mundo más humano y, la mayoría, ni la tienen en cuenta. A este tercer grupo pertenecen cuantos este pasado fin de semana se entretuvieron en sus respectivos congresos. Está claro que los que aun quedan por ‘congresear’ no van a diferenciarse demasiado. Al fin y al cabo un festival de estos sólo son para mostrar músculo o para muscular.

La revolución industrial en la que estamos sumergidos es vista por unos como una amenaza en todos los sentidos económicos y sociales, por otros como una gran oportunidad de crear un mundo más humano y, la mayoría, ni la tienen en cuenta. A este tercer grupo pertenecen cuantos este pasado fin de semana se entretuvieron en sus respectivos congresos. Está claro que los que aun quedan por ‘congresear’ no van a diferenciarse demasiado. Al fin y al cabo un festival de estos sólo son para mostrar músculo o para muscular.

Sin embargo la historia no se detiene. La cuarta (revolución), la nueva o la última, llámenla como quieran (el nominativo definitivo lo pondrán nuestros nietos) es algo que en algunos lugares se está teniendo en cuenta y en otros se está dejando pasar. En España no hay mucho de lo que sentirse orgulloso o tranquilo. Mientras se discute sobre quien o como van a repartirse sus cosas, la sociedad asiste a la mutación más intensa que ha vivido jamás el sistema laboral.

No hablo de salarios precarios. Tampoco de contratos temporales. Ni siquiera de empleo de escaso valor añadido. Eso ya lo sabemos, se dice y se digiere. Estoy señalando el mayor reto socioeconómico al que en menos de dos legislaturas estos tipos van a tener que enfrentarse. Una sociedad sin empleo. Mejor dicho, un empleo muy distinto. La velocidad de cambio está creciendo exponencialmente y no se dan por enterados. No trataron nada de eso, no lo tienen en cuenta, no lo ven previsible ni inmediato y ahí radica el drama.

No obstante, en cierta manera, da igual. Una vez asumido que los pilotos que tenemos, o que podemos tener, no van a trazar una ruta directa hacia la conquista de una economía de futuro e impulsar a tiempo el cambio de modelo de crecimiento de este país, nos queda hacerlo desde la empresa o desde un lugar que será el detonante de todos esos avances. Estoy hablando de las ciudades.

El epicentro de los cambios que vamos a vivir será el modelo ciudad. Un espacio que, en cuestión de muy poco, significará un modo de vida muy distinto entre los que vivan en ciudades inteligentes y los que no. La política que adopten las ciudades en el futuro inmediato las posicionará globalmente, les concederá las ventajas económicas y competitivas necesarias y les facilitará la vida a las personas que podrán ver como las cadenas de valor entre impuestos y servicios se reducen y se hacen eficientes. Es la ley digital universal puesta al servicio de los ciudadanos.

Tiene sentido, las ciudades son el futuro en innumerables aspectos pues acudimos a ellas en masa siendo redes socializadas que permiten la interacción de los exponentes de esa modernidad que comentamos cada día. Internet de las Cosas en ciudades inteligentes, socialización y economía compartida, impresión dimensional que precisa de puntos de recogida, automóviles automatizados o gestión de datos masiva de cuanto hacemos sus habitantes. No es Asimov, es algo que ya funciona y avanza sin hacer ruido.

Un plan es imprescindible. En él debe aparecer como vamos a trabajar en el futuro inmediato, ese lugar donde el empleo no será lo que es ahora. En una década tener algo que hacer en una ‘smart city significará la garantía económica para sus habitantes. Esto no va de crear empleo, va de crear futuro. Todavía estamos en las primeras etapas de los desarrollos inteligentes de las ciudades, pero en este 2017 se van a producir grandes anuncios. Entre 2014 y 2016, el mercado mundial de tecnologías para Smart cities aumentó en 3.300 millones de dólares, pasando de 8.800 millones de dólares a 12.100 millones de dólares. Se calcula que entre el 90 y 95 por ciento de la población americana y europea vivirá en áreas urbanas para 2050. Hoy en día, el 82,3 por ciento de la población en los Estados Unidos ya vive en áreas urbanas.

A medida que más ciudades del mundo se congestionan, los gobiernos deberían prepararse para estimular iniciativas en línea con el concepto Smart city. Algo que va más allá de tener una aplicación que te dice a que hora llega tu autobús. Estas iniciativas deben beneficiarse de utilizar tecnologías de proximidad que permitan superar los desafíos de movilidad que presenta la creciente población para garantizar la seguridad pública, optimizar el flujo de tráfico, crear mejores experiencias de turismo, eliminación absoluta de barreras y oportunidades de monetización de datos. Según el informe  Unacast’s latest Proximity.Directory Report (Formerly Proxbook) las ciudades del mundo con un mejor desempeño en este sentido son Oslo, San Francisco, Londres, Singapore, New York y Barcelona. Si, Barcelona.

Singapur desplegó hace un par de años una ingente cantidad de sensores y cámaras para analizar la congestión del tráfico y la densidad de la gente, permitiendo que se redimensione todo el sistema de transporte público logrando un éxito notable. De hecho, ahora, también son capaces de predecir cómo los edificios nuevos van a afectar los patrones de viento o de las señales de comunicación.

Barcelona instaló una red de sensores de tierra para regular el riego en relación con las previsiones de precipitaciones y temperatura. Los sensores ajustan el sistema de rociadores y las fuentes de la ciudad para la eficiencia, llevando a un aumento en la conservación del agua en un 25 por ciento ahorrando a la ciudad medio millón de euros al año.

La ciudad de Nueva York ha comenzado a implementar un servicio de banda ancha de alta velocidad para toda la ciudad que se completará en 2025. Dentro de esta área, los funcionarios podrán monitorear los datos sobre la calidad del aire, el tráfico y el consumo de energía.

Londres utiliza la tecnología para ayudar a combatir la congestión y simplificar el aparcamiento. Las autoridades gubernamentales han abierto datos a empresas y proyectos para aprovechar esos datos en la construcción de sus productos.

San Francisco ha implementado un sistema de estacionamiento inteligente para monitorear la ocupación y puede usar estos datos para un sistema de estacionamiento dinámico que ajusta el costo del estacionamiento dependiendo de si los puntos están ocupados o no. Bienvenidos al mundo de los sensores.

¿Los saben nuestros gobernantes, opositores y derivados?

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Los datos y la transformación digital del sector salud. ¿Que supondrán?

Hace unas semanas ofrecí la conferencia 'Noticias que llegan del Futuro' en la clausura de la Jornada sobre Tendencias de la Fundació TIC Salut. Un interesante encuentro del sector sanitario donde se pudieron entrever cuál su futuro inmediato en relación al ámbito social, las nuevas líneas de exploración y asistencia remota, la incorporación de la Internet de las Cosas, la realidad virtual, el avance de sistemas expertos e inteligencia artificial y la automatización de procesos médicos. En esos mismos días acepté la invitación a ser miembro del d-LAB, programa del Mobile World Capital, cuyo primer desafío, que se publicará en pocas semanas, será el de localizar proyectos de transformación de la sanidad a través de la gestión colectiva de datos de salud personales. Sin duda uno de los campos más estimulantes, que mayor recorrido tendrán en los próximos años y que, de un modo absolutamente disruptivo, supondrán el cambio de mayor intensidad de cuantos la transformación digital haya generado hasta la fecha.

Hace unas semanas ofrecí la conferencia 'Noticias que llegan del Futuro' en la clausura de la Jornada sobre Tendencias de la Fundació TIC Salut. Un interesante encuentro del sector sanitario donde se pudo entrever cuál será su futuro inmediato en relación al ámbito social, las nuevas líneas de exploración, la asistencia remota, la incorporación de la Internet de las Cosas en la obtención de datos, la realidad virtual en el entrenamiento médico, el avance de sistemas expertos e inteligencia artificial y la automatización de procesos médicos en hospitales y centros de tratamiento. En esos mismos días, precisamente, acepté la invitación a ser miembro del d-LAB, programa del Mobile World Capital, cuyo primer desafío, que se publicará en pocas semanas, será el de localizar proyectos de transformación de la sanidad a través de la gestión colectiva de datos de salud personales. Sin duda uno de los campos más estimulantes, que mayor recorrido tendrán en los próximos años y que, de un modo absolutamente disruptivo, supondrán el cambio de mayor intensidad de cuantos la transformación digital haya generado hasta la fecha.

Desde el punto de vista personal así lo veo, pero está claro que la salud y la transformación digital viven un momento intenso. Uno de los campos donde mayor será la afectación de tanta tecnología y desde el que la vida de las personas más se va a ver modificado. De hecho, asistimos a un instante histórico en que las soluciones que la tecnología ofrece al mundo sanitario se unen a unas nuevas necesidades de tipo social que no existían hasta hace poco. La diferencia entre la evolución de la salud digital y su impacto con respecto a otros sectores, radica en que en la sanidad las innovaciones que hacen posible tanto avance son muchas, algo que no pasa en otros campos donde la innovación suele estar sujeta a una o dos tecnologías. Incluso el hecho que la población envejezca y requiera de atención cada vez más experta y predictiva sunpondrá un punto de inflexión absoluto. Almacenamiento de datos, inteligencia artificial, procesados expertos, impresión en 3D, telemedicina, monitorización a través de objetos inteligentes, máquinas dialogando entre ellas ofreciendo datos de salud a tiempo real de cualquier persona y control remoto de constantes vitales, serán los 'strong-points' del sector en un futuro inminente.

De todas esas interacciones surge la necesidad del análisis de cuanto vamos a construir. Pacientes y profesionales. Los datos de salud personal suponen para el sistema sanitario su estructura básica. El 35% de los doctores europeos utilizan un recopilatorio de datos para mejorar la atención al paciente, un 31% para reducir costes de atención, un 28% para mejorar resultados y un 22% los utiliza para mejorar la detección temprana. Esta última es la que mayor potencial tiene pues la tecnología nos permite alcanzar rangos de éxito basados en el big data inéditos hasta hoy.

El fondo Rock Health invirtió más de 4.100 millones de dólares en empresas mHealth que desarrollan aplicaciones y dispositivos que recopilan datos personales de un modo automático. En 2017, según la Comisión Europea, de los 3.400 millones de personas con smartphones en el mundo, más de la mitad serán usuarios de aplicaciones de salud que entregarán datos de sus historiales, estado a tiempo real y variables sanitarias.

A diferencia con otros aspectos de la diversificación de datos, de la pérdida de control sobre la emisión y recepción de éstos, en el caso de la salud la ética se encuentra ante una tremenda disyuntiva. Cuanto más datos más posibilidades de detener enfermedades, mejorar predicciones y salvar vidas. La puesta en común de una gran cantidad de datos sanitarios es un producto muy valioso. Por ejemplo, Pfizer gasta 12 millones de dólares cada año en compras de datos de salud.

¿Estas dispuesto a compartir tus datos sanitarios? En este sentido, PatientsLikeMe registró que el 95% de los adultos que encuestaron estarían dispuestos a compartir sus datos de salud para ayudar a los médicos a mejorar la atención. Sin embargo, el 76% de éstos también se preocupan de que sus datos compartidos se pueden utilizar de manera perjudicial.

En ese evento que referencié al principio se trataron muchos aspectos que vinculan tecnología, tendencias y salud. Mi conferencia trató los avances que la transformación digital está integrando en el sector salud. De cómo la Industria 4.0 con su robotización, automatización y desarrollos en impresión 3D, procesos y modelos de capturar datos a partir de objetos conectados a humanos están generando una nueva era en el sector salud. Que el d-LAB del MWC tenga entre sus desafíos este campo tampoco es casualidad. A mi modo de ver, en la salud, como ya pasó en otros sectores, la pregunta que deben hacerse sus profesionales ya no es si ¿me afectará la disrupción? La pregunta debería de ser ¿cuándo me afectará y con que tecnologías?

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Idodi VC, Prensa, Negocio, Startups Marc Vidal Idodi VC, Prensa, Negocio, Startups Marc Vidal

Presencia española entre las 'Europe's 100 hottest startups 2016'

Hace unas semanas una de las publicaciones de referencia y de mayor influencia mundial en temas de tecnología y Nueva Economía, Wired elaboró un análisis de las 100 compañías tecnológicas más interesantes del mundo en base a diferentes ciudades que consideran epicentros del modelo económico digital. A esta lista se le ha denominado como la de las  'Hot Startups' y se centra en las empresas que aseguran hay que tener en el radar inmediato en ciudades como Helsinki, Lisbon, Tel Aviv, Paris, Amsterdam, Stockholm, Istambul y Barcelona.

Hace unas semanas una de las publicaciones de referencia y de mayor influencia mundial en temas de tecnología y Nueva Economía, Wired elaboró un análisis de las 100 compañías tecnológicas más interesantes del mundo en base a diferentes ciudades que consideran epicentros del modelo económico digital. A esta lista se le ha denominado como la de las 'Hot Startups' y se centra en las empresas que aseguran hay que tener en el radar inmediato en ciudades como Helsinki, Lisboa, Tel Aviv, Paris, Amsterdam, Estocolmo, Estambul y Barcelona.

Cada año, preguntan a inversores, empresarios y tecnólogos de toda Europa, que nuevas empresas locales se les considera 'hot startups'. Para el primer listado en 2011 por ejemplo, ya localizaron algunas que luego han significado referentes tecnológicos y de negocio. Entre ellas destacaron por ejemplo Criteo, KupiVp, SoundCloud, la omnipresente WeTransfer o la conocidísima por la saga de Angry Birds, Rovio. Estas empresas estaban en su primeros pasos y llegaron a ser grandes compañías poco después.

La verdad es que ha sido una satisfacción enorme descubrir que entre las seleccionadas hay unas cuantas que conozco muy bien. Por un lado destacan dos startups que están en la cartera del vehículo de inversión Idodi Venture Capital, Deliberry y Heygo, y por otro también figura seleccionada Glovo que pasó por Conector hace un tiempo. El video que acompaña es de la aparición de Deliberry en el programa Economía de Futuro, que estos días se emite en TVE.

Esperamos que el casi centenar de empresas que han pasado por Conector en sus aceleraciones tradicionales o las corporativas, o nuestras otras participadas, como Adictik con un crecimiento exponencial en los últimos meses, LetmeSpace cuya presentación de su nuevo modelo está siendo un éxito y Kompyte que ha iniciado su fase más ambiciosa ya instalados en Estados Unidos, lleguen a ser seleccionadas en el futuro como esas hot startups.

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Economía, Fintech, Inversion, Politica Marc Vidal Economía, Fintech, Inversion, Politica Marc Vidal

La gran noticia que supone el 'Brexit' y las oportunidades que nos brinda.

Si hay un lugar que está muy preocupado por el resultado de la pasada semana en el referéndum del denominado ‘Brexit’ es el espacio conocido como el ‘Silicon Roundabout’ de Londres, la City Tech de la capital británica. Desde que se supo el resultado a favor de abandonar la Unión Europea, la comunidad ‘startup’ y tecnlógica estudia como mantener el talento y acceder al nuevo en el resto del mercado de la UE o, en su derivada, ir buscando otros destinos. Tras varios días escuchando de todo, hablando con mucha gente y leyendo mil reflexiones, mi conclusión es algo distinta al tono general y mucho más optimista que la de muchos analistas

Si hay un lugar que está muy preocupado por el resultado de la pasada semana en el referéndum del denominado ‘Brexit’ es el espacio conocido como el ‘Silicon Roundabout’ de Londres, la City Tech de la capital británica. Desde que se supo el resultado a favor de abandonar la Unión Europea, la comunidad ‘startup’ y tecnlógica estudia como mantener el talento y acceder al nuevo en el resto del mercado de la UE o, en su derivada, ir buscando otros destinos. Tras varios días escuchando de todo, hablando con mucha gente y leyendo mil reflexiones, mi conclusión es algo distinta al tono general y mucho más optimista que la de muchos analistas.

La votación provocó una reacción de alarma en la mayoría de corporaciones tecnológicas que pidieron urgentemente una hoja de ruta que elimine la incertidumbre. Recordemos que la mayoría de startups y empresas disruptivas que tienen sede en Londres precisan de rondas de inversión y confianza en su modelo que muchas veces esta en pérdidas hasta lograr un objetivo que tiene que ver en la captación de usuarios o cuota de mercado por encima del beneficio inmediato. Esa falta de seguridad sobre lo que va a pasar y cuando influirá con seguridad a frenar la inversión y, por derivación, la contratación de talento. En definitiva puede frenar notablemente la competitividad territorial para este tipo de empresas por parte de los británicos.

De momento, por lo que he podido saber, algunas startups importantes que tenían previsto abrir oficina en Londres ya no lo tienen tan claro, además de empezar a mirar a otros centros económicos importantes como Dublín, Goteborg, Berlín o Barcelona. El problema es grave. No se garantizará el libre movimiento de las personas contratadas y eso es un elemento de fricción innegociable para compañías cuyo patrón es la globalidad. Ahí aparece una oportunidad 'competitiva'.

El caso de Irlanda es interesante, pero no el único. Aunque este país va a pasarlas moradas en general por culpa del ‘Brexit’ alguna noticia favorable también tendrá. Es más, la huida británica de Europa, impulsará su cambio de modelo de crecimiento. No obstante, en los próximos años la caída del PIB celta no será compensado por nada y la recesión es algo más que factible. Más de una cuarta parte de la exportación irlandesa se va al Reino Unido. Un cambio en el modelo de cambio puede poner en riesgo este lucrativo acuerdo. Así será. Sin embargo esa exportación está fundamentada en el sector cárnico y el sector primario curiosamente en un país con tanta empresa tecnológica asentada.

Pero por el lado contrario, a Irlanda le puede beneficiar el movimiento legal de muchas startups Fintech que ya empezaban a ver en la capital irlandesa un buen destino incluso antes del ‘brexit’. Digamos que si durante el año pasado 2 de cada 3 nuevos empleos en la isla esmeralda fueron tecnológicos la cosa puede aumentar incluso más aunque habrá que compensarlo con la destrucción de puestos de trabajo que ahora dependen en su totalidad del mercado británico no obstante. 

Pero, ¿y en España que puede pasar? Se ha dicho mucho de las complicaciones y de las dificultades, pero en este punto que yo quiero introducir me aparecen más virtudes que desventajas. Las repercusiones en la economía tecnológica también pueden beneficiar a Madrid y a Barcelona especialmente. Algunas biotecnológicas que tienen sede en Reino Unido ya han comunicado que están pensando repartir su fuerza laboral entre el sur de Europa y/o Estados Unidos. Además admiten que esperan que los fondos norteamericanos de inversión biotecnológica se centren en premiar a las startups y corporaciones de este tipo que tengan un plan para ubicarse en territorios europeos estables. Aquí juega un gran papel la estabilidad que se logre en España y Catalunya lo antes posible.

Seis meses sin gobierno se han ventilado medio punto del crecimiento previsto en España. Esto va rápido y el mundo actual no permite que te duermas. No hacer nada sirve para ganar elecciones pero no para mejorar las expectativas de un país. Desgraciadamente los deberes que tiene que hacer España son enormes y veremos si en paralelo podemos aprovechar una oportunidad de modular un nuevo modelo laboral, de crecimiento y más tecnológico.

Las opciones existen y el ‘brexit’ es una buena noticia para startups y empresas tecnológicas que están ubicadas fuera del Reino Unido y una tremenda oportunidad para las capitales más tech del continente. Es nuestro momento. Especialmente para Barcelona, Berlín, Goteborg, Dublín, Ámsterdam, Helsinki, Madrid y probablemente París.

He leído que la City tiene listo un plan de contingencia para evitar que se produzca una fuga Fintech. Lo dudo. Es cierto que Londres ha crecido en los últimos años para convertirse en un importante centro de nuevas empresas europeas Fintech, pero la dependencia del capital riesgo no les augura un buen espacio de desarrollo ahí. Si los inversores se enfrían ante las dificultades que va a significar todo el proceso de divorcio, éstos se animarán en invertir en aquellas que tengan un plan de salida razonable y serio.

No hay mal que por bien no venga. Estaría muy bien que sus señorías pactasen rápido o lo que quieran, la clase empresarial, los agentes más conocedores del sector startup y tecnológico y, en definitiva, todo el tejido industrial vinculado a las nuevas tecnología y quienes tienen capacidad de decisión, se pusieran manos a la obra para generar ese escenario de acogida y la hoja de ruta consiguiente. Una fiscalidad favorable, un modelo de soporte, una facilidad de contratación, beneficios a la inversión externa y eliminación de toda fricción legislativa serían clave. Hay tiempo, poco, pero hay.

En mi caso, y a pesar de que me traslado a Barcelona en los próximos meses, trabajaré con el IDA en un programa que precisamente va a trabajar en este escaparate que atraiga inversión, talento, tejido y desarrollo. ¿En España nos vamos a quedar pensando que las cosas se hacen solas? La mayoría de casos que he conocido desde el pasado jueves de empresas que están en ronda de inversión en series avanzadas A o B dicen lo mismo: ‘se nos ha complicado seriamente nuestra viabilidad a corto y medio plazo. Estamos pensando en irnos pues nos lo aconsejan nuestros inversores. ¿A dónde?

El dinero es miedoso, quedó claro el viernes en las bolsas. El dinero inversor quiere las cosas tranquilas y claras. El venture capital seguirá disponible pero lo hará en empresas que estén en escenarios estables. Es una oportunidad única para modular un espacio atractivo en otros países. Es la gran oportunidad española, y si me apuras, ‘la gran oportunitat de Barcelona’.

Quedarán elementos que se verá cómo se aplican en el Reino Unido en los próximos meses como las leyes de privacidad que se deriven de la que la UE aplicará en 2018. Si el Reino Unido no se acoge a dicha nueva regulación puede que la UE bloquee el almacenamiento de información de los europeos en los centros y empresas digitales británicas lo que complicaría mucho todo. Esa irregularidad permite seguir viendo poco claro el futuro. Aunque al final lo dispongan, lo acepten, no lo sabremos en breve por lo que si nos damos prisa nos adelantaríamos a cualquier decisión si cabe.

Ellos se han querido ir. Es dramático pensar que las generaciones de mayor edad han decidido irse de Europa, el futuro fuera de Europa de las generaciones más jóvenes. Es terrible pensar que los ciudadanos con menos futuro físicamente hablando son los que han hipotecado definitivamente el de los que sí lo tienen. Sin embargo la situación es la que es y en esto de los negocios y la socioeconomía no sirve lamentarse. Unos se van y otros seguimos. Aprovechemos la situación en lugar de quejarnos y lamentarnos del desastre que anuncian muchos.

No hubo ningún descubrimiento sin pasar por océanos violentos y está claro que cuanto más tarden los británicos en decidir si abrazan la legalidad europea o definen una propia muy distanciada de la nuestra, mayor será la oportunidad de ofrecer expectativas al sector tecnológico mundial ahora ubicado en Londres o que tenía pensado ir allí. Es nuestra oportunidad.

Obviamente esto no es fácil ni barato. Las acciones de las grandes corporaciones cayeron y seguirán cayendo aunque en menor medida durante algún tiempo hasta que empiecen a recuperarse al ver que no se acaba el mundo todavía. Tardará en equilibrarse todo pero lo hará. El 90% del sector tecnológico se opuso al ‘Brexit’ lo que evidencia que saben que no es una buena noticia. No lo es en términos de talento pues las barreras migratorias serán un problema, las barreras comerciales creará incertidumbre en el ‘hub’ logístico británico afectando a Amazon especialmente que tendrá que replantearse su estrategia europea totalmente, en la aplicación de la ley de datos o las de desarrollo de plataformas de economía colaborativa que quedan a expensas de normativas distintas.

En definitiva, tras hablar y tratar el tema en Londres el pasado viernes, en Dublín el sábado y hoy, que estoy en Belfast, ya he desayunado con ello, tengo la sensación que hay más oportunidades que accidentes. El problema es el de siempre, la hoja de ruta y las prioridades. Si nadie pone el acento en lo que puede ser bueno de todo esto para otros países nos seguiremos lamiendo las heridas analógicas y dejaremos pasar una oportunidad de acelerar el crecimiento de la economía del conocimiento en nuestros países.

El Brexit no va a ser inmediato. El primer ministro David Cameron indicó el viernes  que esto va para largo. Junkers quiere que sea rápido. Yo espero que se lento, cansino. Cuanto más tiempo dure la incertidumbre mejor para nosotros. Al revés de lo que escucho, Europa se irá adaptando a esa incertidumbre. Si cada país se pone en guardia y define una política conjunta y definida para adaptarse a una UE sin el Reino Unido los efectos serán menos duros de lo que se nos anuncia. En cambio, cuanto más tarden en irse y durante más tiempo los mercados, los inversores y los creadores no tengan claro como acaba el tema en el territorio británico, menos ganas de invertir y desarrollar. Ellos lo decidieron, es lo que hay.

Ahora nos toca, tras el susto, aprovechar que el portero se ha quedado con dos defensas y nosotros tenemos tres atacantes. No es fácil, pero es factible. Me niego a verlo medio vacío ni medio lleno, lo sigo viendo por llenar. Hemos pasado un etapa económica devastadora. No viene de otra, pero a ver si esta vez, la aprovechamos para construir algo mejor y no sólo para quejarnos.

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Economía, Politica, Sociedad Marc Vidal Economía, Politica, Sociedad Marc Vidal

De la pequeña política no se puede esperar estrategia, sólo táctica.

Mientras sus señorías vuelven a poner la maquinaria electoral que seguramente nunca pararon, el país sigue exigiendo de políticas activas que lo sitúen en la senda competitiva con urgencia. La Cuarta Revolución Industrial empezó con timidez hace unos años, se vive intensamente en la actualidad y se impondrá con dureza en breve. Lamentablemente en la agenda de quienes tienen el mandato de coordinar políticamente ese tránsito siguen a la suya

Mientras sus señorías vuelven a poner en marcha la maquinaria electoral que seguramente nunca pararon, el país sigue exigiendo de políticas activas que lo sitúen en la senda competitiva con urgencia. La Cuarta Revolución Industrial empezó con timidez hace unos años, se vive intensamente en la actualidad y se impondrá con dureza en breve. Lamentablemente en la agenda de quienes tienen el mandato de coordinar políticamente ese tránsito siguen a la suya.

La pequeña política, que suele ser la misma que la de los políticos pequeños, sigue estancada e impidiendo que el curso de la gran política y de las decisiones estratégicas llegue a ningún punto.  Los días pasan y todo va directo a un muro de contención que de momento se llama elecciones y en unos meses será ‘pacto de estado’. Contención a muchas cosas, pero fundamentalmente a la responsabilidad que tienen todos ellos en no haber sido capaces de acordar ahora lo que acordarán después. Exclusivamente porque en su aritmética mezquina siguen viendo un puñado de escaños más en la repetición de las elecciones.

El paréntesis de acción política lo pagaremos caro. Mientras el mundo se detuvo en un lugar llamado España, en el resto del Universo siguió girando. El coste que ha tenido detenerlo todo desde el punto de vista estratégico y dejar que la táctica impregnara la acción de gobierno (y oposición si la hubiere), no ha hecho más que permitir que se refuercen modelos económicos que deberían seguir enterrados y a la vez ha permitido que los emergentes sigan sumergidos. Hablo de cómo el sector inmobiliario vuelve a repuntar y cómo el apoyo al cambio de modelo productivo vinculado a las nuevas tecnologías sigue estacado.

El sector de la construcción sigue creciendo. Se firman más de 300 mil hipotecas al año y aunque ha moderado su incremento este se sitúa por encima del 3,5%. A la vez, la inversión en nuevas empresas se estanca. El capital riesgo, la gasolina que debe impulsar el motor de un cambio de modelo, se muestra reacio a entrar en España como anunciaba hace unos años.

Una encuesta en LinkedIn mostró un aumento de casi el 36% en la migración tecnológica a países que están abocados a ese cambio de modelo. En nuestro país ese flujo está estancado a pesar de ser un destino que desde hace años se situaba entre los prioritarios. La inseguridad económica, la falta de perspectiva global y la oscuridad aparente de lo que va a ser el futuro político no hacen más que entorpecerlo todo.

No se trata de quien gobierna sino de que lo haga alguien y que tenga claras las líneas maestras que deben situar nuestro país en el tren que cambiará el mundo. Convertir algunas zonas del país en ‘regiones inteligentes’ es algo más que construir polígonos o ‘siliconvaleis’ de juguete. Se trata de generar tejido empresarial digital, transformar procesos administrativos y generar confianza a quienes deben apostar su dinero en ello. La transferencia tecnológica entre universidad y empresa es muy escasa todavía y de ello es responsable fundamentalmente quien debe tender puentes, financiarlos y estimularlos.

Algo estaba cambiando hasta hace poco en España. Se había intensificado de manera inédita la estimulación por una nueva economía que debía abrir las puertas del futuro a toda una generación. De momento esa puerta sigue medio abierta. La parálisis política y la minúscula gestión que la acompaña no permiten que se abra de par en par. El mundo empresarial vive en paralelo a todo esto muchas veces pero lo mira de reojo. Cierto que aunque a la política no se le espere, es importante para garantizar programas concretos que den apoyo y tranquilidad al mundo económico. El que tiene que ver con la innovación es mucho más sensible a esos elementos pues precisa de transmitir confianza al exterior por estar en sectores disruptivos dónde es difícil demostrar con un 'track record' la viabilidad de algunas cosas obviamente.

Asturias, Barcelona, Madrid, Valencia, Andalucía o Euskadi son escenarios donde hay gente y proyectos que pueden competir en cualquier contexto internacional. Sólo precisan de ayudas, ecosistemas, capturar talento exterior en muchos casos y capital inteligente. De momento estas expectativas cuando se cumplen son anecdóticas y no un ‘modus vivendi’ de las mismas. De vez en cuando una startup alcanza los titulares por una gran operación corporativa, pero eso no es más que fuegos artificiales dentro de un espectáculo general bastante previsible. Necesitamos que suceda con normalidad y que no exija de grandes titulares porque, en definitiva, vaya convirtiéndose en el modelo tradicional. 

¿Que quiero decir? Por ejemplo, España es líder mundial en cocina. Los mejores chefs del mundo nacieron aquí pero no tenemos más que la creatividad de todos ellos que ya es mucho. Sin embargo la tecnología llegará a su sector de un modo que seguramente no imaginamos. ¿Quién está trabajando en ello? ¿quién está dando apoyo a las empresas tecnológicas que trabajan en campos como ese? ¿qué transferencia tecnológica se está produciendo entre formación y empresas? ¿cómo afectará a la restauración la impresión 3D de comida?

En el sector turístico no toda la innovación va de la mano del ‘big-data’, sino que hay que tener en cuenta la robotización del servicio. ¿quién está en ello? ¿cómo se les asesora? ¿cómo se vincula la calidad y la automatización? Hay más ejemplos y sectores donde España es líder y no se está trabajando de manera estratégica y el tiempo pasa inapelable.

Barcelona, como capital mundial de la tecnología aplicada en ‘mobile’ tiene una aureola en ese sentido que se puede apagar sino se genera valor. No se trata de permitir la creación de miles de ‘apps’ sino de estructurar un modelo de investigación, desarrollo y ejecución comercial de muchos elementos. Realidad Virtual y Aumentada, socialización de plataformas, vinculación con la IoT o las ciudades inteligentes. Se trata de algo más que de anunciar planes, se trata de ponerlos en práctica y de manera consensuada y estratégica.

Crear regiones inteligentes no es solo poner sensores en cada semáforo o un cerebro capaz de estructurar el tráfico en base a ello. Hablamos de disponer de gobierno electrónico, de publicar datos abiertamente y de fomentar la economía colaborativa. Para ello hay miles de maneras de utilizar nuevos modelos económicos vinculados a nuevas empresas que piden a gritos poder ejecutar sus extraordinarios proyectos. Sino les damos salida en casa para que demuestren lo que son capaces de hacer difícilmente lograrán inversiones desde fuera.

Hablamos de mejorar una sociedad, de hacerlo desde el uso de la tecnología y a partir de lo que esta ofrece. Pero también de que la clase política lo entienda o se deje asesorar. No es obligatorio que sus señorías sepan de esto al detalle pero es imprescindible que piensen que los tiempos avanzan de forma exponencial. Lo que hace una semana era 1, ayer fue 2, hoy es 4, en unas horas 16 y mañana 256. Es urgente que dejen de lado la política de juguete y pasen a la acción política de verdad, la que debe generar los factores necesarios para que nuestra sociedad no las pase putas otra vez.

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Economía, Innovación, Ireland, Proyectos Marc Vidal Economía, Innovación, Ireland, Proyectos Marc Vidal

'Smart Regions' y políticas activas para afrontar el futuro.

Me pedía un amigo que explicara algo de cómo podría un gobierno afrontar el momento actual y de cómo una país, región o ciudad, abrazar ese futuro tecnológico y revolucionariamente digital que vivimos. Os traigo un ejemplo que vivo de cerca y que es, sin ser perfecto, significativo e inspirador. 

Me pedía un amigo que explicara algo de cómo podría un gobierno afrontar el momento actual y de cómo una país, región o ciudad, abrazar ese futuro tecnológico y revolucionariamente digital que vivimos. Os traigo un ejemplo que vivo de cerca y que es, sin ser perfecto, significativo e inspirador. La revolución industrial en la que estamos sumergidos, la cuarta, la nueva o la última, llámenla como quieran, el nominativo definitivo lo pondrán nuestros nietos, es algo que en algunos lugares se está teniendo en cuenta y en otros se está dejando pasar. El pasado lunes destacaba cómo Europa, ante ese dilema, no se está tomando la vía adecuada. Pero no toda Europa espera, hay una que se sí se ha subido al tren.

La clave de todo responde a algo más que las ‘smart cities’, tal vez, y en eso si que hay un avance significativo, deberíamos hablar de ‘smart regions’, algo mucho más acorde con lo que realmente significa un proceso de cambio como el que vivimos y un encuentro real con la transformación del territorio y de sus activos principales que supone.

Parece que todo gira entorno a ‘las ciudades’. De San Francisco a Berlín, de Barcelona a Dublín, de Dubai a Boston. Da igual, el futuro tecnológico parece ligado sólo a un territorio localizado en una ciudad por compleja y grande que ésta sea. Y tiene sentido pues las ciudades con el futuro en innumerables aspectos pues acudimos a ellas en masa y son redes socializadas que permiten la interacción de los exponentes de esa modernidad que comentamos cada día. Internet de las Cosas en ciudades inteligentes, socialización y economía compartida, impresión dimensional que precisa de puntos de recogida, automóviles automatizados o gestión de datos masiva de cuanto hacemos sus habitantes.

Hoy escribo desde Cork, segunda ciudad de Irlanda y dónde Apple tiene su HQ europeo con miles de trabajadores ubicados en un edificio situado pocos minutos de la ciudad. Lo digo porque si algo me ha sorprendido del modelo de crecimiento tecnológico de este país es el esfuerzo gubernamental de extenderlo en todo el territorio. No son palabras, acaban siendo hechos. Los ecosistemas de tecnología identificables han dejado de ser monopolio de Dublín, Belfast, Galway, Limerick o el mismo Cork. Es muy significativo como el esfuerzo radica ahora, con el plan Irlanda 2015-2017, darle mayor contenido y profundidad a todo ese cambio que se viene gestando hace años y que ahora requiere de implantarse de manera genérica en toda la isla.

El tamaño ayuda, pero no es sólo eso. Se trata de potenciar un modelo productivo y hacerlo de manera integral en todo un territorio, de permitir el acceso a la banda ancha y a un precio reducido, de comprometerse desde la administración con lo que supone impulsar startups que precisan de un recorrido muy distinto al de las empresas más tradicionales y que pueda, en definitiva, ir ocupando cada vez más espacio un modelo productivo tecnológico, sostenible y vinculado al conocimiento.

Sabemos que el futuro depende de que podamos atender a un mundo sin empleo generando nuevos más ‘humanos’, más creativos, menos orientados a lo repetitivo o a lo que cualquier automatismo pueda hacer y para ello hay que trabajar duro en como se define un entorno propenso a esos cambios y permeable a ese progreso.

Las ciudades están muy bien, de hecho sirven para exponer claramente una marca ligada a un territorio, pero el problema es cuando se queda en eso. Aquí hablo de Barcelona y todo la vincula a la tecnología móvil y al turismo de ciudad. Si pregunto por Catalunya es mayoritaria la relación con las playas o las pistas de esquí. Está bien que así sea, pero ¿es eso síntoma de que el trabajo por una Smart City sólo está enfocado en la capital y se ha dejado de lado lo que podría ser una Smart Region? Tengo el convencimiento que es así y que eso es replicable a infinidad de lugares de España y de Europa.

Israel es una ‘smart region’, Irlanda está trabajando en ello. Algunos Landers alemanes también. Van más allá de una ciudad y su radio de influencia, se trata de derramar conocimiento a lo largo de un territorio amplio para ir preparando el futuro, un futuro que se nos viene encima sin miramientos.

Estoy invitado a trabajar en los próximos meses en el proyecto que comentaba. Es especialmente estimulante pensar que vamos a aprender mucho los participantes de cómo un entorno concreto puede convertirse en un hervidero de innovación. Vamos a conocer más de lo que venimos a explicar. Estoy seguro.

Este plan, que ofrecimos explicar a diferentes administraciones españolas, es puro futuro inmediato. Algún día comentaré las respuestas de cada uno, define muy bien el papel que juegan nuestros ‘líderes’ y la visión que tienen de ‘lo que hay que hacer’. El diseño de un programa integral que implica aquí a todo el mundo y que se ha diseñado con el firme propósito de convertir una región con opciones en la economía digital en una región inteligente para que abrace el futuro con entusiasmo en lugar de hacerlo con miedo.

Cualquier país que quiera definir zonas inteligentes precisa multiplicar sus esfuerzos técnicos y prácticos. Es momento de abandonar discursos repletos de tópicos. En época electoral que parece no acabar nunca, es incluso peor. De verdad es desesperante a veces ver como todo pasa y no pasa nada. Como las oportunidades se desvanecen y nadie toma decisiones o pone en marcha acciones que puedan arrancar el motor.

Esto no va de discutirse, pronto no habrá nada por lo que discutir. Esto sigue siendo un tema de planificación y acción. El caso que más claramente habla de lo que quiero decir vuelve a poner en punto de comparación donde nací y donde vivo. El presidente de España lanzaba una soflama de vergüenza ajena asegurando que creará 3 millones de empleos sin aportar ni una sola herramienta o plan sostenible que pueda soportar eso. Mientras este hombre que la historia juzgará como lo hará con Zapatero y derivados, sustenta su potencial ‘recuperación’ económica y creación mágica de empleos en empleos puramente vinculados a lo de siempre, a lo que a medio plazo no serán empleos sino estatuas en el caso de lograrlo, en otros lugares se asume que el empleo del futuro sólo puede ser creado en entornos tecnológicos o de conocimiento con valor añadido.

Rajoy aportaba sus 3 millones en un país de 50 y que intuimos no van ligados a ninguna revolución tecnológica. No nos aportó nada al respecto por lo menos. Enda Keny, primer ministro irlandés, con decenas de decisiones erróneas en su mandato, con un buen número de problemas sociales que solucionar y con múltiples conflictos que provienen de la austeridad impuesta desde la UE, aportó sólo 40.000 empleos que dice piensa crear en un país de 5 millones.

A simple vista parece poco, pero la diferencia radica en algo más interesante. Definen claramente cómo se debe afrontar el modelo de creación de empleo y su espacio real que puede ocupar en un momento de la historia más parecido a la Revolución Industrial que a época de Postguerra.

1. El gobierno de Irlanda presenta ese plan enfocado a crear empleos en una zona amplia y concreta del país. Cork y Kerry deberán acomodar esos empleos bajo la filosofía ‘smart region’. Para ello el programa vincula a todo Dios, incluidos algunos que venimos de fuera. El programa lo contempla todo.

2. Vincula ese empleo a la creación de la Universidad Tecnológica de Munster donde la creatividad multimedia generen los recursos necesarios para las empresas vinculadas al plan.

3. No se olvidan del problema de la sostenibilidad. El talón de Aquiles del futuro automatizado y del progreso inmediato. Para ello se incorpora en todo el territorio miles de dispositivos IoT listos para gestionar masivamente tráfico y servicios públicos vinculados a las nuevas empresas.

4. Se asume desde el minuto uno que los empleos no especializados en tecnología, creatividad o innovación, serán residuales. Construcción y servicios podrán ser asumidos por los que ya lo hacen actualmente y se focaliza en que el empleo del futuro sólo puede ser creado en ‘nuevas profesiones’ que se determina crear en ese nuevo entorno inteligente. Es decir, se constata que en un mundo con cada vez menos empleo humano, si queremos empleo hay que inventarlo y no esperar alguna ‘recuperación’ mágica que no se va a producir con la intensidad necesaria.

5. Las startups y las pymes serán el tejido básico de ese modelo. Se obliga a las grandes compañías instaladas en el territorio a implicarse en el nacimiento y crecimiento de las nuevas otorgando líneas de colaboración entre ambas que beneficien a las más débiles. El tejido tecnológico debe ser transversal.

6. Asumen que el comercio electrónico es el modo de compra y venta inmediato. No se prepara ninguna política activa para potenciar el comercio de siempre sino que todo se encamina en ofrecer un camino digital a todo el que venda algo. Sin costes, pagado, sin fricción. El gobierno asume que si ahora les pagan lo que vale estar online a todos a medio plazo los ingresos por impuestos crecerán, si no lo hacen, muchos desaparecerán. Es como invertir en futuro.

El plan es interesante, sólo es uno de tantos, pero es un ejemplo de cómo se puede trabajar en algo que se puede definir ‘smart region’ pero también, sencillamente, conquistar la Nueva Economía y con el menor impacto social posible. Esto no va de crear empleo, va de crear futuro.

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Ireland, Negocio, Startups Marc Vidal Ireland, Negocio, Startups Marc Vidal

Zytto Socks abre su primera Pop Up Store en Barcelona.

Si estás por Barcelona, durante toda esta semana, una de las empresas en las que he invertido, la marca irlandesa de calcetines de colores atrevidos y elegantes que yo mismo utilizo, Zytto Socks, estarán expuestos en su primera tienda Pop Up en el barrio de El Born de Barcelona. Concretamente podrás localizarnos en el espacio in.vysible de la calle Portal Nou, 48.

Si estás por Barcelona, durante toda esta semana, una de las empresas en las que he invertido, la marca irlandesa de calcetines de colores atrevidos y elegantes que yo mismo utilizo, Zytto Socks, estarán expuestos en su primera tienda Pop Up en el barrio de El Born de Barcelona. Concretamente podrás localizarnos en el espacio in.vysible de la calle Portal Nou, 48.

En un espacio conceptual pensado y dedicado al color. A pesar de que se pueden comprar en el mismo espacio, esta Pop Up está pensada como un divertido juego sobre el buen humor y lo cotidiano. A cada paso Zytto pretende que camines siempre ofreciendo tu mejor humor. Simulando una ‘corrala’ los ‘socks’ se cuelgan de balcón a balcón recuerdan aquello de ‘muéstrame la ropa que tiendes y te diré como eres’. Si tus calcetines son de colores, es que te tomas la vida con alegría y algo de incorfomismo.

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Zytto Socks es una de las marcas que se han lanzado desde la factoría de ecommerce asentada en Dublín en la que hemos invertido este año. Nació en septiembre de 2014 y vendiendo mas de 10.000 pares de calcetines. Pretende automatizar procesos dando respuesta al modelo analógico de ventas. En otro post os explicaré que hace de nuevo y cual es el modelo y progreso del proyecto realmente.

Aunque muchos clientes masculinos aseguran que quienes se ponen sus Zytto Socks en cuantos los ven son sus parejas, no están pensados ‘unisex’ por lo que en breve saldrá una colección para chicas. El diseño es irlandés, la fabricación europea y responden al deseo de su creadora Lara Oliveras de transformar un producto básico y sencillo que normalmente no toma el protagonismo y expresividad que merecen. Si vienes igual nos vemos.

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Eventos, Proyectos, Sociedad Marc Vidal Eventos, Proyectos, Sociedad Marc Vidal

Participar en la transformación digital del Arte

Hay proyectos en los que da gusto participar. Estos días IDODI está volcado en la Primera Muestra Simultánea de Arte Digital que busca promocionar y acercar al público en general los nuevos creadores en este estimulante campo artístico. Nos han encargado establecer la visión sobre el consumo del arte a la vez que gracias a nuestra empresa hermana Myopia hemos aportado una ‘PopUp’ en pleno corazón artístico de Barcelona donde se puede asistir a la primera exposición de arte vía ‘código QR’. Os aseguro que no os lo podéis perder por lo divertido, estimulante e innovador que supone.

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La transformación digital que vive nuestra sociedad se aplica en todos los campos. Economía, sociedad, política y, por supuesto, arte. No es más que un elemento, que en épocas en las que se levanta el pie del acelerador, se agradece y puede ser muy nutritivo. Mi pasión por mostrar los caminos que llevan al futuro inminente no se reproduce en este tipo de proyectos en los que tenemos la suerte de ser solicitados. Como dice el CEO de Idodi, ‘el arte digital que vemos en esta muestra no es más que una esquina de esa enorme ciudad que supone el futuro, más social, más conectado y absolutamente digital’.

Artinpocket, el espectacular Convent de Sant Agustín, la empresa Blanz e IDODI a través de este proyecto queremos ser motor y estímulo de las transformaciones que en la creación, difusión y exhibición del arte se están pudiendo generar.

Ver como una muestra de arte juega con la Internet de las Cosas y a su vez lo vincula al razonamiento de cuanto somos como especie, generación o individuo me parece excusa suficiente para gastar una tarde de verano y acercarse a cualquiera de los 20 locales donde se acogen exposiciones de tipo simultaneo. La actividad fusiona ocio, cultura y patrimonio para ofrecer una experiencia innovadora en torno al Arte digital en Barcelona. Además un concurso permite a los usuarios interactuar en las redes sociales puesto que, paralelamente la muestra, se puede seguir de forma interactiva mediante la web artdigitalbarcelona.com.

Todo ello se ve representado en esta Primera Muestra de Arte Digital de Barcelona y es por eso que se decidió presentarlo como una exposición simultánea en espacios y edificios de referencia de la ciudad Condal. La muestra nace con el objetivo de ofrecer al público la posibilidad de descubrir y experimentar con el arte digital en entornos a priori fuera del circuito expositivo tradicional de arte. Ocio, cultura y patrimonio se fusionan para ofrecer una experiencia innovadora en torno al Arte digital en Barcelona.

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Innovación, Personal, Proyectos, Startups Marc Vidal Innovación, Personal, Proyectos, Startups Marc Vidal

Invertimos en popplaces.com

El criterio que sigo para atender proyectos y startups donde invertir sigue siendo el mismo desde hace unos años. Por un lado la escalabilidad, por otro que sean un modelo tecnológico basado en el long tail o similar y finalmente que dispongan de poca fricción en el coste para el cliente final. A estas características estoy sumando últimamente que también ofrezcan respuestas a lo que llamamos ‘sociedad del futuro’, aquella que actuará o se relacionará dando soluciones donde hasta la fecha ni tan siquiera se había identificado la oportunidad. En ese último punto sobretodo se encuentra mi última entrada como inversor

El criterio que sigo para atender proyectos y startups donde invertir sigue siendo el mismo desde hace unos años. Por un lado la escalabilidad, por otro que sean un modelo tecnológico basado en el long tail o similar y finalmente que dispongan de poca fricción en el coste para el cliente final. A estas características estoy sumando últimamente que también ofrezcan respuestas a lo que llamamos ‘sociedad del futuro’, aquella que actuará o se relacionará dando soluciones donde hasta la fecha ni tan siquiera se había identificado la oportunidad. En ese último punto sobretodo se encuentra mi última entrada como inversor.

La startup PopPlaces.com, de la mano de Karen Prats, es la primera plataforma que pone en contacto a propietarios de espacios en desuso con marcas que quieran utilizarlos para realizar toda clase de eventos ‘pop up’. Digamos que PopPlaces.com es el primer Marketplace de alquiler de espacios por días y eso de ser ‘el primero’ en algo ya me interesa.

PopPlaces, que ha disfrutado de la ventaja que le supone ser una de las elegidas en el primer programa Conector Barcelona, se creó con un capital semilla aportado por los propios socios fundadores. Ahora han cerrado su primera ronda de financiación en la que, de la mano de idodi, hemos entrado de manera importante. Como siempre, mi entrada en cualquier proyecto lleva implícito mi interés por aportar algo más que dinero y en este caso me parece muy interesante la clarísima opción de replicar el modelo en Europa y Latinoamérica.

 

La idea de PopPlaces surgió cuando unos emprendedores que ya montaban pop-ups o tiendas físicas efímeras y vieron un nicho de mercado en este tipo de alquiler, que ya existe en Estados Unidos, Reino Unido, Holanda y Francia. La idea es que cualquier espacio sea susceptible de alquilarse, desde un restaurante, cualquier tienda, un barco, locales a pie de calle o fábricas abandonadas. Las Galerías Maldà –con más de 40 espacios vacíos– y los barcos de Marina Estrella han sido los primeros en apuntarse al proyecto y podrán acoger todo tipo de eventos visto y no visto, en una iniciativa que también apoya el Ayuntamiento de Barcelona, cuyos representantes asistieron aa la presentación oficial de PopPlaces.com en Barcelona Activa. La prensa se ha hecho eco de manera muy importante.

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Personal, Startups Marc Vidal Personal, Startups Marc Vidal

Startups y aceleradoras

Es cierto que en momentos de mutación social y económica, donde los dramas se acumulan sin descanso ni criterio, hablar de modernidad, tiempos futuros y de vanguardia tecnológica agota. Sin embargo no hay otra. Crear empleo pasa por crear empresas pero también por entender que no todo el empleo que crearemos será como el que ahora consideramos.

Es cierto que en momentos de mutación social y económica, donde los dramas se acumulan sin descanso ni criterio, hablar de modernidad, tiempos futuros y de vanguardia tecnológica agota. Sin embargo no hay otra. Crear empleo pasa por crear empresas pero también por entender que no todo el empleo que crearemos será como el que ahora consideramos.

Ahora toca impulsar proyectos, sin descanso, sin mirar atrás y pensando sólo que lo que nos queda por hacer es mucho más que lo que llevamos hecho. Sólo así es factible darle al vuelta a este barrizal. Si consideramos que todo aquello que crece es una burbuja peligrosa estaremos cayendo, esta vez, en un error. Comparar edificios repletos de nada con tecnología aplicada puede ser fatídico.

Yo defiendo invertir en empresas. Lo aconsejo y lo practico. Invertir en empresa como motor de cambio, como elemento estructural para la metamorfosis de un modelo de crecimiento que se paró hace unos años y que da síntomas de querer arrancar. Ahora toca inversión corporativa, invertir en empresa. Si queremos una sociedad vinculada al valor añadido, una economía innovadora y del conocimiento, también le toca a la sociedad empujar. No lo hará nadie por nosotros. Apostar por empresas de base tecnológica, para que desde abajo puedan crecer rápidamente y ofrecer empleo a miles de personas con capacidades digitales, puede ser la puerta de salida a tanto sofá social.

Es cierto que la situación que vive España ha provocado, por derivación, un aumento del emprendimiento. Sea por una cosa u otra la cuestión es que se ha producido y bueno sería aprovechar el curso de este rio complejo. Una explosión que se refleja en muchos campos y en los que por suerte vivo de cerca. Uno de los indicadores más potentes para determinar por donde va todo esto sería el número de aceleradoras privadas que se han creado en España en los últimos años. Aceleradoras vinculadas e un modelo de empresa startup que innova y se establece en el ecosistema tecnológico y de valor añadido que puede cambiar nuestro entorno socio económico en los próximos años.

En apenas 4 años de desaceleración ‘crisis/recesión/depresión/nacimiento’ se han fundado más de tres decenas de aceleradoras de capital privado para startups en nuestro país. Poco a poco se instala un modelo que en las principales economías del mundo son una realidad transformadora hace tiempo. En Europa ya contamos con más de 250 y en Estados Unidos hay dos centenares. Esta claro que esto no es un modelo transitorio porque su funcionamiento fusiona todos los complementos formativos, económicos, de acompañamiento e implicación por parte de complejos entramados de relaciones, estímulos y dinámicas para el éxito.

En España ya estamos por delante de Francia o de Alemania y solo nos supera Inglaterra que tiene medio centenar de aceleradoras actualmente. Es interesante destacar que países que están combinando muy bien vanguardia, crecimiento económico y políticas anti cíclicas tienen muchas aceleradoras de startups de capital privado activas. El ejemplo más notable sería Israel con 44 o Irlanda con 22. En nuestro país contamos con 38 a fecha de hoy.

Entre esas aceleradoras españolas existe una en la que soy socio: Conector. En Conector Startup Accelerator ya hemos dado inicio a la 1a edición del programa de aceleración, formación y acompañamiento a proyectos digitales que tendrá lugar entre Diciembre 2013 y Mayo 2014 en las oficinas de Barcelona y en el que participarán 6 proyectos de emprendedores.

Los seis proyectos han sido escogidos de entre un total de 122 mediante un apasionante proceso de selección. Aquí os dejo los ganadores:

Iberuss, e-commerce que conecta productores de alimentación artesanal con clientes europeos y ofrece servicios de turismo gastronómico en España.

Lynber, plataforma tecnológica que permite a los clientes la personalización de productos de moda y complementos. ()

Oh!MyCoder, un nuevo concepto de agencia de medios donde el consumidor es recompensado por crear contenido de calidad convirtiéndose en el protagonista de la marca.

Patchworks, App para iPad llamada Conductr que funciona como controlador del software de referencia para la producción musical, Abelton Live. ()

Pop Places, market place donde los comerciantes alquilan sus tiendas por días a las marcas. Pop Places se dedica a encontrar y gestionar las mejores localizaciones para sitios pop-up.

Soonon, el punto de encuentro social de los jóvenes solteros. Crea planes instantáneos de 140 caracteres en tiempo real y encuentra a alguien para quedar cerca de ti.

A través de diferentes programas de aceleración ayudaremos a un mínimo de 15 proyectos de emprendedores cada año. Las startups acabarán el curso con una estancia en Sillicon Valley visitando el ecosistema emprendedor americano y durante el próximo año 2014 lanzaremos nuevas aceleradoras en otras ciudades, como Madrid, Dublin, México DF, Bogotá o Santiago de Chile. Además iniciaremos procesos de aceleración verticales seleccionado proyectos innovadores en diferentes ámbitos sectoriales, no sólo vinculados al mundo de Internet y Nuevas Tecnologías.

Por intentarlo que no quede. Como decía Michel Jordan, puedo perdonarme fallar, pero no haberlo intentado.

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PARA PYMES Y GRATIS (II)

El próximo viernes en Granada, el lunes en Barcelona y el miércoles en Madrid, Cink, de la mano de Fundación Banesto, ofrecerá cursos gratuitos sobre redes sociales y sus implicaciones prácticas en negocios. Nuestra voluntad es honesta, y busca acercar las implicaciones de este tipo de herramientas a las pymes. Sin artificios, sin humo, con ejemplos y con método. Este tipo de encuentros se repetirán en otras ciudades de España en breve y, en cuanto sepa lugares y fechas, os informaré puntualmente. La sesión de la semana que viene está dirigida a emprendedores y empresarios de pequeñas y medianas empresas que deseen escuchar un discurso claro y cercano, que se entienda y que se pueda trasladar al día a día económico. Durante 4 horas, y con el apoyo de EmprendedoresTV, una plataforma impulsada por la Fundación Banesto en colaboración con el Ministerio de Industria, Telefónica y ESADE, Cink te ayudarán a entrar en esos entornos que parecen, y no lo son, propiedad de grandes compañías. Si estás interesado, inscríbete indicando nombre y apellidos, DNI, e‐mail y teléfono de contacto.

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OBRA PUBLICA INEFICIENTE

El último informe de la Seopan de los constructores advierte que la licitación de obra pública de Estado ha caído un 70% en un año. Obviamente esa reducción no se contraresta con el PlanE y el catálogo de obras menores en el ámbito municipal que se ha ventilado 8000 millones de euros. El empequeñecimiento de la inversión en infraestructuras denota que el gobierno no asumió nunca el tamaño de la crisis. No pensaron que la caída de ingresos del Estado se reducirían una cuarta parte mientras que el gasto se debería de incrementar en costes de todo tipo vinculados al paro y a los programas de acción paliativa.

Delgadita Los planteamientos de la izquierda económica en épocas de crisis suele ser la de aplicar gasto público como palanca y vincularlo a obras de infraestructuras. De las medidas que se pueden adoptar esa es una y suele dar resultado. El problema es que no suelen ser acciones de respuesta inmediata pues precisan de estrategia a medio plazo. Por esto sabemos que es preciso para que su uso sea efectivo, que la crisis se prevea con tiempo, se asuma y se adopten planes de inversión con mucha antelación. En nuestro caso eso no ha sucedido y ahora las políticas aplicadas a la salida keynesiana típica queda lejos de las capacidades de acción del gobierno de Zapatero.

El último informe de la Seopan de los constructores advierte que la licitación de obra pública de Estado ha caído un 70% en un año. Obviamente esa reducción no se contraresta con el PlanE y el catálogo de obras menores en el ámbito municipal que se ha ventilado 8000 millones de euros. El empequeñecimiento de la inversión en infraestructuras denota que el gobierno no asumió nunca el tamaño de la crisis. No pensaron que la caída de ingresos del Estado se reducirían una cuarta parte mientras que el gasto se debería de incrementar en costes de todo tipo vinculados al paro y a los programas de acción paliativa. Por todo ello el déficit está fuera de control. Se empieza a aceptar que rozaremos el 10% o incluso más. 

La primera consecuencia es que el Estado ya no tiene fondos para ejecutar obras públicas. Las elecciones europeas pasarán sin pena ni gloria y tras ellas la realidad irá tomando forma. Se alejarán los focos y se nos aparecerán las sombras. Los ejercicios malabares del ministro de Fomento dejarán de parecer planes de desarrollo ambicioso y se toparán con la imposibilidad de ejecutar con partidas de presupuestos en curso ninguna obra relevante.

Blanco ha optado por solicitar la participación del sector privado en ese modelo keynesiano además de adelantar obras indicadas para ejercicios presupuestarios futuros, pero la verdad pesa como el plomo y se muestra obtusa. 

El Estado ya no tiene posibilidades de ser arbitrario en el gasto ni de hacerlo de modo discrecional pues ya no puede solicitar financiacion crediticia extraordinaria para la financiacion de ninguna obra destacada. Para que se concedan nuevas vias financieras que superen los presupuestos aprovados debe acudir al parlamento y explicarse. Debería de responder demasiadas preguntas: que, como , cuando, cuanto y porque. A parte que hay que mostrar solvencia y explicar como se espera saldar las deudas y el déficit que se va acumulando. Pinta mal para Zapatero y para Blanco si esa es la única via.

El tope de gasto aprobado por los diputados de este país son 160000 millones de euros y todo ello está ya comprometido en el mejor de los casos, o ya se ha gastado en el peor, pues se han aplicado a partidas sociales por culpa de la caida del empleo. El único camino que le queda al gobierno es pedir un aumento de ese techo inversor al parlamento que sea realista y atienda a la situación económica del pais, esa situación que niegan o disimulan pero que conocen perfectamente. 

Por eso a uno se le queda cara de tonto cuando escucha que la inversión publica dará cumplida respuesta a la caída de la economía. Eso es pura propaganda que para que sea realidad y atienda a un masivo plan inversor necesita pasar su propia via parlamentaria a fin de que se genere una nueva estructura económica a nivel presupustaria que lo permita. 

A todo esto, me pregunto si la oposición del PP tiene idea de lo que estoy hablando.

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